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INTRODUCCIÓN

Los drenajes son medios artificiales importantes para asegurar la salida de líquido o aire desde una
cavidad, víscera, herida o absceso hasta el exterior, cuya permanencia en el organismo seria nociva
para el paciente. Los líquidos drenados con más frecuencia son pus, sangre, orina, líquido
cefalorraquídeo y secreciones, y su evacuación es necesaria siempre que exista la posibilidad de
infección, dehiscencia de una sutura, hemorragia o aumento de la presión intracavitaria y otras
circunstancias que pongan en peligro al paciente.

En el presente informe se expondrán los diversos tipos de drenajes más usados en cirugía, sus
características, los riesgos que se pudieran presentar, sus principales indicaciones, ya sea general y
específica, como los cuidados de enfermería que se requieren.

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hISTORIA
El empleo de los drenajes se remonta a la época de hipócrates quien describió el empleo de las
cánulas. En 1895 Kellog describió el precursor del drenaje aspirativo.

Tres años después heaton aplicó aspiración constante a un drenaje en sifón. A comienzos de siglo,
Yates llegó a la conclusión de que ³el drenaje de la cavidad peritoneal es imposible desde el punto
de vista fisiológico´ y que la única función era ³peritonealizar adicionalmente´ la zona afectada. Para
citar un hecho local, por mucho tiempo se utilizó de regla el drenaje al ³lecho vesicular´ después de
practicada una colecistectomía. Con el advenimiento de la cirugía laparoscópica, éste drenaje se
utilizó en forma muy selectiva y en la actualidad es una rareza que se use un drenaje después de
una colecistectomía tanto clásica como laparoscópica.

Como se puede ver, el tema ha sido y sigue siendo controvertido, las alternativas son muy variadas
y la selección dependerá en gran parte de los medios locales con que se cuente y de la ³escuela
quirúrgica´.

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CARACTERÍSTICAS DE LOS DRENAJES

En relación a las características del drenaje, éste debe ser suave y plegable para no comprimir
estructuras vecinas, no debe irritar los tejidos ni descomponerse en contacto con el líquido a drenar.
Según sus indicaciones se eligen modelos laminares o tubulares que en cualquier caso tendrán
algún elemento colector que permita cuantificar los exudados. El drenaje puede ser activo o pasivo
en relación a la aplicación de aspiración. El riesgo de utilizar un drenaje activo es la posibilidad de
succionar algún tejido u órgano vecino.

Una alternativa para evitar esta complicación es usar un drenaje Babcock. Este drenaje funciona con
dos compartimentos aplicándose la presión negativa al interno. Otra variante de los drenajes activos
son los drenajes irrigativos-aspirativos, los cuales se utilizan cuando se necesita remover detritus o
en el caso de grandes disecciones. Los drenajes pasivos funcionan por diferencias de presiones y
gravedad. En la cavidad abdominal se tiende a utilizar drenajes pasivos. Desde el punto de vista de
su acción los drenajes pueden dividirse en profilácticos o terapéuticos. La mayor parte de los
drenajes son profilácticos, es decir, su objetivo prioritario es evitar el desarrollo de una colección
(permitir su drenaje al exterior) o advertir en forma precoz la presencia de una complicación.

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OBJETIVO
DRENAJES TERAPÉUTICOS

El objetivo de un drenaje terapéutico es drenar una colección líquida o de gas desde una cavidad,
produciendo el menor stress al paciente. El hecho de contar con estudios de imágenes avanzados
ha permitido el desarrollo de este tipo de drenajes en los últimos 20 años. Como ejemplo podemos
citar los drenajes percutáneos para la evacuación de colecciones subfrénicas, colecciones
abdominales o pelvianas secundarias a una diverticulitis, abscesos hepáticos, etc. Según las
características de las colecciones, la efectividad de un drenaje percutáneo puede llegar a un 80-
90%. La gran ventaja para el paciente es evitar una laparotomía, la cual de acuerdo a la patología de
base, se puede acompañar de riesgo de enterotomías, infección de herida operatoria y desarrollo de
una respuesta inflamatoria.

En este mismo grupo podemos incluir al drenaje pleural en el caso de los neumotórax espontáneos o
la nefrostomía percutánea en la piohidronefrosis.

DRENAJES PROFILÁCTICOS

Como ya hemos detallado, el objetivo de estos drenajes es permitir la salida de exudados. Este es
naturalmente un punto de controversia ya que para muchos cirujanos, la mayor parte de los
exudados serán reabsorbidos por el propio organismo. La duda se origina con los contenidos
hemáticos, biliosos, etc., los cuales serán muy buenos medios de cultivo para microorganismos
circulantes. De este modo, se entenderá que los drenajes profilácticos se indicarán en los casos de
grandes disecciones o anastomosis de alto riesgo. A modo de ejemplo podemos citar:

´‘ Drenaje tubular a caída libre


´‘ Drenaje tubular aspirativo (hemovac, Jackson-Pratt)
´‘ Drenaje irrigativo-aspirativo (Axiom, Babcock)

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PERMANENCIA DE LOS DRENAJES
Esta es nuevamente un área de controversia ya que dependerá en gran parte del cirujano
responsable. Los criterios que se deben tomar en cuenta en la visita diaria del paciente son:

1. Calidad del exudado:

´‘ Seroso
´‘ Serohemático
´‘ hemático franco
´‘ Bilioso
´‘ Purulento
´‘ Fecaloídeo

2. Débito:

En relación al débito hay que tener en cuenta la cavidad que se está drenando y la calidad del
exudado. Es decir, es esperable que una sonda nasogástrica drene más de 500 ml en un paciente
con una obstrucción intestinal o que una sonda T drene entre 200 y 400 ml en las 24 horas. Los
drenajes conectados a la cavidad peritoneal se extraerán por orden del cirujano responsable en un
período entre 3 y 7 días. En el caso de haberse establecido una filtración (biliar, anastomótica, etc.),
el retiro se efectuará una vez constatado un bajo débito y establecido el trayecto fistuloso.

En el caso de los drenajes no conectados a la cavidad peritoneal (sonda T, sonda de yeyunostomía),


el retiro se efectuará una vez constituido el trayecto fistuloso que corresponde habitualmente a las 3
ó 4 semanas.

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RIESGO DE LOS DRENAJES
hay que dejar claro que los drenajes no sustituyen una técnica quirúrgica adecuada. El drenaje no
compensa las transgresiones de los principios quirúrgicos (limpieza, hemostasia). Sin duda que el
drenaje constituye una comunicación entre una "cavidad limpia" y el medio externo. De este modo es
posible que se desarrolle una infección retrógrada. Es un hecho que de acuerdo al tiempo que
permanezca el drenaje, se desarrollará contaminación e infección en el sitio de su inserción en la
piel. Por otra parte el drenaje podría comprimir estructuras vecinas comprometiendo su vitalidad.
Otro riesgo aunque infrecuente, es la dificultad de su retiro ya que puede haber quedado fijo a la
sutura del cierre de la aponeurosis. En este caso, una maniobra descuidada puede acompañarse de
la ruptura del drenaje y quedar parte de él en la cavidad. En algunas oportunidades al momento del
retiro, se ha visto la exteriorización de estructuras fijas al drenaje (epiplón, asas intestinales). En
forma alejada se ha visto algunos casos que desarrollan una hernia incisional en el sitio del drenaje.

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INDICACIONES
Los drenajes están indicados en:

Abscesos: los drenajes evacuarán las sustancias acumuladas en estos abscesos evitando el cierre
en falso de los mismos, dejaremos que se cierre por segunda intención para evitar
reinfecciones.cuando se suponga que la zona intervenida está infectada.

Lesiones traumáticas: cuando se origina un traumatismo hay mucho líquido extravasado, por lo que
es necesario la colocación de un drenaje.

Profilaxis de fuga tras cirugía general: tras una cirugía siempre hay riesgo de fugas, por lo que
colocaremos un drenaje por si se producen. Esto nos indicará también si existe riesgo de
hemorragias. Cuando no es segura la anastomosis de las vísceras, por su tamaño, presión, etc.

Tras cirugía radical: cuando se realizan grandes resecciones, se pierde gran cantidad de líquido
linfático y sangre, que no debe acumularse.

Los drenajes son profilácticos o curativos.Los profilácticos se colocan en intervenciones quirúrgicas


para prevenir el acumulo de sustancias y valorar la presencia de hemorragia. Ayudan a evacuar todo
el líquido que se acumula durante la intervención, evitando infecciones posteriores. También nos
pueden ayudar a detectar fallos en la sutura.

Los profilácticos se colocan cuando se detecta un acumulo de sustancias en abscesos, hematomas,


etc.

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CLASIFICACIÓN DE LOS DRENAJES
Drenajes simples: los drenajes simples son aquellos en los que no se realiza ningún tipo de acción
para favorecer la salida de la sustancia acumulada. Ésta sale por la presión que ejercen los órganos
adyacentes sobre ella, por la fuerza de gravedad o por la capilaridad de los drenajes usados.

Dentro de este grupo nos encontramos:

Drenajes filiformes: estos drenajes se colocan en heridas pequeñas que contienen poca cantidad de
sustancia a evacuar.Consiste en dejar la incisión abierta metiendo un haz de hilos que pueden ser
de nailon, algodón. Gracias a la capilaridad de estos hilos, el líquido saldrá por esta cavidad. Si
existen coágulos o sustancias no líquidas, estos drenajes no se podrán utilizar.

Drenaje con gasas: el drenaje con gasas es útil cuando tenemos colecciones líquidas contra la
gravedad. Pueden moldearse con facilidad y tienen una gran capilaridad.

Para favorecer la capacidad de absorción, utilizaremos gasas de trama densa. Cuando las gasas no
absorban más líquido, cambiaremos los apósitos extremos por otros secos para que sigan
absorbiendo los líquidos que asciendan por las gasas introducidas.

Se utilizan cuando hay heridas infectadas que debemos dejar cerrar por segunda intención,
introduciendo cada vez menos gasa para que la herida se vaya cerrando por capas y no ocasiones
reinfecciones.

Estas gasas pueden introducirse embebidos en diferentes fármacos para que realicen también una
función terapéutica.

Drenajes con tiras de goma: los drenajes realizados con tiras de goma blanda como pueden ser los
dedos de los guantes, son muy usados al ser blandos y fáciles de colocar, además, no producen
adherencia en los tejidos circundantes.

Se colocan en los extremos de la herida o realizando contrapuntos en la zona que la rodea. Son
muchos más eficaces si no hay coágulos o restos de tejidos que puedan obstruir la salida. Pueden
cortarse al tamaño deseado.

Pueden ser simples o bifurcadas, o ponerse varias tiras formando un drenaje en paralelo, que se
colocara con contrapuntos a pocos centímetros de la herida.

Drenajes con tubos de goma o polietileno: si usamos drenajes con tubos, hemos de tener en cuenta
su rigidez, ya que pueden ocasionar úlceras por decúbito. Por otra parte, si los tubos son demasiado
blandos, se colapsarán por la presión que ejercen los tejidos adyacentes. Los más utilizados son los
tubos de polietileno, que son más flexibles que los de goma y más fáciles de encontrar.

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Este tipo de drenajes puede ser conectado a sistemas de aspiración continua o intermitente y
administrar fármacos u otros líquidos en las distintas cavidades.

Son utilizados para drenar cavidades y colecciones profundas. También para coágulos y restos
sólidos. El diámetro y forma de los tubos, vendrá dada en función de la cantidad que
necesitemos drenar, al igual que su longitud.

Penrose: es un tubo de látex blando de una sola luz muy utilizado actualmente. Puede ser de
diferentes tamaños y la longitud se adaptará en función de la herida. Se fija con una grapa

Silastic: es un tubo de silicona transparente y flexible de unos 40 cms de longitud, que presenta
diversos orificios en su trayectoria y tiene una punta roma atraumática. Existe una variedad estriada
denominada teja muy usada en cirugía. Suelen utilizarse en cirugía abdominal y podemos
conectarlos a sistemas de aspiración.

Tubo en t o kher: es un tubo de silicona o goma en forma de t, muy usado en cirugía de las vías
biliares. Los extremos pequeños irán insertados en los conductos colédoco y hepático y el mayor irá
conectado al exterior.

Se utiliza para drenar la bilis producida por el paciente. Seencuentran de varios diámetros y serán
conectados a bolsas colectoras, nunca a sistemas de aspiración.

Antes de retirar el tubo, someteremos al paciente a un periodo de reeducación, iremos pinzando el


tubo cada vez más tiempo, si las condiciones del paciente lo permiten, hasta poder estar seguros de
que no existirán problemas con la retirada, cuando no estemos eliminando la mayor parte de la bilis
por el individuo.

Pinzaremos el tubo de drenaje y pediremos al paciente que nos avise si presenta nauseas, dolor
abdominal, vómitos, diarrea. Si esto sucede, despinzaremos el drenaje y avisaremos al médico.

Drenajes mixtos: si se unen drenajes de diferente tipo, podemos favorecernos de las ventajas de
cada uno de ellos. Los más utilizados son:

Drenaje en cigarrillo: consiste en un tubo de goma relleno de gasa, así nos beneficiamos de la
capilaridad de la gasa y evitamos que se adhiera a los tejidos circundantes y ocasiones problemas.

Drenajes de corola o r. finochietto: son variedades del anterior y nos permite introducir amplias
zonas de drenaje con una salida más pequeña.

Drenaje de mikulica: combina tubos anexados y gasas, para que los tubos drenen la parte sólida y
las gasas sequen la líquida.
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Drenaje de pasman: utiliza una sonda cubierta de gasa y de un tubo de plástico para drenar la
cavidad tiroidea, mezclando así la capilaridad de la gasa y la posibilidad de aspirar de forma
intermitente por la sonda.

Drenaje de aspiración continua: en este caso, la fuerza utilizada para drenar toda la sustancia
acumulada es continua. Todo el tiempo que permanezca el drenaje, la aspiración se estará
realizando.

Dentro de este grupo tenemos:

Drenaje de redon: consiste en un tubo de polivinilo o silicona con multitud de perforaciones a lo largo
del tubo. Este tubo irá conectado a un colector donde haremos el vacío.

Drenaje de saratoga: consiste en un tubo multiperforado de silicona o polivinilo con dos luces: la
externa permite la entrada de aire y la interna permite la conexión a un sistema de aspiración. Se
usa en grandes heridas infectadas, o cuando la cantidad a drenar es muy elevada.

Drenaje de abramson: consiste en un tubo igual que los anteriores, pero que presenta tres luces:
una para la entrada de aire, otra que acoplamos al sistema de aspiración y una tercera que nos sirve
para la irrigación de la zona.

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Drenaje pleural: Los drenajes pleurales están destinados a asegurar la salida permanentemente de
los derrames que se producen en la cavidad pleural (derrames de gas, hemotórax, traumatismo o
derrame de pus, empiema pleural). Los derrames pleurales hay que evacuarlos porque impiden la
reexpansión del pulmón. En toda cirugía torácica es imprescindible dejar drenaje pleural.
El drenaje pleural debe permitir la salida de líquido de la cavidad pleural, pero debe impedir la
entrada de aire o líquido en la cavidad ósea, debe funcionar en un solo sentido, de dentro a fuera.
Para ello basta conectarlo a un sistema de tubos cuyo extremo se halle sumergido en el agua del
frasco. En casos necesarios se puede conectar el sistema de tubos a un sistema aspiratorio
(cantidad de líquido importante).

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CONCLUSION

Nuestra actuación profesional en la atención a pacientes que requieren de la aplicación de unos


drenajes es un buen ejemplo para comprender la necesidad de aplicar el pensamiento crítico y cómo
nos permite actuar de manera más eficaz y eficiente.‘
‘
Los drenajes actuales responden a los mismos principios físicos de los sistemas tradicionales
utilizados desde finales del S.XIX pero con las particularidades propias del desarrollo tecnológico de
las últimas décadas. Ello demuestra como el conocimiento de enfermería debe actualizarse y
adaptarse a las nuevas necesidades y aplicaciones que el paso del tiempo provoca en la atención
sanitaria, especialmente en el ámbito hospitalario. El autoaprendizaje y la formación continuada
resultan imprescindibles en el desarrollo profesional y el desempeño de nuestras funciones.‘

Además, deberemos ser conscientes que ante la aplicación de cualquier técnica nuestra atención no
debe limitarse a los pasos concretos del procedimiento sino al objetivo asistencial final, centrado en
la resolución o mejora del estado de salud del paciente. En el caso que nos ocupa es fundamental
en este sentido la valoración global del paciente y particularmente de su función respiratoria. Nuestra
capacidad intencionada de valorar signos y síntomas objetivos nos permitirá detectar precozmente
situaciones de riesgo o la aparición de problemas y tomar decisiones correctas que determinen
acciones consecuentes y eficaces para garantizar la eficacia del sistema de drenaje y con ello la
buena evolución del paciente. Nuestro buen juicio clínico nos permitirá en suma reducir el riesgo de
resultados indeseables y aumentar con ello la probabilidad de obtener resultados beneficiosos.‘
‘
También supone un reto a nuestras habilidades de ejecución y comunicativas para favorecer la
comodidad del paciente, promover su colaboración y conseguir una recuperación más rápida con un
grado de satisfacción óptimo. Además la aportación de juicios fundamentados mejorará nuestra
contribución en la toma de decisiones interdependientes del equipo asistencial. ‘

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