Mesa de recepción
Cuando ya creía que no iba a leer ningún libro más de resulta que estos días se obra el milagro de otro título nuevo, después de recibir el premio Nobel de literatura que se le concedió en 2014. Estoy hablando de (Anagrama). No atino ahora mismo, en el momento en que escribo estas líneas, a encontrar a ningún autor contemporáneo europeo que haya sido, hasta el momento, tan coherente, su narrador escribe: «Junio, Julio de 1965. Transcurrieron los días de aquel verano en Montmartre, todos iguales, con sus mañanas y sus tardes de sol». En Buenos Aires, esos días correspondieron al invierno austral. Pero puedo decir que es altamente probable que mis días también transcurrieran «todos iguales», incluso tengo fotos de esos días donde se refleja esa melancolía que ya sentía de París, la ciudad que siete años más tarde llegué a conocer. Perdone el lector el injustificable inciso. forma parte del territorio Modiano. Un muchacho de veinte años que recorre París, sus barrios, que alterna con mujeres misteriosas y se cruza con tipos peligrosos. En los libros de Patrick Modiano imperan los claros-oscuros. Los del alma y los de sus calles y hoteles. Su escritura sí es clara, transparente. Si se trata de describir lo que nunca más veremos, dada la fugacidad de su existencia, mejor que la escritura se sólo se limite a fijarlos para siempre. Por ello perdurará la literatura de Patrick Modiano.
You’re reading a preview, subscribe to read more.
Start your free 30 days