You are on page 1of 4

Directora General: Carmen Lira Saade Director Fundador: Carlos Payán Velver

Lunes 12 de febrero de 2001

Editora Responsable: Patricia Vega

Aprendizaje y divulgación para científicos


Héctor Reyes Bonilla

Una tarea permanente


Patricia Vega
Maíz y teocintle,
hermanos cuates
Heike Vibrans

Ciclos del presupuesto científico


Alejandro Canales

Un corresponsal ambiental
en Juárez
Victoriano Garza Almanza

Pasado, presente y futuro de la ecología en la frontera norte

Un corresponsal ambiental en
Juárez
Victoriano Garza Almanza
Abrí el correo electrónico y encontré varios mensajes de procedencia desconocida. Por
sanidad, cuando son de origen extraño y pueden cargar algún virus cibernético, los borro
sin miramientos. Por el remitente uno de ellos llamó mi atención, era de un tal Gideon
Lichfield, corresponsal del semanario inglés The Economist. Escribía que vendría a Juárez
y pedía una entrevista, ya que pretendía preparar una crónica sobre la contaminación
ambiental en la frontera y el TLC.

Acepté y atendiendo a una segunda petición le mandé una lista de otras personas para
entrevistar. Puntualito, como buen inglés, estuvo el día y la hora acordados en el CEMA de
la Universidad de Ciudad Juárez. Para entonces ya había hablado con él telefónicamente y a
juzgar por su voz esperaba ver a una persona madura.

En el lugar de la cita lo identifiqué de inmediato por su estilo de ropa, evidentemente no


americano, y una cara agudamente judía que embonaba perfectamente con su nombre. En la
edad fue donde me equivoqué, era más
joven en persona que por teléfono.

Lo mismo que por teléfono, durante la


reunión no quiso hablar en inglés; deseaba
llevar la plática en español.

Con estas modernidades de hoy quienes


estábamos con él, debo aclarar que yo había
invitado a otros investigadores,
esperábamos verlo sacar una laptop o una
cámara de video de la mochila, mínimo una
grabadora. De la bolsa trasera del pantalón
desenfundó una libretita, medio
achicharrada por el uso y los sentones, que
me hizo recordar los cuadernos Polito de la infancia. También le erré con lo de la pluma
fuente, lo único que traía era, como dicen los argentinos, un "biromo" pues afirman que un
tal Ricardo Biromo, ¡por supuesto, porteño!, inventó los bolígrafos.

Comenzó a preguntar. Como lo sentimos poco claro en su indagación, como universitarios


no perdimos oportunidad para darle un breve repaso del estado ambiental fronterizo,
primero, y responder a sus preguntas, después. Con una letra apretada y minúscula, tacaña,
pensé casi, casi le cabían tres o cuatro líneas por renglón-, comenzó a escribir lentamente.
No escribía todo lo que decíamos, sino algunas cosas, se notaba muy selectivo en lo que
registraba.

Al término del encuentro se fue por donde vino. Salió de la Universidad para buscar el resto
de las entrevistas pactadas. Luego me diría que no consiguió todas, algunos de los
ambientalistas de la lista lo dejaron plantado.
A los pocos días me envió su crónica que en esos momentos ya estaba en las páginas de
The Economist, se llamaba: A greener, or browner, México?

No era muy extensa, apenas del tamaño de este artículo, pero los ojos del probablemente-
más importante semanario del mundo estaban puestos aquí mismo. Los editores tenían
interés en que los europeos inversionistas y estadistas supieran, desde la misma línea
divisoria del desarrollo y el subdesarrollo, del primer tratado comercial internacional que se
preocupaba por el cuidado del medio ambiente.

Tenían curiosidad por conocer del ambiente binacional y de la manera en que México y
Estados Unidos estaban abordando los compromisos ambientales del TLC.

Para no ser un periodista especializado en asuntos ecológicos como los gringos, que por
años se entrenan exclusivamente para cubrir PCB's, plaguicidas o cambio climático, sino un
corresponsal holístico que agarra la noticia por donde el olfato le dice que está brincando o
donde la intuición lo lleva a lo que puede ser una novedad, podemos decir que su artículo
ofreció un buen acercamiento a nuestra problemática ambiental.

Pronto será cumplirá un año de la publicación del The Economist, que fue difundida en
Estados Unidos, Canadá y traducida por numerosos medios informativos de México. ¿Que
ha cambiado desde entonces? Eso lo puede decir usted. Algunos de los problemas
ambientales que Lichfield menciona en su crónica, para cuya atención y solución el TLC
creó relucientes oficinas internacionales llamadas "ecotours", por los constantes viajes de
sus funcionarios y bien redactados acuerdos ecológicos, son como sigue:

* Contaminación del aire. Usted sabe que es un problema que las autoridades miden y
miden a diario, pero que cada vez les da un mayor índice y, por ende, más riesgos.

* La inmigración nacional hacia la frontera y el abatimiento de los acuíferos. Eso lo


sabemos todos y, a pesar de ello, los industriales de la maquila y las autoridades se
empeñan en traer más gente del sur, que no vienen solos, sino con sus familias.

* La falta de drenaje, ya que hay sólo una red para el servicio doméstico, comercial,
industrial y pluvial. La red está cada vez más dañada y en cada lluvia que no son muchas
pero que cuando caen ocasionan problemas se pierden kilómetros. Para colmo, en algunos
lugares se hunde periódicamente.

* Tratamiento de aguas negras. Ahora se anuncia que se ampliará una de las plantas, al
cabo que la gente no dice nada y paga con sus impuestos los errores de planeación.

* Los residuos tóxicos y bioinfecciosos. Todo un caso cuya realidad peligrosamente se ha


desestimado.

* Los residuos sólidos. Particularmente las llantas, con la cuales se ha hecho de Juárez el
basurero más grande de El Paso y Las Cruces.
El artículo de Gideon tiene un valor dogmático. Usted lo pudo haber leído cuando apareció
el año pasado, o hace un mes o leerlo la próxima navidad, y le parecerá fresco como si un
profeta lo hubiera escrito. La problemática ambiental que aborda se mantiene estable y a la
alza.

Pero no todo es lóbrego, concluye Lichfield, las ONG ambientalistas han florecido en este
escenario para orientar al público, para proveer a niños y jóvenes de la educación ambiental
que las instituciones oficiales no les dan. Y como en los mejores pasajes de la Biblia,
profetiza que el esfuerzo de las dos naciones traerá la luz a la frontera para arreglar de una
vez por todas el problema de la contaminación y el deterioro ambiental.

Con esperanza y optimismo, los fronterizos podemos ver que hay una luz al final del
túnel... sólo que no sabemos si es la de un tren que viene en sentido contrario.

El autor es jefe del Area de Salud Ambiental de la Universidad Autónoma de Ciudad


Juárez

vgarza@uacj.mx

You might also like