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UNIVERSIDAD NACIONAL DE QUILMES Rector Mario Ermacora Vicerrector Roque Dabat Javier Auyero Vidas beligerantes Dos mujeres argentinas, dos protestas y la btisqueda de reconocimiento Traduccién: Claudia Gilman Universidad Nacional de Quilmes Editorial Fioura t Laura Padilla y el gobernador Sapag firmando el acuerdo. CCutral-c4, 26 de junio de 1996. © RioNeero El 26 de junio de 1996, en la ciudad de Cutral-c6, provincia de Neu quén, Argentina, el gobernador Sapag y Laura Padilla firman un acuerdo (Figura 1). Todo el pats observa este acto por televisin o si- gue sus detalles a través de la radio y los periddicos. El acuerdo pone fin a la protesta de miles de pobladores de Cutral-c6 y de Plaza Huin- cul que cortaron todas las rutas -locales, provinciales y nacionales- en el drea que rodea ambos pueblos, deteniendo en forma efectiva el movimiento de gente y de mercancfas durante siete dias y seis noches. El dia anterior a la firma del acuerdo, Laura Padilla escribe una carta a un amigo: “otros piqueteros me Llevaron a casa, ni siquiera po- dia caminar. No comi ni dormf bien durante dias...”. Cinco barricadas principales ~Torre Uno (al este), Aeropuerto (al oeste), Picéin (al sur), Afielo (al norte), Parque Este-Oeste (al noroeste)~ y decenas de piquetes mas pequefios, con un néimero variado de mujeres, hombres y nifios en cada uno de ellos, aislaron la region petrolera y gasifera del resto de la provincia y del pais. Durante dias y noches un grito de guerra une a los cientos de piqueteros: “No entra ni sale nadie; Sapag en casa. Queremos trabajo", Todo empieza con la noticia de la cancelacién de un contrato en tre el gobierno provincial y una empresa canadiense para construir una planta de fertilizantes en la regién de Cutral-c6 y Plaza Huin: cul, una planta que iba a generar cientos de puestos de trabajo duran: te el perfodo de construccién y, posteriormente, cincuenta empleos permanentes. Algunas estaciones locales de radio transmitieron la mala noticia, presenténdola como “el golpe final para el fucuro de la y alentaron a los pobladores para que expresaran su bronca en el sitio que conmemora el descubrimiento de petrileo en la region, la Torre Uno (una torre de petroleo). En pocas horas, cientos de habitantes se movilizaron hacia la Torre para manifestar su descontento frente a lo que percibian como una decisién axbitraria del gobernador. Al finalizar el dfa, algunos manifestantes deciden que- darse en la ruta y, coordinando sus acciones a través de la radio local, bloquean todos los accesos a ambos pueblos con cubiertas en llamas, vallas de alambre de ptia, viejas maquinas y automéviles, piedras, y con sus propios cuerpos. Algunos de los lideres en el estadio inicial de la protesta pertenecen al sector opositor del partido de gobierno, el Movimiento Popular Neuquino (MPN). Este grupo (“los blancos”) ha- bia promovido el proyecto de la planta de fertilizantes de Cutral-c6 durante afios, y ahora percibe que es incorrecta la politica del goberna- dor de anular el proyecto. Los “blancos” (el sector que apoya al ex g0- bemador Sobisch y el ex intendente Grittini) y los “amarillos” (el sector que apoya al actual gobernador Sapag y al actual intendente Martinasso) parecen estar Hlevando sus discrepancias a las rutas de Cu- tral-cé y Plaza Huincul ‘Ambos pueblos conforman la segunda drea provincial en términos de poblacién y proveen de gas natural y nafta a otras areas de la pro- vincia y del pats. Un tercio del petréleo extraido en el pats procede de Neuquén, una parte importante procede de esta zona. Hasta el afio de su privatizacién, 1992, la empresa petrolera esta- tal, Yacimientos Petroliferos Fiscales (PF), dio empleo a un amplio porcentaje de habitantes de Cutral-cé y Plaza Huincul y fue el centro de la vida econémica, social y cultural de ambos pueblos. Desde 1992, con el répido aumento del desempleo (cerca del 30% de la poblacién se encuentra desocupada), el espectro del “pueblo fantasma” se cierne sobre los habitantes, tanto los jévenes como los viejos. Tras un dia en las barricadas, se convoca a una reunién en la Torre Uno. Algunos de los notables locales expresan su disgusto contra la decisién del go- bernador y piden su renuncia. Otros, principalmente aquellos con poca o ninguna experiencia politica, que han permanecido en las fi- las del piquete durante la noche anterior, quedan extraflamente fuera de la discusién publica. Ese primer encuentro se parece mucho @ un concutrido acto de los que se realizan en perfodos de campaiia electo- ral. La tinica diferencia es que en lugar de volver a sus casas, los parti- 40 cipantes regresan a las barricadas. Alli, parcialmente a causa del des- contento con los politicos locales, algunos piqueteros crean su pri mera organizaciOn propia, la “Comision de Representantes de los Piqueteros”. Laura Padilla es una de sus portavoces y la presencia del gobernador “para que nos dé soluciones” [esto es, trabajos} surge como una de las principales demandas de la comisién. Luego de dos dias de protesta, el control de los cortes parece haber pasado de las manos de los organizadores iniciales a las manos de los piqueteros autoconvocados. En ese momento, los habitantes partici- pan masivamente dfa y noche de lo que denominan una pueblada. El domingo, en una misa celebrada por el arzobispo en la Torre Uno, un. grupo de piqueteros le pide su mediacién en el conflicto. Con la dise- minacién de los rumores relativos a la Hegada de tropas de la Gendar- merfa Nacional y las noticias acerca del terco rechazo del gobernador de acercarse al pueblo, comienzan a cristalizarse dos posiciones entre la masa de los manifestantes. Por un lado, la de aquellos que quieren conformar una comisién de representantes e ir a Neuquén a hablar con el gobernador. Por otto, la de los piqueteros, cuya posici6n es “re- sistir y esperar a que venga el gobernador”. Se llama a una convocato- ria en el edificio de la Cruz Roja la tarde del 24 de junio con el objetivo de clegir representantes para negociar con el gobernador en la capital, Enojados piqueteros les dicen a quienes se hacen presentes que no se permitiré a nadie abandonar el pueblo: las negociaciones se hardn s6lo cuando el gobernador se haga presente en el lugat. Se lan- zan piedras contra el edificio de la Cruz Roja y se incendia un vehicu- lo como demostracién de la determinacién de los piqueteros. La temperatura es de casi 30 grados a las ocho la matiana del 25 de junio cuando la jueza federal Margarita Gudifio de Argielles, al mando de cuatrocientos hombres de la tropa de la Gendarmeria, arriba a Cutral-cé con la intencién de despejar la ruta 22. Con ayuda de gases lacrimégenos y balas de goma, los gendarmes desarman el primer piquete, a menos de un kilémetro y medio de la Torre, pero cuando intentan avangar sé encuentran con aproximadamente veinte 41 mil personas (cerca de la mitad de la poblacién total de los dos pue- blos) que los espera. La jueza pregunta a un grupo de piqueteros si pue~ de hablar con algunos representantes. Entre ellos se encuentra Jote, quien le dice a la jueza: “Acé no hay representantes; venga y hable con el pueblo”. Desde el techo de una camionera, con el brazo sostenido por un piquetero con la cara cubierta, la jueza se dirige a la multitud usando un megéfono y se excusa de entender en la causa, alegando an- te la muttitud que el delito que estén cometiendo excede con mucho su competencia: “Esto no es un simple corte de ruta; es una rebelién popular contra las autoridades establecidas”. Cuando la jueza informa a la multitud que ella y los gendarmes que la acompafian abandonan el lugar, la multitud la alaba, canta el-himno nacional y corea: “El pueblo gand, el pueblo gané. El pueblo unico jamés sera vencido”. A la tarde, el gobernador Sapag decide finalmente ir a Cutral-c6. Frente a miles de habitantes que estén de pie en la Torre Uno, en una helada noche de invierno, el gobernador da un breve discurso elo- giando a los pobladores por su manifestacion popular. Dice: Con fa misma emocién con la que acabamos de cantar el himno nacional yo los saludo y los felicito por esta demostracién patristi- ca. Ustedes le revelan a todo el pais cual es la situacién en Ci €6 y Plaza Huincul, cémo se encuentra fa provincia de Neug la completamente marginada Patagonia. Ustedes han prestaco un ‘uy buen servicio para que nosotros en el gobiemo podamos recla inarle [al gobierno federal]. Estoy aca porque ustedes lo reclamaron. Me quedaré coda la semana para que la gente me pueda hablar. Manténganse en calma y contien en mi. Cuando termina el discurso algunos manifestantes lo insultan y otros gritan “queremos trabajo”. El gobernador responde como si tal cosa: “Ustedes perdieron el trabajo cuando se fue vPF" La mafiana siguiente se convoca un encuentro con los represen- tantes de los piqueteros. La noche anterior Laura, debilitada por los 4d seis frios dias y noches en la ruta, debe ser llevada al hospital local y se le prescriben algunos fuertes sedantes para que pueda descansar. A la mafiana, uno de los piqueteros se presenta en la casa de Laura y le dice que el gobernador Sapag espera a los representantes en la inten- dencia. “En la reunién’, escribe en una carta a un amigo y luego me lo repite: [..J el viejo fel gobernador] hublaba y hablaba. No creo que escu- chara. Yo estaba mirando por la ventana, vienclo que Hlovia y neva- ba. El describfa sus planes para distribuir la ayuda, En mi mente tenia la orden que me habia sido dada en los piquetes: tiene que ha- ber un acuerdo por escrico. Recuerdo simplemente que me paré y le dije: todo lo que esti diciendo tiene que escribirlo y firmarlo. Afue- ra esti: nevando, hay gente en las rutas. Haga algo... Escriba un acuerdo. El acuerdo escrito sostiene que la protesta fue una “clara demostra- cién del hambre sufrida por la poblacién” de los dos pueblos. Para po- ner fin a siete dias que conmovieron a la provincia y a la nacién, el acuerdo promete obras publicas que van a dar trabajo a los habitantes locales, el envio de alimentos y la reconexisin a los servicios de gas y electricidad a aproximadamente 2.500 familias a quienes se les cores el suministro por falta de pago. El acuerdo establece también que el gobernador declararé a ambas comunidades “en emergencia social y ocupacional”, especifica algunos de los proyectos que el gobierno pro- vincial comenzara a poner en practica o apoyaré para crear puestos de trabajo, promete que el banco de la provincia asisticd a las industrias locales con nuevas lineas de crédito, asegura al pueblo que no se to- marin medidas punitivas contra aquellos que tomaron parte activa en la protesta y finalmente garanciza que se buscardn nuevos inversores para construir la planta de fertilizantes, El texto del acuerdo es bastante vago, contiene promesas que ya habian sido hechas (la semana anterior el gobernador mismo habia 43 anunciado que se iba a llamar cuanto antes & una licitacién para onstruir la planta) o que estaban més alld de la capacidad de cum- piso del gobernador que lo firmaba. Sin embargo, resume los recla- os y las esperanzas de los piqueteros y de los habitantes: trabajo para Catral-c6 y Plaza Hluincul, “fuentes genuinas de empleo”, como recla- rmaron insistenemente los piqueteros y los habitantes durante aque- llos dias. Aungue muchos sabfan que la planta de fertilizantes iba a proporcionar, en el mejor de los casos, cincuenta puestos de trabajo Ae ciempo completo (para una poblacién desocupada de més de cinco tril personas), fepresentaba en las mentes de muchos la “siltima espe- ivan de que las dos ciudades no iban a desaparecer tras la privatiza- Sion de YPF; la planta de fertilizantes es considerada una sevial de la preocupacién teal del gobierno por el incierto futuro de ambas comu- nidades. Laura Padilla y Felipe Sapag se estrecharon las manos ¢ inmediata- mente después de que el gobernador tocara la cara de Laura en un gato paternal, ella le dice que ahora tiene que ir y preguntarle al “pueblo para ver si extén de acuerdo con lo pactado”. “Esto es un chis- te, acabamos de acordar algo”, fe contesta el gobemador Sapag. Con < jcha calma, aparentemente controlando la situaci6n, Laura, rodea- da de cdmaras y de micréfonos, le dice en voz baja: “Déme dos horas y onsultaré a los piqueteros... Creo que estarén de acuerdo”. “Yo era seiamente una representante”, insiste en muchas de nuestras varias conversaciones. En una carta a un amigo, lo enuncia de este modo: Durante aquellos dias mi voz y mi cara los representaron [a Tos pi- aqueteros}. Yo era sélo un simbolo. No contaba mi opinién. No era decisién mia. Eran las opiniones y decisiones de los piqueteros las aque se expresaban a través de mi Fs por es0 que ella “necesita” “consultar al pueblo acerca del acuer- de”, Laura y otros seguidores de los piqueteros se detienen en el pi- guete diecisiete y, en asamblea popular, aprueban el acuerdo. Horas 4 rms tarde, luego de limpiar la ruta de neumaticos quemados, ladrillos, autos viejos y otros elementos puestos en el lugar para detener el trafi- coy el avance de las tropas federales, los piqueteros celebran en las calles de Cutral-cé el fin de la protesta y regresan a sus casas. Cinco afios después, en Ia sala de estar de su modesta casa en General Roca, tras los muchos mates que yo preparo y los cigarrillos que ella fuma frenéticamente, Laura me dice que cuando firmé el acuerdo con el gobernador “estaba firmando contra todas las injusticias, las humilla- ciones que sufi a lo fargo de mi vida”, El primer dfa que me encuentro con Laura me recibe con un repro- ductor de videos prestado y dos videos preparados para ver. En uno de ellos esta el programa que la cadena local de Cutral-eé consagré a la pueblada del 96," con imagenes de aquellos siete dias en las rutas, entre: vistas con politicos, piqueteros y habitantes de los dos pueblos. “El vi- deo -me dice ella~ no refleja exactamente lo que pass porque fue hecho por uno de los socios del ex intendente.” El otro video muestra a Laura con sus tres hijos en Hora Clave, por ese entonces el programa politico mas popular del pais. En ese programa, grabado en Buenos Ai- res apenas una semana después de la protesta, Laura conversa con el conductor Mariano Grondona acerca de su experiencia de lucha: Habia que pedir paz, habia que decir no a ta violencia...teniamos que gritar lo que nos estaba pasando. Estdbamos gritando, “sefior gobernador venga porque queremos que nos vea”. De la misma ma- era que vino a buscar votos, que venga y que nos vea que no hizo nada. Con los dias que fueron pasando el sufrimiento nos fue vuniendo. Creo que aprendimos a queremos de golpe, no nos cono- cfamos, no nos distingufamos la cara pero era tan grande el amor que sentiamos el uno por el otro que creo que fue eso lo que perci bis la jueza cuando dijo que se declaraba incompetente... si ustedes * En castellano en el original. [N. de la T:] 45 ime preguntan cémo veo la desocupacién yo veo egoismo, Egoismo de las personas que est4n al mando, egoismo de las personas que di- cen “mas adelante voy a hacer esto, si me votan voy a hacer aque- lo". {Qué pasa después? Que después no existe... {con la falta de trabajo nos empezamos a enfermar, empezamos a sentimos mal... Cuando uno no tiene trabajo no tiene ganas de salir a la calle, es como que uno se va encerrando y yo creo que hay politicos que aprovechan eso. Nosotros no queriamos hablar con las autoridades, las respetamos, si, creo que demosteamos muy claro que somos muy respetuosos dle las autoridades, pero en ese momento queriamos que escucharan al pueblo, y eso fue lo que triunfs. Consultada sobre sus dias en Ia ruta y sus hijos, Laura, con una vor calma y dulce responde: Voli a casa y Horamos... habia mucho miedo ¢ incertidumbre. Era la primera vez que deciamos que estabamos mal, Cuando Ia jueza vino y se excusé de hacerse cargo del caso perdimos nuestro miedo. Cuando el gobernador vino demostramos que éramos un pueblo sin miedo, Visiblemente conmovido, el conductor le pregunta a Laura qué pen- saba acerca de las soluciones para los problemas aparentemence irre- solubles que afectaban a ambas comunidades. Una semana después del acuerdo que prometfa aun més que lo que se habja prometido en una dura campafia electoral Laura hace piiblicas sus dudas y sus espe- ranzas sobre la vida en un pueblo que muchos piensas esti destinado a desaparecer tras la privatizacin de YPF: No vemos claramente las soluciones. Tuvimos la palabra del gober- nador. Creo que en apenas una semana Cutral-c6 cambié... fahora tenemos} un poquito de esperanza. Estamtos esperando soluciones del gobierno nacional. Estamos felices con ta reconexién al gas y la electricidad, con las bolsas de alimentos que el gobernador nos esté 46 enviando porque las necesitamos. Pero ;qué més? Porque eso no es todo. En esta movilizacidn] éramos veinte mil personas y no esti- bamos reclanando [sslo] una bolsa de comida. Queremos solucio- nes de largo plazo. Queremos tener un futuro. Quiero mirarla fa mi hija] a fa cara y decirle: “Vas a poder estudiar". Y lo mismo estos otros dos {hijos). Porque hace una semana uno habria tenido ver- giienza de mirarlos a la cara, porque no tenia nada que decitles, na~ dda que prometerles, sabfamos que no habfa nada [que esperar} Mientras vemos el video Laura se pone a Ilorar. Yo mismo me sentf extrafiamente conmovido por el testimonio de alguien a quien acaba- ba de conocer pero de quien me haria amigo y aprenderfa a compren- der en las varias semanas que pasamos juntos. Le pregunté sobre sus emociones cuando vio por primera vez el programa conmigo (es la primera vez que ve el video en mas de cuatro afios): Me siento impresionada porque senti... (Cémo puedo explicarlo? Senti que era mi compromiso... Acepté convertirme en el medio a través del cual los piqueteros podfan expresarse a sf mismos. Yo era el vehiculo pero cualquier otro podia haber estado en mi lugar. Cu- tral-cé precisaba una persona a través de la cual expresarse. Y esa persona fui yo. Un mes mas tarde vuelve sobre el significado que tiene para ella su aparicién en Hora Clave: “En ese programa yo representaba a la po- blacién, diciendo que en el pueblo estabamos muy mal, que necesité- bamos soluciones para el largo plazo, soluciones que nos permitieran planificar un mejor futuro para mis hijos y nietos". En el 2001 Laura piensa y siente bastante parecido a como se sentia esa noche en la te- levision y las noches y dias que pasé sin dormir en la ruta: Cutral-cé luchs por su dignidad, por la dignidad que viene del era- bajo. No cambiaria una palabra de lo que dije esa noche [en la tele- visiGn].... Me siento muy feliz de lo que dije esa noche, me siento 47 bien. No fo cambiarfa. Si me entrevistaran hoy, hablaria de la rabia que tengo porque sigo esperando las soluciones. Creo que ellos [los politicos) deberian reaccionar. Hablaria del cinismo de los politicos y de la ignorancia del pueblo. El pueblo no conoce sus derechos y sus deberes. En parte, el fracaso de la pueblada tiene que ver con la ignorancia del pueblo. Porque los politicos usaron la movilizacién para sus propios objetivos “En agosto, justo después de la pueblada, recibimos informacién de la policfa que decfa que un grupo de gente de afuera estaba viniendo a Cutral-cé desde Bahia Blanca (Buenos Aires], a través de Neuquén”, me dice el fiscal local, Santiago Terén, en una entrevista en marzo de 2001 Venian al rea para realizar tres tareas: primero, dejar en libertad a “Piturto” Aranda. El Piturro estaba en la cércel condenado por ho micidio, Ellos estaban planeando irrumpir en la prisiGn y liberarlo. Era la mano derecha del zar local de las drogas “El Chofa” Guzmiin La segunda tarea era introducir drogas en la ciudad. Y la tercera era “mater a Laura”. En ese momento no sabiamos quién era esa Laura pero al poco tiempo, a través de informes de inteligencia supimos que esa Laura era Laura Padilla. Aparentemente ella estaba moles- tando a la gente para la que “El Chofa” estaba trabajando y por lo tanto st tarea era sacérsela de encima. Inmediatamente se lo conté alla. Su reaccién fue: “;Por qué yo?” Nunca supimos por qué pero Ia verdad es que ella, Laura, era una verdadera figura publica en ese momento y estaba golpeando duro con sus palabras, con las cosas que decfa en radio y televisisn. Viendo la sorpresa y la intriga en mi expresin, Santiago agrega: “ ‘El Chofa’ siempre trabajé para los politicos locales, ellos lo criaron y se convirtié en su brazo armado”. Utilizando los servicios de un matén leal a ellos, los politicos locales, segtin el fiscal pablico, estaban pla- neando sacarse de en medio a la vocera de los piqueteros. 48 “Laura esté viviendo cémodamente en una tasa nueva... trabajan- do en una escuela privada y ganando mucho dinero me dice un pe- riodista local- 0 al menos eso es lo que dice la poblacién”. Esta no es una creencia aislada o idiosincrética. Muchos habitantes con los que hablé en Cutral-cé y en Plaza Huincul (algunos de los cuales fueron piqueteros) creen de verdad que Laura es una traidora, que los politi- cos le dieron plata y un trabajo bien pago a cambio de su partida y su silencio. Laura misma es consciente de esa extendida creencia: “La gente dice que me llevé un montén de plata y desaparect”. En una carta de despedida que me escribié en marzo de 2001 escribe: No me importa que me ensucien los politicos. De esa basura sélo puede crecer basura... No lo hice por plata. Estaba en juego mi dig- nidad. Y nadie juega con mi dignidad. Si algin otro se llev6 plata, es su problema, no el mio. Las seis noches en la ruta son, en todo sentido, una intensa experien- cia colectiva para Laura y sus compafieros piqueteros. Estén haciendo algo absolutamente nuevo en la historia de los dos pueblos y en la de sus propias vidas. Como le otorgan sentido al hecho? El breve relato de apertura condensa los temas centrales 0, mejor, las cuestiones que quiero explorar acerca del episodio de lucha como experiencia vivida, (Como Laura, una mujer divorciada y madre de tres hijos, una maes- tra particular desocupada sin historial previo de militancia (de hecho, revelando un rechazo visceral respecto de todo lo politico) se vuelve la “representante” de cientos de piqueceros y, por extensién, de los dos pueblos? (Qué la Heva a la ruta, en primer lugar? {Quién es esta mujer que habla del desempleo en términos de egoismo y de la protes- ta como un acto de amor y termina siendo presuntamente el blanco de mafiosos locales? Laura piensa en si misma como una representan- te, una mediadora, un simbolo de las preocupaciones y los reclamos de los piqueteros. {Por qué piensa en el acuerdo en términos tan per- sonales? {Cémo llega Laura a compartir con sus compaferos piquete- 49 ros una definicién comin de su prédica y, mas importante todavia, de fllos mismos? ;Quiénes son esas personas que exigen set vistas y ofdas por el gobernador mismo, que piensan la protesta en términos de una busqueda de dignidad? (Cudl es la naturaleza de sus reclamos? (Qué acontecimientos en el marco més amplio de esos pueblos amenazados ¥ en los pequefios mundos de las vidas cotidianas de los manifestantes fempujan a la gente como Lauraa pararse en la rua? En el transcurso de esos siete dias los manifestantes propusieron una definicién de si mismos y de aquello en lo que consiste la protes- ta. Pero no estin solos en el proceso de producir delimitacisn y sen- tido, Las autoridades también quieren clasificar a los manifestantes y sus actos -como se manifesta en el discurso de! gobernador en la To- re Uno-~ Esta guerta de palabras es més duradera que la protesta y se convierte en uno de los mas importantes legados de la lucha. “;Quié- nnes eran los manifestantes?” “Qué reclamaban a los gritos?” Son pre- {guntas que comiensan a romar forma apenas los piqueteros regresan a sus casas. {Qué sucedié con Laura después de ese “dia histérico”? {Por {qué los habitantes de Cutral-c6 piensan que ella y la mayoria de los piqueteros son taidores? ;Cémo recuerda el episodio la comunidad? Responder estas preguntas supone no slo explorar las condiciones contextuales de la protesta sino también tratar temas vinculados con. Ia produccién dialdgica y relacional de una autocomprensién colecti- va, el aspecto biogrfico de la protesta y el impacto que el involu- “rarse en [a insutgencia tiene sobre las vidas individuales. También implica una exploracién del proceso de produccién de memoria que comienza con la protesta misma. Como veremos, la circulacin de rumores sobre los actos de los piqueteros después de la protesta de sempeiia un pape’ decisivo. Los siguientes capitulos se preguntan como los manifestantes con: ceden sentido a la protesta, como se comprenden a sf mismos y a los ‘eros, cémo un manifestante individual (no una manifestante cual- {quiera, sino la principal portavor de los piqueteros) se compromete y texpetimenta ese acontecimiento de lucha masiva y qué recuerdos co- 50 lectivos hay de ella. El capitulo 1 reconstruye el dia previo a la protes- ta, prestando particular atencidn a los origenes inmediatos del levan- tamiento. En él me centro en la vida cotidiana de Laura durante las semanas anteriores a la protesta y en el papel central desemperiado por una prominente estacién local de radio y por algunos politicos lo- cales para alentar y facilitar la movilizacin. Ese capitulo también in- vestiga el contexto mas amplio en el que se inscribié la pueblada. Aqui me centraré en las consecuencias ruinosas que la privatizacién de la empresa petrolera estatal trajo para los dos pueblos. Se conced 14 especial atenci6n al aumento del desempleo y de la pobr Para comprender el compromiso de Laura en la protesta y el modo en que ella le da sentido, el capitulo 2 examina su historia de sufrimiento, slo parcialmente ligada con el répido proceso de pauperizacién. Su historia de vida opera como una suerte de introduccién al capi tulo 3, “Estar en la ruta”, el capitulo principal de esta primera parte, dedicado a una reconstruccién de las experiencias y de las autocom- prensiones de los manifestantes. (Qué estan reclamando y contra qué? iCémo se definen a sf mismos? El capitulo 4 explora las consecuencias de la protesta y tiene en cuenta la diseminacién de los rumores sobre los manifestantes y los efectos que Ia protesta tiene en la vida de Laura En la reconstruccién de los sentidos que la pueblada posee para sus protagonistas utilizo la historia de Laura (como la expresa en su dia rio, sus cartas a amigos y relaciones, el cuaderno que lleva consigo du- rante los siete dias de la protesta, las varias conversaciones que entablé con ella y la historia de vida que registramos en conjunto) co- mo guia narrativa. En un sentido, su historia es emblemacica de como la gente de Cutral-c6 y de Plaza Huincul experimenta la protesta, Sin embargo, su historia tiene algunas parcicularidades que no quiero de- jar de lado, Ellas inciden sobre el modo en que vive la protesta y, en particular, sobre el proceso a través del cual se involuera primero en las barricadas y luego se convierte en la representante, “el simbolo” de los piqueteros. Se prestars particular atencién a los temas que, pre- sentes en su vida como madre de tres hijos con una historia de victi- mizacién por parte del abuso doméstico y la estigmatizacién por parte del sistema legal, reaparecerén en sus actos como piquetera. Seremos testigos de cmo Laura usa (no necesariamente de manera conscien- te) los elementos aprendidos en la vida cotidiana para navegar la pro- cesta (y darle sentido). Seria imposible, afirmo, comprender las razones por las que Laura se plants en su piquete y se transforms en. uno de los Iideres piqueteros sin comprender su historia de violencia doméstica, el proceso por el cual, con la ayuda de otros, rompe el eit- culo de fa violencia en la que estaba atrapada, volviéndose profunda- mente consciente de la subordinacién y la marginalizacién de la mujer. Este sentido de su conciencia esté en la base de su decision de pararse en el piquete. De hecho, es como producto de una ofensa de género que decide permanecer para demostrarle “a ese macho [en re- ferencia a un compaftero piquetero] que noswrras las mujeres no so- mos estipidas”. Su participacién en la accién como un todo, sostengo, solo puede ser comprendida si tenemos en cuenta su historia y las in- teracciones que establece con un pequefio grupo de gente en los pri- meros dias de la protesta. Vale la pena explorar largamente esa continuidad entre su vida como mujer y esposa y su vida como pique- tera, porque es una ventana abierca hacia la experiencia vivida de la protesta, Es importante seftalar, sin embargo, que 1a historia de Laura no se agota en la historia de la protesta vivida. Hay muchos aspectos acerca de los cuales es parcialmente consciente o que trascienden el nivel de una manifestante particular, no importa cudn importante haya sido. Su historia sera pues la guia pero no la Gnica fuente de mi reconstruc- cin y andlisis. A lo largo de la exposicién iré abriendo su relato a otras voces, a otras historias que, en conjunto con la suya, convergen en una experiencia colectiva y vivida de la protesta. Esto implicard necesariamente calar profundo en algunos aspectos de la vida de Lau- fa, como también realizar algunos recorridos por las vidas de otros protagonistas clave de esa experiencia colectiva. El relaco sigue bas- 52 tante de cerca el decurso de mi trabajo de campo: munido de las notas y las revelaciones de Laura, sigo algunos de los camninos vislumbrados en esas paginas y entrevistas. Ellos me llevan a su barrio, el Barrio “176 Viviendas”, a entrevistas con sus amigos y vecinos, a conversa- ciones con dos ex intendentes (Grittini y Martinasso), con piqueteros (‘El Jote”, Rubén, Daniel, Mary, Cecilia y otros), con maestros, perio- distas, funcionarios municipales, el fiscal (Santiago Tern) y final- mente, pero no por ello menos importante en la historia de la protesta, con Justo Angel Guzman, “El Chofa”, el hombre que su- puestamente tenia como misién matar a Laura, un hombre a quienes algunos llaman el zar local de las drogas y para otros es un Robin Hood nativo. Como se puede presumir a partir de esta lista de nom- bres, en el curso de mi investigacién la linea que separa las fronteras entre el etndgrafo, el amigo y el detective se desdibuja de una manera que no habia previsto cuando realicé mi primer viaje a Cutral-cé. 53 Capitulo | El dia previo a la pueblada: un pueblo en el abismo Lo que sigue es una versién editada del diario de Laura, que cubre el primer dia de la protesta; la versién original mezcla los tiempos verba- les pasado y presente. Jueves 20 de junio de 1996. Fue un dia normal en la mafiana, me levanté temprano, me esperaban mis mismas obligaciones de todos los dias, los deberes, el trabajo que no llegaba nunca, pero que ha- bia que ir a esperarlo, todo igual, la ida obligada al Juzgado Civil por mi tramice de “Alimentos”, tedioso, cansador y humillante. S6- lo por el deralle de cener que consepuir las botas para que mi hijo Guillermo bailara de gaucho, era lo diferente. Y lo especial: Migue- lito, ef mas chico, prometeria la bandera. Eran por demas los deta~ Hes que en otro momento, con otra situacién econdmica, eran acontecimientos dignos de sentir orgullo, pero yo tengo que entten. tar todo esto que es maravilloso, con un peso grande encima. No tengo dinero para poder disfrutarlos, y hasta la cinta del brazo de mi nifio, con los colores de la bandera, son sélo una preocupacién. Pe- ro son tantas cosas para hacer en el dia, que se hacen y no se pien- san y apenas se experimentan. Ese jueves regresé mas temprano, como a las 11,30 hs, en la casa donde doy clases a nadie (porque slo vienen a preguntar cudnto 35 56 cobro, y del afio pasado a esta fecha bajamos precios, (tanto) que da verguenca decir cuanto cobramos, porque no alcanza ni para medio kilo de pan y dos leches). Digo: en esa casa (que alquilamos} no te rnemos radio y el diario no lo podemos comprar, por lo tanto yo no sabia qué estaba pasando en la localidad. A las 12.15 hs mas o me- nos mi vecina Claudia me golpea y me dice: ;Te enteraste el lio que hay? —No! (Qué pas6?, pregunté. —Poné Radio Victoria y escu- cha. Van a cortar la ruta —iQué? iY por qué? —No se va a coneretar la Planta de Fertilizantes. El gobernador ce- 116 con Agrium. —iBah! Orro juego de los de arriba, le respond’ y puse la radio. Cuando escuchaba esa emisora, no entendia nada —"cortaran la ruea y cerrarén los comercios”. [Habia] llamados por teléfono (que salian] al aire con broncas, muchas broncas, ‘Terming de arreglar a los nifios, estaban hermosos. Miguel estrena- ba guardapolvo. Un vecino me retird uno de la tienda donde traba- jaba; tal vez no podré pagarlo, pero estaba feliz, mis hijos otra ver zafaban de esta miseria que me agobia, La fiesta fue genial, Horé cuando Guillermo bailé y cuando Migueli to dijo: Si, prometo! Le saqué muchas foros. Estaba bien, mis hi jos eran los mas hermosos de todos. Luego tomamos chocolate y nos fuimos a casa. A las 16 hs me fui al trabajo, alli me encontré con Jorge. El da cla- ses de matemsticas y por la tarde solemos tener largas mateadas. Hablar de la personalidad de Jorge es no poder describir jamas lo que ha significado en mi vida. Esta casado con Susana y tiene dos hijos varones de 8 y 5 afios y yo con ellos encontré una familia; sus padres sun maravillosos y mis amigos, que me dan la alegefa de ce- nerlos siempre. En cuanto a Jorge, es la paz y la amabilidad juntas, desde que lo conozco, hace casi un afio, es mi aliado en las buenas y Jas malas, es la seguridad de no saberme sola, son sus palabras las {que necesito siempre y son sus sonrisas las que me devuelven la fe y la paciencia, que suelo perder a mento. El es mi compatiero de trabajo, estd estudiando en el profesorado de Matematica, cursa el tercer aio, y ese dia jueves a la tarde nos comentabamos [lo] que es- taba pasando en nuestros pueblos. El me hizo toda la historia de Agrium, de la Planta de Fertilizances, de las internas del MPN y todo lo que tena que saber, ya que él es NYC [nacido y criado}... Entre estas charlas vino la duda: abrimos 0 cerramos, la radio daba claras muestras de que lo que estaba pasando no era joda. Como a las 18, hs lego mi hija Paula, la mayor, de la escuela, cursa 5° —Mamé, hay Ifo en serio, los chicos se fueron a la ruta. —iBueno! No te preocupes, vos anda para casa, con tus hermanos, ya voy a tratar de ir temprano. —Listo, doy una vuelta, aunque esté todo cerrado. {...] Se hizo la noche y me fui a casa. Por supuesto la radio encendi- da, los mensajes, las broncas, todas las broncas: “Era otra promesa politica que se desvanecia” La desocupacisn, el papa YPF que ya no existia, el hambre y la nada para hacer. Yo me acosté con la radio al lado, ya me habia empezado a identifi- ‘car con esa pobreza que existe en mi vida desde hace mucho, pero que no la habja pensado ni menos aun analizado y lloré después de tres afios de soledad, de ponerle el lomo a ta vida, de luchar por tres hijos que son motivo de mi seguir y seguir, y seguit, y nunca acabar, de luchar con una Justicia Injusta, humnillante, que victimiza a quien no lo tiene que ser... Esa noche Iloré ...]. Estoy mal y ésa es la ver- dad, lloré y me reflejé en esos mensajes de toda una comunidad. No tenia teléfono y me dorm... [Antes de dormitme] pensé: —si esta todo cerrado, ;dénde le compraré la leche [a los chicos)? Tal vez por- que desde hace tres afios (me separé el 12-7-93) es mi dnica preoeu- pacién: la leche y un simbolo de que no les falte comida. Me dorm, rho sé qué hora eta, ni me acuerdo cual fue el Gltimo mensaje. Sdlo sabia que habia gente en [a ruta, que les estaban Ilevando comida, y abrigo, y que yo estaba mal, pobre. Tuve ganas de levantarme e it, pero no, no podia dejar a los chicos soles. Lloré, slo loré, yo era la que debia estar alli. Soy pobre, sin posibilidades, sin salida y con 36 afios s6lo, aguantando que se compadescan de mi {Lo sinico que tengo son] esos chicos, esos nifios, mis alumnos, que dia. dfa me ensefiaron a querer, a confiar, ya que aprendi a amar con ellos, con su inocencia, su ingenutidad, su simpleza, y su con- 37 fianza en que los iba a ayudar, y ese compromiso de hacer lo mejor para ellos, Dos alunos al mes y algunas horas son mi ingreso. De ahi la pobre- za, una cuota de alimentos que no cobro [...} ¥ por eso Iloré y me re- flejé: “Soy pobre”: no tengo lo que me merezco, slo tengo la pobreza {que otros decidieron para mi y mis hijos, la justicia injusta, el no ha- cer nada de ottos que cobran sueldos altisimos para hacer las cosas bien, para mf y no las hacen, o mejor dicho que roban en mi nombre. [...] La radio era lo tinico que me conectaba con el mundo que me rodeaba. Esos mensajes, es0s gritos de bronea y la conversacién con Jorge. La interna del MPN: amarillos y blancos. “La movilizacién la ‘organizaron los blancos”, ésa era la conclusidn a la que habia llega- do. Era por la planta de fercilizantes o por la bronca de haber perdi- dol] Amanecis el dia 21-6; 9 hs sala buscar leche por mi barrio después de varias horas de dormir y no escuchar la radio, soy pobre; pero jar mas participé de algo asi, mis padres me matan; pero jqué hacer? Estd todo cerrado. Con una vecina charlamos y decidi ir a Ia ruta, se publicitaban sgtandes asados y medios para ir gratis. En fin, un dia de campo, y con esa mentalidad, marché a la ruta, a comer un asado con mis vecinos, todo gratis; qué iba a pasar? Sino iba donde estaban los politicos “La radio [decial todos a la ruta.” La realidad: desocupacién y pobreza. Justicia injusta (...) Mi realidad: desocupacién-pobreza-injusticias, ésa era mi vida. En la radio Hay muchos temas en las paginas de Laura que merecen cuidadosa atencién y que exploraré mis tarde la descripeisn de sus preocupacio- nes cotidianas, sus referencias a los tratos humillantes con el sistema legal, etcétera~. Por el momento concentrémonos en la funcisn clave desempefiada por una de las estaciones locales de radio, Radio Victo- 58 ria, durante ese primer da. Ciertamente Laura no es la Gnica receptora de esos mensajes de la radio. El 20 de julio bien temprano Radio Vic- toria anuncia la cancelacién del acuerdo entre el gobierno provincial y Agrium y “abre sus microfonos para escuchar ta reaccién popular" ~co- mo dice Mario Feméndez, director y propietario de la estacién radial-: En un sentido, la radio convocé a la gente. Dijimos: Qué va a ha- cer la gente? (Quedarse en casa 0 manifestar?... Empezamos a recibir Uamadas telefénicas de gente que decia que lo que pasaba era terti- ble... y diciendo que la gente tenia que participar. Un vecino llams diciendo que la gente tenfa que mostrat su descontento. Recibimos tun montén de Hlamadas telefinicas y las pusimos al aire. Hablamos con la gente y la gente nos dijo qué hacer. Estaban hablando de reunirnos y expresar en conjunto [sus opiniones}... Alguien dijo que teniamos que reunirnos en la ruta (citado en Sanchez, 1997, p. 9) ‘Todos mis entrevistados mencionan esos mensajes radiales como cen- trales en sus recuerdos, no sélo en términos de la manera en que la ra- dio convoes a la poblacién sino también en términos de la manera en que Radio Victoria describe la anulacién del contrato del proyecto de la planta de fertilizantes. En Radio Victoria el ex intendente Grietini (quien por afios ha venido insistiendo con que la planta seria la solu- ci6n para los principales problemas que afectaban a ambas comunicla- des desde la privatizacién de YPF, proporcionando cientos de puestos de trabajo y marcando el comienzo de un nuevo destino para la comuni- dad) y su aliado politico, el propietario y director de Ia estacién de ra. dio, se habla de la cancelacién det contrato con Agrium como el “golpe final para ambas comunidades”, como la “lima esperanza perdida”, como una “absolutamente arbitraria decisién del gobierno provincial”? " En otras palabras, estaban proponiendo un auténtico "marco de injusticia” para desceibir los actos del gobernador Sapag, 59 Daniel recuerda que: Habia mucha ira... la radio dijo que teniamos que salir y manifes- tarnos, decfan que era tiempo de ser valientes. Yo tenfa un futuro por el que luchar aunque yo no cenfa nada, tenia a mi hija. No te- rnemos capacidad, no cenemas estudios, nada... No sé de quién fue Ja decisién de bloquear la ruta. Lo dnico que sé es que alguien dijo que habia que bloquearla... y la gente salid porque tenia necesidad yhambre, “Me enteré del corte por la radio... estaban hablando de la situacién social”, dice Zulma. Laura, Daniel, Zulma y el resto sefialan el mismo marco articulador y le reconocen similares funciones: la radio da sen- tido a la “situaci6n social” y convence a la gente de ir a la ruta. Zulma y Laura también sefialan otro actor central en este proceso de enmar- cado: amigos y pares. En el caso de Laura, es su querido amigo y cole- ga Jorge; en el de Zulma, sus amigos del centro comunitario donde est trabajando y los conocidos con quienes se encuentra en la ruta Cuando fui alli con mis amigos, la gente comenz6 a contaros lo que estaba ocurriendo, por qué estabamos luchando, y diciendo que ro podiamos permitirnos perder mas puestos de trabajo como suce- did cuando se privatisé YPF. Mis amigas del centro comunitario y yo acordamnos no volver al trabajo hasta que el asunto se resolviera Mientras la radio habla de “la ira que sentimos”, como me explica Daniel, convocando a la gente a la Torre Uno en la ruta 22, los taxis llevan a la gente hacia alli gratuitamente. (Se trata de un repentino brote de indignacidn? jL.os periodistas de la radio y los conductores de taxi son simplemente los primeros en reaccionar esponténeamente? Nada de eso. Aunque la historia del levantamiento esponténeo tiene alguna aceptacién entre los habitantes de ambos pueblos, muchos ottos reconocen en privado que en los primeros momentos de protes- ta la movilizacisn masiva de recursos fue crucial. La movi ne sus raices en la pugna de sectores dentro del partido gobernante, el MPN, y particularmente en los actos del ex intendente Adolfo Gritti- Es en verdad un asunto polémico porque supone poner en cues- tin la historia de la espontaneidad que los habitantes se cuentan a si mismos y me cuentan a m{ con orgullo.? Pero aun aquellos que creen profundamente que la pueblada es una reaccién no provocada (“cau sada por la necesidad y el hambre”) mencionan la palabra “politicos” cuando se les pregunta acerca de sus pensamientos sobre la presencia de posibles organizadores durante los primeros dias de la protesta, Daniet: En el primer piquete, el que estaba en la curva antes de la Torre Uno, éramos cerca de treinta personas. Nos trajeron colcho- nes, comida, café y leche.. Javier: {Y quién trajo esas cosas? DaniteL: Bueno, por ahi las cosas politicas Javier: Contéme algo sobre la primera organizacién. (Quién deci- dig dénde poner una barricada? Masi: Pienso que todo vino de los de arriba, todo estaba preparado, Porque fue una gran coincidencia que todo sucediera alrededor de la Torre Uno. Pero no tengo idea de quién lo organizé 0 quién dio el primer aviso. Pero vimos (especialmente el primer par de dias) un montin de politicos... aun asf me quedé abt por curiosidad Javier: (Como se organizs todo? Céciua: Realmente no me acuerdo, pero... puedo estar equivocada eto pienso que empezaron los politicos. Yo fui a la Torre Uno por- ‘que mi hermano me invit6, eso es todo. Pero sé que los politicos fueron los primeros que empezaron. En ese momento no me impor- {6 porque era una causa justa, era para el pueblo que pasaba necesi- dades. No me imports si haba o no politicos alrededor, ° Javier: De modo que ustedes, los piqueteros, no fueron los que deci- dieron el corte de ruta 2 Sobre las “historias de espontaneidad” y sus funciones véase Polletca (19986), 6 JoTe: No, no, no... Eso fue alentado por uno de los sectores del MPN. Hubo una radio que promovis todo el asunto. Fue como llamar a un Muchos en Cutral-eé estan de acuerdo en que la impresionante canti- dad de recursos movilizados durante los primeros dias de la pueblada puede remitisse a la figura de Adolfo Grittini, que estaba comprome- tido en una pelea personal contra su ex aliado y enemigo declarado el intendente Martinasso -un lucha interna que, tras la protesta, cono- ci6 una escalada que derivé en un “festival de (mutuo) bombardeo”, como me explicé el fiscal, refiriéndose al ataque con bombas que los politicos se lanzaron entre si desde enero a marzo de 1997-. En una entrevista que prefiriS no fuera grabada “porque la verdad no puede ser dicha a un grabador”, Daniel Martinasso me dice: “Grittini apoyé la protesta durante los primeros dias. {Cémo? Bueno, en primer lugar convocé a la gente a ir a la ruta”. "Es tan sencillo comprar una esta- cién radial?”, le pregunté. "Yo mismo le pagué a Radio Victoria para que dijeran cosas buenas sobre mi administracién. El area de recep- cién de la radio fue construida con la plata que le pagué al propieta- rio. asi funciona la politica en Cutral-cé" Los esfuerzos de Grittini y sus socios (el propietario de Radio Vic- coria, Fernndez, fue una figura clave en este periodo) no se terminan, ahi. Aparentemente también envié los camiones que llevaron cientos de neumaticos a los diferentes piquetes y algunos de los tractores para bloquear el trafico. También estuvo detras de la distribucién de al mentos, alcohol y cigarrillos que circularon en los piquetes. Aunque no existe evidencia firme, muchas fuentes (no sélo el intendente Martinasso, quien tiene razones obvias para acusarlo como responsa- ble ~después de todo, la protesta esté en la base del proceso pablico y la destitucisn posteriores~ sino también periodistas, politicos y pique- teros) indican que, especialmente en los dos primeros dias, los princi- pales recursos procedieron del grupo aliado a Grittini. Algunos dicen incluso que Grittini paga cincuenta délates por noche a cientos de jé- 6 venes piqueteros y que sus socios les proveen vino y drogas. En una conversacién que mantuve con él en su negocio, “El Chofa” Guzman (un experto en los trabajos sucios de la politica local) admite que esa versién no es inverosimil. Tias cinco afios en la cércel por el cargo de posesidn de drogas, se encuentra en libertad condicional y, por razo- nes obvias, no quiere dar nombres. Pero durante nuestra charla de dos horas me cuenta que la discribucién de drogas y aleohol entre los j6- venes piqueteros es una, si no la més viciosa, de las formas locales de hacer politica. El fiscal concuerda con Martinasso y, Curiosamente, dada su animadversién contra el hombre a quien piblicamente acusa de ser el "zar local de las drogas", con “El Chofa”. Segiin Santiago Te- ran, “la informacién policial y la voz del pueblo, que usualmente es la opinidn mas sabia, me dijo que Adolfo Grittini estaba alentando a la gente a protestar contra la situacién social... habia intereses politicos detris de la movilizacién, esos intereses incitaron a los comerciantes locales a apoyar la protesta con comida, came, vino, leche, pan...”. O, como me lo expliea Laura: Grittini es el propietario de tres de las cuatso estaciones de gas de Cutral-c6 y Plaza Huincul. Por eso el primer dia habia nafta gratis para todos pero especialmente para los taxis y los émnibus... Todo era gratis, la nafta, la carne, la leche, los cigarrllos, el vino, ia lea, todo... y todo en ia ruta, en los piquetes. Videos y periédicos registran la presencia de Adolfo Grittini entre los manifestantes, principalmente en los dos primeros dias de la protesta En una larga entrevista le pregunté sobre sus actos durante esos dias desde todos los angulos que se pueda imaginar. Lo que obtuve es una firme reivindicacién de la pueblada como una “acciGn esponténea en defensa de lo que el pueblo y la gente merecen”, pero ninguna admi- sidn de ningtin tipo respecto del apoyo material concedido a la pro- testa. Mas aun, oponigndose a su archirrival de ese momento, el intendente Martinasso, Grittini no reconoce ninguna conexién entre 6 las luchas internas en el MPN y la emergencia de la movilizaci6n po- pular. En forma muy parecida a la de su socic ~el propietario de la ra- dio, Fernéndez-, el ex intendente insiste en el cardcter esponténeo, repentino y natural de la revuelta (probablemente) para cubrirse de lo que muchos informantes me dijeron son sus propios y significativos esfuerzos organizativos (y también de Fernandez), en especial los dos primeros dias. Javies: Durante mis primeros dias aqus, muchos periodistas me di- jeron que no iba a comprender la movilizacién de masas sin tener ten cuenta lo que estaba ocurriendo en el partido de gobierno. GRITTINE: No, no, no... €50 no tuvo nada que ver. La verdad es que eso no tuvo nada que ver, absoluramente nada... Cuando vimos que cl gobierno no iba a continuar con el proyecto de la planta de ferti- lisantes, la poblacién toms las calles esponténreamente. Fue un acto de defensa, era natural hacerlo. Fue algo espontineo que simple- mente sucedi6. JAviER: De manera que no lo organiz6 nadie, nadie fue ef primero en movilizar. Garrmint: Pudimos haber tenido algo que ver con la movilix: ‘en el sentido de que dijimos lo que estaba pasando a través de la ra dio. Los medios pidieron mi opinién... Tal vee movilizamos pero s6- lo por decir: tenemos que defender nuestras cosas... No soy el padre de la eriatura, creo que fue esponténeo, la gente simplemente fue a la ruta por sus medios. Un rato més tarde en la entrevista vuelvo al mismo tema preguntan- do: “Ast que usted Hlamé a la gente a las calles el primer dia?”. Su res- puesta sigue siendo ambigua, GairTint: No, no... Creo que llamé a la gente diciendo: “Salgamos y manifestemos nuestra bronca, vayamos a la radio y digémosle al pueblo lo que pasa’ JAVIER: Quién comenc6 el primer dia? 64 Gairtint: Nosotros empezamos. La poblacién me escuché por la ra- dio. ¥ yo les dije que no se iba a construir la planta de fertilizantes. Tanto si el sector que apoya a Grittini est 0 no detrés de los hechos, la movilizaci6n de recursos y el proceso de enmarcado realmente tuvo lugac: la estaci6n de radio puso al aire mensaje aitados, diciéndole a la gente que “habia que hacer algo” y llamdndolos a ir a la Torre Uno. Los conductores de taxis Ilevaron a la gente ahf y a otras barricadas en forma gratuita, se acercaron neuméticos a los piquetes, comida, ci- garrillos y otros productos imprescindibles se distribuyeron sin costo. (“Hasta tenfamos pafiales para bebés", recuerdan Laura y otras muje res.) Esa movilizacin de recursos y ese proceso de enmarcado (que creo yo son los prerrequisitas de la protesta), sin embargo, no operan en un vacio sino bajo condiciones contextuales que estan maduras para la protesta de amplia escala La pauperizacién Pero estd tan frio en Cutral-c6... me han contado que una vez, esta tierra floreci6, primaveras de nifiez, fertilidad, petréleo y pan, pe- teéleo y par. jAdénde se han ido los dias de ayer? Decfa un viejo mapuche sin ley mirando la gente pasar por abi, los barrios que lu- chan por sobrevivir, los hijos de quienes jamds se van a ir... Los dias felices ya van a volver, grita un canillita, quince afios, se ve. Me de- ja pensando, me invita a creer, miro al viejo mapuche y no se qué hacer. ¥ si pruebo y me quedo... aude tal vez SeROIO Garcta, "Mensajes de Invierno” [EI] empleo es el soporte, si no la fuente, de la mayoria de los inte- reses, expectativas, esperanzas e inversiones en el presente y tam: bién en el futuro o en el pasado que éste implica, en breve, una dle las principales bases de la ilusidn, en el sentido de comprometerse en el juego de la vila, en el presente, la inversi6n primordial que como la sabiduria popular ha ensefiado siempre, al identificar el desarraigo respecto del ciempo con desarraigo respecto del mundo~ crea tiempo y ea verdad es tiempo en si mismo. Piers BOURDIEU, Pascalian Meditations Laura y yo llegamos a fa casa de Ménica. No se han visto hace més 0 menos un afio y el encuentro las hace llorar y rete al mismo tiempo. Mientras voy a la panaderia de la esquina sospecho que Laura le ex- plica a Ménica el motivo de mi visita, Cuando regreso, Ménica repro- duce una cinta para mf. “Pero esti tan frio en Cutral-c6..”, dice la cancién. Mientras la ofamos Ménica me dice: Sergio {el autor de I letra} refleja la impotencia que siento, Es un simm- bolo de lo que pasa en el pueblo. La pueblada ocurris a causa de las cesidades, la miseria y porque los politicos se estaban butlando de nosotios. Todos silieron a decir: "Estamos hartos, no podlemos aguan- tar ms, nos estamos muriendo de hambre, queremos que alguien nos eseuche, por Dios’. La gente dij: murimonos en la ruta qué diferen- cia hay! Morir de hambre en casa o morir en la ruta, & manos de las bolas militares, es lo mismo. Ya tuvimos suficiente, cortemes la ruta. Monica mio es la tinica que vincule el levantamiento con el veloz pro- eso de empobrecimiento de ambos pueblos. En su diario y en innu- merables conversaciones Laura y toda la gente con la que hablé en Cutral-cé y en Plaza Huincul se refieren a la generalizacién del de- sempleo y al empobrecimiento relacionado con ese fendmeno en los afios anteriores a la protesta. También se refieren a la vida antes del comienzo del répido proceso de declinacién, a los tiempos en que, co- mo dice la cancién: “esta tierra florecis”, es decir, a los afios previos a la privatizacién por parte del gobierno de la empresa petrolera estatal, YPF, en toro de la cual giraba la vida de los dos pueblos, privatizacién que trajo consigo la pérdida de miles de empleos. 66 El Sol Kelio y Maria Esther, los padres de Jorge (el mejor amigo de Laura) abrieron, en 1961, una panaderia llamada “El Sol”. Maria Esther, una enfermera diplomada saltena, llegs a Cutral-c6 en la década de 1950 para trabajar en el hospital que estaba a cargo de la petrolera Exxon, por entonces el nico hospital de la zona, donde conocié a Kelio, que trabajaba en los yacimientos petroliferos. Kelio dejé ese trabajo y, con la ayuda de un amigo, abrié la panaderia, Durante treinta afios, “El Sol” fue la principal panaderfa del pueblo, empleaba a catorce petso- nas (tres en la caja, cinco panaderos, cinco pasteleros y un muchacho para los repartos) y utilizaba aproximadamente 500 kg de harina por da para preparar las varias homeadas de pan, Actualmente la pana- dria esté a cargo de Kelio, en la caja, y Ricardo, uno de sus hijos, que trabaja en el homo y hace los mandados y las entregas. Ahora utilizan menos de 150 kg de harina y el antiguo emplazamiento de la panade- rfa es un espacio de almacenamiento para maquinatia vieja y en desu- so y para las vacfas estanterias de vidrio donde ponian “las tortas, los siindwiches y las masas” que solfan hacer las delicias del pueblo. “Ve to desolado que parece este lugar", me pregunta Marfa Esther. La ma- yor parte de Ia produccisn de la panaderia ahora la compra el Estado Para prover a los comedores infantiles. “Eso nos ayuda bastante”, ad- mite Keli. “Todo empeoré cuando cerré Yer”, afirma Maria Esther ~y es ini- til insistir en el hecho de que en realidad YPF no cert6 y dejé el pue- blo sino que simplemente, aunque significativamente, cambid de manos~ Empezatos a achicarnos, y mite lo que somos ahora, qué negocio tan chico, Era un negocio de ochenta m2. Y ahora, ves, tiene dieci séis m2. Nos achicamnos... no queremos deshacernos del negocio porque es la vida de mi esposo... solia ir al club a estar con sus ami- B08 pero ahora no va porque necesita plata pata hacerlo. Uno tiene or que comprar la bebida, gastar en comida ode vez en cuando invitar tuna ronda de bebidas. Es mejor quedarse en casa si uno va a sentir vergtienza ‘A Marfa Esther y a Kelio, los 70 y tantos afios, les van a rematar su ‘casa -la casa donde vivieron més de cuarenta afios, donde criaron a sus hijos y a sus nietos y donde me alojaron generosamente més de tuna semana causa de una deuda contraida con el banco de la pro- vincia: “Creo que la vamos a perder”, me dice con frustracién Marfa Esther. Luego me explica con tristeza c6mo se aparté del resto de la sociedad, que nunca més puso los pies més allé del umbral. “No salgo porque siento vergiienza, me convert en una ermitafia.” A la gente Como ella y a miles de ottos se referfa Laura en el programa de televi- sién Hora Clave cuando dijo: “Cuando uno no tiene trabajo, se siente mal, se enferma... uno no quiere ni salir de su casa”. El ajuste del Estado y sus efectos La privaticacién genera eficiencia y empleo... ms inversién, més ti- queza y mis trabajo. RoserT HUTT, Heritage Foundation La falta de futuro, anteriormente reservada a los “condenados de la ss una experiencia creciente y extendida y aun modal. Pierre BourDieu, Pascalian Meditations En marzo de 1941, en una carta a sus padres, Juan Carlos Dominguez, un trabajador de YPF, escribe: “Uno ve a YPF en todas partes, incluso los automéviles tienen la patente de YPF". Su carta describe la rudeza de la vida y del trabajo en Plaza Huincul pero también el bienestar tecondmico de los trabajadores y los atractivos de la vida en un desier- 68 to. En una carta enviada en mayo de 1941, les dice a sus padres: “El sueldo de este mes no fue tan alto porque sélo gané 197,50 pesos” Sus gastos totales, cuenta, fueron de alrededor de 121,33 pesos “y sin més novedades les envio un giro por 70 pesos”. Aun en un mal mes, un trabajador podia enviar a su familia mas de un tercio de su salario (Saade, 1986, p. 294) Tanto Plaza Huincul como Cutral-c6 nacieron y se desarrollaron gracias a la actividad petrolera. Desde su inicios, en 1918 y 1933, res- pectivamente, ambos pueblos crecieron al ritmo (y se tornaron alta- mente dependientes) de los beneficios proporcionades por la producci6n petrolera y por las actividades de la empresa petrolera es- tatal, YPF (la primera empresa gubernamental, fundada en 1922). Con el descubrimiento de petréleo en la zona llegé la ocupacién territorial y. con ésta, el establecimiento de la comunidad, todo el proceso deri vado de la accién estatal. El répido crecimiento de la poblacién de ambos pueblos refleja la expansién de las actividades de ver. Desde 1947 a 1999, la poblacién total se increment6 de 6.452 a 44.711 ha- bitantes, un crecimiento demogréfico impresionante desde todo pun- code vista (Favaro y Bucciarelli, 1994) La empresa estatal proporcioné no sélo trabajo para sus empleados. En verdad, vPF, una empresa en la que se permanecia desde la cuna has- ta la tumba, beneficis 2 sus empleados con sueldos mas altos que el pro- medio, viviendas extremadamente buenas que eran cuidadas por personal especializado de la empresa (“YPF hacfa arteglar todo lo que se rompia en las casas", escuché decir repetidamente a ex empleados de PF), acceso a buenos hospitales y un plan de cobertura médica y vaca ciones pagas (“Una ver al afio tenfamos billetes de avin gratuitos y dos semanas en un hotel en Buenos Aires 0 en cualquier otto lugar del pats”). La presencia de la empresa estatal impuls6 toda la vida social y econémica de la regisn. YPF no sélo desarrollé tareas productivas y ex- traccién petrolera. La empresa estatal construy6 barrios enteros y les dio a ottos servicios cloacales y de electricidad. vPF también erigié un hospital local de alto nivel, una sala de cine y teatro y un centro depor- | tivo y proporcioné transporte escolar de los que todos podan servirse. En otras palabras, YPe "lo era todo para los dos pueblos: trabajo, salud, ceducacidn, deporte y placer” (Costallat, 1996, p. 6). Aun quienes no tecibian beneficios directos de la empresa podian de algein: modo apro- vVochar su presencia: el sector comercial y de servicios se beneficié con Lalo poder de compra de los trabajadores estatales En menos de dos afios, un sistema econdimico y una forma de vida que duraron mis de cuatro décadas fueron literalmente destruidos. La privarizacién de YPF fue aprobada por ley del Congreso Nacional el 24 Fe septiembre de 1992 y muy répidamente la regién sufri6 los efectos evastadores de ese hecho. Hacia 1991 YPF contaba con 52.000 em- pleados. A fines del aio siguiente, redujo su personal a 13.500 traba jadores. En la Administracién Plaza Huincul, el recorte fue mas brutal: en menos de un afio pass de 4.200 empleados a emplear 600 (Favaro etal, 1997). Desde la privatizacisn, yPF no sélo redujo su per- sonal, Acabé con su modelo de empresa de bienestar alrededor de la Ral evolucionaba ta vida de dos pueblos (la empresa incluso mud6 sus cuarteles generales fuera de Plaza Huincul) y se convirtié en un enclave del sector gerenciado segin estrictos lineamientos capitalis- tae au énfasis en la extraccién de recursos minerales més que en la ex- ploracién de nuevas seas le garantizé niveles récord de produccion petrolea y de ganancias en los aiios que siguieron a la privatizacion, ‘Con el nombre de “ex ypefianos” naci6 una nueva colectividad, la de [os ex empleados de YPE que fueron despedidos mediante la politica teufemsticamente denontinada de “retiros voluntarios”, financiada con ton préstno del Banco Mundial. Una parte de los despedidos estaba Geren de jubilase y debido a sus altos haberes jubilatorios son los tinicos {que ahors impalsin In economia local. Se dice que cerca de la mitac del ingreso que generan ambos pueblos procede ahora de los jubilados (Costallat, 1999; La Moneata del Sur, 10 de agosto le 1996, p. 8). Aun- {que no forman parte de la poblacién econémicamente activa, sus ju- Bilaciones mas altas que las del promedio sostienen a familias enteras de ambos pueblos. Un segundo grupo de ex ypefianos recibié sus in- 10 demnizaciones y cre6 pequefias empresas que ahiora brindan servicio a la nueva YPF privatizada Coino parte del programa de desregulacion petrolera, esas empre- sas de reciente creacién privilegiaron la relaci6n con YPE durante un perfodo limitado, vendiéndole servicios o realizando tareas que ante- riormente ejecutaban los empleados de aquella empresa. Tras ese pe- Jo, que duré de uno # dos aos, las nuevas empresas comenzaron a “competie” en el mercado abierto por los contratos de YPF. Sin aseso- ria experta ni entrenamiento en los aspectos organizativos, técnicos, administrativos y gerenciales inherentes a la direccién de una empre~ sa, casi todas esas empresas nuevas quebraron. Unas pocas siguen lu- chando para pagar a sus empleados un salario rminimo Un tercer grupo de ex ypefianos uss el dinero de la indemnizacién para aventurarse en nuevos territorios: el de los trabajadores auténo- ‘mos, Repentinamente, en un lapso de menos de un afio, los dos pueblos vieron cémo irrumpfan quioscos, panaderias, almacenes, estaciones de servicio, alleres mecénicos y negocios de alquiler de videos en cada es- quina del pueblo. “En 1992 se inauguraron docenas de panaderias”, re- cuerda Marfa Esther. Ese aumento de la competencia sumado al empobrecimiento general de las clases trabajacloras de ambos pueblos sellaton el destino de “El Sol”. Ya no existian los altos salarios que la empresa YPF pagaba a miles de sus empleados (desde aquellos que tra- bajaban en los yacimientos hasta el personal mis calificado) y apenas se acabé el dinero de las indemnizaciones los dos pueblos empezaron a sentir las consecuencias reales de la “modernizacién del Estado", como denominaron las autoridades nacionales al frenesi privatizador. Dejé de circular un flujo anual de aproximadamente un millén de délares que alimencaba el circuico comercial, con lo que se redujo a més de la mitad la cantidad de trabajadores empleacos en el sector comercial Aunque no se dispone dle datos demogrifices para el afio 2000, el bru- tal declive en los precios del mercado inmobiliario en la zona (40% en. 1997) podria dar una indicacién del lento pero sostenido proceso de emigracién (Favaro et al, 1997) a “Cuando se fue YPF fue el fin del mundo”, me dice Sadia mientras, tomamos mate, y su descarnada opinién es compartida por muchos habitantes de ambos pueblos. Los titulares de los principales periédi- cos regionales dieron cuenta de este sentimiento generalizado cuando los primeros efectos de la privatizacién (no ciertamente los previstos por guries como Robert Utt) empezaron a sentirse en Cutral-cé y en. Plaza Huincul (Rio Negro, 21 de enero de 1992). “Alarmante desocu- pacién en la regiGn petrolera” (Rio Negro, 6 de mayo de 1992). Mien- tras se pontan en préctica despidos masivos, los articulos describian una “sensacién general de incertidumbre” en relacién con los co- mienzos del proceso que ahora encontramos maduro: el hiperdesem- pleo. En 1997, la poblacién econémicamente activa de Cutral-cé era de 25.340 personas. De esta cifra, un 30% estaban desempleados. Mas de la mitad de la poblacién de los dos pueblos vive por debajo de la It- nea oficial de pobreza (Favaro et al., 1997, p. 17). Actualmente sdlo un 35% de esas 7.408 personas reciben subsidios (“planes de trabajo”) federales o provinciales, que consisten en una suma promedio de 150 pesos. “Hubo ~dice Zulma, una de las coordinadoras de la Red de Em. pleo local~ un aumento real en los subsidios tras las protestas de 1996.” Sin embargo, en los tiltimos dos afios, afirma ella, “el importe total de los subsidios y os montos ha bajado”. La mayor parte de los “planes de trabajo", como se los lama, debe renovarse cada tres a seis meses. "Y cada vez que se anula un plan, tenemos que traer dos poli- cias a la oficina porque la gente se vuelve loca y reacciona con vio- lencia...". Siendo que ella misma fue beneficiaria de uno de esos planes, sus comentarios no deben interpretarse como opiniones con- tra aquellos que reciben los subsidios. Ella comprende ms que nadie los terribles efectos de la desocupacién: “La gente pobre lucha entre sf por obtener un subsidio... La gente que viene a pedir un ‘plan de tra- bajo’ llega en pésimas condiciones... aun ms quienes solian trabajar en la ver”. “La lucha para no transformarse en un pueblo fantasma” titula el periédico regional Rio Negro una nota dedicada a reteatar el sufrimien- 2 to de Cutral-c6 el 26 de marzo de 1994. Entre otras cosas, el articulo registra una cafda de entre el 30% y el 40% en la actividad comercial local. “Ahora que YPF se fue, no creo que el pueblo desaparezca.” Esa frase me fue repetida una y otra ver en mis entrevistas y conversacio- nes informales. Hasta tal punto que comencé a pensar en ella como en algo mds que un diagnéstico esperanzado, Expresa la extendida preo- cupacién de los habitantes de ambos pueblos respecto de su sombrfo futuro. Yer, de hecho, no ’e ha ido (al contratio, extrae mas petroleo que nunca), pero si se ha ido la empresa que “daba vida” a ambos pueblos (‘petrdleo y pan’, como dice la cancisn), y pot lo tanto se ha llevado consigo la idea de una vida futura en la regiSn. Para algunos, la deso- cupacién se transforma realmente en una experiencia modal; para aquellos que carecen de educacién y de habilidades (segiin un infor- me producido por investigadores con sede en la Universidad Nacio- nal de Quilmes, la poblacién local desempleada esta en una “condicién altamente critica’, dados los niveles de educacidn por de- bajo del promedio y la edad por encima del promedio), el futuro pre- senta la esperanza de empleo ocasional durante un periodo limitado 0 el acceso a un subsidio y un paquete con comida enviado por el go- bierno a través de un programa de asistencia alimentaria. Como me dice Daniel, que en la treintena de afios que lleva vividos nunca co- nocié la experiencia de tener un trabajo estable: “Cada tanto pinta algo. Por suerte tenemos el subsidio y el paquete de comida; sin eso no sé qué hariamos”. Otros, como Mary y su esposo, oscilan entre el pleno empleo y la asistencia estatal. Ella cuida a una pareja de ancia- nos a cambio del subsidio de 150 pesos; su marido esté trabajando (como contratado) en una empresa local de transporte. “Pero nadie sabe lo que pasaré con la empresa”, me dice Mary, describiendo cémo su vida se ha convertido tiltimamente en un juego de azar: “nada es seguro”. Me muestra la caja en la que el gobierno le envia comida una vez por mes y agrega con amargura: “Es dificil acostumbrarse a esto Yo no estaba acostumbrada a recibir cosas. Trabajé toda mi vida, esto B hiere el orgullo... pero hay que dejar el orgullo de lado para cuidar a tu hijo, él precisa la leche todos los das”. Otros, que tienen trabajo estable en el sistema educativo o en la Municipalidad, no remen canto por sf mismos Como por sus hijos y por el futuro (o Ia falta de futuro) que el pueblo les tiene reservado, Mientras escuchamos la cancién “Mensajes de invierno”, Ménica describe con claridad y con confianza lo que quiere para ella y para su hijo: terminar el secundario e ir a la universidad. Leidas de cerca, las palabras de Ménica comunican las incertidumbres que ella y ottos ha- bitantes padecen: No exe que el pueblo se desvanezca. Soy una oprimista... Escucha la cancidn cuando dice: “Y si prucbo y me quedo... ayude al vez” Quiero que mi hijo se quede aqui, no quiero que se vaya. «A dénde voy a it? Por qué tengo que itme? ;No! Yo formé una familia act. Esta tierra me dio oportunidades. La plaza es testigo de mis prime- ros encuentros con el padre de mi hijo, Cutral-c6 es ef lugar donde €I nacis. No, yo me quedo. Y vos sabés que con mi sueldo (400 pe- 0s por mes) apenas se puede. Pero me quedo. Leo, un profesor de escuela secundaria, resume este sentimiento de un fututo bortoso fuertemente ligado a In desaparicién del empleo. Tam- bign ilustra el sentimiento general, presente en casi todos los habitan- tes con los que hablo, El de estar librados a fuerzas externas; un sentimiento (no hace falta actararlo) que esta enraizado en el proceso de pauperizacién producido hace pricticamente una década, por la re- tirada del Estado y actualmente por la indiferencia oficial: No ereo que Cutral-cs desupatezca, pero sera un pueblo de nifos y viejos. Los que tienen edad para trabajar rendran que irse y regresa- ran cuando se jubilen. Estoy en cierto sentido resignado al hecho de que mis hijos no se queden aca. Apenas terminen el secundaria se irin, Es una verdadera vergienza tener que irse porque no hay otra 74 En su diario, Laura habla, en términos muy generales, acerca de la po- breza y la desesperanza, acerca de la generalizacisn del desempleo y la miseria, No serfa posible comprender el significado que la pueblada posee para los habitantes y para los piqueteros sin cener en cuenta el cuadro histérico més amplio, definido por el proceso de ajuste estru tural y su transposiciGn local, la privatizacién de ver. Aunque ripida- mente corroida por fas fuerzas del mereado, las experiencias hist6ricas de la poblaci6n atravesada por décatas del bienestar aportadlo por YPF modelaron no sélo las definiciones compartidas de sus discursos ac- tuales sino también su deseo de resistir individual y colectivamente ~como lo expresa Ménica cuando, con la cancién “Mensajes de In- vierno” sonando como telén de fondo, me habla de sus recuerdos de un tiempo perdido, de su determinaci6n de quedarse y de su compren- si6n de la pueblada—: La gente supo vivir bien acd... Amo todas y cada una de las cosas de aqui, tengo mis raices aqui, amo este viento, este suelo porque es el viento de la Patagonia. Cutral-cé es mi refaygio, no voy a ime, La pueblada cuvo que ver con todo esto, tiene que ver con quedarse aqui. No nos moveremos de la ruta porque estamos aqui para que- darnos, , como lo espresa Rubén, un piquetero, menos de un mes después de los acontecimientos de junio: “Estaba ahi porque queria trabajo, eso es todo. Queria tener un futuro, una certeza de que podia estar acd, de que no tendeia que irme de Cutral-cs” (Tribuna Abierta, 15 de julio de 1996, p. 4) El diario de Laura también describe las privaciones de su vida desde el divorcio y las humillaciones padecidas a manos de un sistema judi- cial indiferente. Si bien las condiciones estructurales Ue fondo son cru- ciales para comprender la protesta vivida, no son la vinica fuente de sentido que los manifestantes adscriben a la movilizacién masiva. La emergencia de la protesta encuentsa a Laura en un momento muy dif B cil de su vida. Seria igualmente dificil comprendet su participacién en la protesta sin explorar en profundidad su biografia. Es ahora el mo- mento de excavar y sacar a la superficie los temas que considero vitales, para la comprensién de su experiencia beligerante. 16 Capitulo 2 La vida de Laura: “;Cémo cat tan bajo?” Luego de varios das de hablar de la pueblada, le pregunto a Laura si antes de los episodios ha tenido experiencias de accién colectiva 0 de corte de rutas. Blla niega cualquier milicancia anterior y vincula su participacién con su vida “en la cércel”: Yo no tenfa conocimiento de nada, yo vivia en una nube de pedo. {Las protestas eran] algo que leias en el diario y que estaban muy lejos de tu vida. © algin sindicato que habian echado gente, y que cortaban una calle, o que se apostaban frente a una empresa... eran cosas que estaban muy lejos de tu vida. No te olvides que te esté hablando una mujer que... yo siempre digo, yo vivia en una cércel. Porque mi violencia familiar no me dejaba pensar, no me dejaba decidir. Vivia en una cércel. Para mi esta casa era una c4r- cel. Yo no salia ni a hacer las compras. Salf de esa situacién cuan- do me separé, y pasé al otro estado. La persona con la que estés hablando vivi6 dos vidas, una en la més completa oscuridad, y otra con una luz muy blanca. El otro estado mio, mi manera de sa- lir a flote fue dar clase a alumnos particulates... me rodeé de chi- cos que eran la luz de mi vida, mi felicidad... ésas son las cosas que marcaron mi vida. 1 Las paginas del diario de Laura hablan en términos muy generales dle las condiciones de desempleo y de pobreza pero también hablan de su propio suftimiento, de su propia pobreza desde que se divorcis en ju- lio de 1993. Esos fueron afios de “soledad, esfuerzos, luchas", afios de una lucha despareja contra las “humillaciones del sistema judicial”. Su participacién en la pueblada esta directamente relacionada con e505 tres afios que van desde su divorcio hasta el corte de ruta, con lo que aprendié durante esa "época horrible” e, indirectamente, con to- da su vida, Su decisién cle quedarse en la ruta y sus acciones, pensa- mientos y sentimientos durante esos incensos dias (incluso su decisién de abandonar “la lucha” a meses de los acontecimientos) estan pro- fundamente influides por algunos momentos y temas cruciales de su vida, “marcas”, como ella dice. Por ende, antes de adentramos en el proceso mediante el cual ella se convierte primero en piquetera y lue- gon la “representante y simbolo”, debemos explorar con algan dete: nimiento esos elementos biograficos La reconstruccién de la historia de vida de Laura que se leerd a con- tinuacién esté basada en mas de veinte horas de entrevistas grabadas y en una innumerable cantidad de conversaciones y cartas. Para guiar a las lectoras y lectores hacia los temas socioligicamente relevantes pre- sentes en Ia vida de Laura, he afadido titulos que provienen de frases de las entrevistas. No creo que la vida de Laura (ni la de nadie) “hable por si misma’ la razén por la que decidf mantener su historia “en sa propia vor” no surge de la “ilusién espontanetsta” (Bourdieu, 1999, p. 621) que supone que las voces de los actores transmiten su propia ver- dad, sino de la conviccién de que la manera en que se cuenta una hi toria es parte integral de la historia misma. Los criterios utilizados para la reconstruccién de la vida de Laura combinan aquellos que la histo- ria misma provee (aquellos temas a los que Laura les dedica mas tiem- po y energfa) y aquellos que yo consideto centrales para entender su situacién. Una nifiez dominada por padres muy estrictos, un matrimo- nio violento, un divorcio tortuoso € interminables tratos con el siste ‘ma judicial son los temas principales que se suceden en su vida B “Sali de la carcel de mi casa a la cdrcel de un marido” Laura Padilla nacié en General Roca, Rfo Negro, hace cuarenta y cuatro afios. Asf cuenta su vida: Me crié casi sin papd. Yo tenia un aio cuando mi papa empers a trabajar en YPF, y tenfa diecinueve cuando renuncié y mi hija (Pau- la) ya tenia un aao. Yo vivi toda mi nitie: y mi adolescencia sin pa- pa porque mi viejo se iba a trabajar al campo de obsero de sismogeafica, y venta sélo los fines de semana. Mi papa nunca se afi- lig al srs, ni al sindicato, y por eso padecié mucho con Sapag. Lo trasladaban todo el tiempo. Yo me crié en una familia en la que la politica era un tema que estaba prohibido. El politico, en mi casa, era un tipo sucio. A mi no me gustan los politicos [...|. Mi mama nos crié con todo el amor del mundo, pero no nos dejé vivir, no me dejaba salir, no me dejaba tener amigos. Nos encerraba en casa, me evaba y me trafa a la escuela, no le gustaban mis amigos, no le gustaba que saliera, no me dejaba ir al boliche porque era de putas. Yo salf de la cércel de mi casa a la crcel de un marido J. Estar casacla era como estar en la circel... Me casé legalmente con Juan @ los 24 aftos. Pero antes tuve ln nena a los 18 con un novio con el ‘que no quise casarme; mi familia no me lo perdoné nunca. Yo estu- ve con papa y mamé hasta que me casé, pero es como que quedé la mancha a la familia. Yo desde que era chica tenfa que tener un ma- rido y un hogar, ése era el mandato. ¥ Juan también tenia ese men- saje. Yo creo que nos quisiinos, fo que no nos dimos cuenta es la relacién que tbamos a tener. Yo jamais habia vivido algo asi como mujer golpeada u hombre golpeador. Nunca. Mi papa, jams. También tiene mucho que ver con que él no estaba nunca en casa Lo poco que yo vefa de la relacién de mis viejos era todo amor y paz. Para mi la relacién matrimonial eran esos fines de semana. Yo idealicé mucho la relacién de un matrimonio. Con mi marido twvi imos diferencias desde el primer df. Durante el noviasgo yo habta luchado muchisimo por tener la casa, por tener comodidades, venfa ‘con ese mensaje de mi familia: casarme con la casa puesta, con to 79 80 das las comodidades. Los dos trabajamos muy bien. Yo trabajaba en. la Caja de Subsidios Familiares. Tenia un muy buen sueldo como cempleada piblica. Mi marido trabajaba en una empresa construeto- ra y aparte estaba estudiando para contador en la universidad en. Neuquén. Desde un primer momento la relacidn fue pésima, el pri- rer dia que eneré a casa, luego de casarnos, mi marido me dijo: “elegt en qué cincuenta por ciento vas a vivir, porque el cincuenta por ciento es tuyo...”. Ese dia me enteré que durante los dos afios que estuvimos construyendo la casa, a él le molestaba eso porque, cen su familia, la tradicidn es que la casa est4 siempre a nombre del hombre, no figura el nombre de la mujer en una escritura. Son estu- pieces, pero bueno... Y ya después la violencia, la violencia fue ca- si inmediata. Cuando me casé él le dio el apellido a mi hija (Paula) Es como que yo tenia que decir gracias todos los dias. Esos fueron los mensajes de los primeros meses de casada. Es como que él habia ccometido un acto de total herofsmo al darle el apellido a una hija {que era una bastards. Mi primera separacién fue a raft de que mi papé me Ilams porque estaba descompuesto, yo pedi permiso para ir, y Juan me ordené que me vuelva en taxi, que no me traiga mi paps. Cuando mi paps me trajo de vuelea, abi tiré la heladera a la calle. Me acuerdo que estaba nevando, y yo estaba en camisén con. la nena, Era de noche, Me separé. Como estaba trabajando, inicié un divorcio. Yo ya estaba embarazada de cinco meses. Si bien en los imeros meses Juan se habia interesado en el embarazo, desde ese dia que me pated y me eché de la casa, con mas de cincuenta cent. mettos de nieve, se bort6, se borrs. Tuve que iniciarle un juicio, ‘ensequida el juez decidié la exclusi6n del hogar. Me dieron la posi- bilidad de volver a casa, Cuando regresé, me acompaf una chica que trabajaba conmigo, la casa estaba totalmente vacia, se habia Tlevado todo, sélo estaban las paredes. Como pude fui organizando Ia casa, naci6 Guillermo, mi marido no aparecié. La primera au- diencia del juicio de divorcio era para el 20 de marzo de 1985. Yo tenia muchos testigos, aunque no sabfa mucho de leyes. Tenfamos auchostestigos que lo habian visto varias veces con armas, cuando ros amenazaba a mi ya la nena. En una de las oportunidades, la ve- cina lo vio cuando me tenta a mi con la pistola en la cabeza. Todo porque yo no obedecfa, en cosas como haber ido a la casa de mi ma- ma sin su permiso. O porque ella me habia venido a ver y se habia Nevado a Paula de visita. Desde que le puso el apellido, ni la nena ni yo podiamos tener més relacién con la familia Padilla. Yo tenia que visitar todos los dias a mi suegra, se almorzaba en casa pero to- dos los dias se cenaba en lo de mi suegra. Yo odiaba eso. Ances de la primera audiencia de divorcio, Juan viene a pedie perdén, lo abraza al nene, y yo super enamorada le digo que sf. Entonces fui a tribu- nales y dije que no queria separarme. Los testigos se fueron todos a su casa, ¢odos creyendo que yo cometia el peor error de mi vida; pe- ro estaba él, que era mi marido, el papé de mis hijos. Tuvimos una telacién més 0 menos buena durante un afio, hasta que él decide te- ner otro hijo... buena, quiero decir, sin golpes, llena de viajes a la playa, a las montafias, sliamos casi todos los fines de semana. Has- ta que quiere tener otro hijo més, lo planea, sacé fechas, cuentas, recorrié doctores porque él queria tener un hijo para el 6 de junio que era su cumpleafios. Y las cuentas le daban que en agosto se te- nia que poner las pilas. Asi estuvimos como cuatro meses sin tener relaciones porque él se estaba guardando para hacer el var6n. Ya para septiembre del '86 estaba embarazada. En diciembre le agarcé otra vez el patatin, por cualquier cosa se molestaba. A todo esto, durante esa relacién buena, yo no veia a mis padres, nia mis amigos del trabajo. Yo trabajaba pero tenia prohibido hablar con mis com- pafieros, cosa que yo cumplia. Ellos nunca entendian qué me pasa- ba. Cuando se acercaban a hablarme yo les decia que no podia porque iba a tener problemas. Me fui aislando. Cuando quedé em- barazada renuncié al trabajo porque mi marido deefa que con tres chicos yo no podia trabajar, de que iba a ser muy engorroso, de que no hacfa falta porque estibamos bien. Asi que renuncié en noviem- bre, cuando cobré el sueldo me compré la miquina de coser y el la varropa ~ése que tengo ahi~. Y se enojé por eso, porque yo no queria un lavarropa comtin, sino uno bueno que haga todo... se enojé y estuvimos casi una semana sin que él comprara comida, no compraba leche, nada para los chicos. Le hice un reclamo una 1: che, fue muy diffcl, tue un acto de coraje, y pegs media vuelta y se fue. Otra vez, me quedé sola con los chicos, con el embarazo, ya no 81 a2 trabajaba. Nadie me prestaba acencidn, Fue terrible, hasta que en mayo nacid Miguel Angel. Tuve que volver con mi mam, mi m: ind vivia reprochéndome, diciendo que era una tarada, una esti da, que la culpable era yo... Mi pap nunca existié, era como mudo. Asinace Miguel Angel. Yo le habia iniciado un juicio por cuora de alimentos... fueron mis primeras huichas, me trataban pésimo, poco mis que me decian que era una boluda, que cémo me iba a pelear con un tipo que tenia esos ingresos. Yo reclamé también régimen de visitas, porque ya empez6 a venir de noche, me tiraba piedras arriba del recho de chapa, y se querta meter en la casa. Un dia rom- pid todos los vidrios. Y yo estaban con los chicos asustadisima en et pasillo. En la primera audiencia del régimen de visitas, me trataron de todo, de inmadura, de todo, de la que te padés imaginar. Incluso tengo un informe de una psicdloga que dice que yo en un primer momento ponia buena predisposicién, pero que al final de las char- Jas siempre era yo la que causaba problemas porque yo no queria que 6 encrara a la casa a visitar al bebé. Bl juez resolvis que los dias domingos el padre tenia una hora para entrar ala casa, me gustara 0 ro, porque la casa estaba a nombre de los dos, porque no tenfamos separacion de bienes, y porque ademés yo no poxlia interrumpir la rclacién del padre y el hijo. El primer domingo que fue, yo le prepa- réla mamadera a Miguelito y lo dejé solo en ef comedor. Mis veci- nas ya no se querian quedar conmigo, no tenia une persona que se quedara a hacerme compaifa. Y tampoco podia dejarle la casa sola porque tenia miedo de que se instalara y no lo sacaba més. El pri- tmer domingo no pasé nada, el segundo domingo, hice lo mismo, le preparé la mamadera y lo dejé en el comedor. Yo me fui al dormito- fio y él se vino ats mio, y traia la pistola en la cintura, y me puso In pistola en fa cabeza y me dijo que me iba a matar porque no era vida para ninguno de tos dos, que me mataba y se macaba. ¥ yo le juré y le reconcrajuré un amor eterno. ¥ que yo lo querfa, que yo lo amaba, lo convenes de que lo amaba. Tal es asf que esa noche tuvi- mos relaciones sexuales, y él puso la pistola sobre la mesita de luz, runca me voy a olvidar porque no dormt en toda la noche, miran- do la pistola. No me dejaba ni ira ver al nene que estaba en e! moi- sés, terrorifico, El bebé se durmis en el moisés en la cocina y Guillermo se durmis en la habitacisn, solitos, sin que nosocros los atendiéramos, Al otro clia ya trajo la ropa y empez6 a convivie[...} Me aterroricé, me atertoricé, por mi, por los chicos. Yo crei que esa noche nos mataba a todos. Porque aparte me sorprendié porque vi no tranquil. Yo generalmente lo conocfa porque se ponfa muy co- lorado, y no estaba colorado. Cuando él volvis yo pasé a ser la sefiora bien vestida y callada la boca, muy bien vestida, y con una vida muy holgada, pero muy calladita la boca. Tenfamos dos co: ches, yo jams aprendi a manejar. Yo era ama de casa. El estaba fe- liz porque yo éra la que cocinaba, la que atendia a los chicos, estaba todo el dia en ta casa, él salia a trabajar todo el dia y yo estaba, esta- ba para preparar mate cuando se levantaba. El ahi empez6 a ser fe “Fue muy violento lo mio” Juan consiguié trabajo en una empresa en Cutral-c6... le iba bien cen la empresa y decidimos irnos. Fl decfa que en General Roca te- rniamos problemas con los padres de él y con los mfos. Decidis él, yo no decidia nada, si yo no existia... Por esos dias, siempre habia las palizas. Como para que te des una idea: habjamos comido un he- lado que yo habia preparado y habfan sobrado dos cucharadas. Yo, limpiando la cocina, decido hacer otro helado, y lo que sobraba del oxro se lo comieron los chicos. Cuando él vuelve a las cuatro de la tarde, no estaba hecho el helado que yo haba preparado, entonces ine pidié el helado que habia sobrado de la noche anterior. Le dije que los chicas se lo habfan comido. No sabés la paliza que me dio. Y agarté todos los sobrecitos de helado, eran como treinta, y me los desparrams por toda la casa, living, sillones, camas, pot toda la ca- sa. Y después se iba. ¥ yo limpiaba, yo lo Gnico que hacfa era llorar y limpiat. Hasta que un dia me pegs y me tité contra la heladera y me desmayé. Salieron Paula y Guillermo, creyéndome muerta, a buscar a los vecinos. Pero mis hijos na dijeron que “papa me habia pegado” sino que mam se habia caido. Entonces, él me acompais con un vecino que manejaha, porque dijo que ninguno de los dos vehiculos le funcionaba. Me lleva a la guardia del hospital y le dice 83 al médico que yo era histérica, nerviosa, que siempre me caia. ¥ el snalea se tees ala camilla, me acarici6 la frente y me dijo: “Yo te creo, gorda", Eso fue todo. Yo no hablaba. Después me enteré de que el médico le dijo a Juan que si al otro dia no me levaba a las tres de la tarde, él hacfa la denuncia por violencia doméstica. Yo ni siquiera sabia lo que era violencia familiar. El médico me puso en contacto con el servicio social del hospital. Fue la primera ver en mi vida que config en alguien, En el servicio del hospital, una asis- tente social me dijo que no mintiera més, que ellos ya sabfan que ‘mi marido me habia pegado, que yo no me habia cafdo, y que ellos te brindaban la posibilidad de cambiar de vida, pero que me iba a lever muchos aos, qu tenia que hacer un tnamyeno con sie logos. ¥ yo le discutfa, porque yo a los psicdlogos iba, y aparte no te site gc amos todos los domingos a misa ¥ yo al cura le confe- saba que mi marido me mataba a palos. El cure me decia que lo per donara y retara por él. Es més, me daba penitencia a mi, era yo la que terminaba rezando dos padrenuestros y tres avemarias. Y abi eampecé a ir alos grupos, pero no le decta ta verdad a Juan. Porque 41 venia a las cuatro de la tarde de la empresa, y yo tenia grupos los miércoles de dos a cuatro [..] Cuando yo empecé a ira los grupos una de las cosas que quise hacer fue empezar a manejar, ésa fue mi mayor soltura. Le dije que queria aprender a manejar porque, ya que tenfamos dos autos, querfa llevar a los chicos a la escuela. Mi mati do controlaba todo, yo no tenia amigos, eran sus amigos. Una cér- cel. Para evitar que aprenda a manejar decidis que nos mudsramos a media cuadra de la escuela... Yo querta aprender a manejar, para ini era ridiculo cener das coches y yo tener que andar a pata. En realidad no tenta necesidad, porque yo ni las compras hacia. Yo es- taba aero de la casa, alo sumo slams juntos, aht era la familia perfecta.[bamos todos juntos de compras,irradiandbo felicidad. Ahi 0 ya me enfermé, no podtia caminar, no me daban las piermas. Em pecé con los tratamientos de anemia, ya estsbamos en el '91, y ya empecé de a poco a quedarme en cama, a quedarme mas en cama, tno me daban las piernas, era un cansancio, un agotamiento... Juan, ove tacaba de que era una vaga, una incl, de que no servia para una mierda. Yo me empecé a quedar en cama, a veces perdia el co ocimiento, me pasaba horas sin saber qué pasaba... Ast pasaron dos afios de mi vida. El tiltimo afio ni al bafio me podia levantar. Yo estaba impresionantemente gorda [...]. Lo que yo tenfa era un problema de tiroides, pero me habian diagnosticado anemia. Cuan- do ya estaba con una patita en el cajén, una médica en el hospital, Que estaba reemplazando al médico que siempre me atendia, vio el Problema y me dio una esperanza. empecé el tratamiento para la tiroides el 12 de junio, y para el 12 de julio ya estaba separada [.] Yo sabia, por los grupos de mujeres, que la enfermedad grave que yo tenfa era violencia familiar. A mi me habian quedado ideas de esas charlas. Fue muy violento lo mio, decid vivir... Y comencé a tenet charlas con mi marido, y a decirle que las cosas iban a cambiar. Y él me decia “sf, porque vas a poder levantarte, cocinar, estar con los chicos’. Y no me daba bola, no encendia lo que yo le deeta. Lo que queria que cambiara era el trato hacta mi. Era el trato que tenfamos como pareja. Yo me daba cuenta que para él yo iba a seguir con mi vida de humillaciones, de lavar platos, de lavar pisos, que la comida a horario, que vivir cocinando. Ese era para él el cambio mio. Y pa. ra mf pasaba por otro lado. “Si tengo que buscar un golpe, alld voy” Una noche, Laura se escaps de su casa de Cutral-c6 con sus tres hijos Los llevé a General Roca hasta la casa de sus padres, con quienes ne habfa tenido contacto durante varios afios porque “Juan me lo tenia prohibido". Regres6 a Cutral-cé y alli comenzé otra pesadilla, esta ver con las irracionalidades y las humillaciones del sistema judicial, de funcionarios piblicos y abogados. Sigue contando Laura Volvi a Cutral-e6 y me fui directo a Tribunales. Una secretaria del jurgado me dijo: “Laura, no tenés un golpe. Vos hiciste abandono de hogar. No vas a tener derecho a nada, y olvidate de la tenencia de tus hijos". Y yo le pregunté: _iQueé es lo que tengo que hacer? @Buscarme un golpe? “Minimo ~me dijo-, un golpe”. Yo pensabs: 85 86 he tenido millones de golpes, hoy que necesito uno no lo tengo. Me {que muy grabado que lo que primero ue perdia era la tenencia ide los chicos y que la culpable de lo que pasé iba a ser yo. Ast que dlije, si hay que ira buscarse un golpe, voy. Me fui a buscar un taxi- fer, lo llamé por teléfono a Juan, le dije que necesitaba algunas co: sas de los chicos. Y él me dijo que teniamos que hablar, yo le dije ‘que primero necesitaba las cosas de los chicos [..}. Entré a mi casa Y le decfa a Juan, alcanzame tres vasos, tres platos, (res C4828, ces Cubiertos, tres sillas, tres camas, me llevo un televisor. Empexs a tenojarse, cada vez ms colorado, més furioso... En un momento, fui al dormitorio y me caz6 del cuello y me apret6 en la gurganta, muy tipico del golpeador. Me levanté en el aire. Y yo le dije, soltime, ya. Y cuando me solt6, volvi a pedicle tres juegos de sibanas, tres antag, tres... Cuando estaba en el dormitorio de la nena, me Largs tina pina que si me la hubiera dado, esto no te lo cuento. Yo sent el aire que me pas6 por Is cara. En los grupos habta aprendido «ue una Ue las maneras de defenderse ¢s gitar, eso provoca el shock y te de~ jan de golpear. Salégritando en el medio de la calle, grituba, me pe~ 126, me pegd. Los vecinos llamaron a la policfa. Yo gritaba tanto. No era la primera vez que me pegaba pero era sf la primera vez que reaccionaba de esta manera, y que los vecinos Ilamaran a la policéa por mi, si erala primera ver. Ellos tenfan fa imagen det matrimonic perfecto, nosotrssalfamos en familia, cous juntos. El paps’ amoro- 40 llevando @ los chicos a la escuela, regando las plantitas, la esposa amorosa cebandole mate, ésa era Ta imagen que tenfan. Los vecinos Tlamaron a la policia pero jamas pensaron que era porque me gol peaba. ¥ vinieroa como cinco méviles de la policia. Para esto, yo seguia sacando cosas porque no tenfa el yolpe todavia, Yo tenia bado que tenia que tener el golpe; no lo tenfa. Entrabu buscando aque él me pegara, con todo el miedo de que realmente me lastima- ra. Cuando Hlegé la policia, eran como veinte tipos, entraron, me ngaché y les camming entre fos botines, y lo dejé a Juan adentso de la ‘casa. Volvia la casa de una tia con la que me estaba quedando y me a dormir. Me levanté a las cuateo de la maiana, sin saber qué hacer. Y fui a hacer una denuncia, pero no tenia el golpe. Y me dhije: mi si. yo me voy a denunciar... juan era meet adentro de La cam: Un tipo importante en la comunidad, A los quince minutos que anuncié que iba a ser una denuncia por golpes, él aparecis en la co- isaria. Los mismos policias le avisaron. Y Juan me decia “dejéte de joder, vamos a casa". Y yo, no. Yo queria hacer la denuncia frente a un oficial. Y él me decia que me deje de hacer el ridiculo. Cuando el oficial me atendi6, yo lo Gnico que tenia era un roce de las botas de la policia. Yo queria que me revise un médico para que no me re- vise el oficial... en realidad queria postergar todo porque no tenia el golpe. Tuve que esperar, se hicieron como las once de la mafana ‘Cuando viene el médico forense, se me puso fea la cosa porque me queria revisar. Fue mi primera representacién teatral, en toda mi vie da, El médico se acercaba y yo si recordaba lo que es tener un golpe en la cabeza. El dolor que te provoca cuando te rozan el cabello. Eso yo lo sabja. “Me duele”, le decfa. Lo tuve tres horas hasta que me firmé un certificado de lesiones leves. Ya cansado. Con el certi- ficado, volvi y luego de insistir bastante hice la denuncia penal. Yo sabia por los grupos que [a denuncia es el limite que se le pone al golpeador... es para que se investigue la conducta {Qué me pasé en mi vida? ;Cémo cat tan bajo? {Como no pude defenderme? Laura queria que su marido dejara la casa para poder vivir alli con sus hijos. Pero el secretario del Juzgado le informs que la mera denuncia de violencia doméstica no era suficiente: “Me decian que hacfa falta toda una investigacién. Y me puse como loca. Luego de haber pasado todo lo que pasé...”. Durante una semana, pas6 los dias enteros entre el edificio del Juzgado, la agencia inmobiliaria que les alquilaba la ca- sa y su propia casa, en donde frente a la mirada de sus vecinos tocaba el timbre y le gritaba al marido: “Dejé la casa, salf de ahi”. Una sema- na més tarde, recibi6 un llamado det abogado de Juan con las noti- cias: Juan dejarta la casa. Cuando volvié, su marido se habfa llevado todos los objetos de valor y “habia roto todas las cosas que no se pudo 87 llevar”. Apenas pudo entrar a la casa, regres6 a General Roca a buscar a sus hijos: La ropa de mis hijos habfa quedado toda en lo de mi suegra, pero yo tenia cajas con la ropa de bebé de ellos. Ast que me fui a Caritas y cambié la ropa de bebé por ropa mis o menos de la talla de ellos, con eso empecé a manejarme. Juan me llamaba por teléfono dicien- do que tenfamos que hablar. Mi vecina me ayudaba econémica- mente. Su hijo fue mi primer alumno particular, me pagé cincuenta pesos. Esa misma vecina se encargé de traerme otro alumno. Y Juan que me llamaba todas las noches... Cuando pasaban las siete u ocho dela noche y Juan no me Hamaba, me asustaba porque podia venir. Yo tenia unos sillones grandes, cuadrados, con una mesa, poniamos la mesa y los sillones, trabando puertas, y con las sillas trabamos otras puertas, porque a mf me habia quedado la experiencia de otras separaciones en donde él trataba de entrar de noche en Ia casa Era terror. Cuando Juan llamaba era que me podia ir a dormir tran- quila porque sabia que estaba en General Roca {...]. Juan me ame- nazaba por teléfono, “cuando vaya te mato, tené cuidado cuando cruces la calle porque te mato” Laura no contaba con los quinientos pesos mensuales para pagar el al- quiler. Cuando el abogado de ta duensa de fa casa envié la primera car- ta documento, Laura pensé que podia encontrar refugio en el defensor del pueblo municipal, pero en la oficina “no me atendian... {decfan que era] por la cantidad de gente [pero la verdad es que] el de- fensor lo conocia a Juan... pas6 como mes y medio y yo seguia sentada en defensoria como una pelotuda esperando... hasta que un dia me enojé y lo denuncié al defensor... la idea de denuneiarlo la charlé en los grupos de violencia doméstica”. Mientras tanto, el proceso de de- salojo seguia su curso y Laura decidié ir a ver al abogado de la duefia en persona. Asi recuerda su primera reuniGn con él: “Cuando lo fui a saludar, ni la mano me dio. Me dice ‘estoy podrido de las mujeres que andan con los pibes a cuestas, lo Gnico que saben hacer es perjudicar- 88 le la vida a otras personas, como ésa que le corté el pene... (refirién- dose a Lorena Bobbit)”. Laura sabia que ésta era su oportunidad para obtener una casa de uno de los planes estatales de vivienda. A pesar de su trato sexista y grosero, Laura sabia por conocidos que este abo- gado tenfa buenos contactos con politicos y funcionarios locales. En una ciudad en la que buena parte de los bienes piblicos (una asa en los planes de vivienda, un subsidio de desempleo y hasta una caja con comida) se consigue més répidamente mediante relaciones personales con funcionarios, con una llamada por teléfono, este abogado resolvis. los problemas de su cliente y los de Laura. Un mes més tarde, Laura se mudaba a las recientemente inauguradas casas del barrio “176 vivien- das”. “Cuando me llevaron a ver la casa, lloré tres noches seguidas. porque para mi era una villa, porque no tenfa pisos, no tenfa artefac- tos, no ten{a cocina, no tenia termo, calefactor...” Comenz6 a dar clases particulares a alumnos y alumnas del colegio secundario en su casa hasta que, con ta ayuda del padre de uno de sus estudiantes, pudo alquilar un lugar en el centro de la ciudad donde, junto con su amigo Jorge, abrieron un instituto de enseflanza particu. Jar; cuenta Laura En todo el proceso de separacién, yendo a los grupos de violencia familiar, aprendf sobre el circulo de la violencia, aprendi sobre el perfodo de luna de miel que es cuando el golpeador se arvepiente y la mujer vuelve a tener esperanza, vuelve a creer que la historia va a cambiar, de que todo va a ser distinto, aprendi cdino va acumu- lando tensiones el golpeador que termina con una explosién. ‘También me di cuenta que lo que pas6 en una de las reconeiliacio- nes, la vez que él puso lo pistola en la mesita de luz, fue una viola cidn. Tardé mucho tiempo en superarlo, me hizu un shock, fue como asumir ser mamé soltera, con toda la violencia que eso signi- fic6, mujer golpeada, con todas las humillaciones y encima una vio- lacién. Estuve mucho tiempo, yo cocinaba y lloraba, me iba a bafiar y lloraba, o me iba a dormir y Horaba. Tuve que ir nuevamente a sicdlogos, porque era algo que, luego de mucho tiempo de estar en 89 yrupos, me volvi a preguntar: Qué me: pasé en mi vida? (Como cat eeerbajo? cima no pade defenderme? No me lo perdonaba. Hasta {que de a poco fai, mediante las charlas, los grupos... sabiendo que hhabia otras que habian pasado lo mismo. Como describe en su diario, en junio de 1996 Laura no tena suficien- tes ingresos como maesita particular para mantener a sus tres hijos, Estaba en juicio contra su marido por la cuota alimentaria, pero sin tun abogado particular el proceso estaba précticamente detenido. Esas tran sus preocupaciones cuando en la maftana del 21 de junio escu- Cho los “mensajes de bronca” en Radio Victoria; eran mensajes que hhablaban en términos dolorosamente familiares para ella: pobreza, de- sempleo, desesperanza, injusticia Capitulo 3 Estar en la ruta: identidades insurgentes Hay un nifioa la intemperie, en la ruta 22, mirando con inocencia, lo que no puede entender. Una piedra como un juguere, ese humo no es de su tren, No se juega hoy en Ia esquina del taller. Hay un nifio que porta esperas en la ruta 22, no habré de decir palabra, hablaré por él cl dolor, hoy no escribiré su nombre en el pizarrén. Hoy no tomara su le- che en el comedor. Y no escucharé a su padre salir temprano a traba- jar, hoy un nilfio se fuea ka ruta y se sent, en el medio, a esperar SERGIO GarCIA, “Bajo el cielo un nifio” Nosotros, los chicos, en Ia ruta, no tenfamos estulios, no tenfamos ccapacidades, pero vimos el dolor con nuestros propios ojos. Dante. El sujeto no esti en el mundo del modo en que los objetos intefnse- ccamente descriptibles estin contenidos unos en otros, camo el agua en cl vaso, por ejemplo. El sujeto mas bien ests en un mundo que es un campo de sentidos para él y por lo tanto, inseparablemente en- tonces, porque esos sentidas son lo que hace de él el sujero que es. Cuaates Tavtor, “Embodied Agency” 1 “Che, esto no es joda. Aci hay gente muy bien vestida”, comenta un viejo gendarme mientras aproximadamente doscientos soldados de la Gendarmerfa Nacional se acercan a los veinte mil pobladores parades, en la Torte Uno. Sin saberlo, el gendarme esté realizando una impor tante observaci6n sociolégica sobre la composicién de la multitud. Los veinte mil manifestantes incluyen “a la gente bien vestida”, es decir, los habitantes de clase media, junto con los pobres y los desocupades. Y por lo tanto “no es una joda”: una protesta que excede la capacidad re- presiva de es0s doscientes soldados, no sélo por la cantidad sino tam- bién a causa de la diversidad del blanco. La evidencia disponible prueba que el gendarme esté en lo cierto, Mis de la mitad de la pobla- dn de los dos pueblos esta esperando a los soldados la mafiana del 25, de junio, entre ellos gente pobre de las infames 500 Viviendas, como también habitantes relativamente acomodados del centro de la ciudad Laura recuerda que “en los piquetes, uno se encontraba con una madre pobre con sus hijos, trabajadores que habfan sido despedidos de ver, desocupados, subempleados, pero también te podias encontrar con maestros, profesores, doctores, abogados, contadores, vendedores, amas de casa. En cada piquete todos estaban mezclados'” Cecilia acuerda con la descripcién de Laura: “El pueblo entero es- taba en la Torre Uno... gente con trabajo, propietarios de negocics, empleados...". Esa multitud heterogénea espera fervorosamente a los gendarmes cantando el himno nacional ("Nunca canté el himno con tanta emocién y orgullo”, recuerda Cecilia), y gritando: “Si éste no es el pueblo, jel pueblo donde esté2” y “El pueblo unido jamés seri vencido”. Otro dle sus cénticos es: “Cutral-cé y Plaza Huincul”. Tam bién gritan st reclamo al gobernador: “Que Sapag venga aca”. Cuan- do las tropas de Gendarmeria se aproximan més, Ia jueza federal a cargo le dice a un grupo de piqueteros que estén en {a primera barci- cada que quiere hablar con algunos representantes: “Acé no hay re presentantes -le responden-. El pueblo esta acd, venga y hable con el pueblo”, le dice Jote, un piquetero, y también: “Acé no somos treinta gatos locos manifestando, acé no hay cuarente subversivos; es 92 el pueblo”, “La jueza y los gendarmes ~me dice Laura~ estaban real- mente asustados.” Cuatro afios después, refiriéndose implicitamente a las muchas in- cempretaciones populares de la pueblada, Laura me dice: “Decir que fue una protesta realizada por los desocupadas y los excluidos es equi- vocado. Todo el pueblo’ estaba alli”! La lectura de la protesta que hace Laura era (y sigue siendo) compartida por los habitantes de los dos pueblos. Durante los siete dias en Ia ruta, los manifestantes declararon a los petiodistas: “Queremos trabajo. Nosotros les damos la nafta, el petrdleo, la electricidad y... ;Asi nos pagan? Queremos que Felipe [Sa- pag] venga acd. Todo el pueblo esta acd. No hay politicos acs. El pue- blo esté”. Afios después, participantes de la pueblada me cuentan: “Querfamos que Sapag viniera aqui, a vernos, a ver al pueblo. Todo el mundo estaba alli, la poblaci6n entera’’ Fsa multitud se define a si misma como unida (“Todo el pueblo esté aca”), numerosa (“somos treinta mil, no cinco mil”), compro- metida con un objetivo (“Queremos trabajo. Queremos que Sapag venga acd y nos dé una solucién”), valiosa (“Nosotros les damos la nafta, el petréleo, la electricidad y... ;As{ nos pagan?"), y sin lideres (“Acd no hay politicos”). Tanto en el modo de referirse a si mismos como en el de referirse a la composicisn social de la multitud, esto es, en su discurso y en sus relaciones sociales, los manifestantes pos- tulan una identidad participativa que va mas alls de los “excluidos, los desocupados o los pobres”.? Son para sf mismos y para aquellos a cargo de reprimirlos “todo el pueblo”. La identidad insurgente no es “En castellano en el original. (N. de la T.} ' Se est refiriendo principalmente a las interpretaciones propuestas por la mayo. ra de los diarios nacionales y otsos analistas (por ejemplo, el documento de Pilar Sincher [1997], que Laura ley6 atentamente). 2 Sigo aqui el enfoque de Roger Gould respecto de la autocomprensisn de los manifestantes. Segtin este autor, una identidad participativa es "la identificacién 93 algo que simplemente sucede; es una construccién colectiva y beli- gerante.> A lo largo de sus seis noches y siete dias en la ruta, los ma- nifestantes realizaron esfuerzos incesantes para definirse a s{ mismos, afirmando lo que son y, lo que es igualmente imporeante, lo que no son. Explorar cémo esta autocomprensién colectiva se origina es crucial para acercarse a la protesta como experiencia vivida, para comprender las experiencias de los modos de estar en la ruta, los modos en los cuales los manifestantes ororgan sentido a la pueblada. Tomaré la ruta como un campo de significaciones siguiendo princi- palmente los senderos propuestos por Laura pero explorando tam- bién las acciones y los dichos de algunos de los piqueteros mas prominentes y los de algunos otros pobladores. ;Cémo se invoiicra Laura en la protesta? ;Cémo se convierte en una representante? {Cémo llega a compartir una identidad colectiva con el resto de sus comparieros piqueteros? ;Cémo ese sentimiento de ser un “nosottas” la modela a ella y a los demas? Y finalmente, pero no menos impor- ante: ;cémo se vinculan sus acciones y sus experiencias con su his toria de sufrimiento y de victimizaci6n? {Y cémo esa experiencia colectiva se conecta con la historia del pueblo y con sus sufrimien- tos actuales? social con respecto a la cual un individuo responde en ura instancia dada de fa protesta social a estfnuilas especificos normatives e instrumentales" (Gould, 1985, pi) 5 Véase Polletta y Jasper (2001) para el énfasis en fa consteuccivin de identiddes coiectivas “en ya través” de In protests. 5 atid eolectiva “escribe tanto comunidades concretas conv unaginadas, implica un aeto de percep cidn y construccién como tainbign el descubrinvente de lazos preexistentes,intereses ‘ydelimitaciones. Es Muida y retacional, més que algo fijo, es algo que emerge de inte racclones con una serie de diferentes audiencias (restigs, aids, opesitores, meios, ‘autorilades estatales). Canaliza discursos y acciones, legitimando algunes teclames y actus y deslegitimando otros. Provee categorias por las cues los ividuos se sepa fan entre sfy oforgan sentide al mundo social” (p. 298) ai los autores, uid 94 Un dia en el campo Fue sorprendente para mf que Laura, el “simbolo de la pueblada”, “la piquetera” (conocida a nivel nacional), no fuera enseguida a la ruta para manifestar su descontento. Después de conseguir la leche para sus tres hijos, sintoniza Radio Victoria para estar al tanto de las noticias. “En los piquetes pedian parrillas. No renfan suficientes para asar la increible cantidad de carne, pollos y chorizos con los que contaban. Alguien me dijo después que todo habia sido envia- do por Grittini. Y ahi estaba yo, en mi casa, y le dije a mi vecina: ‘Qué dia aburrido. ZY si vamos a la ruta a comer asado? Con la pa- rrilla que tengo podemos integrarnos a uno de los grupos”. “La vida era tan aburrida en Cutral-c6 ~dice Laura-, ir al corte de ruta era como ir aun dia de campo.” En ese momento Laura es consciente del caracter politico de la protesta. El dia anterior su amigo Jorge le habia dicho que la interna del MeN estaba detrds de la manifesta- cidn. “Yo tenia necesidades, eso es verdad. Pero ésa era mi historia Los politicos estaban en el corte de ruta en la Torre Uno. Jamas ha- bria ido allf. Me fui a una barricada menos importante, con menos gente y un montén de comida.”* La desconfianza que siente Laura hacia los politicos est profundamente determinada por su biogra- + Entre las muchas transformactones apurtadas por el feminismo en Europa y en los Estados Unidos se cuenta la ruptuta de lo que Karen Beodkin Sacks (1984) deno- mina el “eddigo doméstico” y, de particular relevancia en el caso que analizames, la politisacién de Ia experiencia sexual privaxla y una consteuecisn de un discurso poli tizado del trauma que subraya la victimizacisn de la mujer causadla por la violencia, lus consecuencias de esa victimizacién y la importancia de la recuperacien individual ycolectiva y la resistencia: lo personal, como tanto se ha dicho, se vuelve politico. Como sefala Pierce Bourdieu (2001, p. 116): "El movimiento feminista realizé una ccontribucisn fundamental en la amplisckin del grea de fo gue es politica o la que puede ser politizado, haciendo posible discutir o enfrentar objetos politicos y preocu- paciones excluidas 0 ignoradas por la tradiciin politien porque parecian pertenecer al 95 ffa. Como vimnos, su padre fue “jodido por los politicos; ellos se la pasaban haciéndolo ir de un lado a otro porque no era miembro de un partido ni de un sindicato”; y ella crecié en una familia donde lo politico era considerado algo sucio. Y posteriormente, en su tta~ bajo como maestra particular aprendié més sobre el lado oscuro de la vida politica local: “La mayoria de mis alumnos eran hijos de funcionarios y de politicos locales. Sus familias se estaban separan- do; los padres no les prestaban atencién a los hijos, andaban meti- dos en drogas; los padres les compraban cosas caras pero no los escuchaban. Aunque sabe donde no quiere ir, exceptuando lo que escucha por la radio, Laura no tiene modo de saber acerca de las otras cuatro prin- cipales barricadas que estén aislando velozmente a los dos pueblos del resto de la provincia. “A través de la radio me enteré de que en Afie lo necesitan parrillas. Eso esta a veinte kilémetros dle mi casa. Los ta- xis te llevan gratis. Y entonces voy, a comer un asado, a pasar un dia de campo con mis chicos.” Rubén, que luego se convertiré en uno de los compareros pique- teros de Laura, también evita la Torre Uno y va al corte de Picin. “Porque vivo pot ahi y me dije a mi mismo: ‘la Torre esté llena de politicos, todos los rosqueros’." Habia gente en la que ne podia con- fiar, Iideres sindicales, politicos, militante: Laura su inicial falta de conciencia sobre los motives de la protesta ” Mary comparte con dominio privado”. Los problemas personales de Laura son realmente politicos en el sentido en que el feminismo, entendido ampliamente, habla del rémnino “politico”, pero no en el sentido que la propia Laura le da al rérmino. Cuando hablamos de “po: liticos” y de “politica” me estoy refiriendo a las categorias nutivas, es dee a las defi riciones que los actores mismos adoptan: “politicos”, en este senrido, quiere decie “partidos politicos". Para un completo estudio del punto de vista de os sctores sobre lo politico véase Eliasoph (1998) En castellano en el original. (N. de la T.} 96 “No fui a la Torre Uno porque no me Ilamé la atencién... No sé, cuando estabamos en el taxi, el conductor dijo que Afielo necesita- ba gente. Yo no conocia el lugar, pero el conductor me dijo que era cerca. Ast que ahi fuimos... fui alli para tomarme unos mates en el campo”. “Llegamos a Afielo cerca de las 10.30 hs con mi vecina. Hay casi doscientas personas”, me explica Laura. Ahf ve que las barricadas son dos, no una. Una corta la ruta provincial 17, la otra la entrada a la destilerfa de YPF. En el curso de las siguientes horas, se emplazarén otras tres barricadas en las picadas" de manera que el trafico que viene del norte queda bloqueado en toda el dea. Afielo es el piquete princi- pal, con otros cuatro “subpiquetes” al lado. ‘Alguna gente del piquete principal es conocida de Laura; saben que ensefia a adolescentes y por eso le piden que vaya a uno de los subpiquetes donde un grupo de jévenes esta “emborrachdndose, han estado tomando toda la noche”. Los cincuenta muchachos, algunos de ellos ebrios, reciben a Laura con burlas. “Ey, miren, lleg6 la sue- gra.” Laura recuerda que “los conocfa un poco, eran conocidos de imi hija, Los pibes estén enojados porque no tienen nada que comer. ‘Asi que les digo que dejen de tomar si quieren comer algo. Con al- gunas otras mujeres organizamos la distribucin de leita, came, pa- rrillas, pan, pollo, para que los chicos pudieran comer... con la promesa de que no iban a tomar més. Asi que los pibes se vinieron al piquete principal a comer y empe26 la fiesta. Trajeron mésica, ra- dios, guitarras”. En el piquete, Laura me explica, “el lema es ‘no entra ni sale na- die”, No se le permite entrar a Afielo a ningtin vehiculo; a menos que alguien pueda demostrar que vive en uno de esos dos pueblos, los piqueteros no van a mover los neumaticos quemados, las piedras, los En castellano en el original. [N. de la T] 7 autos viejos, ni se van a mover ellos mismos de La ruta; a nadie (“ab- solutamente nadie") se le permite dejar el pueblo a través de Anelo (yy, segtin la evidencia disponible, tampoco a través del resto de las otras cuatro barricadas principales); “Estabamos sitiados”, recuerda el fiscal. Cerca del mediodia, la radio informa a la gente en Afielo y al resto de los piquetes que habré una reunién en la Torre Uno y que de- ben ir delegados de cada piquete: La gente de mi piquere me pidié que fuera delegada. Ratil, un tipo que estaba alli desde la mafiana cemprano, organizando el corte, me dice: “Laura, vos vas, hiciste un gran trabajo con los muchachos, deberias i". Y yo Te contesto: "No voy a ir, de ningdn modo. (Qué voy a decir?”. "Anda ahi y dectles que teneinos necesidades. Ningu no de nosotros sabe cémo hablar’, me dice Rat Laura es la maestra, la Gnica que para el resto de los piqueteros “sabe cémo hablar”. El piquete de Afielo también elige a Rasl para que asista a [a reunidn pero él se niega a ir: “Dice que no sabe hablar en piiblico”, recuerda Laura La reunion en la Torre Uno es un encuentro impresionante de mas de cinco mil personas. Laura se sorprende por [a cantidad de gente y se asombra ance la escasa atencidn que se les presta a los delegados de los piquetes. Describe lo que sucede en el encuentro La reunidn fue de una concurrencia impresionante, mucha, mecha gente, La radio habia convocado muchisimo pero la “sorpresa? los que tenian el micréfono lefan discursos. No improvisaban nada, usahan malas palabras, querfan que Sapag renunciara, que si Sapag tenfa huevos que viniera a dar la cara, A los representantes de los ppiquetes ni los Hamaron, no los nombraron y los ignoraron. La gen- te en mi piquete no es asi, estan ahi porque tienen hambre; hay ma- des que estan ahé porque les dan pafales y leche gratis. No esti en el piquete porque quieren la renuncia del gobernador. Los que tenfan el micrdfono no nos llamaron. 98 sos “que tenfan el micréfono” son, para Laura; los politicos locales. “No puedo soportar esto. Es demasiado, todo es politica. Estoy enoja- da porque estén jugando con las necesidades de la gente, no estén to- mandose en serio el hambre de esas madres que se vienen al piquete para comer”, recuerda Laura, fraseando en tercera persona lo que, de hecho, es su propia condicién: ella es una madre que va al piquete para comer y distraerse del tedio de la vida cotidiana de su barrio po- bre. “Me pregunto: ¢qué carajo estoy haciendo en esta reunién? Me- jor me vuelvo a Afelo.” Sus sospechas son compartidas con otros que llegarsn a ser piqueteros. Menos de un mes despues de la puebla- da, Rubén recuerda: “Cuando fui a la Torre, me di cuenta de que era ‘como un acto politico, siempre habia tres 0 cuatro politicos hacien- do promesas..." Cuando Laura llega al piquete: Gente de la Torre Uno le esta diciendo a otros piqueteros que hay que dejar pasar a través de nuestra barricada a los camiones que traen petrdleo y nafta, diciendo que no tenemos que cortar el trifi- co de petrdleo. ¥ In gente de mi piquete se enfurece, se indigna, nuestro lema es "No entra ni sale nadie”, ni siquiera los camiones que traen natea. jSe armé un quilombo!” Problemdticas de género en la ruta Laura ya habl6 en repetidas ocasiones acerca de fa pueblada. Narra la historia de esos siete dias en la celevisisn una vez, una segunda vez an- te periodistas y a varios amigos ~y es la carta que utilisé para recons- truir parte de su experiencia de lucha, la expresién més articulada de su relato-, Sin embargo, existe un ineidente que sigue permaneciendo * En castellano en el original. [N. de la T.] 99 oscuro en esos relatos, un incidente que se me revel6 azarosamente, tras horas de conversacién. Por razones sobre las que volveré en breve, ‘ese episodio es fundamental para comprender el compromiso y la de. erminacién de Laura. Lo que sigue es su reconstruccién del diflogo que tiene lugar en medio del caos, cuando los piquetetos estén dicien- do con bronca a los enviados a la Torre Uno que nadie, “ni siquiera los camiones de nafta”, podian pasar a través de Afielo, Raut [hablindole a Laura}: ;Pero vos no fuiste allé [a la Torre Uno} a decir que por act no entra ni sale nadie? Laura: Negrito, escuchme, no nos dieron bola, Esta convocatoria que hubo de representantes de piquetes es un verso. Ni nos couvo- caron, ni nos Hlamaron, ni nos preguntaron la opinién, ni quisieron saber qué pasaba en los demas piquetes. RAUL [habléndole a ottos piqueteros}: ;Che, si mandamos una mer, nosotros! LAURA fenojadal: Pard... vos también tenias que venir y no quisste. ‘A mi si me convenciste como boluda de que yo vaya, pero vos no quisiste venir... ;Y ahora venis a decir que una mujer no sitve para una mierda? jMenos servis vos que no quisiste i! RaUt (sin miratla): Claro, es como toda mina, grita adentro de la casa Laura [a punto de lorat}: Mird, negro soree. gabés lo que vamos a hacer? Nos vamos a ir a la radio, yo te voy a juntar a todos los te- presentantes de los piquetes, te voy a demostrar que te estoy dic do la verdad y ojald en la puta vida te vuelva a ver. A Laura se le une Omar, que viene de otro piquete. Oniat, que estaba presente en el encuentro en la Torre Uno, trata de convencer a Ratt: “Laura esté diciendo la verdad”, pero Raiil sigue diciendo que Laura es una indtil. Ast que Laura le pide a Omar que la lleve a Radio Vie- toria. Los micréfonos de la radio estan abiertos para todos y cada uno de los habitantes que quieran expresar su rabia o su frustracién. Pero Laura aprovecha ese recurso para convocar un encuentro de piquete- ros en el Aeropuerto, “en la otra punta de la ciudad, en el extremo 100 puesto de la Torre Uno, sin politicos. En la radio, digo: ‘Esta reunién es para los representantes de los piquetes. No puede venir ningtin po- rico vrirara no tiene un historial previo de miltancta y en cambio sf una profunda desconfianza respecto de todo lo politico. ¢Cusndo decidis pararse en Ia ruta, con todos los riesgos y suftimientos implicitos y sin ningin beneficio visible en lo inmediato? Tras dias de hablar con ella, de llevarla en auto a recorrer los lugares donde se encontraban los principales piquetes y escuchar sus relatos, de ver videos y leer diarios, me di cuenta de que la pregunta es errada. Aunque les pese a los te6: ricos de la “accién racional”, tan habituados a las instancias de céleu- lo y de toma de decisiones, sostengo que no existié un momento en. que Laura se planted una alternativa clara en términos de pérdida o ganancia a propésito de su acto de permanecer en la ruta, que no hu- bo ninguna ocasién en la que considerara los costos y los beneficios de un posible plan de accién que, a través de (para tomar la feliz ex- presin de Nina Eliasoph, 1998, p. 251) “una calculadora psfquica”, le permitiera pensar un plan para maximizar su inversién en energia tanto fisica como emocional. En realidad, es absorbida en la funcidn. de piquetera a través de sus interacciones en la ruta, interacciones profundamente moldeadas por elementos de su propia biografia. Para decirlo simplemente, ella permanecié en la ruta porque sentia que le habian faltado el respeto. En verdad, sus tiltimos afios fueron de po: breza, afios que le proporcionarian a ella 0 a cualquier otto suficientes razones para protestar. Pero ella no estaba ahi por eso: “Esa fue mi his- toria, nunca vincularse con nada politico”. Esos tres afios, “tres afios de esfuerzo, de luchas”, como escribe en su diario, fueron también afios de “respirar aires de libertad”, como lo expresa al referisse a la ausencia de su marido. Fueron afios de aprendizaje sobre el respeto que las mujeres merecen por parte de los hombres ~algo que, dada su historia de abuso doméstico y de violencia, no estaba totalmente cla- ro en su mente~, Fueron, en otras palabras, afios de declive material pe- 70 de potenciamiento moral. Ese dia en la ruta, Ral ~un hombre, es 101 importante sefialarlo, con un estatuto que pertenecia claramente a un strato socioeconémico mas bajo respecto del que, Laura solia ocupar (nétese su comentario respecto de él como “negro de mierda")-* tocs una cuerda sensible que le proporcioné a Laura la posibilidad de obte- ner el respeto y el reconocimiento, eso que habia aprendido en esos tres afios: “Estaba furiosa con Ral... realmente me molest6; me trats mal, como si yo fuera boluda por ser mujer. Me senti ofendida, como si todas las mujeres fuéramos boludas. De ninguna manera”. Y por eso se convirtid en piquetera, en parte a causa de una problemstica de género. La biografia de Laura da forma a sus primeras interacciones en la barricada (ella es “la maestra, la tinica que sabe eémo hablae” y “eémo tratar con chicos"), el hecho que precipita en ella su conversién en piquetera, esto es, la afrenta de género y también muchos de sus actos durante es0s siete dias. En los siguientes apartados veremos cémo su obstinada oposicién a los actos de violencia y su preocupacién obsesi- vva por el bienestar de las madres, los nifios y los muchachos en la ru- ta, estén también vinculados ~como es esperable- con su propia historia. Por el momento, todo lo que tenemos que saber es que hizo blicos esos suftimientos no frente a las asambleas de la Torre Uno (donde la mayoria de los analistas intents revelar los significados de esa protesta), sino en los pequefios encuentros en Afielo y, més espe- clficamente, frente a sus dos compafieros piqueteros mas cercanos, Omar y Raiil, de quienes, tras la ofensa, se volvid insepa ible. Los tres fueron, segtin recuerda Laura, "los tres mosqueteros” Seguimos en el segundo dia de la protesta, lejos todavia de la firma del acuerdo y de la transformacion de Laura en el “simbolo de la pue- blada”. Sin embargo, para ese entonces algo esté claro. Su compromi so con los actos piqueteros depende en gran medida de su compromiso “En castellano en el original, [N-de la T.] 102 ‘con un pequefio grupo: “los pibes” que todavia la hacen Morar cuando le recuerdan su determinacién de quedarse en la ruta dia y noche, las mujeres y los nifios que tenian que ser “protegidos” y Ratil y Omar, “Jos verdaderos piqueteros”. Como lo relata Laura: Podirfa haber dicho: “Me vuelvo a casa". De hecho lo que le dije a Rail fue: “Te voy a demostrar que estoy diciendo la verdad y des- pués me voy”. No sé por qué me quedé; tenfamos que proteger a la gente. Uno empieza a pensar en los ottos, los que estan indefensos. ‘Cuando uno empieza a hablar con los otros, a conversar sobre cémo proteger a la gente que estaba en la ruta, uno se compromete. Mi inrencisn era volverme pero me quedé. Una vez que empect tenia tun compromiso. En otras palabras, en Ia base de la participacién de Laura en esta ac- cién colectiva de amplio alcance hay un compromiso con “su” pique- te, el piquete de Afielo.” Y ese compromiso relacional esta fuertemente enraizado en su historia La protesta de los piqueteros Y asf comienza la carrera de seis dias de Laura como piquetera. Aun- que el modo en que se compromete en a protesta es altamente singu- lar, el modo en que comienza a entender a la colectividad de los manifestantes, el modo en que ella define quiénes son ella y sus com- pafieros piqueteros, esta lejos de ser Gnico: comienza a tomar forma en el encuentto en el piquete del Aeropuerto, donde nacié la primera organizacién piquetera. * Bn castellano en el original (N. de la T. 103 Cuatro aftos después del episodio, Jote, el piquetero al que se vio gritando en la televisién “Gané el pueblo, gané el pueblo” cuando los gendarmes pegan la vuelta y abandonan el pueblo siguiendo las érde- nes de la jueza, me dice: El primer da, ello, los politicos, organizaron todo en secreto. Pero el segundo dia, hablando entre nosotros, en el piquete, nos dimos cuenta de que la protesta era una maniobra politica. Y entonces empezamos a organizarnos, a decir que los politicos tenian que que- dar afuera y a insistir en que sélo quertamos hablar con un politico: el gobemador mismo, En el encuentro del Aeropuerto, lejos (fisica y simbolicamente) de la Torre Uno, los piqueteros estuvieron de acuerdo en que los politicos estaban tratando de usar la protesta para sus propios fines (Ia sospecha general es, como ya se dijo, que Grittini esté usando la excusa de lx planta de fertlizantes como parte de su lucha personal contra su ex aliado, el intendente Martinasso y, por extensién, contra su ex rival en las elecciones internas del MPN, el gobernador Sapag). En la reu- nin ~me dice Laura-, {} pude compartir mis pensamientos con el resto de los piqueteros. ‘Todos tenfamos un sentimiento comin: ellos, los politicos, nos esta ban usando, nos ignoraron en la Torre Uno. Sabiamos que el corte de rua era un deliro, pero también sabfamos que la gente no abandona ria la ruta: fa gente tenfa comida ahi. En el encuentro acordamos io guiente: proteger a las mujeres y alos chicos en los piquetes, cuidar la comida, pedi trabajo, protegera los muchachos y a los borrachos y te ner otra teuniin al dia siguiente. Pritiero nos organizamos en las cosas simples porque la gente comtin que no tiene intereses encontrados ni politicos ni econdinicos puede acondar facilmente las cosas simples. Volveré sobre su preocupacién ~angustia, la llamaria~ acerca de la segu- tidad; por el momento asistamos al surgimiento de la primera organiza- 04 cidn piquetera. En el proceso, el descontento privado contra los poli os de Laura, Jote y otros se convirti6 en el basamento de una protesta dentro de la protesta, una identidad comiin aunque evanescente. ‘Al dfa siguiente, la cadena local transmite la primera aparicién te- levisiva de Laura leyendo un comunicado de la recientemente confor- mada “Comision de Representantes de los Piqueteros”. Se la ve cansada y se la oye af6nica: Ayer, cuando nos convocaron a una asamblea, nos sentimos defrau- dados porque nadie nos habl6. Por eso llamamos a un encuentro. Tuvimos otro encuentro en el cual le entregamos una peticién al arzobispo. Acordamos lo siguiente: “Nosotros, vecinos autoconvo- cados, pedimos al gobernador...” Era una larga lista de reclamos que incluia trabajo, ayuda a los deso- cupados, moratoria de los impuestos locales, facturas de electricidad y gas, créditos baratos para los negocios locales y la reactivacién del proyecto de la planta de fertilizantes. Como dije, la postergacién de la construccién de la planta de ferti- lizantes es el acontecimiento que precipita la protesta. Sin embargo, en los dias siguientes, la misma dinémica del suceso va desdibujando ese reclamo a tal punto que en los siguientes dias los piqueteros apenas si hablan de la planta (reaparecerd como tiltimo item en el acuerdo fir- mado con el gobernador, casi como una ocurrencia tardia). Aunque los manifestantes nunca dejaron de reclamar “fuentes genuinas de tra- bajo”, luego del tercer dia en la ruta los reclamos perdieron especifici- dad (“Queremos la planta de fertilizantes”) y se tornaron mas generales (“Necesitamos trabajo”) pero, al mismo tiempo, también mas urgentes (“Queremos que el gobernador Sapag venga aca”). Mien- tras esto sucede, las consignas de la multitud comienzan a concentratse en la demarcacién de limites entre “nosotros”, los piqueteros, y “ellos”, los politicos. El primer comunicado propone una caracterizacién co- lectiva inicial, la de los “vecinos autoconvocados”. En el curso de los dias siguientes, esa autodefinicién cambiard de téminos (“el pueblo”, “los ciudadanos”) pero no su sentido principal: quienes se manifiestan en las rutas y permanecen allf dia y noche no son politicos. En otras palabras, mucho de lo que sucede durante la protesta empieza a cen- trarse en la propia autocomprensidn de si mismos de los manifestantes: “Somos el pueblo. No hay politicos entre nosotros"; a tal punto que la experiencia colectiva de la pueblada, la definici6n de quiénes son los piqueteros y en qué consiste su protesta se va a convertir en una cues- tién més importante que los reclamos mismos. Como lo expresa Omar, menos de un mes después de la protesta [Luego del primer encuentro en la Torre} me convenes de que no es- taba luchando por la planta de fertilizantes sino por otra cosa. La planta es importante para Cutral-c6, pero no para la poblacién, por- {que no es una fuente de empleo... En el encuentro una idea se hizo cada vez més fuerte: el sefior Sapay tenia que venir acd, a explicar- nos lo que estaba pasando. Fuimos por todos los piquetes...y lo ini- co que los piqueteros decian era que el gobernador tenia que venir aca... Pienso que queriamos que viera lo que estibamos pasando. Una serie de acontecimientos impulsa este cambio. Los discursos pi- blicos del gobernador subestimando la protesta y acusando a los pi- queteros de cometer un delito (es decir, el corte de ruta), de estar siendo manipulados por un grupo de “politicos sin prestigio” (en refe- rencia a Grictini), enfurece a los piqueteros y da pie a una verdadera “guerra de discursos” entre piqueteros y autoridades. Esa guerra de dis- ‘cursos es, en su mayor parte, una batalla en rorno de la definicién de los principales actores del conflict.’ 5 Un proceso similar que atestigua la relevancia de Ia lucha simbdlica en los episo- dios de lucha (esta ver encee los estudiantes chinos y las autoridades durante Ia pro- testa de Tian An’ Men) se describe en Calhoun (1994) 106 El segundo episodio que propulsa la demarcacisn del “nosotros” contra “ellos” es el incento de los politicos locales por mantener la protesta bajo control durante el encuentro en la Cruz Roja. Analizaré esos acontecimientos teniendo en cuenta cémo opera sobre el modo cen que la protest» es vivida por Laura y por sus compafieros piqueteros. Rubén cuenta que en los piquetes, "No querfamos a ningdn pol ¢0, Si venian los habriamos echado. Queriamos resistir, obligar a Sa- pag a venir acs". Cada vez que tienen oportunidad de hablar en una radio local o en un canal de televisidn, los pobladores de Cutral-c6 y de Plaza Huincul manifiestan la misma determinacién: “Sapag debe- tfa venir y escucharnos”, “Lo que necesitamos acd es la presencia del gobernador. Necesitamos que venga y hable con nosotros. Después veremos si paramos la protesta”. En una entrevista emitida por un ca- nal de televisién local, el gobernador Sapag se niega a ir a Cutral-c6 hasta que los manifestantes no “despejen la ruta y vuelvan a sus casas” y propone su propia definicién de lo que esta pasando y de quiénes son los principales actores: Ellos tienen que reflexionar que con esa actitud no van a lograr ab- solutamente nada. Asi que el dia que levanten fa medida de fuerza vamos a combinar una visita mia a Cutral-Cé...Yo no puedo hablar con gente que est cometiendo un delito, 0 con gente que est con ‘uns medida de fuerza. Yo soy el gobernador de fa provincia y tengo la sede aci. No obstante, yo les he dicho que puedo recibirlos en cualquier momento. Si hubieran venido hoy, los hubiera recibido. (© mariana, los recibo. Pero una ve: que levanten kn medida de fuer- zai.. (Quieren que hable con cinco mit personas ala ver? No puedo. Ademas que es gente que esti cometiendo un delito. El gobernador por su investidura, no puede hablar con gente que esté cometiendo tun delito, o una medida de fuerza. Tienen que levantarla.. Yo quie- 1 hablarles a las comunidades, pero que vuclvan a su casa. Nos ct tamos un dia y una hora y yo hablo con una asamblea, en donde sea, yo hablo con la gente. pero que no esté excitala, motivada por razones fuera de las que legitimamente yo sé que esta sufriendo, lo7 Aqui hay una motivacién politica de parte de algunos de los dit gentes que estén al frente de esta movilizacién. Ustedes saben per- fectamente bien quiénes son. Hay una radio, hay cinco 0 seis dirigentes que son los que llevan la voz cantante “El domingo 31, Sapag nos trata como si fuéramos criminales... es te- rrible. Los piqueteros estén furiosos: jel hambre no es un crimen! Los Piqueteros endurecen su posicién”, cuenta Laura. “Esta mal asesora- do. Piensa que sus adversarios politicos siguen liderando la protesta y €s0 ya no es cierto, Al comienzo los politicos estaban al frente de la protesta, Ahora, es el pueblo... Cuando vemos a Sapag en la televi- si6n pensamos: ‘este viejo es un idiota, sigue pensando como todos los politicos’.” Por cierto Laura no es la nica a quien enfurecen las Palabras del gobernador. La estacisn local de television registra reac- cciones de los pobladores ante la acusacién del gobernador. Mas que centrada en demandas concretas, esta guetra de discursos versa sobre quignes son los que estén realmente en la ruta. Para el gobernador se trata de gente manipulada por los politicos locales. Para los habitan- tes y piqueteros, es todo el pueblo.” Un habitante de Cutral-e6 dice ante las cémaras de Canal 2: “El gobernador sigue diciendo que esto {la protestal esta manipulado por politicos, que es el producto de la lucha interna. No es cierto. Fue el pueblo el que tom6 las calles... pa- ra decirle al gobernador que de la misma manera que viene a buscar votos... ahora nos tenga que enfrentar, decitnos ‘Estoy con mi puie- blo, yo les daré lo que necesitan, sé lo que necesitan’.” Uno de los “tres mosqueteros”, Omar, el compariero de piquete de Laura, le dice @ un periodista de la televisién local: “Queremas que el gobernador deje de criticarnos, en relacién a lo que dijo anoche. Queremos que sea igual de flexible que nosotros. Queremos dialogar. No queremos una confrontacién politica. No somos politicos, no somos nadie, so- * En castellano en el original. (N. de la) 108 mos el pueblo. Esto es el pueblo." No es campaiia politica. El pueblo real quiere hablar con él. Sin politicos”. Las cdmaras registran tam- bién a un viejo poblador que refiriéndose al discurso del gobernador dice: “Por qué, sefior gobernador, le falta el respeto al pueblo de Cu- tral-c6 y Plaza Huincul? Por qué? jPor qué se burla de ellos?” Miro el video con Laura, quien me pregunta: *;Ves como la gente reacciona ante las palabras del gobernador? Nos trata de criminales”. ‘Menos de un mes después de los acontecimientos, el periédico lo- cal Tribuna Abierta entrevista a cinco piqueteros. Todos ellos se mues- tran undnimes respecto de que el “insulto del gobernador” es un momento crucial de la pueblada Rusén: Decir que las personas que estaban en la ruta eran delin- ccuentes era lo siltimo que podta haber dicho, fue como un bimeran, como romper la ventana de una comisaria JUAN: Desde entonces, las comunidades fortalecieron su decisién, Tuvo que venir aqui, a la Tore. RUBEN! Es terrible lo que hiv. Muestra cémo subestima al pueblo El estd acostumbrado a negociaciones, es un politico. Por eso queria que fueran cincuenta personas [a la capital para negociar con él (Ona: Fuimos por todos los piquetes y vimos que la gente estaba realmente ofendida porque el gobernador los traté de delincuen- tes... La gente decfa: si soy delincuente porque protejo lo mio, el gobernador tiene que venir a decirlo, Laura: Ademés, el hambre no es un crimen. La confrontacién acerca de la definicién de quiénes son los que estén en la ruta se traduce en acciones concretas. Como escribe Laura: ‘Todos pueden estar en el piquete, en la ruta, pero algo es undnime: si un intendente, un concejal o un diputado aparece todos se le * Bin castellano en el original. {N. de la T] 109 acercan y le pregunean: a {viene agut como intendente? Si contest fue sf lo insultan y lo es © ~xpulsan. Si contesta que no, que viene co: sre un ctudadano comdn, puede juntarse con nosotros, tomar mate wosotras y hasta puede contar chistes o anécdotas. Los piqueteros tratan de “ dice Laura, que siem truir la protesta”, 0 iroteger la protesta de los politicos”, como pre estén buscando, agregan Rubén y Omar, “des. ‘saicionar ta pueblada". ;Cémo? “Mucha oe iComo? a gente traté de romper los piquetes con palabras, otros distribuyendo dinero y vino.” El intendente Martina: rtinasso conoce la vei s - Yuin” rdad de los relatos pi Fuia recarer los principales pique ee core ls », con la cara cubierta, para ver a ™ fan oscuro a ln noche que nadie me reconoeis, No ten ica 4s cdo la ence me estaba insultando a mi ya otros *clonaria.. Durante esos dias, muchos politicos y funcionarivs ‘wataron ce comprar a la gente, cun droga, con plata 6 con vino. Hoted ane las utas, los pobladores de Cutral-co y de Plaza egen a si mismos de los politicos” como recuerdan Laura, Jere, Rubén y Juan-, ofteciendo al ptiblico en general, a ellos missy fieinente 3 oe politicos locales una autocomprensién udadanos, somos vecinos autoconvocados, so- mos el pueblo. En ningtin otro lugar la construccién de esta idenided colectiva se ve mds claramente teflejada que en el cuaderno que acompafia a Laura durante los dias de la protesta, cuaderno donde es- cribe sus notas ca z “ tas cada vez que se toma unos minutos de respiro entre las arias reuniones que realizan los piqueteroe, El cuademo de Laura: en busca de visibilidad “Parte de lo que nosotros hici a imos, los piqueteros, esti en este cuader- no”, me dice Laura al tiempo ‘que me fo aleanza. “Quedstelo, llevatelo.” ho Frente a una de esas escasas oportunidades que la suerte reserva a al- gunos investigadores, abro el cuaderno y empiezo a preguntar sobre stis anotaciones. Similar a la lectura del diario de Martha Ballard, la experiencia es “como entrar a un cuarto lleno de extrafios” (Thatcher Ulrich, 1991). Con la ayuda de un detallado trabajo de archivo y la colaboraci6n de Laura y los demas, pude entender la mayorfa de esos escritos que ahora doy a conocer a las lectoras y lectores. Laura Hlevé su cuademo consigo durante los siete dias de la puebla- da. Central como es-para la comprensin de los actos y las delibera- ciones de los piqueteros, no es la tinica fuente. Recortes de diarios, grabaciones de video y entrevistas exhaustivas y, sobre todo, los pro- pios relatos de Laura durante semanas de conversaciones proporcio- nan la documentacién necesaria que revela la importancia del cuademo. Los videos la muestran en reuniones donde lee sus anota- ciones en el cuaderno; los diarios registran las posiciones que, regi tradas primero en el cuaderno, posteriormente se hacen piblicas. No hay un ordenamiento cronolégico en el cuaderno; de hecho, sus vein- ticuatro paginas (la mayorfa escritas por fa propia Laura) presenta una serie de notas casticas (“Aunque queria hacerlo... apenas tuve tiempo para escribir", me dice Laura), una mezcla de ntimeros telefs- nicos, borradores de declaraciones piiblicas, frases de una sola linea, cosas para hacer y breves propuestas. Pese a su cardcter desordenado, el cuaderno ofrece una fuente incontestable acerca de las discusiones y las acciones de lo piqueteros en el momento en que ocurrieron, sus preocupaciones organizativas y su identidad participativa El cuaderno se ocupa de las tareas organizativas ("Colocar volan- tes en los vehiculos”, "Convocar un encuentro con la asociacién de abogados”, “Maquinas para cortar las rutas”, “Los jubilados se ocu- pan de la comida”, etc.) a las que los piqueteros les dedican la ma- yor parte del tiempo en la ruta. Como recuerda Mary, “Los mas viejos nos trafan comida, yerba, cigartillos... Nosotras, las mujeres, haciamos la comida, nos ocupabamos de los chicos, haciamos el ma- te”. A Laura se la percibe bastante como una especie de comodin MI para todo servicio, la tipica y subestimada ama de casa, cuando des- cribe su piquete: “Estabamos muy organizados. Las mujeres eran las Coordinadoras, se ocupaban de los chicos, consegufan y repartfan la comida trafda por el Centro de Jubilados. Cinco o seis veces por dia, en un jeep que teniamos traiamos comida, mensajes y neumdticos para otros subpiquetes” En una pégina, bajo el titulo “Propuestas”, Laura registra las inten- ciones de los piqueteros en relacién con los medios de prensa. El cua- demo dice: “Usar los medios”, “Utilizar a los medios". En buena parte de mis entrevistas con piqueteros y con pobladores se sefialé que las estaciones de radio locales fueron actores clave en la coordinacién de {as acciones de los manifestantes: el llamado a reuniones, la informa- i6n sobre lo que se estaba necesitando (comida, lef, una ambulan- cia en el caso de una emergencia, etc.), avisos sobre amenazas de epresin contra los piqueteros y dems (se habfan repartido pilas en- tre los piqueteros para que pudieran seguir los acontecimientos desde radios portétiles). Pero los piqueteros también piensan en algo més cuando hablan de “usar” los medios de prensa. En otra pagina de su

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