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ACCIONES DE GRUPO

1. Mecanismos defensivos
Están previstos estos mecanismos defensivos para aquellos casos en que un número plural de
personas, individualmente consideradas, haya sufrido perjuicios como consecuencia de una misma
actividad imputable a las autoridades o a los particulares habilitados para el desempeño de
cometidos estatales. No suministra la norma indicación alguna sobre el carácter de la “causa
vulnerable de los derechos”. En consecuencia es dable inferir que tal causa generadora puede estar
constituida por actos, hechos, omisiones y, general, cualquier actividad estatal a condición de que
ella sea generadora de perjuicios a un número no inferior a 20 en condiciones uniformes, en cuanto
se refiere a tiempo, modo y lugar. La finalidad de la acción es preservar los principios de economía
y eficiencia, en la medida en que se logra abarcar en un solo proceso los intereses económicos del
grupo damnificado por la actuación estatal.

Emplea el art. 46 de la ley 472/98 la expresión “uniformes” para referirse a las condiciones respecto
de un misma causa generadora de de los perjuicios así como a la unidad en las condiciones de los
elementos constitutivos de la responsabilidad.

Del contenido de la norma se infieren como presupuestos básicos de la acción:


a) La ocurrencia de perjuicios individuales, que pueden ser de cualquier naturaleza; es decir,
materiales, morales, fisiológicos, etc.
b) Sufridos por un número plural de personas de personas que no puede ser inferior a 20.
c) El objetivo se reduce exclusivamente al pago de la indemnización.
d) Aún cuando no lo expresa la ley, los daños deben tener el carácter de “antijurídicos”, de
acuerdo a lo previsto en la carta política en su art.90.

2. Titulares de la acción
La acción de grupo debe ser ejercida por un conjunto de personas no inferior a 20, por personas
jurídicas o naturales perjudicadas, o por los Personeros Municipales y Distritales, o por el Defensor
del Pueblo. El ejercicio de esta acción requiere los servicios de abogado titulado e inscrito. Cuando
son variados los apoderados, se integra un Comité que tendrá como coordinador el apoderado del
mayor número de perjudicados o, en su defecto, aquel que de común acuerdo designe el Comité.

Para esta clase de acciones el art. 48 en su parágrafo único establece una especie de agencia oficiosa,
en cuanto consagra que el actor o demandante representa a las demás personas perjudicadas
individualmente por las mismas actuaciones, aún cuando no hayan presentado demanda ni conferido
poder alguno.

3. Caducidad
Dispone el art. 47 que sin perjuicio de la acción individual radicada en cada persona damnificada, la
acción de grupo debe ejercerse dentro de los dos años siguientes a la fecha en que se causó el daño
o cesó la actividad generadora de las lesiones al patrimonio jurídico. Esta norma permite presumir
que, cuando el perjuicio lo ha padecido una persona o un número inferior a 20, puede incoarse por
el damnificado o los damnificados las acciones individuales, pero no aclara a cuáles se refiere. En
estas circunstancias, debe suponerse que se trata de las acciones previstas por el Código
Contencioso Administrativo en sus arts. 56 y 86, porque la acción popular no parece estar instituida
para obtener el resarcimiento por perjuicios individuales.

La norma no ofrece mayor claridad sobre la procedencia de las dos acciones a favor de un mismo
titular. Corresponderá a la jurisprudencia esclarecer lo siguiente; sí una persona afectada por la
actividad estatal que a su vez a causado daños a un considerable número de sujetos, puede ejercer
simultáneamente las acciones de reparación y de grupo, o de nulidad y restablecimiento. Porque de
ser esto posible, se podrían dar casos de enriquecimiento sin causa, ya que un perjuicio,
hipotéticamente podría resultar indemnizado dos veces.

4. Jurisdicción y competencia
Arts. 50 y 51. En las mismas condiciones previstas para las acciones populares, conocerá de las
acciones de grupo la jurisdicción de lo Contencioso Administrativo cuando se trate de actividades
propias de la función administrativa, a cargo de entidades públicas o de particulares habilitados para
el efecto por el ordenamiento jurídico superior. En primera instancia conocen de las acciones de
grupo los Jueces Administrativos y Civiles del Circuito. La segunda instancia se surte en su orden,
ante los Tribunales Administrativos y las Salas Civiles de los Tribunales Superiores. Será
competente el juez del lugar de los hechos o el del domicilio del actor a elección de éste. Cuando
fuesen varios los competentes conocerá a prevención aquel ante quien se haya presentado la
demanda. Actualmente, ante la falta de jueces administrativos la acción es del conocimiento de los
Tribunales Administrativos en primera instancia.

5. Trámite del proceso


Disponen los arts. 52 y ss., los requisitos del art. 137 del Código Contencioso Administrativo y en
general los de toda demanda. De manera tal que, el libelo permita al juez tener un conocimiento de
las partes concernidas en el juicio; la determinación del responsable; las pretensiones con el
estimativo del valor de los perjuicios; la identificación de los integrantes del grupo o la manera
como el juez puede lograrla; las circunstancias apropiadas para recibir notificaciones sobre las
providencias que se expidan; las pruebas fundamento de las peticiones, etc.

Pero además como exigencia especial, el libelo de la demanda debe exponer la justificación del
ejercicio de la acción; es decir, en la práctica significa que la demanda debe fundamentar lo relativo
a la uniformidad en cuanto a las condiciones de la causa que originó perjuicios individuales a los
integrantes del grupo; asimismo, la unidad respecto de todos los elementos que configuran la
responsabilidad.

Sobre el contenido del numeral 6 artículo 52, que guarda armonía con el art. 3 de la misma ley,
precisa puntualizar algunos aspectos. En primer término, ha de recordarse que la causa para efectos
de la responsabilidad patrimonial del Estado, está constituida por la génesis u origen de los
perjuicios.

Para fines de las exigencias previstas en las normas citadas, debe existir uniformidad tanto de la
causa como de los elementos constitutivos de la responsabilidad patrimonial del Estado.

En la práctica, exige la norma que, quienes acuden en acción de grupo hayan sido víctimas de daños
provenientes de una misma causa. Es decir, el origen común a todos. Por ejemplo, un acuerdo
municipal que al declarar un predio de utilidad pública, afecta a un número plural de propietarios de
dicho inmueble. Deben ser igualmente comunes o uniformes los elementos de la responsabilidad.
Es decir, la actividad oficial, el daño, y el nexo causal.

A su vez la actividad oficial puede haberse dado por actos, hechos, operaciones, omisiones o vías
de hecho. Por último, debe existir uniformidad también en el nexo de causalidad predicable entre la
causa y el efecto; es decir, entre la actividad administrativa y los perjuicios.

Otro punto que exige especial atención, es el relativo a la demanda. A más de su necesaria
identificación en el libelo, si en el curso del proceso aparecen otros responsables de los perjuicios,
el juez de primera instancia debe oficiosamente citarlos.
Recibida la demanda, debe admitirse dentro de los diez días siguientes. En la providencia que así lo
disponga se ordenará la notificación y el traslado de la demanda por diez días. A los integrantes del
grupo se les debe informar por el medio de comunicación que resulte más propicio para el efecto.

Cuando la parte demandada está constituida por una entidad pública o una sociedad, la notificación
del auto admisorio en principio debe hacerse a su respectivo representante legal o a quien este haya
delegado para tal efecto. Pero sí ello no fuere posible, la notificación debe surtirse con el empleado
que se encuentre, a quien se le hará entrega de la copia de la demanda, de los anexos y del auto
admisorio.

Las notificaciones a las entidades oficiales se practican en las sedes respectivas; a las sociedades, en
la dirección suministrada por el actor, salvo que la desconozca, caso en el cual así habrá de
afirmarlo bajo juramento. En este caso la diligencia se hará en la dirección registrada en la Cámara
de Comercio.

6. Integración del grupo


Preceptúa el art. 55 que, cuando la demanda se haya originado en daños ocasionados a un número
plural de personas por una misma acción u omisión o por varias acciones u omisiones causantes de
la vulneración de derechos o intereses colectivos, quienes hubieren sufrido un perjuicio podrán
hacer parte dentro del proceso, antes de que se decreten las pruebas. Para el efecto deberán
presentar un escrito con indicación de sus nombres, el daño sufrido, el origen del mismo, y su
voluntad de asociarse al grupo que presentó la demanda; esto, con el fin de acogerse al resultado del
juicio.

También contempla la norma que, quien no haya concurrido al juicio, y siempre que no se haya
operado la caducidad o la prescripción, puede adherirse al resultado después del fallo, dentro de
los 20 días siguientes a su publicación. En este caso, el nuevo aspirante a integrar el grupo no puede
invocar daños extraordinarios ni obtener indemnización mayor. Tampoco se beneficiará de la
condena en costas. Ni su ingreso redundará en un aumento del monto de la indemnización decretada.

La disposición descrita, presenta dos figuras novedosas en el derecho procesal, las cuales tienen
ocurrencia en ambos casos dentro de procesos ya iniciados a instancias de un grupo que
originalmente presentó la demanda.

El primer fenómeno procesal acaece, una vez proferido el auto admisorio de la demanda. La ley
otorga oportunidad para las restantes personas que fueron perjudicadas en las mismas circunstancias,
pero que no acudieron como demandantes. Se les concede derecho, antes de proferirse auto que
decrete pruebas, para que se hagan parte por medio de un escrito, en el que deben manifestar su
voluntad de unirse al grupo. Esta disposición en cierta manera desconoce el derecho a la igualdad,
en cuanto les da a los nuevos actores un trato favorable frente a lo dispuesto por el art. 49 que
dispone la necesidad de abogado para instaurar la acción.

La segunda y última oportunidad está dada, después de que se ha dictado sentencia. Durante los 20
días siguientes a la publicación de la misma, las personas que fueron también perjudicadas con los
mismos hechos, pueden acogerse al fallo a condición de que la acción no haya caducado. Como se
anotó, la norma advierte que, no es ésta la oportunidad para exigir mayor indemnización por daños
extraordinarios o excepcionales. A estas personas que llegan posteriormente al proceso tampoco les
aprovecha la condena en costas, ya que si acudieron cuando ya se había proferido el fallo mal
podrían haber incurrido en gastos. Esto, porque aún cuando ellas implican un aumento en el número
integrante del grupo su advenimiento no incide en la cuantía total de la condena ya liquidada.
Este art. 55 descrito, exige algunas precisiones, dados los aspectos específicos que envuelve y
demás, el lenguaje vago que utiliza.

En primer término se consagra una figura nueva, constituida por el conformador postrero del grupo,
diferente del sujeto como parte activa del proceso, ya que éste acude como demandante, mientras
que el adherente, comparece cuando ya la demanda ha sido aceptada. Tampoco se equipará a la
parte coadyuvante, en los juicios relativos al art. 85 del C.C.A, porque ésta a pesar de que concurre
al proceso en apoyo del actor, no se beneficia del restablecimiento del derecho que disponga el fallo,
el cual sólo redunda en provecho del demandante, dado que la sentencia debe guardar congruencia
con las pretensiones de la demanda.

En principio la nueva figura procesal establecida por el art. 55 ley 472/98, parece constituir una
excepción a ese principio de congruencia consagrado por el C. de P.C en su art. 305; porque los
efectos del fallo se extienden e involucran a personas que no suscribieron la demanda; pero de otra
parte, su ingreso no permite otorgar indemnizaciones distintas a las contenidas en la demanda, y en
tales condiciones el sujeto pasivo de la acción tampoco puede sufrir mayores condenas a las
decididas en la sentencia, ya que la condena no puede incrementarse. En contraste, puede ocurrir
que, el monto de la indemnización se reduzca, en el evento contemplado en el art. 65 núm. 3 lit. b,
cuando el número de integrantes del grupo resulta menor que las solicitudes presentadas. De darse
esta circunstancia, el valor sobrante debe ser devuelto a la entidad demandada. Este caso podría
ocurrir cuando, parte de los inicialmente comprendidos en el grupo piden su exclusión.

En resumen, se deduce lo siguiente:


1º El grupo para ejercer la acción, de ordinario se integra antes de la presentación de la
demanda, y en tal virtud concurre cada persona a constituir de la parte actora, que no puede
estar conformada por menos de 20 personas.
2º Al grupo que presentó la demanda, pueden unirse personas que sufrieron perjuicios con las
mismas actividades: actos, hechos, omisiones, contratos, operaciones o vías de hecho
generadoras de la violación a los derechos o interese colectivos. Se requiere en este caso,
que no se haya proferido el auto que decreta las pruebas pedidas por las partes.
3º De igual manera las acciones individuales, de reparación o de restablecimiento del derecho,
que se hayan iniciado por los mismo hechos; es decir que tengan la condición de
uniformidad exigida por la ley, pueden acumularse a la acción de grupo, a solicitud del
interesado. En este caso, debe entenderse que el peticionario se acoge a los resultados de la
acción de grupo. No dice la ley cuál es el momento procesal oportuno para elevar dicha
solicitud, pero debe pensarse que puede hacerse en cualquiera de las dos oportunidades que
tienen las restantes personas damnificadas; es decir, antes de que se abra el proceso a
pruebas o dentro de los 20 días siguientes a la publicación del fallo proferido dentro de la
acción de grupo.
4º Una vez expedida la sentencia también pueden unirse al grupo demandante las personas que
sean titulares de la acción vigente. Es decir, conforme al art. 48 de la ley, las personas que
han sufrido perjuicio individual, dentro de los dos años siguientes a la ocurrencia del daño o
a la cesación de la actividad generadora del mismo. Esta clase de intervinientes puede
plegarse a los resultados del fallo dentro de los veinte días siguientes a la publicación del
mismo. En este caso la ley exige dos requisitos en relación con el factor tiempo. En primer
lugar que, el escrito se presente antes de que la acción haya caducado o prescrito según el
caso; además, que no haya transcurrido más de veinte días desde la publicación de la
sentencia. El reconocimiento de estos nuevos integrantes se hará mediante acto
administrativo motivado, de acuerdo con lo dispuesto por el art. 65 núm. 3 lit. b). Este acto,
puede considerarse que forma parte de la sentencia en cuanto extiende los efectos de la
misma a otras personas que no habían acudido al proceso.
6.1 Exclusión del grupo
El art. 56 en la práctica consagra el desistimiento de la acción, que puede darse en dos
oportunidades:
a) Dentro de los cinco (5) días siguientes a la fecha de la admisión de la demanda cualquiera
de los integrantes del grupo puede manifestar su voluntad de ser excluido de los efectos de
la conciliación o de la sentencia.
b) La otra oportunidad se ofrece después de ser expedida la sentencia, cuando la persona no
participó en el proceso y demuestra que sus intereses no estuvieron debidamente defendidos
por el representante del grupo o que hubo graves fallas en la notificación. En ambos casos
se pueden intentar las correspondientes acciones individuales, a condición de que se
encuentren vigentes.

6.2 Excepciones
A más de la posibilidad de proponer excepciones de mérito, presentan las acciones de grupo la
procedencia de las excepciones previas, conforme a lo dispuesto en el Código de Procedimiento
Civil en los arts. 97 a 100.

6.3 Medidas cautelares


En el trámite de las acciones de grupo son procedentes las medidas preventivas previstas en el C. de
P.C en sus arts. 690 y ss., las cuales deben ser impetradas por el actor en la demanda, decretadas en
el auto admisorio de la misma y cumplidas antes de que se notifique al demandado. Su trámite será
el consagrado por el mismo código.

6.4 Conciliación
Exige el art. 61 que, después de admitida la demanda, cuando ya ha precluido el término que tenían
los integrantes para pedir su exclusión del grupo, se cite dentro de los diez días siguientes para una
audiencia de conciliación, con el fin de lograr un acuerdo entre las partes. Estás deberán estar
asistidas por sus apoderados. En caso de que resulte infructuoso este intento, en cualquier estado del
procesa las partes pueden solicitar la celebración de una nueva diligencia tendiente a un arreglo que
ponga fin al litigio. Es potestativo para la Defensoría del Pueblo participar de esta diligencia, pero sí
el Defensor actúa como demandante, puede actuar la Procuraduría, todo con el fin de proponer
fórmulas y de facilitar el acuerdo.

El acta contentiva de la conciliación tiene el valor de una sentencia; hace tránsito a cosa juzgada y
presta mérito ejecutivo. Dicho documento debe ser publicado en un medio de comunicación de
amplia circulación nacional.

7. Pruebas
Si eventualmente no prospera la conciliación convocada a instancias del juez, deberá proferirse auto
para decretar las pruebas solicitadas y las demás que oficiosamente se estimen necesarias para el
esclarecimiento de los hechos. El término para el efecto es de veinte días, que podrá ampliarse hasta
otro tanto, cuando la complejidad del caso lo exija.

Como en todo proceso, después de cerrado el debate probatorio, las partes pueden alegar de
conclusión, para lo cual tienen un término común de cinco días. Al vencimiento de este lapso, el
proceso pasa al Despacho para que, en el término perentorio de veinte días, se profiera el fallo. Este
plazo no puede interrumpirse ni prorrogarse para otros trámites, salvo que se trate de impedimento o
recusación.

8. Contenido de la sentencia
En principio la sentencia debe contener los requisitos y exigencias previstos por el Código de
Procedimiento Civil. Y cuando sea favorable a las pretensiones de la demanda debe disponer lo
siguiente:
1º Condena al pago de una indemnización colectiva, conformada por la suma de las
indemnizaciones individuales.
2º Los requisitos que deben cumplir las personas afectadas que no concurrieron al proceso, con el
fin de que puedan reclamar la correspondiente indemnización en los términos establecidos por
el art. 61. Esta remisión es equivocada, pues debió hacerse al art. 55 que sí se refiere al tema.
De todas maneras, elaborar la liquidación se torna un tanto difícil para el juzgador, porque
como se anotó al comentarse el art. 55, en principio, “la integración de nuevos miembros al
grupo, con posterioridad a la sentencia, no incrementará el monto de la indemnización
contenida en ella”.
3º En la sentencia debe disponerse que el monto de la indemnización se entregue al Fondo para la
Defensa de los Derechos e Intereses Colectivos, dentro de los diez días siguientes a la ejecutoria
del fallo, el cual será administrado por el Defensor del Pueblo para el pago de:
a) Las indemnizaciones individuales de los integrantes del grupo, según el monto
precisado en el juicio.
b) Las indemnizaciones de los solicitantes que decidieron adherirse al resultado de la
sentencia. Estas peticiones se resolverán mediante un solo acto administrativo, previa
comprobación de que los beneficiarios reúnen los requisitos exigidos en la sentencia
para demostrar la pertenencia al grupo de los actores.

Sí el estimativo del monto de la condena o del número de integrantes fuere menor, el juez puede
corregir la sentencia con disminución de tales factores. En estas condiciones dentro de los
veinte días siguientes a la publicación de la misma, ordenará, después de verificados todos los
pagos, que el dinero excedente sea devuelto a la parte demandada.

4º Dentro del mes siguiente a la ejecutoria de la sentencia, se ordenará su publicación por una sola
vez en un periódico de amplia circulación nacional, para que en los veinte días siguientes
acudan las partes damnificadas a reclamar su indemnización.
5º La liquidación de las costas en la cual debe incluirse el valor de la publicación del resumen del
fallo, a que se refiere el numeral 4º.
6º La liquidación de los honorarios del abogado Coordinador, correspondiente al 10% del valor de
las indemnizaciones, descontadas las de quienes han sido representadas judicialmente.

9. Efectos de la sentencia
En las acciones de grupo la sentencia surte efectos entre las partes que acudieron al proceso. Pero,
presenta como particularidad que, también extiende sus alcances a quienes perteneciendo al
conjunto no expusieron oportunamente su voluntad de ser excluidas del grupo y de los resultados
del juicio. El caso podría darse cuando varias familias, como consecuencia del montaje de una gran
empresa se ven perjudicadas en sus derechos al agua, ambiente sano, a la tranquilidad, a las vías de
comunicación, etc. Ellas forman un total de noventa personas. Pero acude a demandar un grupo de
50 personas. Veinte acuden cuando se abre el juicio a pruebas. En este caso la sentencia que dispone
la indemnización tiene efectos para las veinte restantes, que no acudieron al juicio, quienes podrán
presentarse dentro de los veinte días siguientes a la publicación del fallo, con el fin de obtener su
indemnización. Pero se requiere que en el expediente haya demostración de la existencia de estos
damnificados.

10. Recursos

10.1 Recursos ordinarios


Contra el fallo procede el recurso de apelación en el efecto suspensivo. En este caso, el juez
señalará caución para garantizar las medidas cautelares de embargo y secuestro. No dice le art. 67
quien debe asumir esta obligación, pero debe presumirse que corresponde al recurrente para
responder de eventuales perjuicios ocasionados por la demora en el trámite del recurso.

El recurso debe resolverse en 20 días, salvo que deban practicarse pruebas, pues en este caso se
prorroga por 10 días.

10.2 Recursos extraordinarios


En las acciones de grupo, contra los fallos que proceden los recursos de revisión y casación en su
orden, según que haya conocido la jurisdicción contenciosa administrativa o la justicia civil
ordinaria. Su trámite es el previsto en el Código Contencioso Administrativo (arts. 185 a 193) y de
Procedimiento Civil (arts. 365 a 376).

Los términos en el trámite y fallo de los citados recursos extraordinarios son perentorios, como que
no pueden en ningún caso excederse. Para proferir el fallo la Corte Suprema de Justicia o el
Consejo de Estado, según el caso, tienen noventa días contados a partir de la fecha en que se radica
el negocio en la Secretaría General de la respectiva corporación.

11. Aspectos no regulados


Los vacíos que puedas presentarse serán suplidos con las normas del Código de Procedimiento Civil,
por mandato del art. 68 ley 472/98. En este punto, dado que las acciones de grupo son
eminentemente indemnizatorias y que, la mayor parte de las veces el sujeto pasivo estará
constituido por entidades oficiales, habría sido más apropiado efectuar la remisión al Código
Contencioso Administrativo igualmente regulador de acciones resarcitorias previstas en los arts. 85,
86 y 87

12. Uniformidad del trámite


La ley en su art. 69 preceptúa que las restantes acciones de grupo contempladas en la ley 45/90, en
los Decretos 653/93 y 3466/82, se tramitan de acuerdo al Título III de la ley 472/98. Contiene la ley
una serie de disposiciones un tanto ajenas al procedimiento, como la creación, fuente de recursos y
manejo del Fondo para la Defensa de los Derechos e Intereses Colectivos. También se refiere a la
organización del Registro Público de Peritos para Acciones Populares y de Grupo.

DISPOSICIONES COMUNES A LAS ACCIONES POPULARES Y DE GRUPO

1. Registro público de peritos en acciones populares y de grupo


Para que las acciones populares y de grupo tengan cumplida ejecución y para facilitar su trámite y
acertar en las decisiones que les pongan fin, la ley crea el Registro Público de Peritos, conformado
por autoridades públicas y por particulares que cumplan funciones estatales. Cuando las unas y los
otros cuenten con soporte técnico, logístico y con personal de apoyo que puedan colaborar en la
práctica de pruebas, como las Universidades y las Asociaciones o Agremiaciones Profesionales,
deben inscribirse en el Registro. Éste quedó a cargo del Consejo Superior de la Judicatura.

Una vez inscrita una persona en el Registro, su designación como perito es de forzosa aceptación y
aún cuando se trate de un servidor público debe dedicarse con prioridad al cumplimiento del
cometido que se le ha encomendado.

Establece la ley algunas particularidades en relación con las pruebas. A varios de los medios
probatorios se les despoja de la excesiva formalidad, y se da paso al concepto de la buena fe,
presumible en todo aquel que acude a la justicia. El art. 75 permite a las partes de común acuerdo,
antes de la sentencia de primera instancia, la presentación de pruebas técnicas; de versiones sobre
los hechos dadas por testigos. En tal caso, el documento debe presentarse bajo juramento con el
reconocimiento ante autoridad competente. También se le otorga validez al escrito contentivo de los
puntos de una inspección judicial. Igualmente, este documento debe presentarse con atestación bajo
juramento ante autoridad competente.

En aras del principio de economía y celeridad, las partes pueden solicita que la inspección judicial
sea practicada por un perito escogido de común acuerdo. Con esta medida se busca aligerar el
trámite y descongestionar los Despachos Judiciales.

2. Eficacia de la prueba
La apreciación de las pruebas se hará por el juez de acuerdo a lo dispuesto en los arts. 174 y 179 del
C. de P.C, es decir, en el momento de adoptar la decisión del caso. Por mandato de la ley, está
vedada la valoración relativa a la eficacia de los medios probatorios inicialmente, es decir, cuando
se decide sobre la admisión de los mismos. De esta manera, en principio todas las pruebas deben ser
admitidas. Su apreciación y análisis se hará en el momento de adoptar la decisión. Con ello se pone
fin al rechazo de pruebas con el argumento de la falta de eficacia o de pertinencia. Ante el silencio
de la ley, se concluye que el juez no puede rechazar la práctica de pruebas por inconducentes o
impertinentes con relación al hecho, cuya demostración se pretende. Por tanto habrá de proferir auto
que las decrete, y solamente al momento de su evaluación decidirá sí ellas eran las apropiadas o
idóneas para demostrar el hecho.

La misma ley en su art. 70 crea el Fondo para la Defensa de los Derechos e Intereses Colectivos,
cuyo manejo corresponde a la Defensoría del Pueblo. Es de advertir que la Corte Constitucional
mediante sentencia del 14 de abril de 1999 declaró igualmente inexequible el literal c) de esta
norma, por cuya virtud perdían a favor del Fondo las sumas que los beneficiarios no hubiesen
reclamado por concepto de las indemnizaciones y bonificaciones reconocidas en su favor dentro del
año siguiente a la sentencia respectiva. Como consecuencia, estos derechos relativos a cobrar los
valores correspondientes a las condenas contenidas en las sentencias siguen los términos de
prescripción de todos los derechos, previstas en el Código Civil art. 2529 y en la ley 50 de 1936,
art.1º.

BIBLIOGRAFÍA

VEGA DE HERRERA, Mariela “Acciones de Grupo”, en: Derecho Procesal Administrativo,


Bogotá, Editorial Leyer, Segunda Edición, 2003, Págs. 138 – 147.

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