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Este sistema surge en las colonias que se transformaron más tarde en los Estados Unidos de Norte
América; y se debe fundamentalmente a William Penn, fundador de la colonia Pennsylvania, por lo
que, al sistema se le denomina pensilvánico y filadélfico, al haber surgido de la Philadelphia
Society for Relieving Distraessed Presioners.
Penn había estado preso por sus principios religiosos en cárceles lamentables y de allí sus ideas
reformistas, alentadas por lo que había visto en los establecimientos holandeses. Era jefe de una
secta religiosa de cuáqueros muy severos en sus costumbres y contrarios a todo acto de violencia.
La prisión se construye entre 1790 y 1792, en el patio de la calle Walnut, a iniciativa de la Sociedad
Filadélfica, primera organización norteamericana para la reforma del sistema penal. Contó con el
apoyo del Dr. Benjamín Rusm, reformador social y precursor de la Penología. Estaba integrada
además por William Bradford y Benjamín Franklin de notable influencia en la independencia
norteamericana.
Von Hentig observa que en la prisión vivían hasta fines del siglo XVIII, en una misma habitación, de
veinte a treinta internos. No había separación alguna entre ellos, ni por edades ni por sexo. Les
faltaban ropas a los procesados y en algunos casos éstas se cambiaban por ron. El alcohol circulaba
libremente y su abuso parecía favorecer las prácticas homosexuales. Las mujeres de la calle se
hacían detener para mantener relaciones sexuales con los reclusos durante la noche. Presos
violentos obligaban a los internos a cantar canciones obscenas, extorsionaban a los recién llegados
y los que se resistían eran gravemente maltratados. Contra ese estado de cosas, es que reacciona
violentamente la mencionada Sociedad, la cual mantiene correspondencia con el propio John
Howard, quien solicita la abstención de bebidas alcohólicas y el trabajo forzado en un régimen
basado en el aislamiento. Esto fue establecido por la Gran Ley en 1682 y sometido a la Asamblea
Colonial de Pennsylvania.
En 1789 se describía que las celdas contaban con una pequeña ventanilla situada en la parte
superior y fuera del alcance de los presos, la cual estaba protegida por doble reja de hierro de tal
forma que a pesar de todos los esfuerzos no pudiera salir, pero también teniendo en contra el
espesor del muro. No se les permitía el uso de bancos, mesas, camas u otros muebles. Las celdas
se hallaban empañetadas de barro y yeso y se blanqueaban de cal dos veces al año. En invierno las
estufas se colocaban en los pasadizos y de allí recibían los convictos el grado de calor necesario.
No había ningún tipo de comunicación entre los internos por la espesura de los muros, tan
gruesos, por lo que se impedía escuchar con claridad las voces. Una sola vez por día se les daba
comida. De esta forma se pensaba ayudar a los individuos sometidos a prisión a la meditación y a
la penitencia, con claro sentido religioso.
El aislamiento era tan extremo que en la capilla, los presos estaban ubicados en reducidas celdas,
como cubículos con vista únicamente al altar. Así mismo, con fines de la enseñanza se los colocaba
en especies de cajas superpuestas, donde el profesor o religioso, podía observarlos, sin que ellos
se comunicaran entre sí.
Otro principio del sistema era el trabajo en la propia celda, pero sorpresivamente se entendió que
el mismo era contrario a esa idea de recogimiento. De esta forma se les conducía a una brutal
ociosidad. Sólo podían dar un breve paseo en silencio. Había ausencia de contactos exteriores. Los
únicos que podían visitar a los internos eran el Director, e! maestro, el capellán y los miembros de
la Sociedad filadélfica. Para algunos autores la comida y la higiene eran buenas. Se señala que
entre las bondades de este sistema, esta el hecho de que se les permitía mantener una buena
disciplina, aunque en los casos de infracciones, se castigaba con una excesiva severidad.
Por lo que, este tipo de prisión resultó insuficiente y en el año de 1829 fue clausurada y se envió a
los internos a la “Easter Penitenciary”. Esta cárcel fue visitada en 1842 por el célebre escritor
inglés Charles Dickens, quien quedó apesadumbrado por el extremado silencio. Al ingresar, a un
interno se le ponía una capucha, la cual se le retiraba al extinguirse la pena. Por lo tanto, mientras
estuviera preso la debía traer puesta, así mismo, se le prohibía escuchar y hablar de sus mujeres,
de sus hijos o amigos. Sólo veían el rostro del vigilante, con el cual tampoco existía ninguna
relación o comunicación verbal, todo era visual o por señas. Por lo que en esta forma de prisión,
podemos concluir que los individuos estaban "enterrados en vida", y que "habría sido mejor que
los hubieran colgado antes de ponerlos en este estado y devolverlos luego así a un mundo con el
que ya no tienen nada en común".
En la prisión de La Haya cuando los internos debían salir fuera de su celdas o alguien penetraba a
las mismas, los presos debían cubrirse la cabeza con un antifaz blanco que los holandeses llaman
“masker” y los franceses “cagoule”, y que sólo tenía dos agujeros para los ojos. Lo mismo sucedía
con los presos ingleses que debían llevar una careta en sus paseos.
Otras características del sistema celular, consistían en tener veintitrés horas de encierro, tanto a
niños de corta edad como a adultos, sometidos al mismo régimen, una alimentación contraria a la
salud, asistencia médica y espiritual insuficiente, así como, un trabajo improductivo, todo ello
sucedía en Inglaterra, donde estuvo detenido Oscar Wilde, quien narró a los lectores del Daily
Chronicle en sus cartas sobre "El caso del vigilante Martín" como el mismo fue destituido por
haber dado unos bizcochos a un niño preso que no toleraba la comida que se daba dentro de estas
prisiones.
CONCEPTO: También llamado filadélfico porque en Estados Unidos en el año 1790 se construyó en
Filadelfia, Estado de Pensilvania, un pabellón celular en el cual los reos más peligrosos fueron
sometidos a un aislamiento riguroso y continuo, diurno y nocturno, con ausencia total de trabajo y
bajo el imperio del silencio absoluto, que debía moverlos al arrepentimiento y reintegrarlos al
bien. La única lectura que se permitía era la de la Biblia, así nació el sistema celular. Bien pronto, el
inflexible aislamiento del recluso se reveló pernicioso, tanto para su salud espiritual como para su
reeducación social, y la organización fue perdiendo rigidez; se fue admitiendo frecuentes visitas a
los presos de los directores de la prisión, de sacerdotes, maestros, e incluso de sus familiares, y se
instauró el trabajo de los reos en el interior de sus celdas.
NEOLOGISMO
La palabra “neologismo”, viene del griego. Está formada de neo (nuevo) y logo (palabra).
Una de las transformaciones lingüísticas en la que se crean palabras nuevas para definir elementos
y cosas.
• Extranjerismos.
• Barbarismo.
La pena es el medio con que cuenta el Estado para reaccionar frente al delito, expresándose como
la "restricción de derechos del responsable". Por ello, el Derecho que regula los delitos se
denomina habitualmente Derecho penal. La pena también se define como una sanción que
produce la pérdida o restricción de derechos personales, contemplada en la ley e impuesta por el
órgano jurisdiccional, mediante un proceso, al individuo responsable de la comisión de un delito.
El término pena deriva del término en latín poena y posee una connotación de dolor causado por
un castigo.
A pesar de la connotación de dolor, las penas pueden ser de multitud de formas diferentes, no
necesariamente dolorosas, en función del tipo de sanción que quiera imponer el Estado.
Penas corporales
En sentido estricto, las penas corporales son las que afectan a la integridad física. También puede
entenderse pena corporal en sentido amplio como aquellas que no sean pecuniarias. En aplicación
del sentido estricto, penas corporales son:
• Pena de muerte: La más drástica, abolida en muchos países. Sin embargo, no se considera
trato inhumano o degradante, al contrario que la tortura o los azotes.
Penas infamantes
Aquellas que afectan el honor de la persona. Son comunes en los delitos militares (por ejemplo, la
degradación).
Son aquellas que impiden del ejercicio de ciertos derechos (generalmente políticos como el voto o
familiares como la patria potestad), privan de ciertos cargos o profesiones o inhabilitan para su
ejercicio. Hoy en día también son muy comunes la privación del derecho de conducción de
vehículos de motor, y la privación del derecho al uso de armas. También son importantes las
inhabilitaciones para el ejercicio de cargos públicos durante un tiempo determinado.
Son de muy variado contenido y existe una tendencia a su expansión. Se trata en la actualidad de
una categoría residual abierta que se define por ser aquellas penas distintas de privación de
libertad y multa. Propiamente hablando toda pena priva de algún derecho.
Entre estas, se pueden señalar: inhabilitación absoluta, que priva definitivamente del disfrute de
todo honor, empleo o cargo público durante el tiempo señalado; inhabilitación especial para el
ejercicio de un derecho concreto ( como el disfrute de empleo o cargo público, profesión, oficio,
industria o comercio, de los derechos de patria potestad, tutela, guardia o curatela, y del derecho
de sufragio pasivo); suspensión de empleo o cargo público; privación del derecho a conducir
vehículos de motor o ciclomotores, o a la tenencia y porte de armas; privación del derecho a
residir en determinado lugar, a acudir a él, o a aproximarse o a comunicarse con determinadas
personas.
Se denomina de esta forma a la pena emitida por el juez como consecuencia de un proceso penal y
que consiste en quitarle al reo su efectiva libertad personal ambulatoria (es decir, su libertad para
desplazarse por donde desee), fijando que para el cumplimiento de esta pena el sentenciado
quede recluido dentro de un establecimiento especial para tal fin, llamado comúnmmente cárcel,
aunque cada ordenamiento jurídico le de un nombre concreto (correccional, establecimiento
penitenciario, centro de reclusión, etcétera).
La pena privativa de libertad, tal como su nombre lo indica, consiste en privar de libertad de
tránsito al individuo sentenciado; se diferencia de la "prisión preventiva" porque la pena privativa
es resultado de una sentencia y no de una medida transitoria como sucede con aquélla. Asimismo
se diferencia de las denominadas "penas limitativas de derechos" en que la pena privativa no
permite al reo conservar su libertad ambulatoria mientras la "pena limitativa de derechos" por
cuanto ésta no afecta en modo alguno la libertad del reo para desplazarse y solamente impone la
obligación de realizar ciertos actos (por ejemplo, prestar servicios a la comunidad) o el
impedimento de ejecutar otros (ejercicio de una profesión, por ejemplo).
Pese a que viene a ser una concreción de la pena privativa de derechos, la doctrina la sitúa en un
campo aparte debido a su importancia. Es la sanción penal más común y drástica en los
ordenamientos occidentales (a excepción de la pena de muerte, de escasa extensión). Supone la
privación de la libertad del sujeto, y dependiendo del grado de tal privación, pueden distinguirse
las siguientes:
• Prisión.
• Arresto domiciliario.
• Destierro.
Penas pecuniarias
La pena pecuniaria es aquella que afecta al patrimonio del penado. Hay que diferenciar en este
caso la pena del resarcimiento de la víctima (responsabilidad civil).
• Multa
• Comiso
• Caución
La caución o fianza es la garantía que entrega el encausado para poder defenderse en libertad. El
jurista ecuatoriano Enrique León Palacios en su obra "La Libertad, Justicia y Derecho en América
Latina" afirma que esta medida es tan solo un privilegio de los que tienen dinero pues aquellos
que no lo poseen no pueden gozar de él.
• Confiscación de Bienes
Esta clasificación de las penas toma en consideración la naturaleza del bien de que privan al
sentenciado. Se caracterizan porque recaen directamente sobre le patrimonio, imponiendo al
delincuente la obligación de pagar una suma de dinero a favor del Estado o en entregar los bienes
u objetos materiales utilizados en la comisión del delito o los obtenidos como producto del mismo.
DESCRIPCION DE LAS DIVERSAS PENAS
PENAS CORPORALES.
Dentro de la historia de las penas encontramos la etapa del sadismo y la crueldad, pues en ella el
hombre vertía todo su instinto sanguinario contra los de su misma especie, pretextando castigar
asi en nombre de la comunidad, a quien había cometido un delito.
La característica particular de esta etapa es que el cuerpo del condenado es el único bien accesible
y sobre el cual se puede causar la punición.
Partiendo de la idea que por penas corporales se entienden todas aquellas que causan un daño o
afrenta sobre el cuerpo del condenado o sentenciado, puedo citar las siguientes:
a) Golpes: consistía en dejar caer toda clase de objetos con la intensión de causar sufrimientos.
c) Marcas: se marcaba al individuo para que fuse rápidamente identificable como delincuente.
d) Azotes: esta pena consistía en golpear el cuerpo del condenado con un azote o látigo, atado
de manos y a un porte, se golpeaba la espalda descubierta.
f) Tormento: se usaba como previo a la muerte, también se empleo como medio para obtener la
confesión.
En nuestro país están prohibidas las penas corporales conforme a lo señalado en el artículo 22
constitucional.
PENA DE MUERTE
No debe de perderse de vista que los medios de ejecución de la pena de muerte han variado de
pueblo a pueblo y aun el seno del mismo pueblo, conforme a las modalidades de la época o
acorde a la gravedad del mal causado.
a) Lapidación: es la forma de ejecución mas rustica y económica, consistía en arrijar peidras
sobre el condenado hasta causarle la muerte.
La lapidación se aplicaba a aquellos delitos que se cometían contra la religión, adulterio, encesto,
violación en sábado, abandono del culto y cambio por cultos paganos.
b) Despeñamiento: era una forma de ejecución primitivo, el cual consistía en atar de manos y
pies al criminal y lanzarlo desde lo alto de una montaña.
f) Inmersión: el individuo era arrojado al agua para que muriese por ahogamiento. Para lograr
esto se ataba de las manos al individuo junto con una cosa pesada para que este a su vez se
hundiese.
g) Colgamiento o ahorcamiento: en esta forma de ejecución el sujeto era colgado con una soga
atada al cuello para que falleciera por asfixia.
o) La cámara de gas: en el año de 1925 en el Estado de Nevada de la Unión Americana fue creado
este sistema. Consiste en una cámara herméticamente cerrada con unas paredes de cristal grueso
por donde se puede estar observando al condenado, sentado y atado a una silla, debajo de la
misma se coloca un recipiente con acido sulfúrico en el que se dejan caer unas capsulas de cianuro
potásico que mezcladas con el gas producen un gas toxico que va subiendo paulatinamente hasta
ser aspirado por el condenado.
PENAS PECUNIARIAS
Las penas pecuniarias son aquellas que repercuten directamente sobre e patrimonio del
condenado o sentenciado. Según Alvaro Bunster pena pecuniaria, consiste en la privación de la
propiedad o de la posesión de los objetos o cosas con que se cometió el delito y de los que
constituyen el producto de él. Las penas pecuniarias se integran con la multa, la reparación del
daño y el decomiso.
La multa: esta pena consiste en una obligación del sentenciado para pagar una determinada
cantidad en dinero fijada e impuesta por la autoridad judicial.
Esta pena puede imponerse como principal o accesoria e incluso en ocasiones puede fijarse
tambien como alternativa; prisión, arresto o multa.
Respecto a esta pena y su reglamento en la carta Magna del país, el articulo 22 prohibe se
imposición en forma excesiva; es decir, que supere las posibilidades económicas del sentenciado.
El procedimiento de esta pena dentro de este país lo establece el art 29 de nuestro ordenamiento
penal federal. En algunos casos las penas pecuniarias rebasa las posibilidades porque la misma ley
lo exige.
Reparación del daño: esta pena consiste en el pago obligatorio que debe hacer el responsable de
un delito, a la persona que dañó con su conducta delictuosa. Actualmente la ley prevé la
posibilidad de que se haga el pago y la indemnización por los perjuicios causados, o bien; si es
posible se restituya la cosa obtenida por el delito.
La ejecución de esta pena en el país es difícil de manejar y entender, como primer punto este tipo
de obligación se debe hacer siempre a beneficio del ofendido. Esta pena pecuniaria fue creada
para evitar la sobrepoblación de cárceles. El art. 30 C.F.P. establece la reparación del daño.
Mexico le ha dado a esta pena el carácter de pública porque el ministerio publico deberá solicitarla
de oficio cuando sea exigible directamente el responsable del delito.
Decomiso: esta pena es también pecuniaria debido que repercute en el patrimonio del
responsable del hecho delictuoso, pues recae sobre los instrumentos con que en concreto se ha
cometido el delito y sobre los objetos o productos del mismo
CAPITULO 1
La sanción penal a lo largo de la historia ha tenido distintas finalidades las cuales pueden
ubicarse en fases mencionando en la presente tesis las siguientes: vindicativa, expiacionista o
retribucionista, correccionalista y resocializante.
Fase Vindicativa
En la fase vindicativa que se asocia a los pueblos primitivos “el objetivo principal y quizás único
de la reacción ante determinados comportamientos era la venganza”.[2] El titular de la sanción era
el ofendido, por lo que no se podía considerar actos institucionales. “Para alcanzar la finalidad de
la venganza se utilizaron indiscriminadamente muchas formas punitivas, que recaían casi de
manera exclusiva y directa sobre el cuerpo de los que eran considerados responsables.[3]
En esta forma de sanción “llegó a estar amenazada la subsistencia del grupo humano pues la
ausencia de sus integrantes por muerte o deportación, o su inhabilitamiento laboral por
mutilaciones o torturas sufridas, hizo escasear la mano de obra indispensable para las funciones
de mantenimiento de la colectividad… aparecieron dos instituciones orientadas a controlar y
superar dicha situación. Nos referimos al Talión y a la Compositio” La primera evitaba que la
sanción fuera excesiva, buscando una proporcionalidad siendo la sanción equivalente al perjuicio
recibido. La segunda ofrecía la posibilidad de transacciones comerciales sobre el derecho a tomar
venganza, por lo que el agresor acordaba entregar un bien determinado al perjudicado a cambio
de renunciar a su facultad de venganza.[4]
“Cuando los grupos sociales ya habían alcanzado un cierto grado de complejidad y de
desarrollo, y la diferenciación entre el derecho y la religión ya se encontraba bastante adelantada,
también se conoció la privación de la libertad como medida aplicable al autor de comportamientos
sancionables. Mas no como instrumento de venganza sino apenas como precaución para que el
ofensor no eludiese comparecer a su propio proceso ni escapase a la sanción”.[5]
La privación de la libertad “no era una forma de sanción sino solo una medida procedimental
de naturaleza preventiva… conservo en lo fundamental dicho carácter durante siglos; más
exactamente hasta la época de independencia norteamericana y la revolución francesa”.[6]
Fase Expiacionista
Un cambio significativo con la fase anterior es que “el titular de la potestad punitiva que
anteriormente lo era el particular ofendido, fue sustituido por la institución religiosa si se trataba
de un comportamiento definido como pecado, o por la organización política (reino o estado) si la
actividad en cuestión era considerada delictiva… otra innovación fue que el sentenciado como
autor de un hecho punitivo recibe un beneficio a través de la ejecución de una pena y que por
ende él mismo posee interés en que la sanción se haga efectiva… sólo tras su reconciliación con la
divinidad (expiación) o con la colectividad (retribución) podría el sentenciado gozar de tranquilidad
espiritual”.[8]
Para procurar que se compensara el perjuicio causado se emplearon cuatro formas de sanción
penal: las galeras, “la galera era una nave movida a remo; a tal función fueron sometidos los
sentenciados… Las utilidades económicas de tal sistema, que proporcionaba mano de obra
gratuita explotable sin sujeción a ningún control, fueron rápidamente apreciadas…[9]
Fase Correccionalista
Fase correccionalista, después de la fase de la explotación oficial del trabajo del recluso llaga la
fase correccionalista, la ideología liberal se ha convertido en el pensamiento oficial, “se abandona
la pretensión de que los sentenciados retribuyan económicamente el perjuicio que ha causado y,
en cambio, se antepone la finalidad del corregirlos… [13]
Hay que hacer notar que el encierro nace al margen de los sistemas penales, es decir como
pena fue desconocida en el antiguo derecho, pues era solo la garantía de que él condenado
estuviera seguro durante la instrucción del proceso.[15] De esta manera el sistema penal adopta el
encierro y lo convierte en cárcel equivalente a castigo.
“A fines del siglo XVIII, es decir, cuando bajo la influencia de la corriente humanitaria que
caracterizo esta época en materia penal, las penas corporales comenzaron a ser reemplazadas por
las penas privativas de libertad, la prisión adquiere un carácter represivo evidente”.[16]
Un evento importante y que representa avances hacia la humanización de la pena es la
desaparición del suplicio como forma de castigar, suplicio que encontramos perfectamente
ilustrado en el cuerpo de los condenados.[17]
Para el autor antes mencionado “las leyes son las condiciones bajo las cuales hombres
independientes y aislados se unieron en sociedad, hastiados de vivir en un continuo estado de
guerra y de gozar una libertad que resultaba inútil por la incertidumbre de conservarla.
Sacrificaron una parte de ella para gozar del resto con seguridad y tranquilidad”.[19]
“La suma de esas mínimas porciones posibles constituye el derecho de castigar; todo lo demás
es abuso... las penas que sobrepasan la necesidad de conservar el depósito de la salud pública, son
por su naturaleza injustas”.[20]
Para Beccaria el fin de las penas no es el de atormentar y afligir a un ser sensible, sino es el
impedir que el reo realice nuevos daños a sus conciudadanos, “cuanto la pena sea más próxima al
delito cometido, tanto más justa y más provechosa será... la cárcel es, pues, la simple custodia de
un ciudadano, hasta que se le juzgue culpable”.[21]
“La prisión no pertenece al proyecto teórico de la reforma de la penalidad del siglo XVIII, surge
a comienzos del siglo XIX como una institución de hecho, casi sin justificación teórica”.[22]
La cárcel se contempla como solución al delito y en 1791 se realiza un proyecto de ley con este
fin en Francia, para 1810 el Código Penal Francés instituye legalmente la prisión.[23]
La prisión toma la forma de pena en la Edad Media con base en las ideas religiosas
estableciéndose un sistema celular, caracterizado por la reclusión en un monasterio de clérigos. Lo
que se buscaba con la penitencia era que el culpable reflexionara sobre su culpa y se arrepintiera.
En 1790 se creó en Philadelphia una prisión llamada de la calle de Walnut, que fue la primera
penitenciaría americana, la cual es considerada como el precedente inmediato de las prisiones
modernas. Presentando como elementos característicos el aislamiento total y permanente (no se
ejecutaba por sobrepoblación), prohibición del trabajo (se autorizó trabajar), educación religiosa
(lectura permitida la Biblia).[24]
Fase Resocializante
Fase resocializante, “el argumento resocializador se impone como principal legitimación de las
sanciones penales aproximadamente desde las tres últimas décadas del siglo XIX, cuando los
estudios sobre fenómenos sociales (entre estos el delito y las reacciones institucionales ante él)
comienzan a adoptar los principios positivistas de las ciencias naturales”.[26]
El transito a la fase que ahora nos ocupa inicia en Estados Unidos en el Congreso Nacional
sobre la Disciplina de las Penitenciarias y Establecimientos de Reforma, celebrado en Cincinnati en
octubre de 1870, otorgando a las prisiones el objetivo de reformar al criminal y no la imposición
de la venganza, lo antes mencionado se ha constituido en la justificación de las sanciones penales,
tanto doctrinal como legislativamente.[27]
“Continúan vigentes las ideas de que la organización política (Estado) es el único ente que
puede imponer sanciones penales a través de algunas de sus instituciones”.[28]
El tratamiento es un objetivo del sistema penitenciario, este término surgido del modelo clínico
nos deja ver la intención de curar al delincuente mediante un tratamiento adecuado, el ejecutor
de penas no pretende erradicar las circunstancias sociales que originan el delito, se limita a tratar
al sentenciado.[29]
Lo anterior deja ver cierto gradualismo en los métodos de ejecución, donde se busca una
disciplina que debe ser mantenida a través de estímulos positivos para así alentar al recluso a
tener una buena conducta y producir una conducta conformista en este.[33]
La ley antes mencionada tiene fundamento en la reforma del artículo 18 constitucional que
sucedió en 1965, además de ser la aceptación del Estado Mexicano de las recomendaciones del
Primer Congreso de las Naciones Unidas celebrado en Ginebra Suiza en agosto de 1955. En México
se inicia que una reforma penitenciaria que para diversos autores aun permanece inconclusa.[36]
En 1969 se pone en Marcha el Centro de Readaptación social del Estado de México en
Almoloya de Juárez. En 1974 se creo la Ley de Consejos Tutelares para Menores infractores del
Distrito Federal y Territorios Federales. También se puso en marcha un plan nacional de
construcción y mejoramiento de penales, se edificaron 23 Centros de Readaptación Social
correspondientes a 14 estados, se construyeron instalaciones para menores infractores en 5
estados. En 1976 desapareció el penal de “Lecumberri” y se pusieron en marcha los reclusorios
Norte y Oriente. Se creó el Instituto Nacional de Ciencias Penales con la finalidad de capacitar al
personal que instrumentaría la reforma penitenciaria y además se estableció un Psiquiátrico para
adultos en reclusión. Con las acciones antes mencionadas el gobierno legitimo su política criminal,
donde se humanizaban las condiciones de los internos y se les preparaba para reintegrarse a la
sociedad.[37] [38]
“La historia del llamado Palacio Negro concluyo el día 27 de agosto de 1976, ya que el día
anterior por la noche se había clausurado por su ultimo Director, el doctor Sergio García Ramírez.
La población de internos se traslado a los nuevos centros preventivos del Distrito Federal”. [40]
La penitenciaría del Distrito Federal en Santa Martha Acatitla se inauguro en el año de 1957,
donde se ubicaron a internos con la categoría de sentenciados y con el fin de relevar en forma
parcial a “Lecumberri” dejándola como prisión preventiva. [44]
En los años 90 “en todos los reclusorios ya se observaba la mugre, grietas en el cemento de los
pasillos, descuido en los edificios, el comercio ambulante, la ciudad en pequeño… el problema
primordial… es la sobre población, en segundo lugar la violación a los derechos humanos y el
tercer lugar lo ocupa el fenómeno de la corrupción” [45]
“El sistema penitenciario capitalino está organizado con base en una división binaria simple:
internos procesados (en reclusorios preventivos) e internos sentenciados (en penitenciarías).
Desde otro enfoque meramente cuantitativo, dicha división se expresa en la separación de sexos:
varones y mujeres.” [46]
Problemáticas de la Prisión
Como se puede ver la historia de la cárcel muestra en apariencia una evolución dirigida a su
humanización, aunque la prisión no ha dejado de ser cuestionada en todo momento.
• Físicos: hay malas condiciones de higiene, las instalaciones sanitarias son casi inexistentes,
mala alimentación, estas condiciones facilitan la proliferación de enfermedades.
• Sociales: consecuencias desagradables para la familia, hay una ruptura con el medio de vida
ordinario, ambiente regresivo y despersonalizador.
Además agrega que se ha observado una tasa de reincidencia de casi el 80% entre los liberados
condicionalmente.
El fin educativo no puede ser brindado por la prisión por que como refiere Baratta[48] la
educación presenta dos procesos característicos que son: ser un buen criminal o un buen
detenido, para Rush y Kirchheimer[49] refieren que el trabajo no es posible debido a que fuera de
la cárcel hay una excesiva mano de obra, esto nos dice que la mano de obra del interno es
innecesaria, además de que se le puede exigir mayor calidad al obrero externo que al interno.
El personal “con los medios y servicios con que cuenta y en cáceles atiborradas de hombres,
será muy difícil que el personal encuentre algo que estimule y dignifique su profesión.
Frecuentemente suele sentir cierto menoscabo por ella, lo que se traduce en desgano e
ineficiencia”.[51]
“Por un lado se selecciona a la criminalidad que es la que puebla las cárceles entre humildes y
marginados. Y, por el otro, a sus cercanos custodios de la misma extracción y procedencia. Todos
cortados por las mismas tijeras”.[52]
Además “de acuerdo con la información proporcionada por los internos, los estupefacientes se
venden a diferentes precios dependiendo de la calidad, por ejemplo: un cigarro de marihuana
oscila entre $5.00 y $10.00; una "grapa" de cocaína, entre $15.00 y $25.00; una pastilla
psicotrópica, $10.00; por lo que hace a bebidas alcohólicas, una botella de medio litro de Ron
cuesta $400.00”.[60]
Los centros de reclusión femeniles no se encuentran exentos de esta problemática, pues las
“autoridades también aceptaron la existencia de drogas. En ese sentido, algunas internas
entrevistadas,... informaron que es muy fácil conseguir la droga y que gran número de ellas
consume marihuana, psicotrópicos y cocaína, pero no proporcionaron mayores datos”.[61]
Podemos agregar que en las cárceles todo es mercancía. “Todo es susceptible de comprarse y
venderse dentro de ciertas tradiciones y pautas. Las mercancías más preciadas se llaman mujeres,
prostitutas, homosexuales, jóvenes, drogas vegetales y sintéticas, alcohol, tabaco, comida, armas,
ropa”.[62]
Los internos y el personal conforman leyes de oferta y demanda. “Todo es posible. Para los
primeros significará la satisfacción de armonizar necesidades, instintos y placeres, a fin de evadirse
en la propia cárcel. Para el personal puede significar un sobresueldo casi siempre superior a lo que
percibe de su trabajo”.[63]
Como se puede ver la historia de la cárcel muestra en apariencia una evolución, aunque la prisión
no ha dejado de ser cuestionada en todo momento.
De inicio podemos mencionar que para Foucault (1975) hay dos modelos que podemos
mencionar uno es antecedente de la cárcel y el otro ya es la privación de la libertad a saber:
• El modelo de la lepra: En este modelo funcionó en el siglo XVII. Se excluía a aquel que era
distinto, al enfermo.
• El modelo de la peste: Este modelo a diferencia del anterior incluye a los enfermos o
distintos, pero lo aísla, internándolos o recluyéndolos. Se crean instituciones de encierro de
cuerpos.
En este segundo modelo los cuerpos serán construidos, moldeados, con el fin de hacerlos
normales, también aquí se construyen servidores voluntarios. La cárcel es entonces la
construcción de sujetos dóciles y útiles.
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[1] Garland, David. (1999). Castigo y sociedad moderna. México. Siglo XXI.
[2] Sandoval Huertas Emiro (1982). Penología. Colombia: Universidad Externado de Colombia pp.
42.
[12] Rusche Georg y Kirchheimer Otto. (1984). Pena y estructura social. Editorial Temis. Bogota pp.
42.
[15] Beccaria, C. (1998). De lo delitos y las penas. Salamanca. Alianza Editorial; Rico J. M. (1998).
Las sanciones penales y la política criminológica contemporánea. México. Siglo XXI.
[16] Rico J. M. (1998). Las sanciones penales y la política criminológica contemporánea. México.
Siglo XXI pp. 72
[17] Foucault, Michael. (2003, 1975). Vigilar y castigar. México. Siglo XXI. Trigesimosegunda
Edición.
[18] Beccaria, Cesare. (1998). De lo delitos y las penas. Salamanca. Alianza Editorial
[19] Ibíd.: 4.
[20] Ibíd.: 5.
[22] Foucault, Michael. (2003, 1975). Vigilar y castigar. México. Siglo XXI. Trigesimosegunda Edición
pp. 72.
[23] Sandoval Huertas Emiro (1982). Penología. Colombia: Universidad Externado de Colombia.
[24] Ibíd.
[25] Ibíd.
[33] Rusche Georg y Kirchheimer Otto. (1984). Pena y estructura social. Editorial Temis. Bogota pp.
186 - 188.
[34] De Tavira Juan Pablo. (1996). ¿Por qué Almoloya?. México. Diana. Segunda impresión pp. 16 –
17.
[35] Instituto Nacional de Ciencias Penales. (1992). Textos de Capacitación Técnico Penitenciaria.
Módulo Práctico Operativo I. México. INACIPE pp. 26.
[36] Hernández Bringas Alejandro y Roldán Quiñones Luís F. (1998). Las Cárceles Mexicanas. Una
revisión de la realidad penitenciaria. México. Grijalbo pp. 84.
[37] Ibíd.
[39] Ibíd.
[40] Ibíd.
[41] A los pocos meses de haberse abierto el Reclusorio Norte hubo una fuga por las alcantarillas
lo que ocasiono la incredulidad hacia el sistema y a los penitenciaristas. Garcidorasco Arreola A. E.
(2000). Construcción y reconstrucción del Sistema Progresivo Técnico en las Instituciones
Carcelarias. México. Ediciones Delma.
[43] Instituto Nacional de Ciencias Penales. (1992). Textos de Capacitación Técnico Penitenciaria.
Módulo Práctico Operativo I. México. INACIPE pp. 44.
[45] Hernández Bringas Alejandro y Roldán Quiñones Luís F. (1998). Las Cárceles Mexicanas. Una
revisión de la realidad penitenciaria. México. Grijalbo pp. 84.
[46] Rico J. M. (1998). Las sanciones penales y la política criminológica contemporánea. México.
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[47] Baratta, Alessandro. (1986). Criminología crítica y crítica del Derecho Penal. Primera edición.
Siglo XXI editores. México.
[48] Rusche Georg y Kirchheimer Otto. (1984). Pena y estructura social. Editorial Temis. Bogota.
[49] Zaffaroni R. (2001). Naturaleza y necesidad de los consejos de política criminal. En Justicia
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[50] Neuman Elías. (1991). Los que viven del delito y los otros. Argentina S. XXI pp. 139.
[51] Ibíd.
[53] Hernández Bringas Alejandro y Roldán Quiñones Luís F. (1998). Las Cárceles Mexicanas. Una
revisión de la realidad penitenciaria. México. Grijalbo pp. 296.
[55] Ibíd.
[56] Ibíd.
[57] Comisión Nacional de Derechos Humanos. (Febrero del 2002). Informe especial sobre la
situación de los derechos humanos en los centros de readaptación social y reclusorios preventivos
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[58] Ibíd.
[59] Ibíd.
[60] Ibíd.
[61] Neuman Elías. (1991). Los que viven del delito y los otros. Argentina S. XXI pp. 141.
[62] Ibíd.