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Cortos de
campo
Volumen 3
1
María Luisa Villarreal Sonora
Martín M. Balam Perera
www.simbiosismx.com
2
E
ste documento es el tercer
volumen de narraciones breves
de nuestras memorias de trabajo
comunitario; como en el primer
libro algunas de estas historias son
graciosas, otras son de reflexión, pero
todas lecciones preciosas de
aprendizaje humano para quienes
desean involucrarse en el trabajo
comunitario del Manejo de Recursos
Naturales en el sureste de México…y
disfrutan lo que hacen.
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CONTENIDO
4
Extraviados en Mahahual
Nos acompañó en esa ocasión nuestro amigo Luis Mora, otro Biólogo muy
experimentado, con quien Martín realizó innumerables incursiones a predios
en todo el Estado.
Había una gran cantidad de huellas sobre el sendero y las de Jaguar eran
especialmente abundantes. Medimos y contamos cerca de 15 huellas
recientemente marcadas en el lodo fresco.
Martín y Luis, apasionados de los animales como son, se pusieron a seguir los
rastros, brincando troncos y quitando enredaderas. Yo estaba mas bien
fastidiada – porque se que se apasionan tanto que se olvidan del mundo.
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Ahí perdieron el rastro. Tomaron fotos, midieron huellas y bromearon un
rato. Yo encontré un tronco lo suficientemente torcido y grueso como para
usarse de banca, y me senté pacientemente a esperar que dejaran de
divertirse.
- ¡Ya nos perdimos güey! – dijo Luis. Y ambos soltaron una carcajada
nerviosa
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- Naaaaada, güey – dijo Luis visiblemente preocupado.
Pero no se detuvo.
- Ahora solo hay que esperar que alguien más suene su pito – dijo
Luis, -y nos vamos ubicando.
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La maleza se volvió cada vez más chaparra, señal de que nos acercábamos a
la orilla del camino, y luego vimos el pavimento…¡¡¡¡¡nunca estuve más feliz de
ver el pavimento!!!!!!
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El superguia
Durante un tiempo Martín estuvo trabajando para una cadena de
Hoteles, diseñando y localizando rutas de ecoturismo para el recién
creado concepto de Ecoturismo de High Class, es decir, bungalows
muy, muy, muy caros, un hotel de alto nivel, para ecoturistas de alto
nivel. Yo daba clases de inglés al personal y a los guías. Mientras,
Martín ayudaba a trazar rutas y la hacía de chofer.
Casi todos los chicos y chicas eran del Distrito Federal, Veracruz, uno
que otro Chetumaleño, y un par des guías locales, de comunidades
aledañas, estos últimos de esos que SI conocen el monte.
Con un sueldo de cinco mil pesos diarios (hace más de 10 años), 5 mil
de los de ahorita – uno pensaría que este hombre era una mezcla de
Tarzán, el cazador de cocodrilos, Tom Cruise (por aquello de misión
imposible) y un bosquimano busca rastros del centro de Africa.
La mayor parte del tiempo solo agotaba a los muchachos, los dopaba
con pastillas para el dolor y se perdía en la selva, dando sus cursos de
supervivencia (con todo y GPS, equipo, brújula y un guía de
comunidad experimentado).
Martín la hacía de chofer la mayor parte del tiempo, y los guías de las
comunidades los utilizaba como cargadores negros de Safari
africano… por más que Martín y los guías trataban de aconsejarlo
sobre cómo NO meter la pata, solo conseguían molestarlo mucho,
mucho, mucho y meter a los chicos en más problemas.
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cuando perdió a un grupo completo de 10 muchachos, y un guía
experimentado, en una zona selvática del sur de Quintana Roo.
No. Lo que pasó fue que Martin tomó el vehículo y fue a comer al
pueblo, dio una vuelta, saludó amigos en Nicolás Bravo y alrededor
de las 12 se estacionó en el punto donde se le ordenó.
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organizaba la partida de búsqueda para encontrar a estas 12
personas.
Martín los vió antes de que lo vieran a él, y les sonó el claxon.
- ¡¡¡¡¡¡¡¡¡¡Maaaaaaarttttiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiiinnnnn!!!!!! –
gritaron los muchachos mientras recuperaban fuerzas de la
debilidad y corrían a toda prisa los últimos 200 metros.
Silencio selpucrural
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- ¡¡¡¡Déle, jefe pendejo!!!!, y nos perdimos. - dijo gritando el guía.
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Las gallinas de Tres Garantías
Cada vez que me invitan a una fiesta en un ejido, no olvido a las gallinas de
Tres Garantías.
Uno de nuestros guías organizó una fiesta de quince años y nos pidió
asistiéramos como invitados de honor. Yo nunca había sido invitada de
honor y me pareció que debía echar la casa por la ventana y lucir
despampanante, ya “saben pipa y guante”.
Me subi a la camioneta y nos enfilamos Martin, Cecilia (nuestra hija que tenia
poco mas de un año) y yo.
- ¡No pases los baches muy fuerte que se me arruga el vestido pipiris
nice que me cargo!
Nos habían dejado unas sillas bajo un bellísimo árbol con luces…y al fondo
había, casi a oscuras, otra mesita vacía.
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Todos miraban mientras me servían mis tacos
En el hombro, _ puajjjj!!!!
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Tras lomita
Cuando un guía o persona de la comunidad me dice que vayamos
caminando a su predio y que esta allí, “tras lomita”, prefiero tomar la
camioneta y comprobarlo tras el volante…la última vez que me tragué
el cuento de ir caminando a revisar un predio “tras lomita” caminé 22
kilómetros en el barro.
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cultivo de orquídeas y la aguada de los pavos.
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- ¡Pancho! – casi le grité - ¿Cuánto falta para tu parcela? - Y me
detuve en seco.
- No falta mucho – nos dijo – y se internó dentro de una
angosta brecha en la selva – síganme, falta poco.
Vaya un lugar extraño para tener una parcela de vainilla sin camino
de acceso – pensé, y lo seguimos. Brincando troncos y tratando de no
resbalar en la hojarasca húmeda…era un bajo, supuse que era un
lugar adecuado para cultivar orquídeas, pero caminamos y
caminamos y caminamos…480 pasos y llegamos a un claro…
Cuando salimos al camino otra vez (otros casi 500 pasos más) tuve
miedo detenerme, había perdido la cuenta del total de pasos y temía
que mis piernas no respondieran si ordenaba sentarnos a descansar.
Asi que mi rabia se convirtió en resignación y seguimos a Pancho en
silencio, otros 800 pasos.
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engañados.
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regreso a Chetumal con mis estudiantes.
Ese día caminé por el resto de mi vida, con lodo y equipo encima, 22
kilómetros, desde entonces cada vez que me canso caminando en
algún sitio en campo, utilizo las técnicas de resistencia al dolor que
aprendí de emergencia ese día en Caobas.
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El colmoyote en la Nalga
Una tarde mientras estábamos en Tres Garantías en un campamento que
recién acabábamos de comenzar a operar, nos sentamos al final del día a
platicar sobre la selva y el tema favorito de plática de las tardes: todos los
parásitos horribles que puedes adquirir en la selva.
A mitad de plática uno de nuestros visitantes nos confesó que hacía unos
días tenía molestias en un glúteo (comúnmente denominado “nalga”), una
especie de barrito que le punzaba y picaba y que últimamente había estado
dándole muchas molestias.
Todos nos miramos más angustiados aún (yo no pensaba ni tantito por un
momento checarle la nacha a otro canijo)…
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¿La respuesta a coro de los presentes?: -¡¡¡Búsquense un cuarto puercos!!!!
Comenzaron las risas y los albures, lo cual hizo correr a nuestro compañero.
No hubo ningún valiente para sacarle el gusano con pelos al pobre turista, y
se tuvo que aguantar con su colmoyote en su nalga hasta llegar a la ciudad
y atenderse con un médico.
Lástima que no se lo sacaron esa tarde, esta hubiera sido una muy buena
anécdota.
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Las novias de Papua Nueva Guinea
Una de las cosas que más agradezco de mi trabajo es la oportunidad de
viajar y conocer otras personas y otras idiosincrasias.. Esto lo hace a uno
tolerante, más sabio (a veces) y más paciente…
Pues resulta que hace un buen número de años fui asistente del presidente
de la mesa directiva, de una organización internacional forestal. Las
reuniones periódicas de la mesa directiva las realizaban en diferentes países, y
en cierta ocasión tuvimos una reunión en la Ciudad de Port Moresby, en la
isla de Papua Nueva Guinea.
Para los que se estén preguntando -¿Y eso donde está? – les diré que esta
justo arribita de Australia y se localiza en una franja de islas conocidas como
“La Melanesia” (porque la gente de estas islas es de piel muy oscura).
¡BRIDES
BRIDES Price drops due to drought!
(Baja el precio de las NOVIAS por la sequía!
Así que me lleve el periódico para consultar el término con nuestro anfitrión.
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Bien, pues me senté a la mesa con él y saque el periódico, pensando que
después de que me explicara el nombre del Cultivo, me daría oportunidad
de bromear sobre la traducción al español, de Brides, como “Novias”.
– ¡!Eeeeehhhhh te engañéeee!
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- Pues – meditó un momento, y dio un sorbo a su café – Pues, las que
puedas comprar, dos, tres, cuatro. Mi papá era el jefe de la aldea y
tuvo tres esposas.
- Es que ya no es seguro comerse a los muertos, tu sabes con eso del SIDA y
las vacas locas, ya no sabes lo que te comes….
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- ¿Y a quien te comiste? –le pregunté sin saber si realmente quería
escuchar la respuesta
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Próximos
Próximos volú
volúmenes
menes
Volumen 4
La “experta”
Durmiendo en el lodo
Atrapados en Chiapas
Volumen 5. Supernaturales
(juramos que sucedieron…en nuestros cinco sentidos)
La Pirámide
Pirámide
El Alux en la cocina
La Xtabay
Chichan Há
Há
El niñito perdido
El jaguar de madrugada
La sombra en la casa
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