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APÉNDICE DE LA RECOMENDACIÓN (86) 111

1 RECONOCER Y TENER EN CUENTA LOS SIGUIENTES PRINCIPIOS

1.1. Las ciudades no son solamente edificios: los espacios públicos abiertos
constituyen un elemento fundamental del medio urbano y del patrimonio
histórico de una ciudad.

Aunque en el pasado se crearon grandes zonas de espacios abiertos en las


ciudades como son algunas plazas y parques públicos extraordinarios y a pesar
de que recientemente se ha prestado atención a otras ideas, algunas de ellas
tomadas del pasado –como han sido el ágora, el foro- para centros comerciales y
zonas peatonales; sin embargo, todavía muy frecuentemente, se descuida la
importancia, el valor y el papel de los espacios abiertos, especialmente de los
informales o a pequeña escala, ignorándose con ello al mismo tiempo su
contribución al bienestar de la comunidad.

Es fácil encontrar lugares cerca de nuestras casas, trabajos, escuelas, tiendas,


etc. A los que se ha prestado escasa atención en cuanto a la comodidad de su
espacio. Este puede ser demasiado exiguo o demasiado grande, poco atractivo y
hostil, con excesivo o escaso diseño, inadecuado o restrictivo, incluso, a veces, no
existen tales espacios y cuando existen parece que correspondan a un residuo de
cualquier otra medida de ordenación –vivienda, entorno, conservación- llevada a
cabo. Se ha invertido poco trabajo y dinero en espacios abiertos, que reciben
presupuestos residuales, una vez que se han resuelto otras necesidades, como
son las de vivienda, carreteras, aparcamientos, instalaciones y otros servicios para
la comunidad. Sin embargo, estos espacios, si están adecuadamente planificados,
proporcionan la “imagen” principal de una ciudad.

En cuanto a las zonas verdes, parques públicos y plazas existentes, no siempre


han sido pensados o no siempre ha sido planificado su uso de forma que gocen de
una aceptación por parte de los ciudadanos.

Esta despreocupación o consideración inadecuada es particularmente lamentable,


ya que los espacios abiertos constituyen una parte fundam4ental del medio urbano
y del patrimonio histórico de una ciudad.

l.2. Los espacios abiertos engloban una amplia gama de zonas públicas y
privadas, tanto en las ciudades históricas como en las comunidades nuevas
y proporcionan una estructura de actividades diversas que pueden
evolucionar con el tiempo y con la utilización de estos lugares.

El concepto de espacio abierto engloba todo un conjunto de zonas públicas y


privadas, incluyendo plazas públicas, bulevares, calles, parques, zonas peatonales
1
Adoptada por el Comité de Ministros del 12 de septiembre de 1986 en la 339ª. Reunión de los
Delegados de Ministros.

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prohibidas al tráfico automovilístico, zonas de juego, zonas deportivas, vestíbulos
de estaciones y riberas de ríos.

Además hay una gran cantidad de espacios desconocidos y descuidados, como


por ejemplo los espacios informales, frecuentemente reducidos, situados entre o
detrás de los edificios o, en muchas ciudades industriales, terrenos abandonados
e infrautilizados que podrían ser recuperados en beneficio de la comunidad.

Los espacios abiertos y públicos son parte del entramado de una ciudad
urbanizada, ya sea de forma gradual o precipitada, de un modo consciente o
inconsciente. Por lo tanto, siempre están implícitos en la comprensión e interés
que tenemos por la ciudad, aunque no siempre están explícitos en los planos de
ordenación.

1.3. Los espacios abiertos constituyen una parte fundamental del patrimonio
urbano, resultan un elemento importante en el aspecto arquitectónico y
estético de una ciudad, desempeñan un amable cometido educativo y
ecológico, son esenciales para la interacción social y para impulsar el
desarrollo de la comunidad, así como para la realización de objetivos y
actividades económicas.

Los espacios abiertos no son solamente una parte fundamental del patrimonio
urbano y un elemento importante en el aspecto arquitectónico y estético del
entorno edificado de una ciudad, sino que también tienen otra serie de funciones y
valores significativos.

Estos espacios desempeñan un importante cometido educativo ya que su


utilización facilita la comprensión e identificación con la ciudad, tienen interés
desde un punto de vista ecológico, no sólo por mantener y dotar de vegetación a
las zonas urbanas sino también por fomentar la vida natural y el conocimiento de
la naturaleza; son importante para la interacción social y el bienestar de los
individuos, y representan un papel relevante en el desarrollo de una comunidad y
en la creación de un sentimiento de orgullo comunitario, lo que hace reducir las
tensiones y conflictos inherentes a la vida en barrios desfavorecidos de las
grandes aglomeraciones urbanas europeas, ocupan un lugar importante como
medio para responder a las necesidades recreativas y de ocio de una comunidad,
y poseen un valor económico en cuanto que enriquecen en torno del individuo el
incremento de una planificación adecuada de espacios abiertos supone una
mayor reactivación económica de las ciudades, no sólo por la creación de puestos
de trabajo, sino también por el aumento del atractivo de una ciudad como lugar
para la inversión en negocios y en zonas residenciales muy solicitadas

l.4. El disfrute de espacios abiertos contribuye a la legítima aspiración de los


ciudadanos a mejorar su calidad de vida, así como a incrementar la cohesión
social y el sentimiento de seguridad y, en este sentido, a promover la
protección de los derechos del hombre en su entorno edificado.

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El espacio, que es un elemento esencial y dominante de la estructura histórica y
del tejido físico contemporáneo de las ciudades, aporta una dimensión humana
más amplia al entorno edificado y al modo de vida y de trabajo. Es un factor vital
en el bienestar de los individuos y de la comunidad.

La actividad cultural y el bienestar del hombre requieren, entre otras cosas,


disponer de espacios para pasear, deambular o tener encuentros intencionados o
fortuitos. La mayoría de nosotros reconocemos inmediatamente estos lugares
cuando cumplen estos objetivos.

No se puede hablar de derechos humanos sin hablar de los derechos del hombre
en su entorno edificado. La organización y la utilización reflexiva del espacio son
elementos muy importantes para la protección de estos derechos.

l.5. La importancia de los espacios abiertos está reflejada sólo de forma


parcial en las estructuras sociales actuales y en la práctica de la
planificación urbana.

En los últimos tiempos se observa un renovado interés por los espacios


comunales. Las políticas de rehabilitación consideran con mayor atención el
espacio, permitiendo así una mejor comprensión del valor y del concepto de
espacio abierto. Los ciudadanos se preocupan cada día más por la calidad de vida
y de su entorno; los cambios sociales que han traído consigo el aumento del
tiempo para el ocio y el deporte, ponen de manifiesto la necesidad de que haya
más y mejores espacios abiertos. Se reconoce, de forma creciente, que estos
espacios aportan una dimensión humanizada a las ciudades. Se están
descubriendo de nuevo las cualidades de las calles y de las extensiones que
rodean a los edificios, las cuales, al no estar destinadas a fines específicos,
pueden ser utilizadas para una gran variedad de actividades. Se aprecia que el
carácter de una ciudad está determinado en gran medida por sus espacios
abiertos y que éstos, cuando están bien planteados, atraen a la gente y
proporcionan un lugar de encuentro necesario. Los espacios abiertos muestran la
vida colectiva de la ciudad y actúan como un elemento de cohesión social. Son
una especie de “cuarto de estar” público para la localidad.

Por otro lado, la crisis económica, el desempleo y la consecuente reducción de


oportunidades para desplazarse fuera de la ciudad, han aumentado la necesidad
de proporcionar y embellecer los espacios en los barrios donde se vive y, al mismo
tiempo, se crea mano de obra adicional disponible que se ocupe de ellos.

l.6. A pesar de este progreso, todavía existen amenazas y riesgos para los
espacios abiertos, debido a conflictos de uso sin resolver, a errores de
planificación y a la falta de coordinación entre las diferentes
administraciones.

A pesar de que existe una mayor comprensión del valor de los espacios abiertos,
todavía subsisten amenazas, riesgos y deficiencias respecto a los mismos; los

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espacios públicos están amenazados por un desarrollo descontrolado de la
construcción y de la red de carreteras y todavía queda mucho por hacer para
limitar la invasión de vehículos en las calles y en estos espacios públicos. Son
numerosos los casos en los que se destinan espacios abiertos a usos
inapropiados. En algunas ciudades históricas, hay problemas reales producidos
por un turismo excesivo que usurpa el espacio disponible; también hay muchas
ciudades con problemas de limpieza y contaminación debidos, especialmente, a la
población canina, que degrada las calles y todo tipo de espacio abierto.
Las necesidades locales y las de una comunidad más amplia suelen entrar en
conflicto de utilización del espacio. La transformación de zonas privadas en
espacios públicos, que suele ser un desarrollo positivo en sí mismo no siempre
asegura el uso público adecuado y accesible, debido al hecho de consiguientes
reglamentos inadecuados o excesivos.

Además, existe con frecuencia una laguna entre el uso pretendido y la realidad
subsiguiente, principalmente porque la adjudicación de espacios se suele basar en
supuestos erróneos más que en la observación de los comportamientos.

Finalmente, como se proponía en el punto l.l. la planificación de los espacios


abiertos no es explícita desde el principio, sino que se suele considerar como una
necesidad residual que se afronta después de haber cubierto las otras
necesidades.

2. TOMAR MEDIDAS PARA GARANTIZAR QUE LA DOTACIÓN Y GESTIÓN DE


LOS ESPACIOS ABIERTOS SEA UNA PARTE INTEGRANTE DEL
DESARROLLO URBANO Y, EN PARTICULAR:

2.1. Velar por que los espacios urbanos abiertos deberían ser un foro de
interacción continua para actividades individuales y comerciales.

Antes de abordar cualquier otra inversión, se debe hacer el inventario de los


recursos existentes y adoptar las medidas necesarias para protegerlos.

Toma de conciencia de la diversidad de usos.


Para dar la protección y seguridad adecuada a los espacios urbanos abiertos
existentes en nuestras ciudades europeas se requiere, en primer lugar poner los
medios para estimular a todos aquellos responsables de proporcionar espacios
urbanos a que comprendas más claramente qué actividades se acomodan
realmente a esas zonas. Solamente reconociendo las demandas multifuncionales
de que son objeto algunos de estos lugares, los responsables del desarrollo
urbano –en otros términos, de la preservación, renovación y construcción- sabrán
más certeramente si los recursos existentes están debidamente protegidos.

Función de los edificios circundantes.


En algunos casos, el desarrollo de las ciudades ha llevado a la pérdida del
conjunto de fechadas tradicionales. Con frecuencia, edificios aislados de uso
único, situados en un marco propio, han tendido a reemplazar a dichas fachadas.

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Para evitar los riesgos que suponen los cambios de carácter de los espacios
urbanos existentes, se debería prestar mayor consideración al mantenimiento o
reemplazamiento de los edificios que ayudan a definir los límites del espacio, en
lugar de permitir su destrucción total. Como para los espacios abiertos públicos
nuevos, normalmente, la utilización de los edificios circundantes es crucial para
que las zonas existentes continúen siendo apreciadas.

Mejor comprensión del significado del espacio.


El desarrollo urbano debería incrementar el valor de los recursos existentes en
espacio, en lugar de amenazarlo. Una comprensión más profunda del significado
histórico, arquitectónico y social de los espacios urbanos abiertos heredados y de
la relación entre ellos –así como con el área urbana más amplia- ayudará a evitar
la “destrucción irreflexiva” o, en el mejor de los casos, el “tratamiento poco
delicado” de estos importantes aspectos que forman y resguardan la vida de la
ciudad; así, las calles, plazas y otros espacios públicos se recuperarían y
protegerían como lugares de interacción personal.

2.2. Fomentar la dotación y gestión de espacios abiertos de forma que


respondan a las necesidades reales de los habitantes, respeten el carácter
del tejido urbano existente, utilicen adecuadamente todos los recursos
disponibles, promuevan la cohesión social y sean resultado del diálogo y la
coordinación apropiada entre todos los profesionales e instituciones
competentes.

Reflejo de las necesidades reales de los habitantes.


Es de suma importancia que el diseño y la disposición de los nuevos espacios
urbanos responda absolutamente a las necesidades reales de la comunidad y
refleje las pautas de comportamiento de sus habitantes.

Para obtener este resultado, es indispensable la observación profunda y


sistemática de los usos que una comunidad hace de los espacios abiertos
existentes. Será necesario reconocer y comprender sus pautas de
comportamiento, incluyendo el concepto de responsabilidad. El consiguiente
diseño y gestión de esos espacios deberá plasmar tales observaciones y evitar así
el exceso de planificación.

Respecto del tejido urbano existente.


Debería existir mayor conciencia de la naturaleza y escala de los barrios
existentes, así como de su carácter y tradición urbana. Esta concienciación
permitiría una mayor comprensión del tejido arquitectónico y social de un área y de
las ciudades en su conjunto.

De este modo, se garantizará que la creación e integración de nuevos aspectos


urbanos abiertos, y su consiguiente diseño y gestión, respeten el carácter y la
calidad arquitectónica de cada sitio, considerando tanto el conjunto como el
detalle.

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Utilización de todos los recursos disponibles, particularmente de los antiguos
terrenos industriales.

Para proporcionar nuevos espacios urbanos abiertos que sean apropiados, será
necesario cuantificar y cualificar desde el principio todos los que ya existen –tanto
grandes como pequeños-, que son los que constituyen los recursos disponibles
(véase párrafo 2.1.).

Simultáneamente, será importante examinar las posibilidades de recuperación y


reutilización de los terrenos infrautilizados o abandonados. Este examen debe
hacerse especialmente en las zonas industriales más antiguas, asegurándose de
que existe una declaración de infrautilización en relación a la utilización “oficial” o
“prevista” para estos terrenos, que no se contempla la posibilidad de otros usos, a
menudo informales, que podrían tenerse en cuenta o adaptarse en cualquier plan
de futuro para la zona.

Promoción de la cohesión social.


La dotación y la utilización de espacios urbanos son factores vitales en el
fortalecimiento de la cohesión social y la revitalización urbana. Los espacios no
edificados son lugares de vida al aire libre.

La necesidad fundamental y el uso de estos espacios urbanos no varía mucho


entre las distintas generaciones, los grupos de edad o los grupos étnicos. Al
intentar obtener y mantener una calidad de vida en nuestras ciudades europeas,
deberíamos garantizar que la planificación, creación y uso de los espacios abiertos
se convirtieran en una actuación conjunta, la cual es un componente esencial en el
establecimiento de relaciones cívicas satisfactorias.

El uso de los espacios públicos debe implicar el sentido de responsabilidad y,


como consecuencia, suscitar el orgullo de pertenecer a una comunidad.

2.3. Gestionar y poner en valor los espacios abiertos identificando y


resolviendo los conflictos, convirtiendo a estos espacios en atractivos y
accesibles e impulsando a que obtengan unos niveles apropiados de
utilización.

La gestión de espacios urbanos abiertos se refiere a la localización, diseño y


organización de los mismos, a su control y mantenimiento y a su puesta en valor.
Son procesos distintos que requieren una gran variedad de disciplinas y
competencias profesionales, pero que están estrechamente relacionadas entre sí.

Cada una de estas actividades de gestión hace posible intervenir para obtener una
utilización más beneficiosa de los espacios urbanos abiertos. A la inversa, una
gestión menos lograda –ubicación mediocre, diseño y acabado inapropiados,
reglamentación excesiva o mantenimiento descuidado o ineficaz- puede llevar a
una infrautilización de los espacios urbanos abiertos, a su abuso y a su
transformación de zona segura en zona peligrosa.

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La gestión de los espacios urbanos abiertos consiste principalmente en solucionar
los conflictos. Estos se resuelven más fácilmente en la etapa de diseño y
organización, en la cual se debe realizar todo el esfuerzo necesario para evitar la
presencia de demandas e intereses opuestos.

Los planes bien ideados harán posible el desarrollo de distintas actividades


simultáneamente, sin haber impedimentos entre ellas, y dando siempre una
oportunidad a otras nuevas, así como a cualquier otro tipo de manifestación
inédita.

La planificación del espacio debería de anticipar las necesidades futuras para que
los distintos grupos de usuarios puedan compartir el espacio de forma
satisfactoria. El valor de los espacios abiertos no debería medirse únicamente
según las modas o cometidos que actualmente cumplen, sino también en función
de su capacidad para proporcionar un marco global de actividades que pueden
evolucionar con el tiempo o el uso.

Conflicto; automóviles y peatones.


Una de las mayores fuente de conflicto puede ser la que existe entre vehículos de
motor y peatones. Los automóviles continúan siendo los que más utilizan el
espacio en las ciudades y, por ello, es necesario establecer urgentemente
acuerdos civilizados, para lograr la coexistencia de los ciudadanos y los vehículos
de motor en las ciudades, aunque algunas de ellas cuenten ya con calles
peatonales. Si se hace posible que la población tenga una prioridad mayor en las
calles y barrios residenciales, se estará dando también, mayores oportunidades
para el encuentro y la interacción personal.

El urbanista deberá utilizar materiales, superficies y mobiliario urbano que ayuden


a “personalizar” estos espacios urbanos en lugar de “vehiculizarlos”.

Conflicto: espacios abiertos históricos.


La utilización de los espacios urbanos históricos, que constituyen el marco de los
edificios históricos importantes, puede ocasionar conflictos, especialmente, si
existen pocos espacios urbanos abiertos o si las zonas alternativas a éstos están
estrictamente reglamentadas.

Una gestión positiva de los espacios urbanos abiertos deberá reconocer cuándo
hay necesidad de una reglamentación de los sitios históricos, para poder
salvaguardar una función particular o el propio aspecto de un barrio. Para ello, se
deberán tomar medidas que garanticen –para el barrio en su conjunto- cubrir las
necesidades de espacio abierto de las personas que viven y trabajan en él.

Conflicto visual.
La ordenación de los espacios públicos debe respetar la escala y el carácter del
barrio y de la ciudad en su conjunto. La falta de armonía en las proporciones, los
elementos distintivos y una desconsideración de la tradición urbana, así como de

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la “tonalidad” y la “textura” de los barrios, puede causar conflictos visuales que
conviertan a la zona en inhóspita. Las zonas de espacios abiertos grandes y
desoladas pueden resultar tan caras como infrautilizadas. Un diseño desordenado
o incoherente es frecuentemente el origen de un sentimiento de inseguridad o
desorientación.

Accesibilidad: delimitación del espacio.


En la localización, diseño y ordenación detallada de los espacios urbanos abiertos,
será necesario tener en cuenta los límites físicos de la zona seleccionada, para
garantizar así que se puede ofrecer un acceso adecuado y que dichos límites no
impiden el uso del espacio que se proporciona.

En la dotación de nuevas zonas de espacios abiertos, será fundamental dar a los


usuarios una sensación de seguridad personal, que irá acompañada de un
sentimiento de confort y de pertenencia a una comunidad.

La delimitación de los nuevos espacios puede requerir la creación de nuevos


paisajes y edificios para complementar aquellos que ya existen y en este caso, al
igual que para el mantenimiento de los espacios urbanos existentes, normalmente,
los tipos de uso de los edificios circundantes y su diversidad serán cruciales para
el atractivo de los espacios que circunscriben.

Accesibilidad: mantenimiento estructurado.

Un buen mantenimiento es una parte importante de la gestión de los espacios


urbanos abiertos. Los métodos de mantenimiento deberían respetar los objetivos
asumidos y acordados para la zona en cuestión.

La conservación de una zona no se debería convertir en una forma de prohibición


o de control regulador del comportamiento y en ningún caso, debería disminuir o
impedir, de la forma que sea, el destino previsto para dicha zona.

Atractivo: diseños y materiales.


La elección de materiales adecuados debe asegurar que, en términos prácticos,
las superficies respondan a las especificaciones requeridas –que drenen
fácilmente, que sean estables y que no entrañen riesgos para los peatones-.

El exceso de diseño normalmente es una amenaza para el confort de un barrio, ya


que disminuye el atractivo de los lugares e incrementa los gastos.

Se debe prestar especial atención al detalle o a la elección de los materiales. Una


despreocupación al respecto puede favorecer los actos vandálicos.

Se deberían utilizar materiales de diseño para la señalización: así las distintas


zonas podrán estructurarse de forma diferenciada, adquiriendo una “personalidad”
diferente.

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Atractivo: respeto por la calidad.
Es conveniente la puesta en valor de los espacios urbanos abiertos para hacer
que las ciudades sean atractivas. No sólo es importante la cantidad de espacios
urbanos, sino también su calidad. El embellecimiento de zonas urbanas puede
implicar la plantación de árboles u otro tipo de vegetación que aportan color, luz y
sombra y un hábitat de vida natural.

Diferenciación de los usos.


Se debe prever y tomar medidas respecto al hecho de que el mobiliario urbano,
los materiales de los aparcamientos o la vegetación no permanecen siempre, por
lo que será necesario reemplazarlos. La comprensión de la función a menudo
múltiple, de estos elementos debería asegurar su mantenimiento.

En la gestión, la conservación a el embellecimiento de los espacios urbanos, es


importante reconocer el carácter multifuncional de los muros y escaleras, bancos y
postes y, cuando se trate de la selección u diseño de estos elementos o la
ubicación de la iluminación de calles, se deberían considerar los diferentes usos
que el mobiliario urbano puede tener.

3. ACEPTAR QUE LA DOTACIÓN Y GESTIÓN DE LOS ESPACIOS ABIERTOS


DEBEN ESTAR BASADAS EN UNA SERIE DE CONSIDERACIONES,
ESPECIALMENTE EN:

La dotación y la gestión de espacios abiertos deben ser resultado de un diálogo


fructífero y creíble, en pie de igualdad, entre todos los grupos interesados. Es
indispensable una estrecha coordinación de las políticas nacionales al respecto y,
además, las administraciones locales deberían considerar como actuación
prioritaria la creación de espacios públicos abiertos en las ciudades y la posibilidad
para otros de crearlos y respetarlos. Además, el éxito de la dotación y el
mantenimiento de los espacios urbanos abiertos depende, a largo plazo y en gran
medida, de la participación de los habitantes en sus propios barrios y de la buena
relación que haya entre estos grupos de la comunidad y las autoridades locales.

En tiempos de reducción de presupuestos públicos, convendría fomentar las


iniciativas del sector privado, controladas de forma sensible y flexible por las
autoridades locales. En este sentido, se debe fomentar y establecer una
asociación entre las administraciones locales y el sector privado.

Es necesario, a largo plazo, que se de un continuo énfasis a la importancia de la


política de mejora del medio urbano en general y de dotación y mantenimiento de
los espacios abiertos, en particular a través de programas educativos e
informativos en la escuela y en los medios de comunicación social –publicaciones,
radio y televisión-. Por lo demás, las autoridades locales pueden hacer mucho por
fomentar la conciencia pública sobre estos temas.

3.l Estrecha coordinación de las políticas nacionales.

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En algunos países se debería revisar la legislación y coordinar las políticas
sectoriales de las distintas administraciones –vivienda, asuntos sociales, medio
ambiente, transporte, agencias de desarrollo económico, etc. Para garantizar la
dotación necesaria de espacios públicos, tanto en cantidad como en calidad, y su
capacidad de adaptación a futuras necesidades y cambios.

3.2. Reconocimiento del cometido específico de las administraciones locales

Las administraciones locales deben considerar, como una de sus prioridades,


crear y animar a otros a crear y a respetar los espacios públicos en las ciudades.

En interés de la comunidad, también tienen una responsabilidad en cuanto al


control del uso de los espacios abiertos. Se debe evitar un exceso de
reglamentación, ya que ésta puede volverse inútilmente restrictiva e incluso
impedir la accesibilidad y el uso pretendido.

Igualmente, corresponde a las administraciones locales recuperar para el uso


terrenos abandonados o infrautilizados, y animar a otros a que realicen estas
acciones y promuevan una estrecha cooperación entre todos los implicados en la
ordenación de espacios, especialmente políticos, ingenieros, arquitectos,
urbanistas, paisajistas y, sobre todo, los habitantes de la comunidad o barrio en
cuestión.

3.3. Impulso, en la medida de lo posible, de proyectos comunitarios basados


en la estructura de los barrios.

La creación y gestión de los espacios abiertos debe estar basada, en la medida de


lo posible, en los barrios.

La asociación entre autoridades locales y grupos comunitarios tiene un valor


inestimable a la hora de crear y mantener espacios urbanos abiertos, porque
promueve la concienciación y el respeto al entorno inmediato. La participación
directa de los habitantes tiene un efecto de autodisciplina que contribuye a
desarrollar un sentido de responsabilidad individual y colectiva. Esto puede ayudar
a combatir el vandalismo y también puede ofrecer a los parados la oportunidad de
realizar una actividad útil.

3.4. Impulso de iniciativas del sector privado y organismos relacionados.

El cometido que tradicionalmente han desempeñado las autoridades públicas,


especialmente las locales, proporcionando todos los servicios, ha sido modificado
en los últimos años como consecuencia de la reducción del gasto público y, en
algunos países, por el aumento de las alternativas de intervención de la
comunidad y del sector privado.

La asociación entre el sector público y el privado se ha convertido en un


instrumento cada día más utilizado para la revitalización y la mejora del medio

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urbano, incluyendo la dotación de espacios abiertos.

Cuando las iniciativas del sector privado y de los organismos relacionados


persigan objetivos similares a los establecidos en este memorándum, éstas
podrán ser fomentadas por las autoridades públicas, siempre que exista un control
y una orientación global para este tipo de desarrollo.

3.5. Acento especial en la educación y en la información.

Una de las consideraciones más importantes que se deben tener en cuenta es la


educación y la información a largo plazo sobre la importancia de los espacios
abiertos dirigida a funcionarios, arquitectos urbanistas y a todos aquellos cuyas
decisiones afectan a la calidad del entorno urbano.

Sobre estas cuestiones, se deberían establecer programas para sensibilizar al


público en general, escolares incluidos, utilizando métodos tales como rutas
urbanas, centros de interpretación, medios audiovisuales actualizados,
publicaciones atractivas y organización de reuniones locales.

Las autoridades locales también podrían invitar a los jóvenes a visitar sus oficinas.
Estos visitantes comenzarían así su educación medio ambiental o podrían estudiar
alguna de las disciplinas profesionales relacionadas. La experiencia práctica del
trabajo cotidiano de las autoridades locales y de otros organismos puede ser
mutuamente beneficiosa.

Las autoridades locales también podrían animar a las escuelas u otros grupos a
utilizar los espacios urbanos abiertos para distintas actividades, tales como el
teatro, la música y la danza.

A cambio, esto podría llevar a un uso más seguro, más positivo y quizás más
expresivo de los espacios urbanos abiertos.

La educación y la experiencia práctica, junto con el apoyo de las autoridades


locales y otros organismos, puede contribuir a centrar la atención sobre el daño
visual que supone la suciedad en los espacios urbanos abiertos.

La sensibilización sobre la calidad e importancia de estas zonas y una conciencia


comunitaria pueden ayudar a superar este problema.

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