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LAS INVASIONES BARBARAS – EL IMPERIO BIZANTINO

Y EL IMPERIO CAROLINGIO

KEVIN SMITH ORDOÑEZ CETINA

PROFESOR RAFAEL

COLEGIO PARA HIJOS DE EMPLEADOS DE LA


CONTRALORIA GENERAL DE LA REPÙBLICA

BOGOTA, D.C., 21 DE MARZO DE 2007


INVASIÒN DE LOS BÀRBAROS

Se conoce como periodo de las grandes migraciones al comprendido entre los


años 300 y 700 en Europa, marcando la transición entre la Historia Antigua y la
Edad Media. Las migraciones incluyen a los godos, vándalos, francos y otras
tribus germánicas y eslavas
.

Pueblos bárbaros

Todos los pueblos de la Antigüedad miraron con desdén a sus vecinos. Los
clásicos dieron el nombre de bárbaros a todos los extranjeros de las regiones
fronterizas con el Imperio, y con los que lucharon, si bien se limita la consideración
a los que, ocupando en Europa las regiones al norte del Imperio, invadieron éste,
apoderándose de su parte occidental. Estos pueblos formaban tres grupos: el de
raza amarilla (avaros y hunos); el de raza blanca eslava (vendas, en lo que hoy es
Polonia), Sármatas, entre el Danubio y el Theis y alanos, a orillas del mar Negro, y
el de raza blanca germánica.

Había hombres privilegiados, nobles y plebeyos, existiendo también la esclavitud.


La patria potestad tenía un concepto bastante análogo, en lo absoluto, al de los
romanos. Aunque lo general era la monogamia, la poligamia aparece admitida
entre los nobles. Respeto a lo penal, no existe autoridad judicial propia y que
investigue los delitos; es preciso que venga la querella o instancia del ofendido,
que se resuelve por una compensación material y pena pecuniaria. Los bárbaros
profesaban dos religiones, unos idolatría sabea y otros la cristiana mezclada con
la herejía arriana. Los sabeos adoraban el Sol, la Luna y la diosa Tierra, creyendo
en genios y hadas que intervenían en el destino de los mortales.

La religión que hubiera podido ser un elemento conflictivo en la relación de los


invasores con los pueblos autóctonos, se transformó en un factor de unidad al
aceptar la mayoría de los reinos la religión católica. Los visigodos abandonaron el
arrianismo, religión cristiana no reconocida por la iglesia católica, para aceptar
esta última en el siglo VI, bajo el reinado de Recaredo y los francos rechazaron el
paganismo a fines del siglo V, durante el reinado Clodoveo. Así la iglesia católica,
lejos de debilitarse cobró un inmenso poder. Se produjo la ruralización de la
economía, la monarquía se transformó en hereditaria y se cambió el concepto de
ciudadano por el de fidelidad personal, que significaba, un acuerdo personal de
ayuda mutua y una relación de mando y obediencia entre quienes la establecían,
por ejemplo: entre el jefe y sus guerreros o entre propietarios y campesinos. Esto
originó el sistema feudal. Adoptaron la ley escrita, según la modalidad romana, ya
que ellos se regían por el derecho consuetudinario (costumbres). Los germanos
aceptaron el sistema de la personalidad de la ley, por la cual cada uno debía ser
juzgado por sus propias leyes. Los romanos, carecían de normas, Teodorico, rey
de los ostrogodos, redactó la primera colección de leyes, en el año 500, conocida
como el Edicto de Teodorico, para godos y romanos, siendo una excepción al
referido principio de personalidad de las leyes. Estaba compuesta de ciento
cincuenta y cuatro artículos basados en resúmenes de fuentes romanas. Los
burgundios, establecidos en la Francia oriental, promulgaron a principios del siglo
VI, bajo el reinado de Gundebardo, la Ley Romana de los Burgundios, destinadas
sólo a los romanos, basándose también en las normas romanas. Fue reemplazada
en el año 534 por el Breviario de Alarico. Atila y los hunos

Conclusiones: Pueblos bárbaros.- La presencia de los bárbaros (extranjeros) en el


imperio romano no fue intempestiva sino gradual. Comenzaron a infiltrarse a partir
del siglo III, dedicándose a tareas agrícolas o participando del ejército. Ya en el
siglo V, se produjo su ingreso masivo. Principales pueblos bárbaros.- Fueron los
germanos, los godos divididos en visigodos, en occidente y ostrogodos en oriente.
Los suevos, los jutos, los burgundios, los anglos, los alanos, los vándalos, los
alemanes, los francos, los sajones y los hunos.

Consecuencias de la caída invasiones bárbaras. Paralización del comercio.


Destrucción del imperio romano de occidente. Comienzo de una nueva era. .Fin de
una civilización antigua avanzada.
IMPERIO BIZANTINO

(Emblema de la Dinastía Paleólogo)

Lema: (Griego: Rey de reyes y Gobernando Sobre Gobernantes)

El Imperio Bizantino —llamado también Imperio Romano de Oriente— fue un


imperio cristiano medieval de cultura griega cuya capital estaba en Constantinopla
o Bizancio (actual Estambul). Los orígenes del Imperio Bizantino se remontan a la
etapa final del Imperio Romano. Inicialmente abarcaba todo el Mediterráneo
oriental, pero con el tiempo fue sufriendo importantes reducciones territoriales.

La expresión "Imperio Bizantino" (de Bizancio, antiguo nombre de Constantinopla)


es una creación del historiador alemán Hieronymus Wolf, quien en 1557 —un siglo
después de la caída de Constantinopla— lo utilizó en su obra Corpus Historiae
Byzantinae para designar este período de la historia en contraposición con las
culturas griega y romana de la Antigüedad clásica. El término no se hizo de uso
frecuente hasta el siglo XVII, cuando fue popularizado por autores franceses,
como Montesquieu.

La palabra "bizantino" adquirió después un sentido peyorativo, como sinónimo de


"decadente", debido a la obra de historiadores como Edward Gibbon, William
Lecky o el propio Arnold J. Toynbee, quienes, comparando la civilización bizantina
con la Antigüedad clásica, vieron la historia del Imperio Bizantino como un
prolongado período de decadencia. Influyó seguramente también en esta
apreciación el punto de vista de los cruzados de los reinos de Europa occidental
que visitaron el imperio desde finales del siglo XI.

A principios del siglo IX, el Imperio había sufrido varias transformaciones


importantes:
Uniformización cultural y religiosa: la pérdida frente al Islam de las provincias
de Siria, Palestina y Egipto trajo como consecuencia una mayor uniformidad. Los
territorios que el Imperio conservaba a mediados del siglo VII eran de cultura
fundamentalmente griega. En el aspecto religioso, la incorporación de estas
provincias al Islam dio por concluida la crisis monofisita, y en 843 el triunfo de los
iconódulos supuso por fin la unidad religiosa.
Reorganización territorial: en el siglo VII probablemente en época de Constante
II (641-668) el Imperio fue dotado de una nueva organización territorial para hacer
más eficaz su defensa. El territorio bizantino se organizó en themata, distritos
militares que eran al mismo tiempo circunscripciones administrativas, y cuyo
gobernador y jefe militar, el estrategos, gozaba de una amplia autonomía.
Ruralización: la pérdida de las provincias del Sur, donde más desarrollo había
alcanzado la artesanía y el comercio, implicó que la economía bizantina pasara a
ser esencialmente agraria. La irrupción del Islam en el Mediterráneo a partir del
siglo VIII dificultó las rutas comerciales. Decreció la población y la importancia de
las ciudades en el conjunto del Imperio, en tanto que empezaba a desarrollarse
una nueva clase social, la aristocracia latifundista, especialmente en Asia Menor.

Durante esta época fueron evangelizados los búlgaros. Esta expansión del
cristianismo oriental provocó los recelos de Roma, y a mediados del siglo IX
estalló una grave crisis entre el patriarca de Constantinopla, Focio y el papa
Nicolás I, quienes se excomulgaron mutuamente, produciéndose una primera
separación de las iglesias oriental y occidental que se conoce como Cisma de
Focio. Además de la rivalidad por la primacía entre las sedes de Roma y
Constantinopla, existían algunos desacuerdos doctrinales. El Cisma de Focio fue,
sin embargo, breve, y hacia 877 las relaciones entre Oriente y Occidente volvieron
a la normalidad.
La ruptura definitiva con Roma se consumó en 1054, con motivo de una disputa
sobre el texto del Credo, en el que los teólogos latinos habían incluido la cláusula
filioque, significando así, en contra de la tradición de las iglesias orientales, que el
Espíritu Santo procedía no sólo del Padre, sino también del Hijo. Existía también
desacuerdo en otros muchos temas menores, y subyacía, sobre todo, el
enfrentamiento por la primacía entre las dos antiguas capitales del Imperio.

Demografía
Son muy pocos los datos que pueden permitirnos calcular la población del Imperio
Bizantino. J. C. Russell «Late Ancient and Medieval Population» (Transactions of
the American Philosophical Society, 48 (3), 1958) estima que a finales del siglo IV
la población total del Imperio Romano de Oriente era de unos 25 millones,
repartidos en un área de aproximadamente 1.600.000 km². Hacia el siglo IX, sin
embargo, tras la pérdida de las provincias de Siria, Egipto y Palestina y la crisis de
población del siglo VI, habitarían el Imperio alrededor de 13 millones de personas
en un territorio de 745.000 km².
En los últimos tiempos del Imperio las ciudades sufrieron un pronunciado declive.
Se estima que en el momento de su conquista por los turcos la población de la
capital estaba en torno a los 50.000 habitantes, y la de la segunda ciudad del
Imperio, Tesalónica, alrededor de los 30.000.

Economía
Agricultura como en el resto del mundo en la Edad Media, la principal actividad
económica era la agricultura. Ésta estaba organizada en latifundios, en manos
de la nobleza o el clero. La principal industria era la textil, basada en talleres de
seda estatales, que empleaban a grandes cantidades de operarios. Era
especialmente importante la posición de la capital, que controlaba el paso de
Europa a Asia, y al dominar el Estrecho del Bósforo, los intercambios entre el
Mediterráneo (desde donde se accedía a Europa occidental) y el Mar Negro (que
enlazaba con el Norte de Europa y Rusia).

Organización política y administrativa


El emperador El jefe supremo del Imperio Bizantino era el emperador (basileus),
que dirigía el ejército y la administración. Cada emperador tenía la potestad de
elegir a su sucesor, al que asociaba a las tareas de gobierno confiriéndole el título
de césar. En algún momento de la historia de Bizancio (concretamente, durante el
reinado de Romano Lecapeno) llegó a ver hasta cinco césares simultáneos.

El ejército
El ejército bizantino fue durante siglos el más poderoso de Europa. Heredero del
ejército romano, en los siglos III y IV fue sustancialmente reformado, desarrollando
sobre todo la caballería pesada (catrafacta), de origen sármata.
La armada bizantina tuvo un papel preponderante en la hegemonía del Imperio,
gracias a sus ágiles embarcaciones, llamadas dromos y al uso de armas secretas
como el "fuego griego". La superioridad naval de Bizancio le proporcionó el
dominio del Mediterráneo oriental hasta el siglo XI, cuando empezó a ser
sustituida por el incipiente poder de algunas ciudades-estado italianas,
especialmente Venecia.

Religión
Uno de los rasgos más característicos de la civilización bizantina es la importancia
de la religión y del estamento eclesiástico en su ideología oficial. Iglesia y Estado,
emperador y patriarca, se identificaron progresivamente, hasta el punto de que el
apego a la verdadera fe (la "ortodoxia") fue un importante factor de cohesión
política y social en el Imperio Bizantino, lo que no impidió que surgieran
numerosas corrientes heréticas.
El cristianismo primitivo tuvo un desarrollo mucho más rápido en Oriente que en
Occidente. Es muy significativo el hecho de que el Concilio de Calcedonia
reconociera en 451 cinco grandes patriarcados, de los cuales sólo uno (Roma) era
occidental; los otros cuatro (Constantinopla, Jerusalén, Alejandría y Antioquía)
pertenecían al Imperio de Oriente. De todos ellos, el principal fue el Patriarcado de
Constantinopla, cuya sede estaba en la capital del Imperio. Las otras tres sedes
fueron separándose paulatinamente de Constantinopla, primero a causa de la
herejía monofisita, duramente perseguida por varios emperadores; luego, con
motivo de la invasión del Islam en el siglo VII, las sedes de Alejandría, Antioquía y
Jerusalén quedaron definitivamente bajo dominio musulmán.
IMPERIO CAROLINGIO

Carlomagno coronado por el papa León III. Pipino dejó en herencia el reino a sus
dos hijos, Carlos y Carlomán, pero éste último se retiró a un monasterio y murió
muy pronto (771), con lo que quedó Carlomagno como único soberano del
Imperio.
Carlomagno, que era nieto de Carlos Martel, inició una política de expansión
territorial para intentar restaurar el antiguo Imperio Romano de Occidente, lo que
le hizo enfrentarse a bizantinos, musulmanes y germanos. Extendió su Imperio por
las actuales Francia, Italia y Alemania occidental; y de forma más discontinua por
territorios fronterizos en España (norte de Cataluña y zona pirenaica, con
pretensiones no realizadas de llegar al Ebro), Alemania oriental, Austria y Hungría.
Estableció la capital en Aquisgrán, en la zona oeste de Alemania.
El papa León III proclamó a Carlomagno emperador en la iglesia de San Pedro
(Roma) el día de Navidad del año 800.
Tras su fallecimiento en 814, su hijo Ludovico Pío (o Luís el Piadoso), que era de
carácter débil y muy manipulable, asumió la corona del Imperio. El Imperio fuerte y
consolidado que heredó entró en decadencia tras las luchas internas por el poder,
fomentadas en parte por sus hijos.

Se puso fin así al Imperio carolingio, que se deshizo aún más tras nuevas
invasiones de pueblos bárbaros: árabes, húngaros y normandos.
Política interior

Carlomagno dividió el territorio en marcas y condados:

• Marcas: territorios defensivos localizados en las fronteras del Imperio.


Estaban gobernadas por duques o marqueses, que tenían el mando de un
ejército. Las marcas eran la Marca Hispánica, la Marca Sajona, la Marca
Bretona, la Marca Lombarda y la Marca Ávara.

• Condados: zonas gobernadas por condes, que nombraba el rey y les


otorgaba poder militar, administrativo y judicial. Todo lo que no eran marcas
eran condados, correspondiendo a toda la zona no fronteriza del imperio.

El máximo poder del Imperio residía en el emperador, que tenía poder para
convocar las armas, administrar justicia y designar a los nobles que gobernaban
los territorios.
Los inspectores de palacio eran los encargados de que los marqueses y los
condes gobernaran según las directrices del Emperador. Para ello acudían en
parejas a los territorios a comprobar el cumplimiento de las leyes.
El palacio o corte era el núcleo de la Administración y estaba dirigido por un
chambelán, sucesor del cargo de mayordomo de palacio. A su cargo estaban el
copero, responsable de la bodega; el mariscal, responsable de la caballería y el
establo; y el senescal, responsable de los asuntos de la corte. Las otras
instituciones de la Administración eran la cancillería, que dirigía los asuntos civiles
y eclesiásticos, así como el tribunal palatino, que aplicaba las leyes a los
habitantes del Imperio.

Cultura y arte

Se suele conocer a este periodo del entorno del año 800 con el nombre de
Renacimiento carolingio, no tanto porque diera origen a algo similar al
Renacimiento del siglo XV, sino por comparación con la decadencia cultural del
periodo anterior, al que suele llamarse Edad Oscura.
Carlomagno (como la mayoría de los hombres de su tiempo, incluidos los nobles y
muchos clérigos) no sabía leer, ni escribir, ni siquiera aritmética. No obstante,
intentó elevar el nivel cultural del Imperio creando la Escuela Palatina de
Aquisgrán, y puso en su dirección al célebre Alcuino de York. En ella se formaron
él, sus hijos y todos los funcionarios de la corte.
Esta Escuela se convirtió en modelo para la fundación de otras en toda Europa.
Divulgó las artes, las ciencias, las letras y todo el conocimiento de la Antigüedad
con sus materias:
• Trivium: retórica, gramática y dialéctica.
• Quatrivium: geometría, astronomía, aritmética y música.

El arte carolingio estaba basado fundamentalmente en dos estilos: el arte clásico


griego y el arte cristiano, pero con algunas influencias de sus vecinos bizantino e
islámico.
Escultura: Los ejemplos conservados son muy escasos, si bien las esculturas de
marfil han sobrevivido y son de una gran belleza.
Arquitectura: La arquitectura carolingia se reflejaba en edificios religiosos y
algunos palacios. Se caracteriza por usar la planta de cruz latina de tres naves;
arcos de medio punto, de herencia romana; cubiertas de madera; columnas con
capiteles esquemáticos y pilares cuadrados y cruciformes.
Mosaicos y miniaturas: Entre las obras de arte más notables de esta época,
sobresalen los mosaicos y las miniaturas que ilustran los Evangelios, además de
la orfebrería que decoraba todos sus templos. Yuju!!

Aportes a la humanidad: La creación de Religiones Católica y Cristiana, las


creencias en los personajes mitològicos, la creación de las normas y leyes,
creación de varios cargos, creación de varios Imperios.

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