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de Humanismo Cristiano
Magíster en Educación
Mención Didáctica
e Innovación Pedagógica
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Consideraciones sobre la evolución del profesor en la postmodernidad
Roberto Enrique
Arias Arce
Introducción
El presente ensayo tiene por objeto revisar parte de la evolución del concepto
de profesor en la educación, haciendo hincapié en algunos momentos claves de
la pedagogía. El análisis se inicia con una revisión del rol docente en diferentes
períodos educacionales; partiendo por la educación tradicional para seguir con
la tendencia instruccional y finalmente llegar a la pedagogía crítica. A partir de
este punto se sugiere la consideración de algunos paradigmas filosóficos
orientales, particularmente el taoísmo, el cual permite el desarrollo de una
visión más equilibrada y holística de la función del maestro.
Reflexión
Al revisar las distintas concepciones del profesor en el desarrollo de la
educación podemos encontrar diferentes visiones. Desde la educación
tradicional, concebida como aquella que se desarrolla desde los albores de la
humanidad y hasta el siglo XIX, en la que el profesor es concebido como un
individuo que organiza el conocimiento, fija los límites, determina que es moral
y que no; en general, organiza la vida del alumno. En palabras de Palacios: “el
maestro es el modelo y guía: a él se le debe imitar y obedecer; tal como
Comenio lo recomienda explícitamente, los niños deben acostumbrarse a hacer
más la voluntad de otras personas que la suya propia, a obedecer con
prontitud a sus superiores; deben acostumbrarse, en definitiva a someterse
por entero a su maestro”1.
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En este ambiente de religiosidad es donde surgen algunas visiones de
reivindicación hacia el rol del alumno (Freinet, Montessori, Decroly, etc.) y por
ende, hacia el rol que debe desempeñar el profesor. A partir de estas
concepciones es que el docente comienza a considerar al niño y su mundo.
Incipientemente, surgen espacios en los cuales el alumno tiene la oportunidad
de expresar su sentir a un adulto que lo escucha y trata como otro ser
humano, al mismo tiempo que desarrolla su capacidad de explicación del
entorno que lo rodea. Sin embargo, el período no sólo se caracteriza por la
reivindicación del rol del alumno en el proceso de enseñanza-aprendizaje, sino
que también por el surgimiento de la tecnología y de un nuevo orden social, los
cuales determinarán profundos cambios en el desarrollo de los elementos
antes mencionados.
Junto con esta visión cargada de una conciencia común y sentido del bien, que
precisamente debe estar en la conciencia del educador al punto de sentir real-
mente en sí mismo aquella autoridad de la que tiene que dar sentido, es que
se desarrolla una revolución industrial que determina la variación del bien
común hacia el surgimiento de un concepto de sociedad basada en la
producción, es decir, el bien común para la estado debe encontrarse en la
preparación de los hombres como entes productivos, sujetos que contribuyan
al desarrollo de la sociedad. Es así, que debido a los cambios producidos en la
organización del trabajo, muchos jóvenes se ven excluidos de la vida laboral,
proyectándose en el estudio los más favorecidos y alimentando el ejército
industrial de reserva para la gran mayoría desposeída5. En este marco, se
presenta un profesor que basa su actuar en una filosofía centrada en la
actividad empírica, la producción del conocimiento, el positivismo. Esta postura
promueve la generación de algunas tendencias educacionales como la
Tecnología Educativa, la Instrucción Personalizada, la Pedagogía no Directiva y
otros que de una forma u otra validan el análisis, la uniformidad y el
cientificismo por sobre otros criterios de transmisión cultural.
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progresistas, que basan el fin de la educación en los intereses y necesidades
del niño, es la importancia del alumno versus la importancia de los contenidos.
Los profesores se ven forzados a decidir entre la producción o los sujetos.
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En términos curriculares, la propuesta de la pedagogía crítica se ve ratificada
en la consideración de algunos principios fundamentales en el diario vivir, en la
praxis del currículum9:
• El actuar es producto directo de la acción-reflexión; no se puede
considerar un “actuar por actuar”, es necesario que se desarrolle una
reflexión que nos lleve al actuar para posteriormente continuar
reflexionando sobre este actuar. La praxis no supone una teoría
rectilínea; se trata de un construirse a partir de lo anterior, no hay un
solo inicio ni un sólo fin, es una secuencia infinita de actos-reflexiones
• La praxis no se puede desarrollar en el imaginario, es producto directo
de los elementos concretos que nos rodean, de tal forma que al
desarrollar un programa de contenidos, se vea reflejada la situación real
de las personas, que refleje las aspiraciones de los individuos.
• La realidad anterior, se concibe como un mundo en constante
interrelación de sentimientos y acciones con otros, de manera tal de
desarrollar una conciencia del actuar con y no sobre otros.
• Todos aquello elementos del currículo que en muchas oportunidades se
consideran naturales en realidad no lo son, es el hombre quien crea su
cultura y por lo tanto también puede reconstruirla. Tan sólo los animales
viven en un mundo en el que no tienen ingerencia, el ser humano debe
hacerse cargo de lo que socialmente va a construir o reconstruir.
• Una vez que este mundo se ha construido hay que darle significado,
teniendo en consideración, que el valor de los elementos que
constituyen el mundo no es privativo de uno, sino más bien producto de
una construcción social.
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tener una cercanía a ella, la cual pasa, en este caso, por la incorporación de un
equilibrio en nuestro actuar y el asumirse en una conciencia que
indudablemente nos permitirá desarrollar una armonía-consecuencia respecto
de nuestro rol y por ende sobre nuestro ser.
“…el que realmente quiere encontrar, y por ello busca, no puede aceptar
ninguna doctrina. Pero el que ha encontrado, ya puede aceptar cualquier
doctrina, camino u objetivo; a este ya no le separa nada de los miles restantes
que viven en lo eterno, que respiran lo divino”.
Siddharta, Hermann Hesse
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A partir de lo anterior surge la necesidad de desarrollar una conciencia basada
en la comprensión. Precisamente si nuestra mente estuviera libre de la
formación que nos deja el convivir y las concepciones que genera el estar en
contacto con los otros ¿cómo se podrían formar las ilusiones? La conciencia,
según el taoismo, es un estado impersonal que se halla desprovisto de
expectativas de lo que haya de venir y que no está teñido por lo pasado; se
permite que el momento presente se despliegue y se preste toda la atención a
la cosa-tal-como-es13. Consecuentemente es necesario considerar una limitante
frente a la toma de conciencia: “Antes de lograr la conciencia y la identidad
hay que superar el dualismo del ego y el testimonio, lo prohibido y lo
preceptor”. Resulta imprescindible el cambio a partir del asumirse como seres
in-dependientes, como profesores no podemos desconsiderar este principio, el
desarrollo de una conciencia en paz y equilibrio con el medio donde nos
desenvolvemos nos permitirá establecer relaciones verdaderas y libres de
prejuicios, tan comunes en nuestra sociedad. Lo anterior se refleja claramente
en las palabras de Freire: “Yo me entrego a las cosas que hago, a las cosas en
las que participo, yo me entrego con mi cuerpo entero, no soy solo mente.”14
En estas declaraciones hay un claro manifiesto hacia el asumirse en un nivel de
conciencia que no es producto del apartarse, sino mas bien del integrarse
haciéndose parte de la realidad que al otro le significa.
Conclusión
De la consideración de los elementos antes expuestos es que surge la
tendencia inevitable hacia la armonía-consecuencia. Puede parecer una
certeza, pero como toda teoría puede que al llevarla a la práctica no resulte, no
obstante y al igual que otros autores creo que la sola consideración de algunos
de los valores expuestos permitirá desarrollar una pedagogía más humana y en
contacto con la realidad de nuestro entorno. Es precisamente en él donde
podemos encontrar cosmovisiones validas para nuestro quehacer. Mapuches,
Aimaras, Náhuatl, Amazones y otras culturas indígenas precisamente las
desarrollan y es mas, subsisten hasta nuestros días, transmitiendo, generación
tras generación sus conocimientos. Si como profesores logramos considerar al
menos algunos de los elementos que ellos han desarrollado estaremos
contribuyendo, por una parte a preservar lo nuestro y por otra a mejorar
nuestro quehacer como personas.
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Bibliografía
8
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Palacios, Jesús. “La Cuestión Escolar”. Fontamara, México, 1982.
2
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3
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4
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5
González, Juan. “La Inevitable Necesidad de Participar en la Institución Escolar”.
[http://csociales.uchile.cl/publicaciones/thesis/03/ponencias/pon36-1.html]. Universidad de Chile,
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6
Edwards, Verónica. “Racionalidad Instrumental y la Construcción del Otro”.
En: Magendzo, Abraham (comp.) ¿Superando la Racionalidad Critica? PIIE, 1991.
7
Jackson, Phillips. “La Vida en las Aulas”. Madrid, Morata, 1994.
8
Grundy, Shirley. “Producto o Praxis del Currículo”. Madrid, Morata
9
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10
Cooper, J. “Ying y Yang: La Armonía Taoísta de los Opuestos”. Edad, Madrid. 1985.
11
Ibíd.
12
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En: Apple, Michael. “Ideología y Currículo”. Madrid, Morata. 1994.
13
Cooper, J. “Ying y Yang: La Armonía Taoísta de los Opuestos”. Edad, Madrid. 1985
14
Freire, Paulo. “Paulo Freire en Chile: Conversaciones, Conferencias y Entrevistas”. El Canelo de Nos,
Noviembre, 1991