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jueves, 24 de abril de 2008

¿Cómo ser escritor sin morir en el intento?

Mario Escobar Golderos, escritor e historiador.

Aunque muchos piensan que las cosas han cambiado considerablemente desde la
época de Cervantes, ser escritor y vivir de ello sigue siendo una misión casi
imposible. El gran número de revistas, las nuevas editoriales y las diferentes
oportunidades que se abren delante de los jóvenes escritores, muchas veces son
callejones sin salida.

Llevo toda la vida escribiendo e imagino que eso no es ninguna novedad para los que
aspiran a dedicarse a este noble oficio. Después de pasar ocho años empeñado en
publicar y vivir de las letras, el balance ha sido francamente positivo, aunque los
problemas y las trabas han sido casi insalvables.

En el año 2000 escribí mi primera novela. Una especie de egocéntrico thriller sobre mi
mismo. Con la ingenuidad del neófito presenté la novela en un prestigioso premio; la
virginidad literaria tiene ese precio y te recomiendo que no la pierdas rápidamente. Ser
inocente tiene sus ventajas. Vivir con un sueño es la mejor manera de vivir.

Naturalmente envié esa primera novela a unas cinco editoriales, todas ellas de
reconocido prestigio. Al poco tiempo me respondieron amablemente la consabida frase:
la novela no encajaba en la línea editorial. Un año más tarde, regresé con nuevos bríos
y escribí mi segunda novela. Sin duda había mejorado la técnica, pero los tópicos
desbordaban la trama, los argumentos retorcidos, las palabras rebuscadas y las
reflexiones profundas lo hacían infumable. Lancé el manuscrito a su corta vida literaria,
ocho editoriales me lo devolvieron con la consabida carta de rechazo.

Pero en aquellos días se publicó mi primer libro. Un ensayo de historia que me dio la
alegría de ver por primera vez mis palabras en forma impresa. Poco después, Historia
16 me facilitaba la primera oportunidad de publicar un artículo y estas dos pequeñas
victorias me dieron las fuerzas necesarias para continuar con mis esperanzas y anhelos.
¿Qué hago mal? Me pregunté en repetidas ocasiones. ¿Por qué no interesan mis
novelas?

Estaba cometiendo tres errores que son muy comunes en los escritores noveles.
El primer error era sobrevalorar lo que hacía. No había leído nada sobre el oficio de
escritor, no había ido a ningún taller y pensaba que mi bagaje de lector era suficiente.
Pero estaba equivocado.

El segundo error era más sutil. Mi egocentrismo no me dejaba despegar como escritor.
Mis historias eran una recreación de mi mismo.

En tercer lugar estaba errando el blanco. Me dirigía a las grandes editoriales que estaban
saturadas de manuscritos y trabajaban con escritores que ya habían publicado antes.
Después de analizar mi situación, de hablar con mi mujer y algunos amigos. Pensé en
corregir estos defectos y empeñarme en convertirme en escritor, a sabiendas de que el
camino sería largo y difícil.

Lo primero que hice fue leer todo lo que caía en mis manos sobre creación literaria.
Tomar ideas, corregir formas viciadas de escritura y, sobre todo, sacar mi ego de la
ecuación de los argumentos que deseaba convertir en libros. Tenía que dejar de escribir
para mi mismo y comenzar a escribir para los demás. Algunos consideran a esto la
prostitución del oficio de escritor. Peor para ellos. Yo considero la escritura un oficio,
que en algunos momentos es arte y en raras ocasiones roza la perfección. Comprendí
que aprender un oficio, como el de la albañilería que practicó mi padre toda su vida,
tenía mucho de técnica, mucho de trabajo, mucho de honradez y un poco de genialidad.

Después de dos años preparando la mezcla, escogiendo los materiales, haciendo oficio,
una historia emocionante salió a mi encuentro. Una novela histórica con una
apasionante intriga y dos personajes que me iban a cambiar la vida. Investigué el tema,
dediqué muchas horas a leer, tomar apuntes y navegar por Internet. Disfruté con la
mezcla de historia y literatura, pero la vida me hizo un regatee y tuve que esperar un año
antes de ponerme manos a la obra. Mis padres enfermaron y en el transcurso de ocho
meses fallecieron. Tomé la pluma, me aferré a mis sueños e intenté sobrevivir en un mar
embravecido. La frase no es muy buena, pero es exactamente como me sentía.
La escritura de Conspiración Maine fue rápida y fluida. Me sentía tan seguro de la
novela que la envié por correo electrónico a tres editoriales antes de terminarla y
repesarla, dos de ellas me contestaron en el día. ¿Qué había cambiado?

La historia era original, el argumento atractivo, pero era yo el que había cambiado. Les
envié una sinopsis para tantear su interés. Escogí tres editoriales pequeñas que encajaran
con la temática. La editorial con la que terminé por publicar mi primera novela
respondió una hora después de recibir la sinopsis, me pidieron los primeros capítulos,
unos días más tarde el resto de la novela y un mes después estaba firmando mi primer
contrato literario. No siempre es así de sencillo. Muchas veces a las editoriales les
interesa la historia, pero al final no se decide.

Para no alargar mucho el artículo, si me lo permitís seguimos la semana que viene.


Buena lectura y ser felices, por favor.

http://bestseller.blogcindario.com/2008/04/00111-como-ser-escritor-sin-morir-en-el-
intento.html

Publicado por marioescobargolderos @ 10:38 | Ayuda para escritores


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