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paisaje rural

Paisaje rural está compuesto por una serie de elementos visibles y


se ve influenciado por una serie de factores invisibles tanto físicos
como humanos que conjuntamente definen las características del
paisaje.

    Los elementos constitutivos del paisaje son el ager o espacio


cultivado; el saltus o espacio no cultivado; el hábitat o espacio
habitado; y finalmente el espacio organizado.

    En cuanto a los factores que influyen en los paisajes rurales son
de naturaleza física, como el relieve, el clima, los suelos o la
hidrología; y humanas, como la demografía, la economía o la
política. 

    La conjunción de elementos y factores producen los diferentes


tipos de paisajes rurales dispersos por el mundo, y de los que
veremos una representación de su variedad.

Paisaje urbano

 el paisaje urbano es el paisaje propio de los núcleos urbanos o ciudades, definidos


previamente por criterios numéricos (30.000 habitantes en Japón; 20.000 en Holanda; 10.000
en España o Suiza; 5.000 en Bélgica, Chile o Austria; 2.500 en Estados Unidos o Tailandia;
2.000 en Argentina, Portugal o Francia; 200 en países escandinavos)1 o
criterios funcionales (que el sector económico dominante no sea el primario, sino el sector
secundario -ciudad industrial- o los servicios -ciudad de servicios-, aunque existen incluso las
denominadas agrociudades).

Rasgos característicos del espacio urbano son su mayor población, su alta densidad de


población, su extensión y su mayor dotación de todo tipo de infraestructuras; pero sobre todo la
particularidad de las funciones urbanas, especialmente las económicas, concentrándose la
actividad y el empleo en los sectores secundario y terciario, siendo insignificante el primario. El
espacio urbano, frente a su área de influencia, es emisor de servicios de todo tipo
(burocráticos, educativos, sanitarios, financieros, culturales, de ocio) y productos de alto valor
añadido; mientras que es atractor de población y recursos de otro tipo (mercancías agrícolas y
ganaderas, energía y productos primarios que en el espacio urbano no se pueden producir). El
alto precio del suelo, resultado de la alta demanda de viviendas, locales comerciales y todo tipo
de actividades económicas, genera en las grandes ciudades una tendencia a
construir edificios cada vez más altos.

El espacio rural, con el paso del tiempo, ha adquirido comportamientos urbanos en su


población, actividades y dotación de infraestructuras, diluyéndose en cierta medida las
diferencias con el urbano en cuanto a la satisfacción de las necesidades de servicios
elementales.

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