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Amadis de Grecia (GUIA DE LECTURA) Mono Lib:o de Hadid Favla:cne cela corre delay valicrtey cifergada, Stcla archent: cipada ee es CENTRO DE ESTUDIOS CERVANTINOS a 2000 % Todas las lustraciones proceden de la ediio prineeps (Cuenca, 1530) Dicesio de la ealeecién: Kini Tors fantinos. Paseo de lt Estacion, 10, 28807 Alcala de Henares OCanwenr Biitar Commo de ¥studios C sea.ns SARUISK, © Centro de Estudios Cervantines ISBN. 84-88333-46-3. Depésito Lezak: M-3193-2001 Imprime: Nuevo Siglo, SL: sminario de Filologia Medic I y Renacentista INTRODUCCION BE 1530 sao pe Las parnsas de Cristébal Francés, un impresor afineado en Cuenca, el Nono libro de Amadis de Gaul, que es la corinica del ny valientey esforcado principe y Cavallero de to Ardiente Espada Amadis de Grecia, hijo de Lissarte de Grecia, emperador de Costantinopla y de Trabisonda y ry de Rodas, que trata de los sus grandes bechos en armas y ext fos amores. Su autor, Feliciano de Silva, brindaba al péblico aficionado la continuacién del precoz, Limarte de Grecia, séptimo de Amadis de Gaula, con el que ya habia pala- deado las micles del éxito. Después, saco a luz la voluminosa Crinica de Vborise! de Niquew, titulo genérico que engloba tres volamenes, cinco libros y cuatro partes: I y II, publi cadas jantas (volimen n° 29 de esta coleccién), parte III (n” 37), y parte IV (n° 52), cuyos dos libros pudieton editarse de forma independiente en la primera edicion. Fn 1534 publico, ademas, Sigauda Celestina, la primera y mejor continuacién de la obra de Fernando de Rojas Esta cnorme produccién dela al avido lector de cuantas novedades editoriales salicron al mercado y al prodigioso autor que dedicé cuarenta afios a redactar una crOnica ficticia, la de cuatro descendientes def inmortal Amadis de Gaula: Lisuarte de Grecia, Amadis de Grecia, Plorisel de Niquea y Rogel de Grecia. Su obra caballeresca una aventura generacional, una gran aventura, que incluye égoglas y pastores, cartas de amor y de desafio, guerreras invencibles, edificios sorprendentes, vestidos, duclos y encantamientos. A la vistosidad nartativa se suma la verbal, que, con los afios, se tis de extravagancia y merecié el tirén de orejas de Miguel de Cervantes, Estas son dos caracteristicas de su obra. Otras dos: la dedicé a importantes personalidades del circu- lo cortesano de Carlos V, al arzobispo de Sevilla, al ITT duque del Infantado, al duque de Béjar y a la infanta Maria, hija del emperador, y desplego en ella algo de critica literaria. Anudis de Grecia marca un punto de inflexién. Es la segunda incursién literaria de su autor, probablemente la obra en fa que mas aspiraciones puso. Fl libro narra la madurez cabulleresca de Amadis de Grecia, Ia decadencia de Lisuarte, su padre, y los de Florisel, su hijo. Ya experimenta con la prosa pastoril y la cortesana, incluye composiciones poéticas y se permite alguna licencia libertina; habla de amores, de v jes y de encantamientos. Es una sofisticada maquina que se ley6 con placer en la Es fia del siglo XVI y que incluso hoy no esta exenta de encanto. Feliciano de Silva se dejé querer por el reconocimiento puiblico, pero es pos que ambicionara el éxito en la corte, al modo de fray Antonio de Guevara; tal vez abuelo Tristan de Silva. Méritos no le faltaban, pues inicio deseé ser eronista oficial, como s sado militar activo; adem pertenecia a una familia ilustre y posefa un pa: , escribia bie: y a pocas leguas, en Valladolid, la corte y los grandes sefores desplegaban sus atavios 5 dicho que Diego de Mendoza, a quien dedicé Amailis de Grecia, le habia ‘Aunque de 8 INTRODUCCION mandado pedir la obra, no hay pruebas evidentes de an mecenazgo oficial. Si las hay del magistetio que le demanda Gaspar Gémez de Toledo, de que su nombre se invo- 6 con elogiosas palabras en las cabeceras de algunos libros de la época, J. Al mo- rir, su amigo Jorge de Montemayor le dedicé su sentido epitafio: 2Quign yaze aqui? Un docto caballero. De qué linage? Silva es su apellido, 2Qué poseyé? Mas honra que dinero. 2Cémo mutid? Assi como ha vivido. Qué obras hizo? El vulgo es pregonero. 2Mutié muy viejo? Nunca mogo ha sido; pero, segtin su ingenio sobrehumano, por tarde que muriese, fue temprano. Carmen Ls spuertas Sarvisé ARGUMENTO Prélogo El proemio lo forman tres textos independientes. El primero de ellos es el prologo propiamente dicho, en el que Feliciano de Silva se presenta como el corrector de la obra, de la que es autor wel gran sabio en las magicas Alquifes. Aparecen otros t6pi- cos habituales en el género caballeresco, como la necesidad de sacar a la luz las haza- fias del pasado «para no quedar en olvido su fama», 6 los elogios al personaje a quien se dedica la obra, en este caso don Diego de Mendoza, de quien se dice que se la envid a pedir. El segundo es el prélogo que el «oronista y gran sabio Alquifey ditige a Amadis de Gaula. Porque el rey le pidié que lo hiciese y por «el aficién que a vuestro servicio tengo», Alquife se dispone a aponer y trasladar del natural los grandes y hazafiosos hechos de vuestro decendiente», El tkimo de los textos es una apostilla, dl corrector al lector, en la que se dice que este nono libro deberia ser llamado octavo, ya que contintia el séptimo de Lisuarte de Grecia y Perién de Gaula, «hecho por e] mismo autor deste libro». Dado que ya hay un octavo llamado ade Amadis de Grecia», no se ha queride modificar la numera- cién; pero este nono continta el séptimo. Infancia del Doncel de la Ardiente Espada. Primeras proezas (1, 1] En la India habia una ciudad lamada Saba, de la que era rey Magadén, esposo de Buruca y padre de Fulurtin, todos de raza negra y de buenas costumbres, aunque paganos. Conocida la aficién de Magadén por los cautivos blancos y cristianos, [I, 2] unos piratas le entregaron un nifio de tres afios, el hijo perdido de Lisuarte de Grecia y Onoloria, aquel que en el séptimo libro le robaron a Garinda cuando lo levaba a criar. Maravillado de su hermosura, Magadén le educé junto a su hijo, y ambos se convittieron en amigos inseparables. Ya a los ocho afios, el doncel, a quien por la marca que lleva en el pecho, una espada y letras ilegibies, lamaban el Doncel de la Ardiente Espada, sorprendia con su saber y discrecidn.[I, 3] Un dia de caza el Doncel maté valientemente un oso que atacaba a Magadén, y luego un leén que levaba en la boca a un nifio; antes de desaparecer, el nifio le dijo que serfa el mejor caballero del mun- do. [I, 4] Después de esto, Magadén le traté como a un hijo y Ie entreg6 a Ineril para que le sirviese, y, pasado el tiempo, le armé caballero con Fulurtin. 10 ARGUMENTO Falsa acusacién de adulterio y huida del Caballero de la Ardiente Espada Maudén, hijo de un vasallo de Magadén, siente envidia por este trato de favor, ¢ insinua al rey [I, 5] que Buruca y el Caballero de la Ardiente Espada, que asi era conocido, le hacen traicién; jura inchiso que los ha visto yacer juntos. Magadén le cree y le pide silencio esperando el momento propicio para matarlos, Maudén avisa entonces de las intenciones del rey al Caballero de Ia Ardiente Es- pada que huye asustado acompaiado de Ineril, Con esta huida, Maudén prueba ta culpabilidad del caballero, y consigue que Magadén encierre a la reina y persiga al Caballero de la Ardiente Espada Invasién de Saba. El Caballero de la Ardiente Espada libera a Magadén y a Folurtin Mientras, los reyes de Tarso y de Arabia han cotrado en el reino de Saba y declarado. ja guerra al rey. Magadén les sale al encuentro, pero su ¢ército es derrotado y él y su hijo capturados. Los reyes cercan la ciudad de Saba. UL. 6] En su huida, el Caballero de la Ardiente Espada llega a la ermita de un anto varén pagano que le consuela de las adversidades de la fortuna, poniendo como ¢jemplo a Amadis de Gaula y a Esplandin, que Hegaron a grandes estados tras infi- nitas pruebas. El ermitaiio le indica como llegar al puerto. U, 7] Les sale al paso un caballero que les habla de la guerra que hay por el reino, ‘ballero de la Ardiente Espada decide ir en ayuda del rey de Saba. Se cambia de yel armas para no ser conocido y se adentra de nuevo en el reino. En el camino, un caba- llero le informa de que Magadén y Fulurtin han sido captarados y vienen tras él con tuna pequefia escolta, El Caballero de la Ardiente Espada les sale al paso y se enfrenta ellos, y mata al hermano del rey de Tarso, le hiere a el mismo y libera a Magaden y a Fulurtin; sin darse a conocer se marcha, Con el rey de Tarso en su poder, Magadén firma un acuerdo de paz con el rey de Arabia y los dos reyes abandonan 1 tierra. EI Caballero de la Ardiente Espada conquista la Montafia Defendida [J, 8] Buscando dénde curar las agas que ha recibido, el Caballero de la Ardiente Espada encuentra a un anciano que le dice que él conoce su linaje, Muy quebrantado por la pelea pasada, tras ser curado, el caballero se duerme, decidido a interrogar al anciano mas tarde; pero al despertar se encuentra solo, con unas hermosas armas blan- cas a su lado. Su escadero Inctil se acerca con una anciana; «es Urganda», le dice, y los dos salen tras ella, pues el caballero quiere preguntarle sobre su linaje. Cuando la sabia embarca con un anciano, el Caballero de la Ardiente Espada toma otra barca, pero los pierde, [I, 9] y se desata una tormenta que deja al caballero y a su escudero en las faldas de una hermosa montafia. Ascienden por una senda y llegan a un mo- nasterio. El simbolo que hay en la entrada asombra al caballero que pregunta su sig- nificado; Ineril le dice que la cruz es la senial de los cristianos. Se acercan a la tumba ARGUMENTO u bracién de Matroco y leen su epitafio, y luego entran en el monasterio durante Ia cel de la misa, asombrando al sacerdote que la oficia que los reconace paganos, sus preguntas, el monje les cuenta que estin en la Montafia Defendida, feudo de Fsplandiin, en cuyo castillo Frindalo y Fraudalén tienen preso al rey de Jerusalén. Sin hacer caso de las advertencias del monje y de las de Ineril, que le recuerda que é mismo puede ser cristiano, el Caballero de la Ardiente Espada decide atacar el castillo y recuperarlo para su fe. Tiras dertotar a Frindalo, a Praudalon y a Belériz, el rey de Jerusalén pide la vida para los veneidos, y el Caballero de la Ardiente Espada la otorga con gran cortesia; IT, 10] acto seguido, envian a Inciil en busca de ayuda pagana para mantener la con- quista. [I, 11] El rey de Jerusalén y el Caballero de la Ardiente Espada visitan con frecuencia a Frindalo y Fraudalén mientras dura su convalecencia. Los hijos desaparecidos de Onoloria y Gricileria. Lucencio IT, 12] Onoloria y Gricileria, princesas de Trapisonda, permanecen en el Monasterio de Santa Sofia sin saber nuevas de sus amados Li ni de su padre, el emperador de Trapisonda, todos desaparecidos desde el séptimo libro. Para aliviar su tristeza, un dia Onoloria pide a Garinda que traiga a su hijo ha~ ciéndole pasar por su sobrino, y In doncella, que habia ocultado el rapto del nifo, es capa asustada y se esconde en un bosque donde hace vida de salvaje Entre tanto, Lucencio, hijo de Gricileria y Perién de Gaula, ha vivid con Florisma ) Florindo considerindolos madre y hermano hasta los trece afios, edad en la que 1 suarte de Grecia y Perion de Gaula, nifiesta su linaje con el deseo de ser caballero, [I, 13] Un dia de caza, Lucencio y Florindo encuentran a Garinda. Su aspecto embrutecido, cubierta de harapos y con los cabellos muy largos, asusta a Florindo que huye, pero no a Lucencio, que se acerca a ella y se presenta. Garinda le dice que viene de alta sangre y le pide un don: debera ir a buscarla cuando aparezcan Lisuarte de Grecia y Perién de Gaula, Después, se interna en la maleza y desaparece. [I, 14] Lucencio acuerda, entonces, ir a Constantinopla para ser armado caballero por Esplandiin. Florindo decide acompaaarle y, sin decir nada a Florisma, que enfer- ma de tristeza, los dos muchachos salen de la ciudad. En Constantinopla, y ante el emperador, Lucencio pide la orden de caballeria, las armas y el caballo, pues todo le falta, dice, salvo el linaje. Conmovido por sus palabras, Esplandiin le proporciona unas armas blancas, y tras la noche de vigilia arma caballero a Lucencio. El robo del yelmo. Lucencio encuentra el amor Acabada la ceremonia, y mientras siguen reunidos, entra en la sala Grimarta, duquesa de Saboya, Cuenta a Esplandiin que, camino de Gran Bretafia, donde su caballero pretende guardar un paso por su amor, le han robado el yelmo que pensaba entregar al ganador, y ella se ha acercado a la corte con la esperanza de que un caballero le ayude a recuperarlo, Deseoso de iniciar su vida eaballeresca Lucencio le ofrece sus 12 ARGUMENTO servicios, y abandona la corte con una doncella de Grimarta en busca del ladrén, Cuan- do ya se ha marchado, entra Sargil anunciando la pérdida de la Montaiia Defendida, y el emperador Esplandian inicia los preparativos para recuperarla {I, 15] Lucencio y la doncella encuentran a dos caballeros luchando por el yelmo. Ante los requerimientos de Lucencio, ambos se alian y le atacan. Uno muere a su manos, y el otro se da a la fuga con el yelmo, que no dudara en arrojar pensando salvar su vida. Creyendo que Carfena o su escudero lo recogeran, Lucencio alcanza al caballero y le da muerte. Sin embargo, al regresar, no encuentra el yelmo, y buscando a sus acompafiantes se interna en una floresta. Alli, una hermosa doncella lava sus manos en una fuente; a su lado, sus doncellas cantan y taien instrumentos. La infanta pide un don y entrega a Lucencio el yelmo; cuando Florindo y Ia doncella de Grimarta aparecen, ésta regresara con el yelmo a Constantinopla y contara lo sucedido a Esplandiin. Mientras, Lucencio embarca con la infanta para cumplit su don. a de la Montafia Defendida Reconqui [J, 16] El Caballero de fa Ardiente Espada esta fortificando el castillo con veinte turcos que ha traido Ineril. Un dia, un caballero desembarca con una doncella; grande y membru- do, armado con unas armas negras salvo el escudo, en el que sobre campo dorado figura una cruz colorada, pide seguro y batalla para apoderarse del castillo. Ante los oj asombrados del rey de Jerusalén y de Prindalo, el combate se prolonga durante horas, y cuando parece que ef caballero recién Hegado va a ser detrotado, Alquifa se pri ata ante ellos, separa a los contendientes por mandado de su padre, el anciano que curd al Caballero de la Ardiente Espada en la floresta de Saba, y se va. El caballero de las armas negras es Esplandidn, que se adelanté a su flota para experimentar la valia del extrafio. Ambos cruzan unas palabras, y el Caballero de la Ardiente Espada da nuevas stras de cortesia y generosidad, alabando la persona y bondad del emperador. Des abandona la fortaleza en busca de Alquifa, pues desea hablar con Alquifé [I, 17] Frindalo conversa con su sefior brevemente, pues deben protegerse del pue ataque de los veinte tarcos que, a pesar de a orden del rey de Jerusalén, han roto las seguridades, Cuando ya han sido derrotados, llega la flota de Esplandian, y Carmela, Elisabad, el principe de Brandalia, cl rey de Hungria, Norandel y Elinio suben al ca: tillo. Esplandian, may triste por el resultado de la batalla, en la que hubiera sido de- rrotado 0 muerto de no intervenir Alguifa, es curado de sus llagas por Elisabad, y, tras enviar a Amadis de Gaula noticias de lo sucedido, sale de conquista por Persia, dejando a Prindalo de nuevo como gobernador de la Montafia Defendida. El rey de Jetusalén se va a su tierra con Ineril, pues Esplandién ha mantenido la palabra dada por e] Caballero de ta Ardiente Espada que le otorgé la libertad EI Caballero de Ja Ardiente Espada encuentra a Alpartacio y decide ayudarle [1, 18] En este tiempo el Caballero de la Ardiente Espada sigue a Alquifa. Después de ser curado y alimentado por unos pastores que dicen haber visto a la doncella, ARGUMENTO 13, prosigue su busqueda, y el amanecer le sorprende cerca del mar. El caballero decide descansar junto a una fuente, y ya ha pasado gran parte del dia cuando le ataca un caballero ricamente armado, con una corona sobre su yelmo, que le ha reconocido como pagano. El rey esti a punto de morir cuando Fradamela se postra 2 los pies del Caballero de la Ardiente Espada rogando por su vida. A cambio de un doa, la doncella cuenta su historia: el caballero que yace a sus pies es su senor Alpartacio, rey de Ceci- lia, Fradalén Ciclope y su hijo raptaron a su esposa e hija para forz una tierra que los jayanes consideran suya. Acudia con su sefior ala corte de Esplandiin la entrega de en busca de ayuda, y ese es el don que ha otorgado, acompafiarles a la isla Silanchia para rescatar a Miraminia ya Luscela. Vuelto en si del desvanecimiento, Alpartacio embarca con Fradamela y ¢] Caballero de la Ardiente Espada rumbo a la isla En el Paso del Vado [I, 19] Una tormenta los desvia de lh isla de Silanchia y legan a Gran Bretafa. Sin saber dénde estan, se internan en ha tierra y encuentran a una doncella que, con abun- dantes Ligrimas, les previene del caballero que, mas alli, casi ha matado a Farineo de Fasante en un paso de armas. Antes de llegar, una doncella entrega al Caballero de la Ardiente Espada un escudo de acero a cambio el suyo como sefial de un don que ya le pedira més adelante. En el Paso del Vado les informan de las condiciones: el Caba- lero de la Duquesa guardara s el paso; si es derrotado, abandonara su de- manda y su sefiora entregari al campedn un escudo, una espada y un yelmo de gran is meses valor do con sa nombre, por si ro en salir es Alpartacio, que, [I, 20] ante la superioridad del Caballero de la Duque- sa, se otorga por vencido, y revela su identidad, Con el Caballero de la Ardiente Es- pada ocurre de modo bien distinto, y hasta seis lanzas quiebran antes de set derriba- dos. La batalla de las espadas se prolonga durante horas, y en ese tiempo llegan dos espectadores de excepcién, Amadis de Gaula y Oriana, reyes de la Gran Bretafia, que desean pasar en el vado unos dias de solaz. El Caballero de la Ardiente Espada esti a si, por cl contrario, es el vencedor, los contendientes deberiin dejar alli su escu duquesa necesita en algiin momento su ayuda, El prime- punto de derrotar a su contrincante cuando la doncella que le entregé el escudo le pide su don, dejar la batalla y embarcar con Alpartacio y Fradamela; a su pesar, el Caballero de la Ardiente Espada obedece y abandona el vado. [I, 21] Entonces, Orizenes y Bravarte, testigos del duelo, se presentan al rey Amadis y le piden ser ar- mados caballeros por su mano. Poco después, Amadis de Gaula recibe un correo de Esplandian con noticias de lo ocurrido en la Montafa Defendida, y cuando una don- cella le dice que ¢ atacante de Ia fortaleza y ¢1 Caballero que acaba de abandonar el paso son la misma persona, Amadis de Gaula lamenta no haberle reconocido; incluso le hubiera buscado la muerte, pues recuerda una vieja profecia que vaticind su des- truccién a sus manos. [I, 22] El Paso del Vado contintia, y et Caballero de le Duque- sa derrota a buenos caballeros, como Atalio, Garimonte, Brucelo, Isanjo, Irguidin y Briantes. [I, 23] Al dia siguiente, Orizenes y Bravarte también son derrotados, y, tras curar sus heridas, piden y obtienen la licencia del rey Amadis para ir en busca de Lisuarte de Grecia, de Perion de Gaula y del emperador de Trapisonda que contintian 14 ARGUMENTO desaparecidos. El rey Amadis decide quedarse alli hasta conocer Ia identidad del Ca- ballero de la Duques: El Caballero de la Ardiente Espada encuentra el amor [1, 24] Poco antes de desembarcar en la isla de Silanchia, Fradamela entrega al Caballe- ro de la Ardiente Espada una carta que, para él, le dio la doncella que cambié los escu- dos. La remite Uganda, que avisa al caballero de un peligro, ya que qpor librar de la prision i has de ser metido en la mis grave y cruel que nunca cavallero jamds fue pueston. Cuando Fradalén Ciclopes conoce la llegada de los caballeros, envia como rehén a su hija Gadalfea, y después, armado solamente con un gran escudo y un hacha, sale a ellos. Se enfrenta al Caballero de la Ardiente Espada, y en el encuentro de las lanzas resulta herido en Ja ingle; el jayan intenta levantarse, pero el caballero le hiende la cabeza con la espada y se ditige hacia su hijo. El joven ha dejado inconsciente a Alpartacio, pero es dertibado y muerto por el Caballero de la Ardiente Espada que también aturde a la esposa de Fradalon, que, «como una leona», iba a él con una maza. Aunque se han librado de sus enemigos, no pueden rescatar a las prisioneras porque la jayana lleva consigo las laves, y, ya recuperada, ahuyenta a Fradamela, y se pone fuera del alcance del Caballero de la Ardiente Espada inttodaciéndose en una laguna; luego, en un descuido, la jayana se arma con un arco y unas saetas y mata a todo aquel que se le acerca. Cae la noche, y los caballeros posponen la liberacion de las damas para el nuevo dia, pero unos gritos les alertan. [I, 25] La jayana ha entrado de nuevo en el castillo, y con Miraminia y Luscela bajo sus brazos regresa hacia fa lagu- hogar al . Esta vez, el Caballero de la Ardiente Espa da le da alcance a pocos pasos de la orilla, y con gran enojo la mata con su espada sin guardarle do que a las mugeres se debe guardam. El Caballero de la Ardiente Espada y Luscela se ven por vez primera; y aunque la infanta estaba flaca, desmejorada y mojada, el corazén del caballero «sdbitamente fue rasgado». La hermosa princesa, por el valor y belleza del caballero, «determiné de nunca oto hombre tomar por marido», Esa noche el caballero no puede dormir atormenta- do por su falta de metecimiento para amar a tan alta sefiora Abandonan la isla de Silanchia y embarcan rumbo a Francia para arrancarla de las manos del usurpador ey de Francia, pues el Caballero de la Ardiente Espada ha deci- dido ayudar al rey Alpartacio a devolver el reino a su legitimo sefior, fa reina Miraminia. [J, 26] Suben a un bote para acercarse a una isla donde poder descansar, pero son violentamente zarandeado por una tormenta que desacan dos ancianos al caer de una roca, Asustada, Luscela se abraza al Caballero de la Ardiente Espada, y permite que el caballero la hese, «untando su rostro con el suyo, apretandola consigan, fingiendo un desvanecimiento, La tormenta lleva a los marineros a Cecilia donde dejan a Gadalfea y dan las noticias de la liberacién de sus sefioras. dama na con la intencién de En Ia Isla de Argenes [J, 27] Tras varios dias de espantosa tormenta, una ola despedaza el bote al pie de una montana, y arroja al Caballero de la Ardiente Espada, a Alpartacio, a Luscela, a ARGUMENTO 1s Miraminia y a Fradamela indemnes ala costa, Mientras descansan, se acerca un ancia- no caballero y les cuenta que estin en Argenes, la isla en la que Zirfea tiene a su hija Axiana al cuidado de siete caballeros que matarin o apresarin a cualquiera que se acergue. Aprovechando que la infanta esta eazando, el Caballero de la Ardiente Espa- da decide conquistar el Castillo de las Siete Torres. (I, 28] Al dia siguiente, y desean- do impresionar a Luscela, pide al re En cada torre hay un guarda que anuncia la llegada del intruso con un cuerno. Los dos primeros caballeros mueren del encuentro de las lanzas, el primero al caer al foso y ahogarse. Tras ellos, los restantes son muertos o derrotados por el Caballero de la Ardiente Espada que, previamente, se ha plegado a sus costumbres de lucha: un jayan armado con mazas; un cinéfalo «an grande como jayan, armado de todas ar- mas salvo la cabeea, que tenia de hechura de can, toda cubierta de vello», con saetas; un jayn que pone como condicién luchar con hachas. El Caballero de la Ardiente Espada llega ante la sexta torre, algo menguadas sus fuerzas por los combates pasa dos, donde le espera un gran caballero armado tan solo con una espada en una mano y un manto en la otra a modo de escudo. El Caballero de la Ardiente Espada acepta las armas, y recibe de Luscela un manto que su contrineante «nunca fue poderoso de tocarlen. Tras una brava batalla, el guardian cae herido y franquea la entrada al Cabs llero de la Ardiente Espada que le concede la vida. La séptima torre esta protegida por un grupo de caballeros y villanos, pues el guardiin esti acompafando a Axiana ‘Cuando son derrotados y sus acompafiantes se alojan en el castillo. y que le permita luchar contra los siete caballeros. elie) Aparecen Lisuarte de Grecia, Perién de Gaula, Olorius y el emperador de Tra- pisonda [, 29] A pesar del cansancio, el Caballero de la Ardiente Espada esta despierto a a de sus amores. Alertado por un extraiio resplandor, asciende armado unas esca- Ieras y entra cn una sala. Se halla ante las ricas estatuas de Apolidén, Alquife, Medea, Doncella Encantadora, Melia, Urganda y Zirfe 51 baller de la Ardiente Espada sigue caminando, mirando las aventuras que originaron los sabios, que estin pintadas por las paredes, y, al entrar en otra sala, descubre a una doncella muy hermosa que, con una espada en su regazo, parece guardar una puerta de fuego. Al ver al caballero, que se ha acercado para preguntar el porqué de su llanto, la sa con la espada, dejindolo muerto a sus pies; pero cuando le saca caus ca. ; un ledn duerme junto a ellas. doncella le atra el yelmo, Gradafilea, que ese es su nombre, prorrumpe en exclamaciones de pesar, pues cree haber matado a su amado Lisuarte. Sus sollozos y gemidos alertan a Luscela, que sube a la sala y grita al ver muerto a su caballero, despertando al leén que se dirige hacia ella. Para defenderse, la princesa saca la espada que atraviesa a su amado, y, en ese instante, el Caballero de la Ardiente Espada despierta, la puerta de Fuego se abre, y dos manos colocan una corona en la cabeza de Luscela, En In habitacién que aparece ante sus ojos, la Sala del ‘Tesoro, unas doncellas de alabrastro tocan sus arpas alrededor de un témulo de oro, en el que una cstatua de Zarzafiel ofrece una Have y un candado. Un letrero revela su nombre, y sefiala que 16 ARGUMENTO sélo entregara la lave a la mas bella doncella. A ella sera dado acabar la aventura y mostrar al mundo el mas fantastico de los tesoros. Luscela pide a Gradafilea que pruebe en primer lugar, y la doncella no obtiene la lave. Cuando Luscela se aproxima a Zarzafiel, su mano se la acerca, y de las entrafias del monumento, enire el estruendo de trompas y arpas, salen Lisuarte de Grecia, Perion de Gaula, Olorius y el emperador de Trapisonda. Por qué fueron encantados los caballeros [I, 30] Siendo Zirfea una nifia, y ante su aficién por las artes magicas, su hermano Zarzafiel la envié como alumna a Melia para que se las ensefiase. De regreso, y ha- biendo aprendido todo lo que sabia su maestra, Zirfea fue a Argenes y construyo el Castillo de las Siete Torres, desde donde comunie6 a su hermano que no fuera al cer- co de Constantinopla pues perderfa la vida en él; Zarzafiel hizo caso omiso, y mutid a manos de Amadis de Gaula. Como legitima heredera de Babilonia, Zirfea solicité Ia tierra, pero Zimbrel, el gobernador, se hizo jurar como soldan y la expuls6, Enfadada con Ia estirpe de Amadis de Gaula, a la que culpa de su desdicha, Zirfea rapt6 a los caballeros y con encantamientos tuvo una hija con Olorius. Aunque su intencién era destruirles, decidié mantenerlos vivos porque por sus artes supo que gracias a ellos su lingje seria engrandecido. Un dia recibid ln visita de Gradafilea que, conociendo su poder, acudia a ella para descubrir el paradero de Lisuarte. Zirfea le entregé la espada del caballero y la sumié en el encantamiento, disponiendo que sélo el caballero y la dama que mas amasen podrian desh:»zerlo, Tras nacer su hija Axiana, la maga encontré los siete caballeros, a quienes ordend aque no tomassen cavallero que alli viniesse que no lo pusiessen hue- go en prisiém. Ahora se sabe que el Caballero de la Ardiente Espada y sus compafieros han sido conducidos a la isla por Alquife y Urganda, aquellos ancianos que provocaron la tor- menta, quienes conocieron por sus artes que el Caballero de la Ardiente Espada y Luscela acabarian con el encantamiento. Tiempo de solaz en la isla de Argenes. Se preparan nuevas aventuras [I, 31] Lisuarte de Grecia, Perién de Gaula, Olorius y el emperador de Trapisonda saludan a sus libertadores. Lisuarte recuerda y afiora a Onoloria, y mds al mirar la belleza de Luscela, que le recuerda la de su amada. Cuando pasa unas corteses pala- bras con ka princesa, el Caballero de la Ardiente Espada se irtita, y aunque Alpartacio calma los animos, el enfrentamiento seguira latente. E] guardian de la sexta torre, el que valientemente combatié a espada y manto, es Gradamarte, hermano de Gradafilea, Llegé a la isla de Argenes buscando a su her- mana, y Zirfea le pidié como don que permaneciese alli seis afios guardando la torre. Sus heridas no tardan en curar y en ese tiempo Gradamarte y el Caballero de la Ar- dicate Espada se han convertido en amigos. También han sido sacados de sus prisio- ARGUMENTO 17 nes destacados caballeros, Suicio de Irlanda, Abias, Vallados, el conde de Alastro, Alarin, Adariel, entre otros, capturados por los guardianes de las torres cuando buscaban a los caballeros encantados. [J, 32] Perién de Gaula sugiere buscar a Axiana para decirle que ha perdido su castillo, y Fradamela parte con el mensaje, aunque regresa inmediatamente con la no- ticia de un combate desigual que se libra a las puertas del castillo entre un caballero de armas negras y otros seis. [I, 33] Desde una torre los caballeros y damas contem- plan a batalla, admirados por la fortaleza y valor del Caballero Negro. El Caballero de la Ardiente Espada y Olorius se incorporan a la batalla, aquél cuando llega el Ca- ballero Verde; éste para proteger a su libertador de uno de los del castillo. El Caballe- ro de la Ardiente Espada y el Caballero Verde pelean durante seis horas, causando gran pesar a una doncella muy bella que se ha aproximado al castillo. Leyéndoselo en el rostro, Lisuarte de Grecia le sugiere que detenga el duelo; y, tras hacerlo asi, la don- cella se da a conocer y revela el nombre de su caballeto. Ella es Axiana, y el Caballero Verde, Lacencio, quc, cnamorado de la doncella, acepté como don guardar la séptima torre del Castillo de las Siete ‘Torres. Cuando se entera de que ha perdido su fortaleza, Asiana rechaza la invitacién de los caballeros y se aloja con su caballero en una casa de monte [1, 34] El Caballero Negro es Balin, y tiene una triste historia que contar. El ja- yan Gadalfe prendié a sus padres, Galeote y Madasima, a quienes prometié diario tor- mento hasta que Balin pudiese luchar contra él. ‘Iras ser armado en Gran Bretafia a manos del Caballero de la Duquesa, regresaba a la isla de la ‘Torre Bermeja, cuando donde le atacaron los guardas del castillo. una tormenta Jo arrojé en Argencs {I, 35] Una doncella de Axiana viene a buscar a los caballeros heridos para que, como el Caballero Verde, sean curados por Macelin, y asi se hace. [T, 36] Por esta y otras muestras de cortesia, el Caballero de la Ardiente Espada devuelve Argenes, con permiso de Alpartacio, a Axiana, y crea un vineulo con Ia doneella que dara sus fru- tos tiempo mas tarde. [1, 37] Concertadas, pues, grandes amistades, Axiana les invita a acompafiarla, pues desea mostrarles alguna de las maravillas que su madre ha deja- do en la isla, Mientras pasean, desciende Ia niebla y aparece ante ellos una serpiente Todos se asustan y se creen victimas de monstruosa a cuyos lomos cabalga Axiana una traicin, pero entonces Axiana empuiia la espada de Lisuarte y, en ese instante, todo desaparece; la doncella les cuenta que es uno de los prodigios de su madre [1, 38] En et castillo les espera Alquifa, que ha sido enviada por Alquife y Urganda para llevirselos. A pesar del desagraco de Asiana, que quisiera tenerlos en su compa- fila més tiempo, el Caballero de ia Ardiente Espada, Alpartacio, Lisuarte, Perién, el emperador de Trapisonda y las damas embarcan con la doncella. Lucencio se queda con Axiana y pospone la busqueda de Garinda para mis tarde. El rey Amadis embarca con Malfadea para ayudarla, Segundo encuentro del Caballero de la Ardiente Espada y Amadis de Gaula [J, 39] Mientras se desarrollan estos sucesos, el rey Amadis continia alojado junto al Paso del Vado, y un dia de caza encuentra una doncella que llora amargamente., Mo- 18 ARGUMENTO vido por la curiosidad y la piedad, pues la doncella lleva al cuello dos cabezas, una de hombre, otra de mujer, Amadis le pregunta la causa de sus ligrimas. Ella le dice s nombre, Malfadea, y que responderi sus preguntas si se embarcar con ella. Amadis de Gaula acepta, y ordena a Arbin de Norgales que comunique a Oriana su partida; muy turbada y triste, la reina abandona el vado y regresa a Londres. [[, 40] Durante el viaje, Malfadea cuenta a Amadis de Gaula su desventura, Le andaba buscando para suplicarle que la ayudara, pe rado de su tierra, ha matado as cuyas cabezas lleva consigo, y la ha violado sobre sus cadaveres. Ponen rumbo a la Ciclada Mayor. [L, 41] La navegacién del Caballero de Ia Ardiente Espada y sus compafieros trans- curre plicidamente hasta que una noche el caballero despierta al oir el llanto de una mujer: se eseucha en el mar, en ‘una nave que se cruza con la suya. Pensando que pueda suftir algtin agravio, el Caballero de la Ardiente Espada se embarca con Gradamarte, y encarga a los marineros que les esperen alli dos dias. Las naves, sin s uno de sus vasallo, de nombre Mascarén, se ha apode- 6 padre: embargo, no detendrin su curso, pues parecen movidas por manos magic: [I, 42] El Caballero de la Ardiente Espada y Gradamarte ven que el caballero y la doncella que ocupan y que el caballero inicia cruel batalla con un jayan que, viéndose perdido, llama a sus hombres. Fiindose de su ins- tinto, que le dicta que un caballero tan valiente no puede ofender a una doncella, el Caballero de la Ardiente Espada decide desembarcar y ayudarle contra mas de veinte enemigos. Cuando se acerca, Malfadea, que ella a la danocella, les cuenta que les han ¢ el nombre de su caballero, Con la ayuda del Caballero de la se desembaraza pronto de sus ene a Mascardn. Malfadea se acerca entonces a su cadiver, desembarcan en una ish roto el seguro y les di Ardiente Espada y Gra migos y mata y corta la cabeza y«con tanta braveza que no se os podria dezir, y con sus ufas y dientes, como una Ieona en un punto la destizo, y no se hartava de comerle la carne». Cuando el Caba- lero de la Atdiente Espada se quita el yelmo, Amadis cree tener delante a su nieto Lisuarte; y, por el valor demostrado en Ia lucha, sospecha que se trata del mismo ca- ballero que conquisté la Montafia Defendida y a quien vio en el Paso del Vado, no obstante, le agradece su ayuda, El Caballero de la Ardiente Espada, a su vez, le da nuevas de In aparicion de Lisuarte de Grecia, de Perién de Gaula, de Olorivs y del emperador de Trapisonda, proporcionando gran alegria al rey, y solicita ir al barco para comunicarles su hallazgo. Esperando su regreso, el rey Amadis se quedara con Malfadea en la isla de la Ciclada Mayor curando sus llagas. marte, Amadis de Gau En la isla de la Torre Bermeja [I, 43] Al no encontrar sus naves, el Caballero de la Ardiente Espada y Gradamarte deciden regresar en busca del rey Amadis, pero se desata una tormenta que los aleja de Ia isla de la Ciclada Mayor. Mandando tirar los remos al mar, el Caballero de la Ardiente Espada se pone en manos de la fortuna y ella los leva a la isla de la Torre Bermeja Allf un escudero les conmina a abandonar la a © a ponerse presos 2 manos de Gadalfe. El Caballero de la Ardiente Espada se enoja profundamente ante esta mues- ARGUMENTO 19 tea de soberbia, reconoce el nombre del jayin, y envia al escudero de regreso con el mensaje de que Balin ha llegado para entablar el combate aplazado. Informado de la legada de Balin, Gadalfe se arma y ordena que en el campo donde se ha de celebrar el combate se encienda una gran hoguera; cuando derrote al joven, quemari a Galeote y a Madasima, a quienes, flacos y cargados de cadenas, saca al campo. Sin embargo, el combate no resulta como él imagind, pues la ligereza del Ca- ballero de la Ardiente Espada le permite esquivar muchos de sus golpes, y él, mas de su contratio. No obstante, en un momento dado el Ca- grande y pesado, sufre los ballero de la Ardiente Espada quicbra su espada, y se ve en serio peligro de muerte. Tras rechazar la ayuda de Gradamarte, que espada en alto iba contra el jaysin, el Caba- cro de la Ardiente Espada empuja violentamente a Gadalfe que pierde su cuchillo al caer al suelo, El caballero lo coge répidamente, y corta una pierna al jayin que de nuevo se derrumba, esta vez perdiendo el yelmo; el Caballero de la Ardiente Espada aprovecha la ocasion para cortarle la cabeza. I, 44] ‘Tras liberar a los agradecidos Jin, envia la cabeza de Gadalfe con Marceta, doncella de Madasima, al padres de rey Amadis o a su esposa, si él no hubiera regresado, con su diseulpa por no haber acudido, como le prometid, a In isla de la Ciclada Mayor. Entre tanto, se queda con Gradamarte en la isla de la Torre Bermeja curando sus heridas, penando por la ausen- cia de su al eflora, Lisuarte de Grecia, Perién de Gaula, Olorius y el emperador de Trapisonda legan a Gran Bretafia [1, 45] ‘Tras tres semanas de navegacién, la nave del emperador de ‘Trapisonda y su séquito, «moviéndose ella por si misma», se detiene al pie de una floresta. Armados los caballeros y embozadas las damas, todos salen a tierra y topan con una doncella que les dice que se encuentran en Gran Bretafa; les habla, asi mismo, del caballero que guarda el Paso del Vado desde hace casi seis meses. Decididos a probarse con él, se aproximan al vado, pero antes de llegar se les une una dueiia embozada. Después de escuchar de la doncella de Grimarta | del pa: de Gaula justa con el caballero, aunque, tras horas de pelea, ninguno de los dos es capaz de derrotar al contrario. Al saltar el yelmo de Perién a causa de un golpe, la uefa embozada que encontraron camino del vado se abraza a él suspendiendo la crucl batalla. Es la duquesa de Austria, que ha ido a ver los hechos de Florelus, el caballero que guarda el paso, el hijo que ella y Perin engendraron tiempo atrds. Perién abraza a su recién conocido hijo con gran amor. Grimarta, feliz por el fin de la batalla y por el alto linaje de Florelus, otorga a Petia la victoria del paso, aunque él no acepia, s condiciones o, Perion ¢ incluye sus armas entre Ins muchas [1, 46] Dejando a sus compafieros en el paso, Alquifa va a Londres y le comunica a Oriana la aparicion de su hijo Perién de Gaula y de sus nietos Lisuarte y Florclus, La reina envia al rey Arbin a buscarlos mientras arregla los palacios para el recibi- miento. UL, 47] Los del pueblo, que conoce ya el desencantamiento de los caballeros y vitorea a Lusce que su hijo ha obtenido por su valor. aballeros se dirigen a Londres, y en el camino reciben la bienvenida lay 20 ARGUMENTO al Caballero de la Ardiente Espada. En los palacios son recibidos por la reina Oriana que tiene palabras de carifio para los recién llegados, [I, 48] Mientras siguen reunidos, Marceta entra en la sala con la cabeza de Gadalfe y cuenta lo ocurrido en hn isla de kk Torre Bermeja, provocando la alegria y el agrade- cimiento de Bakin que, muy triste, no encontraba el momento pata it a liberar a sus padres. Asi mismo, a las preguntas de Alpartacio, la doncella explica que el Caballero de la Ardiente Espada salvé al rey Amadis en la isla de la Ciclada Mayor de la trai- cidn de los esbirros de Mascarén, segiin se lo conté Gradamarte a Galeote. Oriana envia a Gandalin a la Ciclada Mayor en busca de Amadis, y Balén se va con Marceta a su tierra con la esperanza de encontrar todavia al Caballero de la Ardiente Espada. Oriana suplica al emperador de Trapisonda y al rey de Cecilia que permanezcan en la corte hasta el regreso de su marido. El rey Amadis defiende a Buruca (1, 49] El rey Amadis continuaba en la isla de la Ciclada Mayor esperando el regreso del Caballero de la Ardiente Espada, cuando llegé a In isla Leofin de la Roca, vasallo de Malfadea, que venia a vengarla. E] caballero agradece a Amadis su ayuda, y éste, viendo que los dos jévenes estin enamorados, «antes de la noche los desposé mucho a yoluntad de ambos». ‘Tras pasar unos dias con ellos, y viendo que el Caballero de la ispada no regresa, el rey Amadis decide embarcar rumbo a Gran Bretai dejando a los de [1 50] En Ia travesia encuentra a la reina Buruca acompafiada de dos doncellas y dos caballeros ancianos. La dama va vestida de daclo, y aunque lleva su corona su garganta y sus pies van presos en grillos, Cuando uno de los caballeros pregunta al rey Amadis por el Caballero de la Ardiente Espada, despierta su curiosidad, y uno de fos ancianos la satisface. Le cuenta que le reina de Saba y su marido Magaden cuida- ron del Caballero de la Ardiente Espada desde su infancia. Recientemente, ella y el caballero fueron acusados de adulterio, y como el caballero huyd, Magadén decidié Buruca, Compadecidos de su reina, él y su compafiero solicitaron al rey buscar Ardicate fiores de la tierra. in ci s como s quemat 4 aun caballero que defendiese el derecho de Buruca en batalla, ya que ella siempre insistié en su inocencia; Magadén les concedié seis meses, de los cuales han transcu- rrido tres, Tras escuchar a la reina y convencerse de su inocencia «porque siempre en estos hechos Dios ayuda a la parte que sin culpa es, el rey Amadis sube a la barca de Buruea y se ditige con ellos a Saba, donde entra bajo el nombre de Caballero Berme- jo, pues se encuentra en ticrra de enemigos. Cuando se presenta ante Magadén, Maudén reitera la acusacién de adulterio con tal soberbia y descortesia, que enoja al Caballero Bermejo y obliga a Magadén a reprenderle, La batalla se aplaza para el dia siguiente UL, 51) Los contendientes son introducidos en el campo, y Buruca, con alegre sem- blante, vestida con ricos pafios de oro y su corona en la cabeza, es colocada junto a una hoguera. ‘Tras partir el sol, se inicia el combate entre el Caballero Bermejo de un lado y Maudén y Azaruque del otro. Cuando Azaruque muere, el valor abandona a Maudén que confiesa a Magadén sus embustes y muere en la hoguera destinada a Sollozando y de rodillas, Magadén pide el perdén de la reina y lo obtiene Buruca. ARGUMENTO 21 inmediatamente, aunque ella le reprocha dar crédito a falsedades. A continuacién, uno y otra agradecen sl Caballero Bermejo ln ayuda prestada. Afiorando a su esposa, el rey Amadis sale en unos dias hacia Londres, vestido con unas armas blancas que Fulurtia le ha entregado a cambio de las suyas El duque de Bullén invade Roma [L, 52] En Roma los emperadores Arquisil y Leonoreta estin celebrando fiestas en honor de su nieta Eselariana, la hermosa hija de Dinerpio y de Brisena. Entre otros muchos caballeros atraidos por la belleza de la princesa, acuden a la corte Acayo, prin- cipe de Tesalia, y Manases, hijo del duque de Bullon, que est enamorado de Esclariana, aunque ya ha sido desairado por la joven por venir de linaje de traidores. Un dia, camino de unas justas, Acayo pide una joya a Esclariana para participar en ellas, y aunque la princesi se la nicga, Manases se enfurece y dirige a Acayo «azones desmesuradas», De las palabras pasan a los hechos, y Manases desenvaina su espada y mata a Acayo; los parientes de uno y otro se enzarzan en una pelea que detiene el emperador. Poco mas tarde, al Hegar a los palacios, Arquisil ejecuta ripida justicia, y ordena ahorcar a Manases. Sus hombres regresan enfadados a su tierra; los vasallos del principe Acayo, satisfechos con el desagravio. [1, 53] Al conocer Ia muerte de su hijo, el duque de Bullén envia a Madarén a Maquenza para someterse a Arquisil, aunque en realidad ya esta tramando la venganza. “Tras aceptar la justi s entonces cuando mil caba- Heros del duque llegan encubiertamente a Maquenza donde sorprenden y matan al emperador y a Dinerpio. Fl ruido de Ik batalla, que pronto se extiende por toda la ciu- dad, alerta a Brisena, y una doneella le avisa del peligro. Con su hija Esclariana, escapa de la fortaleza por un pasadizo, y en un rio toma una barca que las lleva a mar abierto. El duque de Bullén encierta a la emperatriz Leonoreta en una torre y se hace jurar por emperador tras matar a todos sus oponentes. Cuelga los cadaveres de Arquisil y de Dinerpio de tas almenas, tal y como ellos hicieron con su vastago, y por la fuerza de las armas conquist es del imperio. Las pesquis: para encontrar a Brisena y a Esclariana son infructuosas. del emperador, el emisario regresa, y otra las ciudad a una tras s que inicia Esclariana desaparece [1, 54] Sumidas en el lanto, Brisena y Esclariana vagan tres dias por el mar hasta que son socorridas por dos corsarios, Brutco y Marafion. Madre ¢ hija aceptan subir a su barco, sin revelar su identidad, tras obtener de ellos el juramento de que guardarin su hora. [I, 55] Esa noche, un caballero de los corsarios, rapta a Esclariana, prenda- do de su belleza, y se la leva en una barca, Ella, dormida tras las fatigas pasada se entera de nada hasta que, poco antes del alba, ¢l caballero la despieria para requerit sus amores. Esclariana le rechaza airada, «que no soy yo tan baxa donzella como vos pensiys», y el corsario se dispone a forzaria, Un caballero que navegaba cerca de alli escucha . NO 22 ARGUMEN los gritos de Ia princesa, junta su barca con la del corsatio y muy pronto le corta la cabeza. EI dia es ya claro, y el caballero se quita el yelmo; prendados de su hermosura, uno y otra se enamoran, El caballeto es Florestin, hijo del rey de Cerdefia del mismo nombre, y promete levarla a Gran Bretaiia. Muy contenta con su linaje, belleza y valen- tia, Esclariana, que nunca revela su identidad, le ofrece su amor y le jura matrimonio. Una tormenta los desvia del camino de Gran Bretafia y los deposita en la isla Despo. blada, donde Fsclariana se transforma en ala mis esquiva y espantable serpiente» y se introduce en una cueva, Florestan la sigue y encuentra un caballero que le cierra el paso, aque era todo como hombre salvo que los ojos tenia en los pechos y no tenia cabeca ninguna», Cuando Florestin le mata, una duefia aparece ante él, y le sume en el encanta miento: Florestin no tendra nocidn de nada salvo de guardar la entrada de la cueva. Brisena es rescatada, Se prepara la liberacién de Roma [I, 56] Entre tanto, Brisena ha despertado, y al no encontrar a Esclariana culpa a Ma- rafién y a Bruteo de robar a su hija. Temiendo la perdicién de todos, los marineros ponen paz entre los cabecillas sugitiendo que se busque a la joven, y en caso de no encontrarla se repartan a la madre. Al descubrir la ausencia del caballero imaginan lo sucedido, y estén sorteando a Brisena cuando una nave asoma en el horizonte. La di- rige el conde Gandalin que reconoce a Brisena y se la lleva a su nave; luego se en- frenta a los corsarios. La batalla es cruenta, y Maraiién, herido de muerte, descansa en un extremo de la nave. Precisamente por ese lado llega un caballero de armas blancas al que cuenta que les han robado la dama por la fuerza. Gandalin hubiera muerto de no perder de un gol- pe cl yelmo y set reconocido, pues el caballero que ayudaba a los corsatios es cl rey Amadis. Aunadas ahora sus fuerzas, matan a los corsarios y prenden fuego a la nave Brisena relata a su padre lo sucedido en Maquenza, que han muerto Dinerpio y Arquisil, y que Esclariana ha desaparecido. Amadis inicia los preparativos, pide ayuda al rey Brian de Monjaste, pues se encuentran cerca de Espatia, y luego envia emisa- rios a Oriana. A continuacion, pone rumbo a Napoles donde esperari a sus aliados Gandalin cuenta a Amadis de Gaula, todo lo que Marceta habia dicho en Gran Breta- a sobre el Caballero de la Ardiente Espada. [I, 57] En ese tiempo, y ante la tardanza del rey Amadis, el rey de Cecilia, Perién de Gaula, Lisuarte y el resto de los caballeros que le esperaban en Londres han regresado a sus tierras. Luscela y Miraminia, las duquesas de Austria y de Saboya y otras infantas acompafan a Oriana en Miraflores. Desde alli organiza la reina con la ayuda de Arbin de Norgales la hueste solicitada por Amadfs de Gaula, y le envia muy pronto diez mil caballeros. Luego, ella y sus invitadas quedan en oraciones por la victoria del rey. La Demanda de las Imagenes [1, 58] El Caballero de la Ardiente Espada y Gradamarte abandonaron la isla de la ‘Torre Bermeja antes de que llegase Balin, pues quieren unirse a la hueste del rey de ARGUMENTO 23 Cecilia en Ia conquista de Francia, Una noche, mientras el recuerdo de su sefiora le impide conciliar el sucfio, el Caballero de la Ardiente Espada escucha un dulce son. De pronto el arpa enmudece, y el miisico invoca a Luscela: «quan caro fue para mi oyr de la tu gran hermosura, pues fue causa de me poner en trabajo de te buscar has tal tiempo que vieron mis ojos el perdimiento de mi coragén». Cuando escucha estas palabras, el Caballero de la Ardiente Es llero extraiio que, ensimismado en su barca, todavia no le habia visto. El duclo cruel, que Gradamarte ruega a los dos caballeros que acompaiian al extrafio que guen las antorchas, pues ve préximas sus muertes; pero es en vano, porgue los caba- lleros luchan a ciegas. Slo abandonarin las armas cuando Gradamarte y los dos ea balleros alejen las barcas. EI Caballero de la Ardiente Espada cura sus heridas en una Ja, muy enojado con su amigo por interrumpir la batalla. U1, 59] El conizincante del Caballero de la Ardiente Espada es Brimartes, el hijo pequefio de Brian de Monjaste, que se ha topado con el Caballero de la Ardiente pada tas mucha . Al ser armado caballero, fie a Cecilia para servit a Luscela, pero supo que las damas habian sido raptadas. Cuando lego a la isla de Silanchia, Fradalén ya habia muerto y Miraminia y Luscela se habfan marchado con sus libertadores. Triste y desencantado, Brimartes se hizo de nuevo ala mar, y una tor menta le llev6 al reino de Apoloni Alli supo que, por estrafa aventura, la princesa Onoria estaba presa. Branzahar, principe de Clarencia, habia legado a Apolonia atraido por su belleza y pidi6 su mano al rey. Este se la negé porque el principe era muy feo, aunque, para no ofenderle, le dijo gue Onoria habia jurado no casarse jamas. Branzahar pidié entonces un don al rey: ya que Onoria deseaba mantenerse célibe, él la ocultarfa donde nadie la viera para que no pudiese romper més corazones. Hl rey cumplié su palabra y permitid que Onoria, en el interior de una jaula de plata, fuese encerrada en una torre. Quien lle- guc junto a la princesa leer que debe rccorrer ¢] mundo luchando por su belleza, pidiendo a los caballeros derrotados de una estatua de Onoria. nido del padrdn, pues aunque mis de cien caballeres habian intentado liberar a la prin- cesa, todos fueron derrotados por Branzahar y dos jayanes vasallos con quienes guar- daba la torre. Brimartes ofieci6 su ayuda al rey, que se mostr6 muy alegre con su legada y'le acompaii6 hasta la torre, Uno tras otro fueron cayendo los tres caballeros y Branzahar permiti que Brimartes entrase, y sin querer curar sus heridas se marché desconsolado a su tierra. [], 60] Entonces vio Brimartes a Onotia, y se enamoré perdidamente de ella, pues eu hermosura «ra estremada en el mundo». Sin dudar un instante, acepto la demanda que Branzahar habia impuesto, decidido a hacerle a Onoria, «que muy jagada estava a», cuant arias. [I, 61] Curadas sus hetidas, pidio y obtuvo de la princesa el permiso para llamarse su caballero, y salié de Apolonia con la De manda de las Imagenes. En Constantinopla gané la estatua de Luciana, hija de Esplandiin, en Macedonia, la de Ia princesa Alegria, y en Bohemia la de Impetia, hija de Grasandor. Navegaba rumbo a Napoles cuando se encontré con el Caballero de la Ardieate Espada. una imagen de sus sefioras que someteri al yugo ando Brimartes legé a Apolonia se desconocia el conte- mercede: en ne 24 ARGUMENTO E! Caballero de la Ardiente Espada llega a Napoles. Nace Amadis de Grecia [I, 62] El Caballero de la Ardiente Espada sigue recuperandose en la isla, sin olvidar el episodio pasado, Una noche, embarca en busca del caballero sin decirselo a Gradamarte, pues continia enojado. Un anciano que navegaba por alli le dice que el caballero que busca se dirige a Nipoles, y el Caballero de la Ardiente Espada pone rumbo a la ciudad. Este mismo anciano vaticinara a Gradamarte un feliz. cncucntro cuando, buscando a su amigo, el caballero coincida con él en el mar. El Caballero de la Ardiente Espada decide Hlamatse Caballero Sin Ventura, y con su nueva identidad desembarca en un puerto de Roma, y se acerca hasta Napoles por tierra. Pronto encuentra a una doncella que Je hace relacién de lo sucedido con el duque de Bulldn, y se ofrece a acompaiiarle hasta la ciudad en la que Amadis de Gaula ha sentado su real, Poco antes de llegar mata a tres caballeros que, con otros dos que huyen, esperaban emboscados cerca de Napoles. Eran vasallos del duque de Bullén que querian diezmar las filas del rey Amad: {I, 63] Por su parte, el rey de Cecilia, Olorius y Florelus, que habian abandonado Londres rumbo a Francia, han topado en el mar con la flota del conde Arminae, y la han derrotado. E] mismo conde ha muerto a manos de Florelus, y los pocos ne han queedado con vida les han contado que se prepara una guerra en Italia, que el rey de Francia va en ayuda del duque de Bulldn, y que el rey Amadis esti en Napoles. Ya en Ja ciudad, han sido recibidos por Amadis de Gaula que ha conocido a su nicto Florelus, y se han unido a ka hueste. [I, 64] Brimartes ha legado @ Napoles con In Demanda de las Imigenes, y ha sostenido duras batallas. Los grandes sefiores han sido testigos de su valor, pues ha derrotado al duque de Calabria, que entregé la estatua de la princesa Infaliana, ¢ in- cluso a su hermano Olorius, a quien no se dio a conocer, que quiso quitar la estatua de Luciana del yugo de Onoria, [1, 65] Durante la convalecencia de Brimartes, ahora llamado Caballero Acostumbrado de Siempre Vencer, una doncella le entrega unas armas bermejas sin decirle quién se las envia. Estas le son de gran utilidad para lu- char contra el Caballero de los Luceros con ¢l que combate horas, hasta que Amadis de Gaula y Alpartacio se ven forzados a intervenir y ruegan al caballero extraiio que deje las armas. Sospechando que se trata del Caballero de la Ardiente Espada, Alpartacio le cuenta que el rey Amadis limpié su nombre en Saba, El Caballero de los Luceros, no obstante, se va sin descubrirse. [I, 66] La doncella que zcompafiaba al Caballero Sin Ventura le entregé las armas de los luceros de parte de Alquife, que le hace saber que sus padres son del linaje gtiego. Por esto y por lo que Amadis de Gaula hizo por él en Saba, decide adoptar el nombre de Amadis de Greci Derrota y muerte del rey de Francia [I, 67] Amadis de Gaula y los grandes sefiores conocen por sus espfas que el rey de Francia ya ha desembarcado, y que va a encontrarse con el duque de Bullon. Deciden que sea cl duque de Loreiia quien le cierre el paso con los caballeros que ya ha envia- ARGUMENTO 25 do el rey de Espaiia y que acaban de tomar puerto. Antes de que amanezca, el conde de Mérida y Olorius atacan a los sorprendidos franceses. [J, 68] Amadis de Grecia se une a la batalla, y destaca por su valor, al igual que Orizenes, Bravarte, Brimartes y el conde de Mérida. Sin embargo, los peones del ejér- cito francés les lanzan gran ntimero de saetas y comienzan a retroceder. Se incorporan entonces a la batalla dos nuevos haces, acaudillados por Florestin de un lado y los duques de Borgofia y de Saona de otro. Los dos franceses mueren; aquél a manos de Florestin, y éste bajo la espada del rey Amadis que, a continuacién, ordena a sus peones que carguen, de manera que son ahora los franceses quienes, desorganizados tras la muerte de sus caudillos, pierden terreno. Por ultimo, salen al campo los caballeros de Amadis de Gaula y del rey de Fran- cia, Alpartacio le reconoce en las armas y va a él sin titubeos; sin embargo, sus caba- eros le matan el caballo y debe set socorrido. Llegan en su ayuda Brimartes y Amadis de Grecia, que al ver al padre de su amada en peligro golpea con fuerza al rey de te la cabeza. Después, monta a Alpartacio en un caba- Francia sobre el yelmo y le lo, y le dice que el Caballero de la Ardiente Espada hace esto por él. Con ia Hlegada de la noche cesan los combates, y los supervivientes franceses se retiran hasta una floresta, [I 69] Por consejo del duque de Normandia y tras arduas deliberaciones, deciden pedir al rey de Cecilia que sea su sefior, Alpartacio acepta, y ¢s jurado rey; no obstante, envia a Francia al duque de Normandia para que reciba el homenaje de sus sbdito Derrota y muerte del duque de Bullén. Brimartes y Amadis de Grecia se en- frentan de nuevo En unos dias los caballeros han curado sus heridas y emprenden el camino. El rey Amadis, Alpartacio, Olorius, Florestin, Amadis de Grecia, Brimartes y el resto de se- ores y caballeros se aproximan a Constancia, ciudad tomada por el duque de Bullon. abe que su aliado, el rey de Francia, ha muerto, y que sus hombres han sido derrotados; por eso les espera ante la ciudad bien pertrechado. A la vista de su cnemi- go, el rey Amadis y los suyos dividen el ejército en tres haces. [I, 70] Al alba, los dos gjércitos salen al campo y combaten valientemente, aunque Ia hueste del dugue de Bullén comienza a desmayar cuando un emisario trae la noticia de que Maquenza ha caido y Leonoreta ha sido liberada. Ante la inminencia de la derrota, el duque de Bullén decide volver las espaldas hacia Constancia, donde librara la ultima batalla. Sin embargo, antes de entrar es re- conocido por Amadis de Grecia que le saca del caballo y le corta la cabeza, Amadis de Gaula ve que el caballero es rodeado por muchos patientes del duque, y con Brimartes, Plorelus, Orizenes, Bravarte, Abias y Adariel, se aproxima a ellos, rompe el erco y llega junto a Amadis de Grecia que, proximo a la muerte, peleaba de rodill Cuando Florestin, Alpartacio y otros caballeros se unen a Amadis de Gaula, los par- tidarios del duque de Bullén éntran en Constancia a la desesperada, sin ningtin con- cierto, Por eso, cuando cierran las puertas de la ciudad, todavia hay caballeros que siguen enfrascados en la lucha, como Amadis de Grecia y Brimartes, que, al poco, 26 ARGUMENTO son reconocidos. Frente a ellos una furiosa multitud de enemigos busca venganva, y a sus espaldas estin las puertas cerradas de Ia ciudad, Desde fuera, Amadis de Gaula intentan forzarlas, pero sus hombres son rechazados con piedras y saetas, Amadis de Grecia y Brimartes, seguras sus espaldas, hacen frente a los enemigos, que, incapaces de derrotarles, deciden encerrarlos entre dos puertas y se van a dormir. [], 71] ‘Todos se ponen en alerta, los de dentro y los de fuera, cuando escuchan ruido de espadas. Son Amadis de Grecia y Brimartes que vuelven a pelear por lo que sucedid en el mar, Mas de cincuenta enemigos les atacan, decididos a matar a aquellos que con tanto abinco buscan la muerte, y los dos caballeros deben posponer los asun- tos personales para hacerles frente, Desde el muro lanzan una piedra que aturde a Brimartes, y Amadis de Grecia se ve en el mayor de los aprietos, pues se coloca ante el caballero desamparado protegiendo su vida, y hace frente @ todos fos enemigos. Afortunadamente, Amadis de Gaula y sus Caballeros han conseguido prender fue- goa las puertas, y entran en tropel en la ciudad, hiriendo © matando a todos los ene migos, que, desconcertados, se refugian en los alcizares y palacios. Sin ninguna com- pasion, ¢] rey Amadis ordena que se les prenda fuego, y gue sean quemados todos los caballeros del linaje del duque de Bullén, cuya cabeza envia a su hija Brisena; luego, envia un mensaje a Oriana con noticias de la victoria y de su regreso. {1, 72] Por ultimo, se sabe como se liber la ciudad de Maquenza. Guilan, Angriote y a gente de Bretafia, fueron desviados de Napoles por una tormenta, Hlegaron a pic hasta Maquenza y liberaron la ciudad, pues tomaron desprevenidos a sus enemigos luego, entertaron los cadiveres de Arquisil y de Dinerpio, que todavia pendian de las almenas, y liberaron a Leonoreta Los caballeros curan sus heridas y comienzan a matchat de todos, pues debe continuar con la Demanda de las Ingen Brimartes se despide Suefio que Amor «esta noche me quiso representam El autor caminaba por una deleitosa floresta y llegé al Valle de la Pena, Un caballero llamado Suftimiento se oftecié a acompaiarle porque, asegura, encontrar numerosos enemigos No tarda en aparecer Congoja, flaca y desemejada doncella, que prende al autor en un abrazo mortal. Fl autor toma esfuerzo con la vista de Pensamiento y Fe que se han acereado a ellos. Incapaz de derrotar al autor, Congoja Hlama a sus hueste Son tres batallas acaudilladas por Dolor, Tormento y Pena, cuyos golpes son glo- ria para el autor. Impresionados por su entereza, deciden acompafarle hasta el fin de su camino. En un prado cubierto de hermosa y yerba se abre un camino agostado. Bl autor decide internarse por él con Desesperacidn, una fea doncella que, con Esperan- za, le habia oftecida su compaiia. Desde la orilla del rio Olvido ven el gentio que, como sin sentido, vaga por sus aguas. Es el castigo del dios del Amor por su falta de vasallaje, les cuenta el barquero, que permite que el autor suba a su barca. Le deja ante un hermoso castillo, y en una sala ¢l autor encuentra al dios del Amor, rodeado de muchas damas y caballeros. Uno de ellos, Juan Rodriguez del Padrén, se acerca al autor y le deja al pie de unas gradas. Se leen los Mandamientos de Amor: ARGUMENTO 27 1. Amaras, temeris y acatarés al dios del Amor sobre todas las cosas 2. Amards en alto lugar, no solo de estado, sino también de persona. 3. Querras a tu sefiora como a ti mismo. 4, [a pena sera tenida por gloria, 5. No se pedir mas galardon que la pena, 6. Jamas se podra apartar a la amada del pensamiento, 7. Su servicio sert guardado en presencia y en ausencia, 8. Seras humilde en su presencia. 9. Hards cosas en su alabanza 10. Cuidaras su fama. 11. Deberis cuidar que nadie adivine el objeto de tu amor. 12. «S6lo su corag6n sera testigo de su secreton. autor los ha cumplido todos, y el dios del Amor le proclama hijo muy amado. Lucrecia y Penélope le postran a sus pies, y entre musica y cantos, el dios del Amor le corona «por la limpieza de vuestros amores», Después, las doncellas conducen al tor ante su amada, sedente en una cama entoldada, A ruegos de las damas, la amada acepta al autor como servidor, y le pide componga la segunda parte de la historia de Amadis de Grecia. Cuando el autor despert6, acudi a Los palacios de Hércules y encontré Ia historia metida en una caja de madera, tal y como le habia dicho su ama- da, la tradujo det latin y es la que Zair se enamora de Onoloria y va con Abra a Trapisonda {H, 1] Cuando murié Zarzatiel en ef cerco de Constantinopla, el gobernador qu habia dejado en sus tierras se coroné como emperador y se cas6 con una hija del re A la muerte de su padre, de Egipto de quien tavo dos hijos gemelos, Zair y Abra. Zair engrandecis el impe ples conquistas. Una noche, en un suehio, Ma- res y Cupido le pidieron su ayuda, y Zair decidié complacer al dios de la guerta que tantas veces le habia favorecido. Cupido le mostré entonces a Onoloria sin Par y le condené a morir por su amor. Zair despert6 sobresaltado y enfermo de amor. [H, 2] Preocupada por su aspecto, Abra, que siempre mostré gran amor filial, son- saca a Zair la causa de su dolor y le aconseja ir a ‘Trapisonda y capturar a Onolotia, pues su padre, el emperador de Trapisonda, hace tiempo que ha desaparceido. Abra convoca a los grandes sefores del imperio y, les dice que por mandado de los dio: Zair debe ir a Trapisonda para engendrar en Onoloria un hijo que extender su fe por todo el mundo y les convence para ponerse en camino, Cuando el emperador de Tra- pisonda, Lisuarte, Perién y Olorius 7 > con mii ul avistan la ciudad, Zair y Abra ya han fondeado en el pucrto, [IL, 3] y los caballeros deciden salir a tierra de incognito. En la ciudad de Trapisonda [1 4] La emperatriz y las princesas Onoloria y Gricileria también han visto las ban- s de Babilonia, y, temiendo un ataque, abandonan Santa Sofia y regresan a fa ciu- dera 28 ARGUMENTO dad. Alli ya les espera Alquifa, que les dice que proximos a Traspisonda estin el em- perador y los caballeros tanto tiempo desaparecidos. En un aparte, Alquifa concierta una cita con las infantas para esa misma noche. Los caballeros entran en la alborotada ciudad, pero la bienvenida se interrumpe cuando una enorme serpiente, da mas fiera y espantosa que nunca se vio» itrumpe en la sala, Caballeros y damas buscan dénde esconderse, pero Lisuarte y Perién se en- frentan al animal, aunque la serpiente les derriba una y otra vez con la cola o las alas. Lisuarte se abraza a ella, y cuando la golpea con su espada, el animal se transforma rganda, que, haciendo lo que suele, ha aparecido de esa guisa para festejar la lle- gada de los caballeros Cae a noche, y todos descansan. Lisuarte, Perién de Gaula, Onoloria y Gricileria estén juntos, y deciden que los caballeros pedirin sus manos al emperador. Las prin- cesas ocultaa el nacimiento y pérdida de sus hijos. Al dia siguiente todo cl imperio de ‘Trapisonda conoce el regreso de su sefior. [I1, 5] Estas noticias también las recibe aie a través de sus escuchss, y, algo contrariado, pide permiso para entrar en la cite dad, pues desea s a las alegrias por su regreso; en realidad, contia en desem- barcar poco a poco a toda su gente para apoderarse de Onoloria si todos sus intentos pacificos para tenerla en su poder resultasen initiles. Cuando Hazimir y el principe de Chipre regresan con la respuesta favorable del emperador, se hacen €co de la ¢x- traordinaria belleza de Onoloria. [I, 6] Al dia siguiente, Zair y Abra emprenden el camino hacia los palacios con tal abundancia de ricas ropas y extrafias cabalgaduras, que suscitan el asombro en el pueblo congregado. [1], 7] Por su parte, el emperador ha ordenado que sus palacios hijas «mostrassen por atavio la grandeza de su estado», y junto a Lisuarte de Grecia, Perién de Gaula y los principales de su reino, ha recibido a los hermanos a las puertas de la ciudad. En cuanto Abra posd sus ojos en Lisuarte, «como ya por ofdas ya supiesse de su fama», sc cnamoré del caballero tan sin medida, que «dende aquella ora jams alegria pudo reynar en ella». [1 8] Exaltado por la hermosura de Onoloria, Zair propone durante la comida que les ofrecen defender su belleza durante quince dfas, con el premio de una corona y una vajilla de mil marcos para el vencedor. Onoloria calma el enojo de su esposo, (que sospecha que Zair ame a Onoloria, y le pide que no participe en la lid. [1], 9] A los ocho dias, creyendo que ya puede pedir favor a la princesa, Zair le envia una carta de amor: abras qu’el eu Zaye grandes y muchos dias ha que por tinie las de amargura en raviosas vaseas de amor bive, donde los rayos del claro y resp! deciente sol a las tinieblas de la escura noche en mi soledad diferencia no hazen, des- pués que aquéllos de la ta gran hermosura en suefios por el dios Cupido representa- dos me faeron, rasgando mi coragén con aquella raviosa y tan dulce flecha de tu her- mosura, que ni a aquella gran alteza de mi estado ni aquella gran fortaleza de mi clara sangre me pudicron resistir a que sojuzgado no fuesse aquel que siempre avia sido libre y scfior de sefiores a ser hecho tu siervo». Finaliza pidiéndole una joya y el con sentimiento para ser llamado su caballero. Onoloria, que ha recibido la carta de Abra y la ha leido sin saber quién la remitia, se ofende por sus razones, y pide a Abra que disuada a su hermano o ella dara parte a su padre. {II, 10] Sin embargo, sin contarle la verdad, Abra entrega a Zair una de sus sortijas fingiendo que pertenece a Onoloria; con ella su hermano se muestra tan contento «como si del mundo le hiziera sefiom. n- ARGUMENTO 29 Encantamiento de Urganda Un dia entré en la sala una hermosa dueiia, vestida de negro con una corona de reina, acompafiada de dos caballeros ancianos, y pidié a Lisuarte un don, su espada. Algo contrariado, el caballero se la entregs, y entonces, los dos caballeros prendieron a Urganda, y en la plaza frente a los palacios la dejaron sentada en una silla, entre unos pilares de mirmol y rodeada de una gran Hama de fuego, atravesado su pecho con la espada de Lisuarte. «En el tiempo venidero que los mas fuertes leones con fortale de sus fuertes coragones y bragos sus carnes estuvieren deshechas al punto de perder la vida el engendrador del edn mis bravo, fallecerin estas artes, que seri estorvar la muerte al que cercana la terné, siéndole manifestadas dos vidas, que a la sazén en possessidn de perdidas estarin por aquéllos y aquéllas a quien serin restituydas. En aquel tiempo, las letras de la inflamada espada demostraran la morada de su primera salidap, leyeron los grandes sefores, pero nadie lo entendid, y una profunda tisteza se instalé en Ia corte porque no pudicron socorrer a Urganda, La maga ha sido en- cantada por Zirfea que queria evitar que Urganda contase al emperador de Trapison da las aviesas intenciones de Zair. (TT, 11] Zair continta luchando por la belleza de Onoloria. El tkimo dia de su demanda se enfrenta a Brimartes, gue ha legado a Tra- pisonda con la Demanda de las Imagenes. Pronto se hace evidente la superioridad del principe de Espafia, y Abra pide al emperador de Trapisonda que suspenda el duclo. Zair se proclama de este modo vencedor, y envia a Onoloria la corona y la vajilla de oro, Durante el tiempo que permanezca en Trapisonda, Brimartes ganaré las estatuas de la hija del rey de Jerusalén, de Abra, y de Gradafilea. Ni Lisuarte de Gre Perién de Gaula se enfrentarin a él, pues [H, 12] Abra descubre sus sentimientos a Lisuarte, y con gran dolor adivina que ama a Onoloria, Para satisfacer el deseo de Zair y el suyo propio, Abra decide el siguiente remedio, [II, 13] Propone a su hermano una conversién general para poder pedir al emperador dos dones, uno de ellos su hija Onoloria; conseguidos sus propé sitos, se convertiran de nuevo en paganos. Zair y sus vasallos aceptan el plan de Abra y al dia siguiente lo ponen en prictica, [H, 14] Zair, Abra y todos sus hombres se convierten al cristianismo ante la ge- neral alegria, y luego piden sus dones. Abra solicita a Onoloria que le entregue a Lisuarte como matido, y . algo sorprendido por la peticién de su hermana, Zair_pide la mano de Onoloria. Aun- que queria casarla con Lisuarte, el emperador de Trapisonda se ve forzado a cumplit su palabra, y entrega la mano de su hija a Zair. Lisuarte se queja de que Zair, con tan “a ni silo prometieron una noche a sus amads ste promete satisfacerla siempre que pueda, A continuacién, sl pocos servicios, obtenga semejante don, y Zair le acusa de soberbia. Entonces desen- padas, y un golpe de Lisuarte hiere de muerte al hijo del duque de Alafonte. ‘Ante tamaiio desacato, el emperador de Trapisonda ordena que Lisuarte sea ence rrado en una torre, y exilia a Perién de Gaula que salid en defensa de su amigo. A continuacién pide a Onoloria que se case con Zair, y, ante su negativa, aque antes passaté por la muerte que casar con el soldan, se lo ordena. Ella termina por confe- sar que ya est casada con Lisuarte, y, fuera de si, su padre la encierra en una torte. Por ultimo, el emperador de Trapisonda promete justicia al duque de Alafonte por la muerte de su hijo ya Zair una satisfaccién por In desobediencia de Onoloria. vainan las es 30 AR SUMENTO Lisuarte y Onoloria son acusados de alevosia de sus amore: [II, 15] Desesperado por el mal fi , Zar acusa de traicion a L a la princesa, pues confia en pedir el perdén para Onoloria cuando sus vasallos Marcartes y Carabin derroten en el campo a quien mantenga lo contrario. A pesar de que esto significa la muerte de su amado, Abra se plega a los descos de su hermano. Por orden del emperador de Trapisonda, Lisuarte no puede defenderse a si mismo, ni enviar emisarios a Constantinopla; ademés, temiendo desatar las iras de su sehr, nin gin caballero de a corte se atreve a defenderles. En éstas entra en la sala Fulurtin que iba buscando al Caballero de la Ardiente Espada, y al informarse del caso se ofrece como campeon de Onoloria «porque yo sé que ella es sin culpa, porque a las fuercas del amor no ay ninguna resistencia, y por esta via son libres de culpa los que por caso él yerram», Aliviado con su ayuda, el emperador permite que Fulurtin pueda ser ayu- dado en el tanscurso de la batalla. [I, 16] Los tres al campo, y Onoloria, Ho caballeros que van a pelear salen indo en brazos de sus doncellas, y Lisuarte, mas sereno, son colocados en unos cadahalsos. Para evitar dudas sobre su honor, Macartes y Carabyin deciden pelear de uno en uno, [II 17] pero cuando Carabin comprueba que su hermano va a ser derrotado se incorpora al duelo, y juntos ponen en peligro de muerte a Fulurtin, Un gran caballero iguala el combate, y Carabin ha muerto y Macartes yace herido ante Furlutin; al poco rato el caballero extrafto libera a Lisuarte y salen Zait no pueden encontrar consuelo; Onoloria, en cambio, arte esti libre y vendri a rescatarla juntos de la corte. Abra y se siente muy feliz, pues Li y [II, 18] A un trecho de la ciudad, el caballero extraio se ha quitado el yelmo, y Lisuarte ha visto a Gradafilea, La doncella se armo y salié al campo, perdida la espe- ranza de que algtin caballero ayudase a Pulurtin. Ahora, confiesa a Lisuarte que le ama, y sabiéndole casado, le ofrece para siempre su casto amor. [II, 19] Lleno de piedad, Lisuarte dirige unas hermosas palabras a la doncella: «Ni la fama de Amadis de Gaula, ni el esfuerco y valentia de mi padre, ni los muy claros y grandes hechos de aquel Caballero de la Ardiente Espada que en ef mundo agora flore de se ygualar ante la mi fortuna, pues soy dino de gozar del amor de dos tan excelen- tes infantas con tanta limpieza suya y honta mia». Juntos embarean para ir a Constantinopla y organizar una bueste que vengue la ofensa sufrida. [II, 20} Gricileria le ha contado a su padre que fue Gradafiles quien ayudé a Fulurtin, y el emperador ha ordenado historiar el episodio «tan a lo propio que las figuras no parecian sino bivas», Curadas sus heridas, Fulurtin abandona Trapisonda en busca del Caballero de la Atdiente Espada. ¢, no son dinos se enamora de Amadis de Grecia Niquea [1], 21] Los caballeros que habian participado en la guerta contra el duque de Bulléa, van abandonando Italia. Brimaries se ha marchado con la Demanda, y Amadis de Gre- cia ha salido armado tras él con intencién de reiniciar su duelo, El rey Amadis intuye su proposito, le da aleance, y sin darse a conocer emprende el camino con él. Un poco mis adelante, junto a un castillo, salvan la vida a Brimartes, que iba a ser quemado ARGUMENTO 31 porque se negé a tomar como amiga a una dueia. Al ser derrotada, esta mujer les ha contado que prendia o mataba a todo caballero que no juraba tomarla como amiga, despechada porque el caballero que amaba la dej6 por otra. En su castillo hay mas de cien presos, afiade, encerrados tras disfrutar de sus amores. El rey Amadis los liber les levanta el juramento, y obliga a la ducia a abandonar su mala costumbre. Des pués, se daa conocer a Amadis de Grecia y a Brimartes y concierta la amistad entre ellos. Mientras los dos caballeras emprenden juntos el camino, el rey Amadis vuelve a Napoles, deja a su hermano Florestin y a Leonoreta el gobierno del imperio y luego regresa a Gran Bretafia. [II, 22] Brimartes y Amadis de Grecia van camino de Gran Bretafia hablando de sus amores, uno para ver a su sefora y el otro para proscguir en la Demanda de las Imigenes. En el camino topan con unos caballeros que esta tando a un enano en extremo feo que les pide ausilio y les dice que le quieren quitar una carta que trae para el mejor caballero del mundo. Pensando que pueda ser una carta de Luscela, Amadis de Grecia mata a los atacantes. Al saber su nombre, cl ena- no le entrega la carta, que, cfectivamente, iba dirigida a él, pero no de parte de L sino de Niquea, la mas hermosa doncella del mundo, dice el enano, que pide al cabs Hero que vaya a verla, pues la fama de la tu gran hermosura, proeza y altos hechos ansi conquisté el mi coragén qu’el vedado amor por mia todos, a ti otorpado fue: [1], 23] Niquea es hija del soldin de Niquea, gemela de Anastarax. Zirfea envio a decir al soldan, su hermano, que ocultase a Ia nifia, y el soldan ved6 su vista incluso a Anastarax. Afios mis tarde, Zirfea envid a su hermano un pergamino en el que esta pintado todo lo que ocurrié en el Castillo de las Siete Torres, y el soldan, que amaba mucho a Niquea, ya una bellisima doncella, se lo entreg6 para darle placer, Al ver al Caballero de la Ardiente Espada, la princesa stibitamente rasgado de la dulce flecha de [II, 24] Fl enano encarece de tal modo la belleza de Niquea, que enciende un llama en el corazon de Amadis de Grecia. Esa noche el caballero suefia que Niquea de un lado y Lusce Jo parten por la mitad. Amadis de Grecia despierta sobresaltado y confuso, y decide enviar una carta a Niquea con Busendo, que, inmediatamente regresa al soldanato. Brimartes también se va con la Demanda, y Amadis de Grecia se dirige a Gran Bretafia, n azo- cela, Intid en su coragon ser mon», y decidié enviar a Busendo en busca del caballero. la de otro le llaman, y que ante su indecisién le roban el corazon y Reencuentro de Amadis de Grecia y Luscela [1, 25] Cuando Amadis de Grecia llega a Gran Bretaita, una doncella que le acom- pafari a Miraflores le diee que cl rey Amadis ya esta en Londres. Al salir de una flo- resta, yen un caballero que se marcha yeloz, Amadis de Grecia se para ante él para interrogarle, y el extrafo le derriba y contintia su galopada, seguido de otro caballero que tampoco le presta la menor atencién, Enojado y curioso, Amadis de Grecia les jgue hasta salir a un valle, y los encuentra peleando contra unos jayanes y sus caba- Hctos que Hevaban presas en un carro a unas damas descortesia, Amadis de Grecia se une a la pelea descubre a Comprendiendo la razon de su Li scela entre las damas y de un gran golpe mata a un jayén. we wu ARGUMENTO [11, 26] Fl jayin que ha muerto a sus manos es Mostruén, que con su hermano Leorico esperaba escondido en Gran Bretafia el momento propicio para vengar la muer- te de Gadalfe, su padre. Un dia que Amadis de Gaula y sus caballeros salieron de caza, ellos abandonaron su refugio, y en Miraflores raptaron a Oriana, Briolanja, Luscela y otras damas. Una doncella consiguié escapar y avisé al rey Amadis y a Galaor. Te- miendo que los jayanes embarcasen, los dos reyes salieron a toda prisa, y no hicieron caso. de Amadis de Grecia cuando o encontraron en el camino. En la pelea mataron Amadis de Grecia liberaba a las damas. [II, 27] Todos con gran alegria, en especial Amadis de Grecia y Luscela, que tienen ocasién de con versar en Miraflores. Poco a poco, la pasién por Niquea se va apagando. a Leorico micnt ¢ reciben: El Encantamiento de la Gloria de Niquea [H, 28] Enire tanto, Busendo ha llegado al soldanato y ha entregado la carta de Amadis, de Grecia a Niquea. El caballero solicita «ver la fuerga de tu presencia», y deciden que es imprescindible, pues, por lo que Niquea vio en el pergamino que le entrego su padre y por la impresién que Busendo ha traido, temen que el caballero ame a Lusccla. Para ello, Busendo propone pedir a Zirfea un pergamino en el que figuren Niquea y Luseela; con él en su poder, buscar al Caballero de la Ardiente Espada, que podra comparar cudnta mayor es la hermosura de Niquea. La princesa acepta, y Zirfea le envia cl Pergamino de las Imagenes. Con él en su poder y una carta dirigida al Caba- lero de la Ardiente Espada, Busendo abandona Niquea. [H, 29] Niguea se queda muy triste, y su padre la convence de que pase unos dias en una casa en el bosque. La princesa se dirige hacia alli con un pequefto cortejo, y se detiene a descansar junto a una fuente; al poco, sus doncellas duermen y Niquea tafe y canta, Su voz atrac a un caballero que cazaba cerca de alli, y que, al ver a la bellisi so su amor, ~Quién soys vos —se enoja Niquea~ que con tanto atrevimiento y locas razones ante mi osiys parecer». Quiere responder, pero un enorme oso sale de la espesura, y el caballero se enfrenta a él y lo mata. Al ruido de Ja lucha han despertado las doncellas, que alegres por el encuentro, saludan a su seftor Anastarax, y le presentan a Niquea, Niquea olvida su enojo y saluda afectuosa- mente a su hermano. Anastarax, sin embargo, siente aumentar el amor que le inspira Niquea, que «ni conocerla por hermana ni todas as otras cosas que para quitalle los pensamientos bastavan, no tenfan tanta fuerca que la que su hermosura en su coragon asa del bosque, Anastarax regres6 a Niquea, [IT, 30] ma doncella le declara impetuo puso», Tras acompafiarlas a la y enfermé de mor. Hubiera muerto de no ser porque Zitfea descubrié su mal, pues «a su saber nada encubierto era». Sosegando al soldn, prometié solucionar el conflicto, y se levé a Anastarax a la casa del bosque. Alli samié en el encantamiento a los dos hermano: cada uno embelesado en la contemplacion de sus amados, el Caballero de la Ardiente Espada y Niquea, en lo que se conocer como Encantamiento de la Gloria de Niquea A sus puertas dejé una gran llama y un padrén que amenazan con la muerte a quie- nes no mantengan lealtad de amor. ARGUMENTO 33 Zaix muere a manos de Lisuarte de Grecia. Bodas de Onoloria y Gricileria [II, 31] En este tiempo Lisuarte de Grecia y Gradafilea tlegaron a Constantinopla, y Esplandiin, advertido de la ofensa que su hijo habia suftido en la ciudad de Trapi- sonda, envi6 cartas a sus aliados, Una de ellas ha Hegado a Gran Bretafia, y el rey Amadis. prepara la hueste para it a Constantinopla. Amadis de Grecia decide acom- pafiarles, pero no podra hacerlo: antes debe encontrar a Busendo, que, seguin le dice a doncella que acaba de entrar en In corte, ha sido apresado. El caballero sc despi- uw de del rey Amadis, y le asegura que acudira a Constantinopla. [IL 32] Onoloria ha dado luz a Silvia en la torre, y con la complicidad de Brisa, su doncella, la ha entregado aun escudero y a su mujer para que la cuiden. Sin em- bargo, han perdido ef rastro de la nifia porque el escudero encontré un valioso pren- dedor entre sus ropas y, dominado por Ia avaticia, se marché a Alejandria diciendo que aquella era su hija En prevision del ataque que espera de Lisuarte, el emperador de ‘Trapisonda ha trabado gran amistad con Zair. (II, 33] El soldan, que en ningtin momento ha olvi dado sus intenciones, ejecuta la traician. Dos mil hombres que acechaban emboscados capturan a los emperadores, a Gricileria y a sus caballeros y damas en una floresta y los llevan a sus naves; antes, y a través de un tinel, el rey de Egipto ha llegado hasta Onoloria, que, creyendo que se la llevabs Lisuarte, ha facilitado su huida. La princesa se da cuenta de su error cuando en las naves Zair vuelve a declararle su amor. Despreciando la corona de emperatriz que Zair promete colocar sobre su cabeza, Onoloria fr la muerte que «ons tra las esperanzas del soldan, y le asegura que pasar antes por ntit solamente un punto en tt pensamiento», Las nav ponen rumbo a Babilonia, y en Ia travesia Abra asegura a Zair que, de grado o por fhersa, sus amores tendrin un final feliz. (11, 34] En el mar topan con la flota de Esplandidn que reconoce las banderas paganas y se apresta al ataque. La batalla es encarnizada, y Abra, anticipandose a la derrota, embarca en una pequefa nave y huye. Zair y Lisuarte se han conocido en la sobresefiales y estin luchando, Escapando de sus golpes, Zair retrocede hasta la ca- mara en la que esti Onolotia, y alli le da muerte Lisuarte; es entonees cuando cl caba- lero conace el rapto. Galaor y el rey de Cerdefia, por su parte, han descubierto en otra nave al rey de la Brefia, al duque de Alafonte y al emperador de Trapisonda, que también han sido liberados, Viendo las vueltas que da la fortuna, el emperador acepta el casamiento de su bija, y pide perdén a los grandes sefores. [I, 35] En el mismo barco se celebran los esponsales de sus dos hijas, pues Lisuarte solicité y obtavo como don del emperador casar a Gricileria con Perion de Gaula. {IL 36] Ya en Trapisond: se pregonan las fiestas por las bodas. Ni una de las dos princesas confiesa a sus mati- des el nacimiento y la pérdida de sus hijos. Amadis de Grecia se acerca a Niquea; Abra y Zahara a Trapisonda [I], 37] Cuando Leorico y Mostruén raptaron a Oriana y a sus damas en Gran Bre- tafa, dejaron en la nave a su primo Monton de la Liza. Al enterarse de la muerte de 34 ARGUMUENTO sus cormanos, el rey salié a tierra para vengarse del rey Amadis y encontré a Busendo, a quien capturd; una doncella fue testigo del rapto, pero Montén permitié que se mar- chase y comunicase la noticia en la corte. Cuando vio a Niquea en el Pergamino de las Imagenes, Mont6n de la Liza se enamord de ella, y, llevaindose a Busendo, se fue a su tierra y enfermé de amor. [IL, 38] Amadis de Grecia esta buscando a Busendo, y una violenta tormenta le deja cn Alcjandria, donde muda su nombre por el de Caballero Sin Descanso, En una fuente un enano le cuenta que cerca de alli, Liberna, sefiora de Alfarin, esti asediada por uno de sus vasallos, llamado Aberviz. el Soberbio, porque se negé a ca- se con él. El Caballero Sin Descanso rompe el cerco del castillo y le ofrece su ayu- da. Liberna le otorga el mando de su hueste, enamorada de su apostura y manifiesto valor, y esa misma noche el Caballero Sin Descanso ataca a los desprevenidos enemi- gos [I 39] Al dia siguiente llega al real de Aberviz Cinofal, un gigante aan bravo y esquivo, que sola su catadura asombravay, cubierto de vello, con cabeza de perro y cuerpo de jayan, Deseando salir tras Busendo lo antes posible, el Caballero Sin Des canso propone a la reina un combate singular entre él y Cinofal que dirimira la con- tienda y evitard mas muertes. Liberna acepta, y también Aberviz, seguro de la victoria de Cinofal. Durante el duelo, poco puede hacer el gigante, muy pesado y lento de movimientos, ante la ligereza del Caballero Sin Descanso. Cuando de un golpe quie- bra su cuchillo, Cinofal se rinde, y se le envia a curar, [I1, 40] Sin embargo, Aberviz. wcomo traydor que era, ha roto el pacto y esta atacando la fortaleza. Armindose ra pidamente, el Caballero Sin Descanso sale al campo, le carta la cabeza y se la envis Liberna. Cuando regresa a los palacios, la reina le propone matrimonio, y luego le pide como don ir al Encantamiento de la Gloria de Niquea, Subitamente interesado, el Caballero sin Descanso pide mas detalles, y decide acompafiar a Liberna a Niquea para tratar de ver a la princesa, Esa noche suefia que a las puertas de la Gloria, Niquea de un lado y Luscela de otro se disputan su alma, y le parece que Niquea se la arrebata. Despierta sobresaltado, y tras pedir a Cinofal que se presente ante Luscela, él y Liberna empren- siendo den el camino hacia la Gloria de Niquea. [II, 41] Rumbo a Babilonia, Abra emite un doloroso planto por Zair, cuyo fin conoce por los vasallos que, como ella, lograron escapar de la muerte; sumida en el dolor llega a Babilonia, donde es proclamada emperatriz. Poco después, entra en la ciudad Zahara, reina de Ciucaso, un imperio de amazonas, que venia para casarse con Zair «si tal fesse qual sus nuevas publicavany, pues uno de sus dioses le habia co- municado que de sa unién naceria el sojuzgador de toda Ia tierra. Al conocer las nue- vas, Zahara decide vengar en Lisuarte de Grecia la muerte de Zair, ¢ inmediatamente, ta de desafio, Desconfiando de las fuerzas de la reina, Abs envia al principe una encar- ua varias de sus doncellas que busquen por el mundo campeones que maten a Lisuarte [11, 42] Liberna y Amadis de Grecia ya han llegado a Niquea. Sin ningtin temor, pues tiene confianza en la lealtad de sus amores, Liberna ha atravesado el fuego, y se ha sumido en la gloria contemplando Ia belleza de Niquea. Amadis de Grecia esta amedrentado por el suefio pasado y decide buscar a un mago que le confirme si él puede acabar la aventura, Las doncellas de Liberna, que han recriminado al caballero ARGUMENTO 35 abandonar a su sefiora a su suerte, regresan a Alfarin al saber que la reina esti bien Amadis de Grecia va camino de Jerusalén [I, 43] Mientras tanto, Lisuarte de Grecia ha recibido dos cartas, la que le remite Abra, plagada de amenazas, a la que da cortés respuesta, [II 44] y la del desafio de Zahara que decide aceptar. [II, 45] Después de leer la contestacién de Lisuarte, Abra y Zahara embarcan hacia Trapisonda acompafadas del rey de Jerusalén y de Ineril, el antiguo escudero del Caballero de Ia Ardiente Espada, que va buscando al caballero desde la aventura de la Montafia Defendida. Amadis de Grecia en la Isla Despoblada [JI, 46] En el reino de Jerusalén Amadis de Grecia top6 con un doncel del rey Mon- t6n de la Liza, Su sefor le habia enviado con el Pergamino de las Imagenes en busca de un mago que fuera capaz de reproducirlo en un escudo. Montén pretende que s an los menos quienes disituten de la Gloria de Niquea, y lo conseguiré con el escudo, pues sabe que ningtin caballero levantari sus pergamino mientras hablaba, y se marché precipitadamente cuando Amadis de Gre- cia cay6 desvanecido, temiendo que el caballero hubiese enfermado de amor como su sefior. Recuperado el sentido, Amadis de Grecia emprendié por mar la biisqueda del mago, resuclto como nunca a acabar el Encantamiento de la Gloria de Niquea des- pues de ver la hermosura de la princesa. [H, 47] Una tormenta le ha alejado de Romania la Mayor, isla en la que pensaba hablar con el mago, y le ha depositado en un peligroso lugar, la isla Despoblada, usa- da por Zirfea para iniciarse en la magia, y conocida, segtin le dicen sus marineros, porque los que se internan en ella desaparecen. Amadis de Grecia desatiende la ad- vertencia y desembarca solo en la isla, y el amanecer le sorprende junto a una fuente. Se detiene ante una estatua que sostiene un padrdn, y aunque puede leerlo, no entien- de su significado; pero otro padron, éste en el umbral de una cueva, Ie indica que esta ante uno de los encantamientos de Zirfea. A la entrada de la cueva Amadis de Grecia entabla una lucha con un caballero que, al caer aturdido, es recogide por una serpiente que se lo lleva a lo mas profundo de In cueva. Amadis de Grecia les s una montafa, y urv poco mas allé un lago infestado de serpientes. Aunque intentan hacerle naufragar, el caballero llega a una isla que se veia muy préxima en una barca que encontrd en Is orilla. Al desembarcar, se desembaraza de un golpe de un caballe- ro que le salié al paso, y en el interior de una torre, sedente entre cuatro pilares de oro, encuentra a Brizafia, La reina tiene una espada atravesada en el pecho, y a sus pies yace un caballero descabezado; cuatro doncellas hacen gran duelo, llorando y mesando sus cabellos. Amadis de Grecia mita extrafado In escena, y pregunta en vano el motivo ddl llanto, Cuando toma la espada que hiere a la reina para defenderse de un caballero que le amenaza, cesa el sitbo de las serpientes, Brizaiia vuelve en si, y se pre- sentan muchas damas y caballeros que agradecen al caballero su puesta en libertad. La reina le cuenta que sufifa el castigo que le impuso Zirfea, disgustada por la crueldad que us6 con el caballero tendido a sus pies, a quien ordend descabezar por armas contra él. El donee! desplegé el jgue con cautela, y de pronto tiene ante sus ojos 36 ARGUMENTO la insis« neia con la que le pedia su amor, Zirfea dejé dicho que la penitencia la reci- biria del caballero que deshiciese el encantamiento, pero Amadis de Grecia decide que sea Luscela quien escuche el caso, convencido de que la doncella usari de la piedad con la reina. Al salir de la torre, encuentran un paisaje bien distinto, ya que el ago se ha transformado en un verde prado, y las serpientes han desaparecido, pues eran los caballeros y las damas que bebicron de la fuente. Brizafia y todos ellos se ditigen a Gran Bretafia con una doncelia que les estaba esperando en la costa. Lucha de Amadis de Grecia y la Bestia Serpentaria IT, 48] Amadis de Grecia ha puesto rambo a Romania la Mayor, y esta vez ha llepa- do a Ia ish sin mas tropiezos, para descubrir que el mago y el doncel del pergamino habian ido a la isla de la Liza. Aunque sale veloz tras ellos, todos se han marchado cuando arriba a la isla, incluso Monton de la Liza, camino de la Gloria de Niquea con el escudo, que ha dejado a Busendo metido en prisiones. ‘Amadis de Grecia se acerca al castillo y derrota con facilidad a un caballero y a diez peones de muerte y le indica cémo llegar hasta él. El caballero abre confiado una pequeiia puerta, y la Bestia Serpentaria sale al patio, imponente, grande como un caballero, con zatpas de le6n y grandes colmillos. Amadis de Grecia apenas se ha encomendado a Niquea, y la Bestia Serpentaria ya le ha arrebatado de un zarpazo el escudo y le ha tomado en un abrazo mortal, Para salvar su vida el caballero golpea a la Bestia entre que guatdaban Ia puerta. Desde unos corredores un gigante le amenaza lus ojos con su espada y la aturde, y sin tregua hace frente al gigante, que le ha ataca- stin trabados en la lucha, y arremete contra ellos, hitiendo al gigante: luego, al reconocer- Ie, ataca desatinada a Amadis de Grecia y se ensarta en sa espada, Con la Bestia Ser- pentaria herida de muerte, Amadis de Grecia mata al gigante que iba hacia él cuchillo en mano, Magullado, con la espada ensangrentada y algunas heridas, Amadis de Grecia sube 4 unos corredores y encuentra a Ia esposa del gigante, que se suicida was mostrar a los presos. El caballero libera a Busendo y ta ‘ofan de la Roca y a Malfadea, que fueron capturadas, le cuentan, cuando iban a las bodas de Lisuarte de Grecia y de Perién de Gaula, {I1, 49] Busendo le ha entregado la carta que Niquea le envid, y ha escuchado el relato del Encantamiento de la princesa; sumamente preocupado, el enano sdlo desea ir junto a ella cuanto antes. En unos dias, y ya recuperado de sus heridas, Amadis de Grecia envié al rey Amadis el pellejo de la Bestia Serpentaria con Leoffin de la Roca y Malfadea, y les pidié que contasen sus hechos. do creyendo muerta a la serpiente. Mientras los caballeros In Bestia vuelve en si, mbién a L Batalla de Amadis de Grecia y Gradamarte [I1, 50] Amadis de Grecia y Busendo han embarcado rumbo a Niquea, aunque una tormenta los ha depositado en Hungria. Al salir de una floresta les adelanta un caba- llcro a galope tendido, y Amadis de Grecia interroga a la plafiidera doncella que le ARGUMENTO 37 sigue. Ella le pide como don que mate al caballero que huye si él no cumple el don que le prometi6. Tras darle alcance y reprocharle su falta de palabra, Amadis de Gre- cia inicia una lucha que se prolongaré largas horas. Al cabo, el caballero desfallece, y asombrado de su fortaleza y valor Amadis de Grecia le oftece la vida a cambio del don prometido a la doncella. Obstinado, el caballero vuelve a negarse, y Amadis de Grecia le desenlaza el yelmo para cortarle la cabeza como él mismo prometié. Enton- ces reconoce a Gradamarte, y ahora es él quien se niega a cumplir el don, La donce- Ila, una de las de Abra, le pide la cabeza de Lisuarte de Grecia a cambio de la de su amigo, y Amadis de Grecia acepra. Amadis de Grecia y Gradamarte embarcan dias después rumbo a Trapisonda para desafiar a Lisuarte, pero una tormenta los arrastra a Niquea. En el camino les dicen que Montén de la Liza ha plantado su tienda junto al Encantamiento, y que ning’in caballero ha podido entrar; él si lo hace, pues tiene un anillo magico que le permite contemplar a su amada Niquea sin caer en el embeleso, Cuando los dos caballeros egan a la Gloria de Niquea, Montén de | Liza ha salido en busca de los ladrones de cudo. Por segunda vez, Amadis de Grecia se coloca ante el fuego, pero un caba do ante sus ojos, y de nue llero que aseguré no etcer en encantamientos es carboniz vo desiste. Busendo, seguro de su amor y lealtad, pronto esta junto a Niquea, y Amadis de Grecia le hubiera seguido de no media la promesa hecha a la doncella de Abra Duelo de Zahara y Lisuarte. Luscela recibe los presentes de Amadis de Grecia (H, 51] Abra y Zahara han legado a Trapisonda para confirmar con Lisuarte de Grecia la fecha del duclo. También lo ha hecho Cinofal, que se presenta ante Luscela de par- te de su caballero y cuenta lo sucedido en Alfarin. (1, 52] Zahara hace una entrada spectacular en Ia ciudad. Un grupo de veinticuatro mujeres encabeza la comitiva so- bre unas bestias parecidas a dromedatios; tras ellas, quinientas mujeres armadas sobre unicornios rodean a Zahara. La reina, con armas de perlas y piedras precio- de oro, va escoltada por sus cinco reinas, que le Hevan escudo, yelmo, hermo: sas bajo cops areo y dos cetros de oro; a su lado, muchas doncellas toean arpas y diversos intrumentos. Amadis splandiin, Lisuarte, Perion de € Galaor han salido a esperarla al camino y la escoltan hasta los pal bida por Luscela y Gradafilea con las que intercambia joyas y cumplido: zafia ha llegado también a Trapisonda y entra en los palacios con el caballero bezado, y el séquito de damas y caballeros que un dia fucron serpientes, y entrega a Luscela la carta de Amadis de Grecia. Profundamente satisfecha, Luscela escucha instante, una de Gaula, F ula, Plorestan y jos, donde s reci- el caso de Brizaita, y, tal como el eaballero pens, la deja ir libre. En ‘Trapisonda, las fiestas se caneelan nube cubre a la reina y la deposita en su tierra hasta ta batalla de Lisuarte. [1,53] Onoloria, que desde que Gradafilea le dijera cuinto se parece a Lisuarte no ha dejado de pensar que Amadis de Grecia pueda ser su hijo, habla con su marido y le comunica sus sospechas, pero ambos se convencen de que el nifio muri. [U, 54] Llega el dia del duclo. Haciendo gala de una cortesia sin medida, Lisuarte mente esquiva sus golpes hasta que le arrebata el escudo y la 38 ARGUMENTO reina rompe su espada sobre su yelmo, Desarmada, Zahara se pone a disposicién de Lisuarte. [11,55] La reina esti muy contenta con el resultado de la batalla, con la valentia y cortesia de Lisuarte y con el trato que le dispensan en la corte, pero debe consolar a Abra, que, para consumar su venganza, ya solo cuenta con el recurso de la liegada de un caballero, Pronto lo tendra, pues Amadis de Grecia se esta acercando a Trapisonda con una de sus doncella [II, $6] Dias mas tarde Leofin y Malfadea entran en Trapisonda con el pellejo de aéia de Amadis de Grecia. Los j6. venes hablan tambic incantamiento de la Gloria de Niquea, y siembran los ce- los en el coraz6n de Luscela. Lisuarte ya ha curado sus heridas, y estin todos senta- dc comentando lo ocurtido en Niquea cuando entra una doneella a propo- ner de parte de su sefiora un desafio deportivo para honrar las fiestas: su caballero mantendra justas seis dias, con la condici6n de que los contendientes s6lo tomaran. Ja Bestia Serpentaria y todos conocen la ultima ha ala me: las 1 caballero es derribado; el galardén para el vencedor sera una espada spadas si y una corona. La noticia se divulga por toda la corte Amadis de Grecia en Trapisonda. La Aventura del Castillo de las Poridades [H, 57] Enire tanto, Amadis de Grecia, la doncella de Abra y Gradamarte han llega- do al real de Abra, y acuden ante Ia emperatriz que esté con Zahara. Abra cree tener ante sia Lisuarte de Grecia, pero pronto sale de su error, pues el caballero se presen- tay le ofrece sus servicios como prometié a la doncella, [II $8] Feliz por tener tal caballero de su parte, y convencida de que esta vez la fortuna va a serle favorable Abra envia una doncella a pedir la batalla a Lisuarte, que acepta el nuevo desafio a pesar del desagrado de la corte. Amadis de Grecia entra en los palacios, y con gran cortesia y comedimiento —«pues que un cavallero tal como yo, de que fama ni conoci- demandar campo a tan alto principe y cavallero como ti, de cuya fama no el mundo leno esti, mas los coragone: miento ay, os: de temor solo en nombrar cu bienaventu- rado nombre» reta a Lisuarte para satisfacer la muerte de Zair, a sabicndas de que fica no Heva la raz6n, pues Lisuarte ha justificado sobradamente tanto la muerte del prin- cipe como su imposibilidad de casarse con Abra, tal y como ella le pidié como don El combate se pospone unos dias, los necesarios para que Lisuarte pueda recuperarse de la lucha que mantuvo con Zahara. {Il 59] A pesar de haber sido derrotada, Zahara recibe la gloria de la victoria, pues Lisuarte In ha liberado de toda obligacisn. En el real, cuenta lo sucedido y pro- ‘0 para admirar al caballero. a porciona a la emperatriz y a Amadis de Grecia otro mot Mientr: , el caballero desconocido que vino con la demanda de la espada y la corona ya se ha instalado frente a los palacios, y derrota dia tras dia a sus contricantes. (11, 60] Un dia, llega a los palacios una hermosa doncella con un castillo, «an alto como una gran fanca y tan ancho en quadra que tendria diez pies», que cargan unos eaballeros. En el centro de la sala la doncella cuenta su historia. Se llama Luscida, y es hija de Felides y Aliastra, reyes de hh isla Trapobana ya falle- cidos. Como homenaje al amor que se profesaron, un sabio construyé el Castillo de las Poridad a modo de sepultura, y sefialé que quien venciese al Juzgador de las GUMENTO 39 Bondades conoceria el secreto de la Aventura; luego se llevé con él a la infanta cuan- do uno de sus apoderé del reino. Afios mas tarde, y compadecida de s suerte, Zirfea permitié que cl castillo se moviese a voluntad de la princesa, para que encontrase més facilmente al caballero que acabarfa la aventura y la restituiria en su trono, Luscida ha acudido a ‘Trapisonda porque sabe que alli se juntan los mejores caballeros del mundo [11,61] Ninguno de los numerosos caballeros que prueban la Aventura es el ele: gido, y todos son derrotados por el Juzgador de las Bondades; incluso Lucencio, el caballero que mantenia el desafic, que se da a conocer cuando pierde el yelmo. Llega Hos el dia del combate de Amadis de Grecia y Lisuarte Duelo de Lisuarte de Grecia y Amadis de Grecia [I 62] Amancce. Lisuarte de Grecia solicita como juez a Zahara, y Amadis de Gre- cia, al rey Amadis; los caballeros salen al campo, dispuesto ante los palacios junto al encantamiento de Urganda. El dia transcurre lentamente mientras los dos caballeros deshacen sus escudos, y siembran el suclo con los trozos de sus armas. Mas de siete horas después, Lisuarte y Amadis andan tintos de su sangre, y los jucces y testigos ven préxima su muerte; ellos mismos «ca pedia merced de la porque la vida ninguno d’ellos pensava salir con ella». Cae ln noche; cansados y des fallecidos por la pérdida de sangre, dejan la lucha y descansan. Los encender hachas, y a la luz que sale del encantamiento de Urganda se reinicia el due- Jo. Un clamor entusiasta surge de los miradores cuando Amadis de Grecia quicbra su espada en el yelmo de Lisuarte. Sin ningiin temor, viéndose perdido, Amadis de Gre- cia se introduce en el encantamiento de Urganda y toma la espada que le atraviesa el pecho; con ella en su poder se dirige hacia Lisuarte. Antes de que golpee al inerme caballero, Urganda detiene su brazo y les presenta Are hijo, cumpliéndose lo que Zirfea dejd dicho. Una nube les cubre a los tres, y cuando se disipa Alquife esta con ellos, El anciano desvela como en el pecho de Amadis de Grecia aparece el nombre de sus padres, y sefiala que las profecias ya se han cumplido. Llorando de placer, padre ¢ hijo permanecen abrazados largo rato. Para desesperacién de su sefiora, la doncella de Abra resuelye que Amadis de Grecia ha cumplido ya su don, pues acepté matar a quien le pidiese salvo que fuese su pa- dre. Por la corte se extiende ta alegria, y Luscela y Onoloria son las mujeres mas di- chosas del mundo. (1, 63] Es cl momento de arreglar los asuntos personal sclariana contr da_uno entre s alma, jueces ordenan como pa . El rey Amadis permite que E iga matrimonio con su sobrino Florestin, y Amadis de Grecia y Luscela conciertan su propia boda. [IT, 64] Zahara, muy atraida por el caballero, le visita babitualmente mientras dura su convalecencia, Gricilerfa, la hermana de Onoloria, a su marido Perién de Gaula la pérdida de su hijo, y ambos confian en en- contrarlo, [I, 65] Lucencio y Florindo aprovechan este momento ocioso para visitar a Florisma y buscar a Garinda, a la que no encuentran. Amadis de Grecia, ya resta- blecido, procura, inatilmente, scllar la paz entre su padre y la emperatriz. Abra. y confies 40 ARGUMENTO La Aventura de las Espadas Encantadas [11, 66] La Aventura del Castillo de las Poridades, olvidada durante el duelo, vuelve a tener protagonismo. Olorius, Florelus, Perién de Gaula y Gradamarte son derrotados por el Juzgador de las Bondades. Cuando Lisuarte y Amadis de Grecia se disponen a probatla, [IL, 67] irrumpe una doncella enlutada én la sila acompaiiada de dos feos enanos. Entre sollozos les dice que sus padres van a ser sactificados por unos jayanes, y que solo podran ser liberados por los dos caballeros que desenvainen sin abrasarse dos espadas que una maga le entregé. Lisuarte y Amadis de Grecia, que ya estaban armados, creen que la aventura les esta destinada, y asi es, porque extraen las espadas de sus vainas sin ningin percance. Inmediatamente la doncella apremia la ida, y padre € hijo se ponen en camino con Gradafilea. No ha desaparecido su rastro cuando Alquifa se presenta con un mensaje urgente. Alquife y Urganda les ruegan que ningun caballero salga de la corte, pues se prepara una traicién. Alarmados, los presentes se ven impotentes para ayudar a los caballeros, pues dieron su palabra de que ninguno saldria tras ellos; pero la reina Zahara, exenta de la promesa por ser mujer, sale a buscarlos con sus reina: [II, 68] Los dos caballeros han caido, efectivamente, en una emboscada. El rey de Creta y sus caballeros les esperaban en el camino, y Amadis de Grecia y Lisuarte, que- bradas las espadas encantadas al primer golpe, son hechos prisioneros. [I, 69] Poco antes de que anochezca, Zahara y sus reinas les dan alcance cerca de la costa. La tei- na mata al rey de Creta mientras sus teinas se ocupan de los caballeros. Uno de ellos, un jayan, se dirige hacia Amadis de Grecia y Lisuarte con la intencién de matarlos, pero Gradafilea les salva la vida matando al jayan con un cuchillo. Sin embargo, se ven en dificultades cuando aparecen mas de mil hombres del rey de Creta, aunque en ese momento Hegan las mujeres de Zahara y todos son reducidos. Después, la donce- lia y cnanos que sacaron a los caballeros de la corte son hechos prisioneros. ahara propone regresar a la ciudad ade la suerte que ella acostumbrava quando avia alguna batalla donde ganava la vitori. En un carro triunfal se sientan Zahara y Gradatilea con las cabezas y armas de los jayanes, las cinco reinas y los dos caballeros a sus flancos, quinientas vasallas de Zahara con las cabezas de los caballeros derrota- en la punta de sus lan di les rodean, La comitiva se pone en camino al son de la miisica, Los grandes sefiores y sefioras les reciben a la entrada de la ciudad, y todos regresan a los palacios para escuchar el testimonio de los prisioneros. La doncella con- fiesa que con el rey de Creta ideo In Aventura de las Espadas Encantadas para vengar la muerte de Sulpicién; luego, ella y los enanos son quemados por traidores. Abra y Axiana declaran la guerra [1, 70] Abra sigue obsesionada con vengar la muerte de su hermano, y, a pesar de gue la fortuna no parece ayudarla, vuelve a intentarlo y envia otra carta a Lisuarte de Grecia, Esta vez le amenaza con toda la fuerza de su imperio, y el caballero se ofrece de nuevo como su servidor. Abra inicia los preparativos para regresar a Babilonia, pero Zahara, que desea ver cémo acaba la Aventura del Castillo de las Poridades, le pide un poco de tiempo. ARGUMENTO 41 {IL 71] Lisuarte ha peleado seis horas con el Juzgador de tas Bondades que, a la postre, le ha dicho que él nunca acabara la prueba porque esta casado. Es Amad de Grecia quien ha de rotado al Juzgador, y ahora esta en el castillo junto a Felides y Aliastra, cuyos corazones y figuras’se transforman en el objeto amado de quien los mira, Asi ve Amadis de Grecia a Luscela, y también a Niquea, en cuyo corazon aparece la imagen del caballero. Al ver a la princesa, cl pecho de Amadis de Grecia se inflama de pasion, y por fin comprueba la ventaja que Niquea le Heva a Luscela en hermosura, Cuando él sale del Castillo de las Poridades, todos los caballeros damas entraran a contemplar esa maravilla; unos aprovecharan para certificarse cn su fidelidad y amor; otros, como la pobre L ascela, comprobardn que tienen un al Zalvara, que se encuentra entre estos tltimos, cuenta a Abra el desenlace de la Aven- tura, y la emperatriz, embozada para no ser conocida, entra al [II, 72] y ante las figuras de Zair, Lisuarte y Onoloria, increpa dolorida al dios Amor que tan injustamente paga a sus servidores; luego, regresa al real mas triste si cabe. Esa noche, Amadis de Grecia se encuentra con el problema de explicar a 1. la presencia de otra dama en su coraz6n. Con mucho ingenio atribuye a Niquea la identidad de Venus, diosa del amor, y consigue que Luscela le crea. [, 73] Asiana, que es la legitima heredera de Babilonia tras Zirfea, dee “1 recuperar su imperio, y pide y obtiene la ayuda de los grandes que dilate su de Grecia se marcha illo de las Pori guerra a Abra sefiores. [II, 74] Uno tras otro abandonan la corte, Sin ninguna excu partida, Abra se va a Babilonia, y Zahara la acompaiia; Amadi con Gradamarte y Luscida a la isla ‘Frapobana, Florestin y italia; el resto de grandes sefiores dispone lo necesario para regresar a sus tierr sclariana embarcan hacia Zirfea, Urganda y Alquife construyen la Torre del Universo (0, 75] Zir hija Axiana va a recibir de ellos, ¢ invita a Urganda ya Alquife a contemplar el Fn- cantamiento de la Gloria de Niquea. Mientras disfrutan de la hospitalidad del soldin Zifea les propone la construccién de una obra admirable. [I1, 76] Ur rigen a un paraje junto al mar, y alli, tras leer unos libros que proporciona Zirfea, « ntimero infinito de artiticios de diversos officios» construye la Torre del Universo. Es un edificio de siete pisos dedieados a los dioses. El séptimo pertenece al dios cristia- no, que aparece a la invocacién de Alquife y provoca la conversién de Zirfea, que y determina que este Ultimo piso slo podra ser visto por la a ha cobrado gran afecto a los principes cristianos por la ayuda que su ache se di- n rei dioses ga de 5 doncella m: s bella y el perfecto caballero. [1 77] Atquifa comuniea a los grandes sefiores Ia realizacién de la obra, y entre- ga una carta de Zirfea en la que se anuncia la prolongada ausencia de los tres sabios Uno tras otro los caballeros salen de Trapisonda para iniciar los preparativos de la guerra, II, 78] Amadis de Grecia, Luscida y Gradamarte son arrojados por una tor- menta al reino de Saba, y deciden visitar a Magadén y a Buruca. Los reyes de Saba le ofrecen su ayuda para la guerra contra Abra. 42 ARGUMENTO Fin de La Gloria de Niquea. Se inicia el Infierno de Anastarax [U,, 79] El rey Amadis y Galaor también padecen una tormenta camino de Gran Bre- tafia que los aleja de familia y amigos. Oriana, Briolanja, Luscela, Esplandiin, Leonorina, Florestin, Garinto, Olorius, Luciana, Florelus y otros muchos aportan en Niquea. Desde alli envian a los marineros en busca del rey y de su hermano, y ellos | Encantamiento y cacn en el hechizo. [IT, 80] Cuando Monton de la Liza regresa sin haber encontrado el escudo robado, va a contemplar a su amada Niquea, y se sorprende al ver tan gran ntimero de damas y caballeros. [H, 81] Los marineros han encontrado a Amadis de Gaula y a Galaor en una isla conviviendo con un ermitaiio, y los han traido a Niquea. [[1, 82] Ahora estin ante la Gloria, y Amadis de Gaula inicia la lucha con rey Montén, Cuando de un golpe piet de el yelmo, Montdn de la Liza entra en el Encantamiento con el anillo magico pen- sando salvar la vida, pero Amadis de Gaula le sigue y decapita a los pies de Niquea La cabeza del rey golpea y quiebra el espejo en el que Niquea contemplaba al Cab llero de la Ardiente FE: En ese instante, todos vuelven a su acuerdo salvo Anastarax, pues el principe ha caido bajo el Encantamiento del Infierno de Anastarax al quedar privado de la vista de su hermana. El soldin de Niquea despide agradecido a Amadis de Gaula y a sus acompaftan- tes, que embarcan rumbo a Gran Bretafia, [I, 83] y luego confina a Niquea en la torre. Busendo sale en pocos dias en busca del Caballero de la Ardiente Espada. se acerean El disfraz de Amadis de Grecia: Nereida [I1, 84] Entre tanto, Amadis de Grecia ha derrotado al vasallo de Luscida, y ha de- vuelto la isla ‘Trapobana a la doncella, La princesa le pide agradecida que, al igual que Ie ha dado su tierra, le dé marido, y Amadis de Grecia la casa con Gradamarte, «que muy pagado d’ella estavan, y luego entrega a Inetil las tierras del duque traidor en pago por sus servicios. De nuevo cmbarcados, Amadis de Grecia y Gradamarte en- cuentran a Brimartes y le acompaiian a Apolonia, pues el caballero ha finalizado la Demanda de las Invigenes, En Ia ciudad asisten a la boda de Brimartes y Onoria, y tras pasar unos dias con sus amigos, embarcan para ir a Niquea [I], 85] En este tiempo la emperatriz Abra ha convocado en Babilonia a sus reyes vasallos y les ha comunicado su decision de ir a Trapisonda para vengar la muerte de su hermano. Tras lograr su aprobacién Abra, envio cartas a los principes paganos so- licitando su ayuda, y aunque recibid varias respuestas negativas, pues el soldan de n combatir contra los griegos, Abra junto un ejército formidable con el que se dirige a Trapisonda TIL, 86] La fuerza crisiiana se ha congregado en la Montafia Defendida. Sabiendo que Jos paganos les llevan ventaja, ultiman los preparatives y embarcan rumbo a Trapisonda. [II, 87] Los dos caballeros descubren en Niquea que el Encantamiento de la Glo- ria ha finalizado, y que la princesa ha regresado a su encierto. Amadis de Grecia no encuentra el modo de ver a su amada, pues Busendo tampoco aparece. Gradamarte propone qu Niquea, Brizasia, Liberna y Zahara rehuis vayan a Niquea disfrazados, €l convertido en el mercader Cosme ARGUMENTO 43 Alejandtino, y Amadis de Grecia en una bella eselava, Nereida. En el mercado pedira tanto por ella, que sélo el soldin podra comprarla, y en los palacios ya buscari sion de ver a Niquea. Amadis de Grecia acepta el plan, y se viste con ropa de oro, recoge sus cabellos con una red de plata y coloca unos zarcillos en sus orejas. Cuan- do contempla en un espejo el resultado de su transformacién «no fue poco no le acon- tecer lo que a Narciso, porque la su hermosura era tanta, que de aquella no por quien se hazia, no viera owa que en aquel habito le pudiera ygualam. ‘Todo sale como Gradamarte pens, incluso mejor, porque el soldin de Niquea se enamora de Netci- da al contemplar su gran hermosura. [II, 88] La doncella frena los primeros avances amorosos del soldin apelando a su honra, y, todavia mas enardecido, el soldan la con- duce |II, 89] a los aposentos de Niquea. Las dos doncellas pierden el habla al conocerse; la princesa porque ve representa- da en Ia esclava de su padre la figura del Caballero de la Ardiente Espada, y Nereida porque al fin tiene ante sia la mujer que ama. Las visitas serin frecuentes, aunque cesarin cuando la esclava vuelva a rechazar los requerimientos amorosos del soldin, pues éste la encerrara enojado en la Torre del Unive oca- Nereida derrota y mata al Caballero de la Ardiente Espada a [11, 90] Nereida no parece tener suerte porque, ademas, Balarte de Tracia legara Niguea transformado en el Caballero de la Ardiente Espada. El principe de Tracia ha tomado un bebedizo que le dio Astibel de las Artes, que le proporcionari la aparien- «i , tiempo suficiente para conseguir el amor de Niquea. Camino de Niquea, Balarte encuentra a Busendo, que se sorprende de que «1 caballe- ro no ayude a dos doncellas, y juntos saludan a Fulurtin, después de que éste sf las socorra. El principe de Saba y el enano Hevaban mucho tiempo tras los pasos del Ca- ballero de la Ardiente Espada, y en su compafifa entran en Niquea. EI soldan recibe a Fulurtin, a Busendo y a Balarte, tan parecido a su é cuanto puede, va 4 cerciorarse de que Nereida no ha escapado, y sin salit todavia de su asombro cuenta a la doncella que el Caballero de la Ardiente Espada ha llegado a del caballero durante seis mes lava. En la corte. Nereida se queda perpleja, pero en ningtin momento sospecha que Amad: de Grecia esta siendo suplantado, {IT, 91] Con la ayuda de Busendo, Niquea recibe al que cree su amado a través de una reja, y al cabo de unos dias conciertan la huida. [II 92] Nereida, entre tanto, llega paseando a lo mis alto de la torre, y como Zirfea vaticind, el mundo y los cielos se le representan. En lo més alto ve a Dios, y Nereida se postra ante él renegando de sus dioses. Luego, mira curiosa lo que esti ocurtiendo en el mundo, y ve a los aliados de Lisuarte de Grecia en la Montafia Defendida, a Cosme Alejandrino comprando mercancias para su regreso, a 1 triste sin Amadis de Grecia, y, lo mas importante, que cl Caballero de la Ardiente Es- pada planca raptar a Nique [H1, 93] Inmediatamente avisa al averiguado con sus artes magicas, y se ofrece a mantenerlo por las armas si fuera necesa- rio. Tras vencer las reticencias del soldin, que no quiere verla en peligro, Nereida acusa de traicién a Balarte de Tracia, que acepta el desafio despreciando a su oponente. scela, que esta muy soldin de que van a traicionarle, fingiendo haberlo 44 ARGUMENTO U1, 94] Pronto se da cuenta de su error, y, al poco rato, Balarte no puede sino protegerse de los golpes de Nereida, y se sentencia cuando rechaza abandonar su fal- » nombre, pues Nereida le corta enfurecida la cabeza. Inmediatamente sale al campo Fulurtin, roto de dolor, y solicita a Nereida batalla para vengar a su amigo. Como alo largo de la lucha no puede datle explicaciones, Nereida pospone la conversacién para otro momento, aturde de un golpe a Fulurtin y pide que sea encerrado. Las nuevas de la muerte del Caballero de la Ardiente Espada se extienden por todo el mundo. Boda secreta de Amadis de Grecia y Niquea {1, 95] Impresionado por la proeza de su esclava, el soldan le dice a su hija cual ha sido cl resultado del duelo, y Niquea pierde el color, sufre desvanecimientos y no deja de llorar. El soldin se va preocupado por el estado de su hija, y le pide a Nereida que acuda a visitarla: tal vez. ella le proporcione alin contento. En sus aposentos, Niquea lamenta la pérdida de su amado, y se propone inmolarse en aras de su amor, Cuando cl soldan y la esclava van a visitarla, tiene ocasién de pedir la espada a Nereida que, a olas, le ofrece la que lleva en el pecho, fa del Caballero de la Ardiente Espada. Niquea anece al escuchar sus explicaciones, y Amadis de Grecia la besa; luego se dan fe de matrimonio y deciden mantener el s : de creto, La sabita mejoria de Niquea alegra sobremanera al soldan, y permite que las dos doncellas se queden juntas. [IT, 96] Mientras Amadis de Grecia y Niquea yacen continuamente, Nereida mantiene al soldin a distancia alegando un voto de castidad. [I 97] Apenado por la triste vida de Fulurtin que esti languideciendo en su prisién, Nereida le cuenta que él es el auténtico Caba- lero de la Ardiente Espada, y todo el proceso de sus amores; luego le pone en liber- tad. [11, 98] En un mes, las noticias de que Abra va a atacar Trapisonda llegan a Niquea, y Nereida obtiene de Niquea y del soldan el permiso para ir en ayuda de Falurtin, el rey de Lacedemonia y quinientos caballeros del soldan, Nereida parte rambo a Trapisonda. xiana. Con El ejército de Abra llega a Trapisonda. Primeros combates [11, 99] En Trapisonda, Lisuarte de Grecia tiene que enfrentarse a las adversidades de la fortuna: tras la muerte de sus suegros, y cuando solo podia esperar una vida feliz, Onoloria fallece y conoce la muerte de su hijo a manos de Nereida. Su deca miento es tan intenso, que, [I1, 100] cuando el ejército de Abra llega a ‘Trapis delega la defensa del puerto en Perién de Gaula, [I, 101] quien, a pesar de sus es. fuctzos, ao pucde evitar el desembarco de los paganos, Enterada de la muerte de su familia, [IT, 102] Abra envia a Lisuarte una carta de condolencias, no exenta de amenazas; el emperador contesta ofteciendo de nuevo sus servicios. [II, 103] Durante unos dias los combates son encarnizados, y los cristia- nos, muy inferiores numéricamente, se saben derrotados sino consiguen ayuda. [T, 104] Acaban desfalleciendo cuando los paganos consiguen entrar a la ciudad y, a pe- sar de las érdenes de Abra, incendian los palacios en los que se habfan refugiado. ARGUMENTO 45 En ese momento se avista el socorro: llega la flota cristiana, con Olorius, Brimartes, Calafia y Pintiquinestra, el rey de Hungria, Norandel y otros muchos, todos con sus hombres, que inmediatamente atacan las naves paganas. La hueste de Abra abandona la ciudad y se retira al real, El emperador Lisuarte y los suyos consiguen sofocar ef fuego de los palacios. [II, 105] Axiana y Abra se envian sendas cartas, Axiana la- menta tenet que luchar contra Abra, pero esti decidida a recuperar su tierra, Abra acusa a Axiana, «princesa con justo titulo de solo Argenes», de llevar a la muerte a tantos caballeros sin tener la justicia de su parte, Ambas pactan una tregua de cuatro dias durante la cual prepararin sus ejércitos. [II, 106} Al dia siguiente, Abra propone un desafio, en el que se presentarin de su parte el rey Alizarin y sus mueve hermanos. Molestos por poner en peligro a su caballeros en tiempos de tanta necesidad, los cristianos aceptan no obstante, porque «en ninguna manera se diese a sus enemigos tal osadia para los tener en poco». Axiana nombra de su parte a Perién de Gaula, Olorius, Brimartes, Florelus, Garinto, Lucencio, Quadragante, Norandel, Angriote y Guilin, y al dia siguiente los veinte caballeros sa en al campo entre los dos ¢jércitos que aguardan armad unos de los otros» En el primer encuentro los de Axiana caen de sus caballos, Hechos una pifia espe- ran a los paganos que pretenden atropellarlos, y derriban a cinco de ellos. Alizarin y los cuatro qae quedan sobre sus cabalgaduras desmontan y luchan a pie con las espa- das. Perién de Gaula hiere a Alizarin y a Brimartes y Lucencio a dos de sus herma nos; los que quedan en pie rinden las armas a cambio de la vida de los heridos. Perion de Gaula y los suyos aceptan, con la condicién de que se entreguen como prisioneros y no participen en la batalla, En ese momento, mil paganos rompen las seguridades 5 Hevarse a sus caballeros. Abra y sus reyes consiguen javan los s «porque no se mpo dispuestos entran en el c: detenerlos, la emperatriz ordena que sean ejecutados en el acto. Victoria cristiana [11, 107] Al término de la tregua, las dos hucstes inician el combate definitive, y a pesar de los denodados esfuerzos de Lisuarte de Grecia y su gente, los paganos lle- van lo mejor de su parte, Entonces se incorporan Nereida, que salva de una muerte segura a Lisuarte, a Lucencio y a Brimartes, Fulurtin y los quinientos caballeros del soldin de Niquea, y la batalla se nivela un tanto. Mientras las cosas mejoran en tierra, en el mar Frindalo consigue quemar la flota pagana, sumiendo a los enemigos en el desaliento. Poco a poco los paganos van perdiendo el campo, y, vista su debilidad, Lisuarte ordena que, hechos un tropel, se les ataque. En el encuentro mueren casi todos los caudillos, y, sin lideres, los paganos comienzan a huir. Lisuarte sale en busca de Abra y la alcanza en ta costa, donde la emperatriz: lamen- ta su suerte a orillas del mar. Invoca a las aguas, «sagrario precioso de las reliquias de Babilonia», a las que arroja la corona que llevaba sobre su cabeza, y en las que se introduce, dirigiendo a su amado un postrero mensaje: «Sdlo querria saber, alla donde mi alma serd ensalgada, si td, cruel Lisuarte, mostraris sentimiento de aquella que to- das las cosas lo harin en su muerte, pues ellos pierden a sefiorfa y tu solo la sefiora

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