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POEMA DEL MÍO CID

Actividades previas necesarias:

1. Esquema de la sociedad en el Antiguo Régimen.

2. La Reconquista en una España musulmana.
3. El papel de los juglares.

Estamos ante la primera gran obra que vaticina una de las características
básicas que aparecerá en todo la literatura castellana: EL REALISMO;

- El de un héroe ( en tanto que es capaz de resarcirse ante una injusticia) que a

todos no es cercano por su humanismo (se conmueve ante sus familiares),
compasión (respeta a sus enemigos) y mesura (ataca con astucia y reparte con
justicia), frente al mayor distanciamiento y deshumanización de los héroes
anteriores, desde los que protagonizan las tragedias griegas hasta los más
coetáneos al Cid, como los de los cantares de gesta franceses.

- Por la cantidad de datos, personajes y lugares que aparecen en el poema y que

son tomados de la realidad del siglo XI. (Ver al final la verdadera historia del Cid)

- Y por el valor capital se le concede al pueblo (elemento mayoritario de la

sociedad en el Antiguo Régimen) pues muchos campesinos y guerreros acuden
voluntariamente a luchar junto al Cid y éste es capaz de pedirles a ellos consejo
(como hace con Álvar Fáñez). Frente a ellos, la nobleza, representada por los
Infantes de Carrión.

Elementos necesarios:

1) Fecha: En el explicit del texto, al final, aparece que el autor del mismo es Per Abbat,
que lo escribió en el siglo XIII, sin embargo, los paleógrafos insisten que el documento
que se conserva es del siglo XIV. La solución que se da a este enigma es que Per
Abbat no es el autor, sino el copista del siglo XIV de un texto escrito en el silgo XII
(conservado en la Biblioteca Nacional de Madrid) por dos juglares, uno de Medinaceli

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(Soria) y otro de San Esteban del Gormaz. De este

modo, Menéndez evita tener que admitir que este poema recibe una gran influencia de
los cantares de gesta franceses, cuya mayor difusión data del siglo XIII como
consecuencia de las visitas por el Camino de Santiago.

2) Autor: Existen diversas teorías, como la que cree que debió de ser un cura por las
continuas referencias religiosas, o la que considera al propio Per Abbat el autor, pero
sin duda, la más extendida es la que considera Ramón Menéndez Pidal, quien
asegura que el poema habría sido escrito por dos juglares, los dos Soria. La versión
del que procede de San Esteban del Gormaz sería más corta y versita.

3) Tema: El tema central es el restablecimiento del honor del Cid, que también se
confunde más tarde con la reparación de la honra cuando los Infantes de Carrión
abusan de sus hijas, algo que al final consigue pues el rey le condona su pena y él se
venga de los Infantes de Carrión y casa a sus hijas con casas gobernantes de la
península.

RESUMEN DE LOS TRES CANTARES:

- Primeras versos extraviados.

En estos primeros versos se intuye que se cuenta el motivo por el que el Cid fue
desterrado. Todo gira en torno a dos posibilidades; el hecho de que el Cid fuese
acusado de ladrón tras ir a cobrar unas parias al rey de Sevilla (allí se enfrentó al rey
moro de Granada que quería atacar al sevillano junto con unos cristianos, entre los
que estaba García Ordóñez, que tenía amistad con el rey Alfonso VI y le contó, en
represalia por lo que les había hecho el Cid, que éste se había quedado con parte de
las parias). La otra razón que suele aludirse es el hecho de que el Cid decidiera por su
cuenta introducirse en tierras de Toledo (mientras Alfonso VI estaba luchando en
Andalucía) para conquistar territorios rompiendo una serie de pactos que el rey tenía
con los moros, lo que podría haber traído además como consecuencia que los moros
asesinasen a Sancho IV, hecho por el cual el Cid haría más tarde la Jura de Santa
Gadea en la que juró no tener nada que ver con esa muerte.

- CANTAR DEL DESTIERRO.

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El poema de forma muy emotiva ya que el

héroe llora de ver cómo debe dejar Vívar porque el rey le ha desterrado. A
continuación de dirige a Burgos, donde todo el mundo tiene prohibido darle cobijo por
órdenes del rey, como así una niña le hace saber frente a la que era la posada a la
que solía ir. El Cid se despide Santa María y acampa en las afueras de Burgos con
sus hombres (entre los que está su fiel amigo y primo Álvar Fáñez Minaya).
Hasta allí se dirige por la noche Martín Antolinez, quien le lleva provisiones y
decide escapar con él pues teme las represalias del rey por su actitud. Así lo hacen,
no sin antes conseguir mucho dinero mediante el engaño de las arcas llenas de arena
con las que el Cid y Martín Antolinez consiguen engañar a los judíos Raquel y Vidas.
A la mañana siguiente parten y su siguiente parada es en el Monasterio de
Cardeña (Burgos) donde el Cid se despide muy emotivamente de sus mujer e hijas, y
las encomienda al abad don Sancho, a quien jura recompensar por ello.
A continuación, el Cid empieza a ganar tierras a los moros; la primera es
Castejón, todavía en tierras de Alfonso VI. El Cid divide a su ejército en dos y consigue
la ciudad, pero su actitud con los presos es benevolente, e incluso llega a negociar con
ellos, finalmente decide abandonar el lugar por temor a que llegue el ejército de
Alfonso VI y toma rumbo a Aragón, donde también empieza a ganar territorios, lo que
provoca que el rey moro de Valencia, Tamín, mande un ejército a combatir bajo el
mando de los moros caudillos, Fáriz y Galve que se instalan en Alcocer. El Cid les
tiende una trampa, pues les hace creer que se retira de donde estaba, sin otro objetivo
real que el de que la gente de allí creyese que se rendía y corriera a apresarlo y
quitarle las parias que iba consiguiendo allá por donde pasaba. Así sucede, y el
ejército del Cid logra entrar en la ciudad amurallada cuando sus habitantes la
abandonan, todos tras la bandera de Pedro Bermúdez, quien ansioso por la batalla
entra primero en la ciudad.
El Cid consigue un gran motín y manada a Álver Fáñez a que le entregue 20
caballos al rey (él seguía con su Bavieca, el caballo ganado al rey moro de Sevilla),
quien empieza a cambiar su opinión sobre el Cid pues permite que cualquier cristiano
que quiera le siga y levanta el castigo a Álvar Fáñez para que se convierta en el
mensajero. La siguiente batalla es contra el Conde de Barcelona, Ramón
Berenguer, quien desafía al Cid por inmiscuirse en sus tierras. El Cid demuestra una
vez más su compasión al dejar en libertad al Conde don Ramón que había apresado a
condición de que abandonara la huelga de hambre que había iniciado por el deshonor
de la batalla.

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- CANTAR DE LAS BODAS DE LAS HIJAS DEL CID.

Empieza este cantar narrando el modo en que conseguirá el Cid el mayor de

sus logros, la Conquista de Valencia, que es lo que llevará a concretar las bodas de
sus hijas. El Cid comienza a conquistar territorios cercanos a la cuidad, como Onda o
Almenara. La población de Valencia pide ayuda al rey de Marruecos pero éste la
denega al estar luchando en otros frentes, así que el Cid no sólo consigue Valencia
sino que además logra defenderla de los ataques del rey moro de Sevilla. Su siguiente
paso es pedir que el rey permita a su mujer e hijas visitarle y nombrar a don Jerónimo
obispo de Valencia.
Álvar Fáñez y el moro Abengalbón son los encargados de recoger a las
familiares del Cid y custodiarlas hasta Valencia, mientras García Ordóñez enrabia
de ver cómo el Cid se gana el favor del rey y los Infantes de Carrión (don Diego y don
Fernando) planean casarse con las hijas del Cid por la riqueza y la fama que ello
conllevaría. El Cid enseña Valencia a su mujer e hijas y tiene la oportunidad de lucirse
ante ellas pues defiende la ciudad de un nuevo ataque, esta vez del rey Yusuf de
Marruecos,. Al enterarse los Infantes de Carrión piden al rey que les permitan casarse
con sus hijas (doña Elvira y doña Sol), a lo que éste accede, y también el Cid, quien se
reúne con el rey y los Infantes en un lugar prefijado y acuerdan las bodas (después de
que el rey perdonase definitivamente al Cid), a pesar de que él parece no fiarse
excesivamente y por eso prefiere que sea Álvar Fáñez quien ejerza de padrino, como
así lo hace en un boda que se realizó en Valencia con grandes fiestas y honores .

- CANTAR DE LA AFRENTA DE CORPES.

Dos sucesos son los que van a provocar que los infantes decidan llevar a cabo
su traición, por un lado, la humillación que sienten al huir de un león que se había
escapado de una jaula y que el Cid consigue controlar (único elemento sobrenatural
de la obra y de posibles connotaciones históricas; Castilla frente a León) y la
provocada por sus evasiones en la batalla que el Cid lleva a cabo al defender Valencia
del rey Búcar de Marruecos. La gente empieza a mofarse de ellos, aunque el Cid les
felicita con sinceridad (pues sus vasallos prefieren ocultarle el comportamiento
cobarde de sus yernos). Ellos deciden vengarse, pues también creen que el Cid de
ellos se burla y preparan su plan, que por otra parte les permitirá quedarse con gran
parte de las riquezas de Rodrigo.

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El plan consiste en que los infantes exigen al

Cid que les permita marchar con sus hijas a Carrión para mostrar lo que también eran
sus tierras; el Cid accede y además les ofrece no sólo dinero por si sufren algún
contratiempo sino que también regala a los infantes sus espadas más preciadas
conseguidas en batalla, Colada y Tizón; no obstante tiene un mal presentimiento y
manda acompañar a sus hijas a su sobrino Félix Muñoz y con otros hombres, como
también se encarga de acompañarles un trazo del camino el moro Abengalbón,
aunque al final decida desistir al enterarse de que los infantes planeaban asesinarle. El
camino a Carrión sigue pero los infantes piden a los hombres que les acompañan que
vayan por delante por disfrutar ellos del paisaje con sus mujeres, pero cuando quedan
solos las amordazan y golpean hasta dejarlas inconscientes. Más tarde, Félix Muñoz
vuelve atrás por una corazonada que siente, las encuentra y las lleva a San Esteban
del Gormaz a recuperarlas, y más tarde a Valencia con el Cid.
El Cid envía a Félix Muñoz a buscar al rey y exigir una reparación al agravio,
por lo que éste decide convocar Cortes en Toledo con obligación de asistir todos. Una
vez allí (tras pasar noche en el monasterio de San Servando), tres exigencias realiza
Rodrigo; que le devuelvan sus espadas, que entrega a Pedro Bermúdez y Martín
Antolinez, que le devuelvan su dinero (aunque en tierras o caballos fuese, pues los
infantes parte se habían gastado ya) y que los infantes se batiesen en duelo con sus
hombres, Pedro Bermúdez y Martín Antolinez, a los que también se une Muño Gustioz
que reta al noble Asur González. El rey acepta ese desafío, que se realizará en
Carrión al no tener los infantes nada con lo que luchar, todo lo habían entregado al
Cid, quien decide marchar a Valencia, no sin antes enterarse por unos mensajeros
que los infantes de Navarra y Aragón piden casarse con doña Elvira y doña Sol; el Cid
pide de nuevo permiso al rey para que se lleven acabo esas uniones y Alfonso VI lo
aprueba.
En Toledo vencen los tres duelos los soldados de Cid y vuelven a Valencia,
donde las hijas de éste casan de forma que quedan emparentadas con los Reyes de
España, los últimos versos mencionan la muerte de Cid años después en la Pascua de
Pentecostés.

. Elementos interesantes y necesarios para las explicaciones:

El Cid como personaje real: Es necesario hacer una diferenciación entre el Cid
(nombre que significa “mi señor” en árabe, pues llegó a tener sometidos varios pueblos
musulmanes) como personaje literario y el real. El segundo adolece del humanismo y

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la mesura del primero y no es desterrado una, sino dos

veces; la primera por ser acusado de quedarse con parte de las parias que le pagó el
rey de Sevilla y la segunda por la mala organización que llevó a cabo (según las
conspiraciones) en la lucha que perpetró para acudir en ayuda de Alfonso VI en su
batalla de Murcia. También se apunta como otra razón para explicar la enemistad
entre el Cid y el rey Alfonso VI el hecho de que Rodrigo Díaz fuera guerrero en un
principio de Sancho II, hermano de Alfonso. Tras la muerte de Fernando I, los reinos
quedan divididos del siguiente modo: León para Alfonso, Castilla para Sancho, Galicia
para García y Zamora para Urraca. A la muerte de Sancho II en Zamora, no queda
más remedio que nombrar rey de Castilla Alfonso VI, a pesar de la enemistad que le
separaba de su hermano asesinado. Aún así, el Cid (convertido ahora en infanzón)
acepta como rey a Alfonso VI; la ficción poética cuenta que tras la Jura de Santa
Gadea, en la que éste jura al Cid no haber tenido nada que ver en la muerte de
Sancho.
Por otro lado, sí es cierto que el Cid llegase a dar cerco a Valencia y
conquistarla, a pesar de que a su muerte la ciudad vuelve a ser musulmana tras
ordenar el rey que Jimena y el resto del ejército desalojaran la ciudad ante la amenaza
almorávide. Valencia no volvería a ser reconquistada ya hasta el siglo XIII, momento
que entró en la ciudad Jaume I.
Los restos del Cid fueron depositados en el monasterio burgalés de San Pedro
de Cárdena. Con el tiempo, los monjes de ese lugar empezaron a alimentar la leyenda
del héroe, como al escribir Estoria del Cid, donde aparece el famoso episodio del
cadáver de Cid sobre Babieca infundiendo terror y haciendo huir a los moros de las
cercanías de Valencia. Los restos del Cid fueron profanados por los franceses en la
Guerra de la Independencia; hoy se encuentran en la Catedral de Burgos.

Aspectos técnicos del poema.

No podemos perder de vista que nos encontramos ante composiciones populares y

por lo tanto esta condición va a tener una serie de consecuencias sobre algunos
aspectos técnicos:

. La unidad estrófica del poema se llama tirada y está constituida por un número
variable de versos, que va desde 3 a hasta 185, y que posee generalmente una rima
asonante, aunque a veces consonante o también imperfecta, pero siempre
premeditada desde un punto de vista artístico, como demuestra el uso de la “e
paragógica”, que consistía en añadir ese sonido en palabras que ya en la época de los

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cantares (siglo XI, XII) ya no se usaba, pero que

cumplía una función artística en tanto que el lenguaje parecía más arcaico y se
conseguían determinadas rimas
. El verso del poema (hay 3730 que forman además esticomiquia, sin tener en cuenta
que falta un folio al principio y dos en el interior) no es perfecto y además está dividido
en dos partes llamadas hemistiquios cuyo cómputo silábico oscila entre 3 y 11, aunque
los más frecuentes son de 6, 7 y 8.
. La acentuación suele ser de dos sílabas tónicas por hemistiquio, lo que proporciona
al poema una sensación de unidad métrica.
. Los epítetos épicos, fruto del formulismo poético, cumplen una función meramente
artística, no sólo porque permiten caracterizar de forma incisiva y repetitiva a un
personaje, sino porque además eran utilizados también para completar un hemistiquio
o conseguir una rima determinada. Ejemplos: el Cid, el que en buena hora nació, el
que buena hora ciñó espada, campeador, buen vasallo, Mío Cid Ruiz Díaz, etc.

Actividades

Cantar Primero: Destierro del Cid

Con sus ojos muy grandemente llorando

tornaba la cabeza y estábalos mirando:
vio las puertas abiertas los postigos sin candado,
las perchas vacías sin pieles y sin mantos
y sin halcones y sin azores mudados.
Suspiró mío Cid triste y apesadumbrado.
Habló mío Cid y dijo resignado:
«¡Loor a ti, señor Padre, que estás en lo alto!
Esto me han urdido mis enemigos malos».

Ya cabalgan aprisa, ya aflojan las riendas.

Al salir de Vivar, tuvieron la corneja diestra,
y entrando en Burgos, tuviéronla siniestra.
El Cid se encogió de hombros y meneó la cabeza:
«¡Albricias, Álvar Fáñez, que si ahora nos destierran
con muy gran honra tornaremos a Castiella!»

Mío Cid Ruy Díaz por Burgos entróve,

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van en su compañía sesenta pendones;

salen a verlo mujeres y varones,
burgueses y burguesas a las ventanas se ponen,
llorando de los ojos, ¡tan grande era su dolor!
De las sus bocas todos decían una razón
«¡Dios, qué buen vasallo, si tuviese buen señor!».

1. Explica cuál crees que es el tema del siguiente fragmento del Poema.
2. Señala en qué fragmentos se nos muestra la humanidad del Cid, su fe en Dios
(aunque también hay superstición) y su confianza en la justicia
3. Realiza un análisis de los cuatro primeros versos e indica dónde crees que
cae la cesura.
4. Indica el tipo de rima que se usa y su esquema métrico.
Cantar de las bodas de las hijas del Cid

(El Cid) Gracias al Criador y al Padre espiritual,

todo el bien que yo he, todo lo tengo delante;
Con afán gané a Valençia y hela por heredad,
a menos de muerte no la puedo dejar;
Gracias al Criador y a Santa Maria madre,
mis hijas y mi mujer que las tengo acá.
me venido un deleite de tierras d’allende mar,
entraré en las armas, no lo podré dejar,
mis hijas y mi mujer ver me han lidiar;
En estas tierras ajenas verán las moradas como se hazen,

Harto verán por los ojos como se gana el pan..

(Cronista) Su mujer y sus hijas subiolas al alcázar,
Alzaban los ojos, tiendas vieron hicar.
(Jimena) ¿Que es esto, Cid? ¡Así el Criador vos salve!
(El Cid) Ya mujer honrada, no tengáis pesar,
Riqueza es que no acrece maravillosa y grande,
a poco que vinisteis, presente vos quieren dar,
por casar son vuestras hijas, aducen ajuar.

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(Jimena) Os lo agradezco, Cid, y al Padre espiritual.

(Cid) Mujer, estad en este palacio y, si queréis, en el alcácer,

No tengáis pavor por que me veáis lidiar;

con la merced de Dios y de Santa Maria madre
créceme el corazón porque estáis delante,
con Dios aquesta lid yo la he de arrancar.

1. Explica cómo se presenta el Cid en el entorno familiar.

2. Indica de qué sensaciones produce en el Cid el hecho de tener que batallar
una vez más para defender Valencia , su conquista más preciada, de las tropas
de Marruecos.
3. Indica al lado del poema el número de tiradas del poema.
El Cantar de la Afrenta de Corpes.

El rey a los tres Cid de noche los envió

que nos les salgan al paso, ni sientan ningún temor;
Andan de día y de noche, pues hombre prudentes son.
Vedlos que están en Valencia, con el Cid Campeador;
Con mala fama dejaron a Infantes de Carrión.
¡Quién a una dama escarnezca, y la deje en aflicción,
otra tal que le acontezca y si puede ser, peor!
Dejémonos de pleitos con los infantes de Carrión,
de lo acontecido mucho les pesó.
Hablemos ahora de aquel que en buen hora nació.
Grandes son los gozos en Valencia la mayor,
por la honra que han tenido los del Campeador.

Hicieron sus tratos los de Navarra y Aragón,

tuvieron junta con Alfonso el de León.
Hicieron sus casamientos doña Elvira y doña Sol.

Así crece la honra del que en buen hora nació,

cuando señoras son sus hijas de Navarra y de Aragón.
Hoy los reyes de España sus parientes son.
A todos alcanza honra por el que en buena nació

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que sus hijas son señoras de Navarra y Aragón

y así los reyes de España hoy del Cid parientes son
¡Que todos en honra crecen por el que en buena hora nació!

1. Señala todos los epítetos con los que el narrador se refiere al Cid.
2. Indica, después de la lectura de este fragmento, de qué modo el Cid logra
resarcirse de su deshonor.

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