You are on page 1of 16

Universidad Nacional del Litoral

Facultad de Humanidades y Ciencias

Carrera: Licenciatura en Letras


Cátedra: Práctica de la comunicación oral y escrita
Integrantes de cátedra: Prof. Titular Ma. Beatriz Bolsi
Ayudante de cátedra Graciela Rafaelli

Fecha de entrega 30 de noviembre de 2009


Alumna: Ma. Adelina Magri
Índice.
1. Language & The City……………………………………………………….…………..3
1.1 Introducción………………………………………………………………….…………3
1.2 Conclusión…………………………………………………………………….………10
1.3 Bibliografía.........................................................................................................11
2. Análisis del trabajo realizado...............................................................................12

2
La construcción de la identidad urbana.

El lenguaje y la construcción de la identidad en la


ciudad.

Aunque quizás la función más conocida del lenguaje es la


comunicativa existe, entre otras, la no menos importante función del
lenguaje en la construcción de la identidad. A continuación se indagará
acerca del rol del lenguaje en cuanto a la construcción de la identidad en
la cuidad.

Introducción.
Como la comunicación devine del lenguaje, a menudo se tiende a resumir al
lenguaje en comunicación, cuando en realidad existe una enorme cantidad de
aspectos y funciones concernientes al lenguaje. La función del lenguaje que se
abordará aquí es la de la creación de identidad. En una ciudad, es absolutamente
necesaria la presencia del lenguaje para que haya sociedad, ya que para
conformarla es necesario el factor comunicativo, el cual no es el más importante

3
pero sí es fundamental. Por otro lado para que en la ciudad se conforme una
sociedad debe haber algo común que la una a la ciudad que habita y que determine
y relacione a los individuos que la componen. Ese factor común es la identidad, y
para abordarla es necesario volver sobre lo que primeramente unificó a la sociedad
mediante la comunicación: el lenguaje. Seguidamente, se intentará dar cuenta de la
imprescindible presencia y función del lenguaje en la construcción de la identidad
urbana y cómo ésta es creada por medio del mismo.

El lenguaje, o habla teniendo en cuenta un concepto más social, puede ser


encontrado en cualquier rincón de la ciudad, tanto físico como imaginario, tanto en la
conciencia popular como en la mente de cada ciudadano. El lenguaje está en cada
pensamiento, en cada recuerdo, es el sostén de la memoria, individual y colectiva.
Está en los diálogos de la gente, en los avisos publicitarios, en los libros, en las
canciones, en cada muro donde haya un graffiti… en toda la ciudad.
Las ciudades son “lugares del habla” de Michel de Certeau. “Por las historias de
los lugares, éstos se vuelven habitables. […] En verdad, en la ciudad los relatos no
faltan. La publicidad, por ejemplo, multiplica las leyendas de nuestros deseos y de
nuestras memorias contándolas con el vocabulario de los objetos de consumo”. El
autor señala también que “el poder político sabe producir relatos a su servicio” pero
que “la publicidad lo hace mejor”. De cualquier modo, de Certeau sostiene que
“jamás probablemente una sociedad ha sido beneficiada con una mitología tan rica”.
(De Certeau, 1994)
El lenguaje constituye por otro lado el medio por el cual se habla en una ciudad, la
forma en que se habla. Y aunque es algo que todos comparten, a la vez marca a
cada individuo de formas distintas.
Lo interesante es entonces el modo en que el lenguaje expresa al sistema social.
Como dice M.A.K. Halliday, el lenguaje simboliza activamente al sistema social,
creándolo y siendo creado por él (Halliday, 1982: 237). Cada ciudadano se apodera
del lenguaje, lo moldea según sus preferencias y experiencias y deja que también
éste lo afecte. El individuo se alimenta de todo el lenguaje que encuentra en la
ciudad y en su sociedad, y a la vez comparte con ésta última todo el lenguaje que
conoce y posee. “El lenguaje del imaginario es múltiple”, afirma de Certeau, “circula
por todas partes en nuestras ciudades. Habla a la muchedumbre y ella le habla” (de

4
Certeau, 1974 [1999]: 35). Sobre la base de la circulación del lenguaje en la ciudad
es donde se construye la identidad urbana, individual y colectiva. El modo por el cual
se construye intentará ser explicado a continuación.
Desde el momento en que un individuo nace comienza
a construir una identidad, como componente de una
familia, que a la vez forma parte de una sociedad con
una cultura y un lenguaje determinados. A partir de ese
momento, y a lo largo de toda la vida, construye una
identidad y aprende a ser único. Recibe mensajes y
estímulos de una sociedad que puede reforzar o debilitar
La identidad está constituida por esa identidad. Tanto la familia como la sociedad
diversos factores, que van desde
sexo y edad hasta casta y clase. influencian las ideas de la persona, pero nunca las
modifica por completo.
En su artículo “El lenguaje que nos identifica”, Mabel Pruvost de Kappes sostiene:

“Si hablamos de identidad pensamos en quiénes somos, cómo nos ven


los demás y cómo nos vemos a nosotros mismos. La identidad nos define
tanto como individuos cuanto como grupo al que pertenecemos. […] El
lenguaje es factor de identidad, que nos une al pasado y proyecta al
futuro. Además, es un vínculo de símbolos que aglutina a la comunidad
que comparte el mismo código. No sólo es un método de comunicación, lo
trasciende porque es una institución social […]”.

De esta última cita pueden extraerse tres conceptos para su análisis individual, a
modo de profundizar aún más sobre la función del lenguaje en la construcción de la
identidad urbana y tratar de explicar cómo se construye. Estos son: “factor de
identidad que nos une al pasado y proyecta al futuro”, “método de comunicación” e
“institución social”.
En primer lugar, ese factor de identidad que nos une al pasado y proyecta al futuro
es nada más y nada menos que la memoria. La identidad urbana tiene su origen en
la memoria de la ciudad y los recuerdos de la ciudad tienen su soporte en el
lenguaje. ¿Cómo? Por medio de los gestos y los relatos, descritos por de Certeau en
su ensayo “Mitologías de la ciudad” (1994). Según de Certeau, los gestos y los
relatos son cadenas de operaciones que unen citas del pasado con fragmentos del

5
presente para construir series de procesos gestuales e itinerarios narrativos. “Habitar
es narrativizar” sostiene de Certeau:

“Los gestos son los verdaderos archivos de la ciudad, si entendemos por


“archivos” el pasado seleccionado y reempleado en función de los usos
del presente. Rehacen cada día el paisaje urbano. Ellos esculpen mil
pasados que ya no son quizás más nombrables y que ya no estructuran
más la experiencia de la ciudad. Las historias sin palabras de las formas
de andar, del vestido, del hábitat o de la cocina labran los barrios con
ausencias; trazan en ellos memorias que ya no tienen lugar: infancias,
tradiciones genealógicas, acontecimientos sin fecha. Tal es también la
“labor” de los relatos urbanos. En los cafés, en las oficinas, en los
inmuebles, ellos insinúan espacios diferentes. Agregan a la ciudad visible
las “ciudades invisibles” de las que hablaba Calvino. Con el vocabulario
de los objetos y de las palabras bien conocidas, crean otra dimensión, a
veces fantástica y delincuente, temible o legitimable. Por esto, ellos
vuelven la ciudad “creíble”, la afectan con una profundidad desconocida
para inventariar, la abren a infinitos viajes. Son las llaves de la ciudad; le
dan acceso a lo que ella es, mítica”.

De este modo los gestos y los relatos son las mitologías de la ciudad, construyen
la memoria y la identidad de ésta, crean el imaginario de la misma.
Como ya se dijo, “el lenguaje del imaginario es múltiple” (de Certeau, 1974 [1999]:
35). En el imaginario de la ciudad las mitologías proliferan, y circulan por la misma
de distintos modos. Son historias ausentes, ficciones; todo lo que se encuentra en el
lenguaje del imaginario es voluble,
incierto; son historias que no
ocurren en la sociedad pero que
nacen en ella. Historias que la
sociedad brinda pero no posee,
porque ya son posibles o reales, ya
no pueden ser vividas allí. Entonces
se alojan en el imaginario de la
ciudad, se guardan allí y salen

6
Las ciudades que el imaginario puede crear son infinitas.
solamente para ser soñadas. Afirma de Certeau: “Lo que se ve no se hace. […] Se
es espectador y se renuncia a ser actor. El imaginario está en el extremo del ver. […]
Cuanto más se ve menos se alcanza”1. Podrá ser lo que más falta, pero ciertamente
los gestos y los relatos alojados en el imaginario y en la memoria son un soporte
fundamental de la identidad urbana, aunque sólo se los pueda alcanzar en formas
idealizadas.
El segundo concepto introducido anteriormente para su análisis es el del lenguaje
como método de comunicación. Cuando nos preguntamos para qué utilizamos el
lenguaje la respuesta instantánea es “para comunicar nuestras ideas”. Ahora bien, la
autora de la cita no se refiere al mero hecho de comunicar ideas dentro de una
ciudad: esa actividad está sobrentendida. Desde el punto de vista de la función de
construcción de la identidad, el lenguaje
contenido en una comunicación une y
determina a la sociedad urbana en la
que acontece. Esto podría transcribirse
como comunicación dentro de una
comunidad lingüística (Halliday, 1982:
201). La comunidad lingüística es
definida por Halliday como una
“construcción idealizada” que combina “3
Una comunidad lingüística combina los conceptos de conceptos distintos: los de grupo social,
grupo social, red de comunicación y población
lingüísticamente homogénea. red de comunicación y población
lingüísticamente homogénea”. Y
agrega: “en este sentido idealizado, una comunidad lingüística es un grupo de
personas que: (1) están ligadas por alguna forma de organización social, (2) se
hablan las unas a las otras y (3) hablan de manera semejante”. Entonces, la
comunicación dentro de una comunidad lingüística como lo fuese una ciudad,
definitivamente es otra forma más de construir identidad: en primer lugar se
comparte una lengua, común a toda la sociedad; luego está el modo en que se habla
o dialecto, concepto a profundizar más adelante; y por último lo que se habla, las
referencias que pueden encontrarse en los diálogos respecto a características de la
ciudad en la que surgen. Halliday describe esto de manera impecable:

1
Op. Cit.

7
“Una ciudad es un lugar de conversación; está erigida y se conserva
unida por el lenguaje; sus habitantes no sólo gastan gran parte de sus
energías comunicándose, en su conversación siempre reafirman y
reforman los conceptos básicos mediante los cuales se define la sociedad
urbana. Si se escucha la voz de la ciudad, se oyen referencias constantes
a las instituciones, al tiempo y a los lugares, a los modos de movimiento y
a los tipos de relación social que son característicos de la vida urbana”.

En síntesis, todo lo que se habla en la ciudad define la identidad de la misma. La


sociedad habla de la ciudad que habita, y al ser ésta el factor común entre los
individuos de aquélla, es ciertamente lo que los une.
El último concepto introducido por medio de la cita de Mabel Pruvost de Kappes es
el de lenguaje como institución social. Al respecto Halliday distinguía que “el hecho
sobresaliente acerca del lenguaje como institución es que es variable; hay dos tipos
de variación: (a) el dialecto (variación de acuerdo con el usuario), y (b) el registro
(variación de acuerdo con el uso)” (Halliday, 1982: 237)2.
Entonces, la variación dialectal era esencialmente variación entre comunidades
lingüísticas y el registro, los modos de decir
cosas distintas. Ahora bien, además de
estas dos variaciones surge otra que
claramente da cuenta de la función del
lenguaje como institución social dentro de
la construcción de la identidad urbana, y
que Halliday denomina dialecto social. Éste
aparece como variación dentro de una
Los modos de expresarse son una forma de
misma comunidad lingüística ya que, identificarse, y también declaran valores sociales.

como sostiene el autor, la variación


dialectal resulta funcional respecto de la estructura social. En este sentido, la
estructura social se ve reflejada en el lenguaje que se habla, y en una conversación
éste determina y “clasifica” a los individuos que participan de la misma. Halliday bien
aclara:

2
Ibíd.
Cabe la oportuna aclaración del autor: “Desde luego, la anterior es una construcción idealizada; no existen esas
divisiones claras entre los hechos mismos.

8
“La característica esencial de la estructura social, tal y como la
conocemos es que es jerárquica, y la variación lingüística es lo que
expresa su carácter jerárquico, en términos de edad, generación, sexo,
procedencia o cualquier otra de sus manifestaciones, incluso la casta y la
clase”3.

De este modo, en cualquier comunicación los individuos se identifican por su


modo de hablar, y resultan identificables por sus interlocutores a través del mismo
medio. El lenguaje se vuele representación de la realidad de cada persona, es
símbolo quién es, cómo la ven y cómo se ve a sí misma: los valores sociales se
asignan a las variantes lingüísticas. “Así”, dice Halliday, “la imagen inmediata del
lenguaje en un contexto urbano es una imagen de variación en que algunas
variables poseen valor social”4. Y concluye:

“[…] La construcción lingüística es la realización de la estructura social,


que la simboliza activamente en un proceso de creación mutua. Por
presentarse como metáfora de la sociedad, el lenguaje no sólo posee la
propiedad de transmitir el orden social, sino también de mantenerlo y de
modificarlo potencialmente. […] La variación en el lenguaje es la
expresión simbólica de la variación en la sociedad: es creada por la
sociedad y a su vez, contribuye a crear la sociedad”. (Halliday, 1982: 241)

Así, el lenguaje es además una institución social que da un fidedigno reflejo de la


sociedad en la que circula. El lenguaje le recuerda a la sociedad quién es, ella
misma lo crea y lo utiliza para identificarse. Todos los valores que la sociedad posee
y que circulan dentro de la ciudad son representados por medio del lenguaje, y esta
representación de ella misma es la marca de identidad de la ciudad.

3
Op. Cit.
4
Op. Cit.

9
Conclusión
Como se ha demostrado, el lenguaje es totalmente necesario para que pueda
crearse una identidad urbana, individual y colectiva. Entonces, la identidad se basa
en primera instancia en la memoria, en los recuerdos que la sociedad crea y guarda,
cuyo soporte es el lenguaje. Por otro lado, es imprescindible la comunicación entre
los individuos de una sociedad para unificarla; así lo que toda la sociedad tiene en
común no es solamente la comunicación que puede ejercer por medio del lenguaje,
sino todo lo que puede crear y transmitir gracias a él, léase historias, gestos, relatos,
recuerdos, canciones, poemas, graffitis y demás; esto es lo que la une e identifica.
Finalmente, el lenguaje constituye una institución social que es la representación
lingüística de la sociedad, el lenguaje refleja y representa todos los valores e ideas
de la sociedad; por esto, en la ciudad el único medio que la sociedad tiene de
identificarse y reconocerse es el lenguaje.
Por lo expuesto, es posible afirmar que el lenguaje es condición indispensable para
la construcción de la identidad urbana, y que por medio de sus distintas formas de
circulación y representación le permiten a la sociedad reconstruirse sobre la misma
base constantemente.

10
Bibliografía
• Certeau, Michel de, “El imaginario de la ciudad”, en: La cultura en plural,
Buenos Aires, Ediciones Nueva Visión, 1999, pp. 35-45.
• Certeau, Michel de, “Mitologías de la ciudad”, en: Certeau/Girad/Mayol, La
invención de lo cotidiano, París, Gallimard, 1994. Traducción de Cecilia
Magadan.
• Halliday, Michael Alexander Kirwood, “El lenguaje y la estructura social”, en:
El lenguaje como semiótica social: la interpretación social del lenguaje y del
significado, México, Fondo de Cultura Económica, 1982, pp. 199-249.
Traducción de Jorge Ferrero Santana.
• Pruvost de Kappes, Mabel, El lenguaje que nos identifica [en línea],
Educar.org y eAprender.org,
http://www.educar.org/articulos/ellenguajequenosidentifica/asp. [Consulta:
noviembre 2009].

11
Análisis del trabajo realizado.
El texto anterior es un texto expositivo-explicativo acerca de la función del lenguaje
en la construcción de la identidad urbana, y cómo ésta se conforma a través del
mismo. La problemática fue elegida teniendo en cuenta los campos de la semiótica y
la sociolingüística, los cuales son de mi interés. Por lo tanto, la realización de este
trabajo significó para mí un primer acercamiento a esas áreas del saber.
Considero que mi texto podría clasificarse como un texto académico de
divulgación. En primer lugar porque expone una novedad construida sobre estudios
anteriores. En segundo lugar, por el uso de la tercera persona gramatical, lo cual le
aporta la objetividad que todo texto académico posee. Por último, también posee
citas de autores que le aportan fiabilidad y autoridad.
En el texto predominan las secuencias explicativas-expositivas, pero también se
utilizaron, en menor medida, secuencias descriptivas, como la siguiente:

“Desde el momento en que un individuo nace comienza a construir una


identidad, como componente de una familia, que a la vez forma parte de
una sociedad con una cultura y un lenguaje determinados. A partir de ese
momento, y a lo largo de toda la vida, construye una identidad y aprende
a ser único. Recibe mensajes y estímulos de una sociedad que puede
reforzar o debilitar esa identidad. Tanto la familia como la sociedad
influencian las ideas de la persona, pero nunca las modifica por
completo.”

Otra secuencia empleada fue la argumentativa, que utilicé en la conclusión para


reafirmar lo expuesto a lo largo del texto:

“Entonces, la identidad se basa en primera instancia en la memoria, en


los recuerdos que la sociedad crea y guarda, cuyo soporte es el lenguaje.
Por otro lado, es imprescindible la comunicación entre los individuos de
una sociedad para unificarla; así lo que toda la sociedad tiene en común
no es solamente la comunicación que puede ejercer por medio del
lenguaje, sino todo lo que puede crear y transmitir gracias a él, léase

12
historias, gestos, relatos, recuerdos, canciones, poemas, graffitis, y
demás; esto es lo que la une e identifica. Finalmente, el lenguaje
constituye una institución social que es la representación lingüística de la
sociedad, el lenguaje refleja y representa todos los valores e ideas de la
sociedad; por esto, en la ciudad el único medio que la sociedad tiene de
identificarse y reconocerse es el lenguaje.”

El registro que puede encontrarse en el texto es formal, académico, neutro y


elaborado, lo cual puede apreciarse en el uso de un vocabulario cuidado. El campo
al que pertenece, como ya lo mencioné, es el de la sociolingüística y la semiótica.
Esto puede verse en el uso de conceptos relacionados con estas áreas del saber,
como por ejemplo “comunidad lingüística”, “imaginario de la ciudad”, “procesos
gestuales”, “itinerarios narrativos”, entre otros. El tenor personal utilizado en el texto
es despersonalizado, lo cual puede captarse en el empleo de la tercera persona
gramatical, con el objetivo de colocar en primer plano el tema tratado. El tenor
interpersonal está centrado en los ejes de distancia y jerarquía, ya que se focaliza
exclusivamente el tema y el léxico especializado se acompaña de reformulaciones
explicativas. El tenor funcional tiene como propósito explicar y exponer, la intención
es informar y dar a conocer sobre el tema dado, lo cual pude verse de acuerdo con
el uso de las secuencias explicativas-expositivas, mayoritariamente, y descriptivas y
argumentativas, en menor medida.
Las citas utilizadas son de estilo directo, indirecto e integradas. He aquí algunos
ejemplos:
• Cita directa:

“Y agrega (Halliday): ‘en este sentido idealizado, una comunidad


lingüística es un grupo de personas que: (1) están ligadas por alguna
forma de organización social, (2) se hablan las unas a las otras y (3)
hablan de manera semejante’.”

• Cita indirecta:

“Éste (el dialecto social) aparece como variación dentro de una misma
comunidad lingüística ya que, como sostiene el autor (Halliday), la
variación dialectal resulta funcional respecto de la estructura social.”

13
• Cita integrada:

“El autor (de Certeau) señala también que ‘el poder político sabe producir
relatos a su servicio’ pero que ‘la publicidad lo hace mejor’. De cualquier
modo, de Certeau sostiene que ‘jamás probablemente una sociedad ha
sido beneficiada con una mitología tan rica’.”

Considero que ningún tipo de cita puede ser más verídico que otro, ya que en
todos los casos he respetado la fuente y la palabra e intención de los autores
citados. El factor por el cual utilicé uno u otro tipo de cita en las diferentes ocasiones
fue simplemente el hecho de hacer más fluida la lectura del texto. Las citas directas
de más de tres líneas, al tener que citarse fuera del texto general por su extensión,
“cortan” visualmente la lectura del mismo y centran al lector en la palabra de otro
emisor. Por esto, las ubiqué preferentemente después de una primera exposición
mía con el objetivo de darle veracidad y fundamentos a la misma, para luego darle
un cierra de mi propia palabra. Por ejemplo:

“[…] Halliday describe esto de manera impecable:

‘Una ciudad es un lugar de conversación; está erigida y se conserva unida


por el lenguaje; sus habitantes no sólo gastan gran parte de sus energías
comunicándose, en su conversación siempre reafirman y reforman los
conceptos básicos mediante los cuales se define la sociedad urbana. Si
se escucha la voz de la ciudad, se oyen referencias constantes a las
instituciones, al tiempo y a los lugares, a los modos de movimiento y a los
tipos de relación social que son característicos de la vida urbana’.

En síntesis, todo lo que se habla en la ciudad define la identidad de la


misma. La sociedad habla de la ciudad que habita, y al ser ésta el factor
común entre los individuos de aquélla, es ciertamente lo que los une.”

Por otro lado, para agregar distintas perspectivas dentro de una exposición utilicé
citas integradas mayormente e indirectas en menor medida. Esto fue con el
propósito de que la lectura fuera ligera y que las exposiciones fueran de fácil
compresión. Por ejemplo:
14
“’El lenguaje del imaginario es múltiple’, afirma de Certeau, ‘circula por
todas partes en nuestras ciudades. Habla a la muchedumbre y ella le
habla’ (de Certeau, 1974 [1999]: 35). Sobre la base de la circulación del
lenguaje en la ciudad es donde se construye la identidad urbana,
individual y colectiva.”

Los paratextos verbales utilizados fueron:


• Título: “Language & The City.”
• Bajada: “El lenguaje y la ciudad.”
• Volanta: “La construcción de la identidad urbana.”
• Copete: “Aunque quizás la función más conocida del lenguaje es la
comunicativa existe, entre otras, la no menos importante función del
lenguaje en la construcción de la identidad. A continuación se indagará
acerca del rol del lenguaje en cuanto a la construcción de la identidad en la
cuidad.”
• Epígrafes de imágenes: “Las ciudades que el imaginario puede crear son
infinitas.”; “La identidad está constituida por diversos factores, que van
desde sexo y edad hasta casta y clase.”; “Una comunidad lingüística
combina los conceptos de grupo social, red de comunicación y población
lingüísticamente homogénea.”; “Los modos de expresarse son una forma de
identificarse, y también declaran valores sociales.”.
También utilicé paratextos icónicos, los cuales son las fotografías y dibujos.
Las definiciones empleadas fueron introducidas por medio de citas, con el objetivo
de aclarar conceptos. Por ejemplo:

“Esto podría transcribirse como comunicación dentro de una comunidad


lingüística (Halliday, 1982: 201). La comunidad lingüística es definida por
Halliday como una ‘construcción idealizada’ que combina ‘3 conceptos
distintos: los de grupo social, red de comunicación y población
lingüísticamente homogénea’. Y agrega: ‘en este sentido idealizado, una
comunidad lingüística es un grupo de personas que: (1) están ligadas por
alguna forma de organización social, (2) se hablan las unas a las otras y
(3) hablan de manera semejante’.”

15
16

You might also like