Pagine & Bogota, Domingo 7 de Febrero de 1982 EL SIGL oO
Un idedlogo
a etano Betancur
i0 - 1982)
Roberto Herrera Soto
En dias pasodos dejé de
existir en Bogard el distin-
guide jurista, profesor y
pensador cunservador Ca-
yetano Betancur Campu-
zano. Su brilante tayec-
toria de funcionario dal Mi-
risterio de Relaciones Exte-
tiores, conjuez del Consejo
de Estado y decano de la
Facultad de Filosofia y
Letras de fa Universidad Na-
ional traduce lo que reve-
Ja su periplo. vital. Fue
miembro da la Asociacién
Argentina de Filosofia Juridica y Social, de la Sociedad
Argentina de filosofia, de la Asociacién Brasilera de Fi-
Késofos Catélicos, de la Asociacién International de
Philisophie du Droit et de Philosophie Sociale, de la An-
drha Reasearch University, de la Academia Colombiana
dé la Lengua, de la Academia Colombiana de Juris-
prudencia y dol Instituto Colombiano de Culture Hispa-
nica.
La arista que mis se déstaca en la personalidad de
Cayetano Betancur es la del pensador que asume la
responsabilidad de un guia consumado del ideario con-
servador. Pertenece a la sexta generacién de hombres
‘que hicieron contribuciones ideolégicas al cuerpo doc-
trinario de! conservatismo colombiano.
En su Ensayo de una Filosofia de! Derecho (1937)
puntualiz6 meridianamente los concepts de hombre,
persona y orden moral; hizo una critica a Rousseau por
haber ensambiado la explicacién del pacto social sobre
la base delezniable de una ficcién; considerd la autoridad
i
l
‘como propiedad de ia sociedad; reforzé en forma ampli ~
los lineamientos del consentimiento popular con tos
aportes del cardenal Billot y redonded los principios
eristianos del Estado, que sintetiz6 asi: “... ni gbernar
demasiado, ni demasiado poco”.
Dentro de su obra mas importante, Sociologia de fa.
autenticidad y la simulacién (1955), supo aciarar que
la autenticidad descansa en la intimidad del yo como
signo del genio del hombre. Para él la cultura refieja
creacién inconsciente, espontaneidad, autenticidad: la
ivilizacién, en cambio, resulta del attiticio, la copia y la
simulacién de la inteligencia que descubre e! racio-
nralismo para tilosotar y esquematizar sin vivencia algu-
‘na, Propicia una nueva cultura centrada en ol ser, siem-
pray cuando se ubique el saber como poder por debajo
del saber tedrico. El utilitarismo, pensaba, es una abe-
rracién en los pueblos latinos. Cada persona debe armo-
nizar lo profundo con fo sunerficial circundante; la espe-
ialidad se compagina con Ia realizacion total del hom-
bre. Ast, el conacimiento se enaltece con el equilibrio
del caracter y la alta vida moral, ya que la respons!
dad sélo se patentiza ante las situaciones const
gran contribucién radice en el énfasis por la vuelta al hu-
Mianismo agustiniano como una “conducta desde la vi-
da”, Infortunadamente esta tesis qued6 estructuraca en
una apietada sintesis,
En Filésofos y filosofias (1969) recalca este men.
saje tan actual y amenazante: “Estamos justamente
asistiendo a la quiebra de la educacion en e! ser para
rempiazarla por una educacién en el valor”.
La vida del Derecho - manual del ciudadano
(1974) acentué su tradicionaiisino dinamico y el espititu
de comunicacién y entendimiento dentro de la comuni-
dad: afirmsé que el hombre lleva enceldadas, ali manera
de una ley pendular, la vida religiosa como factor de
creacién y [a institucién juridica como aliento perma-
nente de conservacién,
Por Ultimo, vale la pena transcribir un texto de sti en
sayo La estructura de la Constitucién (Revista Bol
var, N° 13, 1952), donde insiste en el quehace’ moral y
cultural de la nacién como también en el régimen repu-
blicano como ejecutivo fuerte, capaz de decision y de
realizacion:
“Pero niniguna Constitucién sé compone de fo mejor
que ya esté en la facionaidad, para constituie sola-
mente con ella toda su estructura. Es necesario ser in=
conforme:lo contrarioseria un filisteismoreprobable. Es
menester pensar que una nacién tiene por delante una
moral y cultural que cumpli, Determinar esos
ideales es la empresa mas ardua del constituyente.
Nuestra Constitucién requiere ya otra estructura, una
estructura que corresponda precisamente a ese devenir
del Estado cepitalista burgués hacia el Estado a secas,
hacia el Estado tout court, poderaso pero no om
tente, que reciama ei mundo actual.
Parece que lo que mejor designa la mentalidad colo
biana es la idea de la “repiblica democrética”. En toda
repiblica, cualquiera que sea, el goberanta esta inspi-
fado en al interés comin. El bien comin para el hombre
republicano no es, como podria pensarse, un bien parti-
cular comin a muchos, sino el bien que trasciende a
todo particularismo. Hay un elemento objetivo en el
bien comiin que autoriza; incluso, a imponerio de prefe~
rencia al bien particular comin a muchos. El concento
tepublicano de la vida politica supone muy claramente
que el gobernante sabe bion qué es lo que conviene a
todos, pero, sobre todo, qua eso que conviene a todos
puede conocerse de modo objetivo, sin riue en su deter-
aninacién tengan que intluir ni el suftag’o ni las mayo-
Tas.
La fuerza de fas circunstancias y fa estructura del
Estado moderno exigen un ejecutivo fuerte, capaz no
slo de decision, sino de ealizacién”.
Su