El algoritmo de la felicidad
En general, hablamos muy poco de la muerte: las tragedias de los demás parecen pasar en un mundo distinto del nuestro. Como si estuviéramos instalados en la eternidad, al menos en la cultura occidental, nos cuesta imaginar que un día acabará todo para nosotros.
No creo que sea distinto para nuestros hermanos de Oriente; sin embargo, sus ceremonias para acompañar a los seres queridos en su último viaje no se hacen tan a escondidas de los ojos de los demás.
Si queremos mejorar nuestra calidad de vida para sentirnos felices, debemos renunciar a etiquetar algunas experiencias vitales como “malas” o “negativas”, ya que todas son inherentes a nuestra realidad y, como decía Buda, se trata de una cuestión de percepción: «El dolor es inevitable, el sufrimiento es opcional.»
UN BUDA INGENIERO
Conocemos bien la historia del príncipe Siddhartha Gautama, que pasó su juventud sin conocer el sufrimiento, el envejecimiento y la muerte y, tras descubrirlos, dejó a su familia y se lanzó hacia una búsqueda que culminó con su iluminación, convirtiéndose en el Buda.
Imaginaos por un momento que Siddhartha naciera hoy, y le educaran para ser matemático e ingeniero de software. E igual que el joven príncipe indio de hace dos milenios y medio, imaginemos que el Siddhartha de nuestra época también tiene todo lo que desea en la vida: una familia con hijos, éxito, más dinero del que
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