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Abdomen Agudo es una situación dramática para el enfermo que la presenta y para el
equipo médico que la afronta.
Aquél porque se siente gravemente enfermo y éste porque sabe, que de la rapidez y certeza
de sus acciones depende el pronóstico del paciente evitando complicaciones y logrando
sobrevivencia.
DEFINICIÓN
Otros lo definen
1. DOLOR ABDOMINAL
Gravativo.- Dolor tipo presión, pesadez por distensión progresiva del órgano,
generalmente órganos sólidos aunque también lo presentan los órganos huecos.
Órgano
Irrigación
Epigastrio
Estómago
Duodeno
Vías Biliares
Páncreas
Bazo
Tronco Celiaco
Mesogastrio
Yeyuno
Ileón
Apéndice
Colon derecho
Arteria Mesentérica
Superior
Hipogastrio
Colon Izquierdo
Arteria Mesentérica
Inferior
Al examen del abdomen se objetiva la presencia de dolor, que casi siempre va acompañado
de signos de compromiso peri-toneal, tales como “Rebote Positivo”, a la palpación el dolor
exacerba durante la descompresión brusca.
El tacto rectal es imprescindible para valorar ocupación del recto, la presencia de dolor en
las paredes rectales, las características del contenido rectal o el fondo de Saco de Douglas,
de dolor anexial en la mujer.
3. EXÁMENES AUXILIARES
Los consideramos como exámenes auxiliares mínimos y los más indispensables, por su
valioso apoyo al diagnóstico y porque su procesamiento se puede realizar en todos los
centros asisten-ciales de primer nivel y son los siguientes:
Es muy valioso, para descartar infección del tracto urinario, sobre todo en
mujeres, porque en ellas son más frecuentes las infecciones urinarias.
3.3. Dosaje de amilasa y lipasa
- Signos Ecográficos
c.Apendicitis Aguda.-
- Engrosamiento de la pared del órgano; signo de doble contorno.
- Rigidez no deformable con la presión.
- Lumen: sonolucente, ecogénico (gas o coprolito).
- Adenopatías mesentéricas.
- Signos Tomográficos
b. Pancreatitis:
- Aumento de volumen del páncreas.
- Zonas de hipodensidad (postcontrastre)
- Captación del contraste pancreático en su totalidad.
- Engrosamiento de fascias.
- Derrame pleural.
- Zonas de hiperdensidad hemorrágicas
Una vez concluido el estudio del dolor, que es el síntoma clave en este síndrome y
analizando los exámenes del laboratorio y las imágenes radiológicas y ecográficas,
estamos en condiciones de ubicar al paciente portador de abdomen agudo en uno de
los tres items siguientes:
Es válido recordar a esta altura que en las grandes urbes el trauma producido ya sea
por lesión automotriz o por violencia social compromete con frecuencia al abdomen,
identificaremos entonces un abdomen agudo traumático, que puede ser peritoneal o
hemorrágico o comprometer a ambos.
1. Hospitalización
2. Sonda Nasogástrica. Para examinar el contenido gástrico y descartar
hemorragia digestiva alta o éxtasis gástrica prolongada.
3. Sonda vesical. Para medición de diuresis.
4. Cateterismo Venoso. Para tomar la presión venosa central y administración
de líquidos, hidratación y/o transfusiones.
5. Antibioticoterapia de amplio espectro.
6. Control seriado del examen físico del abdomen por un mismo equipo
médico quirúrgico.
7. Control seriado de las funciones vitales.
8. Una vez compensado el paciente proceder a realizar los exámenes
auxiliares.
9. Laparotomía.
Lo primero que se debe enfatizar es que por muy dramático y espectacular que
parezca el cuadro, el médico debe guardar la calma y serenidad necesarias para
mantener una conducta coherente y en su afán de resolver lo más pronto posible
la situación, no caer en el error de un desorden de procedimiento que lo puede
conducir a un final equivocado y no feliz para el paciente.
Hay que precisar que nada reemplaza a una anamnesis y examen físico
adecuados. Estos deben hacerse prioritariamente, con toda la acuciosidad del caso
para plantear las posibilidades diagnósticas correctas, efectuar e interpretar los
exámenes y procedimientos auxiliares pertinentes a fin de poder aceptar la
conducta apropiada.
Nada mejor para tener presente en estos casos que en medicina tratamos seres
humanos y no papeles. El criterio clínico debe primar y los documentos que
consignan los resultados de los exámenes auxiliares serán considerados como
tales, es decir, como elementos que han de servir de ayuda para ratificar nuestra
impresión diagnóstica clínica.
1. Operar de inmediato.
2. Esperar, para luego determinar la conducta adecuada, que podrá ser
médica o quirúrgicas.
3. No operar definitivamente, porque una intervención quirúrgica agrava la
situación o está contraindicada.
De aquí en adelante hay que proceder a individualizar las acciones específicas para
cada caso. Racionalizar los análisis y procedimientos auxiliares de acuerdo a su
disponibilidad y al planteamiento clínico que se haga. Nunca actuar a la inversa,
pretendiendo racionalizar la clínica y la terapéutica según los resultados obtenidos
en los “exámenes de rutina del abdomen agudo”.
Puede ocurrir que en una primera instancia y ante la urgencia del caso, establecida
la presencia de un abdomen agudo sin conocer la etiología exacta, se tenga que
plantear la disyuntiva de precisar de inmediato si se trata de una urgencia
quirúrgica o no, debiéndose entonces considerar a la cirugía como un
procedimiento de diagnóstico y a la vez terapéutico.