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Adrián
Torrealba.
Fuente: www.impositus.com
En fin:
Costes de personal.
Compras de bienes y servicios.
Intereses y otros gastos financieros.
Imputación de costes generales de funcionamiento de
la Entidad local.
Costes de recaudación y tesorería
Amortizaciones”
[12] Véase los votos 6869-96, 4855-97, 3828-99, 0155-2002, 1308-2003, 3929-1996,
5454-99 y 10134-99.
[13] "Impuesto directos e impuestos indirectos. Análisis jurídico de una vieja distinción",
Hacienda y Derecho, Vol. II, Instituto de Estudios Políticos, 1963.
Vemos cómo claramente todos estos pronunciamientos se separan del criterio sostenido
por el Tribunal Constitucional español, que precisamente declaró inconstitucional la
consideración legal del uso privativo del dominio público como precio público.
[49] Cfr. la sentencia de la Sala Constitucional 3379-96, de 5 de julio de 1996, referida a
la fijación administrativa de tarifas por concepto de servicios prestados en los
aeropuertos, en la que la Sala consideró “suficiente que la Asamblea Legislativa
establezca la competencia del órgano encargado de fijar esos precios públicos”, restándole
claramente naturaleza tributaria.
[50] La sentencia No. 3923-96 de 31 de julio de 1996 de la Sala Constitucional, relativa a
la naturaleza jurídica de las tarifas portuarias y ferrocarriles establecidas por JAPDEVA,
estimó que “no constituyen exacciones obligatoriamente impuestas por el Estado, como es
el caso de los tributos”, ni los servicios portuarios y ferroviarios son inherentes al Estado,
por lo que las tarifas no requerían aprobación legislativa. En comentario de esta sentencia,
con toda razón, critica M. JIMENEZ, “¿Precio público o tributo?”, El Financiero, No.
265, 12-18 de junio del 2000, p. 41: “A contrario sensu, según la Sala, los servicios
portuarios no son inherentes al Estado y, por lo tanto, las tarifas no podrían ser tasas. En
lo particular, estoy de acuerdo con la afirmación de que los servicios portuarios no son
inherentes al Estado, sin embargo, de conformidad con el desarrollo histórico en esta
materia y el estado actual de nuestro ordenamiento jurídico, tal afirmación no es posible
sostenerla. En otras palabras, no se puede abstraer que un servicio es o no inherente al
Estado en atención a la naturaleza del propio servicio, sino a la forma como
efectivamente se preste de conformidad con el contexto histórico social real, las
instituciones creadas al efecto y las leyes vigentes, razón por lo cual, en la Costa Rica del
2000-lamentablemente- los servicios portuarios son inherentes al Estado. Por tanto, en
tanto subsista el monopolio estatal, las tarifas portuarias son tasas y no precios públicos,
y deben ser fijados de conformidad con una ley aprobada por la Asamblea Legislativa.”
[51] Véase la recopilación de jurisprudencia constitucional en este sentido en el Dictamen
C-128-2006 de la Procuraduría General de la República.
[52] En que considera no tributario el canon creado por la Ley de la Autoridad
Reguladora de los Servicios Públicos, Ley N° 7593 del 9 de agosto de 1996, que dispuso
en su artículo 59 como una forma de financiamiento de la Autoridad Reguladora de los
Servicios Públicas (ARESEP), un canon por actividad regulada a ser pagado por aquellas
personas cuya actividad es regulada por la ARESEP.
[53] Art. 6 Ley de Tasas y Precios Públicos; art. 26.1 Ley General Tributaria; art. 20.1Ley
Reguladora de las Haciendas Locales.
[54] E. SIMON ACOSTA, “Reflexiones sobre las tasas de las Haciendas Locales”,
Hacienda Pública Española, n. 35, 1975, p. 272.
[55] En ese sentido comenta J.J. FERREIRO LAPATZA, “Tasas y Precios Públicos”,
cit., p. 423, que “La colocación de esta norma en el régimen jurídico de la tasa deriva, sin
embargo, con toda coherencia, del principio de provocación de coste que complementa el
principio del beneficio que, generalmente, se trata de aplicar con estos tributos.”
[56] Curso..., cit., p.p. 145-146.
[57] El principio de capacidad contributiva…, cit., p. 110.
[58] Se intenta así defender de alguna manera la validez jurídica de ciertas figuras
tributarias que tienen como hecho generador servicios claramente indivisibles. En el caso
de los municipios argentinos, por ejemplo, mucho se ha discutido sobre la llamada “tasa
de seguridad e higiene”, que grava servicios no divisibles y que lleva según buena parte
de la doctrina argentina a considerar que se trata de impuestos disfrazados de tasas o tasas
camufladas. Véase, entre otros, A.C. ALTAMIRANO, “Empresa, tributos municipales y
los efectos de la desnaturalización del concepto jurídico de tasa”, Derecho Tributario
Municipal. Perfiles constitucionales del Municipio. Tasas. Gestión y Recaudación.
Tributación de la Ciudad Autónoma de Buenos Aires. J.O. CASAS, coordinador.
Editorial Ad-Hoc, Buenos Aires, 2001, p. p. 213 ss.
[59] “…Así las cosas –dice la Sala Constitucional costarricense-, el servicio de seguridad
pública no puede diferenciar entre las personas, ni para favorecer solo a unos, ni para
hacer recaer el costo de la tarifa en unos pocos en beneficio de los demás. Siendo la
seguridad pública un servicio de los llamados puros, en los que las personas consumen
una misma cantidad de bien público colectivo ofrecido por la Administración, resulta de
lógica entender que su financiamiento sólo podrá hacerse por la vía del impuesto…”.
[60] Como expone R. VALDES COSTA, Curso..., p. 146, la doctrina mayoritaria y la
jurisprudencia de la Corte Suprema uruguaya coinciden en que el servicio de alumbrado
público no es divisible y, por tanto, no puede dar lugar al pago de tasas. En análogo
sentido, la Ley Reguladora de las Haciendas Locales española, en su artículo 21 establece
que las Entidades Locales no podrán exigir tasas por ciertos servicios, entre otros, por
alumbrado de vías públicas, vigilancia pública en general, protección civil, casos típicos
de no sujeción por no tratarse de servicios divisibles.
[61] Curso..., cit. p. 164.
[62] Instituciones de Derecho Tributario, Ediciones Depalma, Buenos Aires, 1992, p.
148. En igual sentido, F. MOSCHETTI, Il principio della capacita contributiva,
CEDAM, Padua, 1973, p.p. 97 ss. destaca el caso contrario, en que la ratio de una norma
es la de un impuesto pese a que el presupuesto de hecho sea o parezca ser la prestación de
un servicio público. Hay figuras, en efecto, en que se busca gravar una manifestación de
riqueza en cuanto tal, que sólo se relaciona con la actividad administrativa en aspectos
incidentales (como condición de eficacia o de legitimidad de un acto o de una actividad):
En el caso del impuesto de timbre, por ejemplo, éste grava a todos los actos jurídicos con
relevancia jurídica en el seno del Estado, de modo que la obligación de pago del tributo se
presenta como requisito de legitimidad del acto mismo, de modo que se comete un ilícito de
no cumplirse con esa obligación. Así, el establecimiento de ese requisito de legitimidad se
plantea como un mecanismo de recaudación del tributo, amparado por tanto a una finalidad
fiscal. Lo que se busca gravar es la manifesta-ción de riqueza que indirectamente se expresa
con la realización de esos actos jurídicos y no el servicio prestado en su redac-ción. Cfr. p.p.
104-115. El impuesto de registro, por su parte, a juicio del Autor en comentario, recae sobre
los actos en sí y no sobre el servicio de registro recibido, de modo que la obligación de pago
nace con el acto mismo(v.g., a partir de la realización del acto corre el término de la
Administración para exigir el pago del tributo). Es el pago lo que obliga al funcionario al
registro del acto y no éste el que constituye en cabeza del contribuyente la obligación de
pago, convirtiéndose el sistema de registro en un mero medio de recaudación fiscal. El
registro ni siquiera se plantea como condición de eficacia del acto, porque de la falta de pago
no deriva sólo una consecuencia de ineficacia (esto es, de no registro), sino también una
sanción de incumpli-miento; ni tampoco como condición de legitimidad, pues no sólo se
penaliza la eventual formación irregular del acto(registro sin pago previo), sino que es
penalizado el simple hecho de no haer pagado dentro de un cierto término que correr desde la
verifica-ción del presupuesto. Cfr. p.p. 115-120. En materia de tributos hipotecarios, aquéllos
pagados a la oficina de registro para la transcripción de actos o sentencias que contienen
transmisión de propiedad de inmuebles o de derechos susceptibles de hipoteca, o de
certificados de sucesión denunciada, no plantean un condiciona-miento de la transcripción
misma al pago del impuesto, ni siquie-ra la solicitud de transcripción debe estar hecha para
que proceda el pago del impuesto. Por tanto, no parece que sea el servicio mismo la ratio del
impuesto y, en consecuencia, no tiene carácter conmutativo. En los tributos hipotecarios
pagados ante el conservador de los registros inmobiliarios, el pago se presen-ta como
condición de eficacia de la publicidad inmobiliaria, pero del conjunto de la normativa aparece
que el objetivo del impuesto no es gravar la formalidad hipotecaria en sí misma, sino la
situación sustancial del contribuyente: basta recordar que el tipo del impuesto es
proporcional; que se cuantifica en relación al capital, a los accesorios y a los intereses por los
que la hipoteca es inscrita o renovada. De lo que se deduce que el fin es gravar la capacidad
manifestada por un cierto acto, más que imponer el pago de un cierto servicio. Cfr. p.p. 124-
130. Las tasas de concesión gubernativa, que se presentan como condición de eficacia para
obtener una concesión y para poder realizar un tipo de actividad. Por ser la tasa siempre fija
(salvo algunas excepciones no relevantes, a diferencia de la disciplina anterior que acudía a
ciertos índices de potencialidad económica como la renta, el patrimonio, el capital social, la
categoría del ejercicio, la capacidad productiva de la planta, el número de trabajadores
dependientes) se revela una ratio conmutativa, si bien siempre se tiene en cuenta las
diferencias económicas más evidentes, al establecerse un mínimo de renta a partir del cual se
paga la tasa. Cfr. p.p. 130-143.
[63] R. MARTINEZ-ECHEVARRIA, Op. cit., p. 78.
[64] El principio de capacidad contributiva…, cit., p. 113.
[65] R. MARTINEZ-ECHEVARRIA, Los nuevos tributos municipales, Ed. Dykinson,
1992, Madrid, p. 79.
[66] “Tasas y precios públicos”, Revista de Hacienda Autonómica y Local, n. 57, set.-
dic., 1989, p. 319.
[67] “Tasas y precios públicos”, cit., p. 436.
[68] Cfr. F. CORS MEYA, “Las tasas en el marco de un sistema tributario justo”, Revista
Española de Derecho Financiero, n. 51, julio-setiembre 1986, p. 333.
[69] R. MARTINEZ-ECHEVARRIA, Op. cit., p. 80.
[70] El principio de capacidad contributiva…, cit., p. 113.
[71] Esta opción parece necesaria para tomar en consideración los argumentos de la Sala
Constitucional en su sentencia 10.134-99 en cuanto a que “el servicio de seguridad
pública no puede diferenciar entre las personas, ni para favorecer sólo a unos, ni para
hacer recaer el costo de la tarifa en unos pocos en beneficio de los demás…No es posible
hablar en la seguridad ciudadano de una contraprestación que brinda la Administración a
persona determinada: tampoco es jurídicamente aceptable estimar que sólo los
propietarios de los inmuebles se benefician con ella; hacerlo implica aceptar una premisa
que no es cierta: que los habitantes del cantón son todos propietarios, a la vez que llevaría
a considerar que las personas que no son munícipes, pero que trabajan o están en tránsito
en una determinada localidad, no van a recibir el servicio de seguridad, o que los
habitantes no son propietarios, reciben la seguridad gratuitamente…”
[72] Principios Constitucionales de la Tributación, 1ª. edición, Editorial Juricentro, San
José, 2005, p. 79.
[73] Tomamos el ejemplo de E. ESEVERRI, Op. cit., p. 267.
[74] Curso de Derecho Financiero español, 18 ed., Marcial Pons, Madrid, 1996, p.p. 312
ss.
[75] Derecho Financiero y Tributario. Lecciones de Cátedra, Parte General, 6ª. edición,
Editorial Lex Nova, Valladolid, 2005, p. 157.
[76] Ibíd., p. 158.
[77] Ibíd., p. 158.
[78] Curso de Derecho de Derecho Financiero Español, 18ª. Edición, Marcial Pons,
Madrid, 1996, p. 312.
[79] H.B. VILLEGAS, Curso de finanzas, derecho financiero y tributario, cit., p.p. 115-
116 explica:
"El Modelo de Código Tributario para América Latina incluye entre las
"contribuciones especiales" no sólo la "contribución de mejora", sino también la
contribución de "seguridad social". Define a esta última como la "prestación a
cargo de patronos y trabajadores integrantes de los grupos beneficiados, destinada
a la financiación del servicio de previsión" (art. 17, in fine).”
[80] Ibíd., p. 116.
[81] Como veremos, el mismo VILLEGAS discrepa también.
[82] Véase en ese sentido C. ALBIÑANA-GARCÍA QUINTANA, Sistema tributario
español y comparado, Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1992, p.p. 680 ss. y el artículo 26,2
de la Ley General Tributaria española: “Participan de la naturaleza de los impuestos las
denominadas exacciones parafiscales cuando se exijan sin especial consideración a
servicios o actos de la Administración que beneficien o afecten al sujeto pasivo.”
[83] Sistema tributario español y comparado, Editorial Tecnos, S.A., Madrid, 1992, p.
680.
[84] Ibíd., p. 680.
[85] "En torno a la naturaleza jurídico-tributaria de las cuotas de Seguridad Social",
Revista de Derecho Financiero y Hacienda Pública, núm. 44, 1961, p.p. 1253 y 1254, cit.
por M.J. FERNANDEZ PAVES, Las Cotizaciones a la Seguridad Social. Análisis
Jurídico Tributario, Marcial Pons, Madrid, 1996, p.p. 36-37.