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Tremenda indumentaria ha de ser en ti pesada carga da tras da. Si al menos fuese caduco como en la frondosa higuera...
Creo que aoras la sencillez de tu amigo el gorrin, que en su pequeez y humilde vestimenta vuela ligero por los cielos, se reboza despreocupado en la arena y chapotea contento con sus alillas en la charca.
Que desdicha, siempre estar huyendo de algn nio que desenfrenado corre para apoderarse de tu ostentosa belleza. Mas es la naturaleza que as lo quiere y en tu divina extravagancia te ha dotado de paciencia y en tu esencia aun no habita el rencor cuando callado te acercas a aceptar los salados manjares que te ofrecen generosas manos pequeas.