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NOMBRE : JUAN JOSE SANCHEZ GARCIA CURSO:401 PROFESORA:ESMERALDA

MATERIA :INFORMATICA
EL LEON Y EL ELEFANTE

A todos los animales les pareca que el len era su rey, desde tiempo inmemorial. Era
a tal punto ms fuerte y ms valiente -y, desde luego, ms gallardoque cualquiera de
ellos, que la mayora de sus sbditos lo miraba con veneracin. No haba uno slo que
no estuviera dispuesto a dar una pierna, bueno, quiz no tanto como una pierna,
digamos un dedo del pie, para que el len lo eligiera su amigo predilecto. Pero el
len tena ya un favorito con el que pasaba la mayor parte de su tiempo: el
elefante.
Cuando el len iba de visita, el elefante siempre trotaba a su lado, y aunque ambos
no consuman el mismo tipo de alimento, coman a menudo juntos. Los dems animales
no lograban explicarse por qu estaba dispuesto el len a derrochar tanto de su
valioso tiempo con el viejo y pesado elefante. Y no hay que creer, ni por un momento,
que ello les gustaba. Y ese asunto daba lugar a mil y un comentarios.
Cierto da, cuando el len haba invitado al elefante a una excursin de caza que
durara dos semanas, sus dems sbditos se reunieron en el bosque para discutir
aquel fastidioso asunto. El zorro, que nunca haba dudado que era ms astuto que los
dems animales, fue el primero en hablar.
-No creis que envidio al torpe y pesado elefante -dijo-. Pero qu le ve de
particular el len? Si el elefante tuviera una bella y peluda cola como la ma, yo
comprendera inmediatamente por qu simpatiza con l.
Meneando su elegante cola para que los dems animales viesen de qu estaba
hablando, el zorro concluy su discurso y se sent.
El oso, que no haba odo ni la mitad de lo dicho por el zorro, se levant y mene la
cabeza. Toda aquella conversacin sobre la elegancia lo fastidiaba.
-Si el elefante tuviera unas zarpas largas y afiladas como las mas, yo podra
comprender la simpata que siente el len por l -dijo-.
-O si sus torpes colmillos fuesen como mis cuernos -intervino el buey.
-No me hagis rer -dijo el asno-. Todo ese asunto es claro como el da. Al len le
gusta el elefante porque sus orejas son largas. Y eso es todo!
-Cmo se quieren a ellos mismos estos estpidos animales! -dijo a su mujer el pato-
Pero la verdad es que los animales que no saben graznar no merecen siquiera ser
mencionados.

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