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ACCIONES CONTRA LAS ADICCIONES

 La nueva puerta de entrada al mundo de las adicciones

Si partimos de la idea de que el proceso para dejar las adicciones tiene como principio la
aceptación de que se está en un problema y de que si no se hace algo a corto plazo, cada
vez será más difícil retomar el camino de la salud; hoy es necesario plantear, uno de los
que actualmente resultan los principales obstáculos para efectuar ese proceso de
recuperación: la conducta adictiva difusa.

Aquí no estamos hablando de una persona que termina el día o amanece inconsciente
tirada en la calle tras haber consumido grandes cantidades de alcohol o drogas, tampoco
hablamos de personas que dejan sus trabajos, a sus familias o de quienes incluso
transgreden las leyes para poder mantener el consumo de las drogas y de si mismos. Es
más, ni siquiera se trata de adolescentes que por su forma frecuente de consumo de
alcohol, tabaco y otras drogas “de antro” tienen por costumbre estar metidos en líos con
sus padres, con la escuela y con las autoridades de donde se encuentren.

Aunque es un estado relativamente lejano a los descritos antes, una persona con una
conducta adictiva difusa tiene un estilo de vida que ante los ojos de los demás y lo peor
es que hasta de si mismo, es totalmente funcional y adaptado con su entorno; es decir,
que como dirían los libros: “no llama la atención de las autoridades de salud”, y
tampoco de sus padres, y es que estamos hablando de adolescentes y jóvenes que no
tienen una adicción específica, no consumen frecuentemente alcohol, ni frecuentemente
drogas, ni se la pasan todo el día en los videojuegos, ni están cuatro días a la semana en
el antro o buscando los lugares de moda, ni se dedican todo el día a checar cuantas
nuevas visitas tienen en su perfil en las cada vez más invasivas redes sociales de
Internet, ni se la pasan buscando permanentemente quien será la próxima víctima que
se llevarán a la cama, ni esperando o exigiendo que papi o mami les compren la ropa y
el nuevo supercelular que les dará la seguridad de que “ellos los quieren” y que serán
bien vistos por los demás, ni se la pasarán el día entero hablando por teléfono o
mandando mensajes en el dichoso aparato, etc. etc. etc. Es decir, no hacen nada de esto
en exceso pero hacen todo esto alternadamente, a tal grado que no hacen más que pasar
de una cosa a otra durante toda la semana, y con solamente mantener un promedio
aprobatorio en la escuela o medianamente cumplir en el trabajo y con la familia, es
suficiente para que se conduzcan por la vida con la idea de que son personas sin
problemas de adicciones.

Sería un planteamiento dogmático y tendencioso afirmar que todas las personas que se
conducen de esta manera, terminan o terminarán siendo adictos en el sentido más
amplio, es decir farmacodependientes; sin embargo en el trabajo terapéutico con
personas que tienen problemas en el consumo de alcohol y otras drogas, esta no
especificidad de la adicción tiene cada vez más un lugar determinante como la puerta de
entrada al infierno de las drogas y otras conductas autodestructivas.

Como padres, podemos también contribuir y mucho a que este proceso de deterioro
continúe sin poner obstáculos, por ejemplo, haciendo caso omiso a la información que
recibimos de las instituciones dedicadas al tema, ignorando las quejas y reportes que
reciben nuestros hijos en la escuela, y aún más, dándoles la razón y defendiéndolos de
los ingratos profesores que no los entienden y que se ponen en su contra sin razón
alguna. Podemos también ayudarles a seguir por ese camino al no tener una
organización del tiempo adecuada para mantener el contacto personal y una efectiva
comunicación con los hijos, total, hay tanta información allá afuera que les puede servir,
se pueden nutrir de Internet, de la televisión, en los antros, con los cuates, los
videojuegos, etc.

No olvidemos que siempre será menos difícil prevenir que curar, así que sería muy útil
comenzar por hacer una revisión de cuáles son los factores de riesgo que están presentes
alrededor de nuestra familia y así tomar las medidas necesarias para evitar que los
menores de edad estén expuestos, y es que en general, los jóvenes se consideran un
grupo de alto riesgo para el abuso de drogas debido a una serie de factores psicosociales
importantes, como se comprueba en las encuestas realizadas a esta población. ¿O es que
acaso los tiempos actuales no están como para considerar serios los riesgos a los que se
exponen?

Centros de Integración Juvenil es una asociación civil dedicada desde hace más de 40
años a la prevención, el tratamiento, la rehabilitación y la investigación de las
adicciones, en donde podemos encontrar la información y el apoyo necesarios para
desarrollar en nuestra familia los factores de protección que impiden la aparición de
conductas autodestructivas como la drogadicción; y en caso de que ya se hayan hecho
presentes, las herramientas terapéuticas que permiten superar la problemática, y así
ocuparnos ahora para no preocuparnos y lamentarnos después. Llámenos, con gusto le
atenderemos, Tel. 6181851.

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