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Renata Garza Roslado 1B El ciclope negro

Se cierra un ojo del universo mientras se enciende el otro.

La noche llega en su alfombra de estrellas, y el ojo del ciclope negro observa atento, pues tras 28 das de espera, podr seguir el rastro de aquellas sombras ancestrales. El rio toca la meloda exacta para que todo comience precisamente como la primera vez, los arboles danzan el baile que ellos dejaron escrito en el viento de aquella noche que marco a los cuatro elementos. Cuando el bosque abre completamente su bal de recuerdos y el escenario est totalmente idntico, todo comienza Risas brotan por el aire ligero, dos voces caminan por el eco de las piedras ancianas, dos sombras caminan entre el cuerpo del rio caluroso, el vapor los arropa, los envuelve, ellos dan vueltas alrededor del humo que al tocar su cuerpo se fusiona en pequeas gotitas que besan el cuerpo de cada sombra. El ro contento abre paso a estas sombras misteriosas, estas, se mesclan con el agua que goza de su tierna visita.

Mientras esto suceda en el pequeo espacio del cuerpo del ro, el bosque entero estaba atento, los odos de todos los integrantes apuntaban a ese mgico lugar, el ciclope negro apunt su luz solo sobre ellos, el tiempo que era participe ah, dejo de cumplir su funcin, la olvid completamente, solo miraba con asombro ese gran acontecimiento. Ella jugaba con la mirada del ciclope negro, lo cachaba mirndolos por el reflejo del agua, y el ciclope negro disimulaba temblando entre ellos, hacia cosquillas de luces. Se miraban y sonrean contentos, slo sus ojos podan verse, brillaban intensamente como dos lucirnagas persistentes, y aunque nada ms de su cuerpo brillaba, por sus ojos comunicaban cada movimiento, cada sentimiento.

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