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Sherwood Anderson *
Una aventura
Alicia Hindman, que tenia ya veintisiete afios
cuando George Willard era todavia un muchacho,
habia pasado toda su vida en Winesburg. Estaba
empleada en el almacén de. Winey, y vivia en
casa de su madre, que estaba casada‘en segun-
das nupeias.
El-padrastro de Alicia, pintor de coches, era
dado a la bebida, Tenfa una historia muy extraha;
vate la pena de que yo la cuente algin dia,
‘Cuando Alicia tenia veintisiete afios era una mu-
chacha alta y més bien delgada. Su cabeza, muy
yoluminosa, era lo que mas se destacaba de su
cuerpo; tenla las espaldas un poco encorvadas:
jos ojos y los cabellos negros: Alicia era una mu-
jer muy tranquila que ocultaba, bajo apariencias
de placidez, un fermento interior en continua ac-
jad, x
habla tenido una aventura amorosa con
cierto joven cuando era una chiquilla de diecissis
aitos. Entonces no habla empezado todavia a tra~
bajar en el almacén, El joven, que se llainaba Ned
Currie, era mayor que Alicia. Estaba empleado,
* Sherwood Anderson ‘naclé en Ohlo, en 1676, hijo de una
modeste lamilia de artesanos. Lucho bn la guerra de Cuba
J. al regresar a su pals, ejercié los mas diversos oficios. A
Ibs cuaranta afos publico su primera novela y, poco despues,
fon 1818, le colecclon de cuentos que lo consagraria: Wines
burg, Oblo, Dos aos mas tarde se edite uno de sus mejores
fombs. de relatos breves, La victoria de! huevo, y. en 1923,
Gaballos y hombres. En 1992 $2
On trascurte
Bh el sur de los Estados Unidos. Anderson murié en 1841, en
Panama, uando se dingia hacia Americe del Sur.
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J0/003-. Bunqseuiye: | Us-'pse Hy): BB108E}. O10" fey =!Se alegro de estar empleada, porque fa diarie
rutina del trabajo en el almacén hacia menos largo
y aburrido el tiempo de la espera. Empezo a aho-
rrar dinero, con la idea de ir a ta ciudad en busca
de su amante en cuanto tuviese ahorrado dos 0
trescientos délares, a fin de intentar reconquistar
Su carifio con su presencia,
Alicia no censuraba a Ned Currie por fo que
habia courridg en el campo, a ta luz de la luna,
pero experimentaba la sensacién de que no seria
capaz ya de casarse con otro hombre. Pareciale
una monstruosidad la idea de entregar a otro 10
que ella tenia conciencia de que sdlo vodia per-
tenecer a Ned. No hizo caso alguno de otros jé-
venes que procuraron atraer su interés. “Soy su
mujer y continuaré siéndolo, vuelva 0 no vuelva”,
se decia a si misma, y por muy dispuesta que es-
tuviese @ mirar por su propio interés no habria sido
capaz de comprender el ideal, cada vez mas di-
tundido hoy, de una mujer duefia de sus propios
destinos y persiguiendo, wn una toma y daca, su
propia finalidad de la vida.
Alicia trabajaba en el almacen desde las ocho
de la mafana hasta las seis de la noche, y tres
tardes por semana volvia al almacen a trabajar de
siete a nueve. Conforme fue pasando el tiempo y
ella sintio cada vez mas su soledad, empezd @
poner en ordctica ios recursos comunes a todas
las personas solitarias. Por la noche, cuando su-
bia a su cuarto, se arrodillaba en ei suelo, para
rezar, y en medio de sus rezos murmuraba tas co-
sas que hubiera querido decirle a su amante. Se
aficiond a objetos inanimados y no consintio que
nadie pusiese la mano en los muebles de su ha-~
bitacién, porque ésta era suya exclusivamente.
Continud ahorrando dinero, aun después de que
abandoné su propésito de marchar a la ciudad en
busca de Ned Currie.
Ei ahorro se convirtié para ella en un habito
adquirido, y cuando necesitaba comprar ropa nue-
va se privaba de hacerlo. A veces, en tardes tlu-
viosas, sacaba en el almacén su libreta de Banco
16
'S)-abriendola delante de ella, se pasaba las horas
Yoriando cosas imposibies para economizar una
. Gantidad de dinero suficiente para que ella y su
“futuro marido’ pudiesen vivir de las rentas,
“sa Ned le ha gustado siempre viajar por el
qnundo —penso—. Yo le daré la oportunidad de
hracerio. Cuando estemos ya casados y pueda yo
‘ghorrar su dinero y el mio, nos haremos ricos.
Entonces podremos viajar juntos por todo el mun-
eV" jueron pasando tas semanas, convirtiendose
en meses y los meses en aiios, y Alicia continud
esperando en el almacén, sofiando siempre con ta
vuelta de su amante. Su patron, un anciano de
pelo enirecano, dentadura postiza y un bigotito
Falo que le caia sobre la boca, era poco aficio-
nado a la charla. A veces, en los dias lluviosos 0
en los dias de invierno en que el temporal se de~
sefigadenaba sobre la calle mayor, pasaban horas
y horas sin que entrase un solo cliente. Alicia
arreglaba y volvia arreglar los géneros de la tien~
da. Permanecia de pie junto al escaparate, desde
Gonde podia observar {a calle desierta, y pensa-
ba en las noches en que paseaba con Ned Currie
yen las cosas que este le habla dicho. “De aqui
2n adelante tendremos que ser el uno del otro
‘Aquellas palabras resonaban una y otra vez en el
cerebro de aquella mujer que iba entrando en
afios. Asomaban las lagrimas a sus ojos. A ve-
ees, cuando habia salido su patron y ella se en-
contraba sola en el almacén, apoyaba su ‘cabeza
fen el mosirador y lloraba. “Ned, te estoy espe-
rando", murmuraba una y otra vez, y su temor
de qué no volviese nunca mas se iba deslizando
en su interior y adquirié cada vez mayor fuerza
La region que rodea a Winesburg es deliciosa
durante 1a época de primavera, después de las
lluvias del invierno y antes de que lleguen tos
calurosos dias de verano. Ei pueblo se levanta en
medio de una Ilanura, pero mas alla de los sem-
brados surgen encantadoras extensiones de bos-
ques. Hay en esas arboledas muchos pequefios
v
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