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Amasijo catico de instrumentos arcaicos, de materiales extraos y de utensilios caducos, almoneda de todas las ciencias, batiburrillo de faunas impresionantes!

Y planeando sobre ese desorden, fijo en la clave de bveda, como pendiente con las alas desplegadas, el gran cuervo, jeroglfico de la muerte material y de sus descomposiciones, emblema misterioso de misteriosas operaciones. Curiosa tambin la muralla o, al menos, lo que de ella queda. Inscripciones de sentido mstico llenan los vacos: Hic lapis est subtus te, supra te, erga te et circa te; versos mnemnicos se hacen un lo, grabados al capricho del estilete en la piedra blanda; predomina uno de ellos, trazado en cursiva gtica: Azoth et ignis tibi sufficiunt, caracteres hebraicos; crculos cortados por tringulos, entremezclados con cuadrilteros a la manera de las signaturas gnsticas. Aqu, un pensamiento, fundado sobre el dogma de la unidad, resume toda una filosofa: Omnia ab uno et in unum omnia. Aparte, la imagen de la hoz, emblema del decimotercer arcano y de la casa natural; la estrella de Salomn; el smbolo del Cangrejo, obsecracin del mal espritu; algunos pasajes de Zoroastro, testimonios de la alta antigedad de las ciencias malditas. Finalmente, situado en el campo luminoso del tragaluz, y ms legible en ese ddalo de imprevisiones, el ternario hermtico: Sal, Sulphur, Mercurius... Tal es el cuadro legendario del alquimista y de su laboratorio. Visin fantstica, desprovista de veracidad, salida de la imaginacin popular y reproducida en los viejos almanaques, tesoros del cotilleo. Sopladores, magistas, brujos, astrlogos, nigromantes? -Anatema y maldicin!.

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