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Modelos de Desarrollo

La promesa de
los Biocombustibles

Gabriel Snyrynskyj
La promesa de los Biocombustibles

Este trabajo no pretende desnudar los biocombustibles para exponerlos como la


salvación o la condena a la hambruna de la humanidad, sino tratar de articular los
discursos imperantes con datos que nos faciliten una comprensión menos apasionada y
más acorde al contexto actual y futuro entorno a los recursos energéticos con los que
cuenta la población mundial.
Para tener una idea general de lo que significa en nuestra historia el uso del
petróleo como combustible industrial, éste negro líquido abrió la puerta a la segunda
revolución industrial trayendo un crecimiento económico, poblacional y productivo sin
precedentes en la historia de la humanidad. Su uso industrial y las tecnologías que
allanó, permitieron que la población mundial pasara de 1.262 millones en 1850 a 6.707
millones en 2008, aumentando más de 500% en 160 años. El desarrollo técnico trajo
una calidad de vida impensada a mediados de siglo XIX, con una dependencia
energética al combustible fósil sin precedentes.
Sin embargo esta panacea energética tiene un techo. El petróleo posee una doble
limitación, por un lado su existencia se reduce, debido a la extracción, en un promedio
de 77 millones de barriles diarios (11.550 millones de litros) y por el otro la
contaminación y el calentamiento global que produce su utilización. Según datos de
USGS (U.S. Geological Survey) las reservas mundiales ascienden a 1.357.340.384.000
(un billón trescientos cincuenta y siete mil trescientos cuarenta millones trescientos
ochenta y cuatro mil) barriles. Venezuela en la actualidad es el país con más reservas
probadas del mundo, con 587.040 millones de barribles, seguido por Arabia Saudita,
Canadá, Irán e Iraq con 266.800, 178.600, 138.400, 115.000 millones respectivamente.
Si no aumentaran las reservas a través de nuevas descubrimientos y se mantendría el
nivel de consumo, el petróleo disponible alcanzarían para poco menos de 50 años.
Pero como dijimos, la cantidad de reserva es sólo uno de los problemas. Desde finales
del siglo XIX el planeta Tierra está experimentando un proceso de aumento constante
de su temperatura media debido a la actividad humana relacionada con la
industrialización y la quema de combustible. Así es como el CO2 (dióxido de carbono)
liberado por las industrias y los automóviles se aglomera en la atmósfera, permitiendo
que ingrese la radiación solar natural pero impidiendo que salga. Esto produce un efecto
llamado invernadero que trae serias consecuencias como sequías en unas zonas,
inundaciones en otras, mientras en los polos el hielo se va derritiendo lentamente
aumentando así los niveles de los mares y océanos entre otras características.
Es de destacar que no todos los países utilizan de la misma manera ni en
la misma cantidad el petróleo y sus derivados. Los países más ricos son los principales
consumidores y beneficiarios de ese consumo, mientras todos los países sin excepción
sufren las consecuencias. El principal consumidor de petróleo es EEUU seguido por
lejos por china, Japón, Rusia y Alemania.

Principales consumidores de Petróleo (2009)


en millones de barriles por día
2,07
2,10
Estados Unidos
2,13
China
2,29 Japón
2,43 Rusia
20,80
Alemania
2,61
India
2,91 Canadá
Corea del Sur
5,35 Brasil
6,93 México

Fuente: CIA World Factbook (www.cia.gov)

Según la publicación 2009 World Energy Outlook del IEA1 (International Energy
Agency), si se continúa en la actual senda sin cambios incrementará la dependencia a los
combustibles fósiles con una consecuencia negativa tanto el medio ambiente como a la
seguridad energética. El escenario actual y futuro inmediato prevé un aumento
constante de emisiones de CO2 relacionadas con la producción de energía hasta 2030
como resultado del incremento general de la demanda de energía fósil (petróleo y gas).

1
La IEA es un organismo independiente creado en noviembre de 1974, que forma parte de Organización
para la Cooperación y el Desarrollo Económico (OCDE) y tiene por fin el práctica un programa
energético internacional.
En 1990 se liberaban a la atmósfera 20,9 gigatoneladas (Gt) y en 2007 se liberaron 28,8
Gt de de CO2. La IEA calcula que las emisiones alcanzarán en 2020 las 34,5 Gt. De
todos modos sostiene que en 2008 y 2009 hubo algunas mejoras pero se las atribuye a la
crisis económica, no a buenas políticas energéticas.
La concentración de gases de efecto invernadero de los próximos 20 años conllevaría,
sostiene el informe, a un aumento de la temperatura global de hasta 6º centígrados, lo
que asegura, sería una situación sin retorno.

Los cuidados Internacionales


Para luchar contra el calentamiento y formar conciencia sobre la problemática
surgieron varias propuestas. La más importante y a nivel internacional es el Protocolo
de Kioto sobre el cambio climático firmado en 1997. Este acuerdo tiene como fin
reducir en al menos 5% las emisiones de seis gases que causan calentamiento global en
el periodo que va de 2008 al 2012.
Para formar parte activamente del club del protocolo hay que firmarlo y luego
ratificarlo. Al 2009 prácticamente todos los países firmaron y ratificaron la conformidad
salvo Estados Unidos.
Actualmente se estudia un nuevo tratado que sustituirá al protocolo y en ese marco se
realizó en diciembre de 2009 la XV Conferencia Internacional sobre el Cambio
Climático realizada en Copenhague, Dinamarca. Según las Naciones Unidas el objetivo
de la conferencia, era alcanzar "un acuerdo jurídicamente vinculante sobre el clima,
válido en todo el mundo, que se aplica a partir de 2012". El objetivo a largo plazo es
disminuir las emisiones de CO2 en al menos un 50% en 2050 respecto a 1990. No se
logró el objetivo de un nuevo tratado ya que entre constantes discusiones se llegó a un
pacto muy ambiguo, en el cuál no todos los participantes (196 países) estuvieron de
acuerdo. No se demostró compromisos fuertes y acuerdo se limita a no aumentar la
temperatura global en más de 2 grados centígrados, lo cual para el sudanés Lumumba
Lumumba Stanislaus Di-Aping: "Un acuerdo que aumente la temperatura dos grados
centígrados supone que en África subirá 3,5 y destruirá nuestras economías y nuestro
pueblo".

Por otra parte y a nivel nacional cada país trata de contribuir con el medio ambiente
mezclando los combustibles tradicionales derivados del petróleo con otros. En el caso
que aquí analizamos es el de los biocombustibles los cuales se obtienen de materias
primas agrícolas y se los procesa para obtener la energía. Con relación a este tema
muchos países ya tienen legislaciones sobre biocombustibles. Tal es el caso de
Argentina con la ley 26.093, la cual sostiene que “todo combustible líquido
caracterizado como gasoil o diesel oil (...) deberá ser mezclado (...) con la especie de
biocombustible denominada ‘biodiesel’, en un porcentaje del CINCO POR CIENTO
(5%) como mínimo”.
Chile está preparando su ley y la Unión Europea ya la promulgó y la cantidad de mezcla
determinada fue del 3,4% para 2009 y 5,75 % para 2010.
Por supuesto que no se pretende reemplazar directamente a los productos de origen fósil
pero sí ralentizar el crecimiento de la demanda.
Los gobiernos, empresas y distintas organizaciones internaciones impulsan con fuerza el
uso de biocombustibles. Sin embargo surgen a la luz al menos dos problemas serios. El
primero es que para satisfacer la creciente demanda internacional de biocombustibles es
necesario redirigir la producción de muchas tierras que hoy producen alimento hacia las
plantaciones que sirvan como combustibles. A su vez será necesario desmontar millones
de hectáreas para volverlas productivas con las lógicas consecuencias negativas para el
medioambiente. Cómo es lógico, la expansión de la frontera agrícola sólo es posible en
donde todavía hay espacio disponible. Los países latinoamericanos tienen miles de
hectáreas que forman parte de “pulmones verdes”, como el Amazonas, entre otros.
Por otro lado surge otra cuestión, no queda claro cuál es el balance de energía2
para hacer biodiesel de cultivos bioenergéticos. Algunos autores como David Pimentel3
y Tad Patzek4 sostienen que el balance es negativo. Se gasta más energía fósil que la
que se genera en biocombustibles. Los artículos de estos investigadores, junto con otros
científicos que alertan sobre la relación energética han despertado fuertes reacciones por
parte del gobierno de Estados Unidos.
Sobre este tema el IICA (Instituto Interamericano de Cooperación para la Agricultura),
esquiva el tema pero señala que los mejores balances energéticos los tienen la palma
africana (para la producción de biodiésel) y la caña de azúcar (para la producción de
etanol). Sin embargo el instituto brinda un dato para nada menor: la versatilidad de la
palma, se la utiliza en la industria farmacéutica, la química y en la manufactura de
alimentos, ha hecho que su demanda crezca y el origen de este aceite proviene casi en

2
Por balance energético se entiende la relación entre la cantidad de unidades de energía que se consumen
para obtener el biocombustible y la cantidad de unidades de energía que él mismo produce.
3
Profesor de la Universidad de Cornell en Nueva York
4
Profesor de la Universidad de California en Berkeley
su totalidad de monocultivos industriales con mano de obra precaria. Debido a esta
situación se creó la Mesa Redonda sobre Palma Aceitera Sustentable que busca
minimizar los costos al medio ambiente que posee la industria. Sin embargo en la
primera reunión participaron empresas como Unilever, Golden Hope Plantations Berhad
entre otras pero no representantes campesinos que son los primeros que sufren la
explotación.

Volviendo al plano geográfico, los países que en mejores condiciones están para
convertirse en productores de biocombustibles son los que tienen fuerte tradición
agrícola y no tienen grandes industrias… para decirlo de otra manera: el tercer mundo.
De esta manera se puede externalizar los costos de la producción. A la hora de producir
alimentos para exportar combustible hay que tener en cuenta que precisamente los
países del tercer mundo son los que mayor porcentaje de pobres tienen entre su
población. Para llenar un tanque de automóvil con 60 litros de etanol se necesita la
misma cantidad de granos que para alimentar a una persona durante 8 meses5. Sin
embargo el WBA (World Bioenergy Association) publicó en 2010 un artículo sobre la
potencialidad de los biocombustibles a nivel global y asegura que pueden satisfacer la
demanda mundial de energía. El artículo asegura que sólo el 0,19% de la superficie total
se dedica a la producción de biocombustibles, mientras que el 0,5% son tierras
agrícolas. Sin embargo es de remarcar que no aclara dónde deberían ser las mejores
zonas para instalar las plantaciones.
Aquí Latinoamérica corre el riego de recrear una división internacional del trabajo que
la favorezca poco o nada, en donde unos producen materias primas (con capitales
extranjeros) y otros las consumen. Hoy el riesgo es mayor por la desertificación
biológica que produce y el reemplazo de otros cultivos por otros más rentables. En
Argentina la Soja es un triste ejemplo: existen 18 millones de hectáreas sembradas que
tienen prácticamente a un único comprador: Asia. La cantidad de espacio para la
ganadería y otros cultivos de consumo interno se fue reemplazando rápidamente sin un
programa que permitiera mantener los precios internos y las rentabilidades de cada
producción. El único mecanismo que utilizó el gobierno nacional fue la política
arancelaria de subir el derecho de exportación y que fracasó por falta de consenso de la
población y por el voto definitorio del vicepresidente Julio Cobos.

5
Elizabeth Bravo. “Encendiendo el debate sobre Biocombustibles”. Editorial Capital Intelectual. Pág.14.
La posible alternativa latinoamericana

El contexto arriba detallado, crecimiento de temperaturas constantes desde hace


más de 100 años, así como la limitada cantidad de petróleo, permitió que el problema
sea estudiado desde una perspectiva multidisciplinaria en busca de alternativas entre las
que se destacan la nuclear, hidroeléctrica, el hidrógeno, eólica, solar, bioenergía
(biocombustibles), geotérmica y oceánica. Cada uno de ellas tiene sus pros y sus
contras, aunque nuestra región se ve inmersa por su tradición agrícola y la demanda
internacional, en la discusión de los biocombusibles.
Los países de Latinoamérica se encuentran en condiciones de convertirse en
productores, en todo el proceso o en parte, de bioenergía con los riesgos que esto
conlleva para el medio ambiente y para la soberanía alimentaria. No casualmente es la
zona donde más se han expandido los biocombustibles.
Así como medio oriente se dedicó a exportar petróleo a los centros del mundo,
pareciera que se pretende lo mismo de los países subdesarrollados externalizando así los
costos sobre el medio ambiente. Las empresas abocadas a los agronegocios han visto en
los biocombustibles una chance de expandirse, fortaleciendo los monopolios o creando
otros nuevos. En el protocolo de Kioto, que todos los países de la región firmaron, se
destaca que los gobiernos darán incentivos a los programas que se encuentren dentro del
“Mecanismo de Desarrollo Limpio” y precisamente las empresas buscan entrar en esa
categoría. El mensaje que brindan las empresas y el IICA es que estos cultivos crean
fuentes de trabajo y posibilidades de negocios para las poblaciones locales. Sin embargo
no se explica bien por qué si la producción agroindustrial tradicional, que requiere
menos capital invertido fue creando grandes empresas oligopólicas, cómo los
agrocombustibles permitirán diversificar y abrir oportunidades comerciales a las
pequeñas poblaciones.

La falta de planificación hizo que la soja avasallara y destruyera 21 millones de


hectáreas en Latinoamérica6. La promesa de energía limpia requiere de grandes
cantidades de agroquímicos producidos en el exterior por grandes laboratorios, así como
a su vez semillas transgénicas que se requieren para que crezcan más grandes y con
menos riesgos. Estos programas están diseñados por empresas extranjeras y para su
6
Idem. Pág: 65
exportación, no para el consumo interno. Los materiales para su producción se
importan, aquí se cultivan y empobrece la tierra con monocultivos y se exporta. Las
tierras de la cual depende la soberanía alimentaria de la población se verán perjudicadas
si no se consigue un coto legal que planee a mediano y largo plazo la producción de esta
“energía limpia”.
Pensar el futuro de la agroindustria sin los biocombustibles es ilusorio.
Correspondería a un retorno a la política aislacionista.
Una parte importante del presente energético es biológico y todo indica que se
profundizará esta realidad en el corto y mediano plazo. El asunto es cómo afrontarlo,
cuáles son las realidades posibles en cada escenario, y plantear una política estatal clara,
sin titubeos.
Sobre este asunto Europa fue lo suficientemente claro. En la PAC (Política Agrícola
Común de la UE), que es una de las políticas más importantes que tiene la comunidad,
busca garantizar la seguridad de los abastecimientos y asegurar al consumidor
suministros alimenticios a precios razonables. A su vez también pretende el cuidado del
medio ambiente. El PAC cuenta con un presupuesto de 50.000 millones de euros
anuales, para garantizar sus objetivos de equidad, calidad y medio ambiente. Son
subsidios para los agricultores pero el sistema posee una condicionalidad que está
relacionada con desempeñar trabajos destinados a mantener el medio ambiente, a
mejorar la calidad de las producciones y la salubridad de los productos. En ese sentido
los agricultores pueden destinar sólo un 10% a los cultivos que no tienen por fin la
alimentación. El PAC fue reformado en varias ocasiones pero su espíritu sigue siendo el
mismo.
América latina deberá ser clara, tener una visión supranacional y políticas
acordes para no sucumbir a las presiones de oligopolios, políticas internacionales y
tentaciones económicas referidas a promesas de éxito con las bioenergías. El mapa se
está reconfigurando y es imprescindible saber qué lugar se quiere ocupar en este
concierto y a qué costo.
Bibliografía:

• Elizabeth Bravo. Encendiendo el debate sobre biocombustibles. Cultivos


energéticos y Soberanía alimentaria en América Latina. Ed. Capital Intelectual.
2007.
• International Energy Agency. World Energy Outlook 2009.
• MANUEL CAMPS MICHELENA. Los biocombustibles. Ed.Mundi-Prensa.
2008
• Jorge Orduna. Ecofascismo. Las internacionales ecologistas y las soberanías
nacionales. Ed. Planeta. 2008
• World Bioenergy Association. BIOENERGY Magazine Nr 2. 2008
• www.europa.eu. (Europa Síntesis de la legislación de la UE) Reforma de la
política agrícola común (PAC). 2007
• Decio Luiz Gazzoni. Biocombustibles y alimentos en América Latina y el
Caribe. IICA. 2009
• IICA. Preguntas y respuestas más frecuentes sobre Biocombustibles. IICA 2007
• Geofrrey Bruun. La Europa del siglo XIX (1815-1914). Fondo de Cultura
Económica.

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