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Ave de mar.

El viento acaricia tu frente, tu mirada está fija al cielo.

El bosque despunta sin borrasca, es porque tu figura enaltece al viento.

Tu silueta se desdibuja contra el horizonte, tus alas marcan el tiempo.

Levantaste al vuelo una clara mañana, te llevaste mis más preciadas ilusiones y mis sueños.

Si sobre las olas aún permanecieras, le diría al viento que no se llevara de ti mis recuerdos.

Mi ferviente deseo fue que volaras siempre conmigo, pues eres el ave que mora en mi cielo interno.

¿Pero qué puedo hacer si pretendes elevarte al Sol para ver de cerca su destello?

¿Dónde te podré encontrar hoy que la marea te ha llevado mar adentro?

Tu piel nunca pude tocar, y lo que siento por ti no trastoca tu linaje, pues eres ave de altamar, y yo soy
ave de tierra y viento.

El faro marchitó su luz, no puedo vislumbrar tu blanca estampa desde el acantilado desierto.

No escucho tu cantar, solo el oleaje que golpea el farallón de este risco inmenso.

Hace mucho te fuiste, todavía el aroma de tu cuerpo golpea contra la roca que cubre mis pensamientos.

Aún te busco, aún mi vuelo roza las crestas de las olas y las ramas de los grandes abetos

Mi fe se mantiene en ti, aún cuando solo una visión tuya permanece con un aire incierto.

Y aunque la brisa nuble mí mente, espero que escuches mi llamado para volver a volar juntos hasta que
de nuevo el Sol despunte con murmullo ardiente.

Mientras, me consuelo con pensar que eres libre y que vuelas con la ilusión de ver tu reflejo sobre el
agua inerte.

Angel Kal

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