SILVESTRE II EL PAPA MAGO
En la Edad Media el mundo de la magia se interpretó como la relación existente entre lo material y lo que no podemos ver. Este mundo inmaterial estaba animado por fuerzas espirituales con las que era posible entrar en contacto a través de la magia, con la intención de manipularlas para ayudarnos a modificar la realidad. Se debe tener en cuenta, por otra parte, que durante este tiempo el saber era restrictivo. Ciertamente, una buena parte de la población permanecía sumida en la ignorancia, pero esto no implicaba que el ser humano medieval dejase de plantearse las mismas preguntas que nos hemos venido haciendo a lo largo de nuestra historia, por lo menos hasta la actualidad. Ante la imposibilidad de obtener una respuesta satisfactoria para comprender el sentido de lo trascendente y lo que les depararía el futuro, recurrieron, o bien a la divinidad, o bien a la práctica de un conjunto de prácticas basadas en unos poderes ocultos con los que pretendían acceder al conocimiento y entrar en contacto con el mundo de los espíritus y de las fuerzas desconocidas de la Naturaleza.
Obviamente, este tipo de creencias podían provocar un conflicto con las religiones monoteístas para las que la realidad solo podía ser modificada por el único Dios, pero, a pesar de todo, hubo grupos que y su discípulo, , para el que la magia podía dividirse en dos grandes grupos. En primer lugar estaría la magia natural, compatible con la religión y la búsqueda del conocimiento, ya que se fundamentaría en las propiedades o características ocultas de los elementos de la naturaleza. Dentro de este grupo tendríamos la astrología que fue uno de los sistemas de adivinación más prestigiosos del Medievo, basado en la posición de los astros en la fecha de nacimiento de un individuo, por tener una incidencia decisiva en su vida. Había otras formas de adivinación dentro de lo que el maestro de Aquino consideró magia natural, como la aeromancia, o arte de prever el futuro a partir de la forma de las nubes, o la litomancia, por la que cada piedra tendría un significado concreto y una incidencia sobre el individuo consultante. El hombre medieval también se sintió atraído por la oniromancia, o sistema de adivinación a través del significado de los sueños y, cómo no, por la quiromancia, que mostraba el futuro a partir del estudio de las líneas de la mano.
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