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UNIVERSITE DE PROVENCE

Centres de recherches Latino-Américaines


Et Luso- Afro-Brésiliennes

le Théâtre sous la contrainte

ACTES DU COLLOQUE INTERNATIONAL REALISE A AIX-EN-PROVENCE les 4 et 5 décembre 1985

1988
Publications - Diffusion
UNIVERSITE DE PROVENCE 2 9, Avenu© Robert Schuman 13621 Aix-en-Rroveno© Cedex 1
Geremias Avanço

BIBLIOGRAPHIE
PA VIS, Patrice, Dictionnaire du Théâtre, Ed. Sociales, Paris, 1980.
DEMANGE, Camille, Brechet, Ed. Seghers, Paris, 1967.
DAMASCENO, Darcy, Comédias de Martins Pena, Ed. de Omo, Rio, 1964.
MAGALDI, Sabato, Panorama do Teatro Brasileiro, Mec/Dac, Rio.

EL TEATRO DE FEDERICO UNDIANO :

LA LUCIDEZ DE LA LOCURA APARENTE O UNA MIRADA PREMONITORIA


HACIA EL HORIZONTE DEL TIEMPO

Olver Gilberto DE LEON


Université de Paris-IV

Curioso destino el de la obra en general, y, en particular, la de teatro de este escritor argentino.


Immediatamente después del golpe militar del General Juan Carlos Onganía, el 28 de junio de 1966,
que derrocó el gobierno constitucional del Dr. Arturo Ülia, el Director de Teatro Estudio de Córdoba
consideró imprudente el estreno de : El corredor que se destruye (1962), aunque ya anunciado por
la prensa, divulgado por afiches y cuyo trabajo preparatorio estaba concluido y sus ensayos se
encontraban avanzados.

Cuando escribió :El cementerio de chatarra (1965), Después délos grillos (1965), Llora, Erguín
(1965), El candelabro de plata (1965), con estas cuatro piezas breves alcanzó a plasmar la
decimoctava que escribió para el teatro. Su primera obra data de 1953, y en esos doce años de
intenso trabajo de creación, ninguna lectura pública niradiofónica como tampoco ninguna puesta
en escena ni edición. Doce años bajo un manto de silencio a pesar de los múltiples trámites del
autor para que se conociera su obra. Undiano entraba en la larga lista de talentosos dramaturgos
latinoamericanos cuyas obras en general no se editan ni se representan.

A pesar de que el orden castrense se volvía a implantar en el territorio argentino, F. Undiano no se


consideró censurado. Sus propias palabras así lo confirman : "Pese a este episodio, entendí y
considero que no puedo atribuirme el derecho de pretender haber sido víctima de ningún género
de censura. Sea la directa» sea la indirecta. En lo que atañe al director teatral aludido, desconozco
si se encuadra o no dentro de un caso de autocensura. En lo que me concierne, así como admití sin
resistencia ni reparo alguno el momento en que tuvo la iniciativa de solicitarme la obra que quiso
llevar a escena, con la misma neutralidad y distancia no podía dejar de consentir cualquier
modificación que se produjera, como sucedió efectivamente. Sean cuales fuesen las motivaciones
que se hayan argüido. No me correspondía oponerme a cualiqier cambio repentino, de última hora,
sean cuales hayan sido las justificaciones que se invocaran, las tuviera o no por razonables, las
compartiera o no. Adopté idéntica conducta cuando me comunicó los títulos de las que le
substituirían.
Nuevamente me contenté con darle mi autorización.

No obstante, no persigo, aproximada ni remotamente, desligarme de cualquier responsabilidad


ante esta anécdota, si se me recriminara algo. Detallándola; delimito, nítida y sin equívoco, lo que
en mí ya era y continúa siendo una convicción tan sólida y arraigada entonces como ahora. Aunque
autor de esas piezas de teatro, no me competía ni me es dable influir o presionar en los otros que
adopten directrices que juzgo deben ser sólo válidas para mí"1.

Cerrado este paréntesis, sin embargo, F. Undiano publica:2, El cementerio de chatarra , Después de
los grillos , y Llora, Erguín , que cosechó uno que otro comentario. x

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El primero se publicó en el semanario Panorama, pág. 11 y 12, del 6 de abril de 1968. Allí se
puntualiza que el autor de esas piezas es antes que nada un dramaturgo y no un teatralizador", así
como ellas "son sorprendentes y poderosas", para concluir que "El tema inexplícito que apasiona a
Undiano es la libertad de creer y crear sin someterse a los dictados de nadie".

1
Carta a Olver Gilberto DE LEON, París, 25 de junio de 1985.
2
Tres obras, Colección Teatro, The Angel Press, Buenos Aires, 1967,92 pág.

Difícil pues — y estamos de acuerdo con el juicio del crítico de Panorama — de ubicar a F. Undiano
dentro de una moda o corriente pasajera, ya sea su obra teatral como sus cuentos o su novela El
carro con heno 61 el Monte Omega 3.

En su obra de teatro : Esos rostros que se asoman (1962), podemos apreciar, como en la mayoría
de las otras, el carácter premonitorio de la misma. La historia va a entrar en la obra, no la obra en
la historia. Ahí está justamente la originalidad del autor.

La obra se apoya en un diálogo casi monocorde entre dos personajes prácticamente invisibles por
la oscuridad que los envuelve e inmoviliza durante la casi totalidad de la
pieza.

"Al levantarse el telón, reina la oscuridad de una noche encapotada de invierno. En las bocacalles,
los conos luminosos que descienden son tan exiguos que acentúan la tenebrosidad que impera. Las
fachadas, el murallón y el tapial del fondo, apenas emergen de la penumbra" 4.

La acción dramática, salvo momentos excepcionales, se produce fuera del campo escénico, a pesar
de que sus ecos y repercusiones comprimen cada vez más les límites escenográficos. Esto,
paradójicamente, a medida que se amplían los perímetro^ de la situación, según vayan
disipándose las sombras de la noche ante el avance inexorable de la claridad del día. Luminosidad
que no desvanecerá totalmente les interrogantes que puedan haber ido planteándose a lo largo del
enfrentamiento de esas dos vidas cuyos destinos las acerca sólo para marcar más crudamente el
minuto en que deberán separarse ineluctablemente.

Pedro. — Pero, por favor, Marcela. Escabullirme por la tangente ? Si aludes a quienes, advirtiendo
que continuamos mirándolos, preguntándoles qué han hecho de sus capacidades, dónde
desperdiciaron sus energías, qué hicieron de sus sueños, terminan por desviar sus miradas,
encogiéndose sobre sí mismos, replegándose nuevamente, aún entonces siguen cerca nuestro,
continúan a tu lado como junto a mí mismo. Ellos también nos fortalecen aunque sea gracias al
abandono en que nos dejan. Llegado un día, hasta nosotros mismos deberemos renunciar a lo que
creíamos ser definitivamente. Cómo no dejar de pensar en los ausentes, en algún momento.

Marcela. - Soy yo quien no entiende ahora. Qué quieres decirme ? Aunque, no. No digas nada. Yo
misma sé que nosotros tendremos que separarnos. Nuestro pacto de amistad también se
desvanecerá en cualquier instante"5.

3
Le chariot de foin ou le Mont Oméga, traducción de Véronique Briaut, Editions L'Harmattan, colección :
"Ecrivains hors du vent París, 1985.
4
Esos rostros que se asoman, pág. 1. (Según el manuscrito facilitado por el autor).
5
Op. cit. (4), pág. 5.

Todo se anuncia en un clima de asfixia. Se anticipa el avance de lo irracional que rueda, pendiente
abajo, como una bola de nieve incontenible. Las fuerzas represivas de una realidad demencial que
se aproxima son denunciadas por el autor. El engranaje está puesto en marcha, corrosivo y
demoledor. Nada permite suponer o esperar que se lo pueda desarticular o contener.

"Pedro. — Y qué! No creo que el gobierno quiera desprestigiarse, embarcándose en nuevas


persecuciones, en otras represalias. Piensa que el mundo entero nos mira. Las naciones unidas no
consentirán que se reediten atropellos.
Marcela. — (con mordacidad y amargura). El mundo entero... las víctimas de los últimos asasinatos
que no se esclarecieron eran hombres y mujeres pertenecientes a nuestra red subterránea.
Pedro. — No exageras un poco ? Se quiere desacreditar al gobierno, difundiéndose tales rumores"6.
(...............................................................................................)
"Pedro. — ... Qué te dijo.
Marcela. — Que esta noche se iniciarían detenciones masivas.
Pedro. — Detenciones masivas ? Y a quiénes arrestarán ahora. No creo que ustedes sean tantos.

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Marcela. — No les interesa la cantidad que seamos. Uno a uno, irán aprehendiéndonos a todos.
(Pausa). Pero, no dices nada ? No te asombra lo que te confío ?
Pedro. — ... Te ha dicho si volverán a instaurar el mismo régimen policíaco que ya vivimos ?
Marcela. — Peor. Será incomparablemente peor. Esta vez ni nos torturarán siquiera. Intentan el
exterminio simple y definitivo"7
Toda la obra de F. Undiano nos lleva a participar de una manera activa. Podemos dejamos sofocar
por el pesimismo que sobrevuela, por la densidad tentacular que nos oprime, sin esperar por los
destellos que, infiltrándose, disipan esas, brumas. Porque la verdad es, igualmente, que en esta
obra subyace, latente y perenne, la semilla pronta a germinar renovando lo vital y lo dinámico. Por
rendijas, entrelineas, se cuela una brisa de esperanza y fe profunda en el hombre como en la
pujanza de la vida. Y he aquí, evidentemente, el compromiso esencial del autor, inmerso en la
época histórica que lo habita y de la que también se nutre. He aquí, igualmente, la importancia de
la llamada de atención que nos hace oir, leer, puesto que para salvaguardar la vida, son
imprescindibles los toques de alarma como el suyo.

Laure Bataillon, refiriéndose a Esos rostros que se asoman y otras obras de F. Undiano, expresó lo
siguiente :

6
Op. cit. (4), pág. 6.
7
Op. cit. (4), pág. 7.

"Este teatro, por lo demás, en lo que posee de más original, de más audaz, es en el hecho de que
excepcionalmente se trata de un teatro del verbo, sino, sobre todo, de un teatro de acción pero de
una acción a nivel del gesto y de su simbolismo en el espacio. Es de este teatro del que Carlos
Solórzano dijo que no tiene "personajes sino posibilidades "del espirítu" ni "historia singular" pero
"conflictos" profundos que son comunes a todos los hombres de la Tierra.

Diez años antes que un Bob Wilson o un Adrei Serba, Federico Undiano ha traducido en imágenes
inolvidables y orginales lo que se ha dado en llamar la incertidumbre de las nuevas generaciones"8.

Una síntesis de El corredor que se destruye nos dará todavía una idea más aproximada del teatro
de F. Undiano. La misma penetra en un medio masculino cerrado. Sin referencia concreta específica
e inconfundible a ninguno de los grandes credos conocidos, se abre sobre el claustro de un
convento o monasterio religioso del que sólo se divisan las puertas de diferentes celdas
individuales, alineadas en fila huidiza. Tampoco hay elementos ornamentales o de indumentaria
que permitan una identificación ni aproximada. Lo esencial, como lo puntualiza uno de los
pártamenos, es que ese mundo viril puede y debe ser intercambiable o suplantable con cualquier
círculo donde se dasarrolle un grado cualquiera de androcracia. Colegios. Horfelinatos.
Correccionales. Cárceles o presidios. Cuarteles. Clubes deportivos. Logias. Cofradías.
Congregaciones. Hermandades. Ordenes. Undiano engloba una visión planetaria. El mundo está
comprimido y contenido en un espacio mínimo. La elección genérica no es arbitraria, sin embargo,
aunque tampoco tiene que desempeñar un papel excluyente. Se trate de un universo patriarcal o
matriarcal, su trasfondo no podrá ser distinto en definitiva. Dividida en dos actos que podrían
reducirse a uno ya que no hay ruptura témpora - espacial entre ellos, el primero se desenvuelve
con cierta lentitud deliberada y decreciente. Ello sirve no sólo para presentar la casi totalidad de
sus protagonistas, sino, sobre todo, para que se manifieste progresivamente una inquietud que se
acentúa en la medida en que la incredulidad va debilitándose al confirmarse la amenaza inminente
de la que esos hombres se suponían exentos. Así, poco a poco, la comunidad debe rendirse a la
evidencia de que no puede conjugar el único riesgo o peligro imprevisto : el de que ella también
podía ser atacada no obstante las garantías de inmunidad ofrecidas y negociadas en secreto.
Compás de espera que posibilita, igualmente, que afloren temperamentos, caracteres,
sensibilidades, naturalezas, intereses estrictamente personales. En razón de ello, ese micromundo
reproduce el polifacetismo del género humano, con sus miserias y sus grandezas, con sus
mezquindades y altruismos, con sus contradicciones y semejanzas. Si

8
Presentación de Federico Undiano, Mesa redonda de noviembre 1978, "Libraire Centre ", París, a)
nota: Carlos Solórzano el conocido crítico de Teatro y Profesor de la U.N.A.M. considera que :.. ."En
la dramaturgia iberoamericana podría mencionarse varios nombres ya relevantes, el dominicano
Iván García, el peruano Julio Ortega, el cubano José Triana, el chileno Jorge Días ... Pero quizás el
más sobresaliente de estos nuevos dramaturgos es el argentino Federico Undiano". (In : Revista
Siempre, La Cultura en México, n° 857, pág. XM, México, D. F. Noviembre, 1969.

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desde el comienzo de la segunda parte se desenmascara gran parte de las facetas más o menos
ocultas e inesperadas de sus integrantes, llevándolas, en algunos casos, al paroxismo de sus
posibilidades, el desenlace se precipita vertiginosamente en un verdadero torrente que estalla bajo
el peso de la impotencia y desesperanza. Como el texto teatral excluye toda conmisceración o
alternativa, su seno porta tantos matices como gérmenes fertilizantes se reconozcan en la alegría
misma.

"Religioso. — En la ciudad se lucha.


(.......................................................................)
Religioso primero. — ... y por eso me despiertas T9.
c.......................................................................)
Religioso décimo. — Es posible que nadie más haya despertado ? Estánislas. — Cuando despierten
en la madrugada de hoy, o de mañana, ya
estarán enterrados bajo el alud que avanza.10
(.......................................................................)
Los que ahora se están matando, no son también hermanos ?u
(........................................................................)
Saúl. — A pesar de todo lo que se rece, podremos mirarnos con limpieza 7 No hemos hecho nada
para que esto no se geste y no se desencadene. Nada.12.

Y, sin embrargo, subterránea, imperceptiblemente, de esos laberintos herméticos de Undiano,


surge el narrador que, sensible y lúcido ante la realidad que lo comprime, marcará signos o puntos
que guiarán a otros, a todos quienes, comprometiéndose ellos mismos, a su turno, podran servirse
de tales hitos para reorientar direcciones y cambiar conductas. Toda la obra de este escritor
argentino está cubierta de una membrana fina, transparente y fértil, que, como decíamos
anteriormente, aún en las peores circunstancias está pronta a germinar con el transcurso del
tiempo y de las generaciones y de cada nuevo nacimiento. Únicas modificaciones substanciales en
el destino general e individual del hombre.
"Estánislas. — Si, es posible. Pero, no obstante, después de cinco o de seis generaciones, después
de quinientos años o de un milenio, los que nos ataquen y después de haber triunfado sobre
nosotros, paulatinamente verán cómo se levanta una muchedumbre nueva que mirará hacia una
mayor distancia, en procura de una profundidad más grande..."13.
9
El corredor que se destruye, pág. 2. (Según el manuscrito facilitado por el autor).
10
Op. cií., (9), pág. 2.
11
Op. cif., (9), pág. 6.
12
Op. cit., (9), pág. 20.
13
Op. ciu (9), pág. 25.

El Doncel del mar (1963) se inscribe dentro de una de las leyendas orales y escritas más antiguas.
La de las tradiciones cosmogónicas propias a todas las culturas, sea cual haya sido y cual sea la
evolución cultural que las haya ido modelando. Como ellas, presenta el arquetipo secular de los
contrarios que se enfrentan en busca de une supremacía que se contrabalancea en una pugna
constante de ciclos que se repiten y renuevan cotidiana, periódicamente, a lo largo de
generaciones y eras. El bien y el mal. La vida y la muerte. Las fuerzas celestiales y las infernales.
Unas y otras potencias antitéticas haciendo suyo el advenimiento de una tercera entidad que, por
su sola presencia, apaciguará las rivalidades, amortiguará esa lucha incesante, reintroducirá la
armonía perdida de otro tiempo mítico.

"Mujer de negro. — Hasta cuándo desempeñarás tu farsa. Hasta cuándo tendremos que soportar
tus mentiras y abusos. Responde, padre dilecto de la luz. Contéstame, si osas hablar delante de la
oscuridad profunda de su mirada. Hasta cuándo pretenderás sojuzgarnos. Es tiempo de que seas
interpelado. Ya estamos cansados del papel que decidiste asignarnos. Tus invocaciones se reducen
a improprerios y amenazas. Ya no nos intimada que prosigas considerándonos tus esclavas y
sirvientas. No nos disminuye que nos hayas condenado a la oscuridad y a la ignorancia. Para
imponer tu verdad, sólo puedes recurrir a mentiras. Ya sabemos que cuando pierden eficacia tu
falsías, apelas a la fuerza de los más atroces castigos. Pero ya no nos aterran esos suplicios.
Cubriéndonos de insultos y de anatemas, no podrás perpetuarte como lo imaginas. Doblegándonos
bajo tu férula, tampoco lograrás que no te resistamos.
(..............................................................................................)
Tus denuestos delatan tu fraude. Las celdas en las que acumulas tus instrumentos de tortura, sólo
sirven para testimoniar cuánto te amparas en la noche para cumplir con tus más aberrantes
designios"14.
El lenguaje también recurre a las fuente de una expresión poética grandilocuente y legendaria,
alusiva y hermética. Sin que esta peculiaridad excluya la crudeza más clásica de una visión
premonitoria de lo que iría a suceder muy poco tiempo después.

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"Mujer de negro. — ...Ya nosotras se sumarán las hijas de la mañana. En algún momento,
integraremos una sola hueste que aniquile tu imperio. Nuestra sublevación estaba prevista en lo
más recóndito de tus propias leyes. Eres tú, oh, hijo del día, hijo de las mentiras, quien nos has
impuesto este acto supremo de rebeldía. Sin que lo advirtieras, en tu propio código germinaba la
semilla de tu perdición perpetua. Debíamos enfrentarte algún día. Y he aquí ese día.. ."15.
14
El doncel del mar, pág. 6. (Según el manuscrito facilitado por el autor).
15
Op.cit (14), pág. 7.

Respecto al pasado, sin embargo, permite un desenmascaramiento que descorre cortinas algo más
profundas y secretas. Hacia el final, por una transposición del verbo como por una suplantación
formal, la gravitación de los polos se desplaza radicalmente. Así se descubre que los aparentes y
pretendidos portadores de la luz son los mensajeros de, la oscuridad porque en si mismos llevan su
germen, ya que quienes se mostraron como los heraldos del mal, en sí mismos llevan la simiente
de la que florecerá el bien. La espera ininterrumpida del mesías sólo indica la quimera de ese sueño
nunca materializado y que, por ello mismo, reproducirá una situación cuyo devenir será, en lo
esencial, exactamente idéntico a lo ya conocido, a lo ya vivido.

"Anciano. — Oh, astuta, sagaz, pérfida tejedora de artimañas y sutilezas.


Mujer de negro. — Te atrapa la misma red que tendiste sobre nosotras. Has caído en tu propia
celada. Bajo tus pies se abre ta trampa que cavaste para nosotras.No era posible que nos
sepultaras a todas. No era justo que te enseñorearas sobre el cementerio que nos destinaste. Algún
día debían abrirse los sepulcros. No son fantasmas ni apariciones los que brotarán de esas tumbas.
No. No. Mil veces, no. Esas lápidas se retiran para abrir el paso a otras generaciones. Generaciones
que no reconocerán tus leyes. Comienza a temblar, por consiguiente. Tus crímenes no quedarán sin
castigo. No obstante, la real sentencia consistirá en que por los siglos de los siglos, se te recordará
como el verdadero hacedor de sufrimientos y masacres. Tu blasón estará formado por coágulos de
sangre. Y todo esto lo afirmo yo, hija dilecta
de la noche, rodeada por la claridad del día"16.

Undiano penetra en el microcosmo del individuo como abarca el macrocosmo en el que


sobrenadamos, en suspenso. Su obra : Muñecos de nieve, en la nieve (1963) puede ser un ejemplo
importante al respecto. Por otra parte, es la única que tiene por origen una referencia anecdótica
incontestable aunque encubierta. Traslada a escena los tres seres que compartieron el nudo
situacional como el dialogal. En este último aspecto, reproduce fidedignamente frases, imágenes,
alusiones,palabras. En lo que atañe a aquél, actitudes o posturas corporales que se adoptaron
efectivamente. El tiempo es el único elemento que ha sido extremadamente comprimido, asi como
la escenografía tampoco refleja, en ninguno de sus detalles, la realidad formal del ambiente en que
se vivió esa jomada.

"Cristian. — Desde un principio, irreversiblemente, para siempre. Somos los mismos, inalterables,
para siempre. Dentro de nosotros, desde un principio, está la suma total de todos los tiempos. El
pasado más remoto, el comienzo, así como el más lejano futuro, aquel pasado, ambos, dentro de
nosotros, desde un principio para siempre"17.
Nadie, salvo que esté al corriente de la experiencia que inspiró el texto, podrá osar una anagnórisis
que sea ni medianamente aproximada. Los mismos protagonistas
16
Op. du (H), pág.7.
17
Muñecos de nieve, en la nieve, pág. 17. (Según el manuscrito facilitado por el autor).

verdaderos se estrellarían contra dificultades insalvables para individualizarse a sí mismos. Pese a


ello, ahí está la opresión casi insostenible de ese diálogo casi monocorde que, no obstante su
imbricación, no deja de reducirse a tres monólogos absolutamente cerrados sobre sí mismos. La
incomunicación, la impenetrabilidad de esos tres soliloquios alcanza una cadencia tan subyugante
e hipnótica, que insensiblemente se desvanecen en el silencio final así como en la inmovilidad
pétrea en que los tres protagonistas se paralizan, transfiriendo sus vitalidades a siluetas
fantasmales que se funden en un postrer foco luminoso de energía y renacimiento.
En varias obras de Undiano podemos ver una muchedumbre que ocasionalmente — en algunos
casos — se insinúa en la lejanía, sin rostro, anónima, fantasmal y silenciosa, aparentemente
extraña, y que, sin embargo, nos nutre a través de su mirada con algunas voces o palabras que se
captan. Silencios o vacíos que modelan nuestro propio rostro.

Otro aspecto general del teatro de F. Undiano, es que independientemente de la situación escénica
que se esté viviendo, y, por ende, de la temática que se aborde, son los factores exteriores los que
en rendad presionan y determinan las conductas individuales o grupales que se muestran en
escena.

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... Finalmente, Hacia el horizonte del tiempo (1963) es quizá la obra más cruda y cruel de este
dramaturgo argentino. También escapa a todo encasillamiento témporo-espacial reconocible. Se
proyecta sobre un futuro tan indefinido y lejano como el medio geográfico en que se despliega.
Sobreviviente de un apocalipsis que evaporó mares y océanos, un puñado de hombres, mujeres y
niños, se encuentra en el fondo de una de las actuales fosas submarinas, sin poder avanzar ni
rehacer los pasos que lo conduja a ese abismo. Topándose con el cadáver totalmente inesperado de
un individuo que no pertenece a ese conglomerado errante, tal hallazgo basta para que emerjan
impulsos caníbales en ese grupo consumido como está por la sed y el hambre. La disputa que se
desencadena, síntoma de la fractura del resabio de obediencia que todos habían guardado hasta
entonces a quienes los guía, permite que afloren otros rasgos antagónicos en algunos de esos
humanos, reducidos ya a contornos espectrales y descarnados. Brotan enconos. Surgen rivalidades.
Se recortan hasta los intereses más grotescos, egoístas e inimaginables en tales circunstancias.
Aun entonces, las características mismas de la vida, con su irracionalidad y ceguera, se manifiestan
con toda su pujanza, inmutables, inmodificadas. Aún en medio de ese callejón sin salida, las fuerzas
más tenebrosas se revelan las únicas que, privándose del último recurso que puede ofrecer el
suicidio — al que recurren deliberadamente dos de los jóvenes —, los empuja a seguir una última,
desesperada tentativa por sobrevivir a toda costa, aunque se vean forzados a abandonar a la única
mujer embarazada, ella misma condenada a perecer antes del alumbramiento. Por lo demás, es
sobre su agonía y fallecimiento que concluye ese último acto, mientras sobre su cuerpo se abaten
aves de rapiña.

"Después es otro buitre el que aletea y grazna sobre este anciano. Y otro y otro. La penumbra ha
seguido acentuándose. Toda la escena está colmada de aleteos y graznidos, cada vez más
ensordecedores. A poco, un buitre aletea junto a la embarazada. Su alarido coincide con la caída de
otras aves de rapiña que, esta vez, se abaten sobre el cuerpo de la mujer preñada. En fracciones de
segundo, es otro buitre y otro y otro, que, lanzándose sobre ella, cubren su cuerpo en medio de una
convulsión de movimientos, aleteos y graznidos. A la oscuridad total inmediata que sigue, sobre la
pared rocosa del fondo se dibuja el haz rectilíneo y luminoso que se viera al principio y que ahora
va acortándose, contrayéndose, hasta reducirse a un último y pequeño punto luminoso. El silencio
también ha sido progresivo y lento. Cuando el punto de luz concluye por desaparecer
definitivamente, la escena sólo es una inmensa boca oscura y profunda. Recién entonces cae el
telón de "Hacia el horizonte del tiempo" 18

Desplegamiento de una realidad enloquecedora e inadmisible, nada parece frenar lo irracional. La


pesadilla substituye el sueño corriente. La realidad está asechando sin descanso. Debemos
entonces estar alertas. El espectador como el lector no deben distraerse, ni pasar por alto el
instante cruel que se aproxima. Cuadros que se hacen y deshacen, que brotan y desaparecen, que
se anteponen y se complementan, cubriendo con sus raíces un medio socio-político dado y que
premonitoriamente el autor nos antepone a nuestras visiones pesimistas como optimistas que se
multiplican y se amplían muchas veces a la manera de círculos concéntricos. Factor aún más
perturbador e inquietante, en razón, como decíamos, de la agudeza premonitoria de una mirada
perspicaz, sin concesiones ni condescendencias.

Después de esta rápida visión de las 5 obras, en el que el número 5, puede jugar como valor
simbólico ya que equivale a la imagen del hombre en toda su potencialidad, como en sus
limitaciones, ya que todas y cada una de ellas enfrentan al individuo como a las comunidades a las
que pertenecen, a situaciones extremas en las que la única alternativa que brindan es la de
ignorarlas por temor a afrontar la realidad de ellos mismos o a admitirlas a lo largo de un lento
proceso de maduración por parte de los seres individual como colectivamente.

Todas estas obras fueron escritas hace ya unos 23 años. F. Undiano nunca se consideró censurado
por tal o cual gobierno de turno y al decir de sus propias palabras:

" ..sino fui víctima de ninguna censura oficial directa o indirecta, padecí y padezco de la
impermeabilidad de un medio que, salvo contadísimas excepciones, no apreció mi obra literaria
porque no estaba ni está apadrinada por rótulos o membretes de cualquier género. /... .quienes
estimándola en lo que ella aporta de más positivo y enriquecedor, no poseyeron, salvo casos
aislados, la suficiente enteraza como para comprometerse efectiva, realmente con ella,
ofreciéndole las posibilidades que estaban al alcance de sus manos. Ante las primeras dificultades,
frente a las más leves reticencias, sean cuales

18
Hacia el horizonte del tiempo, pág. 35. (Según el manuscrito facilitado por el autor).

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hayan sido las razones que se argumentaran, algunos optaron por replegarse, sin defender lo que
en un primer momento les había arrancado impulsos entusiastas y más que laudatorios.
Permeables al inconsciente como al subconsciente de otros, con sus claudicaciones voluntarias o
involuntarias, condenaron a que se prolongue el anonimato e inexistencia pública de una obra
literaria que habían admirado hasta mucho más allá de todo cuanto yo mismo hubiera podido
aguardar. Así, lo reconozcan o no, lo nieguen o no, se digan pasmadoz o no, asumieron el papel de
censores insospechados cuando pública, abierta, francamente, se muestran escandalizados por
quienes imponen censuras oficiales, sin imaginar que ellos también se erigieron en inquisidores
solapados y secretos" 19-

19
Carta a Olver Uüberto DE LEÓN, París, 25 de junio de 1985.

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