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Bernard Madoff rompe el silencio

En sus primeras declaraciones públicas desde su arresto en 2008, el financista Bernard Madoff
le dijo al diario estadounidense The New York Times que los bancos y fondos especulativos eran
en cierta manera cómplices de su gigantesco fraude.

Durante muchos años, Bernard Madoff fue un Midas moderno. Hoy, está condenado a 150 años
de prisión por un fraude simple y gigantesco: pagar como ganancias a sus clientes con el dinero
que le llegaba de nuevas inversiones gracias a su reputación de mago de las finanzas; todo para
perpetuar un fondo que disimulaba sus agujeros detrás de una fachada de fabulosa rentabilidad.

En definitiva, mientras la rentabilidad fuera excelente - y Maddof ofrecía los mejores márgenes
de rentabilidad en el mercado - no se hacían muchas preguntas.

Madoff no apunta a ningún banco o fondo en particular en relación a sus operaciones que, en un
período de 16 años, generaron pérdidas finales de 20 mil millones de dólares en efectivo y unos
65 mil millones en títulos, pero sí señala que ha hecho todo lo posible para colaborar en la
recuperación de parte de los fondos.

El artículo reconoce que las aseveraciones de Madoff deben cotejarse con la escasa credibilidad
de un personaje que engañó sistemáticamente a mucha gente durante mucho tiempo. ¿Cómo
financistas de bancos y fondos de alta especulación, en teoría la crema del mundo ecoonómico,
no vieron este fraude elemental? En sus declaraciones al New York Times, Madoff dice que
tenían que saber, pero que su actitud era "si estás haciendo algo ilegal, preferimos no saberlo".

Estas declaraciones, sin embargo, pueden tener un impacto directo en una demanda, en Estados
Unidos por 90.000 millones de dólares. La investigación en curso ha recobrado unos 10 mil
millones de dólares, pero hay una miríada de casos, en diversos países del planeta, de firmas que
invirtieron fondos individuales con Madoff, algo que ha puesto sobre el tapete la
responsabilidad penal de estas firmas intermediarias.

El asunto de la complicidad es esencial, ya que podría ayudar a recuperar más fondos y


provocaría la caída en picada de algunos grandes nombres. Por el momento, los únicos que han
sido acusados de complicidad son su contador, su lugarteniente y algunos de sus empleados.

La gran pregunta es qué pasó con el sistema financiero que presuntamente emplea a los mejores
cerebros del planeta, o al menos ésa es la justificación de sus salarios y bonos. Una de dos, o
fueron hipnotizados por ese falso Midas que resultó Madoff - un caso de terrible incompetencia
- o efectivamente sabían y no querían saber, como dice ahora Madoff, con una tercera
posibilidad: eran cómplices conscientes en el sistema.

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