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Serie Breves Paula Sibilia disigida por ENRIQUE ‘TANDETER* El hombre postorganico Cuerpo, subjetividad y tecnologias digitales FonDo DE CULTURA ECONOMICA México ~ Argentina - Brasil - Chile - Colombia -Espaia / Bstados Unidos de América - Guatemala - Per - Venezuela Primera edici6n, 2005 Paula Siilia El hombre postorginica : Cusipo, subjetividad y tecnologias digtales- I¥ ed. Buenos Aires : Fondo de Cultura Econérnia, 2008. 272 pp.; 17x10,5 om. (Coles: Popular : Serie Breves) ISBN 950-857-140 1. Ensayo Socialégic. Titulo EDD Ag64 © 2005, Fondo de Cultura Econémica, S.A. El Salvador 5665; 1414 Buenos Aires vwowvefoe.com.ar / fondo@fce.com.ar ‘Av. Picacho Ajusco 227; Delegacion Tlalpan, 14,200 México DF ISBN: 950-557-141-0 Se termind de imprimir en el mes de octubre de 2005 en Nuevo Offset, Viel 1444, Buenos Aires, Argentina Fotocopias libros esté penado por la le, Prohibida su reproduc: ‘dé total o parcial por cualquier medio de impresiono digital, ten forma idéntica, extractads © modificada, en castellano 0 ‘cualquier otro idioma sin autortzacion expresa de Ia editorial Impreso en Argentina ~ Printed in Argentina Hecho el depésito que previene Ia ley 11 723 La imposibilidad de penetrar ol esquema divino del universo no puede, sin embargo, diguadimos de planear esquemas hums- nos, aunque pos conste que éstas son pro- JORGE Luis BORGES maticos y digitales. La funcién del reloj se ha inter- nalizado por completo, como lo demuestra la proli- feracién de modelos en los hogares de todo el plas - ineta, en los edificios y fas calles de las ciudades «, inclsso, embutidos én los pulsos de la gente y en los artefactos de uso cotidiano. Lejos de perder vigen- cia, todavia persiste el clisico fema burgués que contribuyé a forjar la ética capitalista (y protestan- te): "el tiempo es dinero”, La frase es casi una homi- Jia inscripta en la Constitucién de los Estados Unidos y firmada originalmente por Benjamin Franklin, cuyo rostro ilustra todos los billetes de cien délares que circulan por el planeta Pero fa transicién de los relojes analdgicos hacia los digitales sugicre otras pistas interesantes: en los nuevos modelos, el tiempo perdié sus intersticios. Como sucede con tas instituciones de encierro, parece que también aqui los muros se estan desplo~ mando: el tiempo ya no se compartimenta geomé- tricamente; pasa 2 ser un continiem fluido y ondu- ante. De nuevo, el reloj sirve como emblema y como sintoma, expresando en su cuerpo maquinico Ia intensificaciéa y sofisticacién de la logica discipli- naria en nuestra sociedad de control 28 Del productor-disciplinado al consumidor-controlado Preferiria no hacerlo, BARTLEBY"? Sélo los paranoicos sobreviven, ANDREW Grove.” Segin los anélisis de Foucault, los mecanismos de poder y saber implementailos por la sociedad indus- trial fueron mucho mas eficaces y sutiles que sus pre decesores, gracias a los congeéimientos sobre los hom- bres que las ciencias socialés y humanas ayudaron @ acumular. Tales métodos reemplezaron tos rudos hibitos de Ta esclavitud, porque “es una elegancia de Barley ef escribiente (1853) es una breve novela de Hernan Melville con ecos kafkianas, cuyo protagonista se lege a obedecer las Srdenes de su jefe, un abogado con ofi- cia en una calle de nombre nada inocente, ya en el siglo 20x: ‘Wall Street. El pacifico Bartisby tiene un triste fin en la Prisiin Municipal (Buenos Aires, Emecé, 1944} 2 Sélo los parancices sobroviven (1996) es el titulo de un bestseller sobre la vida empresarial en la industria teleinfor- _mitica, esrte por Andrew Grove, famosa director dela com= pehia Intel, der det mercado mundial de microprocesadores. Sega el ejecutivo, en los actuales ambientes de feroz compe- ttiidad y de constantes innovaciones, la nica posbilidad de teunfar consiste en recurvir a la paranoia constante: "tener la sensacion permanente de amensza". Por eso, los trabajadores contemporineos deberian planear sus carreras como los cempresarios administan sus negocios: detectande las funciones _/ sue van desapareciendo y buscando siempre “el momento ade- /- cusdo para cambiae” (Buenos Aires, Gedisa, 1997), 29 la disciplina dispensar esa relacién costosa y violenta ‘bteniendo efectos de utilidad por lo inenes igualmen- te grandes”.!? De ésta manera, las sociedades indus- triales desarrollaron toda und serie de dispositivos destinados a modelar los cuerpos y Tas subjetividades de sus ciudadanos. Son las téenicas disciplinarias, rigurosamente aplicadas en las diversas instituciones de enciesro que componian el tefido social de los Estados nacionales: escuelas, fabricas, hospitales, pri- siones, cuarteles, asilos. Entre e308 dispositives, cabe destacar lo asquitectura pandptica (que pretendia interiorizar la vigilancia), la técnica de la confesiéa (que instaba continvamente hablar, a partir de un constante examen de si mismo) y la reglamentacién del tiempo de todos los hombres, desde ol nacimien- to hasta la muerte. Es0s mecanismos promovieron una autovigilancia generalizada, cuyo objetivo era Ia “normalizacién” de fos sujetos: su sujeciGn a la norma, Se trata de tecnolo- sas de biopoder, es decir, de un poder que apunta directamente a la vida, administrindola y modelindo- la para adecuarla 2 fa normalidad, Como resultado de esos procesos, se fueron configurando ciertos tipos de cuerpos y determinados modos de ser. Los dispositivas de biopoder de la sociedad industria! apuntaban a la construccién de cuerpos déciles ~domesticados, adies- "Michel Foucault, Viglery castgar, Buenos Aires, Siglo xx, 1989, 30 trados, disciplinados~ destinados a alimentar los engra~ najes de la produccién fabril. De modo que dichos ‘eyerpos no s6lo eran déciles sino tambien iitiles, por- que respondian y servian a determinados intereses econdmicos y politicos. Es necesario aclaray, no obs- tante, que esa intencionalidad no era (y nunce es) sub- jetiva: los intereses que sustentaron el capitalismo de pase industrial son bastante explicitos, pueden ser detectados con facilidad, pero son andnimos;no tienen sostros, duefios o nombres propios que los identifiquen de manera clara y objetiva. El proceso de formateo de los cuerpos es complejo, pues tiene tna doble faz: Por un lado, las fuerzas compo~ tales son incrementadas y estimuladas en términas eco- némicos de utilidad, en este sentido ta aptitud del sujeto adiestrado se potencia. Por‘otro lado, las fuerzas corpo- rales son dismninuidas y subyugadas en términos politicos de obediencia; en este caso, la dominacién del sujeto dis- iplinado se acentiia. De -esa forma, las sociedades industriales dieron a luz cuerpos sumisos pero produc- tivos, dispuestos a trabajar‘en el émbito de las escuelas yy las fabricas, mientras se sofocaban sus potencias poli- ticas y se coartaban las tentativas de resistencia Sin embargo, aunque Ja investidura politica del cuerpo esté inextricablemente ligada a su utilizacién econémica, hay un detalle muy importante: la capaci- dad de oponer resistencia esté siempre presente y es un componente fundamental de todos estos procesos; € inherénte a las relaciones de poder, por definicién. De 31 acuerdo. con Ia perspectiva foucaultiana, si no hay posibilidades de resistir,entonces simplemente no se trata de una relacién de poder, porque las relaciones de ese tipo involucran siempre y solamente "sujetos, libres", Adin asi, en todas las sociedades, el cuerpo esta jinmerso en una serie de redes que le imponen ciertas reglas, obligaciones, limites y prohibiciones. En el caso expecifico de la sociedad industrial, el biopoder apun- ta a convertir en fuerza productiva los cuerpos y el tiempo de los individuos, con la maquina como mode- to y metafora inspiradora Fue nevesario elaborar y poner en prictica todo un ‘complejo arsenal de técnicas minuciosas, diversas estra- tegias de ortopedia social, para convertir a los hombres cen trabajadores al servicio del capitalismo industrial. En exe sentido, el trabajo estaria lejos de constr “la esen- cia del hombre", como postularon varios filésofos de los ‘atienos siglos, desde los voceros de 1a Hustracién hasta el mismisimo Marg, uno de los eriticos més contun- dentes y sagaces del capitalismo, Para construir social- mente al productor disciplinado hubo que desplegar ‘una complicada operacién politica: aprisionarlo en un determinado régimen de poder y someterlo a un con- junto de reglas y normas, en un complejo juego de rela- cones capilares, micropoliticas, capaces de amarrar los ‘cuerpos y las subjetividades al aparato de produccién capitalista Pero el contexto actual difiere bastante de aquel escenario de la sociedad moderna en su apogeo indus- 32 trial, Por €30, cabe suponer que estén emergiendo nue- vos modos de subjetivacién, distintos de aquellos que produjeron los cuerpos déciles y utiles de los sujetos disciplinados descriptos por Foucault. El nuevo capita- lismo se erige sobre el inmenso poder de procesa- rmignto digital y metabotiza las fuerzas vitales con una voracidad inaudita, lanzando y relanzando constante- ‘mente al mercado nuevas subjetividades. Los modos de ser constituyen mercaderias muy especiales, que son adquiridas y de inmediato descartadas por los diversos targets a los cuales se dirigen, alimentando una espiral de consumo en aceleracion éonstante. Asi la ilusion de tune identidad fie y estable, tan relevante en la socie- dad moderna ¢ industrial, va cediendo terreno a Jos “hits de perfiles estandarizados" o “identidades preta- porter", segtin las denominaciones de Suely Rolnik.!? Se trata de modelos subjetivos efimeros y descartables, vinculados a las caprichosas propuestas y @ los voliti- les intereses del mercade, Alo largo de este libro comentaremos diversas muta- ciones que estan ocurriendo en los distintos ambitos det ienagin social, ¢ intentaremos localizar su impacto cen la produceién de cuerpos y subjetividades. Una pri- ‘mera pista surge de la comparacion entre las ligicas de funcionamiento del régimen discipinario, por tm lado, y de la sociedad de control, por el otro. La primera opera Cademnas de Subjetividade, Campinas, Papirus, 1997. . 33 ‘gon moldes y busca la adecuacién a las normas, porque cesal mismo tiempo masficant eindividualizante. En un ‘logue tinico y homogéneo (la masa) se modelan los

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