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Vuelvo a la opera como el hijo prodigo que regresa a casa, como el alma que busc

a la luz de lo divino, el mundo me hiere con sus mordaces espinas, rasgan el alm
a destruyen el espíritu, todo a mi alrededor se torna en sombras, mi camino está pla
gado de cenizas de un pasado que me persigue y que sólo existe en mi mente, fantas
mas de personas muy queridas encuentro en mi veloz caída, y no puedo huir, todo es
tá en mí. ¿Cómo olvidarte? Dime, si ya sé que no eres para mí, la soledad lleno el espacio
an sagrado que guardaba para tu amor, para tu ser.
Hoy solo me queda tu recuerdo, te has marchado con nuestro creador, y mi alma no
se conforma con este giro del destino. No puedo resignarme, nunca aprendí a hacer
lo.
Hoy es una noche fría, como hace tanto que no sentía, miro mis manos se han puesto a
zuladas, todo mi cuerpo comienza a temblar, y veo una oportunidad para escapar,
si, ¿por qué no? Es un llamado divino, sólo Dios puede el darnos ó quitarnos la vida, el
frío podría ser un medio que me es enviado, hoy dormiré una noche eterna, de la cual
no he de despertar, siempre he visto el lado romántico de la muerte, ¿podrá ser esta l
a manera?
No aun no, si me tengo que marchar será con la última campanada de este año, un tiempo
que termina, una llama que se apaga, eso es más romántico, una digna salida para un
alma desesperada, si, esa será la manera en que he de decir adiós.

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