Primer informe del proyecto de investigación destinado al registro in situ de la pictografía de Inkapintay ubicada en Ollantaytambo, Cusco. Esta representación rupestre fue realizada a instancias de Manco Inca en 1536, en el marco de la resistencia al dominio español del Tawantinsuyu. Luego de un corto periodo en Ollantaytambo, Manco se retira a Vilcabamba que, entonces, se constituiría en el último reducto de los incas rebeldes. En 1572, la captura y ejecución de Túpac Amaru I marca el fin de esta etapa de rebelión.
Original Title
Inkapintay: arte rupestre de resistencia Inca a la conquista española del Tawantinsuyu
Primer informe del proyecto de investigación destinado al registro in situ de la pictografía de Inkapintay ubicada en Ollantaytambo, Cusco. Esta representación rupestre fue realizada a instancias de Manco Inca en 1536, en el marco de la resistencia al dominio español del Tawantinsuyu. Luego de un corto periodo en Ollantaytambo, Manco se retira a Vilcabamba que, entonces, se constituiría en el último reducto de los incas rebeldes. En 1572, la captura y ejecución de Túpac Amaru I marca el fin de esta etapa de rebelión.
Primer informe del proyecto de investigación destinado al registro in situ de la pictografía de Inkapintay ubicada en Ollantaytambo, Cusco. Esta representación rupestre fue realizada a instancias de Manco Inca en 1536, en el marco de la resistencia al dominio español del Tawantinsuyu. Luego de un corto periodo en Ollantaytambo, Manco se retira a Vilcabamba que, entonces, se constituiría en el último reducto de los incas rebeldes. En 1572, la captura y ejecución de Túpac Amaru I marca el fin de esta etapa de rebelión.
ISSN: 2221-0369
WY REVISTA HAUCAYPATA
+ Investigaciones arqueoldgicas del Tahuantinsuyo
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Lima - agosto 2015REVISTA HAUCAYPATA 4
jones arqueologicas del Tahuantinsuyo
Inkapintay: arte rupestre de resistencia Inca a la conquista espafiola del
Tawantinsuyu
Victor Falcon Huayta
vierfalcon@hotmail.com
Resumen
Primer informe del proyecto de investigaci6n destinado al registro in situ de la pictografia de
Inkapintay ubicada en Ollantaytambo, Cusco. Esta representacién rupestre fue realizada a
instancias de Manco Inca en 1536, en el marco de laresistencia al dominio espaiiol del Tawantinsuyu.
Luego de un corto periodo en Ollantaytambo, Manco se retira a Vilcabamba que, entonces, se
constituiria en el tiltimo reducto de los incas rebeldes. En 1572, la captura y ejecucién de Tripac
Amaru I marca el fin de esta etapa de rebelién.
Palabras claves: Cusco, Ollantaytambo, Inkapintay, Inca.
Abstract
Thisis the first reportona research project designed to record the in situ pictography at Inkapintay,
located in Ollantaytambo, Cusco. The rock art representations here were realized at the behest of
Manco Inca in 1536 in the context of resistance against the Spanish dominion of Tawantinsuyu.
After a short period in Ollantaytambo, Manco retreated to Vileabamba that, for a time, constituted
the last redoubt of the Inca rebels. The capture and execution of Tupac Amaru I in 1572 marked the
end of this stage of the rebellion.
Keywords: Cusco, Ollantaytambo, Inkapintay, Inca.
Elescenario
Esta investigacién trata de una pictografia que
es parte de la lacta (asentamiento) de Tambo,
en uno de sus tiltimos momentos de ocupacin
incaica independiente que, a su vez, fue coeta-
nea con los primeros afios de la presencia his-
pana en los Andes", Se encuentra ubicada en
una zona previa al ingreso del actual pueblo de
Ollantaytambo?, en la jurisdiccién politica del
distrito de Ollantaytambo, provincia de Uru-
bamba, regién Cusco (figura 1).
Geograficamente, Ollantaytambo se encuen-
tra en el valle de Yucay —conocido como “Valle
Sagrado de los Incas”, definido por rio el Vil-
canota o Urubamba. Es una seccién que —en el
piso del valle va desde los 3500 msnm (a la
altura del pueblo de Calea) a los 2800 msnm (a
la altura de Ollantaytambo). Corresponde a un
valle interandino célido de regién Quechua en
el esquema de Pulgar Vidal (1967).
El paraje donde se encuentra la representa-
cién rupestre es conocido por los pobladores ac-
tuales como “Inkapintay”, haciendo referencia a
la imagen ejecutada sobre la roca de un farallon
que, extendiéndose del cerro Pinkuylluna, cae ha-
cia el valle por su margen derecha. La pictografia
esté a una altura aproximada de 50 m, contados
desde la pista asfaltada que pasa junto al farallon
y que comunica las localidades de Pisaq, Calca,
Yucay, Urubamba y Ollantaytambo.
En este paraje, el rio Vilcanota hace un mean-
dro muy agudo que cierra el paso del valle por su
margen derecha. Este meandro fue aprovechado
1 El proyecto de investigacién fue autorizado mediante
Resolucién Directoral Nacional N° 894/INC de fecha
22 de junio de 2009. El informe final del proyecto fue
aprobado mediante Resoluci6n Directoral Nacional N°
224/INC de fecha 10 de febrero de 2010. Este articulo
se basa en el informe final.
2 Aproximadamente, 1.5 Km al este de su actual plaza
de Armas.
FALCON HUAYTA, Victor, 2015. Inkapintay: arte rupestre de resistencia Inca a la conquista espafiola del
Tawantinsuyu. Revista Haucaypata. Investigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo. Nro. 10: 24-43. Lima.Victor Faleon Huayta 25
Tnkapintay: arte rupestre de resistencia Inca a la conquista espafiola del Tawantinsuyu
por los incas para construir una serie de estruc-
turas y elementos en esta zona de la entrada a
su llacta de Tambo, controlando y reforzando,
de este modo, su acceso. En este lugar deci-
dieron pintar en lo alto —distinguible de este
modo desde lejos- la representacién rupestre
de Inkapintay (figura 2).
La pictografia se puede observar a simple vis-
ta desde la pista asfaltada y la via del tren que,
viniendo desde el Cusco, conducen a Ollanta-
ytambo y Machu Picchu respectivamente. Hoy
‘en dia -debido al intemperismo- la imagen se
percibe borrosa, lo cual da una primera impre-
si6n errénea, al punto que una lugarefia la de-
nominé “las llamitas”, debido a la percepcién
parcial de la seccién roja de una parte de la
representacién rupestre que ha resistido mas
al decoloramiento y, por eso, es mas notoria a
simple vista. Por su ubicacién y dificil acceso
nadie habia podido llegar hasta esta pictografia
desde su ejecucién lo que, por otra parte, ha re-
dundado en su conservacion (figura 3).
Antecedentes
Esta representacion rupestre es de naturale-
za excepcional, no solo por las circunstancias
en la que fue ejecutada sino porque es una de
las pocas —s6lo conocemos dos existentes- que
cuenta con una referencia etnohist6rica preci-
sa, Vale decir, escrita en una crénica acerca de
las motivaciones histéricas, autor y fecha de su
realizacin. El siguiente es el texto que la refie-
re: “se fue huyendo con sus capitanes y llev6
muchos indios al pueblo de Tambo, alli edified
muchas casas y corredores y ordené muchas
chacaras. Y mandé retratarse el dicho Mango
Inga y a sus armas en una pefia grandisima
para que fuese memoria. Y como no pudo alli
asistir resistir [sic] en el dicho pueblo de Tam-
bo, desde alli se retiré mas adentro, en la mon-
tafia de Vileabamba, con los demés capitanes; y
Tlevé indios, y a su mujer la Coya, y dejé el reino
y corona, mascapaycha y chambi...” (Guaman
Poma 1993: 310 [1615: 406]).
Posteriormente en el XIX esta imagen fue
captada por el aleman Johann Moritz Rugen-
das (1844) en uno de sus bocetos que ilustran
la entrada del pueblo de Ollantaytambo (Cum-
i : 184, 547, Fig. 6.1; Protzen 2005:
). Es decir, el artista capturé la
3 El otro caso se trata de “los cndores” de Garcilaso
de la Vega (Faleén 2013: 59).
SS =
WASS iS
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RK ER =
Figura. Ubicaci6n de Inkapintay. Mapa con coordena-
das UTM WGS 84.nga Oe
Google
Figura 2. Ubicacién del paraje de Inkapintay en relacién al actual pueblo de Ollantaytambo. El rio Vilcanota
corre abajo, de este (derecha) a oeste (izquierda), es decir, hacia Machu Picchu y la region de Vileabamba.
Fuente: Google earth.
intencién del mentor de la pictografia pues,
hasta ahora, domina la zona de ingreso al asen-
tamiento Inca, pudiendo ser vista desde lejos.
Hay que resaltar que el boceto de Rugendas
muestra una figura esquemdtica y antropo-
morfa con los brazos alzados. Este detalle es
importante pues es parte de una serie de obser-
vaciones y referencias erréneas que —sobre la
configuracién de la pictografia— se dieron alo
largo del tiempo, hasta hace muy poco‘.
Por ejemplo, a principios del XX Luis E. Val-
carcel se refiere a la pictografia de Inkapintay
del siguiente modo: “En lo alto de un peniasco,
cerca al pueblo y fuerte antiguo de Tampu, los
vigjeros reconocen la figura de un guerrero
pintada con ocre rojo indeleble. Esta repre-
sentacién antropomorfica es perfecta al pare-
cer... El sitio en que aparece la pintura es in-
accesible, a més de 40 metros sobre la tierra.
El artista debié trabajar descolgado desde la
cuchilla.” (Valedrcel 1926: 13 y 14)°.
‘A fines del siglo pasado esta pictografia fue
referida por el antropélogo cusqueno Jorge
Flores Ochoa quien, por primera vez, establece
la relacion entre la pictografia de Inkapintay y
Manco Inca sobre la base de la referencia cro-
nistica de Guaman Poma de Ayala. Sin embargo,
debido a su dificil acceso y a que s6lo era posible
observarla desde la pista asfaltada, le atribuye
rasgos que no ostenta (Flores Ochoa et al. 1993:
31, 32 y Flores Ochoa 2001).
Jean-Pierre Protzen sefiala que: “Es dificil de-
terminar si estas son las pinturas a las que hace
referencia Guaman Poma, pues se encuentran
tan erosionadas que no se reconocen los dise-
tos... en un dibujo realizado por Rugendas (c.
1844), que muestra el acceso a Inkapintay desde
el Cuzco, puede observarse en lo alto de la cara
de una roca la representacién de una figura
vestida con una tiinica y los brazos extendidos
4 Esta serie de pereepciones no seré tratada aquf en
detalle.
5 Por otro lado, como ya sefialdramos (Falebn 2013:
1) la cita que’se atribuye a José Gabriel Cosio es,
inexacta: “se ve en la roca una pintura indeleble que
representa un soldado indio en la actitud de lanzar una
flecha hacia Ollantaytambo” (Cosio 1924: 104, citado
en Hostnig 2008).con Huayta
ja Inca ala conquista espafiola del Tawant
igura 3. Farall6n de Inkapintay. Instalacién de cuerda para preparar la plataforma de trabajo cerca de la
pictografia. La parte superior de la cuerda marea la cabecera del lugar donde se encuent
lugarefias ~sobre los ricles del tren miran los trabajos del proyecto. Foto: Valenti Zapat(Fig. 15.12)” (Protzen 2005: 328, 330).
EI ingeniero Rainer Hostnig’ propone una
version de la representacién rupestre luego de
haberla observado con un largavista que, desde
la pista asfaltada, resulta en una version nueva
de la representaci6n rupestre (esquematica-
antropomorfa) con cabeza con tocado semicir-
cular, carente de brazos y piernas y empleo de
los colores azul, rojo y blanco en su ejecucién
(Hostnig 2003: 112; 2008). Sélo mencionamos
estas referencias para sefialar que habia inte-
rrogantes importantes surgidas a raiz de las di-
ferentes versiones de la pictografia, las mismas
que debian ser dilucidadas a través de un exa-
men cereano y riguroso, fundamento de todo
estudio e interpretacién de las imagenes (Con-
sens 2002). Asi como, para recabar datos para
el diagnéstico de su estado de conservacién.
Ubicacién de la imagen en la roca
E] farallon rocoso en donde est la pictogra-
fia es el flanco del cerro Pinkuylluna, que cae
hacia el rio Vileanota. En esta zona el cerro for-
ma paredes rocosas verticales a partir de des-
glosamientos laminares masivos que definen
planos que descienden progresivamente hacia
el piso del valle. A partir de este rasgo geolé-
gico natural se definen cuatro planos que nos
sirvieron para ascender hasta la pictografia y
que usaremos para fines descriptivos. El borde
norte de la pista asfaltada marca el inicio de la
zona del perfil de la zona de Inkapintay, alli se
ubica una sefial de trénsito que indica una cur-
vay, asimismo, la inflexién del meandro del rio
Urubamba y el estrecho que forma. A partir de
este margen la superficie del terreno se eleva
suavemente en un primer tramo que llega has-
ta la pared construida para elevar un canal de
agua que, al parecer, es de data prehispanica,
pero que actualmente se encuentra revestido
=o parcialmente reconstruido- con cemento. A
partir de este canal se elevan las paredes verti-
cales de roca que hemos denominado “planos”,
los mismos que asumen una forma triangular,
con la base hacia abajo y el pice hacia arriba:
es decir hacia el punto én el cual se ha ejecuta-
do la pictografia (figura 4).
El primer y segundo planos no presentaban
evidencias y/o rasgos culturales. Sin embargo,
alestar directamente bajo la pictografia definie-
ron un acceso natural diagonal muy empinado
por uno de los costados del farallén, a través
del cual se pudo ascender con la ayuda de una
cuerda instalada por el equipo Ukhupacha. Este
primer tramo del ascenso nos permitié legar
hasta unos 5 m de la pictografia, la cual se en-
contraba detras del apice del segundo plano. Los
integrantes del equipo Ukhupacha resolvian los
problemas de la ascensién en la pared rocosa a
medida que se alcanzaba cada tramo parcial.
Desde el pice del plano 2 se observé de cerca la
pintura, en la parte superior del plano 3, ubica-
do hacia atrés. Aquf, se determiné que se podia
aceeder con mayor facilidad y seguridad a través
de una escalera que apoyada en este punto -y
asegurada a la roca mediante cuerdas— se levan-
tara hasta el costado de la pictografia.
El ascenso y registro de la pictografia
Como se dijo, esta pictografia esta plasmada en
una pared rocosa vertical inaccesible. Por ello
buscamos ayuda especializada, vale decir, exper-
tos en progresi6n vertical en roca. En este sen
do, desde hace unos afios un grupo de voluntarios
y especialistas espafioles colaboran con diferen-
tes proyectos culturales peruanos que requieren
este tipo de apoyo técnico. La cooperacién fue
desinteresada y —en nuestro caso— s6lo se re-
quirié solventar gastos de estadia del personal
mientras duraban los trabajos de campo. Asi, en
esta etapa del trabajo result6 fundamental —para
lograr nuestro objetivo de examinar de cerca la
imagen— el personal del “Proyecto Ukhupacha”
(www.ukhupacha.uji.es). Este personal especia-
lizado proporcioné los equipos y arneses necesa-
rios para lograr un acceso seguro al lugar donde
se encuentra la imagen.
La progresi6n vertical se inicié con una prospec-
cidn de las paredes rocosas con el fin de evaluar
sus caracteristicas y las rutas mds accesibles a la
pictografia. Se organizaron dos equipos de pros-
peccion, el primero exploré la parte alta del fara-
lon para ganar su borde superior y poder realizar
descensos sobre la pictografia. Otro equipo bused
una ruta de ascenso a partir del canal 0 acequia
que corre al pie del farall6n y los diferentes pla-
nos naturales ascendentes (figuras 5 y 6). En am-
bos frentes se definieron areas en donde se ins-
talaron “tridngulos de fuerza” para asegurar las
cuerdas, tanto para los ascensos como para los
descensos, segiin se presentaron las necesidades
del proyecto en los dias sucesivos (figura 7). Las
cuerdas de escalamiento que aseguraron los ar-
neses se fijaron en anclajes enganchados a placasictor Falcon Huayta
Inkapintay: arte rupestre de resistencia Inca a la conquista espafiola del Tawantinsuyu
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BY
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‘igura 4, Planos del faralln de Inkapintay y ubicacién de la pictografia. Hacia el lado inferior izquierdo
cuentra el gran muro Inca que cerraba el paso a la lacta de Tambo u Ollantaytambo. Al pie y, en primer plano,
las vias del tren a Machupicchu. Foto y elaboracién: Vietor Falcon,Figura 5. Prospeccién desde la base del farallon
de Inkapintay. Lugar donde se encuentra un canal
cementado, Foto: Victor Fale6n.
REVISTA HAUCAYPATA
Thvestigaciones arqueol6gi
del Tahuantinsuyo
atornilladas en la roca. Para lo cual se hicieron,
en donde fue estrictamente necesario, orificios
con taladros de 8 mm de diémetro por 25 mm de
profundidad (figuras 8 y 9). No se tocé la picto-
grafia con las manos, los zapatos u otro elemento
de escalamiento®.
Luego de una evaluacién de la topografia, las
caracteristicas de las rocas y los rasgos cereanos a
lapictografia se procedié a dar las titimas indica-
ciones alos arqueélogos sobre el uso de los arne-
ses, mosquetones (argollas) y cascos, ademas de
las cuerdas de escalamiento. A la par, se subié la
malla cuadriculada de dibujo para ubicarla sobre
la pictografia. En la discusion entre arquedlogos
y especialistas en la progresi6n vertical se habia
decidido que la solucién mas adecuada —para
habilitar una plataforma para realizar el trabajo
de observacién y registro— era colocar un tablén
sostenido por tirantes de cuerdas aseguradas en
la parte superior o cabecera del plano de la picto-
grafia. Este tablon se subié a través de una cuerda
oblicua, que fue tendida entre la cabecera del fa-
rall6n (arriba) y el “triangulo de fuerza” realizado
6 Al final del proyecto se retiraron los anclajes y los,
otros aecesorios de escalamiento,
Figura 6. Prospeccién en la cabecera del farall6n donde se encuentra la pictografia. Abajo el valle de Yucay y el
rio Urubamba o Vileanota. Vista en direccién al este, a la ciudad del Cusco. Foto: Victor Faleén.Vietor Fale6n Huayta 31
Inkapintay: arte rupestre de resistencia Inca a la conquista espafiola del Tawantinsuyu
Figura 7. Instalacién del tridngulo de fuerza en la base del farallon de Inkapintay. En el fondo, la pista asfal-
tada que conduce al pueblo de Ollantaytambo y, atrds, el rio Vileanota. Foto:
Figura 8. Taladramiento y tornillo autoroscante
para fijar las argollas del “tridngulo de fuerza” al pie
del farall6n de Inkapintay. Foto: Valenti Zapater.
ictor Falen.
sobre una gran roca a pocos metros de la pista
asfaltada (abajo). Asimismo, este tablén estu-
vo separado de la pared rocosa por dos listones
de madera clavados a él en sus extremos (figura
10).
La Municipalidad de Ollantaytambo nos facilit6
una escalera telescépica de aluminio que sirvi6
para este fin los siguientes dias de trabajo. Una
ver colocada y asegurada la escalera, ésta so-
brepasaba la pictografia por un costado lo cual
permitia un acceso rapido, seguro y reiterado por
parte de los arquedlogos. Finalmente, el equipo
Ukhupacha instalé la plataforma de trabajo a
Ia altura de la pictografia estabilizindola tinica-
mente a través de cuerdas.
E] dibujo a escala se realiz6 tomando los puntos
del diseiio con la ayuda de un palillo de madera
al cual se adhirié un nivel de aire para conseguir
la horizontalidad absoluta (esta técnica cumple
la misma funcién de la plomada en el dibujo de
plantas en las excavaciones arqueologicas). Pos-
teriormente se tomaron y fotografiaron muestras
de pigmentos. El dibujo de la pictografia se reali-
z6 con una malla, de 2x 2m subdividida en cua~
drados de 20 cm, elaborada con cuerda sintética.
Se sujeté alas fisuras naturales de la roca a través
de clavos para tensarla adecuadamente. Esta ma-
la no entré en contacto directo con la superficieREVISTA HAUCAYPATA. 32
stigaciones arqueolbgicas del Tahuantinsuyo
Figura 9. Taladramiento y tomnillo autoroscante para fijar las argollas del “triéngulo de fuerza” al pie del far-
all6n de Inkapintay. Foto: Victor Falcon.
dela pintura pues estuvo tensada sobre peque-
fios palillos de cafia, que la distanciaron unos
10 em de la superficie de la roca.
Esta malla fue extendida y tensada sobre la
pictografia cubriendo la mayor parte de la ima-
gen a excepci6n de la ancha banda blanca de su
base, pues el disefio result6 ser de mayores di-
mensiones que la que calculamos desde abajo.
La malla contaba con tirantes que se proyecta-
ban desde las esquinas y las partes medias de
cada lado para tensarla —manteniendo las di-
mensiones de las subdivisiones— y usando una
plomada para establecer su verticalidad total.
Las tiras fueron fijadas con clavos que se ubi-
caron lejos de la pictografia, aprovechando en
lo posible las grietas de la roca 0 colocando un
tornillo autoroscante.
Cada cuadro de 20 cm estuvo codificado por
una letra del alfabeto (de A a J, dispuestas en
Ja columna de la izquierda) y un nimero (de 1
a 10, dispuestos en filas de arriba hacia abajo
y de izquierda a derecha), de este modo, cada
cuadro resultaba con un cédigo, por ejemplo,
“Ay” para el cuadro de la esquina superior iz~
quierda de la malla. El dibujo de la pictografia
fue realizado —con la referencia del reticulado
Figura1o. Envio de plataforma de trabajo
hacia el lugar de la pictografia. Foto: Valenti Zapater.Tnkapintay: arte rupestre de resistenci ala conquista espafiola del’
Figura 11. Arqueblogos sobre la plataforma de trabajo realizando el dibujo a escala de la pictografia de
pintay (detrés de la malla cuadriculada). Foto: Valenti Zapater.REVISTA HAUCAYPATA. 34
Investigaciones arqueol6gicas del Tahuantinsuyo
asi ubicado- en una escala de 1/20 sobre papel
milimetrado. La parte inferior del disefio, que
qued6 fuera del reticulado, fue registrada a tra-
vés de medidas complementarias directas. Este
método se inspiré en las pautas proporciona-
das por Kolber para petroglifos de facil acceso
(2002).
Finalmente, se tomaron fotografias digitales
en alta resolucién con la escala IFRAO (con
referencia de colores estandar) y la libreta de
campo para anotar observaciones (figura 11).
Por otra parte, Valenti Zapater —fot6grafo del
proyecto Ukhupacha— realiz6 tomas desde di-
versos puntos de la zona, el valle y sobre la pic-
tografia. Una medici6n de altura con un GPS
(Garmin, modelo GPSMAP 60CSx) realizada
por Felipe Sacristén (Ukhupacha) al nivel de
lapictografia indicé 2902 msnm y 2830 msnm
para la base de una sefial ubicada al lado de la
carretera. Es decir, de acuerdo a esta medicién
habria una altura de 72 m, contados desde la pis-
ta asfaltada hasta la pictografia. Por otro lado,
Alberto Lozano (Ukhupacha) realizé una medi-
cion de la misma altura y entre los mismos pun-
tos utilizando wincha y plomada el resultado fue
de casi 50 m. Existe pues una diserepancia que
debe ser dilucidada en una futura intervencién
de campo en Inkapintay (figura 12).
Elementos yhallazgosentornoalaimagen
Seguramentelazona de ingreso a Ollantaytambo
forma un sector susceptible de ser considerado a
la luz de los tiltimos momentos de su ocupacién
en el marco del conflicto desatado por Manco
Inca. Parte de sus elementos fueron reformula-
dos 0 realizados —como por ejemplo, la pictogra-
fia— a instancias del Inca rebelde en el trance de
su resistencia, s6lo asi toman sentido muchos de
240 Plano 3¢F Plano 4to Plano
ler Plano
‘Tridngulos de fuerza
Cabecera
et
Acceso 0 paso tras la pared
62m
SCPE cee eee
Figura 12, Esquema de un corte del farall6n de Inkapintay. Elaboracién: Alberto Lozano, Proyecto Ukhupacha.ctor Fale6n Huayta 35
Tnl
ipintay
sus rasgos’. Por ello, examinamos el complejo
de la entrada a la llacta Inca, en especial lo que
resta de la “gran muralla” que, antiguamente,
Iegaba hasta el rio Vilcanota y resguardaba
Ja ruta formal del camino de entrada (Protzen
2005: 331. Fig. 15.11)°.
‘Tanto el equipo de escaladores como de ar-
quedlogos revisamos cuidadosamente las pa-
redes y superficies rocosas de la zona en bus-
ca de otras representaciones rupestres con un
resultado negativo. Sin embargo, pudimos es-
tablecer la existencia de pequefias estructuras
cuadrangulares, edificadas con piedras semi-
canteadas unidas con mortero de barro, ubi-
cadas sobre pefiones a lo largo de la escarpada
falda sur del Pinkuylluna, en el tramo que va
desde la zona de Inkapintay hasta el portico de
Tiyupunku, muy cerca del poblado actual de
Ollantaytambo. Por su ntimero y emplazamien-
to esta serie de estructuras parecen haber sido
destinadas a controlar y proteger la margen
derecha del rio y el paso de Inkapintay (figura
13)°. Otro hallazgo que puede resultar signifi-
cativo es la existencia de piedras redondeadas
(cantos rodados pequefios) que ocasionalmen-
te se encuentran entre las ranuras de las rocas
del farall6n de Inkapintay. Son completamente
atipicas de las caracteristicas formales de las
rocas que forman el farallén y debieron ser lle-
vadas desde el lecho del rio Vileanota u otro to-
rrente de agua. Probablemente se trate de pro-
yectiles para huaracas u hondas (figura 14)°°.
7 Aunque Protzen (2005: 328) no puede asegurar
que el artifice de las “ruinas de Inkapintay” (gran
muro”) sea Manco Inea, éstas pudieron ser refor-
zadas ~en el eontexto del conflictivo momento~ a
través de los “puestos de control” sistematicamente
ubicados en la cabeceras de los empinados riscos.
8 Este gran muro, con un angosto pasaje tallado en
la roea (con rasgos no muy elaros pues no ha sido ex-
cavado y limpiado), recintos y hornacinas, fue roto
para dar paso alla via del tren y la moderna autopis
(Protzen, 2005: 329. Fig. 15.9. Ver: “plano de las rui
nas de Inkapintay”).
9 Estas estructuras parecen no haber sido documen-
tadashastaelmomentocomo partedeestallacta Inca.
10 Hay que recordar el enfrentamiento que se dio
en esta zona de la entrada de Ollantaytambo por
parte de las tropas espafiolas y sus aliados nativos
al mando de Hernando y Gonzalo Pizarro contra los
defensores del Tambo al mando de Manco Inca. El
desenlace de esta batalla fue la victoria de este dlti-
mo (Guillén 2005: 605; Vega s/f: 132-145).
arte rupestre de resistencia
ala conquista espafiola del Tawantinsuya
are
rn
eae)
Figura 13. Algunos de los “Puestos de control” dispues-
tos en los farallones del Pinkuylluna que caen hacia el
valle. Se emplazan, sucesivamente, entre Inkapintay
é a los
Figura 14. Uno de los cantos rodados encontrados entre
los resquicios de las rocas en el farallén de Inkapintay.
Foto: Victor Faleén.REVISTA HAUCAYPATA. 36
Investigaciones arqueologicas del Tahuantinsuyo
Observaciones sobre la imagen y el ané-
lisis de las muestras de pigmentos
Con respecto a la documentacién de los co-
lores —basicamente rojo y blanco- de la pic
tografia hay que sefialar que se debe tomar en
cuenta que las zonas de colores —por ejemplo
del rojo— no son uniformes; vale decir el ma-
tiz varia segiin el punto en donde el color se ha
conservado mas denso o ha sido mas afectado
porel intemperismo. Asi, la referencia del color
por medio de un diccionario Munsell es s6lo un.
indicador que debe ser tomado en cuenta en el
contexto fisico del punto de donde se hace la
lectura. Para el caso que nos ocupa, las lecturas
que aqui indicamos se hicieron con las parti-
culas que se tomaron como muestras de la pic-
tografia, de modo que una de éstas se colocd
directamente sobre el color de la tabla”. Asi, los
resultados mas cereanos fueron: rojo 2.5YR 34
y blanco 10YR 8/1.
=,
Se tomaron fotos a toda la pictografia y sus ras-
gos mas notables, utilizando la escala de colores
de IFRAO (figura 15). Asimismo, se fotografiaron
todos los puntos de donde se extrajeron mues-
tras de pigmentos (antes, durante y después).
Las muestras de pigmentos consistieron de unas
pocas particulas que fueron directamente intro-
ducidas en tubos asépticos etiquetados. Cada
muestra cuenta con una ficha que consigna el
cuadrante de donde se la extrajo y otros detalles.
Se extrajeron un total de nueve (9) muestras co-
rrespondientes a los colores rojo, blanco y un hi-
potético gris. Una muestra adicional (color blan-
co) fue recogida de un paso natural ubicado en la
parte posterior de la pictografia, para indagar su
11 Otro factor que se debe tener en consideracién es el
niimero de tablas que contiene el diccionario Munsell
del que se dispone.
Figura 15, Detalle de la pictografia de Inkapintay. Segmento de la seccién roja ~delineada con blanco- de la
pechera del uneu. Foto: Vietor Faleén.Victor Fale6n Huayta
37
Tokapintay: arte rupestre de resistencia Inca a la conquista espafiola del Tawanti
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Del trazo blanco que delimita un triéngulo
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Pelos adheridos a pigmento blanco. De la
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Tabla 1. Muestras de los pigmentos y su lugar de procedencia
posible relacion como fuente de pigmento (ta-
bla 1). Se procesaron cuatro muestras de pig-
mentos en el laboratorio de Difraccion de Ra-
yos X de la Universidad Nacional Mayor de San
Marcos.
El anélisis de los pigmentos estuvo a cargo
del doctor Carlos Landauro del laboratorio
de Difraccién de Rayos X y Espectroscopia
Mossbauer de la UNMSM. Su interpretacion
preliminar indica que el pigmento blanco usa-
do en la ejecucion de la pictografia de Inkapin-
tay esta constituido basicamente de yeso (Gym-
sum: sulfato de calcio hidratado), él pigmento
rojo de whewellita (Oxalato de calcio hidra-
tado). Finalmente, lo que en algiin momento
consideramos un posible pigmento gris —que
podria haber rellenado el interior del uncu y
que solo tomamos para descartar esta hipote-
sis— es un compuesto de yeso, cuarzo, whewe-
llita, merlinoite y muscovite. La muestra pro-
veniente del pasaje natural ubicado detras dela
pictografia y que corresponde a una sustancia
blanca opaca que, en un primer momento pen-
samos la fuente del pigmento del color mencio-
nado, no arrojé una posible confirmacion de
esta hipotesis™”.
Anilisis de la imagen
Del trabajo de observacién y registro se conclu-
ye que la imagen corresponde a una represen-
12 ELresultado fue mas irregular pues mostré la pre-
sencia de Acido trico hidratado.
tacién esquematica de un uncu de forma cua-
drangular de 2 m de ancho por 3 m de alto,
compuesta de dos partes. La primera de ellas es
una figura cuadrangular definida por una grue-
sa banda demarcatoria en forma de “U” pintada
de blanco, cuya parte superior se cierra con una
forma triangular invertida pintada de rojo y deli
mitada en su borde inferior con una gruesa linea
blanca. Sobre este disefio cuadrangular y en la
parte superior media se dispone una figura ovoi-
de vertical roja que lleva sobre la mitad superior
una gruesa banda blanca que la enmarea. No es-
tamos seguros de que esta parte se une a la figur:
cuadrangular a través de una seccion vertical que
muestra trazas de pigmento rojo pues éstas pue-
den deberse a un corrimiento del pigmento rojo.
No se detectaron otros rasgos de disefio de la
pictografia. No se observan variaciones de tonos
intencionales en el rojo y el blanco, a excepein,
de aquellos debidos al intemperismo (figura 16).
Por observaciones en algunas puntos de la pic
tografia (parte superior derecha del cuadrangulo)
el orden de la aplicacién de los pigmentos fue, en
primer lugar el rojo, en segundo lugar, el blanco.
Sdlo se habrian usado esos dos colores para ela~
borar la imagen. No se tiene certeza del uso del
supuesto gris correspondiente a la parte interna
del uncu y del cual tomamos una muestra pa
evaluar esta posibilidad . El uso de este color se
hace mas dudoso en la medida que no se hubie-
ra observado desde abajo, mas atin, teniendo en
cuenta de que el principal objetivo de la pictogra-
fia fue su visibilidad. Por ultimo, se descarta la
existencia de un pigmento azul —sefialado por R.REVISTA HAUCAYPATA, 38
Investigaciones arqueologi
del Tahuantinsu:
Figura 16, Pictografia de Inkapintay. Foto: Valenti Zapater.
Hostnig- en la medida que, una observacién
cereana de las trazas de este supuesto color, in-
dica que se debe a la presencia de algan tipo de
liquen que crece en diferentes partes del plano
de esta roca, incluidos algunos puntos sobre los
disefios rojo y blanco de la representacion ru-
pestre (figura 17).
La problematica de conservacién y pro-
teccién del sitio
En cuanto a la conservaci6n, los resultados
de este proyecto —cuyo informe final fue entre-
gado en el momento e instancias respectivas—
deberfan servir de base para la implementacion
de un proyecto de conservacién y proteccién de
esta importante evidencia de la historia colonial
temprana en el Pert. Destacamos dos elemen-
tos que merecen atencién especial en cuanto a
tomar medidas de conservacion. La primera la
pictografia en si y, la segunda, la arquitectura
asociada al pie del farallén de Inkapintay.
En cuanto a la pictografia, el plano de la roca
sobre la que se ejucutola imagen esté ligeramen-
te inclinado hacia adelante. Sin embargo, esto no
ha evitado que la Iluvia e insolacién hayan sido
los principales factores de su deterioro. La parte
més dafiada por este factor es la seccién izquier-
da del uncu. Las huellas de una escorrentia de
agua —proveniente desde la parte superior— se
combinan con la insolacién de los primeros rayos
del sol que alcanzan esta parte de la roca por la
mafiana. Afortunadamente, a medida que pasan
las horas y por la inclinacién del plano rocoso,
Jos rayos solares no aleanzan el resto de la pin-
tura, que queda a la sombra el resto del dia. Hay
que enfatizar que estas observaciones han sido
hechas a fines de julio, pudiendo variar en otras
épocas del aio.
En las partes conservadas el color parece bas-
tante firme y vivo, distinguiéndose més el rojo
debido a que el blanco se confunde con las dite.
rentes chorreras que discurren sobre el plano de
la roca debido a que, previsiblemente, tienen un
alto componente de carbonatos. Se recomiendaVictor Falcon Huayta
Inkapintay: arte rupestre de resistencia Inca a la conquista espafiola del Tawantinsuyu
Leyenda: Limite visible
Limite tenue
==. Traza de blanco aa
Chorrera —
0 tm
on
Dit bo de campo: S. Cruces . Monteverde
Figura 17. Dibujo a escala de pictografia de Inkapintay. Elaborado por Ménica Suarez y Victor Fale6n,
39el monitoreo y la observacién de la pictografia
alo largo del afio", asi como el levantamiento
detallado de la topografia del plano rocoso en
el que se ubica la pictografia con el fin de plan-
tear las soluciones fisicas (infraestructura lige-
ra) para protegerla de los factores climaticos.
Por otro lado, liquenes no identificados cre-
cen en franjas cortas y anchas sobre todo el
plano de la roca y cubren los pigmentos rojo y
blanco en dos puntos espeefficos de la pictogra~
fia: el extremo derecho del tocado semicircular
blanco de la cabeza y la parte inferior derecha
del trazo blanco que delimita por la base de la
secci6n roja del uncu, asi como, al interior no
pintado de éste.
Finalmente, un poste de una antigua linea de
comunicaciones, ahora en desuso, se ubica so-
bre del gran muro Inca al pie de la pictografia
de Inkapintay. Uno de los tirantes que lo sos-
tiene, asimismo, ha sido asegurado a un gran
cincel directamente clavado a la fina mampos-
teria de piedra entallada Inca que da hacia la
pista. Ambos elementos, evidentemente, estan
fuera de lugar, ademés, estan ala vista de todos
los viajeros que pasan por este paraje (figuras
18 y 19)",
No somos los primeros en sefialar la impor-
tancia de Inkapintay y la necesidad de darle la
atenci6n debida. En él 2001 reconocido antro-
pélogo cusqueiio Jorge A. Flores Ochoa escri-
bid: “Merece atencién, si fuera posible trata-
miento cuidadoso y adecuado para conservarla
porque Tampu es él tinico sitio del pais que tie-
ne el privilegio de contar con el retrato mural
de un Inca hist6rico.” (Flores Ochoa 2001: 4).
Algunas conclusiones preliminares
Los resultados de nuestro trabajo confirman
que la representacién rupestre de Inkapintay
es la misma a la que hace referencia Guaman
Poma de Ayala en su famosa crénica (1615)"°
cuando escribié “Y mand6 retratarse el dicho
Mango Inga y asus armas en una penta gran-
disima para que fuese memoria’. Concurren a
esta conclusién lds elementos contextuales dela
13 Lo cual puede ser realizado por el personal
de la DDC-Cusco que se encuentra destacado en
Ollantaytambo.
14Serecomiendasuretiro porpartedelaDDC-Cusco.
15 Casi 80 afios después de que se dieron los sucesos
de la resistencia de Manco Inca en Ollantaytambo.
REVISTA HAUCAYPATA. 40
Thvestigaciones arqueolégicas del Tahuantinsuyo
pictografia que, si bien es cierto no son direc-
tos'®, creemos que si son lo suficientemente rele-
vantes para acotar y confirmar esta relacién. Asi,
sefialamos en primer lugar su naturaleza de re-
presentacion rupestre, su ubicacin en relacién a
la zona de ingreso de la acta de Ollantaytambo,
sus colores y sus partes componentes, asi como,
su intencionalidad; atin hoy funcional puesto que
puede verse desde lejos cuando uno se aproxima
por el piso del valle a la ciudadela Inca (aspecto
paisajistico). Finalmente, la referencia cronistica
de Guaman Poma con un comentario detallado
dando cuenta del hecho que él juzgé lo suficien-
temente relevante —desde su perspectiva nativa—
como para escribirloen sucrénica. Naturalmente,
por el momento, no hay modo de fechar de forma
absoluta la pintura por medios fisico-quimicos
(C14) que, por otro lado, tal vez resultaria innece-
sario dada la cantidad de evidencia indirecta que
acota muy bien, cronologica y corolégicamente,
esta manifestacion rupestre. Desde este punto
de vista, no es valida una observacién que exija
un “documento escrito coeténeo” a la pictografia
y los hechos que rodearon su realizacién, des-
virtuando la informacién de Guaman Poma por
ser “posterior”, “tardia” o “no testimonial” ya que
con este criterio, ciertamente, tendriamos que
cuestionar toda la etnohistoria andina y lo que
nos aporta en el conocimiento del pasado. Otro
aspecto, es la evaluacién contextual e histérica de
las fuentes escritas, que siempre es necesaria.
‘Nuestra interpretacion de esta imagen estiliza-
da es que la parte cuadrangular corresponderia a
una configuracién relacionada a los uncus cuya
estructura basica seria posteriormente reprodu-
cida con bastante regularidad en los disefios de
escudos ~y también algunos uncus- sobre que-
ros incaicos de la colonia. Sin embargo, anotamos
que —de modo notable y es una interrogante a re-
solver-la estructura de este diseiio no se registra
en los escudos —herdldicos— incas dibujados por
Guaman Poma de Ayala en su Nueva Corénica.
Estamos de acuerdo con la interpretacién de que
la parte superior corresponderia a una cabeza
humana; en este caso representaria la cabeza del
Inca que, asimismo, porta el tocado semicircular
(blanco) de los cascos guerreros incaicos.
16 En el sentido que no hay un documento escrit
—coetdneo— que vineule, directamente, a Manco Ine:
con la elaboracién de la imagen, comé alguna vez. se
me exigiera.Victor
‘aleon Huayta
Inkapintay: arte rupestre de resistencia Inca a la conquista espafiola del Tawantinsuyu
Tanto las dimensiones (3m de alto x 2m de
ancho), ubicaci6n (sobre un farall6n al costado
dela entrada controlada y restringida, a casi 50
m sobre el nivel del piso del valle), asi como, los
colores usados tuvieron la doble finalidad de:
1) Ser visibles a larga distancia y, 2) Transmitir
un mensaje cargado de significado simbélico a
través de dos vehiculos: la forma y el color. El
primero de ellos, estaria representado por el
cudo (las “armas” de la frase del cronista) y
ia cabeza (el “retrato”) de Manco Inca. El se-
gundo aspecto est relacionado al significado
del color, principalmente, el rojo vinculado ala
sangre, a los rituales de sacrificio, la fertilidad
y asociado a accesorios simbélicos de la indu-
mentaria real como la maskapaicha o borla real
incaica, asimismo, la flor del kantu o kantuta
elegida como emblemitica de la realeza porta-
da por la Coyas y representadas sobre queros y
los vestidos en la pintura colonial, los ejemplos
son numerosos y no los mencionaremos aca.
Recomendaciones para futuras investi-
gaciones
‘La nuestra fue s6lo una primera aproximacin
Figura 19, Detalle de es!
[yey
Figura 18, Detalle de elementos extrafios al gran muro
de Inkapintay. Foto: Vietor Faleén.
ca metélica clavada en el muro —cerea de una hornacina- del gran muro de Inkapintay.
Foto: Victor Falcon.REVISTA HAUCAYPATA 42
Tnvestigaciones arqueologicas del Tahuantin:
cercana a esta valiosa imagen. Deben hacerse
registros detallados del relieve y topografia de
laroca de la pictografia de Inkapintay, asi como
evaluar su composicion geologica y estabilidad.
El equipo de progresion vertical del Proyecto
Ukhupacha puede ser convocado por la Direc-
cion Desconcentrada de Cultura-Cusco (DDC)
para la asistencia técnica que permita el acceso
de proyectos de conservacién y puesta en va-
lor de la pictografia!’. Asimismo, es necesario
el empleo de equipos topograficos y geodésicos
de alta precision (sub-métrico) para levantar
detalladamente la zona de Inkapintay. Esta
area de acceso a la Ilacta de Ollantaytambo no
se destaca convenientemente para narrar —a
propios y extrafios- la historia del lugar. S6lo
se enfatizan las ruinas incaicas de la zona cen-
tral, olvidéndose —los propios cusquefios— de
esta etapa gloriosa de resistencia a la invasion
europea que sus propios ancestros opusieron al
dominio y la subyugacién’®.
Las recomendaciones para futuras investi
ciones sobre el arte rupestre de estilo ineaico
en el valle de Yueay deben contemplar el exa-
men detenido de los sitios de Banderachayoc
Ty II (Calea) y Q’echugaqa (Urubamba), entre
otros (Hostnig 2008 y Falcén 2013). Ya que el
tipo de representacion especialmente el moti-
vo central del uncu- es de una factura similar
al de Inkapintay. Sin embargo, las variaciones
debidas a los elementos —iconograficos y arqui-
tect6nico-funerarios— asociados sustentarian
una interpretaci6n diferente’.
Es indudable que los rasgos del paisaje y el pa-
norama que dominan son elementos comunes
a estas pictografias, sin embargo, las motiva-
ciones y sus historias particulares responden a
17 Ya que conocen el terreno y poseen la experiencia,
necesaria,
18 Diariamente miles de visitantes pasan raudamen-
te por el lugar. Sea en direecion a Ollantaytambo 0
a Machu Picchu, sea en autos, buses o trenes. Sin
embargo, pocos sabrén que lo hacen bajo la mirada
del diltimo Inca rebelde del Tawantinsuyu.
19 Nuevamente parece que la monumenialidad de
laarquitectura Inca —a la cual se destinan ingentes y
constantes recursos— opaca o posterga el estudio de
otros aspectos importantes de esta sociedad. Como,
por ejemplo, su arquitectura funeraria, el culto a
Sus ancestros, el dominio y lenguaje del paisaje, asi
como, parte del simbolismio del mismo “valle sagra-
do delos incas”.
diferentes circunstancias que debemos dilucidar
en la medida de lo posible, para entender este
tipo de expresién y transmisién de mensajes a
través del lenguaje semasiografico-icénico Inca
(Gonzéles y Bray 2008: iv) que, en el valle de Yu-
cay, revisten especial relieve por tratarse de un
Ambito y rasgo natural destacado que atrajo la
atencién de los tiltimos grandes incas del Tawan-
tinsuyu (Niles and Batson 1997).
Agradecimientos
Por su desinteresada ayuda profesional (Ad ho-
norem) agradezco al equipo del Proyecto Ukhu-
pacha (http://www.ukhupacha.uji.es), en la per-
sona de Salvador Guinot, quien hizo posible el
acceso de los arqueélogos a la pictografia. A los
integrantes del equipo hispano-peruano de pro-
gresion vertical en este proyecto fueron: Felipe
Sacristn (Espafia), Alberto Lozano (Espaiia),
Valenti Zapater (Espafia), Antonio Sinchi Roca
(Pera) y Edwin Cobos (Pera). Asimismo, al Dr.
Richard Burger, al sefior Ronald Castillo Espino-
za, entonces, funcionario del Municipio de Ollan-
taytambo, y'a mi colega Monica Suarez Ubillés
por su eficiente y comprometida participacin en
esta etapa de la investigacién. Finalmente, a los
revisores de esta revista.
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