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CASO PRACTICO 2

Estableced de forma razonada y a la vista del régimen de responsabilidades


y sanciones estudiado en la presente unidad, en qué tipo de responsabilidad
podrían incurrir los distintos intervinientes en este suceso:

El empresario.
El art. 14 de la Ley de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL) impone al empresario una serie de
obligaciones a fin de garantizar la seguridad y la salud en el trabajo, reconociendo al trabajador el derecho
a una protección eficaz en esta materia.

Como señala la doctrina (Sala Franco) la obligación empresarial “es una obligación de medios y no de
resultado, por lo que el empresario cumplirá con su obligación genérica cumpliendo todas las
obligaciones específicas en que aquélla se concreta, poniendo todos los medios necesarios para que no se
produzcan daños, aunque éstos finalmente se produzcan y, en sentido contrario, incumplirá su obligación
genérica incumpliendo alguna de las obligaciones específicas, aunque no se produzca un resultado
dañoso”.

En este sentido, establece el artículo 42 de la LPRL que “el incumplimiento por los empresarios de sus
obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales dará lugar a responsabilidades
administrativas, así como, en su caso, a responsabilidades penales y a las civiles por los daños y
perjuicios que puedan derivarse de dicho incumplimiento.

El incumplimiento por los empresarios de sus obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales,
puede dar lugar a distintos tipos de responsabilidad, atendiendo a la infracción de que se trate. En este
sentido, cabe distinguir:

- Responsabilidad administrativa.
- Responsabilidad penal.
- Responsabilidad civil derivada de los daños y perjuicios causados por dicho incumplimiento.
- Responsabilidad basada en el recargo en las prestaciones.

La responsabilidad administrativa, es compatible con la civil y con la basada en el recargo en las


prestaciones.

La empresa principal responde solidariamente con los contratistas y subcontratistas del cumplimiento,
durante el periodo de la contrata, de las obligaciones sobre prevención de riesgos laborales impuestas en
relación con los trabajadores que aquellos ocupen en los centros de trabajo de la empresa principal,
siempre que la infracción se haya producido en el centro de trabajo de dicho empresario principal.

En la relaciones de trabajo con ETTs, la empresa usuaria responde de las condiciones de ejecución
del trabajo en todo lo relacionado con la protección de la seguridad y salud de los trabajadores, así como
del recargo de prestaciones económicas que puedan fijarse en caso de accidente de trabajo o enfermedad
profesional que tenga lugar en su centro de trabajo durante el tiempo de vigencia del contrato de puesta a
disposición y tengan su causa en la falta de medidas de seguridad e higiene.

La Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social considera sujetos responsables de la infracción en


prevención de riesgos laborales a los empresarios titulares del centro de trabajo, promotores y
propietarios de obra y trabajadores por cuenta propia que incumplan las obligaciones que se deriven de la
normativa de prevención de riesgos laborales.

El Servicio de Prevención.

La Ley de Infracciones y Sanciones en el Orden Social considera sujetos responsables de infracciones en


prevención de riesgos laborales a las entidades especializadas que actúen como servicios de prevención
ajenos, personas o entidades auditoras y entidades formativas que incumplan las obligaciones establecidas
en la normativa sobre dicha materia (art.2).
El incumplimiento por los servicios de prevención ajenos, personas o entidades auditoras y entidades
formativas de sus obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales, puede dar lugar a distintos
tipos de responsabilidad, atendiendo a la infracción de que se trate. En este sentido, cabe distinguir:
- Responsabilidad administrativa.
- Responsabilidad penal.
- Responsabilidad civil derivada de los daños y perjuicios causados por dicho incumplimiento.

El Delegado de Prevención.

La exigencia de responsabilidades de cualquier tipo a los delegados de prevención por su actuación en


materia de prevención de riesgos laborales, choca en primer término con la propia conceptuación que de
los mismos hace la ley de prevención de riesgos laborales. Considérese que los delegados de prevención
no son sino representantes de los trabajadores (entre los cuales se eligen) con funciones específicas de
representación en materia de seguridad y salud en el trabajo, canalizando así el derecho de los
trabajadores a la información, consulta y participación en este orden, que como establece el artículo 14.1.
LPRL, forma parte del más amplio derecho genérico a la protección frente a los riesgos laborales. En
consecuencia, rara vez los delegados de prevención asumen funciones decisorias o ejecutivas que
justifiquen el correlativo deber de responder por tales actuaciones, ello sin considerar que, en tanto que
representantes de los trabajadores, gozan de todas las garantías del artículo 68 ET.
Ello no obstante, la ley de prevención de riesgos laborales en su artículo 21.4. atribuye a los delegados
de prevención la facultad de paralizar, por decisión mayoritaria, los trabajos de la empresa en los
supuestos de riesgo grave e inminente en los que la decisión de paralización no sea tomada por el
empresario y no sea posible reunir a los órganos de representación unitaria de los trabajadores con la
suficiente rapidez. En tal caso, la decisión de los delegados de prevención será fiscalizada por la
Inspección de Trabajo, que en el plazo de 24 horas la anulará o ratificará, sin que aquéllos puedan sufrir
posteriormente ninguna represalia por la adopción de tal medida, salvo mala fe o negligencia grave. Sin
embargo, partiendo de la base de la calificación de la Inspección de Trabajo, el empresario podrá exigir
responsabilidades a los delegados de prevención probando el carácter doloso o culposo de su actuación de
los delegados de prevención (vid. sobre la posibilidad de imponer sanciones disciplinarias las sentencias
del TSJ de Cantabria de 31 de diciembre de 2001 y 17 de enero de 2002).

El trabajador.
De conformidad con el art. 29 de la LPL “corresponde a cada trabajador velar, según sus posibilidades y
mediante el cumplimiento de las medidas de prevención que en cada caso sean adoptadas, por su propia
seguridad y salud en el trabajo y por la de aquellas otras personas a las que pueda afectar su actividad
profesional, a causa de sus actos y omisiones en el trabajo, de conformidad con su formación y las
instrucciones del empresario.

Los trabajadores, con arreglo a su formación y siguiendo las instrucciones del empresario, deberán en
particular:

• Usar adecuadamente, de acuerdo con su naturaleza y los riesgos previsibles, las máquinas,
aparatos, herramientas, sustancias peligrosas, equipos de transporte y, en general, cualesquiera
otros medios con los que desarrollen su actividad.
• Utilizar correctamente los medios y equipos de protección facilitados por el empresario, de
acuerdo con las instrucciones recibidas de éste.
• No poner fuera de funcionamiento y utilizar correctamente los dispositivos de seguridad
existentes o que se instalen en los medios relacionados con su actividad o en los lugares de
trabajo en los que ésta tenga lugar.
• Informar de inmediato a su superior jerárquico directo, y a los trabajadores designados para
realizar actividades de protección y de prevención o, en su caso, al servicio de prevención,
acerca de cualquier situación que, a su juicio, entrañe, por motivos razonables, un riesgo para la
seguridad y la salud de los trabajadores.
• Contribuir al cumplimiento de las obligaciones establecidas por la autoridad competente con el
fin de proteger la seguridad y la salud de los trabajadores en el trabajo.
• Cooperar con el empresario para que éste pueda garantizar unas condiciones de trabajo que sean
seguras y no entrañen riesgos para la seguridad y la salud de los trabajadores.

El incumplimiento por los trabajadores de las obligaciones en materia de prevención de riesgos a que se
refieren los apartados anteriores tendrá la consideración de incumplimiento laboral a los efectos previstos
en el artículo 58.1 del Estatuto de los Trabajadores (...)”.

Por ello, en la medida que cause daño a terceros vendrá obligado a responder por ello en virtud de la
obligación genérica de no causar daño a nadie que impone el art. 1.902 del Código Civil (responsabilidad
civil extracontractual): “el que por acción u omisión causa daño a otro, interviniendo culpa o
negligencia, está obligado a reparar el daño causado”.

No obstante, debe recordarse que, aun existiendo responsabilidad del trabajador, por el juego del art.
1.903 CC el empresario puede verse obligado a responder civilmente por los actos de aquél: “La
obligación que impone el artículo anterior es exigible, no sólo por los actos u omisiones propios, sino
por los de aquellas personas de quienes se debe responder. (...) Lo son igualmente los dueños o
directores de un establecimiento y empresa respecto de los perjuicios causados por sus dependientes en
el servicio de los ramos en que los tuvieran empleados, o con ocasión de sus funciones”.

Esta responsabilidad civil es de carácter solidario de forma que el tercero perjudicado podrá dirigirse,
indistintamente, contra el trabajador, contra el empresario o contra ambos simultáneamente (1.144 CC).
En todo caso, el empresario, en el supuesto que el trabajador hubiera actuado sin seguir sus órdenes,
podrá repetir contra el mismo en el caso que hubiese reparado el daño causado por éste (1.145 CC).

En términos parecidos se pronuncia el art. 120 CP cuando existe responsabilidad penal del trabajador, en
cuyo caso el empresario podría responder civilmente, si bien con carácter subsidiario (en caso de
insolvencia del trabajador).

El incumplimiento por los trabajadores de sus obligaciones en materia de prevención de riesgos laborales,
puede dar lugar a distintos tipos de responsabilidad, atendiendo a la infracción de que se trate. En este
sentido, cabe distinguir:

- Responsabilidad disciplinaria: derivada del art. 29.3 de la Ley de Prevención de Riesgos


Laborales.
- Responsabilidad civil derivada de los daños y perjuicios causados por dicho incumplimiento.

Los demás trabajadores


Lo mismo que el trabajador.

El fabricante.

Los fabricantes españoles serán responsables durante un período de 10 años de los daños ocasionados a
los consumidores por un producto defectuoso, tanto si se trata de lesiones personales como de daños
materiales. Por producto defectuoso se entiende aquel que no ofrezca la seguridad que legítimamente
cabría esperar, teniendo en cuenta su presentación, su uso y el momento de su puesta en circulación.
El fabricante o importador del producto causante de daños no será responsable si prueba que no había
puesto en circulación el producto o que el defecto no existía cuando lo hizo. Esta disposición española
transpone las exigencias de la directiva comunitaria sobre la responsabilidad civil de las empresas por los
daños producidos por productos defectuosos.
Los fabricantes, importadores y suministradores pueden incurrir en responsabilidad derivada del
incumplimiento de sus obligaciones en prevención de riesgos laborales relativas a asegurar que la
maquinaria, productos y útiles de trabajo no constituyan fuente de peligro para el trabajador ni factores de
riesgo, siempre que sean instalados y utilizados en la forma y para los fines que fueron recomendados.
El incumplimiento por los fabricantes, importadores y suministradores de sus obligaciones en materia de
prevención de riesgos laborales, puede dar lugar a distintos tipos de responsabilidad, atendiendo a la
infracción de que se trate. En este sentido, cabe distinguir:
- Responsabilidad administrativa.
- Responsabilidad penal.
- Responsabilidad civil derivada de los daños y perjuicios causados por dicho incumplimiento.

Debemos diferenciar los tipos de responsabilidades:

Responsabilidad administrativa: Tipifica las conductas que constituyan infracción administrativa


de la normativa sobre prevención de riesgos laborales, y fija sanciones para cada tipo de incumplimiento,
distinguiendo entre:
-Infracciones leves.
-Infracciones graves.
-Infracciones muy graves.
La Ley de Infracciones y sanciones en el orden social, establece que son infracciones laborales en
materia de prevención de riesgos laborales, las acciones u omisiones de los diferentes sujetos
responsables que incumplan normas legales, reglamentarias y cláusulas normativas de los convenios
colectivos en materia de seguridad y salud laboral sujetas a responsabilidad conforme a dicha Ley.
La autoridad laboral actúa a raíz de una propuesta de sanción procedente de la Inspección de Trabajo,
basada en el incumplimiento por parte del empresario de las obligaciones establecidas en la Ley de
Prevención de Riesgos Laborales.
La responsabilidad administrativa no es compatible con la responsabilidad penal.

Responsabilidad penal: sanciona las conductas claramente agresivas contra la salud de los
trabajadores.
En este sentido, el Código Penal establece que, los que con infracción de las normas de prevención
de riesgos laborales y estando legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que los
trabajadores desempeñen su actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, de forma que
pongan así en peligro grave su vida, salud o integridad física, incurrirán en un delito contra la salud de los
trabajadores.
El Código Penal distingue dos supuestos:
- Infracción de las normas de prevención con peligro para la vida o integridad física de los
trabajadores (art. 316 CP). En este supuesto, no es necesario que se produzcan daños, es
suficiente el hecho de haber creado y aceptado la situación de peligro.
- Infracción de las normas de prevención por imprudencia grave con peligro para la vida o
integridad física de los trabajadores (art. 317 CP).
La responsabilidad penal es incompatible con la administrativa. No puede haber sanción
administrativa y condena penal a la vez.

Responsabilidad civil: la responsabilidad civil establece la obligación de indemnizar el daño o


perjuicio causado por una actuación imprudente o negligente.
Los supuestos de responsabilidad civil aplicables son los siguientes:
- Culpa contractual (art. 1101 Cc.): establece la indemnización por los daños y perjuicios causados
por los que en el cumplimiento de sus obligaciones incurran en dolo, negligencia o morosidad, y
los que las incumplan, siempre que exista vínculo contractual con el perjudicado.
- Culpa extracontractual (art. 1902 Cc.): Establece indemnización al que por acción u omisión
causa daño a otro con el que no tiene vínculo contractual, interviniendo culpa o negligencia.
La responsabilidad civil, es compatible con la administrativa, con la penal y con la derivada del
recargo en las prestaciones.

Responsabilidad basada en el recargo en las prestaciones: la Ley General de la Seguridad


Social, establece la responsabilidad directa del empresario en el recargo de las prestaciones económicas
en caso de accidente de trabajo o enfermedad profesional, que atendiendo a la gravedad de la falta,
estará entre un 30 y un 50%, cuando la lesión se produzca por máquinas, artefactos o en instalaciones,
centros o lugares de trabajo que carezcan de los dispositivos de precaución reglamentarios, los tengan
inutilizados o en malas condiciones, o cuando no se hayan observado las medidas generales o
particulares de seguridad e higiene en el trabajo, o las elementales de salubridad o las de adecuación
personal a cada trabajo, habida cuenta de las características, edad, sexo y demás condiciones del
trabajador (art.123).
Esta responsabilidad es compatible con la de todo orden, incluso el penal.
Analizad qué elementos se han tenido en cuenta en la Ley de Prevención de
Riesgos Laborales ( art. 45 - 48 ) para clasificar las infracciones en leves,
graves y muy graves.

Para dar respuesta a esta cuestión, debemos remitirnos al artículo 39.3 de la Ley de Infracciones y
Sanciones en el Orden Social, aprobada por Real Decreto Legislativo 5/2000 (TRLISOS), que recoge los
ocho criterios de graduación de las sanciones específicos en materia preventiva y que ya figuraban en el
artículo 49 de la Ley 31/1995, de Prevención de Riesgos Laborales (LPRL), hoy derogado.

Tal como señalan los Criterios Técnicos de la Inspección 45/2006 y 59/2008, sobre orientaciones
interpretativas de los criterios de graduación de las sanciones, aunque no puede establecerse una relación
aritmética entre el número de criterios aplicados y la graduación de la sanción, sí pueden establecerse
unas reglas generales:

- La aplicación de un solo criterio de graduación, requiere una modulación en la consideración del


grado y, preferiblemente, conduce a la aplicación de los grados mínimo o medio en sus tramos inferiores.

- El hecho de que alguna circunstancia concurrente encaje en alguno de los supuestos de graduación
no quiere decir que siempre deba ser aplicado, sino que han de tomarse en consideración solamente
aquellas circunstancias que sean especialmente relevantes, con indicación de los medios de convicción o
prueba utilizados.

A continuación, haré mención de cada uno de estos criterios de graduación.

1. LA PELIGROSIDAD DE LAS ACTIVIDADES DESARROLLADAS EN LA EMPRESA O


CENTRO DE TRABAJO

Toda actividad es potencialmente peligrosa, pero en distinto grado, por lo que este criterio ha de ser
aplicado con efectos agravatorios en aquel tipo de actividades que exigen una especial diligencia del
empresario.

La normativa de prevención de riesgos laborales califica expresamente una serie de actividades como
peligrosas. Podemos destacar, entre otras, las relaciones establecidas en el artículo 22 bis y en el Anexo I
del RD 39/1997 por el que se aprueba el Reglamento de los Servicios de Prevención, el artículo 8 del RD
216/1999 sobre empresas de trabajo temporal, o el RD 1627/1997, sobre disposiciones mínimas de
seguridad y salud en las obras de construcción.

2. EL CARÁCTER PERMANENTE O TRANSITORIO DE LOS RIESGOS

La aplicación de este criterio de graduación está en relación con el deber de diligencia que debe tener
el empresario en materia preventiva.

Ha de valorarse la diligencia o celeridad del empresario en reparar la situación de riesgo tanto


conocida (por haber sido identificado y evaluado el riesgo) como, en su caso, desconocida, por no haberlo
identificado o evaluado. Habitualmente se tratará de riesgos inherentes a la actividad de la empresa. Lo
que se pondera es el carácter continuo o meramente puntual o esporádico de los riesgos, dado que la
continuidad del riesgo en la actividad empresarial exige una mayor dedicación preventiva. Es decir, el
plus de antijuridicidad vendrá determinado por la permanencia del riesgo en el tiempo y la pasividad del
empresario ante éste.

3. LA GRAVEDAD DE LOS DAÑOS PRODUCIDOS O QUE PUDIERAN PRODUCIRSE

La redacción del artículo 39.3.c) del TRLISOS es muy amplia, puesto que abarca no sólo los daños
que ya se han producido, sino también los daños que previsiblemente pudieran producirse en el futuro.
Este criterio de graduación toma en consideración la gravedad del daño como uno de sus elementos
constitutivos. Cuando el daño ya se ha producido, su gravedad puede constatarse, pero cuando se trata de
un daño que pudiera producirse en un futuro, deben evitarse razonamientos meramente especulativos o
subjetivos; resultando en este caso improcedente la aplicación de este criterio por ir en contra de la
seguridad jurídica del sujeto responsable.

4. EL NÚMERO DE TRABAJADORES AFECTADOS

El concepto de trabajador afectado adquiere en materia preventiva una dimensión especial que no tiene
en otras materias, ya que, por lo general, no puede limitarse al trabajador que ha sufrido el daño concreto.

Por regla general, además del trabajador más directamente afectado, ha de ampliarse tal calificación a
todos los trabajadores que, por el tipo o puesto de trabajo, pueden estar potencialmente expuestos al
riesgo a que se refiera la infracción, aunque este riesgo no se hubiera concretado respecto a ellos en la
producción de un daño o siniestro.

Si la infracción se refiere a todo el centro de trabajo, pueden considerarse afectados todos los
trabajadores de éste, aunque resultaría incorrecto que, producido un siniestro, todos los trabajadores del
centro de trabajo puedan tener la consideración de afectados, como lo señala la STS (Sala de lo
Contencioso-Administrativo), de 12 de noviembre de 2001.

5. LAS MEDIDAS DE PROTECCIÓN INDIVIDUAL Y COLECTIVA Y LAS INSTRUCCIONES


DEL EMPRESARIO

El apartado e) del artículo 39.3 del TRLISOS se refiere tanto a las medidas de protección individual o
colectivas adoptadas por el empresario como a las instrucciones impartidas por éste en orden a la
prevención de los riesgos.

Pese a su mención correlativa en el mismo apartado, se trata de dos conductas distintas susceptibles de
ser apreciadas de forma separada y graduadas con diferente intensidad.

Las instrucciones del empresario han de ser suficientes y eficaces, no bastando la entrega de un simple
manual de instrucciones. Según la STS (Sala de lo Penal) de 19 de octubre de 2000, las instrucciones
empresariales en materia preventiva han de ser impartidas diligentemente, conteniendo cuantas
previsiones y experiencias técnicas sean concurrentes para evitar los accidentes, no bastando las
advertencias generales.

En principio no resulta exculpatoria de responsabilidad la manifestación de la empresa de que el


trabajador no cumplió las instrucciones preventivas dadas por la empresa, ya que según la jurisprudencia
incurriría en la "culpa in vigilando".

6. EL INCUMPLIMIENTO DE LAS ADVERTENCIAS O REQUERIMIENTOS PREVIOS

Los requerimientos o advertencias, cuyo incumplimiento va ser tomado en consideración como criterio
de graduación, han de reunir los siguientes requisitos:

- Han de ser escritos y se debe tener constancia de su comunicación formal a la empresa.


- Harán constar las deficiencias comprobadas y el plazo para la subsanación, que ha de ser
proporcionado o adecuado con las características de la inadecuación o incumplimiento.
- Deberán notificarse también a los Delegados de Prevención en la empresa.
- Los hechos respecto a los que se formuló el requerimiento incumplido deben ser coincidentes con los
incluidos en el relato fáctico del acta de infracción.

Se aplicará este criterio cuando, transcurrido el plazo, la empresa persista total o parcialmente en la
infracción advertida, levantándose por el Inspector actuante el acta de infracción. Se excluyen de este
criterio, los requerimientos específicos que se refieran a la paralización de actividades por riesgo grave e
inminente, regulados en el artículo 44 de la LPRL, que no son verdaderos requerimientos sino mandatos
imperativos.

7. INOBSERVANCIA DE LAS PROPUESTAS DE LOS SERVICIOS DE PREVENCIÓN,


DELEGADOS DE PREVENCIÓN O COMITÉS DE SEGURIDAD Y SALUD

La inobservancia de las propuestas de los órganos preventivos que se mencionan en el artículo 39.3.g)
del TRLISOS no está tipificada como infracción, sino como un criterio de graduación respecto a la
infracción que se refiera y solamente respecto a ella, no respecto a otras que se reflejen en el acta.

Se deduce del precepto "para la corrección de las deficiencias legales existentes" que no nos estamos
refiriendo a cualquier tipo de propuestas en materia preventiva, sino de aquellas que se refieran a la
subsanación de infracciones concretas a la normativa vigente, no, por ejemplo, a las que se refieran a
mejoras diversas que superen o sean ajenas a la normativa preventiva.

Para la aplicación de este criterio de graduación debe apreciarse una relación directa entre los hechos
constitutivos de infracción y la propuesta realizada previamente en relación con tales hechos.

8. LA CONDUCTA GENERAL SEGUIDA POR EL EMPRESARIO EN ORDEN A LA


ESTRICTA OBSERVANCIA DE LAS NORMAS EN MATERIA DE PREVENCIÓN DE
RIESGOS LABORALES

A la hora de valorar este criterio de graduación ha de tomarse en consideración el principio general


preventivo, recogido en el artículo 14.2, apartado segundo, de la LPRL: "El empresario desarrollará una
acción permanente de seguimiento de la actividad preventiva con el fin de perfeccionar de manera
continua las actividades de identificación, evaluación y control de los riesgos que no se hayan podido
evitar y los niveles de protección existentes y dispondrá lo necesario para la adaptación de las medidas de
prevención señaladas en el párrafo anterior a las modificaciones que puedan experimentar las
circunstancias que incidan en la realización del trabajo"

Por lo tanto, en relación con otros criterios de graduación, éste hace referencia a una valoración
conjunta -a efectos agravatorios o atenuatorios- de la conducta empresarial precedente, de su historial
preventivo, y no al momento concreto de la infracción constatada.

¿Cómo valoráis que el Código Penal describa como delito diversas


conductas que pueden atentar contra el derecho básico de los trabajadores a
una protección eficaz en materia de seguridad y salud laboral?
La responsabilidad penal viene recogida por el código penal ( ley orgánica 10/1995, de 23 de noviembre),
en su titulo XV de los delitos contra los derechos de los trabajadores en los artículos siguientes:

Articulo 316. Los que con infracción de las normas de prevención de riesgos laborales y estando
legalmente obligados, no faciliten los medios necesarios para que los trabajadores desempeñen su
actividad con las medidas de seguridad e higiene adecuadas, de forma que pongan así en peligro
grave su vida, salud o integridad física, serán castigados con las penas de prisión de seis meses a
tres años.

Mediante el indicado artículo se introduce una nueva conducta delictiva en el código penal con un nuevo
concepto, puesto que el presente delito es un delito de los denominados de riesgo, es decir que no es
necesario que se produzca ningún resultado para que el tipo delictivo se cumpla, bastaría con comprobar
que existe una infracción de las normas de prevención de riesgos laborales, que no se pongan los medios
adecuados para que los trabajadores puedan desempeñar su actividad con las medidas de seguridad e
higiene adecuadas y que esta falta de medidas ponga en peligro grave la vida, la salud o la integridad
física de los trabajadores. Por tanto con constatar que se cumplen estos requisitos estaríamos dentro del
tipo delictivo.
El artículo al describir el tipo abre un abanico importante puesto que no sólo será castigada la conducta
que ponga en peligro grave la vida o integridad física del trabajador, sino que además contempla también
la salud, lo cual significa que se están introduciendo dentro de la conducta prohibida aquella que afecte
también a la enfermedad profesional.

Articulo 317. Cuando el delito a que se refiere el artículo anterior se cometa por imprudencia
grave, será castigado con la pena inferior en grado.

Articulo 318. Cuando los hechos previstos en los artículos anteriores se atribuyeran a personas
jurídicas, se impondrá la pena señalada a los administradores o encargados del servicio que hayan
sido responsables de los mismos y quienes, conociéndolos y pudiendo remediarlo, no hubieran
adoptado medidas para ello.

Este artículo viene a complementar el texto del artículo 316, en la medida en que viene a determinar quién
es el responsable, quien es el que está legalmente obligado a tomar las medidas de seguridad y salud
laboral, cuando se trate de personas jurídicas, no debemos olvidar que la responsabilidad penal es
individual, es personal. En este caso, se establece que serán personalmente responsables los
administradores de la sociedad o los responsables en la empresa en materia de seguridad y salud laboral y,
además, todos aquellos quienes conociéndolos y pudiendo remediarlo, no hubieran adoptado medidas
para ello, de la lectura del texto podemos decir que puede haber varios responsables penales de acuerdo al
contenido del artículo 316 del código penal, pero entendemos que sólo pueden tener responsabilidad
penan aquellos que tienen capacidad de decisión en la empresa puesto que serán los únicos que pueden
remediar la situación de riesgo existente en la empresa.

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