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En los sueños se dan

respuestas de la vida diaria


(el caso de San José)

Daniel Albarrán
Autor:
Daniel Albarrán

Titulo original:
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria
(en el caso de San José)

ISBN 980-332-182-X
Deposito legal lf 0812002200677
Presentación del Planteamiento
Hace un buen tiempo el predicador de turno de los retiros
espirituales del clero de la Diócesis de Barcelona, en su segundo
día consecutivo, estaba hablando de la obediencia de San José al
plan de Dios. Al principio pareció ser que era una estrategia
metodológica para encuadrar la atención de los que estábamos
esperando los parámetros del guia espiritual de ese año. Pero
como insistía en la idea de que San José, el esposo de la Virgen
María, había obedecido, casi en parada firme la voluntad de
Dios, así quería recalcar; entonces, un grupo de los asistentes
reaccionó en contra de la idea que procuraba trasmitir el
predicador.
Entre los alegatos que se esgrimían estaba que, si la vida
de San José tenía alguna aplicación a nuestras vidas y en la de
cualquier persona, y tenía que tenerla, porque si no carece de
sentido las Sagradas Escrituras, entonces, esa presentación era
muy espiritualista.
Al principio fue una intervención tímida y atrevida del
que se atrevió a levantar la mano para interrumpir el silencio que
debería reinar en la sala de charlas. Además, de ser un
atrevimiento desconsiderado el contradecir al predicador, sin
contar el de despertar a la mayoría. Doble falta, sin duda. Pero,
la fidelidad a la Revelación exigía y permitía semejante
insolencia.
Es decir, si en la Biblia aparece reseñado lo de San José,
es porque tiene un valor universal para todo hombre. Y alguna
connotación existencial tiene que tener. No está allí por
casualidad o por salir del paso. Tampoco, para tomársela a la
ligera. Y ya que el predicador se había metido por esos caminos,
había que andarlos no a la deportiva, sino con todo lo que
implicara. Aquí estaba la sorpresa. No discuto que, tal vez, ese
recurso le habría dado sus beneficios en circunstancias parecidas.
Esta vez, era evidente, que comenzaba a complicársele las cosas,
para mal rato suyo, y beneficio posterior de los oyentes.
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

En el receso no era otro el tema. Se improvisó un pequeño


grupo. Unos y otros alegaban con razones en mano. Y hasta se le
criticó al interventor el querer siempre llamar la atención y
buscar ser el centro de la fiesta. Ese comentario cayó muy mal
porque no era para sabotear nada, sino para sanear, más bien, lo
que le había motivado a intervenir. Se dividieron las opiniones. Y
esto fue lo positivo, porque hubo que ir a la fuente y comprobar
que en algo el supuesto saboteador tenía razón.
Después, en la siguiente sesión de la tarde, siguieron
intervenciones espontáneas respecto al tema, apenas comenzada
la charla programada. Esto obligaba, como era lógico de la
circunstancias, a que el predicador se desviara un poco de lo
fijado de antemano en su temario. Hubo que dedicarle más
tiempo. Allí estuvo la riqueza y el provecho del retiro.
El meollo de la cuestión era la duda de San José. El
predicador insistía que San José no había dudado. Imposible. Los
que le llevaban la contraria, pero no en el plano de agua-fiesta,
sino en el de la búsqueda, con texto en mano, por su parte,
alegaban que San Mateo decía que sí. De allí el sueño y la crisis
de la decisión tomada por San José. Luego, no había sido fácil, y
mucho menos, tan fácil, para San José la situación y la
circunstancia en la que se hallaba. Datos y referencias y hasta la
lectura en público del texto citado. No había otra. El predicador
tuvo que cambiar la tónica de los retiros. No por ser más
espiritual tenía que ser menos real. Todo lo contrario. A mas real,
mas teológico, y, por consiguiente, mas existencial. Las Sagradas
Escrituras estaban allí para comprobarlo y comprenderlo así.
¿No es, acaso, la existencia un reafirmar la misma fe y
credibilidad en la misma existencia? ¿No es éste el gran aporte
del, en un tiempo, tan polémico Teilhard de Chardin, y quienes
lo heredan como Kart Rahner y otros que ayudaron a ver la
reconciliación de lo creado con el Creador? Son dos realidades
que no se niegan ni se oponen.
Se trataba de puntos de vista diversos. Y de enfoques.
Allí estaba, precisamente, el temor o la riqueza del retiro

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En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

espiritual de ese año. Y, como yo me hallaba en el grupo de los


que diferían del predicador, respecto al tema concreto de San
José, quedé, realmente interesado y con la inquietud. Por eso
quiero dedicarme a este trabajo, a adentrarme, según mis propias
posibilidades y limitaciones. Quiero indagar. Quiero escudriñar.
Buscar aportes y recogerlos para procesarlos y darlos. Quiero
dedicarme, sobre todo al por qué del sueño de José. Y, desde allí,
preguntar qué significa realmente la realidad del sueño en el ser
humano. Me valdré de la psicología, muy en especial del
psicoanálisis. El libro de Sigmund Freíd, La Interpretación de
los sueños, nos va a servir de referencia inicial. Porque,
pondremos como base de partida o palanca de soporte, el hecho
de que si aparece en las Sagradas Escrituras, es porque tiene una
connotación universal, para todos los hombres y de todos los
tiempos. Daremos un salto, tal vez cuantitativo. No me detendré
en interpretaciones espiritualistas ni espiritualizadas del sueño de
José. Quizás esa manera sirva para “mociones inmediatas” para
mover a espiritualizar algunos momentos de la vida. Mi
propósito va más allá. Quiere ir al inconsciente y a sus
recovecos, y para ello me valdré de los aportes de gente
arriesgada e inquieta. ¡Y gracias al cielo, que la hay!
De manera que el lector que busque en este trabajo un
apoyo para una novena o algo parecido puede y debe sentirse
decepcionado desde este momento. La motivación va más allá de
esa frontera. Su geografía será la mente, el sueño, como realidad
onírica, y el inconsciente como un gran instrumento. Porque, es
curioso en el caso de San José, se da esa gran realidad humana.
Ya veremos. Y me darán la razón.
Me atrevo a pensar que no perdió el tiempo el predicador
de los retiros de ese año. Porque este trabajo es fruto de esa
inquietud.

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Justificación
La tarea que me he propuesto no es nada fácil. Sobre todo,
para muchos el hecho de combinar la psicología con las
cuestiones de fe, es como el agua y el aceite. Esto era lo que
acaba de suceder en el retiro espiritual de clero de Barcelona. No
era sino una rebeldía de un buen grupo contra una manera
cómoda de ver las cosas. En otras palabras, gente inquieta entre
inquieto. Es decir, tomarse el tiempo suficiente y constante de
leer lo que ya otros han indagado, cuestionado y descubierto,
porque, tenemos que tener bien presente la sentencia bíblica de
“nada nuevo hay bajo el sol” (Cfr. Eclesiastés). Pero para llegar
a esa convicción, no hay otra, que comprobarlo, comprobando. O
sea, tomándose su tiempo y tarea.
Así, que, motivados por esos y otros muchos motivos,
como dice la canción, voy a lo que voy. Y para ir bien a donde
quiero tengo que justificar mi inquietud. No vaya a ser que sea
como otra rebeldía más y no como lo que en verdad es: un
intento inquieto de escudriñar y buscar. No para llevar la
contraria, sino para que la vida cobre el sentido que tiene que
tener y que Dios ya lo impregnó desde el momento de la
creación. Sirve de inspiración repetir “que si está en las
Sagradas Escrituras, por algo es”. Es decir, algún sentido tiene
que tener para el hombre real y concreto de la historia diaria. Si
no, ¿entonces, por qué está allí? Y en el caso concreto de San
José, ¿es una excepción o una confirmación de la regla? ¿Por
qué el sueño? ¿Qué querrá decir el hecho del sueño? No voy a
insistir en el contenido específico del sueño, sino en la realidad
de soñar, como elemento de la naturaleza del hombre. Ese va a
ser el camino y el caminar. No otro.
Es un atrevimiento. No lo discuto. Porque hay que aceptar
me dirán. Y es verdad.
Pero no es que no acepte. Al respecto, no cabe ninguna
duda. Jamás ha sido la intención poner en tela de juicio. Todo lo
contrario. Es, que, aceptando, parto de allí para preguntar que
quiere decirnos ese hecho real. Si esta allí es por algo. No lo
olvidemos nunca. Ahora, es que como esta allí, hay buscarle
respuesta. Pero, para eso, hay que hacerse preguntas. Si no, ¿qué
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

respuestas vamos a encontrar? Y de acuerdo con las preguntas


que se hagan, serán las respuestas.
Me inspiro, sin duda, en gente que ha tenido la osadía de
ser osados. HANS DIETER BASTIAN, en su libro teología de
la pregunta, por ejemplo nos da un empujón para que seamos
preguntones. A este autor ya lo he citado largamente en mis
libros sobre Judas Iscariote para justificar la empresa a la que se
iba a dedicar Pedro María Perales, como recurso literario, en
defensa de Judas. Ahora, lo tengo que citar, obligatoriamente,
para poder fundamentar que no es un pecado preguntar. Ya que al
preguntar el hombre se abre caminos. Porque se trata de no
conformarse y se trata de un fenómeno natural propia de los
inquietos. El preguntar se activa como búsqueda de la verdad.
La pregunta es una proposición completa, pero es un
juicio incompleto. Porque se supone que hay una formula, como
en el caso de San José, al que nos vamos a dedicar. La pregunta
sería: ¿qué significa la realidad del sueño en el ser humano,
reflejado y manifestado en el sueño de San José? Pero es un
juicio incompleto, porque se darían muchas respuestas con la
misma pregunta. Porque al preguntar puede estar respondiendo
que nada, o casi nada. Y eso seria un juicio incompleto.
La pregunta es la palanca de origen. Está en el comienzo
del conocimiento. El efecto propio de su actividad es el asombro.
Es la piedra angulas de la fundamentación. Significa
movimiento. Una pregunta: y mas preguntas. El reposo no-
comprensión. Y esa misma pregunta que hemos formulado
habría que desgranarla en preguntas y mas preguntas, o porque
¿Por qué nada, casi nada, o mucho? Al igual a la respuesta.
Precisamente, porque la pregunta es una investigación al ser
mismo y a la pregunta y a la respuesta, ya que quien pregunta no
es mas que el hombre, porque busca el fundamento de las cosas,
nuevas y viejas al mismo tiempo. Y con ello, preguntando, llega
a descubrir al ser. Es decir, al hombre mismo. Y al encontrar
respuestas encuentra el misterio de la “iluminación”,
precisamente, porque aparece y se encubre en lo oscuro del

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En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

misterio, y en ello la pregunta se convierte en una realidad


existencial. Golpea el agujero de la nada y se convierte,
igualmente, en una obstinación problemática, haciendo que el
hombre viva su esencia de búsqueda constante. Y esta realidad,
no es otra cosa, que apertura desde la existencia a la existencia
misma. Eso es espiritualidad pura y simplemente. Es decir, dejar
de ser ingenuo y arriesgarse al descubrimiento de lo nuevo, aún
desde lo mismo viejo, aparentemente. Aquí, podríamos colocar
al mismo San Agustín como soporte para fundamentar esta
inquietud y necesidad de la pregunta, al decir que la búsqueda,
relacionada aquí como sinónimo de pregunta y cuestionamiento,
es existencial y antropológica. Es decir, se encuentra en el
hombre mismo y constituye su esencia.
Es importante, sin embargo, precisar que el hecho de
dedicarme al primer sueño de José, no significa que quiero
meterme en los limites de psicoanálisis y religión, y mucho
menos entre psicoanálisis y fe. No es mi tarea. No voy a buscar
los antagonismos entre estas dos realidades y dos campos.
Tampoco voy a buscar una identificación de las dos. No es mi
propósito. Sabemos, de ante mano, los recelos que se tiene, a
pesar de que han existido autores que se han propuesto reconocer
el aporte del psicoanálisis para lograr un mayor equilibrio
personal en la religión (Cf. Domínguez Morano, Carlos, el
psicoanálisis freudiano de la religión, análisis textual y
comentario crítico, Ediciones Paulinas, Madrid, 1990.). Esta
tarea es realmente muy delicada. Y escapa a mi capacidad.
Quiero precisar que me dedicaré es al hecho del sueño. No tanto
al contenido, que de hecho, tiene una caga religiosa, en el caso
de San José.
Es al hecho del sueño y su importancia para la persona
humana. Es, mas bien, un intento de reconciliación del ser
humano con todo nuestro ser. Muchos autores lo han hecho ya.
Simplemente me hago eco. Por eso me adentraré con los que lo
han hecho al dedicarse al inconsciente. Pero, no tanto, para crear
divisiones entre la ciencia y al fe, o lo que es mas entre ciencia y

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En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

religión. Porque, soy uno de los que jamás se distancian la fe y la


ciencia, ni de los que defienden a ultranza la religión y la quieren
mantener sin mancha por el contacto de las demostraciones y
descubrimientos de los que tienen la noble tarea de conocer más
y más a la persona humana y se ampara en que la fe y ciencia
son incompatibles. No lo creo. A más fe, más realistas. Me
encanta el aporte de Chardin, al respecto. Además, tampoco se
trata de hacer “el psicoanálisis de la religión” ni la “teología del
psicoanálisis”, sino de buscar como la fe cristiana puede
expresarse a través del fuego de la experiencia analítica, en
donde Dios no es el inconsciente ni el inconsciente es Dios,
como señala un estudioso del tema. Pero se desarrollan en el
mismo sujeto como dos aproximaciones a lo imprevisto, a lo
incompresible.
Tampoco es mi tarea una defensa y una condena de uno y
de otro. Es reconocer que el sueño tiene una función y una
importancia para nuestras vidas. Ya lo dice, Sigmund Freud,
“que no es lícito afirmar de un modo general que el sueño es un
fenómeno sin importancia”. “cuéntese también que varios
personajes históricos hallaron en sus sueños estímulos para
llevar a cabo determinados actos de gran trascendencia. Resulta,
pues, un tanto extraño este desprecio que en los círculos
científicos se profesa con respecto al sueño” (Cf. Sigmund
Freud, Introducción al psicoanálisis: los sueños, en obras
completas, p.97). Tampoco voy a meterme con el ocultismo y
métodos semejantes con los que se relaciona comúnmente los
sueños (Cf. Boaventura Kloppenburg, las fuerzas ocultas).

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SAN JOSÉ:
La referencia y el punto de partida
(Mateo:18-24)
La generación de Jesucristo fue de esta manera: su
madre, María, estaba desposada con José y, antes de
empezar a estar juntos ellos, se encontró en cinta por
obra del Espíritu Santo. Su marido José, como era justo y
no quería ponerla en evidencia, resolvió repudiarla en
secreto. Así lo tenia planeado, cuando el Ángel del Señor
se le apareció en sueños y le dijo: ‹‹José, hijo de David,
no temas tomar contigo a María tu mujer porque lo
engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará a luz un
hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él salvara
a su pueblo de sus pecados.›› Todo esto sucedió para que
se cumpliese el oráculo del Señor por medio del profeta:
Ved que la virgen concebirá y dará a luz un hijo, y le
pondrán por nombre Emmanuel, que traducido Significa:
‹‹Dios con nosotros.›› Despertado José del sueño, hizo
como el Ángel del Señor le había mandado, y tomó
consigo a su mujer.

Esa es la referencia y el punto de partida desde donde


iremos a hacer todas las preguntas. Las preguntas girarán sobre
todo en el hecho del sueño como manifestación concreta de una
situación. Van juntas esas dos realidades.
Posibles preguntas para posibles respuestas.
¿Cuál es la situación de José? El texto lo dice: la novia,
“María, estaba desposada con José y, antes de empezar a estar
juntos ellos, se encontró en cinta…. Su marido José, como era
justo y no quería ponerla en evidencia resolvió repudiarla en
secreto”.
Es de imaginarse a José el mundo de cosas que estaría
pensando al notar que su prometida estaba más gorda de lo
normal. Él sabía que las cosas estaban mal. ¡Y miren que mal!
Porque la novia había estado ausente tres meses. El evangelista
Lucas lo dice: “en aquellos días, se levantó María y se fue con
prontitud a la región montañosa, a una ciudad de Judá,” a casa
de su prima Isabel, y, “María permaneció con ella unos tres
meses, y se volvió a casa” (Cf. Lucas, 1,39-56)
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

Preguntas a la situación de José: ¿Por qué María, su


novia, se había ido de repente? El evangelista dice que “con
prontitud”. Como queriendo decir, de repente, o de prisa, o a la
ligera. ¿Qué estaría ocultando la novia? Eso en caso de que
estuviese ocultando algo. Y en ese supuesto afirmado, ¿donde
estaría la pareja perfecta, que entre otras cosas, se cuentan todo y
de todo? ¿Dónde la confianza? lo de “Prontitud”deja pensar
muchas cosas.
Tres meses es mucho. En ese tiempo pueden suceder
muchas cosas. ¿Qué tenía que hacer María en casa de Isabel?
¿Iba a ver a Isabel o era un pretexto? ahora, regresa y José se da
cuenta de lo que se da cuenta. Tremenda confusión. No había
otra que pensar. María no le había andado con la verdad. Así de
sencillo. ¿Qué hacer?
¿Que haría cualquiera en situación semejante? por
medida pequeña agrediría a la novia. Otra, le exigiría
explicaciones. Otra, enfrentaría a toda la familia y haría un
escándalo de los buenos para salvar responsabilidades. O,
retirarse con la cabeza agachada, humillado, consternado y
burlado. Pero, era dar qué pensar a la familia de la novia y dar
motivo para que lo persiguieran y pagara los daños, el honor y la
confianza. O denunciarla públicamente y así quedaría todo
saldado: el honor, la reputaron y el orgullo. Además era cuestión
de justicia. Esto era lo más sano.
Situación nada fácil. A veces pensaría una cosa, y otras, la
contraria. Unas, estaría decidido a una cosa, y otra, a otra
decisión, y muchas sin saber, por fin, que hacer ¿no nos sucede,
también, a nosotros cuando nos hallamos en situaciones
realmente difíciles? ¿José es la excepción o la confirmación de la
regla de la historia y de las existencias human? Aplicaremos, la
sentencia que es nuestro norte: “si esta en las Sagradas
Escrituras, es por algo”. Ahora, es ¿Por qué está y para qué?
Pero, no olvidemos que nuestro centro es el sueño de José. ¿Por
qué el sueño de José? ¿Qué elementos comunes con todo el
género humano existen en el hecho y la realidad del sueño de

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En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

José? ¿Por qué un sueño? ¿Que nos esconde la naturaleza


psicológica en la realidad del sueño? ¿Soñar es bueno? ¿Y en el
sueño habrá una respuesta concreta para una situación concreta,
independientemente de José?
Desde nuestra experiencia humana de momentos difíciles
de la vida suponemos que la circunstancia de José no tenia nada
de envidiable. Si hablaba con la novia, cabía la posibilidad de
enterarse de cosas desagradables, como que no lo amaba y que lo
traicionó. Si esperaba que la novia hablara por su propia
iniciativa, seria mejor. Pero por lo visto, la novia no había
abordado el tema. Porque de haberlo hecho hubiera dado todas
las explicaciones que tenia. Otra cosa, era que fuesen creíbles y
convincentes las razones. ¿Y los tres meses fuera del pueblo y
de la familia, qué? Otra, seria irse a la casa de Isabel y preguntar
qué, cuándo, quién por qué. Era aumentar más el sufrimiento.
¿Qué hacer? Lo mas lógico es como ni siquiera hablaba ni
da explicaciones había que denunciarla. Pero, había otro
problema, y más serio, todavía. Si se denuncia, la medida es que
la van a apedrear. Esa era la costumbre y la ley. Allí es donde
aumenta la duda del pobre José. El evangelista insiste en que
José era justo. Pero justo, según los análisis del entorno del
pueblo de Israel consistían en que tenía que ceñirse a la ley. Y la
ley era que tenía que denunciarla. Eso era ser justo. Entonces
¿denunciarla o no denunciarla? ¿Justicia o no justicia? ¡Qué gran
dilema!
La ley era clara, según el Levítico 20:10. Decía “si un
hombre comete adulterio con la mujer de su prójimo, será
muerto tanto el adultero como la adultera”.y en Deuteronomio
22, 23-29:

Si una joven virgen está prometida a un hombre y otro


hombre la encuentra en la ciudad y se acuesta con ella,
los sacaréis a los dos a la puerta de esa ciudad y los
apedrearéis hasta que mueran: a la joven por no haber
pedido socorro en la ciudad, y al hombre por haber

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En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

violado a la mujer de su prójimo. Así harás desaparecer


el mal en medio de ti. Pero si es en el campo donde el
hombre encuentra a la joven prometida, la fuerza y se
acuesta con ella, sólo morirá el hombre que se acostó con
ella; no harás nada a la joven: no hay en ella pecado que
merezca la muerte. El caso es semejante al de un hombre
que se lanza sobre su prójimo y le mata: porque fue en el
campo donde la encontró, y la joven prometida acaso
gritó sin que hubiera nadie que la socorriera. si un
hombre encuentra a una joven virgen no prometida, la
agarra y se acuesta con ella, y son sorprendidos, el
hombre que se acostó con ella dará al padre de la joven
cincuenta monedas de plata; ella será su mujer, porque la
ha violado, y no podrá repudiarla en toda su vida.

José, sin duda, que sabía la suerte que le esperaría a su


novia, si procedía a la denuncia.
Las ideas estarían revoloteando en la cabeza de José. ¿Y si
ella fue forzada? No se sabe. Entonces, se podría aplicar la parte
favorable de la ley: “pero si es en el campo donde el hombre
encuentra a la joven prometida, la fuerza y se acuesta con ella,
sólo morirá el hombre que se acostó con ella; no harás nada a
la joven: no hay en ella pecado que merezca la muerte”. Con
ello, quedaría en parte la cuestión y duda un poco mitigadas.
Pero, hay un verdadero problema, y es que la novia no cuenta
nada. Por lo visto no refiere absolutamente nada. La prima Isabel
sabe algo porque hasta la felicito. ¿Qué se traerán estas primas?
Lo peor es que la otra prima, ni siquiera es una muchacha, sino
una vieja, porque según el evangelista Lucas era “avanzada en
edad” (LC.1, 18), y para colmo estaba embarazada también.
Tenia seis meses (Cf. LC.1, 26). Claro, se tapan entre ellas. No,
pues, a dónde más y a quién más acertado podía acudir. Claro, la
familia se cubre las espaldas. Pero, ¿por qué, la novia no habla?
Hable, por favor. Es su silencio el que más atormenta. Además,
“el que calla otorga”. Entonces, es cuando provocaría

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En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

denunciarla. ¿Y se espera un poco más para ver en que para


todo? Pero, ¿Cómo, si la novia no dice nada? ¡Que situación!
Esperar, podría ser. Pero, ¿el orgullo y el honor burlado?
Eso seria fácil porque se mudarían del pueblo. ¡Total! eso en
caso de hacer como si nada. Pero, ¿y la desconfianza que ya esta
haciendo su trabajo? ¿Y cuando ella salga de casa por cualquier
motivo, será que ira a donde dice que va a ir? ¿Y cuando se
quede sola en la casa, quien vendrá, por qué y para qué?
Verdaderamente la situación no es nada bonita. Ni
poquito. ¿Qué hacer? El evangelista dice que José era justo. Y lo
justo es lo justo. Ni más, ni menos.
Ahora bien, la novia tenia que inspirarle verdadera ternura
y amor a José, porque sino ya hubiese hecho lo que tenia que
hacer. Mucho tenía que conocer José a María para no irse de las
primeras. Aquí es donde esta la duda de José. Por un lado, toda
la costumbre y la sociedad. Por otro, todo lo que podría sentir
por ella. Alguna confianza tenia que inspirarle ella. Pero, la
evidencia era la evidencia. Podríamos decir en las palabras de
San Juan de La Cruz, que, San José estaba en una verdadera
“noche oscura”, o lo que es lo mismo, pero en palabras mas
sencillas, de que a San José “le habían movido su queso”, para
utilizar la más maravillosa lección de cuento de Spencer Johson.
¿Qué hacer? ya estaba tomada la decisión. Abandonarla.
Eso significaría irse a buscar otros rumbos a otros pueblos.
Nueva residencia. Nuevo trabajo. Nuevo todo. No hay otra
salida. Al menos, es lo que nos cuenta el evangelista, al decirnos
que “José, como era justo y no quería ponerla en evidencia,
resolvió repudiarla en secreto”. Ya en este punto se nos presenta
otro problema, y es que ¿en que consistiría “repudiarla en
secreto”? porque según Deuteronomio (22,13-21) y era la Ley,
ya la difamación se pagaba con cien monedas de plata y con la
obligación de llevarse a la difamada; o, en caso de ser vedad, la
afectada seria apedreada hasta morir. El repudio según ese
apartado de la ley era que el hombre podría tomarle aversión a su
mujer, después de allegarse a ella, como dice textualmente, y

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En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

podría atribuirle acciones torpes y alegar que no había sido


virgen, como excusa, cuando se desposó con ella. Pero, no dice
nada sobre un “repudio en secreto”. Esto parece una novedad.
¿Cómo iría a ser ese repudio en secreto, del que nos refiere el
evangelista? Nos encontramos con una limitación porque en la
misma Biblia no hay paralelos que pudiesen ayudarnos a
comprender y explicar esa posibilidad que tenia pensada San
José. Y esto le complica mas las cosas al pobre José. Porque de
existir esa tangente en la Ley, la favorecería. Pero, por lo visto,
se le vendría el mundo encima con lo que iba a hacer.
Los colombianos utilizan una expresión muy propia de
sus culturas que indican que las cosas están color de hormigas.
Quisiera utilizarla en este justo momento, pero podría herir
muchos oídos. Y no quiero ser causante de más escándalos. Pero,
no era otra la situación de José. Muy delicada y complicada.
¿Qué, sí, qué?
Es cuando José sueña. ¡No iba a soñar!

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EL SUEÑO DE JOSÉ
Resultado de una situación
Desde que me entró el gusanito de la curiosidad inquieta,
y creo que sana, de dedicarme a este trabajo, vengo pensado que
ante una situación concreta, existe un sueño concertó. Es decir,
en la que muchos caminos se nos presentan, o incluso, ninguno,
entonces, es cuando se nos da en nuestra mente una respuesta
concreta, a través del sueño. Porque existe una situación
concreta, existe un sueño concreto. En otras palabras, a un
problema existencial histórico-personal, una solución existencial
histórica-personal. ¿Qué elementos tengo para decir lo que estoy
diciendo? Los iré desgranando y presentando.
Si no hay situación existencial en crisis, no habrá sueño, y
por consiguiente, respuestas en esa direccion. Pero la situación
tiene que tener una connotacion afectiva en nuestra persona. Nos
tiene que afectar, indistintamente del grado de la afectación.
Mucha, poca o más o menos. Nos toca en algo y nos determina,
al punto de ser una situación personal y existencial. Muy propia
individual. Y muy de sentido o de no para la vida. De allí, que
sea personal y, al mismo tiempo, existencial.
¿Esa manifestación se da en casos excepcionales o a
diario? ¿Es común o existen personas privilegiadas que tienen
ese don? ¿Es un don o una facultad de la naturaleza? Si es don,
entonces, sólo algunos lo tienen. Y si es una facultad de la
naturaleza, entonces, todos los seres humanos la poseen. En ese
sentido, ¿José es la excepción o la confirmación de la regla?
¿Era el joven un privilegiado porque le sucedió, o no tiene nada
de nuevo que le haya sucedido?
Vamos a suponer que José es una excepción. Si
suponemos eso y esa va a ser la conclusión, paremos aquí este
trabajo. Porque no tiene sentido que continuemos. Ya que esa
seria la tendencia de la parapsicología, que buscaría comprender
las sensaciones extracensoriales y otras muchas manifestaciones
como la clarividencia, la premonicion y otras experiencias, tal
vez esotéricas. Pero no seria el campo de nuestro propósito.
Supongamos, más bien, que se trata de una manifestación
natural. Entonces, si podemos continuar. Y ahora, me vuelve el
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

mal al cuerpo, porque es a lo que quiero dedicarme. Buscar ¿por


qué el hecho del sueño en nuestra realidad humana? Y ¿qué valor
e importancia tiene esa realidad en nuestras vidas? ¿Tiene
importancia, por qué, dónde, cuándo, cómo, en qué, para quién?
Y de esto se va a valer la psicología, muy en especial el
psicoanálisis, del que nos valdremos, también nosotros.
Entonces, San José no es la excepción, sino la confirmación de la
regla de la naturaleza. Y con esto comienza a ponérsenos
fascinante el intento.
Volvamos a la situación de José, que ya teníamos más que
precisada. Nos cuenta el autor bíblico que “. Así lo tenia
planeado, cuando el Ángel del Señor se le apareció en sueños y
le dijo: ‹‹José, hijo de David, no temas tomar contigo a María tu
mujer porque lo engendrado en ella es del Espíritu Santo. Dará
a luz un hijo, y tú le pondrás por nombre Jesús, porque él
salvara a su pueblo de sus pecados.›› La situación es que tiene
es que tiene que tomar una decisión. No hay marcha atrás. Los
datos son evidentes. Y sobre esa situación sucede el sueño.
Ahora, entonces, tenemos que hacer preguntas sobre el
sueño. Ya no sobre la situación, porque ya la sabemos. Pobre, el
pobre José.
La situación es muy tensa, la mente de José estaría como
una maquina de vapor, a todo dar, hasta con el silbido típico. No
es de dejar de imaginar que a punto de una embolia o algo
parecido. Enflaquecido y hasta despistado y rabioso. ¿No lo
estaría cualquier otra persona en situación semejante? ¿O José es
la excepción? Si lo es, entonces, ¿por qué tenia la duda y lucha
en la decisión? De allí, que no es justo que presentemos a San
José, aceptando como en parada militar la voluntad de Dios,
como no los decía el predicador. Muy simplista para ser verdad.
Y muy fuerte la verdad de José para ser simplista. Ni uno, ni lo
otro. Sino las dos cosas, al mismo tiempo. Porque la vida no es
blanco o negro, sino tonalidades de grises; y no otra cosa, que
combinaciones distintas y diversas de negro con blanco, en
mayor o menor degradación. Por eso, se trataba de una realidad

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En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

envolvente, existencialmente, con toda su trabazón y engranaje.


En donde no había espacio para otro pensamiento que la
preocupación de lo que estaba viviendo. ¿No nos sucede a
nosotros exactamente lo mismo en situaciones concretas de crisis
personales? ¿No se desvela uno, pierde el apetito y otras muchas
cosas más? ¿Lo abandona a uno en situación preocupante, aún a
la hora de irse a dormir? Hasta el caminar lo delata a uno cuando
se está en situación de conflicto interior. ¿No era para estarlo, en
el caso de San José?
Muchos autores se han dedicado a darle importancia al
hecho del sueño. Sólo para citar algunos, tenemos a Tony de
Mello y sus discípulos como Carlos Vallés y muchos otros. “los
sueños hablan”, dice Vallés en uno de sus libros. Si yo hubiese
descubierto, antes, la importancia que tiene el sueño en la vida y
hubiera aprendido a interpretarlos fuese mejor persona, dice
Vallés en su libro Vivir con alas. “se que al perder la dimensión
nocturna de mi vida, he perdido algo de importante de la
totalidad de mi ser”, dice Vallés (Vallés, Calos, G.,S.J., vivir con
alas, Ángeles en la Biblia y en la vida, p.22). Esta inquietud por
la realidad de soñar en la persona humana se ha despertado con
mucho afán. Hay, realmente, mucho interés en escudriñar este
fenómeno natural.
¿Por qué se sueña? Y si se sueña, por algo es. No puede
ser una anomalía. No olvidemos la sentencia existente del libro
del Génesis de que “vio Dios que todo estaba bien” y cuando
crea al hombre, dice, que “vio Dios que todo estaba muy bien”
(Cf. Gn..1, 1-31). Luego, el sueño es también parte de lo que
Dios vio que estaba bien.
El sueño es una realidad en el hombre. No lo podemos
negar.

27
EL SOÑAR,
Gran Instrumento de la Naturaleza
Si yo hubiese adquirido la costumbre de recordar mis
sueños y anotar mis fantasías nocturnas, si yo hubiese
estudiado la ciencia de traducir a lenguaje hablado las
imágenes difusas, si yo me hubiese familiarizado con
mis sueños como lo estoy con mis actos, mis gustos, mis
instintos y mis reacciones, me conocería yo hoy mucho
mejor, me entendería mejor a mi mismo, a mis
motivaciones secretas y mis deseos irracionales, a mis
entusiasmos y a mis depresiones, a mis complejos y a mis
miedos. Si yo me conociera noche a noche como me
conozco día a día, sería mejor persona y tendría mejor
carácter, podría prevenir mejor mis prontos y suavizar
mis asperezas, reaccionaria mejor ante la vida y
entendería mejor en la practica el enigma de la
existencia. Sé que al perder la dimensión nocturna de mi
vida, he perdido algo importante de la totalidad de mi
ser. Me he racionalizado demasiado, y me he privado de
la guía, el animo, el secreto y el encanto de las voces que
me hablan en la noche cuando mi razón esta callada y mi
amado subconsciente despliega sus antenas para captar
los mensajes secretos y vitales que yo no le dejo percibir
de día. El sueño me ha servido de descanso, pero no de
aprendizaje. Noches a medias (Vallés, Calos, G., S.J.,
Vivir con alas, Ángeles en la Biblia y en la vida, p.22).

Con esta cita larga de Vallés quiero comenzar esta parte


del trabajo para meternos de lleno al hecho del soñar. Ya lo
apunta el autor citado en la cita que tenemos cuando dice que
“me he racionalizado demasiado, y me he privado de la guía, el
animo, el secreto y el encanto de las voces que me hablan en la
noche cuando mi razón esta callada y mi amado subconsciente
despliega sus antenas para captar los mensajes secretos y vitales
que yo no le dejo percibir de día”. O como señala otro autor, de
que se pueden utilizar los sueños, al tener mayor conciencia de
ellos, para adquirir un conocimiento más directo de la verdadera
naturaleza personal y se puede progresar al tomar opciones con
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

conciencia (Cf. Puche, José Daniel, Despierte su conciencia,


p.360.).
Decía que ante una situación concreta, un sueño concreto.
Los estudiosos lo dicen con sus terminologías científicas al decir
que los sueños son formaciones psíquicas complejas en cuya
producción intervienen diversas funciones psíquicas. En donde
los impulsos intervienen activamente en la causa del sueño
siempre impulsados por evocaciones asociativas. Es decir,
impresiones sensoriales, asociaciones de recuerdos y
representaciones mentales, hechos con carga afectiva ocurridos
durante el día y la temática existencial básica del sujeto en un
momento determinado. No sucede el sueño aisladamente,
independientemente de la realidad concreta del individuo. De allí
que tenga el sueño una función indicativa y una función
prospectiva (Cf. Poll, Wilhelm, Psicología de la religión,
pp.288-289). En palabras de Freud, todos los pueblos antiguos
han atribuido a los sueños un importante valor, y los han
considerado como prácticamente utilizables, hallando en ellos
indicaciones relativas al futuro y dándoles el significado de
presagios (Cf. Sigmund Freud, Introducción al psicoanálisis:
los sueños, en Obras Completas, p.97.). Está indicando una
situación concreta y en cierta manera está dando una solución,
también concreta, a la persona. Pero siempre individualmente.
Porque cada situación es individual histórica. Es, entonces,
cuando al sueño lo podemos ver e interpretar como una
revelación. Pero, para evitarnos serios problemas, no se puede
identificar el inconsciente con Dios ni Dios con el inconsciente,
como ya habíamos apuntado anteriormente, cuando hacíamos las
aclaratorias del peligro de identificar o diferenciar psicoanálisis
y religión. Sin embargo, si se trata de una revelación.
Ahora bien, ¿qué se entiende, en este caso, el sueño como
revelación? ¿Será una revelación directa de Dios, y, por
consiguiente, un milagro? ¿Será algo verdaderamente
extraordinario y fuera de todo dominio natural humano? ¿O no
será que ya Dios lo ha determinado así desde el mismo momento

32
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

de la creación, y entonces, ya es un fenómeno realmente natural,


implícito en la creación misma? Según mi manera de ver, pienso
que es algo totalmente natural.
Esto nos lleva a plantearnos muchas otras inquietudes:
¿qué diseña el sueño: la circunstancia concreta individual o es
una invención sin encadenación con la realidad? ¿Somos
nuestros propios arquitectos de nuestros sueños? ¿Dónde se
construye el sueño? ¿Por qué se construye? ¿El sueño es una
evasión, una sublimación, una proyección o un deseo frustrado
que se materializa en imágenes en nuestra mente? Si es así, ¿no
será, entonces, el sueño una liberación de nuestras frustraciones?
De ser así, tiene que ser bueno porque habría que ver el sueño
como un canal de alivio de la naturaleza, aun cuando nos cree
más frustraciones. Si es proyección, significaría que no es más
que un aumento de irrealidades y de fantasía, porque estaríamos
proyectando y realizando lo que no nos es posible en la vida
diaria y real. Entonces, en el caso de San José, no era más que un
autoengaño. ¿Será así? ¿Es así? Seria mejor, pues, no soñar.
Si nosotros mismos somos los constructores de nuestros
propios sueños, significa que soñamos y programamos lo que
queremos soñar. ¿Es así, realmente? No, por lo menos, a plenitud
de la conciencia. Y es aquí donde esta la clave del sueño. Que, en
parte, depende de nosotros y en parte, no. La parte que depende
de nosotros es la de la realidad: lo que nos afecta diariamente en
nuestra vida común, y que se asocian para despertar, la otra
parte, que ya no depende de nosotros, directamente. Es este el
laboratorio de los sueños, en relación estrecha a una realidad
concreta, por supuesto. Porque, como tenemos dicho ya no existe
un sueño sin una situación concreta de nuestra vida, sobre todo,
envolvente en su plenitud, total y existencial.
¿Hay que hacerle caso a los sueños, si o no? O, ¿tenemos
que aplicar la sentencia de que “los sueños, sueños son”? o,
¿precisamente, porque son sueños hay que darles importancia?
¿O es, como indica un autor, un “proceso natural, inútil siempre,
patológico siempre”? ¿Es normal soñar, o no? ¿O es propio de

33
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

personas no normales, o inclusive, de situaciones atípicas de la


vida de vigilia, es decir, de la vida diurna atenta? Más, aun, ¿Qué
es un sueño?
Freud admite que es difícil definirlo, pero que todos
sabemos qué es. Lo que significa que todos hemos soñado, y, por
consiguiente, sabemos lo que es un sueño, aun cuando no
sepamos definirlo. Tenemos experiencia de lo que es un sueño.
Sin embargo, señala, que sí se pueden resaltar los caracteres de
este fenómeno. Y el primero, es cuando soñamos, nos hallamos
dormidos. Así, se evidencia que los sueños son una
manifestación de la vida psíquica durante el reposo. Pareciera
que existiera una relación muy estrecha entre el reposo y el
sueño. Eso hace que se vea el reposo desde el punto de vista
psicológico, en donde el durmiente no quiere saber nada del
mundo exterior, desligándose de él. Nos alejamos del mundo
exterior. Al encontrarnos fatigados queremos descansar.
Entonces, el reposo tiene dos connotaciones, una biológica y otra
psicológica. Biológica, porque nos hallamos cansados y
fatigados físicamente. Y psicológica, porque supone un querer
desligarse del interés del mundo exterior. Muy en el fondo, se
trata de repetir la misma experiencia de nuestra existencia
intrauterina. Por lo menos, nos creamos condiciones parecidas a
las de esa existencia, como las de calor, oscuridad y ausencia de
excitaciones, hasta posiciones fetales como en el seno materno,
en algunos casos. Pero, no significa que exista un cesar de
nuestra actividad psíquica. Al contrario. Algo se opone al reposo
de la actividad psíquica. Sobre esa actividad actúan estímulos a
los que tiene que reaccionar. Eso hace, entonces, que tenga
sentido el tratar de comprender el fenómeno onírico (o de los
sueños).
El segundo elemento o carácter del sueño son las
imagenes visuales. Siempre se sueña con imágenes y a la hora de
describirlas es difícil hacerlo. Esos son los dos elementos
comunes de los sueños. Lo demás son diferencias, como la
duración, la precisión, las emociones, la persistencia, entre otras.

34
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

Existe una relación entre el estado de reposo y los sueños.


El sueño es una reacción a un estimulo perturbador del reposo.
Es decir, se reacciona ante un estimulo externo inmediato y se
sucede una experiencia onírica. Por ejemplo, suena el reloj. Es el
estimulo externo inmediato. Y se sueña con toques de campanas
o que alguien está llamando. Se da, pues, un estímulo y una
perturbación del reposo. Y se da el sueño. En el caso de ser una
perturbación exterior. Porque también depende de una excitación
de los órganos internos (excitación cenestésica), o lo que es lo
mismo a decir, que los sueños dependen del estomago, para
indicar con ello que, en parte, depende de los órganos internos.
Por supuesto, que no significa que el sueño reproduce fiel mente
el estímulo, sino que lo elabora. Lo trabaja.
Lo más importante de todo lo dicho es que el propio
sujeto, como nos lo hace ver Freud, sabe lo que quiere decir el
sueño para el propio durmiente. ¿Por qué no preguntarle al
propio durmiente lo que significa su sueño? Es posible y hasta
muy probable, dice, que el durmiente sepa, a pesar de todo, lo
que significa su sueño, pero no sabiendo que lo sabe, cree
ignorarlo. Ya lo había aducido con mis propias palabras, al decir,
que ante una circunstancia concreta histórica, un sueño concreto.
Lo que quiere decir, que todos, muy en el fondo podemos
interpretar nuestro propios sueños, pues conocemos nuestras
propias y reales circunstancias históricas. Y que no es otra cosa,
que lo que dice Freud, de que se trata de un fenómeno psíquico,
y no tanto un fenómeno somático. Hecho que no podemos
ocultar. Lo que sucede es que nos son inaccesibles. Eso hace,
ciertamente, que el fenómeno de los sueños resulte un tema de
mucho interés, como de hecho, estoy demostrando con este
trabajo, por de mas útil y justificado para mi. Porque no hay
sueño sin conexión con la realidad del que sueña o del
durmiente, para utilizar la expresión Freudiana. En otras
palabras, un sueño y una circunstancia. Una circunstancia y un
sueño. Estrechamente ligados y trabajados. Pero conexión que
permanece ignorada, o sea, inconsciente, por el momento, como

35
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

dice Freud. Inaccesible a la conciencia del durmiente, o


inconsciente. Y, en cierta manera, no es otra cosa que una
manifestación de complejos. De allí, la importancia que tiene
interpretar nuestros propios sueños porque nos están revelando
lo que nos es inaccesible concientemente. Porque se trata de traer
al consiente lo que por asociación se ha despertado y activado en
nuestro inconsciente y que no se nos manifiesta claramente. Es
decir, que se nos muestra en representaciones sustitutivas
deformadas, y que no son otra cosa que la misma manifestación
inconsciente que necesitan ser convertidas al conciente. De
hecho, el mejor intérprete de su propio sueño no es otro que el
que lo soñó, porque se conoce y conoce su circunstancia, ya que
en los sueños existen las ideas latentes y las ideas manifiestas,
con su riquísimo simbolismo. Es decir, no se trata de otra cosa
que de su propia revelación. Se trata de una estrecha
comunicación de inconsciente y consciente, para nuestro propio
crecimiento. ¿No es maravillosa la naturaleza? ¿No nos ha dado
ya nuestros propios pergaminos de superación que hasta busca
liberar y manifestarnos dónde y en qué no andan las cosas como
deberían andar? tiene mucha razón de ser, entonces, la
afirmación de Vallés, con la que comenzamos este apartado: “. Si
yo me conociera noche a noche como me conozco día a día,
sería mejor persona y tendría mejor carácter, podría prevenir
mejor mis prontos y suavizar mis asperezas, reaccionaria mejor
ante la vida y entendería mejor en la práctica el enigma de la
existencia. Sé que al perder la dimensión nocturna de mi vida,
he perdido algo importante de la totalidad de mi ser.”
Refiriéndose, como es lógico, a los sueños como realidad
humana.
Es muy extenso el tema, sin duda. Pero como no quiero
más de lo que necesito para mi búsqueda, dejo a un lado, lo de
los estímulos inmediatos sensoriales externos durante el reposo
que provocan los sueños, y que se pueden considerar como una
de las fuentes inmediatas de los mismos. Como también del por
qué no recordamos y hasta olvidamos lo que hemos soñado. Lo

36
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

que los expertos llaman auxilio mnémico. Pero no nos vamos a


meter a complicarnos la vida con terminologías por demás muy
superiores a nuestras limitaciones e intereses. Dejemos esta tarea
a los expertos y especialistas en la materia. Quedémonos, por
ahora, con lo que venimos sosteniendo y es que los sueños están
relacionados con nuestra realidad cotidiana. A una realidad y
circunstancia, un sueño. Se trata de una actividad psíquica. Lo
que quiere decir que nuestra mente sigue trabajando, pero con
representaciones distintas. En la vida diurna, es decir, del día,
consciente, trabajamos con representaciones verbales y de
lenguaje, de las ideas; mientras que en los sueños, se trata de un
trabajo de representación en las imágenes sensoriales. Por eso
los sueños son una actividad psíquica. Por consiguiente, una
respuesta continúa a la vida misma de todos los días, ya que el
alma se halla en el sueño en idéntica situación que durante la
vida despierta, como señala Freud la referirse al estudio que
representa Struempell. Simplemente se trata de dos conexiones.
La vida de todos los días, supone y exige la percepción total del
mundo exterior objetivo. Y en el reposo, del mundo interior,
subjetivo. Pero en el mismo sujeto, tanto que vive como duerme.
Porque se trata de una actividad psíquica continuada, pero con la
característica del reposo. Por consiguiente, no se trata de un
desligarse de su propia realidad. Todo lo contrario.
Esta manera de ver los sueños, nos lleva a preguntar
seriamente, si los sueños son una realización de los deseos. Y
tenemos que admitir que sí. A ese punto, sé que el que está
leyendo ha pegado, por lo menos, un salto, o ha abierto los ojos
un poco más de lo normal como muestra de asombro. Y lo
entiendo. Pero, realmente, los sueños son una realización de
deseos. Y, más, aún, como señala Freud, sueños de deseos y de
comodidad. El ejemplo típico es el soñar que está bebiendo agua
y el de despertarse. Súbitamente, con sed. El deseo físico del
agua hace que sueñe tomando agua o calmando la sed. Así el
sueño sustituye a la acción. La sed no se sacia con el sueño. Hay
que levantarse a tomar agua. Eso hace que se vean los sueños

37
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

como un deseo cumplido. Cosa muy distinta de deseos


reprimidos. No se trata de la misma realidad. Es importante,
mencionarlo, por lo menos.
Demos por terminado este apartado. Y diremos, para tener
algo al que atenernos, que “los sueños habla”. Es decir, nos están
diciendo algo en concreto en nuestra concreta circunstancia.
Tienen importancia los sueños y el pretender interpretarlos, sin
duda alguna. Pero sin olvidar que se trata de conexiones entre el
inconsciente y el consiente. En otras palabras, son nuestra propia
revelación personal.
¿En el caso de San José, sucede igual? Si no es la
excepción, si. Ahora si es un caso fuera de lo común, no. Y me
atrevo a pensar que no tiene nada de extraordinario. Entonces,
¿revelación o no? Por supuesto que sí. Pero en el sentido de la
naturaleza y no en el de intervención ahistórica. Allí está lo
realmente maravilloso.

38
EL INCONCIENTE
Laboratorio de los sueños
(y soluciones)
Hemos dicho ya que la existe una experiencia externa y
otra interna en la persona humana en relación a la realidad. Una
objetiva y la otra subjetiva. Pero ambas en conexión real e
histórica con las circunstancias personales e individuales en una
afectación, en gradación mayor o menor, con la mente. Esa
adecuación con la realidad, ciertamente, hace que la persona
tenga plena conciencia de su entorno real, como fruto y resultado
de una actividad psíquica. Pero existe otra conexión, muy sutil,
que también es psíquica, y de la que depende el consiente. Es,
precisamente, el inconsciente y es lo psíquico lo verdaderamente
real. Su naturaleza interna no es tan desconocida como la
realidad del mundo exterior y nos es dado por el testimonio de
nuestra conciencia tan incompletamente como el mundo exterior
por el de nuestros órganos sensoriales (Cfr. Freud,
Metapsicología: La represión; lo inconsciente; además de las
obras de Freud, altamente citadas en este trabajo). Con ello se
esclarece, en parte, el misterio de la actividad onírica o de los
sueños, ya que, entonces, los sueños ya no se atribuyen a
factores desconcertantes, sino a la actividad diurna del
pensamiento consciente. Lo que significa que el sueño continúa
labores intelectuales diurnas, solucionando y dando soluciones
de mucho valor y una importancia meritoria. Ya no pertenece a
fuerzas ocultas, sino a nosotros mismos. Es importante, sin
embargo, diferenciar realidad psíquica y realidad material.
Porque la realidad psíquica es actividad mental activa en
conexión con la realidad, sea consciente o inconsciente.
Tengamos o no conocimiento de es conexión. Lo lógico es que
haya una actividad totalmente consciente. Visto así hace que el
sueño ya no sea un monstruo al que habría que temer, sino un
instrumento revelador indicativo de que hay “verdades” que
muestran que se mueve el piso sobre el que se alzan nuestra
virtudes, como concluye Freud en su estudio. Y el sueño se nos
convierte, entonces, en nuestra auto-revelación. Nos está
indicando y nos está manifestando nuestra vía de solución,
siempre y cuando le demos su importancia y su interpretación.
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

Porque, como hemos señalado ya, habría que preguntarle al que


soñó el significado de su propio sueño. Ya que sabemos su
significado aun cuando creamos ignorarlo. Pues los sueños nos
revela el pasado, ya que procede de él en todos los sentidos y
que no son otra cosa que procesos latentes; es decir, que
permanecen ocultos. Y desde esa óptica no se puede negar que
también nos está indicando el futuro, pero no en el sentido de
premonición, sino en el de un auto-descubrimiento, y por
consiguiente, desenmascaramiento personal. Pero no nos
metamos con darle valor moral a los sueños, que seria tema de
otro interés, distinto del presente.
Entonces, ¿significa que no es intervención divina en el
caso del sueño de José? no quiero indagar lo que no me
corresponde. Tampoco estoy diciendo que sea así. Lo que estoy
afirmando es que existe en al naturaleza humana un instrumento
ignorado y que tiene valor e importancias por sí sólo. No es otra
que el sueño, y el inconsciente como su laboratorio. En donde la
realidad es el elemento primordial. Por supuesto, como actividad
psíquica, pues se trata de una actividad continuada en la noche,
en conexión con la vida diurna. No hay desfase y desligarse de
la realidad y de la circunstancia histórica. En el caso de José,
como tenemos señalado, se da la conexión con su realidad y
situación conflictiva. Sucede en el sueño la respuesta a su
situación. Es importante quedarnos aquí porque corremos el
riesgo de desvirtuar el contenido del sueño de José. Y no es el
contenido del sueño, lo que nos interesa, sino el hecho del sueño.
Respecto al contenido y significado religioso y espiritual, y aún,
bíblico, es tarea de otros enfoques. El nuestro tiene como meta el
hecho y no su contenido. Eso es tarea del ocultismo, como dice
Freud, y tiene interés religioso y escapa al interés de la ciencia
(Cf. Freud, Nuevas aportaciones el psicoanálisis: Sueño y
Ocultismo, Tomo II). Y es, entonces, cuando teníamos razón al
sostener el principio que se puede interpretar el sueño de José
como muy espiritualista, y a veces, muy distante de la realidad y
de la naturaleza, como si con ello nos acercáramos más al

43
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

Creador, alejándonos de lo creado. Se trata de visiones y


maneras de ver. Aquí era donde estaba el problema del tema que
estamos tratando ya que se llega al límite de los dos campos, el
de la ciencia y el de la religión. Y, por supuesto, que en algunos
tópicos son incompatibles y tiene barras infranqueables. Por eso,
no nos dedicamos a la interpretación histórica, bíblica y
espiritualista del sueño de José, sino al por qué del sueño en su
circunstancia particular de la vida. Con ello, ciertamente,
tomamos muchos elementos útiles y necesarios para nuestra vida
personal. Porque en el caso de José no hay ninguna excepción,
sino una confirmación de la regla de la naturaleza, creada y ya
perfecta en vías de crecimiento cualitativo, como sostiene
Teilhard de Chardin, al decir que ya en el hombre se efectuó al
máximo de su desarrollo evolutivo, desde el punto de vista
biológico, más no en el de la ciencia, que no es otra cosa que
más humanización al crecer en conocimientos y tener conciencia
de que tiene conciencia de su sensibilidad interior. Experiencia
que es, al fin a al cabo, una experiencia mística del encuentro
con lo creado (Cf. Grum, Anselm, “Mística ed eros in Teilhard
de Chardin”, en Mística ed eros, pp.64-71).

44
LOS SUEÑOS
¿Son o no son revelación?
A todas estas, por fin, ¿los sueños son o no son
revelaciones? En el caso de José, ¿es o no es revelación? Si
admitirlos que José no es la excepción sino la confirmación de la
regla de la naturaleza, tendremos que afirmar igualmente que no
es revelación, por lo menos de manera como se suele pensar en
revelación. Pero admitir esa manera de pensar significa que
estamos diciendo que José se autoengaño. Y nos metemos en
serios problemas. Pero si enseguida añadimos que el sueño de
José es parte de la solución de su situación concreta, ciertamente,
estamos diciendo que fue la solución que su propia mente le
manifestó. Dependía de él el realizar o no lo que le indicaba el
sueño. Era su decisión. En todo caso, esta implícita la idea,
entonces de que sí era una revelación personal.
Como desde el principio estamos inclinados a pensar que
los sueños no son una enfermedad, ni enfermos los que sueñan,
sino que es fruto de una continuación de la actividad psíquica del
individuo, que asume a plenitud su vida, tenemos que afirmar, de
igual manera, que los sueños son realmente nuestra propia
revelación. Eso nos lleva a preguntarnos si los sueños tienen
carácter de milagros y de profecías, como comúnmente se
piensa. ¿Es un milagro el soñar? ¿O no es ningún milagro el que
soñemos? El hecho es que soñamos. No cabe ni la menor duda.
No está el problema en el soñar, sino en la interpretación
de ese fenómeno totalmente natural. En atribuir a fuerzas
extrañas y ocultas, e inclusive a fuerzas telepáticas u otras
muchas manifestaciones paranormales, el hecho de un sueño en
concreto. Esa manera de solucionar la manifestación de ese
fenómeno hace que nos sintamos como poseídos por mundos que
se nos escapan de las manos. Y el aporte de este trabajo consiste,
precisamente, en hacer ver que no hay nada de anormal ni de
extraño ni de extraterrestre en el hecho de soñar. ¿Por qué
hacemos, entonces, un problema donde no lo hay? Tenemos que
reconocer que lo desconocido lo hacemos ver muchas veces
como misterio. Ciertamente, lo es. Pero la tarea es escudriñarlo
para conocerlo. Otros lo han hecho y lo estamos haciendo
nosotros en este trabajo. Yo al indagar y arriesgarme a ello, y,
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

usted, al leerlo. Y así a estas alturas de este libro usted todavía


continúa significa que el tema le interesa y con toda seguridad
terminará pensando distinto, si es que ya no lo está. Entonces, ya
ha valido la pena el intento.
Ahora bien. Como se trata de una frontera infranqueable,
¿tenemos que dejar esa dimensión del sueño al ocultismo y a
todas esas fuerzas ocultas a lo parapsíquicos para que lo
interpreten? Aquí esta precisamente el grave problema. Porque,
por no enfrentar con naturalidad todo lo concerniente a nuestro
cuerpo y mente, sin antagonismo y oposiciones, nos engañamos
atribuyendo a fuerzas externas lo que es propio de la naturaleza
humana. He ahí el problema. ¿Qué hacer? Reconciliarnos con
nosotros mismos. No hay otra. Dejarnos de milagrerías y de
credulidades y darle su debida importancia a la razón y a su uso.
Sin miedo ni falsos temores. Es decir, dejar de evadirnos a
nosotros mismos y reconciliarnos con todo nuestro ser. ¿No está,
acaso, todo bien, como nos dice el libro del Génesis? Y ¿no es la
mente una realidad estrechamente unida a todo el ser humano,
sin guerrearse ni enemistarse? ¿Por qué complicar lo que es
sencillo? Tenemos que estar altamente agradecidos a todos
aquellos valientes que han tenido la osadía de arriesgarse a
romper fronteras de falsos misterios respecto al ser humano
como tal.
No podemos negar que los sueños son nuestra propia
elaboración continuada de la vida diurna o de vigilia. Pues se
trata de una actividad psíquica y no de un fenómeno
extraordinario o fuera de lo natural.

48
¿Qué hacer con los sueños?
Soñar es una realidad en el ser humano que no podemos
negar. Soñar no es un fenómeno patológico. Es una actividad
psíquica. Lo que significa que es una continuación de la
actividad diurna, pero en calidad de reposo. El sueño no es una
manifestación externa a nuestra realidad ni se atribuye a fuerzas
sobrehumanas. Es una realidad totalmente normal y natural en el
ser humano. ¿Qué hacer, entonces, con los sueños?
Son dos los elementos que se pueden utilizar para asirse
del contenido de los sueños. Uno, es el psicoanálisis de Freud, y
el otro es el método Gestalt. Ese último propone volver a vivir el
sueño y apropiarse su significado. El sueño es un mensaje que el
que sueña se envía a si mismo, mientras se duerme. El mensaje
es el de conocer, descubrirse, recobrarse y integrarse en
personalidad completa. A medida que vamos viviendo nos vamos
imponiendo barreras como condicionamientos a nuestra propia
realización personal. Y esto nos va desgarrando la personalidad.
Veamos lo que señala Vallés al reconocer la influencia positiva
en su vida del pensamiento de Mello:

Jirones de mi ser han quedado perdidos por el camino de


la vida, aspectos verdaderos y válidos de mi personalidad
han sido rechazados por mi mismo, y yo mismo lo he
olvidado, pero ellos esta ahí archivados todavía en mi
subconsciente, y reviven en el reino de los sueños para
recordarme su existencia y volver a pedir admisión en mi
vida. En el sueño todos esos elementos de mi ser yo he
rechazado aparecen disfrazados de objetos y personas
que no son otras que yo mismo, aunque yo a primera
vista no los reconozca. Cada imagen de mis sueños es
una porción de mi ser perdida y enajenada, que he de
volver a reconocer y admitir de lleno para volver a ser yo
mismo en toda mi plenitud. La censura de la mente
suprime durante el día emociones, reacciones,
pensamientos, movimientos que así quedan condenados a
no ver la luz del día; pero en la noche se vengan, y todo
lo que ha sido suprimido durante el día aparece
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

libremente en la libertad sin censura del reino de las


sombras en la noche. Ese es el sueño. El yo que yo no
dejo nacer. Al escuchar a mi sueño me escucho a mi
mismo, y por eso he de aprender ahora a escuchar mis
sueños. He de volver a vivirlos despierto, a identificarme
con esas sombras, y a ponerme en su puesto, ha hablar
por su boca en primera persona, ha reconocer mi propia
imagen en esos lienzos rotos de mi retrato, y así llegar a
reconciliar al Ángel y a la Bestia que llevo dentro de mí
(Vallés, Carlos, Ligero de equipaje .Tony de Mello un
profeta para nuestro tiempo, p. 1169).

Después podemos hacer todas las preguntas sobre el


sueño para integrarlo en la vida real del que soñó, porque se trata
de un enriquecimiento y de un restablecimiento de los elementos
perdidos y rescatados a través del sueño. Porque los sueños,
como señala el mismo Freud, son el camino real para llegar al
inconsciente. Recordemos que Freud prefiere utilizar la
expresión “inconsciente” y no de subconsciente o de
preconciente, mucho menos, double consciente (disociación de
la conciencia). Porque al decir “sub”, significaría que esta debajo
y subyugado por la conciencia. Y al decir “pre”, seria que está
antes de la conciencia. Y no es así, sino que esta en la misma
conciencia porque se trata de una actividad psíquica. En íntima
reilación. De hecho, lo que esta en el inconsciente se traduce
cuando pasa al plano de la conciencia, como por ejemplo, en el
sueño.
¿Qué hacer, pues, con los sueños? Según lo tenemos
dicho y demostrado no tenemos otra opción que tomarlos como
instrumento de trabajo de auto-conocimiento y de superación
personal. Ya que nos están indicando caminos y nos está
integrando de manera plena, si los sabemos integrar a nuestras
vidas. Porque se trata simplemente de una actividad psíquica. Es
decir, se trata del trabajo de nuestra propia mente en estrecha

52
En los sueños se dan respuestas de la vida diaria (el caso de San José)

comunicación con la realidad. Porque no es otra cosa que nuestra


propia sensación interior y purificación. Muy en el fondo de
nuestra libertad interior, y, por consiguiente, de nuestro propio
crecimiento. En otras palabras, que deberíamos sentirnos
contentos de que soñamos. Pues nos estamos sanando
interiormente de manera natural. La tarea consiste en saber sus
mensajes y recopilarlos para lograr una mejor terapia con sus
respectivos resultados.

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Otros libros del mismo autor

1. «Judas Iscariote, uno de los doce» (en defensa de Judas

Iscariote).

2. Así en la Tierra como en el Cielo (Reflexión de poeta).

3. Oficios, funciones y Ministerios Extraordinarios.

4. Los Dos (Novela)

5. El piar de un gorrión.

6. Y comieron del árbol.

7. La Crisis del Rey David.

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