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MARICHAL CARLOS. Historia de la deuda externa de América Latina.

Alianza
Editores. Madrid. 1988.

Historia de la deuda externa de América Latina, surge de una época en que los
estados latinoamericanos estaban envueltos en una crisis mundial de la deuda, Así, en
1982, cuando el estado mexicano da aviso a sus acreedores extranjeros que estaba al
borde de la bancarrota, surge el concepto moderno de “crisis de la deuda” como eje del
estudio. C. MARICHAL, partiendo de la tesis que “las crisis financieras latinoamericanas
no pueden entenderse a la luz de la experiencia de un país individual, sino como
expresión de las tendencias comunes al conjunto de las naciones del continente” (pp. 11-
12) e introduciendo el concepto de “ciclo crediticio externo” —auge de los empréstitos
externos y el de la crisis subsiguiente a la deuda—, logra dar una visión general de las
crisis financieras más importantes de Latinoamérica desde que los estados
latinoamericanos lograban su independencia, y comerciantes y banqueros veían en sus
territorios una promisoria inversión (por un lado con el mercado de armas y por el otro con
la fiebre minera) provocando un auge Financiero, que a su vez, trajo una inmensa
especulación en la bolsa, pero, inevitablemente para 1828 se vieron obligados a
suspender los pagos en todo el subcontinente —a excepción de Brasil— (Todo debido a
la Crisis financiera en Europa de 1825, que en 1826 afecto el comercio internacional, la
minería de la plata y las finanzas gubernamentales) (p. 60). Pagos que solo después de
quince años fueron reiniciados por algunos países que renegociaron sus deudas —otros
tardaron hasta treinta años para reanudar estos—. Pasando por un segundo ciclo, sobre
“la onda larga” (p. 84) económica Capitalista a mediados del siglo XIX que vincula a
Latinoamérica con la fiebre del oro en California por un breve periodo y luego con el
creciente comercio de las naciones industriales del norte y centro de Europa (p. 89),
creándose una relación de productores de materias primas y productores de
manufacturas, la cual, C. MARICHAL la define como un “pacto colonial” (p. 87), que se
sostuvo hasta la recesión de 1873, que según C. MARICHAL, condujo a la primera crisis
Mundial de la deuda externa, ya que para 1876, “quince naciones no Europeas habían
suspendido pagos sobre un total de casi Trescientos millones de libras” (p. 131), Y solo se
fueron reiniciando en el transcurso de las siguientes dos décadas. Luego por un Tercer
ciclo, aunque se podría pensar que, tomar a Uruguay y Argentina como ciclo crediticio de
Latinoamérica, debilitaría la tesis que se viene planteando, se dan razones claras, que
para C. MARICHAL, justifican el porqué; el protagonismo de estos dos países, hace
referencia al ingreso per cápita —comparable a Canadá y Estados Unidos en la misma
época— muy atractivo para los extranjeros ávidos de aumentar sus ganancias, su gran
participación en la deuda del Subcontinente —Uruguay y Argentina sumaban el cincuenta
por ciento del total del capital de la deuda latinoamericana—, y la forma como fueron
utilizados estos empréstitos —no solo para el refinanciamiento de la deuda externa, sino
además, para la creación de empresas y bancos a nivel local—; Ciclo el cual termina en
una crisis anglo-argentina, catastrófica para uno de los bancos más prestigiosos de Gran
Bretaña —Baring Brothers— y graves consecuencias financieras para argentina —
destacando la perdida de independencia económica—fue el resultado, terminando el siglo
XIX. Así, llegando pues hasta la depresión de la década de 1930, comenzando el auge
desde 1904 interrumpido abruptamente en 1914, por la primera guerra mundial; Donde
por primera vez el corte de flujo de capital extranjero no desemboca en la suspensión de
pagos a lo largo de 1914-18; y los Estados Unidos aparecen en el escenario financiero
como protagonistas, la cual, C. MARICHAL llama “la diplomacia del dólar”, que luego de
un gran movimiento crediticio entre 1925-28, termino en la suspensión de pagos unilateral
por la mayoría de los países, a causa de la gran depresión del 24 de octubre de 1929,
donde la mayoría de los países solo hasta mediados de 1940 los reanudan. Demostrando
así, que la crisis de la década de 1980 no era un acontecimiento sin precedentes, sino
que constituía la última de una la larga cadena de crisis recurrentes a lo largo de la
historia moderna de América Latina, además, para estos países, que habían sido
sacudidos por tormentas financieras que por más de un siglo y medio, causo inmensos
daños a sus economías que reforzaron el subdesarrollo (p. 10). Por tanto, Historia de la
deuda externa de América Latina, como un análisis comparativo que va mas allá de los
limites de historias financieras nacionales, pudo aportar un enfoque diferente en la teoría
imperialista del capitalismo, refiriéndose a la exportación de capital por medio de los
empréstitos gubernamentales, y el papel que juegan las finanzas estatales en la evolución
del capitalismo en los países dependientes.

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