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Antonio Gramsci Sobre el fascismo Prologo y seleccion de Enzo Santarelli —@ Ediciones Era wera edivibu ISBN: 6 A1LO189, Derechos reservadoe, en lengua espafiola © 1079, Ediciones Era, S.A. Avene 102, México 18,'D. F. Impreso y Hecho en México Printed and Made in Mexico fNDICE Introduceién, por Enzo Santarelli, 11 Advertencia, 31 SOBRE EL FASCISMO 1916 Lucha de clases y guerra, 35 1917 EL reformismo burgués, 36 1918 Cavour y Mariuetti, 38 EI sindicalismo integral, 39 El régimen de los pachés, 42 1919 Covre, 44 Espafia, 45 Talia, Tas alianzas y las colonias, 48 La unidad nacional, 49 1920 El poder en Italia, 52 Los rompedores de asambleas, 55 La fase actual de la lucha, 56 Giolitti al poder, 58 Previsiones, 60 ZQué es la reaccién?, 68 Ea fuerza del Estado, 65 1921 El pueblo de los monos, 67 Los enterradores de la but Italia y Espafia, 73 Fuerzas elementales, 75, Liberalamo y Beats, esta italiana, 70 16 8 Bonomi, 81 El verdugo y la vietima, 82 1922 1923 1924 1925 1926 Insurreccién popular, 84 Golpe de Estado, 86 Los dos fascismos, 89 Entre realidad y arbitrariedad, 91 Legalidad, 93 La lucha agraria en Italia, 95 Los partidos y les masas, 97 EI sostén del Fstado, 100 Un afto, 102 Le mano del extranjero, 105 La experiencia de los metalirgicos a favor de la accién general, 107 Los orfgenes del gabinete Mussolini, 109 Nuestra orientacién sindieal, 112 2Qué hacer?, 116 Parlamentarismo y fascismo en Italia, 119 El fracaso del sindicalismo fascista, 122 Ttalia y Yugoslavia, 125 El problema de Milin, 127 El partido popular, 129 Gioda 0 el romanticismo, 131 “Jefe”, 133 Las eleeciones, 137 Fasciamo y fuerzas burguesas tradicfonales, 139 El Vaticano, 140 Bonomi y sns amigos, 143 El mediodia y el fascismo, 145 Las elecciones cn Italia, 148 Ia erisis de la pequefia burguesia, 151 El destino de Matteotti, 153 La crisis italiana, 157 Demoeracia y faseismo, 167 La cafda del fascismo, 172 Después del discurso dol 3 de enero, 174 La ley sobre las asociaciones seeretas 183 La nueva situaciéa, 192 El fascismo y su politica, 199 La cuestién carda y el iescismo, 203 Un examen de la situacién italiana, 205 DE Los Cuadernos de la carcel Subversivo, 215 La cuestion del arditismo, 217 Giolitti y Croce, 219 La fabula del castor, 220 Concordatos y tratados internac Ugo Ojetti y los jesuitas, 229 Curzio Malaparte, 231 Giovanni Cena, 233 G. A. Fanelli, 235 Avtarquia financiera de la industria, 237 sposicién demografica europea, 241 Popnlaridad politien de D’Annunzio, 246 El cesarismo, 248 La cnestién italiana, 252 EI miedo al kerenskisino, 254 Paradigmas de historia ético-politics, 255 Sobre la estructura econdmica nacional, 256 Peculiaridades italianas, 260 Apoliticismo, 261, Origen popular del “superhombre”, 268 Las ideas de Agnelli, 265 Sindicato y corporacién, 268 Gentile y Ia filosofia de la politica, 271 ‘Taylor y el americanismo, 271 Acciones y titulos del Estado, 272 Apéndice 1 Dedaraciones al Tribunal especial, 277 Discusiones en a careel de Turi, 277 Apéndice IT Discutamos si gnstais, 281, Cronologia de Antonio Gramsci, 286 INTRODUCCION POR ENZO SANTARELLL Es sabido que el conocimiento exitico de Gramsci, y en particular del “Grams- i politico”, ha venido precisindose con el tiempo, a través de una corres: pondeneia més veridica entre la biografia y el contexto historieo real, a re sultas de un profundo debate politico-cultural. Con método gramsciano —sin quitar nada a Ia incidencia del elemento politico-— seria cosa de ver hasta qué punto, en lineas generales, lo ocurrido en este caso no sea también atri- buible a un fenémeno que parece repetirse cada ver que se verifica una rup- ture de cultura y generacidn, y se hace necesaria ima “recuperacién” labo: riosa y lente, tanto en a ersend ideoligico como en el terreno téenico 0 filolégico. De cualquier forma, sélo luego te !e publicacion de los escritos del semanario Ordine Nuovo (1954) —después de la revelacién. posbélica de las Cartas de la céreel y los seis volimenes de los Cuadernos corvenz’ # aflorar un primer e incictto elemento de reconstruccién cronoldgica ¥ textual de toda In obra gramsciana. Sin embargo, para tener un Gramsci no solamente antagonista del régimen y profeta de su caida ante el tribunal especial, sino también intérprete del fascismo, era preciso aguar- dar ain durante largo tiempo. Era preciso reconstruir —-y la tarea ain no ha concluido— nota por nota, frase por frase, ln serie de los escrites, de todos los escrites y lis intervenciones en el dehate cotidiano inchiso dentro de su partido, y la biografia intima e ideal, y era preciso hacerlo, fuera de todo mito, con’ la necesaria participaciéu. pero también con el justo, enten- dimiento y con eseripulo cientifico EL progreso mayor —annque siempre relativo— ex este sentido, ha ven do delinedndose en el curso de los aos sesenta, y sus iltimas ctapas pueden indicarse sumariamente en ta publicacién de los osoritos del diario Ordine Nuovo, presentados bajo el titulo Socialismo y fascisme (1966). y luego en el volumen conclusive de las obras: La construceisin del partido comunista (1971). Con la década mencionada se abre, por otra pate, un nuevo perio- do de estudios, que al fin ha empezado a enfrentar ex profeso la cuestién del fascismo. La década indieada se abre con la obra de Togliatti sobre la Formacién del grupo dirigente del partido comunistu: (1960), que publica importantes documentos inéditos y problematiza Ja histoviografia del par guen_la edicién revicada segtin los autégrafos y aunientada con las Cartas (1965), las integraciones y los descubrimientos de Sergio Caprioglio, dados en Fseritos 1915-1927 (1969), qne en conjunio representan también una aportacidn, ulterior de precisiones nada secundarias para nuestro estu- dio, Asi puce, éste puede ser considerado —-a grandes rasgos— el euadro n dentro del cual es posible emprender hoy en forma més amplia y dara, aun- que siempre condicionada por las circunstancies ya mencionadas y por [0 tanto en cicrtos aspectos dialogal, un reconocimiento de los textos no sélo del pensador y critico que actué predominantemente en prisién, sino del nilitante y dirigente antifascista que se distinguié de todos los demas por su personal concepeién del fascismo, Los estudios y apuntes de Ta edrcel, por un lado, los avticulos ¢ interven: ciones de las que ha quedado constancia, por el otto, se nos presentan hoy, bisicamente por primera vez, ordenados en una serie aproximadamente con. nua y completa, por mas que el orden de los Cuadernos no haya sido restablecido. La fusién entre ambos periodos (por ejemplo, en orden a la prohirmitien Zaucigmo:Rsorgimenta) mo cota quid totukmente. resaces sin embargo el “Gramsci politico” © intérprete del fascismo ha venido ad- iendo dimensiones mis especificas y veraces: a procisar mejor su figu- ta ban eontribuide, poco a poco y también en el iltimo periodo, el volumen a cargo de Giausiro Ferrata y Niccold Gallo, Nel tempo'della lotta (1904), y, la reciente antologia de los Scritti politici, ordenada por Paolo Spriand (1973). Pero asi s¢ han sefialado tinicamente algunas de las mas impor tantes clapay de una adquisicién que deberia. ser procisada mis minuciosa- mente, ¥ que parece ain en curso, tanto por lo que respecta a otras contri Buciones de inéditos o eseritos todavia desconocides, como por lo que res- pects a una valoracién més prudente on Ins atribuciones de azticulos no firmados No esté proximo ni es facil el logro de una edicién completa y al mismo tierapo puntual de las obras —-que pueda considerarse definitiva- mente establecida— que seguimos esperando. Entre tanto, la fusién entre el Ordine Nuovo y los Cuadernos sc ha realizado, y se ha aclarado la relaci entre el joven Gramsci y el Gramsci maduro, y en este fatigoso y progre- sivo pero no siempre lineal camino ha sido posible sacar a la luz y abarcar el conjunto de la empresa cultural y polémica, en el sentido mis elevado de estas palabras, del hombre y del combatiente, del pensador con respecto al foscismo. La posicién de Gramsci ante ef fascismo puede consideratse ac- tualmente restituida y docuimentada en toda su extensién y en los diversos aspectos de su trayectoria, lo de casi veinte afios se ha pasado de la conocida conferencia de Togliatti sobre el Ancifascismo de Gramsci (1952), stil para la lucha politica pero encaminada ya en la via de una sustancial precisién’ metodoldgica, hasta cl intento mis orginico y complejo de intexpretacién aparecido hasta ahora, el de Leonardo Paggi, en Antonio Cramei ¢ it moderno principe (1970), afin inconcluso. Abora bien, gracias a esto labor cada vez més amplia y en cierta forma 2 Es necesaig sles Ja asdcién « Gramsci de nn artculo no firmdo (Fi partido del proletriado) spareldo eh Io. de noviomve de 1924 ta Online Maeve. BM eal ‘ta oe texto repie terelmente wn Pose cet conitale Yn (HM purtda') de ts Prin ‘ipton det leninismo de Stalin, pera he éa ‘pelo en ok yolanenweamsctene La fsirisione del party romaiste. 1023-1025 Tati IT pp. EID 12 colectiva, la atencién se ha ceutrado, reiteradamente y en varias partes en el anélisis e interpretacién que Gramsci, en etapas.sticesivas, dio. del fas- cismo. Anélisis que madura “en el tiempo de la lucha”, en un sentido mas especifico entre 1921 y 1925, y que luego reaparece en gran parte en las Tesis del Congreso de Lyon (enero de 1929), redactadas por Togliatti pero con la colaboracién y hajo la inspiracién de Gramsci; anilisis que se desa- rrolla en formas casi siempre indirectas (de reflexién tedtiea y con notes as”) en ol petiodo de Ia cércel, en cierto sentido complicado y ido, en algunos aspectos acrecentado de cara al régimen y luego parcialmente rectificado en el euaderno Americanismo y fordismo. EI pro- ces de recuperacién de los textos ha resultado pues concomitante con la recanstmecién ignalmente progresiva de la biografia gramsciana, mientras que cl desarrollo de los estudios de historia del Partido Comunista Italiano se ha venido entzelazando, en estos iiltimos tiempos, con In investigarion historiografica sobre ol fascismo, con la discusiOn de sus interpretaciones. En medio de este trabajo sc sitia la iiltima adquisicién, en nn terreno paralelo al nuestro, de las Leceiones sobre el fascismo, elaboradas por Togliatti en Mosca en 1935, fruto de una experiencia humana y politica difercute, que x cierta forma representan un regreso a las tesis y al espirita de Gramsci. Por ello es posible hoy ir mucho mis alla de lo que se ha repetido —con razén— después del 25 do abril:* que los fascistas con le persecucién y Ia céred pretendian aniquiler en el dirigente politico y moral del partido co- munista una instancia de vida y de pensamiento que la misma victima supo por el contrario organizar y multiplicar en una forma y nna perspectiva “antifascista” totalmente inusitada, que superaba en tucho los limites cow: tingontes de ln oposicién y de los andlisis precedentes, para tender, en cuatro mucho mis amplio, a una hegemonia mucho mas sélida © indestrue- tible que fundar y extender sobre toda la sociedad italiana. No obstante os progresos realizadas en Ja reconstruccién del cuadro his- térieo y-tedricd total, no puede decirse que Ia tarea realizada hasta ahora —y que hemos tratado de indicar— haya perdido algo de su actualidsd, en el sentido de que los problemas objetivos ¢ interpretativos siguen muy vivos y abiertos en uuestra época. Seguramente la situacién actual puede elinearse de esta manera: la tarea realizada se ha aprovechado de un reco- nocimiento fundamental de los materiales gramecianos mis espectficamente dedicados al fascismo: pero simultineamente la problemética gramsciana ha venido adquiriendo también una mayor profundidad. Ahora bien, casi toda, por no decir toda, la obra de Gramsci —Ia politica y la “literaria”— ataca al fascismo en sus diversas etapas y aspectos, desde sus raices y origenes hasta sus manifestaciones més maduras, situadas entre la crisis econémica * ED 25 de abril de 1945, el Comité de Liberacién: Nacional, onganiracién de foente aque dirigia la resistencia ialiana, lena wna instrreccién naclonal nates Tos nazis ¥ {hscistas en todo el norte de Talia. (1 B y la vispera de la guerra. Si se reles y se reflexiona sobre el conjunto de Ja obra gramsciana mas ecpecificamente dedicada al fascismo, se revela cla: Tamente un curso ideal, que amplis el interés hist6rico, pasando del primer compromiso politico, antagénico, que sin embargo provenia ya de una inter- pretacién del mundo contemporaneo propia del joven Gramsci, a una: revisién e interpretacién nuova de toda la historia de la sociedad, de Ix economia ¥-de la cultura de los italionos, més alla de una petiodizacién Limitada. De ahi una primera dificultad para seguir en una forma coberente, pero tam- bin fiel, una serie tan amplia de documentos y de bechos, como son los que resultan'de toda Ix obra y la lucha del comunista sardo. Y, sin embargo, precisamente por estas razones, nos parece justo y necesario en la fase actual del debate interpretative y de la lucha politica, aunque. corramos cl riesgo de alguna inevitable simplificacién, recoger y exponer en forma popular aque- lla parte de la obra gramsciana que mas propiamente fue dedicada por el autor a una “lectura” —global y activa— del fascisino. En cierto sentido —dentro de estos limites—, se trata de Tlevar a cabo uma Tabor de acercamiento elemental a cierto namero de textos, tomando en cuenta Tas advertencias que se han dado hasta ahora. Pero es necesario decir, preliminarmente, que Gramsci no se planted nunea ex profes una investigacién temética del fascismo que estuviese, por asi decirlo, desligads de las finalidades mas generales —tedricas y practicas— que sucesivamen- te se propuso. De abi las diferencias cualitativas no pequeiias en lor diver- sos materiales confiados a nuestra comprensién. Ademés, el estudio .critico de estos materiales ba presentado y presenta niveles desiguales, precisamen- te con respecta al tema y al titulo del fascismo, segtin nos movamios: 4] en al terreno de los escritos anteriores a 1919-20, que podriamos llamar “pre- fascistas"; 6] en del fendmeno fascista convertido en “Estado”; e] en el terreno de la in- tegracin tedrica en la época de la creel. La literatura sobre el tema, es, de hecho, mucho mas detallada y exhaustiva sobre el segundo aspecto, por otra parte central desde cualquier punto de vista, mientras quc la exégesis de partes enteras de los Cuadernos —y en primer Iugar el grupo de notas so- bre Americanismo y fordismo— est dando sus primeros pasos? El anélisis que Gramsci nos ha dejado del fasciemo no es Sruto de-un_ pro- yeeto conducida sistematicamente, sino que macié en Io més vivo de la uch politica 'y de clase, en ol debate socialista y comsnista, y crece y so despliega por grados: desde las articulaciones del -Ordine Nuovo semanal y cotidiano hasta Ias Tesis de Lyon; desde el ensayo sobre la cuestién me- Tidional (Algunos temas de la cuestién meridional, 1926) hasta un ciclo 2 Cf. por ejempla: Massimo Massara, “Geamset ¢ il fascisma", an'el Calendario del popolo; diciembre de 1971, uno de los primeros ensayes dedicades’ especialmente al tena fpenas se complet, con cl tomo xit, fy primera ediciga do las Obras. “ terreno de Ia polémica abierta y de Ia interpretacién, dlstinto de-trabajo y mi jn que de la experiencia del fascismo dese boca en la problematica del Risorgimento y de la revolucién en Italie. To- talmente inmerso en aqnella lucha y aquella polémica, Gramsci fue reco: siend, casi dia por dia; las caracteristicas y cl papel hist aquellas escuadras de combate, dé aquellas escuadras de accidn, que en Ia escena italiana y eiropen de le posguerra constituian para el movimiento obrero un hecho totalmente nuevo. Y en la interpretacién de lo nuevo Grams- ci acudi6, entre los primeros: de ‘Emropa, al método de: Marx. Como combiitiente y como tedrico divia quel fascisio, el verdadero, el que_importaba, el que contabs, nacié realmente en 1920-21, del impacto con Tas formaciones agrarias y con la burguesia capitalista; pero nunca le pasé inadvertida la importancia de la funci6n desempeitada por In peqnefia burguesfay sus cuadros. Los escritos de 1920 en los que Grameci comien- za q examinar mas de cerca el eutrelazamiento nacional entre redccin y fascismo, los vinculos entre peque'ia burguesia y fueraas capitalistae —to- dos ellos motivos retomados ea 1921 y 1022— asientan sne xaioes en ana isién general de Ia crisis revolucionaria europea ¢ internacional que sigue siendo de gran interés. Su articulo Una descomposicién y una génesis, pu- Blicado et Lo. de mayo de 1919, constituye el preludio e inicio de muckss otras observacioues, que conducirén inds tarde a una visién articulada sin embargo plenamente rigurose del fascismo: el capitalismo italiano, ante Jos nuevos partidos navionales del pueblo, de la clase obrera, de los campesi- nos, frente a la pérdida misma de la independencia de Italia 2 consecuencia de tz guerra y a manos de las otras potencias europeas capitalistas mas fuories y agresivas, frente a la “marea revolucionatia” (el octubre ruso, pero también la “guetta de las colonias”), siente fuertemente Ia necesidad de aprisionar a las masas, do recurrir a la dictadura de clase. Es la primera vez que un comnnista toma este camino, hacia una defi cién del fascismo sobre el cual mas tarde, a escala europea ¥ en al & de la Tercera Internacional, florecerén debates y_ se establecerdn posi muy diversas entre sf. Ast pues, ya desde 1919.20, Gramsci se lanza a un anilisis totalmente autnomo y original, y también por eso comienza a narse cl titalo que se le atribuiré en lo sivesivo de “el tedrice enropeo mar- xista mis importante después de Lenin”.* Asi, Gramsci no se plegé a gusto co- iin en st época en todos los campos y escueles, de uria formula univoca y definitoria, sino que bused y siguié las diversas actitudes y modificaciones del fascismo, en cl curso de su evolucién. En osto estriba Is diferencia de su'método, tanto respecto al de Bordiga, quien llega al limite de.negar la especificidad del fascismo, como respecto a todas las demés definiciones més 0 menos unilaterales y simplistas (optimistas 0 pesimistas) que surgen en el fmbito-de la cultura liberal o radical o socialdemdcrata. Nada semejante, por ejemplo, a la imagen de la “contrarrevolucién preventiva” (Luigi Fab: rico-social de 5 Gf, Hughes Portelli, Gramsci yet Bloque histérico. Ed. Siglo XI, México. 1973. 15 bri) 0 a Ia idea del “nacionalfascismo” (Selvatorelli) o al sentimiento de una “revelacién” en Ja historia nacional de Italia (Fortunato) y mucho me- nos a la réplica de Benedetto Croce contra los intelectuales gentilianos (dl “antirisorgimento”). Desde este punto de vista podria decirse que Gramsci, sin ser un empirico —jtode lo contrario!— prefiere observar los hechos, comprenderlos en sus movimientos y mudanzas, y mas arn en su significado real, y contraatacarlos en st ideologia, sobre el terreno de un aualisis que se presenta ya —mis alld de las tomas de posicién més inmediatas que pasar del acicate de le ironia hasta las consignas de luchs--- embrionariamente complejo. No es que en Gramsci falten unas u otras definiciones, sino que siempre aparecen, y en medida mucho mayor que en cualquier otro intér- prete y advereario del fazciemo, comprensible adlo en un context. mas amplio y dinamieo. Si acaso, estos sus intentos de aproximac ex el momento incluso inactualess pero esto depende del hee durante cierto lapso su posicién fue, por asi decirlo, doblement ria, como eoncepcién y coma métode general, por ‘su perspectiva revolt cionaria y por ol lugar que ocupé durante largo tiempo en el propio partido comunista. La apertura intelectual on Ia investigacién va de la mano con la firmeza en Ia accién. El 31 de enero de 1921, diez dias después de Livorno, aparece el articulo La guerra es fa guerra: frente al ataque fascista se trata de orga- nizar el contraataque. Por lo demas, ya desde le famosa relacion de mayo de 1920, presentada en nombre de las organizaciones turinesas, Por una renovacién del partido socialisia, Gramsci habia visto con gran realismo y con excepcional capacidad de previsién el peligro de un desenlace reaccio- nario y dictatorial. Realismo: “La fase actual de la lucha de clase en Italia es a faze que precede: bien a In conquist del pater politico por parte del proletariado revolucionario para el paso a xuevos modos de produccién y distribucién que permitau une recuperacién de la productividad; o bicn a tuna tremenda reaccién por parte de la clase propietaria y de la casta gober- nante”. Capacidad de previsién (que falt6 a los socielistas como a los bor- dighianos) : “No se ahorraré ninguna violencia para someter al proletariado industrial y agricola a un trabajo servil: se buscar destruir inexorabl mente los organismos de lucha politica dela clase obrera (partido socialis: ta). y de incorporar los organismos de resistencia econdmica (los sindicatos y las cooperativas) a los engranajes del Estado”. Cosa que se realizé, a con- secuencia de la derrota del movimiento obrero, del hundimiento del Partido Popular Italiano y de la involucién de la mayor parte de la clase dirigente. Y aqui hay que sefialar no s6lo el que subrayase el enfrentamiento de clases em proceso, sino la justeza de una hipétesis de tipo autoritario-corporativo que el nacieate fascismo apenas habia expresado, hipétesis atin oculta entre Jos velos de su demagogia o, para la mayoria de los observadores, oculta ineluso mas tarde bajo la brutalidad escuadrista. En 1921-22 Gramsei condujo una doble polémica: contra el oportunismo 16 socialista y contra el fascismo (que seguia analizando). En cuanto al fas- sismo se trata do la fase que hey Uemariamos una criss de enechuiente transformacién del movimiento en partido, crisis tan aguda, pero también tan répidamente resuelta, que provoce un rompimiento entre Ia linea de las “fueras clomentales” bratalmente antilasisias y predominentemente agri las y la Tinea mussoliniana, con su rostro “urbano”, predominantemente: po- Hitica. Con el afio 1921 se inicia um periodo de auge de la “guerra de movi miento”: los fasci se introducen en los bloques nacionales giolittianos, pactan con Tos socialistas y con la Confederacién del Trabajo, pero luego se fusionan sim residuos con las escuadras, y reanudan su “marcha”, rompiendo el pacto de pacificacién y pasando por encima de loe acuerdos de “tregua” estable. cidos a In sombra dol debilitado xégimen parlamentario y bajo el patrocinio del presidente de fe Camara de Dipotados. En este tormentoso periodo, como en Ia crisis que seguir al caso Matteotti, si siguiéramos el rastro de todos los articulos, declaraciones y juicios més’ inmediatos firmados por Gramsci © atribuidos a él podrfa observarse, entre un documento y otro, mas de une escilacién o disonancia. Pero asi como de aquella crisis, por toda una serie de circunstancias objetivas y subjetivas, el fascismo salié transformado y fortalecido —elevandose primero al gobierno del pais y consolidando luego su dictadura~, asi también el andlisis gramsciano descabre puntos de apoyo ‘mis precisos, definidos y estables. El anélisis de Gramsci es, ante todo, un andlisis de las fuerzas sociales en pugnas y el suyo es, en primer término, un intento de dividir al adversario, de procurar nuevas alianzas y una nueva direccién a la clase obrera, segtin Ja experiencia del octubre ruso, en Ia realidad italiana. Fs une linea en la que se mantendré incluso después del advenimiento fascista: alianzas con la Tucrea_catélica democratica, eon Ios partidos y sectores autonomistas de a pequetia burguesta y de los campesinos del mediodia, pero bajo la guia del rinevo partido. Date de abril de 1921 su importante intento de recuperar, en el sentido de una accién antifascista y popular, el elemento dannmziano que controlaba a wna parte notable de Tos ex-combatientes y que habia ex. trado en conflicto, sobre todo en el vértice, con Ia propagacion del “escla- io”.* Y de 1921-22 data el ataque a Giolitti y a los jefes de los iberales”, que-abandonan el terreno de la “legalidad” y no im. sino que incluso fomentan (primero y sobrc todo, a través de Bonomi como ministro de la guerra), el armamento y la avanzada de los fasct en ol pais y en los centros decisivos del Estado. No menos interesante, como re- vel6 ni primer lugar Alfonéo Leonetti, es la apelacién a la Constitucién, le- vantindose.Gramsci en defensa de las Tihertades colectivas que pisotea la Turguesia!® 4 CE Sergio Caprioglio, “Un mancato incontro Gramsct-D'Anuunzio a Gardone nel? aprile 1921", en Rivista dtoriea det socialismo, enevo-agasto de 1962. 5 Allene Leonent, Note gu Gramsci Urbino, 1970, exp, titlados “Lanaist del 10” ¥ “Proceso a'Giolit". asi i ‘Asi pues, el periodo del Ordine Nuovo semanal y, sobre todo, del Ordine Nuovo cotidiano, es el mas rico de documentos, pero es tambien un periods ie presenta no pocas dificultades interprelativas y que exige, de parte del tadiceo y del ‘etors una especial cautela cientifica. Se trata, en efecto, de fun momento clave para la evolucién del fascismo y_pora la contextual inter- Dretacién gramsciana; asi, por ejemplo, Ia distincién entre “fascismo tba no” y “fascismo rural”, que es una distinc ialéetica fecunda de mayores resultados y ya sintomatica de toda una orientacién ideal, nace precisamente qe to2l y) a fin de cuentas, qued6 como un punto de referencia de gran Smmpontane precisamente por hellarse vinculada a todo el método y onieu- tacién polities mas personales de Gramsci. En los textos de mayor enver- gadura, que nacen de esta experiencia ¥ que han sido adoptados como docu- Glentostbase del partido comunista, el fascismo que se esté organizando en instituciones de. tiy jictatorial es visto como una “continuacion” y coro seeeformaciOa fe la politica tradicional de las clases divigentes y del a- ppitalismo en In lucha permanente contra la clase obrera. En este cuadro eMfeaputs de au estancse en Moses y_ Viena resalta la relacién al comité contral de agosto de 1924 (Za esis italiana)» Las Tesi, de Lyon, por a vax en cl papel de coutinuacién-transformacién asumido por ¢ Peer “Mieded italiana el momento de la novedad: “En sutancia at festismo modifica el programa de conservacién y de reaccién que siempre te ortunda es flaana solamente por un modo diatinto ae om tal mmsceso He unificaciin de las fuerzas renocionarias”. Tl fascismo ‘como instrumento nuevo del dominio de clase— tendia en efecto a “reas senna anidad orgdnica de todas las fuerzas de la burguesia on wn: solo nganistmo politico bajo ol control de una central Gnica que deberia dirigir Suatamente: al partido, el gobiemo y el Fstado” (y esto ex lo novedoso AMe™Iinea ‘politica y en la organizacién soelal del capitalismo ‘italiano, gue word retomado por Togliatt en las Leccéones de 1985). El fssclsmoy ye ee rantre ae phmera “hase” en Ja poquefia burguesia urbana y en a ova bergueria agraria, se estaba convirtiende en un régimen de go- bi en la forma de organizacién de la “parte mas decididamente reae- cionarja de la burguesta industrial y de los agrarios”. : De. esta forma, adelantandose a los acontecimientos y eombatiendo jmplismo aczitico, Gramsci y su grupo anticipaban algunas de las posi nee oriadon ieee {a Lalernacional en el VIE Congreso. Sobre las vineu- Taclonee entre el eotaponente pequeficbargués y la base capitalista, que es ma caracteristica de esta interpretaciéu, disculir y txebajara Toghatti en aL atticulo A propdsito del fascismo, publicado en 1928 en el drgano de la Gntermacionale Pero entre 1928 y 1935, como es sabido, estas pasiciones, tan articuladas y cortectas como politicamente fecundas y riguroses, fueron ven_gran parte oscurecidas o abandonadas o silenciadas, bajo el impacto de © Ch Palmito Togliatti, Opere, 1926.1929, Homa, 1972, pp. 54259. 38. Ja doctrine del “socialfascismo”. La linea de esta tradicién e interpretacién gramsciana ¢ italiana (cl fascismo comprendide y visto como reaccién de tipo nuevo), tendiente a modificar o limitar ciertos esquematismos economi- istas prevalecientes en muchos aspectos al comienzo de los afios veinte entre socialistas y comunistas, habfa quedado de todas formas establecida y debia rendir sus frutos. En la cftcel (desde fines de 1926), Gramsci discutira. y eseribird afin sobre cesarismo y fascismo, sobre las ideologias reaccionarias y sobre la Contrarreforma, sobre el corporativisino y la erisis econémica, s0- bre el fordismo y los nueves métodos de organizecién del trabajo y de la produccién y, en sus proyectos de estudios sobre el Risorgimento, ast como sobre el papel de los intelectuales en la sociedad 'y en Ia historia italiana, la experiencia del fascismo y la exigencia de superarlo seguirin estando pre- sentes, en otra forma, pero sin solucién de continuidad. Con ello, el prisionero del régimen “ponfa al dia” su anterior aniiisie a 3a hue de los hechos la derrota del movimionto de clase, cl eclipec del Es- tado liberal, 1a consteuceitin del bloque de dominio fascista—o de aquellas informaciones més precisas y sintoraaticas que le era dado captar en su con- dicién. Manteniendo intacto su niicleo interpretative original, daba una nue- va prueba de saber valorar —més alli de cualquier esquema— las més in- timas y precisus coyunturas entre el momento estructural y los momentos institucionales ¢ ideolégicos del sistema fascista. A este propésito se ha dicho acertadamente que debe revalorizarse, para la comprensién del més maduro anilisis_gramsclang del fascismo, “aquel conjunto de notas, apareutemente nds Fragmeritario que otras”, ile aparecen en los Cuadernos bajo el titulo Americenisman x jordismo. Pero ya en este grupo de notas la referencia al fascismo,.o a los problemas que de él se derivan, incluso preliminares y petodoldgicas, no es siempre expresa; y serfa necéserio, anélogamente, un Foconocimionto bastante extenso y atento de todo’ el material de los Cuader- 13, lo cual no es posible aqui En el andlisis gramsciano del fascismo, tal como se desarrolléhistéricamen- te, pueden e incluso deben distinguirse los diversos momentos que estin en lo de una misma interpretacién. En general, ha sido subestimeda aque- Tia visién de la lucha politica y de clase a nivel internacional que en Grams- cies anterior a 1919, estando muy viva incluso antes de 1917. De esta fase —aue se expresa en el Crido det Popolo y en el Avanti! tarinés— rota un juicio sobre Ia crisis de la hegemonia burguesa que sapera en mucho el ho- rizonte nacional. Lo mas importante, a nuestro juicio, es sin embargo el nexo entre la visién de la erisis del dominio burgués ¢ imperialista tradieio- nal_y el juicio que Gramsci formula entre 1917 y 1918 sobre Ins caracte- isticas del sistema de poder existente en Italia, El orden autoritario tipico ¥ Ct, Franco Do Felice, “Ung chiave di Jottura in ‘Americanisna e fordismo’", ex Rinascita, 27 de octabre de 1972, 19 del esfuerzo de guerra impula a Gramsei 2 insistir, con acentos que escar- necen al adversario, sobre el “régimen de los pachas”, que se oculta tras la fachada parlamentaria del Estado liberal y tras una divisién de poderes particularmente falsa en Italia, e incuso sobre el hecho de que la burguesia italiana apenas ha Hegado en su desarrollo « nna “etspa corporativista”.* Entre estos escritos —aunque podrian citarse otros— y' Jos de Ia posguerra hay un nexo evidente. Sin embargo, surge un aspecto iuevo, el de la rebe: lin pequefioburguesa, el del intento de la pequefia burguesfa por actuar como clase independiente. El cuadro se presenta en aquellos “Estados lihe- rales metropolitanos que se deshacen en el interior, al mismo tiempo que el sistema de las colonias y de las esferas de influencia se resquebraja” a es cala mundial.” De estas contradicciones, que afectan 2 la politica interior y exterior y fincan sus rafces en las relaciones entre las fucrzas sociales, nace fl fascismo como fendmeno secundario, rival respecto a In génesis de un nuevo orden socialista, complementaria ¢ incso continuador de la reacetén burgnesa clisica. Entre 1920 y 1921 Gramsci tiende a subrayar, y lo hace en més de un articulo, casi como motivo recurrente, la relacién dialée entre fascismo y reaccién del Estado. De ahi la tesis, principal en cierto sentido, de Ia continuidad entre prefascisino y fascismo, qe legard hasta los Cuadernos de la cércel, continuidad que es particularmente notable y totalmente consciente por lo que concicme a la posicién del Estado y al com- portamiento de las clases dominantes2° Esto es el punto distintivo respecto a las interpretaciones centradas, en forma casi exclusiva, en el momento pequefioburgués y en la “guerra subversive” de un Sslvatorelli o de un For- tunato En esta fase, caracterizada por el nacimiento del Partido Comunista de Italia tanto como por la crisis del primer fascismo, la relacién entre agita- ciéu_de la pequefia burguesia y la revancha reacctonaria de la gran bur- guesia, en cuanto al andlisis social, no aparece ain en primer plano; per- manece més bien en el fondo. Por lo demas, a Gramsci no le intercsaba tanto un andlisis particular de] movimiento fascista —-tal como el que luego entré en Ja literatura polities ¢ historiogrifica—- como la relacién de conjunto (aunque no completamente aclarada) entre el fascismo y Ia crisis del Estado Inurgués. Con los articulos “El pueblo de los monos” (2 de enero de 1922) y “Los dos fascismos” (25 de agosto de 1921) lo qne se revela es el mo- inento complejo, de disgregacién y revuelta, el aspecto sociolégicamente pe queioburgués del fascismo. Pero también seria equivocado permanecer en la superficie de estos textos, por més brillantes y agudos que sean en cuanto © Ch. “M1 siformiemo borghess” (no flomado), en Avonti!, Ed, Piamontese, 5 de bre de 1917, ell regiine dei patel”, ibid, 28 de jullo de. To1s, roc: “Une sacelo etna gees (no fmads), e2 Ordiag Nasr, Yo, de mayo de 1 CF, tae ebservaciones de Valentino Gee: f rivoiuvione passiva", on Riwscita, 27 de getmbee de 2972, 20 a la caracterizacién del fendmeno —por lo que muy pronto se volvieron to: talmente ejemplares— y pasar por alto el lazo que los une por un lado a le tis yasta vision de la erisis que los precedié, y por el otro a los resuk tados a los que llegé Gramsci poco tiempo después. Es preciso insistir ademés en. otro agpecte, decisive. Ya ha sido subrayada —en particular por Spriano-- la “fasién, o al menos el nexo estrechisimo, entre la produccién tebrico-politica y una actividad editorial de organtrador, de propagandista, de creador de cultura proletaria” que caracteriza la per- sonalidad politica de Gramsci pero lo mismo vale, sin duda con mayor razén, para el intérprete del fascismo. Ciertamente, no se puede descuidar el hecho peculiar de que la idea del fascismo en Gramsci nace de toda una serie de andlisis concatenados, que sin duda escapan a una definicién glo- bal, pero que al mismo tiempo Megan a conclusioues eontingentes dictadas por Ia urgencia de le lucha, como sucode cuando el articulo “Los dos fas- Gismos” pasa 2 indicar la “misién de los obreros y de los campesinos revo- Tucionarios? frente a Ia “altanera reaccién capi ‘La tercera fase de pensamiento gramsciano sobre el fascismo, después de Ja subida de Mussolini al poder corresponde @ um proceso de’ maduracién cn el que se organizan los elementos parciales ya anticipados por Ia anterior experiencia politica. Proceso de maduracién que corresponds, a su vee, a Ta conquista por parte de Gramsci de la hegemonia en el Partido Comunista de Italia, a una ampliacién de horizontes y a una profundizacién teérica en Contacte’ con la tealided.soviétie.y la Internacional, Fn esta fase, en la que empiezan a aparecer Jas elaboracioes més orginicas y articuladas ya mencionadas, adquirira relieve el problema de la relacién entre estructura ¥ superestructura en el fascismo y en el sistema politico fundado por éste. De sta Tase, en la que Gramsci mantiene sus posiciones, las hace mis auténo- mas y claras y trata de afirmarlas en el curso de la “construccién del par- tido™, se pasa bastante bruscamente, al menos desde el punto de vista formal, al illimo.periode, el periodo de la efrcel: aqui la relacién entre anélisis polémico e investigacion tedrica cambia naturalmente de signo, y el intelec- tual parece predominar sobre el politico. : Eseribiendo y hablando rucho menos del fascismo, en realidad Gramsci recorre ahara con ta mirada todos sus aspectos, sus motivos y caracteristicas fundamentales, como una gran multiplicidad de elementos y problemas par- ticulares y reconducibles a cuestiones més complejas. Siempre exquematizan- do, puede decirse que el joven Gramsci presintié en los afios de guerra la amplitud y sobre todo la profundidad del couflicto que se estaba desarrollan- do on la trama social de la época: sin lo cual hubieran resultado incompren: sibles también el andlisis, la previsiéa, las advertencias de Ja primavera de 1920; mientras que a continuacién el desarrollo intimo de In reflexiéu te5- 1 Cf, Paolo Spriano, “Inerodusioue” a Antonio Gramsci, Scritt? politic. Rema, 1973, nad aL rica past 2 coucentrarse en la dinémiea del moyizaiento social del feseismo, en la formacién de un nuevo bloque y sistema de poder. En todo el periodo de Ja edreel, sin embargo, Gramsci se mantiene firme en el priveipio euun: ciedo en el primer niimero de Ordine Nuovo: “La historia es pereuvidad; el rmal_no pucile prevalecer, el desorden y la barbarie no pueden prevalecer, el abismo no devoraré a Tos hombres”. Desmentido por los kechos en la previsidn de un nuevo orden revolucionatio a corto plazo, este principio tien- de a traskadarse al terreno de um proceso histérico més large: de ahi In no cesidad de nuevas categorias interpretativas, el nuevo nivel tebriea alean: zado por Gramsci después de 1926. El fascismo, que ya en a sintomatico 1921 Gramsci vio como “na téetica coordinada de la hucha capitalista”,?= sera asumido dentro de sus limites como un “paréntesis” (la expresién es empleada en un parrafo @ propésito de Rossoni y del sindicalismo fascista) © una nueva prueba de las leyes sociales ¢ historicas, y es estudiado cada vez mis desde un ngulo cientifico; pero precisamente porque la investiga- ci6n es en cierto wodo comparada, east interdisciplinaria, auugue esta pi- labra no sea la més justa, mientras Ie cusiosidad en la investigaciGn, el esti rmulo para la lectura, Ta uecesidad de actualizacién parecen inagotables. La naturaleza del fascismo, sus formas peculiares, su legada y su probable desenlace son reexaminades la luz de un pensamiento que, no obetante la aparente fragmentariedad de la forma, resulta mas cohesionado y maduro; y a veces, precisamente sobre In problemética fascsta-antifascista, so pruehan los instrumentos de auilisis e interpretacién propios de Gramsci: la sociedad I, cl logue histérico, la guerra de posivién o de movimiento, la revolu- ‘in pasiva, el coneepto de hegemonia, Subsiste, con ello, un nicleo de inte reses mis particulares, basicos desde el punto de vista de la informacién, los relativos a la pokitica ceonémica, sindical, cultural ¢ inclnso exterior del gobierno y del régimen, puntualizadas en cierto niimero de notes 0 apun- tes} poro en este caso ce corre cl riesgo de aislar el contenido del contexto general y de redutir a un fro ctilogo casi nominaisa Ta unided do une investigacién que tiende —mas alla de todos los rssgos de precisién, de agu- dora, de pasion que fueron. propios de: Gramsci ante el fendmeno face, sus inctituciones y su dialéctica— a la exigencia de superarlo y de resolverio en una mueva historia, En cuanto a la relacién entre uno y otro periodo —antes y después de 1926 —"oeten suas poptoas de Tee Caadefnas Tas euales, bape el tulo “Lucha politica y guetta militar”. Gramsci reexamina la experiencia del “ardiioma”. Son piginas tan, roveladras como importants; ol pisonero je Mussolini nos entrega un elemento de verdad, en el que se refleja toda la Shgestiga del peesdos. pero advertimas tambien ah un descubsimiente as 52 CE, “Uno sfacalo e una 28 Cf “Il varnefice la. yittima” al, Tirmado), en Ordine Nuovo, YT de julio de 22, imprevisto— de inétodo: “el verdadero arditismo, 0 sea eh arditismo moder- no, es propio de la guerra de posicién, tal como se reveld en 191418", Esto fs, se remonta al trasfondo del fascismo, de su ideologia, de su téctica (at ‘complejo cuadro estratégico social del que es expresién) ; directa es la lec- tién que de ahi se deriva para el partido y el movimiento obrero: “en la lucha politica es preciso no imitar Jos métodos de lucha de Jas efases domi. nantes, para 0 caer on faciles emboscadas”. Y también: “fijarse en un modelo militar es una tonteria: la politica debe ser también aqui, superior tla parte militar. Sélo Ja politica evea la posthilidad de Ja maniobra y de tnovimiento” Ahora bien, este tipo de reflexién —que se encuentra por primera vez en los Cuadernos— no contradice la experiencia de las Tuchas Be clase de 1920-22; como linea general nos hallamos més bien frente “da principio a una nueva ciencia de nuestra his- una interpretacién toria y de nuestra polit En este caso particular, el sustrato del que parte Gramsci para reexami- nar tedrieamente Ja relacién entre lucha politica y guerra militar es aquel iniamo de los “arditi del pueblo”, o sea un problema de orientacién acerca del enal el Ider ordinovista habia polemizado con su propio partido (Bor- align), contra las coneepciones elitistas de derecha y de izquierda que allo yarn en el curso del enfrentamiento. Desde este punto de vista puede deci fe incluso que la cuestién de los “arditi del pueblo” constitnye el embxién de una praxis uuitaria antifascista, en la que el meollo do Ja interpretacién {lo clase y proletaria del movimiento adversario no se pierde en absolute, y fen la cual se subrayan vigerosamente Ja distincién, le autonomia, Ia funcién Uirectiva del partido comunista. ‘ties un punto importante para comprender la particularidad del antifas- cismo grameciano, para llegar a Ia coneepeién del fascismo que Gramsci re Coufirma, dilyeida y desaryolla en los aiios de la eércel. En la recordads eon- ferencia de Topliatti (1952) hay un pasaje que ayuda a comprender el anode y las dificultades (Jas “diez censuras”) que el prisionero tuvo que experi~ Inentar en su aproximacién a las cuestiones del fascismo: “En los Cuader~ has de la cércel, pensados y escritos ene) curso de este camino, el término fascismo apenas se encuentra en algunas observaciones inspiradas en temas actales de organizacién de la vida piblica. Pero estas observaciones son seasas, Sin embargo, es precisamente a Jas reflexiones de los Cuadernos, nis sexenae, profundas, que enfrentan con aparente desapego los temas de Ja deetrina y de la historia, a las gue recurrimos para, tener una visién, co hhetente de.esta ideologia de combate por Ja libertad que para Gramsci es el autifascismo. Una. pregunta no formulada nos acompafia, si sabemos leer, 14 CL, Antonio Gramsck Notas sobre Maguiacela, sobre polttiea y sobre el Estade mo- dderno, Ba. Tuaw Pablos, México, 1915, p. 91 ie Palmivo Togliati, Cramsct, Roma, 1972, p. 101 euaderno por cuaderno, pigina por pigina: emo ha side posible esto? {Cémo eso podeé terminage™ Pv MENS? este he side posible eta diseurso de teoria politica de los Cuadernos presenta, pues, este doble ¥ constante cuadro de referencia. El primer impulzo deriva de la exigencia de severidad revolucionaria, de revisién politico-cultural que Gramsci ex- presa ya en 1923, a un aio del triunfo fascista: “Hay que hacer uma dee. Piadada autocritica de nuestras debilidades, es preciso empezar por pre tarnes por qué hemos perdido, quiénes éramos, qué cosa queriamos, a dande qqueriamos llegar [...). Por qué los partidos proletarios italianos han sido siempre débiles desde el punto de vista revoluciouario? 2Por qué han falla. dio cuando debian pasar de las palabras a Ia accion? Fllos np conocien le situacién en la que debian actuar, no conocian el terreno en el que tendian aque dar la batalla" Do estas Tnstuclas autociticns eugioestivan: see no por casualidad fueron dirigidas a la Voce della gioventié (Voz de ia ju- ventrd), nacen los estudios que Gramsci emprende en la prisién. Aqui la referencia al fascismo vuelve a ser divecta y explicita, urgent, cuando al prone so Te ofteee Ia oeasin —a fines de 1930 no de escribir sino lar con un grupo dc oompatieros sobre las perspectivas del régimeu, desde el punto de vista de lac relacones sociales y politicas, De esto ane he dejado su icstimonio Athos Lisa, en el informe de marzo de 1933 al comi central del partido.* é&te os —a grat ist6rico del pensamiento gram: sciano 2 propésito del fascismo, falta identificar ol seutido de algumes ree Fieaciones que brotan poco a poco de una inisma evolucién. Hemos sef lado ya eémo el anilisis de la madurez —el estudio del “terreno”, o sea de Ja historia y de la sociedad italiana— tiene su origen ca un planteamiento anterior incluso a la manifestacién del movimiento y del partido faseista se que aquel anilisis se articula y organiza en la medida en que, tuna yer conquistado el poder, el fascisme tiende « convertirse en sistema de dominio, saturando la sociedad civil y el Fstada. En torno #1921 e inme. diatamente después, Gramsci toma cada. vex mds en consideracion el papel y el cambio de posiciin de la pequefia burguesia, hasta Negar a considerarla Tahase dé masas de la contraofensiva reaccionaria contra el movimiento obte ro y socialista. ¥ en efecto, en los Cuadernos se unen a este motivo de fondo Jas notas sobre Ja literatura nacional-popular, sobre el brescianismo, sobre el ‘oriaismo y, general, tods In inestizcion sobre Tos inelectuales y Ta organizacion’ de la cultur Pero Gramsci partié —en una porspectiva revolucionaria amarga y pre- cox— de una definicién dristicamente negative (reaccionaria) del Estado 6 Ibid, yp. 200-102. ¥ Ch Remo Mantinehi, “I ‘Che fare?” di Gramset nel 1925", en Studi etoriei, aetue brediciombre de 1972, 18 Ch. "Diseustone ps Rinascita, 2 de Gielembs itica cow Gramect in earcere”, a cargo de Franco Versi, eo de 1964, By liberal tradicional, y bajo la urgencia de Ja crisis revolucionaria habia aven- turado en una {6rmula la “auseacia del Estado, del viejo Estado burgués- tepresentativo”, y To hizo conduefendo la investigacién paralelamente antes aun sobre Espatia que sobre Italia. En el joven Gramsci, reaceién y fascismo, defensa y autodefeusa de clase del Estado y movimiento reaccionario de masas parcialmente autéuomo_ apa- recen todavia indistintos y confusos, o al menos insuficientemente articula dos. Ya en 192} esta posicién —que tione cierta relacién con las versione de naturaleza economicista comunes tanto a la tradieién socialista como al hordighismo— es o esta a punto de ser superada, Gramsci niega rotunda: ‘mente que en el fascismo exista un niicleo idcoldgico autémomo y original: en el fascismo lo esencial no es Ia posiciOn tictica ocasionalmente enunciada que es posible hallar en su interior, sino la relacién con las fuerzes sociales fundamentales. Por el contrario, lo que resulta un dato constitutivo del fascismo es el hecho de que, por primera vez, viene a representar una orga nizacién de masas nacional de las capas medias que pretenden progromét mente la direceién del pai En el curso de la lucha —y por lo tanto de un anélisis aim parcial y pragmatico— Gramsci, aunque abriéndose a un horizonte nacional, insiste inicialmente en los datos que se le ofrecen en su observatorio turinés. Segura- mente a esto se debe cierto esquematismo en la relacién entre agratios ¢ industriales en los origenes del fascismo. Pero d todo este petiodo est viva la polémica con Giolitti y La Stampd, a yiropdsito de la posicién adop- taida-frentea: los jasc. La relacidn entre reaccién agraria y capitalismo in dustrial que esta detras de Ia organizacién, la entrada en la palestra y la valorizacién del fascismo como instrumento de lucha de clase (tal conio se yerifiea en un amplio tablexo de juego, con un trasfondo aiiu poco conocido) aparece por tanto en los primeros andlisis gramscianos hasta cierto punto ligado a la erénica, y resultan privilegiados los componéntes agrarios, in- luso_en zelacin a ‘su funcién de. ablandamiento en eiertos periodos ( lencia del escuadzismo) y en cfertas regiones (esbozo de una liner Toscana: Fmilia-Veneto). Pero hay que subsayar también que probablemente para Gramsci seguia siendo valido el otto punto de partida, expresado hacia el fi de Ia guerra y en la primera posguerra, dc la funcién piloto del capita- Jismo industrial (sobre In cuestién de Fume, por ejemplo, y sobre el mo- vimiento danmmziano) cn el Ievantamiento revanchist y en la reaccién antisocialista. Asi, el fenémeno de la integraciéu entre los diversos grupos buraucses cx el capital financicro no es tratado en forma especifiea, pero existen momentos en los que Gramsci sefiala con fuerza la porfia y el papel ineluso dominante de los agrarios en la organizaciin bancaria del pai El fascismo en el poder, la formacién del régimen, luego el intento cor 28 Cf. “Spagna”, en Ordine Nuovo, To. de mayo de 1919, publicado también en Avanci? lel 6 de mayo, eon et titulo “Un passe senza Stato”, 25 porativo, la crisis cconéinica mundial —en unién de todo un nuevo alicuto metodolégico—~ representan para Gramsci el estimulo para un reexamen de Ta cuestiOn entera. En conjunto, es preciso observar que Grensei no se pro- pone el problema restringido de los origenes del fascismo que obsesiona con resultados diversos—~ a la politica y Ia historiografia democratica y Rberal, sino que ve mis lejos y busca mas @ fondo en las estructuras, en tendides en un sentido muy amplio. Hay un elemento de continvidad entre al joven Gramsci que en su poli on Corradini escribe Lucha de clases ¥y guerra (1916) y el hombre maduro que en 1930 dice a sus compaiieros: “Fi faseismo, en Ttalia no puede ser evaluado exactamente sin encuedrarlo en la listoria del pueblo itabano, en la estructura econémica y politica de Italia”, Un primer punto de maduracién en sentido Ieninano —que reper: ‘cite también en la idea del fascismo— se sitia, en la vida de Gramsci, entre T8Z1 y 1924, cuando se superan los Kimites, inchiso politicas, de la expe- riencia de Turin, Por estas particularidades de enfoque y de desarrollo del pensamiento rameciano ante la temética y problematice “foscsta"y ha resultado. dif hasta ahora iusertar Jos resultados en el discurso en buena parte académico y tipolégico sobre los oxigenes y sobre las interpretaciones del faseismo. Esto se he visto, y se ve aiin, también por lo que respecta a la otra academia na- cida o renacida en la “izquicrda” del movimiento gramsciano. De algunas tes, por ejemplo, y también de partes opuestas, con sintométicas coinci- fret ee ha instil exeeivamente (eH hecho de elo vn oso fu mental) cu la relacién entre pequeia burguesia y capitalismo o en la rela re clase agraria y capitalism industrial: Grameci se hubiera convertido en simbolo 0 punto de partida de una interpretacién “atrasada” del fas- cismo, y por lo tanto de una posicién todavia subalterna, de una politica de- fensiva. Desde este 4ugulo se acaba sin embargo, la mayor parte de las veces, por prescindir de le tradiciéu y de la cultura del marxismo, tal como se delined y crecié en Italia (de su lenguaje); 7 permanece el hecho de que Gramsci es_ya en 1021 el Ginico teérico-intérprete-antagonista del fascistno 4 quien no ee le esegpa fa complejidad unitaria del fenémeno. Gramsei es el “piiméro en poner el fascismo en relacién directa con la problemitica impe- Tialista y clasista: y éste e2, a nuestro juicio, el punto que se revaloriza en Ja lectura de sus escritos. a ' i‘ ‘Tomemos sélo dos pnntos, explicitamente vinculados a In Incha: “ZQué es cl fascisino, observado a estela internacional? Es el intento de resolver los problemas de produccién y de cambio eon ametralladoras y revélveres. Las fuorzas productivas hau sido arruinadas y destrozadas en la guerra imperia- lista, ctoétera”;® “[...] el fascismo, ol verdadero, que los campesinos y obreros emilianos, vénetas, toscanos conocen por a doloresa experiencia de Jos iltimos dos aiios de terror blanco, continuard, aunque quiz cambiando 2 Cf, el artfculo “Italia © Spagna” (no firmado) on Ordine Nuovo, W de marza de 1021, 26 de nombre Mis que para cualquier otro “autos” (jGramsci no escribid ‘mca un ensayo dedicado iinicamente al fascistao!) ‘se trata de ir mucho mis allé de las férmulas extrinsecas, de valorar en su contexto teal (que es también un contexto continuamente variable) una vision peculiar de la iucha politica y de clase, centrada en un interés preciso por cl escenario iu- ternacional. En esta lectura més realista de le obra gramsciana, el afio 1924 adquiere articular relieve. Contemporaneamente miadura, 0 casi, ana nueva disloc cién del fascismo en la sociedad italiana y del naciente grupo granisciano en el partido comunista. Es importante, a este respecto, la argumentacién contenida en la carta a Scoccimarro y Togliatti del lo. de marzo, en ia que se euuncia Ia “distincién entre fascismo y fuerzas burguesas tradicionales que rng se dejan ‘ocapar’” (ol Corriere della Sera, Ia Stampa, la banea, el estado shayor, la Coufederacién de la Industria). Pero el texto cétapleto de la carta citeunserihe y especifice esta “distincién”: para Gramsci sigue siendo vilido que “estas fuerzas [...] en el poriodo 1921-22 aseguraron el éxito del fas- cismo para evitar la caida del Estado”; y ademas el Corriere tiene “una con- Gepei6rr ine italiana, més unitaria —més comerclal y' menos industrial” de Ta sitiaeiOn que la’ manifestada por la Stampa Aqui, en este pasaje, los vértiees dé la maniobra del gran capital italiano resultan resumides en la constatacién de In hegemonia del norte industrial-comercial sobre la misme reacciGn agraria del valle paduano; y se trata de una clave interpretativa de notable importancia por cuanto la carta esta destizada a sentar las bases de las tesis del congreso de Lyon. Por Jo demas, éste es también el periodo_« que Gramsci propone e} nombre PUnitd como réplica estratégica y téctiva programatics, dof movimiento obrero de clase hegemonizado por la fuerza comunista.?® Con las Tesis de Lyon se llega, pues, a una sistematizacién orgénica del pansamiento. gramsciano sobre el fascismo y freute al fascismo. Una madu- sacion ulterior so produce en Ja ercel, cuando Grannsti estudia los elementos —los primeros y fundamentales clementos— de la politiea en una continua confrontacién con Ia cultura contempordnea y con la historia nacional-popu lar de Italia, La idea y la tesis de una Conctituyente en funcién revolucio- naria (aliauza de los obreros con los campesinos, separaeién de éstos del loque reaccionario), si politicamente se dirige, ou 1930, contra enalquier residuo maximalista en el partido, se une también « una hipétesis de wovi- miento, vuelta‘a proponer por la crisis econémica. La comprensién historica 1 CL el articulo “I due fascisni” (no firmado) en Ordine Nuovo, 25 de agosto de_1934 = CE “Gramaei « Scoccimarro ¢ Togliatt” en Palmiro Togliati, La formasione del grupo dirigente del Partido Comunista {atiano. Roma, 1962, pp. 223.24 ‘CE. Antonio Crameci“Letera inedita per ia fondasione dal'U bare de 1023), ca Rivista Storica de! Socialismo, encro-abeil de 1963, Mei * (12 de sepriem: cargo de Stefano 27 —en sentido lato— del desarrolio de [a Italia contemporénea (y por lo tanto del mismo fascismo) y la identificacién de la perspectiva posfascista del mo- miento comunista: son étos los dos polos del pensemiento gramsciano en el periodo de la cércel. Y aqui conviene observar que por lo que concierne a las perspectivas politicas posfascistas, Gramsci las identifica y halla a co- ‘mienzos de los afios trointa en a relacién de fuerzas entre un bloque politico- social y otro. “Al partido —escribia Gramsci entre otras cosas— ee le plau- fea el urgente problema de realizar la hegemonia del proletariado, sin lo cual no es posible hablar de conquista del poder. Es preciso que el partido se encuentre preparado pare la mas extrema defensa de la burguesfa, la cual puede llegar en Italia a ceder incluso la tierra a los campesinos. El problema fundamental es y signe siendo el de las relaciones de fuera de clase.”™ Re- conducido al terreno politica, contextualmente a la elaboracién de Ameri canismo y jordismo, es éste ol punto mas alo a que llega la concepcién grams ciana del fascismo. Los dos elementos, retrospective y-de perspectiva, constitnyen pues los dini- cos limites que Gramsci se pone en su exploracién de la realidad del siste- ma. Gramsci es el hombre por excelencia de la lucha contra el fascistmo, & cuya superacién consagra toda su vida y todas sus energfas intelectusles y morales; pero, aun cuando pertenece, y tam plenamente, la circunstancia y a la historia del antifascismo, no sera posible definirlo winea, ex. ningxin momento, como simplemente un “antifascista”, en el sentido que esta pala bra ha venido poco a poco adquiriendo. Su mismo interés. tedrico por el fas- cismo se liga y remite de continuo al interés por Ja historia de las clases subaltérnas y por su emancipacién, a la reflexién sobre el Estado y la soci dad civil italiana, a los problemas de la revolucién, y por lo tanto a Ia es peculacién sobre Ia politica, fos partidos, ef moderno Principe. De abi la diferencia metodolégica de cualquier otra intorpretacién del fascismo, su constante postura desinitifiesdora, sn incesante y largo esfuerzo analitico y tendencialmente cientifico, que se afirma lo més posible en tocar siempre nuevos temas y problemas. En este sentido tenia razén Togliatti cuando de. finfa el antifascismo de Gramsci, i fernacionalista, como “una Goctrina, en sustancia, de Ia renovacién de Ja aacién italiana”.* Hoy que el choque entre democracia, socialismo, neofascismo, parece incluso reavivarse y reproducirse, en una allernativa mas estrecha entre nevas for mas autoritarias y postbles desarrellos de tipo socialista, los escritos y las intervenciones de Gramsci sobre In problemitica histérico-social del fascisino siguen vigentes en toda su capacidad de andlisis. Son paginas que pertene- cen plenamente a la kistoria civil de Talia y de nuestro tiempo, y por si solas constituyen nn instrumento de investigacién siempre valido y precioso. En ellas se refleja —y sigue explivandose— cl drama de medio siglo de 24 CL, “Diseussione politica con Gramset in carcere”, cit, p. 2 2 CE Palmito Togliaul, Grams, cit, p. 10) 26 Vida italiana, Y a ellas, precisamente por la fusiin de espiritu cientifico y de pasion politica, en el sentido mis amplio y también mas noble de ambos términos, deberian acudir, més ain que los antifascistas, que en tan gran me dida las han compartido al menos en sus presupuestos y resultados: mas n0- tables, todos aquellas que evidentemente han permenecido ajones @ un reexa- men facional y social que, sin embargo, no puede dejar de imponérseles también a cllos. Pero aqui enfreutamos —y también en esto la peculiar herencia gramscia- na reconfirma su actualidad— la otra, més grave, cuestién del agnosticism frente a las euestiones historico-socialés y politicas continuamente replantea- das por el fascismo de hoy como por el de ayer, agnosticisme compertido y practicado, hey como ayer, por una parte tan notable de los alineamientos entristas, democraticos y moderades. A Ta.Italia del 25 de abril se ha intentado, y aim se intenta, contrapons® la Italia del 25 de julio,* ae una farisitién o “revoluciém pasiva” de tipo autoritarie, que no logra suprimir, porgue eu el fondo no quiere, el viejo o el nuevo fascismo de la vida politica oiial, remitiéndase en esto a precisas instancias de clase y situacionce internacioiiiles. Pero también en este terreno, qae ha condicionado mas 0 ‘menos conscientemente una parte tan grande de la dase politica postascista € incluso a las no secundarias de la intelectualidad “democritica” ant cista, en el fondo mas cercana a Croce que a Gramsci, porque est ins cor ca del viejo liberalism que del socialismo marxista, los Cuadernos de la céreel ofrecen una perspectiva extracrdinariamente sugestiva y fecunda. Per- mitasenos, pues, concluir eltando extensamente un largo y trascendental pa- donde Gramsci responde con sus categorias a los “paradigmas de hi toria ético-politica” usados por Benedetto Croce Quiz no carezea de significacién el hecho de que en los primeros afios de su desarrollo, el fascismo afirmase su vinculacién con la. vieja derecha 0 derecha histérica. Podria ser una de las tantas manifestaciones paradojales de la historia {una astucia de Ia naturaleza, para decirlo a [a manera de Vico) el que Croce, movido por preocupacionts determinadas, contribu- yese al reforzamiento del fascisinc, proveyéndolo indirectamente de una justificacién mental, Iuego de haber contribuido » depurarlo de algunas caracteristicas seenndarias de orden superficialmente roméntico, pero no por eso menos irritantes para la compostura clisica de Goethe. La hipote- sis ideolégica podria ser presentada en esos términos: existirla une revo. Incién pasiva en ef hecho de que por medio de Ja intervenci6n legislativa del Estado y a través de le organizacién corporativa, fuesen introdl en Ia estructura econdmica del pais modificaciones més @ menos profundas * EL 25 do julio de 1948, Mussolini os dertibado por un golpe de Estado. [E.] 24 Gromsei, KI materialism histérico y la filosofia de Benedetto Croce. Ed. Noove a, Buenos Aines, 1973, pp, 198201 Vi pata acentuar el elemento “plan de produccién”, y se acentuarfa la socia- lizacién y cooperaciéu en la produccién sin por ello tocar (0 limitindose sélo a regular y Hecalizar) In apropiacln individual y de grupo de Ta ia. En ef cuadro concreto de las relaciones sociales italianas, éta ser Ia nica solugién para desarrollar las fuerzas productivas de Ia industria bajo la direccién de las clases dirigentes tradicionales, en con- currencia con las més avanzadas formaciones industriales de paises que monopolizan las materias primes y han acumulado capitales imponentes. Que tal esquema pueda traducitse a la prdctica, en qué medida y a través dle qué formas, todo ello tiene un valor relativos lo que importa politica ¢ ideoldgicamente es que puede tener, y la tiene realmente, In virtnd de ‘rear Un periodo de expectacién ¥ esperanzas, especialmente en ciertos gru- pos sociales italienos, como la gran masa de pequefios burgueses urbanos y rureles, y por Jo tanto, de aantener el sistema hegembnico y las fnerzas de coercién militar y civil a disposicién de las clases dirigentes tradicio- nales, Esta. ideologia serviria como clemento para una “guerra de posi- cin” en el campo econémico (la libre coneurrencia y el libre cambio corresponderian a la guerra del movimiento internacional), asi como la “revolucién pasiva” en e} campo politico. En le Furopa de 1789 « 1870 se ha tenido una guerra de movimiento (politica) en la Revolucién Francesa y una larga guerra de posicién de 1815 a 1870; en la époce actual, la guerra de movimiento se ha desarrollado politicamente desde marzo de 1917 hasta marzo de 1921, y ida por una guerra de posicién, eayo representante ademas de préctico (para Italie), ideoligico (para Europa), es el fascismo. Es sobre la base de este conjunto de consideraciones que Gramsci, en 1032, para evitar que prevalezea bajo nuevas formas la “guerra de posicién” {siempre encarnada en ol fascisimo 0 en mn ncofascismo-posfascista), en una Constituyente democritica de tipo revolucionario, abierta a diversas soluciones y capaz de abrir en la historia del pais ua nuevo ciclo politico y social. Pero en la medida en que este proyecto ha sufrido un compas de ex pera o una detenciém, en, correspondencia con el prevalecer (bajo un signo ideoldgicamente distinto de los médulos crocianos) de los paradigmas ético- politicos y productivos de las “clases dirigentes tradicionales”, el problema fel neofescismo, ya menciousdo antes, ha ynelto también a ser actual, De abi la valider de Grarasci wo sélo a efectos de una comprensién histérica del faseismo “clasico”, sino también de un andlisis adecnado y de une batalla politico-idcoldgica ‘correlative, no unilateral, de nuestso ticmpo, de nuestra sociedad posfascista, de sus métodos de gobierno y de produccién, y de aquel neofascismo que no casualmente ha sido alimentado por ella y en ella se ha introduetdo nuevamente. 30 ADVERTENCIA La presente seleccién ha sido ordeuada con referencia a los principales mo- montos de desarrollo del faseismo, asf como a los mas relevantes prntos politicos y todricos (iuteepretativos) afrontados sucesivamente por Gramsci. Aun tratan do de reducir al minimo aquella dosis de arbitrariedad que subsiste en cual- {quier criterio de scleccién, se han preferido los textos en los que el autor tendia 2 hacer explicito su punto de vista partienlar en térniiuos que se aproxitna sen aun encuadre histérico general. F Entre escritos similares 0 coetiiness (es el caso de 1921) se han incluide Jos menos vinculades a la expresién contingente, pues de otra mauera la seleceian hubiera necesitado otro volumen. El material ha sido dispuesta, en la medida de lo posible, segiim un orden cxonolégico, afio por afio o perio por periode. Por Jo general nos hemos confiado a las ediciones ya eonocidas. Tn dl apéndice se han incluido dos importantes documentos sobre la posicién de Gramsci ante el fascismo, durante el proceso y en la carcel : ‘Al ordenar cl material no se ha hecho distineién entre articulos (pref riendo 10s mas seguramente atribuibles), cartas, discursos e informes, ena: demos de la cércel. Nuestra seleccién pudo integrarse cou algunos escritos de 1919-1920 relatives « la crénica del faseismo turinés; con varios apuntes de investigacién y de estudio y de notas bibliograficas; con diversas notas de Jos Cuadernos mis © menos atingentes al tema sobre todo por lo que com- ne a las cuestiones de politica exterior. ‘Los textos, salvo dos o tres casos, aparezen completos; Ios titules son los originales 0 los de ln edicion de las Opere, salvo algunas excepeiones, indi- cadas a pie de pagina 31 SOBRE EL FASCISMO: LUCHA DE CLASES Y GUERRA* La doctring de Karl Marx ha demostrado incluso altimamente st fecun- didad y su eterne juventud ofreciendo un contenido légico al programa de Jos més encarnizados, adversarios del. partido socialista, a los, nacionalistas Corradini saquea a Marx, después de habeslo vituperado, Transporia de 1a dlase a 1a nacién fos prineipios, fas constataciones, las eriticas del estudioso de Treveris; habla de nacioues’ proletarias en lucha contra naciones eapita- listas, de naciones jévenes que deben sustituir, para la evolucién de la histo ria mundial, a las naciones decrépitas. Y encuentra que esta hicha se expl en la guerra, se afirma en la conquista de los mercados, en Ia subordina- ‘din economia y militar de todas lar naciones a una eolt, 2 aquella que, a través del sacrificio de su sangre y de su bienestar inmediato, ha deiostrado ser la clogida, Ix digna. Por esto Corradiné no se opone, al menos de palabra, a la lucha de cle ses, “Suprimir la lucha de clases ~dico—- es lo mismo que snprimir le guerra. No es posible. Ambas son vitales, la una dentro de las naciones, la otra fuera. Sirven para mover y reabastecer de material humano fresco, clases, naciones, al mundo.” Posp este saquea de tas ideas marxistas pera fines na- cionalistas tiene el inconveniente de todas las adaptaciones arbitrarias; carece de.tina hiise histérica, no se apoya en, ninguna experiencia. tradicional. Por ‘sal desde el punto de vista de la légica formal los xazonamientos de Co- riadini no tieuen fallas, pero pierden todo eu valor cuando pretenden conver- tirse en norma de vida, concieneia de un deber. La historia no tiene ejom- plos de uno igual a uno; esta igualdad es una formule aateniitica, uo constatacién de selacién entre dos realidades afirmedas en el pasado o av- tuales. Fulano es igual sélo a si mismo, y eso algunas veces; no Fulano nifio igual a Fulano hombre adulto. Y asf tarabién le clase no es igual @ la naci6n y por lo tanto no puede tener las mismas leyes. Tanto es ast que después de afirmar el principio, el mismo Corradini pone tales limitacfones que aca- ba, sin darse cuenta, por arruinar toda su constraccion. Afirma quo os pre- ciso ensedar al proletariads el maximo respeto por la produceién, Y por produccién Corradini entiende el capitalismo nacional, o sea aquel conjunto de actividades econdmieas. buenas y malas, naturales y ficticias, que en parte sirven para aumentar la riqueza invertida en még © Avontit, ed. piamontess, 19 de agosto de 1916, No Sismada, 35 presas [uma palabra censurada] los socialistas quieren socializar In explota cin, y on gran parte viven a costa del bienestar general y por Jo tanto os- pecialinente del proletariado. Y respetar esto resulla un tanto diffell a los proletarios, los ctales no hacen la lucha de claces solamente para almentar los salarios, como cree Corradini, admirador naturalmente de los reformistas nacionales, ‘sino especialmente para poncr a sn propia clase, que Mebaja, en cl Ingar de In clase do los capitalists, que la hace trabajar. Y esto es asf por aquel incipios fundamentales del espfritu humano, por los cuales cada hombre quiere que su actividad sea auténoma y no subordinada a la volun. tad y a los intereses de extrafios. Y como la burguesta francesa, exalteda por Corradini, luché por su autonomia econémica y_ logré simultdneamente tam- Dién la realizacién de Ja autonomia nacional, que antes no existia, asi ahora l proletariado internacional lucha por algo que afin no existe, porque siem- pre se lucha por consiguir alguna cosa que todavia no se pose. Y¥ cesta nacién proletaria que es la unifieacién de todos Ios proletar soundo, supera a la nacién tanto como Karl Marx, que nutria su légica de realidad histérica, es superior a Enrico Corradini, quien se ierte Henando Jos sacos sin fondo de la Idgica formal con los claborades periodos de la ien- gua italiana, y tanto como te luck de clases, morel porque es universal, su pera a fa guerra, inmoral porque eo particularista, y se hace no por la volun ted de Jos combatientes, sito por nn principio que éstos no pueden compartir. del EL REFORMISMO BURGUES* Finabnente, la Gazzeta di Torino ha encontrado un director: el Tralo Minunni. La Casseta di Yorino adquiere asi, finalmente, un caréctor neto ¥ preciso. E] sefior Italo Minnmni Iega a la Gazzesa desde la Perscveranza de Milén, y llegé a le Perseceranza desde la Idea Nazionale. Pero uo es su carrera periodistica lo que nos importa. Nos importa sefialar un fendmeno que apa- rece marcndo en esta carrera incluso extcriormente, El desarrollo, del nacio: nalismo en-TItalie ha marcado y esté marcando el surgimiento de la clase urguesa como organismo combative y cousciente. Hasta ahora habiamos tenido eff Talia una burguesta politica, sin programas claros y orgénivos, sin actividad econdmica coherente y rectilinea. Las grandes batallas politico econémieas que han tenide lugar en los dems paises son ignoradas siempre en Italia precisamente por esto. [Ocko linews censuradas.] EL nacionalismo esti dando conciencia de sia la clase burguesa. La Idea Nazionale es, desde este punto de vista, el petiédico mas importante de Stalia (después de Avanti): ha logrado dar Je pata a toda Ta prensa burguesa * Acmntit, ed. piamontesa, 5 de diofembre de 1917, No fiemado, 36 italiana. Es el provoedor de ideas, de argumentos polémicos y de valor para toda. Ja prensa burguesa italiana, Y se ha convertido también en la incuba. dora de energias periodisticas qne brotan en enjambres de su redaccin y galvanizan las gelatinosas cohimnas de los deme periédicos burgueses. Una de estas energlas es, precisamente, Italo Minunui, que en Turin defender las posiciones del trust de Dante Ferraris. No es un ecanomista, aunque esté especializado en “articulos” econdmicos. Es un audaz, es un hombre sin pre- juicios, es un “duro”. Fs un documento vivo de Ix impotencia liberal italia- na, sf no es gue de la idea liberal. Representa, frento a la idea liberal, mu pensamiento inmaduro, tm pensamiento confuso € inorgénico que se impoue con la audacis, Entre la iden liberal y In idea nacionalisa bay Ia anism diferencia que entre el socialismo revoluctonario y el reformismo. Lox nacionalistas, como Italo Minunni, son los reformistas de la burguesfa. La burguesfa italiana, en su evolucion ha legado_ apenas a,ln etapa corporativst Los nacionalitas son los paladines de los “derechos” de Jas eorporaciones hurguesas que, na- turalmente, hacen coincidit con los “derechos” de las naciones, asi como muchos reformistas hacen coincidir con todo el proletariady una u otra ca- tegoria de trabajadores, por Ia que se afanan y tratan de lograr beneficios. El reformismo nacionalista se manifiesta especialmente en cl proteccio- nisme, que es Ia conquista de beneficios particulares en perjnicia de toda la clase productora burguesa y a costa de todos los consumideres. Los siderar- gicos, los algodoneros, los armadores, los agrarios son Tas cnatro categorias burguesas que sostiene el reformismo uacionalista, y a los reprecentantes de las enales pide que el Estado dé los medios para euriquecerse privadamente en perjuicio de la industria y Ia agricultura y en perjuicio de toda la nacién. Ahora bien, este reformista se ocupa también de algunas capas proletarias. Filippo Carli (erapollado también en 12 redaccién de la Idea Naztonale) ha teorizado lax futuras relaciones entre capital y trabajo: [cinco lineas cons radas). En el mismo nimero de la Guzzeta di Torino en el que Italo Minnnni hace su presentacién, Filippo Carli publica la conchusién de un estudio ——pre- sentado ante el Congreso de Paris de las Camaras de Comercio interaliadas— sobre la organizacion de le industria después de a guerra, desde el punto ista de lus relacioncs entre capital y trahajo. Luigi Federzoni se ha so- wado y ha sostenido en la [dea Nazionale la propuesta de Ley Ciceotti para una distribucién de tierras incultas (sin una distribucién de capitales para hacerlas productivas) a los campesinos veteranos de guerra Ahora este reformmismo sienta sus reales también en Turin. Probable- mente conguistard a Ja clase burguesa. FI liberalismo, aunque como pensa- injento es superior a este conglomerado de ret6riea y de voracidad parasi- taria, no tendré el valor suficiente para disputarle el terreno, y aunque quisiese no tendria éxito, El liberalismo tendria que esperar a que los burgueses, desde el corpore 37 tivismo, desde el espiritu de categoria, llegasen hasta la comprensién de la luse, de tos intereses totales de la elase, que pueden exigir incluso el sacti- ficio ‘de las categorias parasitarias, [Once lineas censuradas.] CAVOUR Y MARINETTI* Se ha Iausado un muevo programa politico. Helo aqui en sus pares ese cial Lucha contra el analfsbetismo, Viabilidad. Construccién de teras y vias férreas. Escuelas laicas elementale penales. Enseiianza técnica obligatoria en las off Parlamento: equitativa copartieipacion de industriales, agriculteres, in- genieros y comerciantes en el gobierno dol pais —limite minimo de edad para Ja dipmtacién establecido en 32 afios; abolicién del Senado. Después de un periodo de prueba, un Parlamento asi compuesto podré set abolido, para llegar a ua gobierno técuico sin Parlamento, compuesto por veinte téenicos clegidos mediante el sufragio universal y controlado por una ssamblea de veinte jévenes de menos de treinta afios, clegidos también me- diante el sufragio universal Abolicién de la autorizacién mar cio. Sufragio uni y directo para todos Ios ciudadanos, hombres y mujeres. Escrutinio de con base ampli. Representacién proporcional. Constitucion de um gran patrimonio nacional mediaute la propiedad de las obras pias, de los entes pitblicos y con la expropiacion de todas las tie rras incultas y mal cultivadas. Enérgiea tasacién de los bienes hereditarios y limitaciOn de los grados Impuestos directos y progresivos con verificacién integral. Libertad de huelga, de reunién, de organizacién, de prensa. ‘Transformacién y depuraciéa do Ia policia. Abolicién de la policia poli . Abolicién de la intervencién del ejército para restablecer ef orden. vas carre- obligatorias con sanciones Justicia gratuita y juez electivo, [Los salarias minimos elevados en relacién a Ins necesidades de la existen- cia. Maximo legal de 8 horas de trabajo. A igual trabajo igual salario para hombres y mujeres. Transformacién de la bencficen visi6n social. Pensiones obrevas, Secuestro de la mitad de todas las suas obtenidas con sumi guerra. Ejgreito: mautenelo basta el desmembramicuto del imperio eustro-ingaro, para luego disminuir sus efectivos al mini istros de + 1 Grido det Popoto, V6 de warm de 1918. No firmado. anticleric 1onjas Administracién: reforma radical de la burocracia, convertida actualmente en fin de de 19i8, Fimado A. G. 30 falmente su demostracién, afirmando la “thistorieidad” del punto de refe cia de su doctrina. Pero las afirmaciones tienen un valor dogmatico, y ésta es una extrafia mancra de ser historicistas y revolucionarias. La di efectiva entre la doctrina nacionalista y las otras doctrinas Ia ubica expl tamente el mismo Maravi ion de “dignidad”, no de his: toricidad; a nacién es més digna que la clase, que los partides, qne los individuos. Fl revohicionarismo internacionalista sc reduce pues 2 una cle- gantisima cuestién retSrica, en todo semejante a las cuestiones que los anti- 08 literatos hacfan en los buenos tiempos viejos para establecer la mayor ignidad de un género poético respecto a otro, de una obra de arte respecto A otra. En Ia historia no existe lo més 0 lo menos digno: existe solamente lo ne~ ‘vesario, lo vivo ¥ lo imitil, el cadaver. La clase, el partido. tienen tanta dig- nidad como la nacién; son, incluso, la nacién misma, que no es una abstrac- ta entidad metafisiea, sino ‘una lucha politica eonereta de individues esocia- para la conquista de un fin. El fin es la Gnica discriminacién posible de “dignidad”. Y el fin no es un hecho, sino una idea que se realiza a través de los hechos. El fin revolucionario es Ia libertad, entendida como orgeniza- cidn espontinea de individuos que aceptan una disciplina para encontrar de forma inés adecuada e idénea los medios necesarios para el desarrollo de su jnumanidad espiritual; entendida como incremento maximo del individuo, de todos los individuos, obtcaido auténomamente por los individuos mismos. Los navionalistas son conservadores, son la muerte espiritual, porque de “una” organizacién hacen la organizacién “definitiva”, porque tieuen como fin no tuna idea, sino un hecho del pasado, no nniversal, sino particular, definido ‘en al espacio y en el tiempo. Por lo tanto, ol revolucionarismo nacionalista ao es més gue confusionis- mo. Si los partidos, fas clases, los individuos son necesarios hist6ricamente, ficnen una mision propia que desempefiar, proponerse su annlacién signi también anular el punto de referencia que tanto se dice respetar: la nacién Y ol fin real al que les nacionalistas tienden no es otro sino la consolidaciGn y perpeluacién de los privilegios de una capa econdmica: los industriales actuales, y de una capa politica, Ia constituida por sus propias personas de sedicentes innovadores. A costa de las energias econdinieas y politicas que Ja lucha politica, en el libre juego de Ik competencia, puede suscitar y valo rizar. A costa de la nacién, que no cs nada estable ni definitivo, sino que es solamente un momento de la oxganizacién econémieo-politica de los hombres, es una conquista’cotidiana, un continuo desarrollo hacia momenitos més com pletos, a fin de que todos los hombres puedan hallar en ella el reflejo de su ‘propio espiritu, la satisfaccién de sus nccesidades propias. Esta se ha desarro- ado desde Ta comuna artesana} hasta el Estado nacional, desde el tendo nobiliario hasta el Estado nacional burgués, en una afanosa basqueda de Ui nomias. Tiende a ampliarse afin mas, porque Ia libertad y auto: das hasta ahora ya no son silficientes, tiende a organizaciones més vastas y generales: la Liga de las Naciones burguesas, la Internacional proletaria. E] revolncionarismo nacionalista, la historicidad de la doctrina uacioua- lista es Tetdrica y confnsién. Una novela econémien-politica wlisino es un principio de energia y no rehiye las inés audaces Una de estas andaces innovaciones seria, para Maraviglia, el smo integral” de Filippo Carli Filippo Carli ha escrito, en numerasis entregas, una deliciosa novela eco- némico-politica, Es una constrnecién ciclépea, la de Carli, que no olvida nada: la economia, las fixanzas, la moral, la politica encuentran ahi su plan preestablecido. Solo olvida una cosa: Ia historia, y la historia italiana en par- ticular. Para Carli, cl mayor delito que se haya perpettado in omnibus saecu- lis saecudorum es el asesinato de las corporaciones artesanales medievales. Su sindicalismo integral no 3. en realidad, mas que wma programacién de las corporaciones, y ex integral porque no se limita a las comunas, sino que se coxtiende a toda la nacion. Carli propugna nada menos que la instauracién de un Estado segiin la razén, de un Estado @ priori, brotado de la conciencia de la clase dirigente. En él se llegarfa a Ja supresién de la Iucha de clases, del lamado partidismo, de la demagogis. Porque, segin Casli, estas cosax’ terribles no existian on la comuna medieval. Y de hecho no existian en ly comuna como eircuns- cripcién territorial cerrads (al menos en determinados periodos), pero exis: tiaix entre fa comung y el castillo feudal, entre el antesano y el sefior feudal, entre la cindad y el condado. Las clases se encontraron, en determinados momentos, divididas incluso territorialmeate, es todo, y es natural que en el seno de cada comunidad te- rritorial no existicse lucha de clases, porque la commidad cra homoyéuca y Ja lucha de clases era la guerra intezconninal, o entre giielfos y gibelinos, La restauracién del corperativismo, el sindicalismo integral, por Io tanto, no tiene ningiin punto de referencia histérica en el pasado que no sea ihusorio y ar ‘Tampoco en el presente su arbitrariedad es menor. El proletariado deberia renunciar a la lucha politica. Su colaboracién seria ubtenida mediante la “coparticipaciin”” y la “‘accién social”: el proletariado deberia hacezse evo- némicamente solidario de la burguesia, y por lo tanto, no pensar en la revo lueién soci), en la aboticién de los privilegios. EI proletariado seria some- tido a na “cnltivo” intensive, seria educada en la comprensién de los fines sociales de Ia produccién y de la vida nacional. Carli tiene, de la educacion y de la cultura, un concepto muy vago y smpirico: las imagina camo ropajes exteriores, como vestides de fiesta para la feria nacionalista, De hecho, pon- dria como fin educative dos exterioridades, dos hechos: la nacién y la pro 4 duccién, mientras que éstas son jnstrumentos de vida moral, no fines mora- Jes. La naciéwhipstesis de Carli deberia ser una Alemania habitada por italianos; un Estado germénico en el cual los italianos sustituirian la barba- rie moral por la geatil civilizacién latina; un Interanismo catélico, un tonel de vinagre leno de vino Marsala Diletantismo nacionalista Carli pertenece a aquel grupo de estudiosos que, por le admiraciéu que tienen por ciertos feudmenos econémico-politicos alemanes, terminan por con- fundir en ellos toda la vide alemana, toda la actividad alemana, No toman en cuenta todas las cuarteaduras, los antagonismos que existen tambi Alemania; jmaginan que Alemania deberfa perpetuar su sistema actual y, perfeecionade, proponen este sistema como modelo universal. La verdad es algo diferente, € iucluso en Alemania la burguesia estaba suftiendo fatal- mente su evolucién liberal, estaba destruyendo sus corporaciones: la guerra fue el maximo intento de conservacién de un sistema antiecondmico de pro- duceién: el intento de integrar el déficit social con el botin de la victoria, Carli, hipnotizado por fas apariencias, las confunde con la trarma hist6: viva, ¥ su obra literaria, aunque se presenta lena de demostraciones, ilada ogiveinente, esta viciada por el diletantiomo, por la amplificacién gratuite, por el abstraccionismo ideolégico jAudaz innovacién, en verdad! Pero el misma Maraviglia le hace justicia. Maraviglia Mama “sudaz”, “ardita”, « le iunovnei6n, pero no la acepta, y uo s¢ comprende el adjetivo si no se refiere al diletantismo y al muétodo ace- démico de las deanostraciones nacionalistas: se Hama “audaz” hasta lo que se juzga falso, para comprobar la energia vital de una doctrina se emplea una eonstruccién qne s¢ juzza barroca ¢ inconsistente. Maraviglia lamaria a este meétodo partidarismo y demagogia de los socialjstas, En los nacionalistas, nosotros nos vonferianos con Ifamarlo confusionismo y diletantismo. EL REGIMEN DE LOS PACHAS* Italia es el pais donde siempre so ha produeido este curioso fenémeno: los hombres politicos, una vez Hegades al poder, han renegado inmediatamente de las ideas y los programas de accién propugnados por los simples ciuda- danos. Cuando el diputado Orlando probibe el congreso del partido socialista,? np hace sine couticuar esta tradicién gloriosa, En efecto, el diputado Orlando * Aranti!, cd, piamontesa, 28 de julio de 1B, en “Sotto la Mole”. 3 FI xv congreso nacional del partido socialist, celebrado on Rotaa del 2 al 6 de septiembre de I916, fue en primer Iéemino prohibido por el gobierno, a ee etetacemes: | es mn santén def Iiberalismo, y en los libros, en las definiciones contenidas en los libtos, ser liberal significa: goberner con el método de a libertad, estar persuadidos de que los acontecithientos se producen solamente cuando son.necesatiog y es perfectamente imitil oponerse a elles, que las ideas y los programas de accién triunfan sélo cuando corresponden a necesidades y son a consecueucia de premisas sélidemente afirmadas, por fo tanto irreducti- bles e incvereibles, estar persuadides de que el método de Ia libertad es el {imeo til porque evita couflictos morbosos en el couglomerado social. Pero el diputado Onlando se convierte en presidente del consejo, y su liberalismo se convierte en wn error de juventnd, Lo mismo sucede oon el diputado Nitti, El financieso F. S. Nittz ha sido ‘empre un liberalista: como diputado de la oposicién pronuncié enérgicos discutsos de critica edificados sobre ideas amplisimas de libertad econémica, sobre la teoria de que el Estado no debe inmiseuirse nunea en la actividad comercial privada, ne debe hacerse distribuidor de riqueza, no debe hacerse promotor de consorefos y monopolios. Una vez convertido en miuistro, el sefior Nitti propugna e) cdrte) de la henes, se vuelve partera de elefantiasicas be- bés industrisles, que viven slo en cuanto que son abundantemente alimen tados por el erario nacional. Lo mismo Giolitti, lo mismo Crispi, lo misme toda Ta gloriosa tradicién de nuestro genial pals. Por qué se produce este fendmeno? ;Se debe sélo 9 Ja alta de carécter y de energia moral de los individuos? También a esto, indudablemente. Pero existe también uu por qué politi- 0: Jos.ministros no son enviados y sostenidos en el poder por partidos res ponsables de las desviaciones individuales frente a los electores, frente. a la mn. En lialia no existen partidos de gobierno organizados nacionalmen- te, y esto significe que or Hatia no existe tuna burguesfa nacional que tenga itereses iguales y extensos: existen consorcios, capillas, clientelas locales que explican una actividad consérvadora no de los interesés generales burgueses (pues en ese caso harian nacer a los partidos nacionsles burgueses), sino de jniereses particulares dé clientelos locales. intrigantes. Los. ministros, si quieren gobernar, o mejor, si quieren dutar algin tiempo en e) poder, deben adaptarse « estas condiciones: ellos no son responsables ante nn partido q quitera' defender su prestigio y por-ello los controle y los obligue a si 86 desviainj no tienen responsabilidad, responden de su actuaciou ocultas, inescritables, a las que poco importa el prestigio pero a quicnes, en emmabio;"Tes importan’ mucho los privilegios parasitarios. El régimen italiano no es partamentario, sino, come muy bien se ha defi- ido, es un régimen de pachés, cou muchas hipocresias y muchos discursos democriticos. 43 COVRE* Falsos capitanes, falsos tenientes, falsos héxoes, falsos maridos: Ia crénica se vuelve cada dia un repertorio mas rico de sueesos novelisticos y teatrales, Pero la exénica del falso capitin, det falso teniente, falso ardito, falso héroe de Montello, Luigi Covre, es algo diferente de las otras. Covre no es 1m aven turero comin. Covre es un “héroe” social, cs un individuo representativo, ha representado durante ocho dias el “alma” colectiva de la clase dirigente rinesa, ha sido durante ocho dias el dictador de ‘Turin, ha ststituido al go: hernador civil, ha sustituido a su excelencia el general de division, ha ejer- cido una funcién gobernante. Y era un aventureto, un falso capitin, un falso teniente, un falso ardito, un falso héroe de Montello, y habia sido despedido dela Caja de Ahorros y’denunciado por estafa, despedido de la Caja de Aho- 10s de la que es presideme el senador de Cambiano, el marqaés Ferrero de Cambiano, precisamente el senador marqués Ferrero de Cambiano que preside la Unién Liberal Mondzquica, precisamente el senador marqués que preside la i politica de le elase dirigente turinesa, el mismo que hablé en in de oficiales, Wamados a rendir cuentas en el salén Ghersi a consecuencia de las empresas de Masanielio galardonade conao falco capitin, etoftera, eteétera, el aventurero estafador Luigi Corre, ePor qué Masaniello Covre pudo, por ocho dias enteros, recorrer lag calles y plazas de Turin con sus secuaces armados de cuchillos?, gpor qué pudo encabezar un pronunciamiicnto contra la prefectura, pudo pasar, cox los bol- sillos enos de piedras en un automévil “oficial”, ef cordon de carabineros que rodeabe ta Casa del Pueblo de la calle Siceardi, pudo arzojar las piedras en el salén abarrotado de obreros, de mujeres, de nifios, pudo [einco ineas censuradas|? Por qué no fue srrestado, por qué el senador marqués de Cambiano no Jo sefialé como un estafador, el senador marqués que preside la Caja de Ahorros y la organizacién politiea de In clase dirigente de Turin? No, no es un aventurero comin este falso capitén Luigi Covres ‘Turin no 03 una fonda donde cualquier faleo héroe pueda atracarse de comida y de vino; el gobernador civil y su excelencia el general de division no son ingenuos filisteos que puedan dejarse deshumbrar por el brillo de medallas y discur- sitoss los grupos que aplaudian las arengas canibalescas de este aventurero entre Masaniello y Coccapieller.* no eran vagos napolitanos hambreados por el impucsto sobre le fruta, o arfesanos romanos encantados con Ia fraseologia demagéeica de un paranoico de la politica. {Cuatro lineas censuradas.] Y ‘Turin tuvo su Masanicllo, tuo su Covea- pieller, Luigi Covre, que no es un aventurero comin, no es un estefador val- gar, sino un héroe, un héroe social, un hombre representative, el cual con- Nina la serie de aquellos héroes representatives que en la tercera Italia, en T Avitif, ed. piamontess, 19 de marzo de 1919, en “Soto 1y Male". 2 Francisco Coceapiclles, demagego, ardiente monarquico, distraté de gran popula- ‘idad en Koma entre 1680'y 1890, tanto que fue diputade dos reves, en 1882 y TBBS, 4 la Italia del capitalisino, abundan més que los Cromwell, que los Maxtin Lutero y que los Mazzini, ESPANA* La crisis en que se debate la vida politica espaviola se inicié el To. de junio de 1917 con el pronunciamiento pretoriano de las Jantas de Defensa Militar, que determinaron el estallido de una huelga general revolucionaria, sofocada con una matanze el siguiente mes de agosto. Las relaciones de clase se han modificedo profundamente en Espafia a causa de la guerra mundial: se ha formado una meva clase de propictarios, con el traslado de la riqueza nacional a manos de los rmevos ricos, que han traficado con la miseria y In muerte de sus conciudadanos; se ha exasperado la tension soofal al formarse una multitud de gentes pobrisimas, que carecen de In mix elemental seguridad fisiolégica del mafiana; se ha constitnido wt proletariado organizado revolucionario, enérgico y discfplinado, que vaclve a surgit mas potente y audaz después de cada combate. Desde agosto de 1917 Espafia esta controlada y oprimida por las juntas militares, consejos irresponsables de pretorianos que acttian localmente, preo- cupados s6lo por conservar intactos y acrecentar los privilegies ¢ inmunidades, obtenidos en un momento de panico. E] Estado no tiene ya ningiin poder ni fancién algun; ol dominig de Ia ley ha sido suplantado por el arbitrio de hombres ignorantes y crueles que se creen competentes en todas las ciencias por virtud del sable y los galones. Los generales amenazan, apruchan, critican la obra de los gobiernos que no logran sostenerse ni llevar @ cabo una actividad sistomatica por este injerencia continua y provocadora que quita todo prestigio @ las instituciones y que fa ebolido de hecho el Estado: of Parlaspentos la magetratura, la adie tracién pfblica han sido incorporadas en la actividad general del militarismo.* La vida rolective de tx nacién se ha salido asi. incluso formalmente, de toda logalidad constitucional y atraviesa una fase espasiuddiea, que have imposible cualquier previsin del futuro préximo, que es destruccién de riqueza y de vidas humana, que es desorden cruel y caos barharo. Fspafia es un pats sin Estado; [ha entrado en forma definitive, en aquella fase oscura y catastré- fica, earacterizads por In disolncién de todos los vinculos sociales homogéneos y por la desaparicién de todas las disciplinas politicas unitarias, hacia la que se orientan todos los grupos capitalistas.] « est, may cena someon Ortige Nave, x, de mayo de 91s wake publica’ conch tale pace sence Stato, y con algonos ptafonIntgrados en get 4k'Ton pasajes coneorads, en Aound?, ed. nmontens, del 6 de Mayo de 1915, Ente ordhtes soprodicimos. los drapmentos cenntredos, Fido, A.C : ‘Kant hay une finea censvrade y que nt sigue aparece en el texto de dant? Las reaccioues sociales a semejante “orgenizacién” de los asuntos pablicos han sido diversts y de variada naturaleza. Las capas zegionales de la. clase propietaria iniciaron movimieutos antidinisticos, por la autouomia de las ‘Vascongadas y de Catalufia, que a duras penas disfrazaban el deseo de Jos armadores, de los propletaris de minag y de empresas industries (Cuta- Iufia y las Vascongadas son las dos zonas mas ricas de Espafin) de sustraer al fiseo del Estado” centzalizedo en Madrid cl infame fruto de los abastecl Inientos de guerra a la Enéente, de exonetarse de todo tibuto al Estado, pre- cisamente cuando el Estado tenia mayor necesidad de recursos para la admi- nistracén general, de reronar, con dieposiciones y obras pica, fas heridas mortales causadas @ Jz sociedad espaiiola por la especulacién desenfrenada de los aventureros de la industria y del comereio. i, la clase propietaria se descompone por cl estimulo de patticnlaristas y egoistas, disgregando y attuinando la produccién, mientras U prolotariado, cobre ef cual recaen pestdamente lax corsecuencias econé tujeas del desorden, se compone como personaliad distinta, consciente y enér- ficamente uctiva El espirita de clase se educa, el movimiento sindical logra una amplitud yuna pleitud espisitual azombroses, convrliéndove en la primera y mis po- derosa fuerza social organizada y disciplinada nacionalmente en Espaia. La “plebe” espaitola, individualists como todes fos agregados humsnos que no han suftido las experiencias dolorosas de la explotacidn intensiva del indus- trialismo, se somete en los sindicatos obreros a una disciplina que asombra y entristece a los admiradores literatos de la Espafia romantica iradicioual de gitanos-guitarras-tauromaquia. En pocos meses el proletariado cspafol ha realizado un-rudo esfuerzo, cuya eficacia es revelada por los acontecimientos més recientes: Ia huelga general ine proclamada y llevada a cabo en Barce. Iona con una fulmiuanie tnanimided que sorprendis y aterrrieé a lo cluse prepictaria, Pero el hecho més ejemplar ha sido la institueiOn de la censura roja obrera como prucha de solidaridad fraterna entre los trabajadores. Ape- asd gobiorno siprimi6 las garantias constitucionalesy comunie6 el catdlogo de las cuestiones qne los periédicos no podien tratar, of sindicato de tipogra- fos decret6, nna contracensura y prohibié a los periédicos publicar noticias Y inicios que pudieran romper la discipliua revolucionaria de los obrerass los Uipvigratos se negaron 4 componer lay informaciones concetaicntes a reant dcones parcales del trabajo, actos de sabotaje, de intintdacion.gubemna- ‘mental o patronal, represiones policiacas o moilitares, etoétera; el decreto sin- dical sobre la censura roja fue escrupulosamente respetado incluso por los tipégrafos desorganizados de los periddicos clericales, El movimiento obrero, desarrollandose por contragolpes tan repentinos y anormales, ve bn orgunizado y adguirido fortoa fucra de los partidos sub versivos tadicionnles de Espana: [seta decididamente orientado hata sl co- tmunisino de los consejos de obrezas y campesinos y ha hecho propio el len fuaja de fos bolcheviques Tasos (ademas de Nuestra Palabras los eormnisias fermentos 46 nero eto, espafioles publican El soviet y Bl maxémalista).] Este formidable inipilso” proletario ha determinado nuevas reaccioues y nuevas orientaciones en Ta mentalidad de Ia clase acomodada y en los 1e5 tringidos grupos politicos que se suceden ininterrumupidanente en el gobierno. Hace pocos meses la Cataluiia burguesa parecia completameute unida con- xa el gobierno central, que s¢ apoyaba en el ejércita contra In amenaza se- Los obrerospermanecian indiferentes frente a la cuestién de le autonomia y el gobierno lisonjed a Jas obreros con leyes sociales y traté de vastigar « aquellos empresarios que, abusando y aprovechandose del desorden piblico, contravenian los decretos sobre el coutrato de trabajo y despedian fa quienes osaban protestar. [La alta burguesta y los industriales, aterrorizados por el aumento de Ia oleada proletaria, se aliaron a los comités de defensa sailitar contra Ios obre- tos y el gobierno central.] La burguesia también se armé. Ya en agosto de 1917 los nbros del circulo mas aristocratico de Madrid habian pedido al in de Madrid la patente de “policias honorarios". Ahora la burguesia se ha armado regularmente, constituyendo los cuerpo de inilicia de los Somaten. (“jEstamos ateutos!”) que [en unién de los comizés nrilita- res], ejercen sobre el pais ua poder arbitrario y terrorista que obstaculiea ta produceién econdmica y anula y paraliza la accién del Estado. El Parlamento era un fantasma; permanecié casi siempre cerradg duraute Ja guerra; ningiin gobierno vital podia nacer de un Parlamento en el cual 400 diputados se dividen en 22 camarillas personales. La accién parlamen- taria ha sido sustituida por el régimen de decretos lanzados continuamente, que resultan letra muerta por el marasmo administrative Fy el predominio de los grupos pretorianos ¥ de les Somaten. Ta mentalidad del wilitarismo espafiol la piuta de euerpo entero exte epi. sodio: el gobernador militar de Madrid, gencral Aguilers, Hamada por el presidente Romanones, cuando la amenaza de la huelga genexal pendia sobre Is capital, puso estas condiciones para obedeeer al jefe del Estado: “Cada cartucho disparado debe significar un muerto. Se peleara duramente, sin distinciones de sexo. Habra que ser implacables contra, todos los. manifes- tantes, hombres y mujeres". El poder atbitraria concedido a los “defensores privados de la propiedad” ha significado, on el mes [de febrero, ol asesi- nato a tires de tres campesinos que subieron al tren sin boletos}. F1 incurable conflicto entre el Estado regular y el Estado de los comités ri litares y de los Somaten se ha revelado en toda su gravedad cou la caida del Ministerio Ramanones y Ia Iegada al gobierno del Ministerio Maura-La Cier- va. El gobernador eivil de Barcelona, sefior Montanés, hizo poner en libertad a los organizadores de los sindicatos obreros arrestados por la huelpa general Los comités militares amenazaron de muerte a Montanés si no dimitia de ® En el texto de Ondine Nuovo en ver de “El poder arbitrario coneedida a los defen cones privados de Ia Prapiedd™, se Jee “La defensa de. ln propiedad’, st cargo después de volver a encarcelar a los liberados. Los comités militares eran respaldados por el general Milan Del Bosch, gobernador militar, quien envié una intimacién a Romanones, reprochéndole por no haberle concedido les plenos poderes absolutos para movilizar a los obreros y obligarlos a tra- bajos forzados. El Ministerio Romanones dimiti6: los pretorianos de las frstas ponen 4] veto a la formacién de un ministerio del cual formen parte el refor- inista Melquiades Alvarez y el liberal Alba; sélo cl Ministerio de la sangre Maura-La Cierva es de su agrado, (ste no puede vivir en la érbita constitucioval. Gora de Ia “confianza” de las fuerzas irresponsables, no goza de la confianza del Parlamento. Asi, el rey ha concedido autorizacién para Ia disolucién de las Cortes: los com clectorales deberian ser convocados inmedistamente. Pero afin no se puede decir si las elecciones se eelebrarin; los revolucionarios se abstendrén y no ser una abstencién pacifica.] ITALIA, LAS ALIANZAS Y LAS COLUMNAS* La Liga de las Naciones debia representar, en el mito de Ia guerra democré. tica, la superacién histérica de cuslguier sistema de equilibria obtenido a través de las alianzas parciales y las enzentes cordiales. Precisamente por esto, contempordneamente el tratado preliminar de paz —en el cual la Liga de las Naeiones aparecié por primera vez como personalidad juridica internacional activa y operante-- ha sido publicado un comunicado oficial que anuncia tna alianza militar entre Estados Unidos, Gran Bretafia y Francia, ‘Alemania quedaré reducida a una cosa vana sin sujeto estatal; no tendé ejército, no tendra arsenal bélico, estaré aislada de Francia por una vastisima zona sin fortificaciones, sin un aparato permanente defensive y ofensivo, no tendra submarines, tendré una flota naval minima, no tendré flota aérea. Y sin embargo, Francia no se cree suficientemente protegida contra las “agre- siones” alomanas; ol presidente Wilson y Lloyd George creen tarabién que Francia no estd suficientemente protegida y por lo tanto se han comprometida a proponer al Senado de Estados Unidos y al Parlamento de Gran Bretaiia un tratado, segén el cual Estados Unidos y Gran Bretaia “volaran” en ayuda de Francia en caso de agresién no provocada y directa contra ella por parte de Alemania, Por su alcance, este tratado de alianza es mucho mis importante que ct uratado de paz; es, incluso, el verdadero tratado de paz, por evanto asegura permanentemente la hegemonia del bloque anglosajén en el mundo, que be acaparado, asoofindose a Francia, ana magnifica eabeza de puente en Eu: ropa. La division del botin ocurre exactamente segin el esqueme de la * Avanti, ed. piamontesa, 10 de mayo de 1919. No flrmade. 48 1 “compromiso” angloamericano reproduce Ia fase “quia nominor Resulta cada vez més evidente en qué tistisima posicién internacional ha Hegado a encontrarse el Estado capitaliste italiano. Italia estd sin aliados. Htalia ha sido reducida a pupila de la Liga de las Naciones, o sea de Inglaterra, de Fstados Unidos y de Francia. alia ha amplindo la eafera de su soberania nominal, pero ha perdido sn soberania efectiva de gran potencia. Italia habia “ascendido” al rango de gran potencia, por el juego de equi- librio entre las grandes coalicioues militares e imperiales. El rey de Italia ha- ‘bia continuado la politica de los principes piamonteses: una continua oseila- cién entre orients y oceidente, entre Austria y Francia. Asi cl Piamonte consignié fortalecerse y extender su soberania haste los Alpes, desde Niza has- ta ef Monte Blanco (Ginebra escapé por milagro al juego paciente y audar), asi consiguié convertirse en Italia, con Roma como capital, asi continué, con Ja Triple Alianza y con los acuerdos ingleses, introduciéndose en un juego mas amplio, gue hubiera debido tener como escenario el mundo. EI reinado de las competencias politicas internacionales ha terminado, jun- to cou las otras formas de competencia (éste es uno de los rasgos inas obvios de la descomposicién del sistema capitalista, el cual va perdiendo Jas eondi- ciones ‘esenciales de desarrollo histérieo y de vida): la vida internacional se ha endurecido en un monopolio de potencias: Inglaterra-Estados Unidos (Francia). Derribado completamente el antagonista germénico-austrohiingero, la Italia capitalista perdio toda posibilidad de balancearse y por lo tanto de desarrollarse como potencia internacional: lp que para un Estado capita- lista significa la paralisis y la decadencia inevitable. LA UNIDAD NACIONAL* La burguesia italiana naci6 y se desarroll6 afirmande y realizando el prin- cipio de In unidad nacional, Puesto que la unidad nacional representé en taliana, como en la historia de los demas patses, la forma de una organizacién téenicamente mis perfecte que-el aparato mereantil de produc- én y de cambio, la burguesta italiana ha sido el instramente histérieo de up progreso general do ta sociedad hnmana. En Ia aetualidad, por los fntimos e incurables conflictos creados por la gue. rra en su contexto, la burguesia tiende a disgregar la nacién, a sabotear y destruir el aparato econdmmico tan pacientemente construido. Gabriel D’Annunzio, siervo despedido de la masonerfa anglofcancesa, se rebela contra sus antiguos titiriteros, agrupa una compaiia de aven ocupa Fiume, se declara “amo absoluto” y constituye un gobierno provisional, * LOrdine Nuoe, 4 do cetubre de 1919. No mad Inicialmente, el gesto de D’Annnnzio tenia sélo un valor literario; D’Annunzio preparaba y vivia el argumento de un futuro poema épico, una futura novela de psicologia sexual y una fulura coleceién de “Boletines de guerra” del co- mandante Gal D’Annun Nada de extraot de monstruose en la aventura literaria de Ga- brie! D’Anmun: le que en una clase, sina politica y espiritualmente, por ser coherente y estar organizada cconémicamente, existan individuos po- liticamente locos, por estar fuera de] orden, por no ester iuscritos en una rea- lidad econémica concreta. Pero el coronel D'Annunzio encuentra secuaces, obtiene que una parte de fa burguesia asuma una posicién respaldando st zetividad en el gesto de Fiu- me. El gobierno de Fiuste se opoue al gobierno central, la disciplina armada del gobierno de Fiumte se opone a la disciplina legal del gobieray de Roma. El gesto literario se convierte en un fenémeuo social. Como en Rusia los gobiernos de Omsk, de Fkaterinodar, de Aredngel, eteéiera, en Italja el go- bierno de Fiume es tomiado como base de nas reorgatizacién del Fstado, como a energia sana, que representa el “verdadero” pucblo, la “verdedera” vor Juntad, los “verdaderos” intereses, la cual debe arrojar de Ja capital a los tunurpadores. D’Annunzio esa Nitti lo que Komiov a Kerensky. 1 gesto Ti terario ha desencadenads en Italia la guerra civil La guerra civil ha sido desencadenada precisamente por la clase burguesa que tanto le denigro, de palabra. Porque guerra civil significa precisamente choque de dos podores que se disputan con las armas cl gobierno del Estado, choque que se Fealiza, no en campo abierto entre dos ejércitos diferentes, ali- neados regularmente, sito en el seno de le sociedad, come choque de grupos reunidos apresuradamente, como multiplicidad eaética de conflictos armados fn los que a la gran nasa de ciudadanas no le es posible orientarse, en donde desaparece Ja seguridad individual y material y Ix sucede el terror, el desorden, suia™ Een Italia, como en todos los demnés paises, como en Rnsia, come en Baviera, como en Hungria, es Ia clase burguesa 1a que ha desencadenado ‘ivil, que sumerge a la nacién en el desorden, en el terror, en la ja”. La revolucién comnnista, la dictadura del proletariads han sido, en Rusia, eu Baviera, en Hungria y sora en Italia, el intento supremo de las energias sonas del pais para frener ta disoluctin, para restablecer la disciplina y clorden, para {mpedir que la sociedad se hunda en la barberio bestial inherente ai hambre determiuada por la interrupcién del trabajo dtil durante el periodo del terrorismo burgués. Porque esto ha sucedido, porque el gesto literario lin dado principio a la guerra civil, porque la aventura flannuziana ha yevelado y dado forma pol ica a un estado de conciencia difuso y profundo, deberaos concluir que la burguesfa esté mucyta como clase, que el cemento econdmico que la cohesio- aba ha sido corroide y destruido por los triunfantes antagonismos de casta, de grupo, de caps, de regiGn; debemos concluir que el Estado parlamentario no consigue ya dar forma concrets w la realidad objetiva de la vida econéumica 50 soma TORT RCO y social de Italia. ¥ la unidad nacional, que s¢ resumia en esta forma, eraje siniestramente. 4 Quién se asombraria leyendo mariana Ie aoticia de que en Cagliari, en Sas sari, en Messina, en Cosenza, en Taranto, en Aosta, en Venecia, en Ancona. un general, un ¢oronel o incluso un simple teniente de los arditi* ha logrado amotinar @ sus tropas, ha declarado su lealtad al gobierno de Fiume y ha decretado que los ciudadauos de su jurisdiceién ya no deben pagar sus im- puestos al gobierno de Roma? Hoy el Estado central, el gobierno de Roma, represeuta las dendas de gue ra, representa la dependencia de lax finanzas interuacionales, representa un pasivo de cien mil millones. Este es el reaetivo que corroe Ja unidad nacional Y la cohesion de tx clase burymesa; ésta es Ja causa subterrimea que iumina el hecho de céimo cada acto de indisciplina “burguesa”, de indisciplina en el fwbito de a propiedad privada, de insurreccién “reaccionatia” contra el gobierno central encuentra apoyo, skmpatias, perisdicos, dinero. Si un tenien- te de los erditi funda um gobierno en Cagliari, en Messine, en Cosenza, en Taranto, oa Aosta, en Ancona, en Udine, contra el gobierno central, se con- vierte en eje de todas las desconfianzas, de todos los egoismos de las capas propictarias del ugaz, encuentra simpatias, adhesiones, dineros, porque estos propietarios odian al Estado central, querrian librarse del pago de los im puestos que ol Estado central les impoudrs para pagar los ecostos de guerra. Los gobiernos locales, disidentes sobre Ja cuestién de Fiuine, se convertirén en la organizacion de estos antagonismos irreductibles; tenderén a mantener: se, a crear Estados permanentes, como ha sucedide en. el exi-mperio Tuso y en la monarquia austrohiingara. Los propietarios de Cerdefa, de Sicilia, de Valdaosta, del Friuli, etcétera, demostrarin que los pueblos sardo, siciliano, valdostano, frinlano, etoéters, no son italianos, que [a obra de italianizacién forzada que el gobierno de Roma ha conducido, con la ensefianza obligatoria de la lengua italiana, ha fracasado, y mandarén memoriales a Wilson, a Cle- menceau, a Lloyd George... y no pagaran los impnestos. ‘A esta condicién ha sido redueida le nacién italiaua por Ie clase burguesa, que en todas sus actividades tiende sélo a acumular gauancias. Italia esta plcoldgicamente en las mismas condiciones de antes de 1859: pero no es ya la clase burgnesa la que hoy tiene intereses umitarios en economia y en Politica. Historeamente, fe ase burguesa italiana esta ya muerte, aplastada por un pasivo de cien mit millones, disuelta por los acidos corrosivos de sus disensiones internas, de sus incurables antagonismos. Hoy, la clase “nacional” proletariado, es la multitud de los.obreros y 1s fraba- fédotes italianos, que no pueden permitir la. disgregacién de la nacién, porque Bi unidad del Estado es Ia forma del organismo de produecién y. de cambio construido por el trabajo italiano, es el patrimonio de riqueza. social que los proletirios quiérén Hevar a la Internacional Comunista, Solo el Estado pro- * Grupos de choque Jigados a ejéreita (1915-1918) 5 letario, la dictadura proletaria, puede frenar hoy el proceso de disolucién de Ta unidad nacional, porque es el jinico poder real que puede obligar a los burgueses facciosos a no turbar el orden piblico, obligiindolos a trabajar si es que quieren comer. EL PODER EN ITALIA* Los cambios son desastrosos, la eutoridad del Estado (burgués) ce derrumba, los apetitos perversos y las pasiones facciosas ya no conocen limites: es pr ciso salvar a Italia, es preciso salvar la colectividad, es preciso salvar al pue- blo qs es notoriamente superior « les eategotias, «as capas,« los partidos, La Stampa toca augustiosamente les campanas a rebato. El escritor de sus editoriales, generalmente melancélico con matices de sublime ternura, se ha vuelto decididamente ligubre. Ha olvidado la sabia advertencia que desde las mismas colamnas de la Sampa impartia Bergeret™ a la necia indiscrecion de los periodistas antibolcheviques: “;Por favor, no hagan tener Jombrives a los niios y a los boticarios!”; el escritor toca a rebato las campanss para impresionar a la clase obrera, para hacer tener lombrices « ios proletarios; esté convencido de que los obreros no son espiritualmente superiores al nivel de los boticarios y de los nifios y cree poder convencerlos de que se arrodillen hhumildemente a los pics del Salvador: Giovanni Giolitti, martillo de los nuc- vos_rieas, de la masoneria y del jascio. Cuando un pequefioburgués, agente intelectual del capitalismo, deja de ser melmedlico para volverse ligubre, lo que sucede es que su monedero ya no se halla seguro ni debajo del colchdn. Entonces el pequeftoburguée se eriza como un bitho sobre el arquitraba de ta pucrta de su casa, chilla desconso- Tadamente y parece gemir: cindadanos, es initit derribar Tx puerta, porque ‘en el lecho lo tinico que se pudre es un montoncito de carrofia cadavériea. 2Qué monedero defiende la Stampa? EI Estado iteliano fue dominado hasta ahora por el capital invertide en la ia: el gobierno italiano estuvo siempre hasta ahora en manos de los capitalistas juertes que sacrificaron a sus intereses de casta superpri- vilegiada todos los demas interescs de la nacién. Los partidos histéricos de a burguesia italiana han sido destruidos por esta hegemonia sofocante y des- tructiva que politicamente ha tomado el nombre de Giovanni Giolitti y ha sido ejercida con la violencia mas extrema y con la corrupcién mas desvcrgon- zada. La guerra y las consecuencias dé la guerra han deserrolledo fuerzas nuevas que tienden a una organizacién mieva de las bases econdmicas y politicas del Estado italiano, Toda le estructura intime del Estado italiano ha = Avantil, ed. piamontess, TL de febrero de 1920. Ne firmado, * Scudénimo de Eitore Marron. 52 sufrido, y sigue sufriendo, wu intenso proceso de transformaci6n orgénica, cuyos resultados... normales no son atin previsibles con exactitnd, excep: toando uno: cambiaran las camarillas dirigentes, cambiardn el personal adini- nistrativo, el poder del Estado caera completamente en otras manos distintas a las tradicionales, a las... giolittianas. El capital industrial, en los otros paises capitalistas, ha logrado Ientamente erear un sistema de equilibrio con el capital territorial y ordenar el Ystado democratico constitucional: lo ha logrado en Inglaterra, por ejemplo, por me- io de las masas obreras, interesadas en la abolicion de los impuestos a los cereales y en Ja introduceién del libre cambio. En Ttalia el capital industyial fia ereado el Estado como tal y ha mangoneado sin comipetidores. El poder del Estado se ha preocupado Gnicamente del desarrollo, a menudo mor oso, del capital industrial: protecciones, premios, favores de toda clase y tamafio. Los campos han sido saqueados, la fertilidad del snelo se ha con vertido en esterilidad, las pobiaciones campesinas han tenido que emigrar. El poder del Estado ha defendido salvajemente las cajas fuertes: los casos de obreros explotados en las fabricas, y de campesinos pobres imposibilitados de vivir por cansa de la legislaciOn aduanal que desecaba el suelo, talaba los bot- ques, desbordaba los rfos, son innumerables en la historia italiana contempo- rinea. El Estado, por el deserrollo del aparato industrial, absorbié a la peque- fa borguesfa rural, a los iutelectuales, en sus organismos administrativos, en los periddicos, en les escuelas, en la magistretura; asi fue como el campo no tuvo mea un partido politico propio, uo represent6 nauca un peso on los asuntos piiblicos. El poder del Fstado se adjudied incluso la funcién de banca de los industriales: las cmisiones de bonos al 4% por ciento sirvicron en realidad, como es sabido, para recolectar los shorros de los campesinos y los emigrados por centenares de milloues: millones que Giolitti daba a Terni, a Ansaldo, etcétera, para equipos, para armamento, para la guerra de Libia. La guerra ha traido al primer plano a un gran partido de los campesinos, €l partido popular. El hecho de que las zonas rurales no tavieron nuuca una epresentacién propia, expresién especifica de sus intereses y aspiraciones palitiess, se advierte en lx composiciGn misma del partido popular, aristo- ritico y demagégico, apoyado al mismo tiempo en los grandes y medianos propietarios y en los campesinos pobres y_pequefios propietarios. E] partido popular aspira al gobierno, aspira al poder del Estado, aspira a coustruir lin Estado suyo y cuenta con los medios para ello. La guerra ha determinado a orgauizacion del aparato industrial bajo el control de los bancos: los cle- reales son hoy, en Italia, los principales y mas eficaces agentes para la recau- dacién del ahorro. Ya dominan muchos bancos; en breve tiempo consegui dominarlos todos, una vez duefios del poder del Estado; en breve tiempo todas las clientelas y capillas tradiciouales serfan aniquiladas y sustituidas: el par tido popular ({700 000 afiliados!) tiene muchos apetitos y muchas ambici- nes que saciar. jLa patria esta en peligro, hay que solvar al pueblo y 2 Ia colectividad! 53 Nada de es0, lo sinico en peligro es cl bolsillo de las clientelas giolittianas, esti en peligro a} poder de los indastriales golitiqueros ¢ insuciables, est en paigre Je earzera politica de los agentes poquetoburgueses de las intrigas capitalictas. Sin duda, el Estado burgués no resistiré la crisis. En las condicio- nes a que esté reducido actualmente, Ia crisis To hard pedazos. Pero la clase obrera no se preocupa por el hecho de que el Estado burgués te derrumbe, por el contrario, contribuye a ello cox todas sus fuerzas. La clase obrera se’preocupa por el fendmeno por otra razénz porque comprende que cesta por llegar su hora historica, Hena de responsabilidedes. La clase de los industriales es impotente para evitar que el partido politico de los campesinos se adueiie del Estado y de la industria y someta a uno y otra a la avider de los grandes y modianos propietarios de tierras: ta clase de los industriales es impotente para evitar que sea destruida la industria, que el Estado de los campesinos ricos sacrifique Ia produceién industrial para librarse de Tas dew das con el exterior, que el partido popular reduzca a Italia a In condicién de esfera de influencia del capitalismo extranjero, a un pais de campesinos que se proven en el exterior de productos indystriales y mannfacturados. Pero los obreros se preocupan del problema por sus intereses vitales de clase, no por los intereses econémicos y politicos de los industriales, porque su clase seria destruida, porque su funcidn histériea de progreso civil seria aniquilada con el aniguilamiento de In industria, La misién histérica de la clese obrera s¢ del tal como se delineé para Rusis. Las intiras contradieciones del sistema capi talista han destruido toda la red de relaciones internas de Ia clase propietaria y de Ins relaciones entre clase propietaria y clase trabajadora. Los capitelistas son impotentes para frenar 1a accidn corrosiva de los venenos derramados por el cuerpo social; las destruccfones se suceden, las rinas se acumulan, los valores de la civilizacién amenazan con sncumbir irremediablemente. Sélo ta cluse obrera, tomando en suis manos el poder del Estado, puede realizar la renovacién. Ella, siguiendo su camino sin transigir, no colaborando con Ja burguesia, determinard la escisién explicita de les clases en las zonas rm- rales, separaré a los campesinos pobres y a los pequefios propictarios de Jos Hoos, de los exploindores, y ayuderd a lo ereacton del Estado obrero, para tomar el poder. Colaborundo con 1a burguesia, la clase obrera retardaria ef proceso revolucionario que esté en curso en la sociedad italiana y que debe culminar en la ruptura en dos ramas del partido popular. en Ia irrupcién lta del lac de clases en l snp: por alain vempo todavia los ext pesinos pobres se alineardn en las mismas filas de los propietarios, para no ser tritnrades por la ciudad, por la industria filibustera. La clase obrera, que abo- rrece la fréseologia de tos salvadores de In industria y do la produccién, de hecho es Is jiniea que tiende realmente q “salvar a la patria” y a evitar la catistrofe industrial; pero para el curaplimiento de su misién quiere “todo” el poder, y ciertamente no se deja impresionar por los gemides ligubremente inva nitidamente para Italia, 54 ete FE EOC conmovedores de Ios agentes de lx hurguesia, de los saivadores def pueblo y de la colectividad italiana, “superior” @ las categorias y a las clases. 1,05 ROMPEDORES DE ASAMBLEAS* Los ebreros conocen muy bien, por dolorosa experiencia, la institucién capi talista de los “roimpehuelgas”. Los obreros tienen pocos medios de resistencia contra el poder del capital, pero incluso con estos medios escasos pueden afectar bastante profundamente la gonancia y obligar al capital a llegar a nm acuerdo; el capital recurre a los rompebuelges, sustituyo a fos ferroviarios, a los telegrafistas, a los eleetricistas, a los panaderos, a los obreros del gas, con elementos voluntarios, con su guardia blanca; trata de no dejar interrum: pir le produccién, de no’ desairar completamente a su clientela, de impedir qne se dafien y se destruyan las condiciones generales de su ganancia. Ahora ha nacido una institueién “original”: Ia de los rompedorrs de asambleas. Miles y miles de obreros se retinen en asamblea en las plazas, Los obreros tienen pocas posibilidades de reunién. Tienen gran interés en ntili- zar completamente estas escasas posibilidades. La asamblea es para la clase cbrera el medio mas importante para adquirir una conciencia de clase; el capitalismo, @ través de la produccién industrial, trata de dividir a la clase en eategorias, en serupos, on comunidades destigadas y dispers: nifestaciones de masa, en mitines, la clase se reeneuentra, el metalirgico al albaiil, el zapatero junto al carpintero, el mecénico junto al panadeto, y siente sn nnidad en la vibracién comin por un misino ideal, en Ia aceptacién comiu de un mismo programs, de un mismo método de lucha. Pero uo: el rompemftines no puede permitir que miles y miles de obreros affrmen en una asamblea la saisma discipina que demuestran en todas las manifestacio- nies de la lucha de clase, no puede permitir que con esta dis se creen las condiciones en las que solamente puede desarrollarse y ser itil nn mitin para lz educacién de la clase obrera. El rorapemitines quiere que su in ante persona, hinchada de viento palabrero y de vanidad, domine a los miles y miles de obreres, sea superior a las voluntades unidas de miles y miles de obreros: él priva asf a la cise obrera de las escases posibilidades de reunién de que dispone, no permite a la clase obrera Hevar a cabo sus ma- nifestaciones, demostrar sa fuerza, adquirir una conciencia més clara de su volantad colectiva. Si observais bien, veréis que diffcilmente el rompemitines es un obrero de fabtica, es un obrero industrial: casi siempre es un descla- sad, on hombre de eien oficios, que revel en su inestabilidad fisica y. vocal la inestabilidad de su vida econémica, de su vida de trabajo, que vefle- ja en sh cerebro y en sus ideas la incertidumbre y la confusion de las con: + Avaneit, ed. piomontess, 5 de marzo de 1920, en “Sotto la Mole” 88 diciones materiales de su vida. Por esto también el rompemitines afirma ser autiautritario y antimarxisa, porque Marc cra “autortario”; Ia verdad ex que Marx previs este tipo de seudorrevolucionario y puso en guardia a la clase obrera contra sus métodos y su fraseologia; porque Marx creia quo la revolucién no se hace con la garganta, sino con el cerebro, no se hace con a vana agitaciéu fisica, con el bullir de la sangre en las venas, sino con Ia disciplina de la clase obrera que pone en la construcciéu de la sociedad co- munista las mismas virtudes de trabajo metddieo y ordenado que ha apren- dido en la gran producei6n industrial. E LA FASE ACTUAL DE LA LUCHA® 1 La fisonomia do la lucha de clases en Itslia. se caracteriza en el momento actual por el hecho de que los obreros industriales y agricolas esti irremi- siblemente determinados, en todo el territorio nacional, a imponer en forma explicita y violenta Ia cuestin de la propiedad de los medios de produccidn. La agudizacién de las crisis nacional ¢ internacional que disminuyen, pro- resivamente el valor de la moneda, demuestra que el cupital esta extenua- lo: el orden actual de producclén y de distribucién no consigue ya satisfacer ni siquiera las exigencias més elementales de la vida humana y sélo subsiste porque es ferozmente defendido por la fuerza armada del Estado burguéss todos los movimientos del pueblo trabajador italiano tienden irresistiblemente a llevar a cabo una gigantesca revolucién econdmica, que introduzca nuevos modos de produccién, un nuevo orden en el proceso productivo y distributivo, que dé a la clase de los obreros industriales y agricolas el poder de iniciativa en la produccién, arrancéudolo de las manos de los capitalistas y de los te- rratenientes. 2] Los industriales y los terratenientes han realizado la maxima concen- tracién de disciplina y poderio de clase: una consigna lanzada por la Confe- deracién General de Ja Judustria Haliana halla inmediata realizacién en cada fabrica. El Estado burgués ha creado un euerpo armado mercenario! desti- a funciouar como instrumento ¢jecutivo de la voluntad de esta nueva y fuerte organizacién de la clase propietaria que tiende, a través del lock out aplicado en gran escala y del terrorismo, a restaurar su poder sobre, los me- dios de produccién, obligando a los obreros y campesinos a dejarse expropiar una multipliceda cantidad de trabajo no pagado. El éltimo Lock out en las dostrias metaldirgicas turinesas ha sido un episodio de esta voluntad de los te informe fur presentado al consejo nue eciin socialite y de In federacién pr birvié de base EL ttnlo es del ediios TSe trata de Ia guacdia real 56 lus les de poner el pie sobre la cabeza de la clase obrera: los in- dustriales han aprovechado la falta de coordinacion y de concentracion re- Salucionaria. en fas fuorets obreras itsllanas para teater de destruir la so- Hidarided del proletariado turinés y borrar de la conciencia de los obreros el prestigio y ke autoridad de las instituciones de fabrica (consejos y comi- favor de sevcién) ‘que habian iniciado la lucha por el control obrero. La prolongacién de las huelgas agricolas en Novarese y Lomelfina demuestra Zino fos propictarios de tierras estin dispuestos @ acabar con la produesién pare reducir a la desesperacién y al hambre al proletariado agricola y some- terlo implacablemente a las mas dura: y bumillantes condiciones de trabajo y de existencia. 3] La fase actual de la licha de clases en. Italia es la fase que antecede, 0 a ln conquista del poder politico por parte del proletariado revolucionario para el paso a nuevos modos de produccién y de distribucién que permitan {na recuperacién de la productividad, 0 @ una tremenda xeaccion por parte Ue la clase propietaria y de Ia casta gobernante. Ninguna violencia sera tritada para someter al proletariado industrial y agricola a un trabajo servil: trataran de destruir inexorablemente los organismaas de a politica de le dase obrera (partido socialista) y de incorporar los oxganismos de resistencia Scondmica (los sindicatos y Tas cooperativas) a los engranajes del Estado Dburgués. is] Tas fuerzas obreras y campesinas earecen de coordinacién y de com centracién revolucionatia porque los organismos directivos del partido so lista han demostrado no comprender absolutame nada de la fase de desa- rrollo que la historia nacional e internacional atraviesa en el actual periodo, y ito conprender nada de la misijn que corresponde a los organismos de lucha {Kl grelctariado rovolucionario. partido socilista asiste como cspectador fl desarrollo de los acontecimientos, no tiene nunca una opinién propia que exponen, que esté de seuerdo con las tesis revolucionarias det marxismo y Geis Tntedeactonal Comunista, no lanza consignas que puedan ser cbrregidas oer las masas, que purdan dar une orientacién general, unifiexr y concentra In accion revolucionaria. El partido socialista, como organizacién politica de la pane de vanguardia de la clase obrera, deberfa desarrollar una accién de conjunto capaz de poner a toda Ix clase obrera.en condiciones de vencer mediante la revolucién y de vencer en forma duradera. El partido socialista, atando constituide por aquella parte de la clase proletaria que no se ha fijado envilecer y postear por la opresién fisiea'y espiitual del sistema capi talicta, sino que ba logrado salvar su autonomia y ol espiritu de iniciativa consciente y disciplinada, debe encarnar Ia vigilante conciencia_revolw- cionaria de toda la clase explotada. Su misiéu es la de centrar en sf la aten- cién de toda la masa, obtener que sus directivas sean las dircctivas de toda Ta masa, conquistar la ee perm: ee iH Ta masa de penal} que ee convierta en su guia y cabeza pensante, Para ello es necrsario quo cl par- eyeraiettosapee Eonerlo en Ia Fealidad cfocive de la lucha do clases os 87 tenida por el proletariado industrial y agricola, gue sepa comprender sus divereas fases, fos diversos opisodios, las miliples manifestaciones, para ex: uacr la unidad de la diversidad maltiple, para estar en condiciones de dar una directiva real al conjunto de los movimientos e infundir en las multitu- des la persuasién de que hay un orden inmanente en el espantoso desorden actual, um orden que, «stableciéndase, regenerarii Ia sociedad de les hombres y hard que el instromento de trahajo sca idéneo para satisfacer las exigencias de la vida elemental y del prozreso civil. El partido cocialista sigue siendo, incluso después del Conpreso de Botonis,® un simple partido parlamentati, que se mantiene inmévil dentro de los estrechos Ifmites de la democracia burguesa, que sélo se preacupa de las superficiales afirmaciones politicas de Ja casta gobernante; no ha adquirido una figura autdnoma de partido ca- racer fl proetariads reyolucionario y s6lo del proletariado revolucio nario [.. GIOLITTI EN EL PODER? Giolitti en el poder representard esencialmente e} estrecho espiritu de terror y. venganza que caracteriza a Ia pequefia burgnesia en el momento actual. Giolitti suceder4 a Nitti, pero gexiste o puede cxistir una diferencia sustan- cial entre estos dos hombres? Ningnuo de ellos representa aun pastido, niu guno de cllos represente intereses existentes en estratos cansiderables de la poblacién, organizados politicamente para los fines de un gobierno parlamen- tario; tanto Nitti como Giolitti deben su éxito politica a haberse hecho pro- motores, con los miedios del poder del Estado, de los iutereses de la. pluto- cracia. El grado de desarrollo alcanzad sta forma de organizacién del aparato nacional de produccién y de distribucién ha proletarizado en gran pute y tiende a proletarizar cada vez mis a las clases medias; Ia domocracia parlamentaria pierde sus bases de apoyo, el pals no puede seguir sieudo gobernado constitucionalmente, no existe y ya no podra existir una mayora Parlamentaria capaz de dar vida a un ministerio fuerte y vital, que tenga el consenco de la “opinién piblica”, que tenga el consenso del “pais”, esto es, de las clases medias. En tres ocasiones el diputado Nitti ha tratado de orga- nizar una base parlamentaria cualquiera para sus gobiernos policiacos que debian garantizar les ganancias de la alta banca, que debian poner un freno a la oposicién ecoudmica del proletariads al capitalismo, que debian srmac fwereas suficientes para controlar y sofocar Ia insurreceién popular que fer- menta amenazadoramente y podria explotar de un momento a otro; por tres, 3 Bl congreso de Bolonia, celehrade del 5 al i) de ectubre de 199, cancluyé con Ja dersots de los refornistas y"ta aprobacién, con gran mayoria, del ordon del dia Serrati, que establecia entre otras coras Ia adhesion del PSU 2 la 111 Internacional, * LOrdine Nuovo, 12 de junio de 1920. No firaado. 58 | | | | | veors e} diputado Nitti ha fracasado en sus tentativas, porque han demostra- do Ia imposibilidad de gobernar politicamente la sociedad italiana, han con- tribuide a acclerar la disgregacién del Fstado, a exasperar sus contrastes in termos, a aumentar cl envilecimionto moral y Ja disolueién civil. EL regreso de Giclitti al poder, de este viejo que durante Ia guerra two miedo, de este hombre sin futuro. sin previslones de futuro a largo plazo, de ‘ste viejo que mo puede tener otra arbicién mas que la de sajetar fuerte mente en su mano cl arma del poder del Estado para blandirla sobre las ca- bezas de sus enemigos, para hacerlos temblay a su vez como él ha temblado, para atertorizarlos como él ha estado aterrorizado —el regreso de Giolitti al poder es el advenimiento al poder del espiritu de terror y de venganza que caracteriza a la pecueiia burguesia en el momento aetual. Esta clase que esta que mis experaba de Ta gucrra y de Ia victoria os In que tae bn per dido a causa de la guerra y de la victoria: creyé verdaderamente que Io guerra gnificaba prosperidad, libertad, seguridad en la vida material, satisfaccién de us vanidades nacionalistas; exeyé que la guerra signifiearia todos estos ienes para el “pais”, esto es, para su propia clase. Por el contrario, lo ha perdido todo, ha visto derrumbarse sus castillos en el aire, ya no tiene liber- lad de opcién, esta reducida a la més espantosa miseria por el continue au- mento de los precios, y esté exasperada, furiosa, embruteeida: quiere v garse, genéricamente, incapaz como es de identificar las causas reales del Insrasmo en que ha cxido le nactéa, Los cesponsables del regreso de fl poder, los escritores de In Stampa, por cuanto participan de esta di psitclogia de las elases medias, han dado de ella una muy eficaz expresién Iteraria y han tratado de presentarla como un programa de gobierno, Los giolitianos son gente que recuerda, son gente que quiere recordar, que n0 Sspira a otra cosa mas que a escarbar afanosamente en el pasado; esta mania de viejos sin futuro, los giolitianos la llaran arte de gobemer, el jinico arte de gobernar que restaurard el prestigio del Estado, que restableceré el poder de fas instituciones. Incluso desde este punto de vista el retorne de Giolitti fs una clara sefal de la decadencia de las clases dirigentes italianas, es un documento de la disminuida capacidad politica de In easta gobernante ita- liana. Era un axicma politico que a los gobiernos burgueses les conviene mis olvidar que recordar: el principio de_preseripcin se convirtié en ravin de Estado; la mania moralizante era ridiculizada y presentada como propia de les epocas de decadenciay de los pass en disoluci Tn alia quad, mis me op cualquier otro pais el principio de prescrip: Hei cdniettlacinordimerias lata eta 4p Jos indultos, de las gracias soberanas. Giolitti quiere vengarse; Ia pequetia burguesta quiere vengarse, los escritores de la Stampa excitan y azuzan este espiritu de venganza, que es expresién de temor panico, no de fuerza, que es creader de marasmo, no principio de orden. Asi la Uegada de Giolitti al poder, de cate vejete sa futuro, de esto vojete que solo ve el pasado ¥ 70 puede hacer previsiones a largo’ plaza para cl futuro, de este vejete que ha 39 tenido miedo y ahora quiere dar miedo, asi la Megada de Giolitti al poder ‘puede ser verdaderamente interpretada como simbolo de Ia descomposicién de Ia sociedad italiana, de la disolucién de las clases ditigentes, de In deca- dencia de la cultura y de la inteligencia de la casta gobemante italiana, Los eseritores de la Stampa esperan, arrastrar al proletariado a esta zara- banda de embrutecides y paranvicos dominados por un miedo pinico. Pero 4 proleariado tiene una doetrina, el comunisimo critica, que le da uma orien. ny tiene una concepeién real de la historia que lo sitta fuera de estas is de locura furiosa. E1 proletariado sabe que la guerra mundial no fue un error, sino una necesidad de) desarrollo histérico del capitaliemo legado a [a fase imperialista, a la fase en la que las economias nacionales ya no reden subsistir, sino que tienden a superar los limites nacionales para orga- arse internaclonalmentcy a la fase caracterzada por los menopolios y los trusts, la fase en la que la banca se convierte en Is forma de ergantzacin del aparato nacional de produccién y distribucién. Hl fracaso de la guerra y de la vietoria significa que esta organizacin de la economia no es posible en el régimen de propiedad privada; en el régimen de propiedad privada, esta organizacién es un espantoso instrumento de opresién, de explotacién, de envilecimiento de la inmensa mayoris de la poblacién. Unos pcos individuas establecen los planes de produccién y de distribucién para su provecho, para su enriquecimiento individual; unos pocos individuos eoncentran en sus ma- nos los destinos de las masas desorientadas de le poblacién trabejadora y emplean todos los métodos de violencia y de frande pera conservar este poder, pata dominar esta fuente de su rigueza. E} proletaciado no quiere, como los pequeftoburgueses, aterrorizados, destruir este aparato perfeccionado de Ia economia, quiere expropiarlo y socializarlo, quiere desarrollarlo atin mas y hacer de él el instrumento de su total emancipacién, quiere con esto, eman- ‘ipandose, liberar también a todas las demés clases oprimidas, incluso a la pequefia burguesia que hoy se ha vuelto histérica y sélo aspira a acumular ruinas sobre rainas, a determiner nuevos marasmos en el marasmo ya exis: tente PREVISIONES* Como no existe en nuestro pafs ninguna fuerza organizada extensamente, ar- ‘mada de una voluntad clara y recta, que persiga (y derouestre poder perse- zuir) tn plan dé accin potitica que vaya de acacrdo con el proceso hist. rico y sea, por Io tanto, una interpretacién de la historia real e inmediata, y no un plan preestablecido en frfo y abstractamente; como una fuerza seme- jante no existe todavia (segin nosotres esa fuerza puede ser y sera finice * Avonsi!, ed. piamontesa, 19 de ootubre de 1920, No fiemede, 60 mente el Partido Commista Italiano}, @ quien quiere, on la actual sitmacién, realizax una obra Gti] de actzracién y educacion politics, no le queda més remedio que intentar hacer previsiones, considerando las fuerzas en juego conto elementales, como itmpulsadas por instintos oscures y opaeos, como semo- vientes no en vista de un fin consciente sino por un fendmeno de tropismo determinado por las pasiones y las necesidades elementales: el hambre, el frio, el temor ciego y loco a lo incomprensible. Especialmente este iltimo motivo (el miedo, cl terror loco de Ia criatura desamparada que se siente arrallada por una tempestad de le que so conoce las leyes, [a direecién exac- ta, la duracién aproximada) parece predominar hoy en la soviedad italiana y-quiza pueda dar una explicacién medianamente satisfactoria de los aconte- ‘cimientos en curso. Si, en breve plazo, no surge del eaos una poderosa fuerza politica de clase {y esta fuerza, para nosotros, no puede ser otra mas que el Partido Comu- nista Italiano), y si esta fuerza no logra convencer a la mayorie de la pobla- cién de que hay un orden inmanente ext la aetual confusién, que incluso esta confusién tiene su razon de ser, porque uo puede imaginarse el derrumba- miento de una civilizacién secular y el advenimieuto de una civilizacién mue- va sin tal ruina apocaliptica y tal ruptura formidable; si esta fuerza no eon sigue colocar a Ia clase obrera en las conciencias de las multitudes en Ia realidad politica de las instituciones de gobierno, como clase do- finante y dirigente, nuestro pais no podra superar la erisis actual, nuestro pais no serd ya, por lo menos durante descientos aifos, wa nncica 9 un Estado, nuestro pais sera el centro de un maelstrom que artastrard a su vértice & toda Ta civilizacién europea. El sentimiento del terror loco es propio de la pequefia burguesfa y de los intelectuales, como es propio de estos estratos de la poblacién el sentimiento de la vanidad y de Ia amhicién nacionalista. La pequefia burguesia y los intelectuales, por la posicién que ocupan en Ja sociedad y por su modo de cxistencia, se inclinan a negar Is Juche de clases y por {o tanto estin conde- nados a no comprender nada del desarrollo de Ia historia mundial y de Ia historia nacional que csté inserta en el sistema mundial y obedece a las pre- siones de los acontecimientos internacionales. La pequefia burguesia y los intelectnales, con su ciega vanidad y su desenfrenada ambicién nacionalista, donsinaron la guerts Waans, difondieron de ells ana Heologia astrada y ampulosa y fuerou arrollados y triturades por ella, porque la guerra italiana era un aspecto secundaria de Ia guerra mundial, exa el episodio marginal de una gigantesca lucha por el reparto del mundo entre fuerzas hegeménicas que mecesitaban a Italia como a un simple pen en su formidable juego. Ven- cida y triturada eu el campo internacional, parceia que In pequefia hurguesta hubiese sido vencida y destruida también en el campo nacional, por la irrup- cién del proletariado inmediatamente después del armisticio hasta el 16 de noviembre. La lucha de clases, reprimida durante Je gue sa, volvia a dominar irresis- ol mente Ia yida nacional, y parecia que debiese barrer a sus negadores; pero la lucha de clases, el proletariado, no logré adquiir durante la guerra. en a represién y la opresidn de la guerra, Ia conciencia de si y de su misiin hist6rica; no logrd expulsar de su seno su propia incrustacién parasitaria pequenoburguess e intelectnal. Tazabién et proietariado tiene su “pequetia burguesfa”, como el capitalismo; y la ideologia de los pequeftoburgueses que se adhieren a la clase obrera no es, como forza, distinta de la de los peque Fioburgueses que se adhieren al capitalismo. Se encuentra en ellos el mismo elemento de vanidad sin Iimites (jel proletariado es la mayor fuerza! jel proletariado cs inveneible! jnada podré frenar al proletariado en su fatal marcha hacia adelante!) y el misao elemento de arobio‘Sn internacional, sin ‘una exacta comprensidn de las {nervas histéricas que dominan la vida del mundo, sin la capacidad de identificar en el sistema mundial su propio pnes- to y su propia funcién. Hoy vemos que, irrumpiendo después del armist Ja Incba de clase proletaria no consiguié olevar a Ja cumbre de la politica nacional més que a st propia pequefia burguesia vanidesa y petulante; hoy ‘vemos que el “maximalismo” socialista no se diferencia en nada, como for- rma, de ls ideclogia pequefioburguesa de la guerra: se recurre al nombre de Tenin en vez de al de Wilson, ce cila la III Internacional en ver de Ja Liga de las Naciones, pero el nombre no es més que un nombre y no el sim: bolo de un acto de conciencia activo; la III Internacional, como la Liga de Tas Naciones, es un mito torpe, no izacién de voluntades reales y de aceiones transformadoras def equi EI proletariado no logré dar a luz més que una nueva pequeiia burguesia, incapaz y sin un fin histérico real; la lucha de clases, qne debia tender a sus conclusioues dialéeticas, a la fundacién de un Estado obrero, se dispers6 en tuna multiplicidad de pequefias destrucciones y de acciones [falta una palebra] y la pequefia burguesia, que parecia destruida, recobra el aliento, se reagtur Pa; febiendo visto que la lucha de clases no ha conseguido desarrollarse y concluirse, nucramente la niega, nuevamente se difunde la persuasion de que se trata de delincuencia, de batharie, de avidez sanguinaria. La reaccidn, como psicologia difusa, es un’prodneta de esta incotaprenci6n: los elementos de esta psicologia son el terror enloquecido y ls abycccién mas baja, correlativos nece- sarios de la ambiciin y la vanidad que caracterizeron 2 estos miismos estra- tos de fa poblacidn antes de Ia ruina econémica y de la caida del programa naclonalista, Pero las fuersas elementales desencadenadas por cl fracaso del maximalismo “pequefioburgués”, por la desesperacién que invade los nimos por la incomprensién de las leyes que gobiernan también esta crisis, por la perstiasién de que el pais esti en poder de espiritus demoniacos incontrola- bles ¢ impondetables, estes fuerzas clementales no pucden no tener un mo miento politico, no pueden no conducir 2 una conclusién politica. La cor viecién difundida en las capas industriales y pequeioburgucsas de la necesidad de la reacetbn, valoriza los grupos y los programas generales de quienes siexo- pre han sostenido a la reaccién: la alta jerarquia militar, el fascismo, el na- co | | i | | cional, La reaccién significa nuevamente guerra, y no guerra en grau estilo, porque los grandes Estados eapitalistas, precisarnente ellos, se han opvesto a las aspicaciones de los nacionalistas italianos. ;No parece sentirse muy préximo el eco d cién proletaria debe Iuchar contra lag naciones capital quien tiene hierro tiene pan”; no parecen volver a ofrse los aforisinos politicos sobre la decadencia francesa y sobre la juventud expansiva de Italia? Italia esta verdaderamente dominada por espfritus demoniacos incontro- lados e irponderabless el iaxico principio de orden est contenido en Ia clase brera, en Iz voluntad proletaria de introducir concreta y activamente a Ita- € proceso histérico mundial; este principio de orden puede expresarse amente slo en un partido comunista férreamente organizade y que tenga un fin bien claro y aeto que proponerse. El problema actual, el problema histérico fundamental de la vida italiana, es la organizacién del partido co- munista, que dé conciencia y movimiento autSnome y preciso a las fuerzas vivas que existen en nuestro pais y que pueden todavia salvarlo de la per- diciéu. QUE BS LA REACCION?* May sibilinamente, la Stampa enuncia que el diputado i, fortalecido por las recientes demostraciones de confianea (?2) concedidas a su politica por la nacién italiana, ce dispone a traducit en actos la segunda parte de su programa de gobiorno: restauraci6n del Estado. Muy sibiliramente la Seanepar prevé (jojo a quien le toque!) que la segunda parte del programa de go- bierno de Giolitti: restauracién del Estado, determinara, por parte de los anarquistes, de los comunistas y de los fascistas (!!) el unénime y acorde gzito de alarma contra la reaccién. ut gerd esta “reaccién” que la Stampa anuucia? {Qué significa esta ~ofSenca de la justicia”, etotiera, eleétera? Pero ante todo es preciso es tablecer este punto: que el onorevole Giolitti ha sido siempre un reaccio- naria, que el onorevole Giolitti ha sido incluso el exponente tipico de la reac- m_capitalista italiana. El capitalismo es reaccionario cuando no logra ya dominar las fuerzas productivas de un pais. El capitslismo italiano ha co- menzado a ser reaccionario desde que el gol italiano, abandonando el programa librecambista de} conde de Cavour y de la vieja derecha, se ha vuelto proteccionista y “reformista”. Ineapaz de dominar en los cuadros de la libre competencia ‘a lag fuerzas productivas italiana, el capitalismo ha reducido el Estado al papel de su agente comercial directo, el capitalismo ha * Avancit, ed. piamontess, 24 de noviembre de 1920. No firmado, 63 reducido la milicia nacional, la burocracia, la magistratura, todas las insti- tuciones del poder gubernamental, al papel de instrumentes inmediatos de su permanencia y su desarrollo. Giolitti ha sido el hombre politico més re- presentativo de esta accién llevada a cabo por el capitalismo en Italia. Hoy el onorevole Giolitti continéa y no puede continuar su politica tradi- ional: él sigue siendo el mismo reaccionario de siempre. Hoy el onorevole Giolitti intensifica su actividad reaccionaria porque el eapitalismo ee revela cada vez més incapaz de dominar las fuerzas productivas. La téctica de las “aristocracias obreras” ya no es efieaz; ya no sirve de nada la taetica de favo- recer a los cooperadores de Reggio Emilia el mismo tiempo que se asesina a los campesinos pobres meridionales; ya no sirve de ada Ia téctica de co- rromper direclamente a los diputados socialistas septentrionales al mismo tiempo que, @ través de ln acei6n policiaca de las autoridades provineiales y Ia accién intimidadora de los golpeadores debellitas* sc lena el Parla- mento con un montén de soldados meridionales. Hoy las grandes masts po- pulares participan en la lucha econémica y en la lucha politica; hoy la nece- sidad de arrancar el pan de Ia boca de los trabajadores industriales y agricolas se ha vuelto urgente para el capitalismo. Hay que recurrir a las grandes soluciones: el Estado burgués debe hacerse cada vez mis reaccionario, debe intervenir cada vez. més directa y violentamente en la lucha de clases, para reprimir los intentos que realiza el proletariado en la via de su emancipacién. Esta “reaccién” no es sélo italiana: es un fenémeno internacional, porque el capitalismo no sélo en Italia, sino en todo el mundo, se ha vuelto incapaz de dominar las fuerzas productivas. El fenémeno del “fas no es S60 italiano, asf como no es s6lo italiana la formacién del partido comunista. El “fascismo” es la fase preparatoria de la restauracién del Estado, esto es, de un reerudecimiento de la reaceién eapitelista, de un endurecimiento de la lucha capitalista contra las exigencias més vitales de la clase proletaria. El fascismo es la ilegalidad de la violencia capitalista: la restauracién del Fs- tado es Ja legalizacién de esta violencia: es una conocida ley histérica que la costumbre precede al derecho. El fascismo italiano ha ineendiado el Auauti! de Milan y de Rome, ha incendiado el Protetario de Pola y el Lavoratore de Trieste y ningtn fasciste ha sido castigedo, el Estado restaurado ya no incendiard, suprimira “Iegalmente”. Fl fascismo ha asaltado cémaras del tra- bajo y mnnicipios socialists: el Estado restaurado disolvera “legelmente” las cimaras del trabajo y los municipios que quicran seguir siendo socialis- tas, El fascismo asesina a los militantes de la clase obrera: al Estado restau- rado los mandard “Iegalmente” a la cércel y, restaurada también la pena de muerte, los hard matar “legalmente” por un nuevo funcionario gubernamen- tal: el verdugo. Esta evoluctén es universal, se ha realizado en gran parte y seguiré desarrollandose normalmente inclnso en Italia. Los comunistas. han previsto esta evoluciéu desde el estallido de la guerra mundial, erisis decisiva % Los golpeadores del diputado De Beis, giolttiano, “a de la incapacidad capitalista para dominar a las fuerzas productivas mun. diales sin la intervencién activa y permanente de la violencia directa. Por eso los comunistas no se asombraran de la reaccin giolittiana como de al nuevo. Seguirin desarrollando sm accién, friamente, metadicamente, valero- samente, convencidos de represeutar el futuro de la civilizacién europea y mundial, convencidos de representar las fuerzas que deben triunfar de todo y_de todos, a menos que la civilizacién humana no deba ser aplastada defi- nitivamente por el desencadenamiento de animalidad y barbarie determinado por el imperialismo y el militarismo. LA FUERZA DEL ESTADO* La fuerza del Estado burgués reside toda ella en la organizacion armada ofi- cial. Desde el armisticio hasta hoy la organizacién armada del Estado ita- + liano no ha cesado un instante de revelarse en intima y progresiva descom: posicién; la descomposicin se ha extendi que se apoyan en la fuerza armada: la adm nistracién del poder gubernamental. La lucha actual entre D’Annunzio y Giclitti os el episodio culminante de esta descomposicién. Hay algo de simbélico en esta lucha. El Pstado italiano, aun con su forragosa y mastodéntica maquinaria, he sido siempre una cosa tan e6miva, que no debe maravillar que pueda ser arruinada precisamen por un tipo como D’Annunzio. El onorevole Gioliti ha sido uno de los prin- tipales constructores del Estado italiano; el onorevole Giolitti es el hombre que, desde el 90 hasta hoy, ha detentado durante un mayor nimero de afios € poder gubernamental: él conoce a la perfeccién todas las piezas ¥ todos los fngulos de esta maquina, puede decirse que la personifica, a tal punto su actividad ha contribuido a darle forme y mavimiento. Hoy, el onorevole Giolitti es impoteme para conservarla intacta, es impotente para impedit que sea saboteada y arruinada completamente. gY por parte de quién? No de una gran fuerza adversaria, no de un gran partido revolucionario que organice a las mases populares para hacer de ellas un potente ariete con el cual atacar Ios baluartes del privilegio capitalista; sino por parte de un lite- rato-guerrero, por parte de un hombre que quiere simplemente divertisse, por parte de un personaje histérico totalmente italiano, en el cual se unen la psi- cologia de Coccapieller con la de un David Lazzarctti. El Estado italiano, como quiera que concluya esta lucha, estf irtemediablemente comprometido en su prestigio y en su dipnidad: la demostraci6n experimental de su no sex, de su incapacidad politica, de su anemia organizativa, ha sido dada poren- toriamente. 4a todas las demas instituciones racién de la justicia, la admi- ® oanti!, ed, piamontesa, 11 de diciembe do 1020, No firmado, {Pero cémno acabard esta Iucha? Ta ausencia, precisemente en este periods co, de un Muerte partido politico del polcariade.revolucionario, de do comunists rigidamente centralizado, capaz de formar con su or rimer y provisional andamiaje de un Estado obrero, auto Ia afirmaciu de qne s6lo un recrudecinaiento de la barbarie y de la reac. cin seré el fin de esta lucha. La disolucion del poder bnrgaés no significa por si misia ef nacimiento de un partido proletario si falta lx organizacién politi. ca de la clase oprimida, si la organizacién existente no tiene un programa y un plin de aecién, la disolucién no puede sor frenada enérgicamente y con- linia corrompiendo y pudriendo todo el cuerpo social. Estado significa cen. tralizacién de mando y de accién. El Estado italiano se cae en pedazos prev cisamente porque los poderes locales no funcionan segiin las consignas que parten del centro de gobierno: pniulan en vez de esd los. grupos ammdos locales, que sustitnyen a la accion armade oficte) obedecen a los intereses focafes, Hlevan a cabo una lucha de partisanos contra los adversarios locales. Fl fascismo es la expresién de esta corrupcion de los poderes estatales. D’Annunzio Iucha contra Giolitti porqne existe el fascisme bolofiés, milanés, tutinés, floreutino, etrétera; Giolitti es importante contra D*Annunzio porque en Bolonia, en Milén, en Turin, en Florencia sus funcionarios apoyan al £a3- cismo, arian a los fascistas, se confunden con los fascistas; porque en todos estos centon ol fasthno se coufund, con la jerargufa iter, porque en todos estos ecntros el poder judicial deja impune al fascismo. El fascismo, como feudmeno nacional, no puede fundar un Estado propia, no puede orga- nizarse como poder central, porque y# se confunde con et Fstado, porque eneventra ya su centralizacién en el actual gobiemo de Giolitti; el fascismo, comg fenémeno dannunziano, es una coutradiecién, no es una antitesis, © uma cara del mismo gobierno giolitt his uu pal ganizacion el no, no tiene nada de revolucionario, porque no es capaz de cuperar dialécticamtente a su aparente adversario, por” que no es capa de sustituirlo. El Estedo italiano se debate en esta sv crisis morbasa, de atime descomposivién; de ella sélo puede resultar nueva har- ba nueva anarqufa, tueva reaceién. Nunca como en este mo- mont el Estado italiano habia sido algo tan risible, algo tan cémico:.pero por dlesgracia, eu la vida de los Estados, ser cémicos y ridfeulos significa im- pnnidad para los violentos y ninguna seguridad para las petsonas, significa abuso, extorsién, prepotencia, significa reaccién contra los trabajedores He aqué por qué ereemos que lx actual diseusién entre las tendencias del Partido Socialista Ttaliavo interesa a toda la masa trabajedora y no silo a Jos “afiliados”. La cuestion planteads es ésta: jtendra el proletariado revo- Iucionario su partido independiente de class, capaz de centralizar todos los esinercos de tebelién del. pueblo trabajador, eapaz de fundar un Estado obrero, capaz de salvar del caos actual los elementos de regeneracién y de reconslruecién, y de organizarlos inerte y permanentemente? Hoy el paitido socialista es inferior a su misién histérica, es impotente para dominar la si- tuacién, porque contiene en sn seno las misinas contradieciones que desgarran 66 al Estado burgués. Asi como ta burguesia ya no es capaz de mantencr en pie am Estado fuerte, respetai obedecide por tas mdiples partes que bo componen, igualmente no lograria sostenerse tun Estado popular que resultase de la Megads al poder del partido sovalista tal como exta compuesto actuel mente. Un Estado de ese quero no tendria ninguna fuerza, Io mismo que cl actual Estado giolittiana fascista; serfa una continuacién del caos y_ la anarguia presentes: no seria un enérgico freno a la disolucién burguesa, sino luna nueva fase de esta disolucién, sumada a una completa desmoralizacion de las masas populares. He abi por qué la discasiéu de las tendencias inte- resa hoy a todo el proletariado; el partido se diszrega porque se disgrega el Fstudo burgués, porque las ideologias y los programas, en situacione icjantes, tienden a aclararee hasta el espasme, porque sienten m: niente su responsabilidad. TH partido se disgrega porque esté. haciendo nuevo partido, el partido comunista, el partido del proletariado revalucio- nario; porque el proletariado revoluciouatio, ni siguiera en momentos conto el actual exté dispuesto a comprometer st futuro en alin asunto por el estilo de aguel preparado por el conde Karoly en Hungria. Lo que hoy le sucede a la burguesfa es una valiosa ensefiarza para la dase obrera; Giolitti no puede gobernar con los fascistas, la clase obrera no podra gobemnar 'y se negaré a gobemnar con los reformistas y los apostunistas: en el Estado obre- ro, coma en el Hstado burgués, no pueden hacerse experimentos de apar- ceria, sin sufrir como consecuencia mayor muina y mayor corupddn. EL PUEBLO DE LOS MONOS? E] fascismo ha sido la dltima “representacién” oftecida por la pequeiia bur- guesfa urbana en el teatro de la vida politica nacional. E] miserable fin de Ja aventura fiumiana! ¢s la dltima escena de la representaciéu. Puede con siderarse como el episodio més importante del proceso de disolucién interna de esta clase de ln poblacién iteliana. E] proceso de descomposicién de la pequefia burguesia se inicia en Ja ‘iltima década del siglo pasado. La pequefia burguesia pierde toda, impor tancia y decaen todas sus funciones vitales en el campo de la produceién, con el desarrollo de la gran industria y del capital financiero: se convierte en pura clase politica y se especializa en el “‘eretinismo parlamentario”. Este fonémeno, que ocupa gran parte de la historia coutemupordnea italiana, tora diversos nombres en sts distintas fases: se Hama originalmente “advenimien © LOrdine Nuago, 2 de enero de 1921, No firmado. El Utula fne tomado de un relave el primer Libro de la junela de Kipling. Bospuss del teatndo de Rapalio. de noviembre de 1920, que hizn de Fiame uy Es lependiente. «1 bloqueo naval Wdo de Tos “leg gd 2 BrAgauacio a captular, A pencipios de aro” dela etadad. pee or to de la izquierda al poder”, se vuelve giolittismo, lucha contra Jos intentos kaiseristicos de Umberto I, se extiende en el reformismo socialista. La. pe- qquefia burmesia se incrasta en Ja instncién padamentaria: de onganismno le control de la burguesia capitalista sobre la Corona y sobre la aibminésteacion piblica, el Parlamento se convierte en nido de charlatancria y de escandalos, se vuelve en un medio para el parssitismo. Corrompido hasta le médula, so- metido corapletamente al poder gubernamental, el Parlamento pierde todo prestigio ante las masas populares. Las masas populares se convencen de que 1 ainico instrumento de control y de opesicién a Jos arbitrios del poder ad- ministrativo es la accién directa, es la presin desde el exterior. La semana oja? de jnnio de 1914, contra Ia destraccién, es la primera y grandiosa in- tervencién de las masas populares en la escena politica, para oponerse direc- tamente a los arbittios del poder, para ejercer Fealment la soberania pope Jar, que ya no encuentra ninguna expresién en la cémara representativa: puede decirse que en junio de 1914 el parlamentarismo entré, en Ttalia, en la via de su disolueién orginica y, con el parlamentarismo, Ia funcién poli- tica de la poquefia burguesia. La pequefia burgvesta, que definitivamente ha perdido toda esperanza de recobrar una funcién productiva {sélo hoy vuelve a vislumbrarse una espe- ranza de este tipo, con los intentos del partido popular por volver a dar importancia a la pequeia propiedad agricole y con los intentos de los fun- cionarias de la Confederacién General del Trabajo por galvanizar el mortecino control sindical), trata en todas las formas de conservar una posieién de ciativa histérica! imita o Ia clase obrera, sale a las calles. Esta nueva téctica se lleva a cabo de los modes y formas permitidos a una clase de charlatance, de escéptieos, de cormptos: el desarrollo de los hechos que han tomado el nombre de “radiantes jornadas de mayo”, con todos sus reflejas periodisticos, oradores, teatrales, callejeros durante la’ guerre, cs como la proyeecién en Ja realidad de un zelato de la jungla de Kipling: el relato de Bandar-Log, del pueblo de los monos, el cual cree ser superior « todos los demas pueblos de Ia jungls, paseer toda Ja inteligencia, toda la intuicién historia, todo el es- piritn revolucionario, toda la sabidutia de gobierno, etestera, etcétora. Esto fue To que sucedié: Ta pequefia burgnesia, que se sometié al poder guberna- mental a través de la corrupcién pariamentaria, cambia la forma de su pres lacién de servicios, se vuelve antiparlamentaria y trata de corromper la calle. En el periodo de la guerra el Parlamento decae completamente: la pequeiia burguesia intenta consolidar su mneva posicién y piensa equivocadamente que ya ha alcanzado este objetivo, cree erréneamente que ha. acabado con la. lu: cha de clases, que ha tomads la direccién de Ia clase obrera y campesiua, que ha sustituido Ja idea socialista, inmanente en las masas, con una extratia ¥ fantistiea mezcolanza ideoligica de imperlalismo nacionalista, de “verda- 2 En junio de 1914 estallé Ja Glhime heckea geneval de protesty, antes de Ie, guerra, conua ln aoa de abpiaren conoid con el wore de nana ros? For I Violeneiay duracion ‘de Ta Iueka. & doro.revolucionarismo”, de “sindicalismo nacional”. La arciéa directa de las mases en los dias 2 y 3 de diciembre, después de las violencias ejercidas en Roma por parte de los oficiales contra los diputedos socialistas, pone un fre ale actividad politica de Ia pequefia burguesfa, que desde aquel momento trata de organizarse y agruparse en torno @ patronos més ricos y més segu- ros que el poder estatal oficial, debilitado y exhausto por la guerra, La aventura fiumiana cs el motivo sentimental y el mecanismo prictico de esta organizaciéu sistematica, pero resulta inmediatamente evidente que la base sélida de la organizacién es la defense directa de la propiedad in- dustrial y agricola de los asaltos de 1a clase revolucionaria de los obreros y los campesinos pobres. Esta actividad de la pequefia hurguesta, convertida jalmente en “cl fascismo”, no deja de tener consecuencias para la esta- bilidad del Estado. Después de corromper y arruinar In institucién parla- mentaria, la pequeita burguesta corrompe y arruina también las otras insti- tuclones, los sostenes fundamentales del Estado: el ejército, la policia, la ma- sistratura, Corrupcién y ruina que tienen como resultado pura pérdida, que no tienen ningiin fin preciso (el Gnico fin preciso habria debido ser Ia crea- ign de un nuevo Estado: pero el “pueblo de los monos” se earacteriza pre- cisamente por la incapscidad orgénica para darse una ley y fundar wa Borado)s ef propictario, para defenderse, financia y sostiene waa orgeniza cién privada, la cual, para enmascarar st naturaleza real, debe asumir acti- tudes politicas “revolucionarias” y disgregar la defensa més poderosa de Iz propiedad, el Estado. La clase propietaria repite, con respecto al poder eje- cutivo, el mismo error que cometié con respecto al Parlamento: cree poderse defender mejor de los asaltos de la clase revolucionaria, abandonando las instituciones de su Estado a los caprichos histéricos del “pueblo de los manos”. de la pequeta burguesta. Desarrollindose, el fascismo se endurece en torno a su nileo primordial, no logra ya disimular su verdadera naturaleza. Conduce una campaiia feroz contra el presidente del consejo Nitti, eampatia que Hega hasta una invitacién abierta a asesinar al primer ministro; deja en paz a Giolitti y le permite llevar “felizmente” a término la Tiquidacién de la aventura fiumiana; la posi- cién del fascisimo con respecto a Giolitti marcé el destino de D'Annunzio y puso de relieve el verdadero fin histérioo de la organizacién de Ja pequefia burguesfa italiana. Cuando mas fuertes se han vuelto los “fasei”, cuanto me- jor encuadrados estin sus efectives, cuanto mAs audaces y agresivos se mues tran contra las eimaras de] trabajo y los ayuntamientos socialistas, tanto mas caracterfsticamente expresiva resulta su actitud con respecto a D’Annunzio, el cual invoca la insurroceién y las barricadas. ;1.es ponposas declaraciones de “verdadero revolucionarismo” se han concretada en un petardo inofensivo hecho explotar bajo un pasillo de la Stampa! La pequefia burguesa, incluso en ésta su iiltima encarnacién politica del “fascism”, se ha mostrado definitivamente en su verdadera naturaleza de esdlava del capitalismo y de la propiedad latifundista, de agente de la con- 69 trarrevolucién. Pero también ha demostrado ser fundamentalmente incapar de desempeiar una misién histériea cualquicra: el pueblo de los monos ocupa Jas paginas de sucesos, no crea historia, deja rastros en los perié ofrece material para escribir libros. La pequefia burguesia, despuc nar el Parlamento, esta arruinando al Estado burgués: sustitnye, cada vee en mayor escala, ja “autoridad” de la ley con la violencia privada, ejerce Gy no puede hacer otra cosa!) esta violencia eadticamente, brntaluente, y subleva contra el Estado, contra el capitalismo, estratos cada vea mayores de la poblacién: LOS ENTERRADORES DE LA BURGUESIA ITALIANA* 2A donde quiere llegar el primer ministro Giolitti? Cualquiera que tenga tuna pizca de sensatex politica, a cualquier partido que pertenezea, no puede dejar de hacerse esta pregunta, ante ol expeeticulo ofrecido por Ttalia en este momento, Los periodistas burgueses, los mismos que mas se encarnizan, con su baja y trivial literatura, contra los comunistas, no logran ocultar su profunda tur- hacién interior. Los mismos escritores de la Stampa que en 1918 y 1919 afir- maban: “proferimos, por amor al pueblo italiano, el bolchevismo al fascis- mp”, los misinos escritores de la Stampa que hoy, por obligaciones del oficio, deben apoyar a Giolitti en todas sus acciones, demuestran estar aterrorizados y desorientados. 7A dénde quiere Hegar Giolitti? Estos polemistas de la bur fussia, a pesar de su obcecactén y su unidsieralidad, sienten, por ese poco de tosca intuicién psicoldgiea y politica de que estin dotados, que en Ia situacién ereada por Ia guerra y por los tres afios posteriores al armisticio, no basta ya con lenar las columnas de los diarios con palabras fuertes y Amenazas, sienten que no bastaria siquiera con arrester a todos loz militantes comunistas y con la disolucién del partido. Que los periddieas, en sus millos nes y milloucs de cjcmplares cotidianos, griten: ‘ja culpa de todo e del bolehevismo!™, no basta ya para transformar el espiritu popular. Tres aiios de experiencia real valen mas que cualquier propaganda ideolégica (2). El pue- blo italiano ha visto que la institucién de la justicia no ha funcionado desde el principio de la guerra hasta hoy; el pueblo iteliano ha perdido toda su fe en la justicia. Enormidades initiles han sido cometides durante la guerra, indtiles completamente, incluso desde el punto de vista de las necesidades mi- Pe gilts atime obi te Me ht coast Baenne ia al im one crt se Sls Ad Pence wt shuriendaey herr ahs Sie es Sue set, lem ge mary gombn suming Ie rea pe ‘istas un “bloque nacional”. _ Sean 70 F : i i i | i literes; éatas se han convertido en leyenda popular, se han incorpotado a Ia costumbre, ninguna fuerza dialéctica puede destruir los sentimientos que han suscitado. Enormidades inttiles, desde cualquier punto de vista, incluso desde el punto de vista de la més rigida y estrecha razon de Estado, se han dejado cometer después del armisticio. La institucién de la justicia no ha sido ni siquiera capaz de interpretar los intereses mae reales y permanentes de la burguesia: tal vez hubiera bastade, para el espiritu popular, un solo acto, quizé incluso slo la apariencia de im acto. Pero nada, absolntemente nada. Desde el incendio del Avanti! de Milén, en 1919, hasta hoy, nadie ha sido condenado, nadie ha sido ni siquiera molestado por las violencias ejer cides contra los bienes y contra las personas de la clase obrera. 20 se piensa que el pucblo italiano esta compuesto Gnicamente por idiotas, compnesto s6lo por ciegos, sordos, mudos, compuesto sélo por embrntecidos y desmozalizados? (0 se piensa que el pueblo italiano es absolutamente incapaz de recordar? ‘or mis que 1a clase burguesa italiana, durante Ia guerra, haya deteriorado gran parte de sn inteligencia y de su capacidad para dirigir y gobernar a Jas masas, a pesar de eso, ni siquicra el més pesimista de sus adversa puede considerarla redacida a tal prado de embrutccimiento y desmoralica- cidn. Los polemistas de la burguesia sienten que no se ofende impunemente cl sentimiento mas profundo de las masis populares: el sentimicnto de la justicia, Estas tienen nua impresiOn muy viva del abismo al que ha sido em pujada la sociedad italiana. No hay couviccién en sus discursos auticomu- histes, Puestos ante el horror de los acontecimientos, estos hontbres han per- ido la tranquilidad: no cozsignen ya redactar sus composiciones friamente a miema rabiosa sequedad e inhumanidad de los miis deseqnilibrados, e posible percibir une intina desesperacién, un terror loco que no es debido personas corporales, a enemigos corporales, sino a inn ignote © iueontro- lable fantasma que ellos comprenden y sienten evocado, que comprenden que ha sido desencadenado en el pais. Y la ansiedad de toda esta gente ze pre gunta: “za donde quiere Hegar el primer ministeo Giolitti?” Nunca como en este momento, Giolitti habia logrado concentrar en su per eona Ia atencién y la ansiedad de las clases burguesas italianas. No lo com- prenden, y por cllo se sieuten mayormente impulsadas hacia 4; sin duda Hlenen miedo, pero preeisamente por eso se aferran a él desesperadamente. No Jo comprenden: saben, estén seguras de que, si Gioliti hubiese querido, con Ta energia demostrada contra D’Annunzio hubiera podido hacer cesar de pe las empresas fascistes y organizar Tas fuerzas fascistas para una forme Gmeaceldn mise cauta ¥ menos desasizast, La capacidad politica. de que dis ypenen es stficioate para permitirles entender que la destruceién de las céma- as del trabajo y de los periédicos empeora las condiciones ecoudmicas y politicas de la clase obrora y agudiza permanentemente la guerra civil. Com- prenden.que.la lucha, en tales condiciones, no, acabara nunca y que en el Gilema: o poder burgués 0 potler proletario est por introducirse un término medio: destrucetén de unos o de otros. Conocen al pueblo italiane: saben que n hasta ahora no ha tenido jefes, y que la supresin de los individuos represen- tativos no cambiara ca nada laa relaciones de fuerza; en Htalia los jefes bro- tan por todas partes y suprimido un partido nace “una venta de carbon” 0 incluso una camorra.* Por todo esto los polemistas de la burguesia no com- prenden al jefe de gobierno Giolitty, no comprenden a dénde quiere llegar y no se sienten tranquilos y escriben sin. convie Nos conveneemos de haber tenido razén cuando, a Ia Hegada de Giolitti al poder, eseribimos: el primer ministro Giolitti no tine ningan programa y.no se basa en ninguna clase consistente y real de la sociedad italiana. Es el exponente de las clases medias aterrorizadas y desesperadas por el hecho de que ya no comprenden el mecanismo de evolucién de la historia. EI primer ministro Giolitti es un viejo que durante la guerra tuyo miedo; él, después de decenas y decenas de afios de poder indiseutido, ha sufride en mayo de 1915 las peores ofensas y las mayores humillaciones que un viejo acostum- brado al poder pueda suirir. Es un viejo sin futuro, sin previsiones para el futuro; ha sido ultrajaco sangrientamente, ha tenido miedo de acabar en el patibulo (sien 1917 Cardona hubiese realizado su dictadura, Giolitti hubiera ecibido los peores golpes de la reaccién militarista y bouapartista), tiene un solo deseo, vengarse cruelmente, ser el enterrador de una clase a la que, fntimamente, debe despreciar. El jele de gobierno Giolitti, después del armis ticio, ora el verdadero representante de las clases mediss, las cuales también habian sentido miedo, las cuales, por no disponer de los modes de existeacia ferreamente establecides por el salario de los obreros, o de lz ganancia de Jos capitalistas, no tienen una orientacién, no pueden hacer previsiones para el futuro, las cuales quieren desabogar tami inagotable sed de ver ganza. Aci Giolitti ha Llegado at poder, logicamente, y ha realizado sus pla- nies. Se ha vengado y sigue vengindose. Se ha vengado de D'Annunzio y de Mussolini. Se ha vengado de D’Annunzio organizando contra Fiume a la opi- nién piblica burguesa como st hizo contra él en mayo de 1915; a aislado a D’Annunaio como él mismo fue aislado. Se ha vengado de Mussolini por- que le ha hocho faltar a la palabra dada, porque lo he mostrado en toda su Impotencia, porque ha conseguido no hacerle repetir ui siquiera una de las eosas atroces de los buenos tiempos pasados. Se ha vengado del interven- cionismo, porque, en Ia forma actual de fascismo, logra maniobrarlo, ende- rezatlo a sus fines politicos inmediatos. Se venga de los socialistas, que no quisieron apoyarlo abiertamente en mayo de 1915 y no se deciden a apoyarlo abiertamente tampoco hoy. ¥ por ello deja que se desencadenen todas las fuerzas descompusstas, que hietran todos los fermentos impuros, que se des truya y se cree lo irreparable. Este periodo de historia ofrece un inmenso niimero de tales fondmenos de terror, de desesperacidn, de frio y ciego es Alusién 2 dog tipas de sociodades secretas italianas. La de los Carbonari, sargida 8 comlenges del silo sx, Uheral y pacbica: y In sepunds, uaa pica aocicin exe 2 piritu de venganza. Cada periodo de transicién se caracteriza por tales fendmenos de loca desesperacién de las clases medias: la clase media esta hoy en el gobierno en Italia, y esté representada por un hombre que sintetiza toda su psicologia y desorientacién. Fscéptico, sin aspiraciones, sin previsiones para el futuro, no ligndo ya por ningin vinculo a la poblacién gue dexprecia porque ha conocido siempre su parte peor y mas incapas Primer ministro Grolitti, que ha vivido todas las satisfacéiones y todos los formentos que un hombre pueda vivir, quiere sex el enterrador de la bur: gucsia, No se preocupa siqulera si, dejando al pueblo azuzar contra ella, hasta al limite extremo de la humanidad, no determinaré tal oleada de exas- peracion inhumana, que se sobrepasen todas los limites y se aniquile todo Jo que atin sobrevive de civilizacion. Nosotros estamos tranquilos, porque tenemos una brijula, porque tenemos una fe. Aunque inmersos en la realidad mas tenebrosa_y atroz, creemos en el desreallo de as fuerzas buenas del pacblo trabajadon, nosotms stames wos de que éstas triunfardn de cualquier desmoralizacién, de cualquier Eire barbarie. Nueetra concepcién del zundo se sintetiza en In profunda conviceién de que el mal no logeard nunca prevalecer. ITALIA ¥ ESPANA* Qué es el fascismo, observado a escala internacional? Es el intento de re- Bee ‘problemas de produccién y de cambio con ametralladoras y revol- yeres, Las fuerzas productivas han sido arruinadas y destrozadas en la guerra ‘imperialista: veinte millones de hombres en la flor de la edad y de la ener- gia ban sido asesinados: otros veinte ‘millones han quedado invalidos; las Slee y miles de conexiones que nnian los diversos mercados mundiales han ido volentamente destruidas; Ins elacionss entre ciudad y campo, entre me ‘oloniag, hai sido trastornedas; las corvientes de emigracion, que restablecian periédicamente los desequilibrios entre el exceso de poblacién la potencialidad de los medios productivos en las naciones, han sido pro- fundamente turbadss y no funcionan ya normalmente. Se ha creado una unidad y simultaneidad de crisis nacionales que hace agudisima ¢ incurable la erisis general. Pero existe un estrato de Ia poblacién en todos los paises —Ja pequefia y mediana burguesia— pe cre poder resolver estos problemas gigantescos con las ametralladoras y los revélveres, y este estrato alimenta al fascistmo, da sus efectivos al fascismo. En Espafia la organizacién de Ja pequefia y mediana burguesia en grupos armados se ha realizado antes que en Ttalia, ha sido iniciada desde los afios 1918 y 1919. La guerra mundial hundié a Espafia en una crisis terrible antes + LOrdine Nuovo, V1 de marzo de 1921. No ficmade, B que a los demis paises: los capitalistas espaioles habian saqucado el pais endido todo lo vendible ya donde lon primeros afos de la conflagracion. La Entente pagaba més que todo lo que pudicsen pagar los consumidores espa: fioles pobres, y los propietarios vendieron a la Entente toda la riqueza y les mereancias que hubieran debido servir a la poblacién nacional. Ya en 196], Espafia era uno de los pefses europeos més ricos financieramente, pero uno de los mis pobres en mercancias y energias productivas. El movimiento rever Incionario se hizo impetuoco, los sindicatos organizaron a casi la totalidad de las masas industriales, las buelgas, los lock ats, los estados de sitio, la diso Jucién de las cémaras del trabajo y de las Ligas, los asesinatos, los fusile- 08 en las calles se convirticron en el pau cotidiano de la vida politica. Se formaron los jaset (Ios somatén) antibolcheviques; éstos se constituyeron ini cialmente, como en Italia, con personal militar, en las juntas de los oficiales, pero répidamente ampliaron ens bases, hasta llegar a onrolar, como en Bar- celona, @ 40-000 hombres armados. Siguieron la misma téctiea que los fas cistas en Ttalia: agresion a los jefes sindicalistas, violenta oposicién a las Inuelgas, terrorismo contra las masas, oposicién « toda forma organizativa ayuda a la policia regular en las represiones, en los arrestos, ayuda a los exgutoes oa agtactnes de hvlgsy en is tock ous. Desde hace ws afios Bspafia se debate en esta erisis: ln libertad pibliea se suspende ca arince an, Is Hbentad porsonal se ba convertty Gn am mit, log sions obreras operan en gran parte clandestinasmente, lay masas obreras_ esta hhambrientus y desesperadas, las grandes mansas populares estin reducidas condiciones de sulvajismo y de barbarie indeseriptibles. Y la crisis se acentiia, y se ha legado ya al atentado individual. Espatia es um pais ojemplar. Representa una fase que todos log paises de ropa occidental alravesardn, si las condiciones econdmicas generales so rantienen como hoy, con las mismes tendencias actuales. En Italia atravess- mos Ia fase atravesada por Espafia en 1919: la fase de armamento de las clases medias y de In introduecion, en la hucha de clases, de los métodos mili- tares del asalto y el golpe por sorpresa. También en Italia la clase media eree poder resolver los problenias econémicos con la violencia mnilitars cree curar la desocupacién con pistoletazos, cree calmar el hamabre y secar las lagrimas de Tas mujeres del pueblo con rifagas de ametralladoras. La experiencia his- Arica no vale nada para los pequefieburgueses que ne couiocen la Mistoria; los fendmeuos se repiten y volverin a repetinse en los demis paises, ademic de en Ttalias zacaso no se ha repetido en Ttalia, para el partido socialista, lo aque ya desde hace algunos aie se produjo en Austria, on Hungria, on Ale- mania? La ilusién es la més tenaz mala hierba de la conciencia colectivas Ia ‘a, pero no tiene disefpulos. : 74 FUERZAS ELEMENTALES* En uaa eutrevista con el corresponsal del Temps, Giolitti ha declarade solem- nemente qnerer que el orden sca restablecido a toda costa. El gobierno ha onvocado al general de los carabineros, al comandante de las guardias res- Ibs, il jofe del estado mayor y a todos los comandantes en jefe: se he discutido, se tomiaran medidas. Con euiles medias? Dentro de euiles limites? zEs posible que el gobieme, aun queriéudolo, pueda solucionar algo? A las cir Tulares y a las convocatorias del gobierno se suman las drdeues, las procla- nas, las excomuniones de las autoridades fascistas, también ellas seriamente reacupadas por el cariz que han tomado los acontecimientos y por las ine- ree Der Pero anbien tas autoridades, aunque aniy “respetadas y temaidas”, no parece que logren obtener mucha obediencia de Ins jerarquise } las filas de sus seguidores. Asi como no existe un Estado politica, como 20 niste ya cohesién moral y disciplinaria en los organismos y entre los tndi- Viduos que constituyen el aparato estatal, tampoco existe una cohesién,y una disciplina “organizacion” fascista, en el Estado oficioso que dispone hoy a su gusto de la vida y los bienes de Ja nacién italiana. Se ha hecho ya evidente que el faseismo sélo parcialmente puede ser considerady como Festnieno de clase, eomo movimiento de fuerzas politicas conscientes de un Garreal: el fascismo se ha desbordado, ha roto todo posible marco, erganiza- to, & superior a la voluntad y a los propésites de cualquier comité central o regional, se ha convertido en un desencadenamiento de fuerzas clementales fiefrencbles en ol sistema burgués de gobierno econdmnieo y politico. El fasciemo es el nombre de la profunda descomposici6n de la sociedad italiana, que no poefa dejar de ir acompafiada por la profunda descomposicién del jo ¥ que, hoy, sélo pnede ser explicado eon referencia al bajo nivel de fecibn que Ie nacién italiana pudo aleanzar en estos sesenta afios de administracion uniteria. Fl faseismo se ha presentado como el antipartido, ha abierto las puertas ‘a todos los candidates, con su promesa de impunidad ha permitido a una tarltitud informe cubrir con un barniz de idealismos politicos vagos y nebu- Inns al desbordamiento salvaje de las pasiones, de los adios, de los deseos. Ei fascismo se ha convertido asi en un hecho habitual, se ha identifieado eon i puicologia barbara y antisocial de algnos estratos def pueblo italiano, aiiu nolmodificades por una wadicién nueva, por Ia escuela, por la convivencia te un Estado bien ordenado y bien administrado. Para comprender toda la mportancia de estas afirmaciones basta recordar: que Ttalia vcupaba el pri mer Inger en hornieidics y eximenes, que Italia es el pais donde Jas madzes lucan a sus hijos « golpes de tacén en la cabeza, es el pafs donde Tas gene- Vaelones jOveues son menos respetadas y protegidas, que en algunas regiones de la Ttalia ‘meridional parecia netural, hasta hace algunos afios, poner be- = LOrdine Nuovo, 26 de abril de 1921. No firmado, 5 rales Ios veninadores pera que nos comicny Las ayas, que en algunas regiones Jos propietarios encerraban bajo lave en las cuadras a sus emplen gees al abufo, nara impede le reuulonesy Ie asetencia a In orca nocturna. La Incha de clases adopts siempre en Italia fcter violemtish @ 0 fia un carécter violentisimo poi eta itmtadurer “humana de algunos estratos de la poblacién. La crueldad y la ausencia de simpatia son des caracteristicas peculiares del pueblo italiane, | ‘que pasa del sentimentalismo pueril a In ferocidad més brutal y sanguinaria, de la ita pasional a la fria contemplacion del mal ajeno. En este terreno semibrbaro, que el Estado todavia débil ¢ incierto en sus articulaciones més vitales a duras penas Iograba lentamente desbrozar, pululan hoy, después de Ta descomposicin del Estado, todas las miasmas. Hay mucho de cierto en Ja afirmacién de los diarios fascistas de que no todes aqnellos que se Haman moa Foes en nombre de los fascistas pertenecen a la organizacién; gpero qué decir de una organizacién cuyo simbolo puede ser empleado para age ae ec de as aranizcin cae sel pode eee ya paste, afimmacion da a los acontecimientos un caricter mucho més grave ¥ decisive que el que querrian darle los escritores de los diarios burgucses. Juin podra dotenerlog, i el Estado es incapar y les organizacioues prevades un pode incapaz.y las organizacioues privades Y he aqui justificada la tesis comunista de qne el fascista, como fenémeno general, como flagelo que supera la voluntad y los medios isciplinarios de sus exponentes, com eu lencias, con sus arbitrariedades monstruosas, con us destrucciones tan sisteméticas como irracionales, solamente puede ser ex: pad or nm nuevo poder a Estado, de un Estado “restaurado” como lo entienden los comunistas, es decir, un Estado cuyo en ma Sreldaniado fa sea clase cope tenegauaar I producion yr em coe seovencia» todas las zelaciones sociales que dependan de Ine relaciones de produccién, LIBERALISMO Y BLOQUES* La mis extraita de las tesis que a veces ocurre eseuchar en la presente lu sectoral eg esta: que en ella ha renaeido el Lberalismo. La mis mde . ropericionea ne a vos ‘oimos defender es ésta: que la formacién de los Moques es una prucha de este renacimiento, que el programa o- ae es un programa liberal, que su accién es ‘iter Pe eos Bl No negamos que estas afirmaciones puedan poscer un valor dinamiza Pueden servix para despertar ex el dnimo de algunos eee Stes a ‘alin existen burgueses que conserven nociones de la historia de su clase, ob * LOrdine Nuov, 14 de mayo de W921. No firmado. 16 secuerdo de Ia edad de ora de la Durguesia La edad del liberalismo es la edad del heroismo individaal burgués y del heroismo de partido, Liberales eran fos burgueses que por si solos, sin pedir apoyo mas que al sentimiento de su yes- sr eTaLgd, em pedir otra defensa que ln Hbertad, exsabau on nuevo mmdo ceonimico ¥ moral, destruyendo los limites de toda esclavitud anterior: Liber- Irv eran los partidos que hacfan de fa libertad la premise de, cualgnir progr rma y casi agotaben cn esta afirmacidn ideal todas sus virtudes. Llamar libera- Iva los burgueses de hoy da, que del valor moral de la libertsd han perdido In conciencia, es algo mucho peor que solamente extrafio, asi como es falta “halla de comprensién politica creer iberales a los partidos nrgueses wiiialey 0, peor ain, al bloque en el cual éstos hen desaparecido. Pero, ante todo, seria preciso averiguar i es qne hoy existen partides bur- guesen, y reconover que desde el momento en que Ia macionalizacién de la Beonomia sustituys a la competencia politica entre la ciudad y, el campo for sd-aeuerdo en un sistema estatal de proteceisn recfproca, desde entonces Po" furtidos de la burpuesfa, fos partidos en el sentido clésico de Ia palabra, se debilitado. Donde el contraste entre ciudad y campo no asumié nunca tna forma orgénica ¢ histéricamente continua, como en Italia en la, época tnoderna, los partidos no existieron munca, o han desaparecido apenas desapa- yecid el fervor que habia permitido su formacién, no sobre bases de intereses veeles sino de afirmaciones ideales puras. En Italia los partidos han muerto on la derecha, y la palabra libcralismo de entonces, cambiando su ficado, setha convertide en sindnimo de arte de gobernar. Fue primero una premisa, je premisa de existencia de cualquier partido; se convinti6 Inego en algo asi ‘como una consecuencia, una resultante, la ‘resultante de Ia accion de los gr pos aislados mas o menos armoniosamente coordir por la habilidad del Mipernante. Ya no {ue teoria de libertad y afirmacién de responsabilidad, Sno teoria y préctica de equilibrio y de acomodamiento y por lo tanto negacion ‘dl valor de las afirmaciones ideales y. desaparicién del sentido de respon- Sebilidad. Quien simboliza este proceso de transformacién es Giovanni Giolitti, y no por nada la constitucién de los bloques, que es el iiltimo acto de aquélle, xeha Hevado a cabo bajo su inspiracién y por su voluntad. En al blogue ha mucrto el partido politico, y la préctiea del acomoda- mito se extiende desde el Parlamento hasta los mismos grupos politicos del pais, En el bloque Ja thetica liberal muere y confiesa estar muerta. Pero el fin del liberalismo se confiess aim més explicitamente en el pro- gxciia “EI programa de los bloques es le defensa contra el ‘asalto que se lanza Sintra las posiciones de la burguesis. Pero una clase que se defiende y hace dela defensa su dnico principio de gobierno deja de ser, por este ‘solo hecho, axa clase liberal, deja de tener la capacidad de mantener.en su propio seno Ja aspiraci6n al desarrollo de toda chergia sin otro limite que no sea la misma Tbertad. El que la burguesia haya legado a este punto es la sefial mo cierta de su decadencia. Han muerto en su scno- Jos partidos, queda sélo la clase, ¥ ti siquiera un gobierno de partido, esto es, constituide en nombre de un pris 7 cipio ideal, Ia burguesia no pnede ya tenerlo, sino solamente un gobierno de clase para fines de conservacién. Esto, y nh dls conservacién. Esto, y ninguna otra cosa, es lo que queceutes expresar cunt affrmamos que ha Hegado para aqua Ie edad de la die De la dictadura burgnesa lor bl i 2 burgess los bloques son una forma, la forma mis elevad 2s Foman mis je, aguela en I ual Ie digndad de Ie Mistrig tiescieude a nivel de ls farn'y de la obsenided. Pero enol sinbolo de lov bogus le banderas fascistas recuerdan que la dictadura buxguesa es, sin embargo, algo ceri y trigio; cuando se pase del eernario devtoral «las Tacs ‘comba- en esmpo abierto, estas recuerdan los sbreros que la burguesia no cede sin poner antes en précicn todos Tos mesos de deenes y- destrucelgn Con todo esto el liberalismo no tiene nada que ver; como no tiene nada que ver ol valor oon la violencia de los fascistas que actiian a la sombra del Fado, 1 epi del iheralsno vive’ en suc que luchan, solos, sin contar con otro apoyo que su fuerza, el sentido de su responsabilidad, sin otto objtvg aque Ia Telzaién deus deals tana Hone alm cada vee més ptofanda SOCIALISTAS Y FASCISTAS* La posicién politica del fascismo esta determinads por estas circunstancias 1) Los fascistas, en los seis meses de su acti id jane, se han cargade con ua pesado bagaje de actos delictuoses que sélo permanecei in immpanes = a 7 organi c m fascista sea fuerte y tema Serre 1s fascistas han podido desarrollar su actividad sélo porque decenae de miles de funcionarios del Estado, especialmente de los cee de segu- ridad piblica (policia, puardia real, carabineros) y de la magistratura, se han convertido en sus complices morales y materiales, Estes funcionarios sa- ben que su impunidad y su carrera estin estrechamente ligedas al destino de In organizacién Fascista, y por To tanto tienen el mayor interés en sostener al aes ‘en cualquier intento que quiera hacer para consolidar su posicién _ 3] Los faseistas poscen, disetninados por todo el territorio nacional, dops: sitos de armas y musiciones en tal camided como para ser al meues suli- cientes para constituir un ¢) de medio milion de hombres. 4] Los fascistas han organizado un sistema jerérquico de tipo militar que encuentra su eoronacién natural y orginica en el estado mayor. Cabe en la logica comin de los hechos elementoles ol gue los fascist ‘an ir a la cdrvel y que, en vex de eso, prefieran emplear su fuerza, * LOrdine Nuovo, V1 de junio de 192). No firmade 8 ta fuerta de que disponen, para pormanecer impunes y para lograr Ja fi dlad_midsima de todo ‘novisniente’ Ia. pesesiGn del poder politico. {Qué se proponen hacer los sociafistas y los jefes confoderados para im pedis que sobre el pucblo italiano vexiga «ener fa tirana del estado mayor, Teas latifundistas y de los banqueres? 2Man establecido algtin plan? 2Tie- sea uu programa? ‘Al parecer, no. ;Los socialists y los jeles eonfederados Nodiian baber establecido un plan “clandestine”? Esto soria inefiess, porque Pp ana iusurreceiGn de las grandes masas puede destruir un golpe de fuerza taveionario, y las inurreceiones de las grandes masas, si bien necesitan una preparacién clandostina, necesitan también uua propaganda leal, abierta, que Fe tua diveceién, que oricute a los espiritus, que prepare las conciench Tos socialistas no se han planteado nunca seriamente la cues shilidad de un golpe de Estado y dc las medidas provontivas necesarias para SMleaderse y para pasar a la ofensiva, Los soctalisias, habituados « yumiar (apidamente algunas férmulas seudomarxistas, nicgen Ia revolucién “vor fenteriste™, “unilagrista”, eteétera, etostera. Pero si la insurreccién del pro- Liatiado facse iinpuesta por kt yoluntad de los reaceionarios, que no pueden saererccrapulos “marsistas", zeémo deberfa compostarse el partido eocia- Tata? {Dejaria, sin resistencia, la victoria a la veaccién? Y si la resistencia fares véctotioca, ai los proletarios iusurrectos y armados derrotasen a Ia reac: fiom, qué cousigna daria el partido socialista: zla de deponer Yas armas o la de proceguir la lucha hasta el final? Nosotros creemos que estas preguntas, wn Rute momento, son todo lo contraxio de académicas o abstractas. Puede Garso es certo, que los fascistas, que son italianos, que tienen todas las inde~ Ghisves y las dcbilidades de carécter de la pequefia burguesia italiana, imiten In tietica seguida por los socialistas en la ocupacién de las fabricas: se then para atrés y abandonen a la justicia puaitiva de un gobierne recons futon de Ia Iegalidad a aquellos de los suyos que han cometido delitos, ast aaa a gus complices. Puede ser; sin embargo, es mala tactica confiar em sareemmros del adversasio, imapinar a los adversarios incapaces e ineptos. Quien tiene le fucrza, ae sirve de ella. Quien se siente en peligro, de ir a la Cenc es capaz de cualquier cosa para conservar la libertad. EI golpe de fuando de los fascistas, esto es, del estado mayor, de los latifundistas, de Jos hanquezos, es el espectto ainenazador que se cieme desde el comienzo sobre aus iogislatura, El partido comunista tiene su consigua: dar la vor. de mar- Spe a fa insnmreccidn, condacir al pacblo en armas hasta la Tibertad, garam tizadapor el Estado obrero. Cuil es la consigna del partido, socialista? "Gime pueden [as masas. seguir coufiando en este partido, que reduee su Hadad politica al gemido, y sélo se propone hacer pronuneiar a sus dipu- i “bellfsimos™ discursos en. el Parlamonto? 0 SUBVERSIVISMO REACCIONARIO* Al juego, no dentasiado significativo, de las combinaciones entre los diversos grupos parlamentarios, arpumento predilecto de la cabalistiea de los corres: ponsales romanos, siguié ayer en la Camara el debut de aquel que gusta de presentarse y ser presentado como el jefe de la reaccin italiana: Musso Y Mussolini, en su debut, ha considerado oportuno recordar, casi en ealidad de mérito, sus origenes subversives. gEs una pose o el deseo de atracrse con ello mayormente el favor del nuevo amo? Sin duda ambos motivos con- curren, y por otra parte es verdad que el pasado subversivismo del novisimo reaccionario es un elemento que contribuye no poco a delinear su figura. Sin embargo, es preciso hablar sin prejuicios y despejar también un pce ete mato mussliniano tan apreciado por ef jefe de Ja wicja ala revo: lucionaria del partido socialista, ¢Se debe a la mayor madurez de concienein producida por las experiencias revolucionarias de estos iiltimos afios el que, reexaminando las actitudes y los hechos de aquel tiempo, no podemos menos que verlos reducidos a proporciones tan diferentes a aquellas que nos parecia ver entonces? Al disigitse a la cimara, Mussolini tal vez ha empleado una sola paldbra exacta cuando, a propésito de su modo de concebir los conflictos politicos y de actuar. ha hablado de-blanguismo. La confesién nos. permil situarnos en el punto de vista més oportuno para captar y explicar con exac- titad lo que instiutivamente percibimos hoy de ilégico, de burdo, de grotesco, en lh figura de Mussolini. El blanquismo es la teorfa social del golpe de mano.pero, bien pensado, el subversivismo mussoliniano no tomé de ella mas que Ia parte material. Incluso la tactiéa dc ta TM Internacional ha sido acu- sada de téiief pints de contacto con el blanquisto, pero la teorfa de la re- belién proletaria tal como fue difundida por Moscé y como fue puesta en ctica por Jos bolcheviques forma una sola cosa con Ia teorfa marxista de [e"fietadura del proletariado. Mussolini slo retavo del blanquismo la exte: ioridad, 0 mejor ati, € mismo lo convirtié en algo exterior, lo redujo a la lidad de la minoria dominante y del empleo de las.armas en cl ataque ito. HX encuadramiento de la accién de la minori en el movimiento de , ¥ el proceso gue luce de la reheliéu el riedio part una transformactén de.las:telaciones sécialés, todo esto desaparecié. La semana roja romana, e * LOrdine Nuow, 22 de junio de 1921. No firmado 2 Muscolini tomé por primera vez Ja palabra en la Cémara ol 21 de junio de 1921 ean iment napa eo ae pana Io ansines ded Aly ‘Adige, de Fiume y He Montenegro. Respocto # Joe cuestones de politica interna, wendis enone poplars at Waicus yatta noni 7 Cmenty delarendo ‘que tcne debian Feconocerse derotados, pero. al mismo tempo hize cautas Propuestas Stasen # fn Confederation del Tebejo «cambio de’ que se separase del Tor ge sanaglorié do haber side el “primero on infectar @ ‘ata geate Hos comunistas} cuando [inttodyje! en Is circalacign del socilieme italia: no un poco de Bergson mezcleda con mncho Blangui”. 80 tipico movimiento mussoliniano, fue definida por To tanto, del modo mis exacto, por aquellos que lz Hamaron “una. revolueién sin programa”. Pero eso no es todo: puede sostenerse que para e} jefe de los fascistas las eo- 21s no han cambiado de ayer a hoy. Su posieién, en el fondo, es todavia la que era, También hoy él no es mis que un te6rico, si asi puede decirse, es un eccenifieador de golpes de mano. ET blanquismo, en.su.materialidad, puede ser hoy. subversive, mafana reacelonario. Pero siempre es revolucionario Feconstructor s6lo en apariencia, condenado a carecer de contimidad y de desarrollo, condenado # no saber fundir un golpe de mano con otto en Ia Tinea de un proceso historico. Hoy los burgueses, medio avustades y medio estupefactos, yen a este-hombre. que_se ba pneste a su servicio como. a.una Gjiecie de imevo.monstruo, revolucionador de situacione’ reales y creador de historia, Nada més falso. La incapacidad’ de fustonar tox eslabones de una ‘én hietOrica es tan grande en el blanquismo de este epiléptico eomo la es en ef subversivi iano de los D*Aragona y los Serrati. Todos ‘ellos pertenecen a la senitan, tanto el uno como los otros. ma misma importanci n italiana aparece hoy una consisten- cia y una coptinuidad, proviene de otros elementos, de otros factores, de ca- acter no s6lo nacional sino comin a todos los paises y de naturaleza muy distinta a la que querria hacer ereer este exasperado exaltador de sf mis- mo. La lucha contra las zeivindieaciones y la resistencia contra la insurree- cién obrera parten de bases mucho més concretas, pero sin duda es signifi- cativo, por lo que concierne a la seriedad de la vida politica italiana, que en la cima de uua construccién que $c mantiene unida gracias a un poderoso sistema de fuerzas reales, se halle este hombre que se deleita haciendo jue gos de fuerza y masturbandose con las palabras. Los politicos de Ia burguesia, que juzgan desde su impotencia y desde su riedo, hablan de un subyersivismo reaccionario. Para nosotros, y para todos aquellos que enfienden algo del juego de fuerzas que hace la politica, no se trata més que de una nose ‘abyadora.” BONOMI** EI nuevo presidente del consejo, Bonomi,! es el verdadero organizador del fascismo italiano. Ministro de la guerra, no sélo ha permitido a los oficiales yatticipar actvamente en ls faciones plitieat sino que ha organieado mi- huciosamente esta participacién. Ha procedido a la desmovilizacién de los oficiales no segtin un plan téuico, sino conforme a un plan politico reaccio- nario cegin el cual los oficiales desmoviizados debian convert i * Expresién gramsciona busada en la fabula de Beopo: “ramos, dijo Ia in0vca, «iba encima wel. buey" TELL **'L:Ordine Nuovo, 8 de julio de 1921. No firmado. 1 E27 de janie cayé ol ministerio Cialitt al mente en cuadros de la guardia blanca. Los depésitos de armas y de muni- ciones fueron puestos a disposicién de) fascismo; los altos jefes del ejérci recibieron Ja consigna de estudiar Jas posiciones estratégicas de Ia guerra civil ¥ de trvar minuciosos planes de ataque. Afgunos oficiales supetiores fnerou encargados de rocorrer Italia, de referir, de sugerir. Bonomi es el verdadero representante de esta fese sangrienta de la historia burguesa. Como Noske, como Millerand y Briand, él proviene del socialismo. La burguesia se confia a estos hombres preclsamente porque han militado y actuade ex el most miento obrero; conocen las debilidades de éste y saben cortorper a los hombres. La Ilegada de Bonomi al poder, después del ingreso de los fascistas en el Parlamento, tiene este significado: la reaccién italiana contra el compnissao dojara de ser ilegal 'y pasar a ser legal. Ser comunista, Iuchar por la Hegada al poder de la clase obtera no seré un deito sélo segtin el juicio de un Lan- franconi o de un Farinacci, sera un delito “lezel”, sora sistematicamente perse- guido en nombre de Ia ley, no ya sélo en nombre de las autoridades fascistas Jonales. Se desarrollaré ex Italiz ef mismo proceso que se ha desarrollada en ‘otros patses capitalistas. Contra el avance de la clase obrera se formara la coa. Ticién de todos Ios elementos reaccionarios, desde los fascistas hasta los popula- tes, hasta socialitas se convertiran incluso en Ia vanguardia . dela reaecién anliproletaria porqne conocen mejor que nadie las debitidades de-la clase obrera y porque tienen vengamzas personales que cumplis En realidad, los comunistas mumea se han hecho ilusiones a este propésito. Saben que deben combatir una lucha a muerte, sin evartel. Bonomi es él primer clabén de la cadena de debtos que la sovialdemocracia se apresta « cometcr en Italia. El organizador del fascismo militarizado tiene la misién de concentrar en un solo movimiento todas las corrientes antiproletarias y anticomunistas qne pululan en nuestro pais, para un desesperado intento de frenar la cada vez més amenazadora insurreccién de lag misas contra el ca- pitalismo destructor; pero tampoco en Italia las masacres y los atentados ‘contra la libertad conseguirin resolver Ts crisis econdmica ni volver a poner fen pie el edifivio social arruinado por la guecra imperialist EL VERDUGO ¥ LA VICTIMA* El gobierno y la prensa burguesa buscan una distraccién para enmascarar el fracaso de'las negociaciones de paz entre log parlamentarivs fascistas y los parlamentarios reformistas. La distraccidn ya ha sido oncontrada: ol partido comunista. El partido comunista no quiere la pacificacién; el partido comu- nista es Ja causa de todas Jas desgracias y de todos los sufrimientos que se * LOrdine Nuovo, 11 de julio de 1921, No firmado, 82 abaten sobre el pueblo italiano; el partido comunista es una asociaciin de bandidoe, de asesinos, de delincuentes comunes; el partido vomumista es el iinieo origen del fascismo. Y como e) partido conmuaista no quiere la paciti- cacién, el gobierme de Bonomi no puede dejar de seguir permitiondo que los fascistas hagan todo lo que los fascistas quieran. Los centenares y millares de depésits de armas y muniiones Sue los fasestas han acumulado, a me- mudo piblicamente, no serin secucstrados. Las ametralladoras, Ioe cazones, Jos lancaltames, tos faites, fos ern dejados a los fascistas, Loy faccntes po din seguir desblando por las ciudades) en colutnas, con ol fui al hombro, con los eascos en la cabeza, con los correajes Henos de granaas. El Estado no intervendra, no aplicara las leyes, no abrira las prisiones, no molestars a los jueces. FJ Estado, por lo que concierne a tos fascistas, no es una admi- uistracién de Ia ley, una organizacién represiva y punitiva. El Estado no existe para los faseistas, el Estado reconoce en los fascistas una autoridad independiente y tata con alos de igual = igual, y les reeonooe el derecho, ta caso de que mo se produzca Ia pacificacton, de seguir impunemente i cendiando, asesinando, ‘nvadiendo ciudades y. pueblos: decretande: etl y disoluciones de adrinistracioncs piblicas. Hay cierta ironia en esta accion pacifieadora del gobierno italiano. zQuién sera entonces el custodio y flador del “tratado de paz”? 2Quién sc fiard de la palabra de un gobierno qae en tal forma descarada confiesa 0 ser impotente o actuar de mala fe? 4Cimo hari respetar Ja “carta” que deberia ser jurada por los subversivos y fos fas- cistas, este gobierno que no hace respetar la carta fundamental del Estado jurada por el rey al pueblo italiano? Giertamente, los cotaanistas no participarin en este fraude, ciertamente no cometerén este erimen contra el pueblo italiano. No puede haber paz entre el verdugo y su vietima, no puede haber paz entre el pueblo y sus asesinos. El partido comunista asume toda Ja responsabilidad de su posicién. Sabe que des esta forma se convierte en el blanco de la coalicién reaccionaria, pero también esta seguro de que aunque fuese “pacifista” igualmente seria el Blan. yo.de Ia reaceign eoaigada. La clase obrera italiana ha visto ya euéuto vlen las palabras del gobierno italiano, después del desslojo de las fabricas ocu- pidis. No debia haber represaliae: los obteros han sido encarcclades por millares, y fos tribunales sudan tinta para amar un colosal complot; por pentenares de miles los pbreros son arrojados a las calles a morir de hambre junto con sus familias. En Turin incluso loz obreros socialistas han, sufride 'mdesengafio por haber confiado en la palabra de los reaccionarios: hay Aejado que en primer lugar Zuesén despedidos de las oficinas los eonmunistas, los. mA audaces Iuchadores de la revolucién, han firmado un pact: hoy les ha tocado su turno, hoy son ellos los despedidos. ;Quién hace respetar a los reacciouatios los pactos; las promesas, Ios juramentos? ; Acaso no demuestran ya, desde antes de Ia pacifivacién, tode su mala fe? No es con fos comunistas, no os con el partido comunista como pequefio micleo de individuos asociados, contra quien esti enfurecida Ia reacciéns esta enfurecida contra Ia clase obre- 83 ra y campesina, como masa de asalariadus esclavos del capitals teme que la clase trabajadora en st totalidad, bien sea connmista, secialista, rept blicana, popular, oprimida, tiranizada, hambreada, se levante contra sus ex: plotadores y ponga de cabeza las actuales relaciones de clase. En Yerrara ni siquiera sé habia formado aim una seccién comunista, y sin embargo en Ferrara el fascistno ha sido especialmente feroz. Fn todas las zonas agrico- las, en el Polesino, en el Reggiano, en las Puglias, donde el fascismo ha ins- taurado el régimen colonial, el partido comunista, esencialmente obrero y urbano, contaba con poquisimas fuerzas. Donde el partido comunista era es pecialmente fuerte, como en Turin, el fascismo ha tardado hasta el mes de abril en entrar en’ escena. Su agresividad ha coincidido con la erisis indus- trial, con el lock out de Ja Fiat, y ha aparecido clarisimamente como una ‘tGetica coordinada de la lucha capitatista contra la organizacién sindical. Fl fescismo no es ua asociacién particular, asi como no es uua asociacién par’ ticalar cl conumnismo. Fl fascismo es un movimiento social, es la expresién ‘orginica: de la clase propictaria en lucha contra las exigencias vitales de la tase trabajadora, de'la clase propictaria que quiere, von el hambre Y cot Ja muerte de los trabajadores, reconstruir el sistema econdmico arruinado por Ja guerra imperialista. En esta lucha la iniciativa pertenece todavia a la clase propietarie, asi como al fascismo pertenece la iniciativa de la guerra civi Ja clase trabajadora es Ia vietima de Ia guerra de clase y no puede haber paz entre la vietinma y el verdugo, Quien hoy quiere arrastrar al proletariado a la pacificacién, es también él un verdugo: por la piedad que inspiran hoy les diez asesinades, preparan para mafiana Ia muerte de miles, Esto ni si: quicra_cs picdad, ¢s hipocresia vil; el partido comunista no qniere ser ni hipéerita ni vil, precisamente porque siente una verdadera piedad humana por el destino atroz del pueblo trabajador. INSURRECCION POPULAR* En los 265 dias del aio 1920, 2 500 italienos (hombres, mujeres, nifios. y viejos) han encontrado la muerte en las ealles en las plazas, bajo las balas de las fuorzas de seguridad pabliea y del fascismo. En los 200 dias transeu- rridos de este salvaje 1921, cerca de 1.500 italianos han sido asesinados por las balas, Jos pudales, los garrotes de los fascistas; cerca de 40000 ciudada nos libres dela democratica Italia han sido golpeados, mutilados, heridos; cerca de 20.000 otros Hbérrimos ciudadanos de la muy democritica Italia han sido exiliados con decretos repulares, 0 forzados a huir mediante ame- nazas de sus ceutros de trabajo, y vagan por el territorio nacioual sin defensa, sin empleo, sin familia; cerca de 300 adwinistraciones comunales elegidas * LOrdine Nuows, 28 de julio de 1921. No firmado. at con el sufragio universal han sido obligadas a dimitir; wna yeintena de periédicas socialistas, comunistas, republicanos, populares, han sido destrui- thos; centeniares y centenares de cémaras del trabajo, de casas del pueblo, de cooperativas, de socciones comunistas y socialistas han sido saqueadas ¢ in cendiadas: 15 millones de italianos de Emilia, del Polesino, de la Romaa, de fr Toscana, de la Umbria, del Véneto, de Lombardia, han estado permanen- temente bajo el dominio de bandas armadas, que han incendiedo, han saqueado, han golpeado izpunemente, han violado los domicilios, han in Sillado a'las mujeres y 2 los viejos, han redocido al hamibre y a la desespe- racién a centenares de familias, han pisoteado todos los seutimientos popn- Ihzes, desde Ia religién hasta Ia familia, han hecho enloquecer de terror y rorir a nifios y viejos. Todo esto la sido permitido por las autoridades ofi- Giaas, ha sido o callado o exaltado por los periddicos; una locura colective parece haber invadido a Ia clase dirigente, al Parlamento, a los gobiernos Toda esta gente pensaba que la vide nacional podris notmalizarse segin el ritmo fascista; que ninguna reaccién, ni psicolégiva, ni fisiea, podria fermen- far en una poblacién 2 tal grado atormentada, envilecida, destrozada. Hoy la sitnacién cambia. No se trata ya de individuos o de grupos que se rebelan, que tratan de defenderse y de vengar a sus muertos; son pobla- tiones enteras las que sc Ievantan, sin distincion de partides politicos popu- Jaros; ef cura hace sonar las cumpanas a rebato, mientras la mujer prepara el aceite hirviendo y fos hombres se arman con todo aquello que pueda golpear; forman escuadras de defensa, y de golpe, sintiendo hervir todo, el odio acumulado, todas las huraillaciones sufridas, se vuelven furiosos y dan taza al fascista como a un ivasor extranjero que se ha puesto al margen fle la humanidad con sus ersimenes y su fervcidad. Y el Fstado finalmente s mueve; hoy que la poblacién se rebcla, el Estado se imueve; hoy qne le fuxia popular quiere hacerse justicia por los dolores sufridos, el Estado se mueve. Con prudencia, con cautele, porque no se trata ya de golpear a le pobro gente, se trata de golpear a los hijos de los burgueses, gente que se lanza al saqueo gritando “viva Italia, viva el rey", adornada con la tri- color; gente escogida, en suma, distinguids, ligada con vincnlos de paren- tesoo a los diputados, a Ia jerarquia militar, a Ta magistratura, Y en efecto, treve fascistas son muertas por la fuerza piiblica,* treee com ponentes de una banda armada de seiscientas personas, dirigida contra uns Ciudad: Tutos, Iantos, desolacién. Dos mil quinientos italianos han sido ase- sinados en 1920; jentos italianos han sido asesinadvs en los primeros seis meses de 192) sran de clase baja, pero eran del rebatio popular ne es demasiado numeroso, que es demasiado estorboso para las disponibi- lidados de viveres, que es exuberante para las posibilidades productivas del taraly capitalise Industral y agriedla; por esto no ht abide ningune protesta por st asesinato, ningiin Tito, nada de lagrimas, ninguna desolacién 1 En Sarzana por su fin violento. Los trece valen mas que Ios cuatro iil. La muerte de trece hace olvidar la muerte de cuatro mil, hace olvidar los dolores, los sufrimichtos de millones y millones de personas de zee poblacién sometida al régimen fa invasién fascista. Toda esto es natural, Seria estipido esperar estados de énimo diferentes, seria absurdo confiar en una sccién permaneute por parte del Fstada y de Tos periddicos contra el terror fascista. Pedir a la clase dirigente que aplaste al fascismo seria como pedirle el suicidio. Las armas que durante sinco minutos han sido apuntadas contra los fascistas, no tardaran en ser apuntadas contra el pueblo insurrecto; la insurreccién popular le servird al Estado burgués para identificar las armas en poder de los trabajedores y para tratar de secucstrarlas, Las mas absurdas leyendas se erearén contra el pueblo harbaro, iuhumano, formado por canfbiles. Por trece muertos burgueses se permitiré una hecatombe de mil trabajadores. _ Si al pueblo no est en guardia, permanentemente, si se deja desarmay si se deja engafiar por las promests de quienes jamés han mantenido un. promesa [...]? Bsta que atravesamos es verdaderamente la hora de la os lera popular; ay de aquellos partidos politicos que no sepan tomar una decisién, que no sepan sacar de la experiencia histérica de otyns paises ene orientacién para su propia accidn. El partido comunista esta en su puesto; se est convirtiendo en el partido mas popular de Italia, por el valor de sus miembros que se ponen a la cabeza de las poblaciones insurrectas y las guian a la liberacién y a la paz. Las pobliiones van coneencéndose & que el partido comunista es hoy el iinieo partido que quiere el orden p Je tranquilidad y quo puode asegurar estos dos bienes inestimables para Ie sociedad de los hombres, Las’ poblac ciones van viviendo su experiencia extensa y profunda acerca del valor do a democracia ‘parlamentaria y de la Iegislacién burguesa, incapaces de dar pan, paz, seguridad a lis personas y Ios domicilios de las masas, y se rebe Jan y se unifican en las ciudades ¥ en los pueblos. Los periédicas burgue- 5; fog Yo comunistas por todas pares, tienen una inwiekén provi de la realidad italiana: en Italia toda insurreccidn popular sc orienta répidamente hacia el partido comunista, en Italia la revolucién comunista stra el movi. miento més popular y més profundo que nunca se haya producido en la historia de nuestro pais. GOLPE DE ESTADO* Los Stenterelli de la Confederacién General del Trabajo esti permanente: mente alegres, Regiones enteras son arrasadas a hierro y fuego por la guar. = Frase_incomprensible. + DOrdine Nuovo, 27 de julio de 1921. No firmad 86 ia blanca, la actividad sindical esté completamente destruida, no subsiste ya ninguna garantia constitucional para Jas individass zi les asveiaciones, ‘ns obreros y los campesinos son fusilados impunemente por bandas armadas mercenarias que se trasladan libremente de provincia a provincia y de re- gidn a xegién, pero los Stepterelli de la confedcracién no pierden por ello nid apetito ni el buen humor. {Bxiste en Italia la posibilidad de un golpe de Estado? ,Cual debe ser Je actitad de le confederacidn, det organise maximo del proletariado ita- Jiano, con respect posibilidad? Los Stenterelli de la_confedoracién rien ‘ante la sola hipétesis del golpe de Estado. Peto no vivimos hoy en Italia en plena atméstera de golpe de Estado? 2Qué significa, qué repre- senta la situacién de provineias y regiones enteras en donde es el fas- cismo quien gobierna y no ya la avtoridad oficial? ¢Aeaso no he sido restablecida la pena de muerte, no ha sido revivido el uso del garrote, y estas formas de castigo no son’ acaso administradas por organismos extra- Jegales? Este es el ambiente del golpe de Estado, no es todavia el golpe de Estado en sa plena efieiencia. Existe atin ol Parlamento, el gobierno es ain elegide ¥ contrelade por ef Parlamento; ninguna fey excepcional ha abolido todavia formalmente las garantias constitucionsles. ;Pero es posible imaginar que ol actual estado de cosas pueda durar alin por mucho tiempo? Existen hoy en Italia dos aparates represivos y punitivos: el fascismo y ol Estado bargué: Un simple céleulo de utilidad induce a prever que la clase dominante querré en cierlo punto amalgamar incluso oficialmente estos dos aparatos, ¥ que estruir las resistencias opnestas por la tradicién del funcionamiente esta- tal con un golpe de fuerza divigide.contea los organiamos centrales de. go- biemo, ‘Tendremos entonees el “golpe de Estado”, segin el esquema que hhan construido las ideclogias democraticas sobre el Estado parlamenta se opondra resistencia por parte del pueblo, habré intentos de insurrecci es locales, hbré resistencias por parte de fa burocracia que, y con cazén, temeri ser sacrificada para satisfacer las exigencias cconémicas de una turba de desocupados en busca de empleos y sueldos. La parte més reaccio- naria y sin prejiicios de la clase dirigente impondra su dictadura san- guinaria, disolvera las organizaciones obreras, consignaré todos los pode- res en manos de la easta militar, zExiste 0 no existe este peligro? ¢¥ eémo debe comportarse ln confederacién a este respecto? En una nota de prensa, recordamos ya que la Confederacién General det Trabajo de Alemania dedieS tres meses de trabajo organizativo para estar en condiciones de desharatar el golpe de Estado Kapp-Luttwitz.* Los Sten- 2 Hl pulpe de Rando Kapp-Lauwits del 13 de mero de 1920 fue yn tntento de dereo- car a Le Hopibliea demoertticn alow frcasndo a contsanesGo de Ie hisign general anamente por los sindicaton La nota del Ordine Nuovo, a la que alude _ te julho de 1921, decias “La. Confederselin Genera del Trabeho € ‘Semana dedieb ted meses de wabnjo organizativa pare estar en ciudieiones de im BT terelli de la confederacién italiana atrapan la oportunidad al ynelo para sacar Ja conclusiéa de que es preciso eolaborar “con aquellas {uerzas. m0 rigidamente revolucionarias y clasistas que son contrarias al golpe de Es. tado”, En Alemania las masas proletarias desharataron el intento de Kapp: Luttwitz mediante In Luelga general iusurreceional; hoy se vuelve a em. pezar, hoy el peligto de golpe de Estado ha aumentado. Los “eolaboradores” no rigidamente revolucionarios que en nada contribuyeron a Ia resistencia, se opusieron a la continuacién del movimiento insurreccional, se opusieron a la eontinuacién de la lucha por Ia instauracion de la Repiblica de los soviets alemanes. Asi, las fuerzas reacciouarias no fueron reprimidas, pu- dieron retirarse en buen orden, dispersarse segin un plan preestablecido y reanudar Jas tareas de armamento, de rechitamiento, de organizacién que da hoy 2 Kapp y a Luttwitz una posibilidad de éxito atin inayor. La experiencia alemana deberia ensefiar algo a las orpanizaciones obre. ras de los demas paises, pero no ensefia nada a los Stenterelli italianos. Estos grenujas de la politica creen poder evitar atin, mediante contrata. ones vergonzosas, los golpes y pedradas contra sus personas. Ni siquiera el ejemplo hiingaro ha sido suficiente para inducivlos a establecer una Tinea de accitn que se apegue a la realidad de los acoatecimientos, Lo que hoy sucede en Italia no Jes impresious en lo més miniwio: ifiea y torpe indiferencia, asesinatos, golpizas, fusilamientos en masa, disoluciou de or ganizaciones, oeupacién de las sedes obreras, imposbilidad de reunion, for macién de rosa de préfugos, de exifiados, de hambrientos; ereaciGn de estados de énimo que smmenazan con pasar de la desesperacién a la locura y al furor colevtivo: todo esto _no les preocupa, no los inquieta, no los induce a dyuiric un mayor sentido de, responsabi lidad. Ellos bromesn, ellos rien, ellos se divierten haciendo chistes sobee Gl partido commit, que no sene fuerza neceseria para proclamar la revolucién. La experiencia hiingars ha dejado iguen. meciénd a eusefianza: los reaccionarios, para acabar con les comunistas, en un primer tiempo miman a los socialistas, condescienden a pactar con ellos, hacen acuerdos de pacificacién; una vez 's los comunistas, los acuerdos y los pactes se rompen y también ialistas conocen el sabor de los golpes y las halas. La alegria, que permanentemente caracteriza a los Stcuterelli de Ia confederacién, resulta, segiin la légica de los acontecimientos, auticipacién de la mucca granguifio. lesea de esta pobre élite dirigente del proletariado italiano, que por sus indecisiones, por sus ineptitudes, por su incapacidad para comprender Tas pedir el gelpe de Estado KaporLatuvitz fa previso ta Coufederacién det ‘Trabajo aliens te postbilided de un golpe de Hitao et Talia? No consider epoetuno doce claramente las mases popolares fo que deben hacer para ‘inpedir este ume ntente doe st libertad y's a eastencie? Pree 88 s situacioues politicas, corre el riesgo de ser arrastrada a un caos de barbaric sin precedentes en la historia de nuestro pais. 108 DOS FASCISMOS* La crisis del fascismo, sobre enyos orfgenes y causas tanto se esti eseribien do en estos dias, es fécilmente explicable edn un serio examen del desarvo Ilo del movimiento fascista, Los fasei de combate nacieron, inmediatamente después de la guerra, con el caracter pequefioburgués de las diversas asociaciones de veteranos sux gidas en aquel momento. Por su carécter de decidida oposicién al movi mionto socialista, en parte hereneia de las huchas entre cl partido socialista i fervencionistas en el periodo de la gucrra, los fasci ob- ‘on el apoyo de los capitalistas y las autoridades. Su afirmacién, coin idiendo con Ia necesidad de los grandes agricultores de establecer una guardia blanca contra a creciente fuerza de las aryanizaciones obreras, per mitié al sistema de bandas creadas y armadas por los latifmndistas adoptar Ja misma etiqueta de los fase’, a la cual confirieron a medida que se desarro- aban sn misms caracteristica de guardia blanca del capitalismo contra los drganos de clase del protetariado, E] fascismo couzervé siempre este vieio de origen. Hl fervor de la ofe siva armada impidié hasta hoy la agravacién de Ia pugna entre los nticleos utbanos, pequeitoburgueses, predomiiuantemente parlamentarios y colabora- cionistas. y los rarales, formades por los grandes y medianos agricultores ¢ incluso por los eolonos, interesados en la hichs contra los campesinos po- hres y sus orgonizaciones, marcadamente antisindicales, reaccionarios, mas confiados en Ja accién armada dirceta que en la autoridad del Estado y en Ia eficacia del parlamentarismo. En Jas zouas agricolas (Emilia, Toscana, Véneto, Umbria), el fascisino tuyo su mayor desarrollo, aleanzando, con el apoyo financiera’ de los capi- talistas y la protecciOn de las autoridades civiles y militares del Estado, un poder sin condiciones. Si por una parte Ia despiadada ofensiva contra los organismos de clase del proletariado sirvié a los capitalistas, que a la vuelta de um afio pudieron ver cémo todo el aparato de lucha de los sindicatos socialistas se resquebrajaba y perdia toda su eficacia, es innegable sin em. bargo que Ta violeueia, degencrando, ha terminado por crear una extendida hostilidad contra el fascismo en las capas medias y populares Los episodios de Serzana, Treviso, Viterbo, Roccastrada, sacudieron pro- fondamente a los niicleos fascistas urbanos, personificados en Mussolini. que empezaron a ver un peligro en la tactica exclusivamente negative de los * LOrdine Nuovo, 25 do agosto de 1921. Ne firmed. 89 Jasci en las zouas agricolas, Por otra parte, esta téctiea habia dado ya ép- timos frutos al arrastrar al partido socialista a um terreno transigente y favorable a la colaboracién en el pais y en el Parlamento, La pagna latente comionza desde este momento @ manifestarse en toda su profundidad. Mientras los mijcleos urbanos, colaboracionistas, ven ya aleanzado el objetivo que s¢ habian propuesto, el abandono de la intransi gencia clasista por parte del partido socialista, y se apresuran & verbalizar la vioria con el pacto de pacificacién, los eapitalistas agrarios no pueden renunciar a la tuica tictica que les asegura la “libre” explotacién de las clases campesinas, sin molestias de huelgas y de organizaciones. Toda Ia polémica que counnueve al campo fascista, entre partidarios y enemigos de Ja pacificacion, se reduce a esta pugna, eyos origenes no deben busenrse més que en los origenes mismos del movimiento fascista La pretensién de los socialistas italianos, esto es, la de haber sido ellos quienes provocaron la escisiOn en el movimiento fascista con su habil pol ea de compromiso, no es sino una nneva prucha de su demagopia. En realidad la crisis fascista no es de hoy, sino de siempre. Al desaparccer las rezones coutingentes qu mantenfan unidas a las filas antiproletarias, era fatal que las diferencias se manifestasen con mayor evidencia. Por Jo lanto, Ta crisis no es mas que el avlararse de una situacién de hecho pre- existente, El fascismo saldia de la crisis escindiéndose. La parte parlamentaria, en- caberada por Mussolini, apoyandose en las cepas medias, empleados y pe. quefios comerciantes ¢ industriales, intentard su organizacién politica, oriex- tandose necesariamente hacia una colaboracién con los socialistas y los populares. La parte intransigente, que representa Ia necesidad de 1a defensa irecta y armada de los interests capitalistas agrarios proseguira su accion caracteristica autiproletaria, Para esta parte, la més importante con yespecto a la clase obrera, no tendré ningtin valor el “pacto de tregua” que los socia- listas celebran como una victoria. La “crisis” seitalard solamente la salida del movimiento de los jasci de una fraccién de pequelioburgueses que en vano han tratado de justifiear el fascismo con un programa politico general de “partido”, Pero el fascismo, el verdadero, el que conocen los campesinos y obreros emilianos, yeuecianos, toscanos, por la dolorosa experiencia de los ‘iltimos afios de terror blanco, continuaré, aungne sea cambiando de nombre. jos con: ‘La misiéu que corresponde a los obreros y campesinos revolucion: siste en aprovechar el periodo de relativa calma, determinado por las disen siones internas de las bandas fascistas, para infundir en las masas_ oprimi das ¢ inermes una clara coneiencia de la situacién real de la Icha de clases y de los medios adecuados para vencer a la prepotente reaccién capitalista ENTRE REALIDAD Y ARBITRARTEDAD* En Ja carta con la cual el vicesecretario gencral de los fasci* ha dimitido de cargo, y que tiene un valor mayor en cuanto representa una expresién del pensamiento de todo el grupo colaboracionista parlamentarista que tiene isi cabeza a Benito Mussolini, Cesare Rossi critica duramente la degene- racién del movimiento fascista provocada por los grupos agrarios: “Nuestra intrépida minorfa de 1919 —eseribe— ha sido arrastreda por Jas sncesivas oleadas impetuosas de nuevas fuerzas que, no siendo ui cul: turales ni politieas, necesariamente sdlo representaban el estado de nimo de attificio 0 de exaltacién o intereses de clase, de caste y de zona.” Por la accién de las fuerzas agrarias que se han unido al movimiento poqueioburgués de los vetcranos urbanos, el fascismo “alli donde aparece fomo dominador se ha convertide en um pitro, auténtico y exchisivo movi iento de conservacién y de reaccién”. El viceseeretario de los fasct confir- ma muestras observaciones sobre la crisis del fascismo, que es evencialmente tuna disidencia entre niicleos urbanos y udicleas rureles, y que no es de hoy sino congénita a la evolncién misma del movimiento fascista, Mussolini y su grupo de pequeficburgueses, de portenccientes a Tas eate- gorias modias, quieren romper relaciones con log niielecs agratios intvan- sigentes, los cuales, persistiendo en Ja tactica de la violencia armada anti- proletaria, amenazan con enemistar & la opinién pablica. El faseismo colabo- ” tindivalista nacional, se preocups, con razén, de su base cleo- tora. He T movimiento fascista se encamina a. grandes pasos hacia la escisién, Del proximo congreso de los fasci saldrin dos fascismos. Las necesidedes de Te Micha antiproletaria justifican a ojos del capitalisino wgrario el manteni- miento dela guardia blanca. El fascismo rural permmecer4 y proseguird fn su evolucién reaccionaria, mientras permanezcan las razones que deter fninaron su surgimiento ¥ afirmacién. Por este lado el fascismo se identi- fica con el mismo eapitalismo agrario en la lucha contra Joe proletarios de Jas zonas rureles. pete, Qué futuro espera a le fraceién colaboracionista mussoliniaua @ la que cit pte quiere tecondocit a los programas primitives de los veteranos de guerra intervencionistas? Fl fascismo mussoliniano se propone. expli itamente la organitacién politica de las clases medias, de la “pequefia, bm fguesia trabajedora”; se propone convertirse, segiin los propésites de Agos- Eno Lauzillo, en un “partido medio, equidistante de los sovialistas y de Joe populares, asi como de Ia plutocracia y del gran capitalismo, mas sen. * LOrdine Nuevo, 26 de agosto de 1921, No firmed 3 Cesare Rosi 2 En el articulo * de mayo de 1921 susas, efectos, programas”, publicado en cl Popolo d'Italia, del 22 91 sible, por educacién y tradicién, que los otros dos grupos a las grandes ideas nacionales y que aeoja en 5 cuanto de sano y de bueno tiene la bur. guesfa renovada por Ja guerra”. Estos propésites del grupo colaboracionista son Ia conseeuencia ligica de toda ima posicién asumida por sus mayores exponentes frente a los proble- mas ccondmicos, de toda una teoria y um programa sobre la situacién bis. térica italiana. “La realidsd de! mundo es capitalista”", es Ia base de los programas mussolinianos. Pero Mussolini tiene un extrafio y errado concepto de Ja realidad capi- telista, de las actuales condiciones de desarrollo del capitalismo. E] concibe Ja realidad capitalista como el reflejo de la vida industrial de hace afios, de antes de la guerra, del periodo anterior a los trusts y a la conoentracién en fa banca del capital industrial, EI eapitén de fudustria ha desaparecido, hoy dia, el empresario es una figura econdmica atrasada, su actividad se he transformade en la del simple técnico, la guerra ha acentuado ese fendmeno. Les industrias han ido desarrs. Mandose y al inisino tiempo centralizandose bajo el control de los bencos, El empresario, el industrial, ha desaparecido para dejar eu lugar a las grandes sociedades por acciones, siendo sus inversiouistas Jos capitales de los gran des bancos. Los industriales son ahora Jos depositarios en los institutos fi- nancieros, 0 sea los grandes lotifandistas, los propictarios de tierras, los agrarios, que han empleado sus réditos para multiplicarlos. ,Qué interés pueden tener éstos en el inctemento técnica y social de Ia industria? Lo iinieo que les importa son los altos dividendos, aunque sea a costa de la ruina de industrias enteras. Esta, ype las arbtraras concapciones de Mussolini, es le realidad eco némica. E] error gravisimo de calculo, el grosero equivoco, la ignorancia Imperdenable para quien tiene el “tic” del realismo, condenan lider. fac cista a ver fracasar todos sus esfuerzos para entrar activamente de alguna forina en la realidad de les luchas politicas, reflejo de In realidad de les Iuchas econdmicas. El desarrollo fascista —no de su fascismio pequefiobu gués y colaboracionista, sino de agnel que se identifica con el textor hlanco dle Tos eapitalistas agrarios, con la reaccién armada que ha destruido toda actividad proletaria en Rmilia, Toscana, Veneto, etostera— le ha dado la ‘mportancia de wn capitén de fortuna medieval o de un Majnet de propor- Pew ahora que el fascismo se va resquebrajando, por consecuencia na- tral del desarrollo de la Incha de clases, él y eu fraccién van perdiendo le importancia politica que tenfan como jefes directos y representantes parla- sucatarios del movimiento antiproletarto, especialmente ex Iss zonas agi ola. # Néstor I Majoo (18641924), anarquista eran nos, combatié en Uciania tanto eantra los genes fe) poder so iéice, no, jefe de bandas de earpes ‘ontrarzovolucionarios como contra 92 Mussolini y su grupo ven su futuro en la organizacién de las capas me- dias, o sea en el intento de las capas medias per resistir a. It. proletariza cién, que es una consccuencia fatal del desarrollo histérico del capitalismo, LEGALIDAD* aHasta dénde Uegan los limites de la legalidad? ;Cuéndo dejan éstos de Ser respetados? Ciertamente, es diffeil fijar na fimite, dado el carécter bastante eléstico que adopta'el concepto de legalidad. Para cada gobierno, todo aquello que se manifieste eu el terreno de la aceién contra él sobrepasa los limites de la legalidad. Sin embargo, puede decirse que la legalidad sti determsinada por los intereses de la clase que detenta el poder en cada sociedad, Fu Ia sociedad capitalista la legalidad esta representada por los jereses de la dase burguesa. Cuando una accién tieade @ sfectar en eval quier forma a la propiedad privada y las ganenclea que se derivan de & esta accién se vuelve inmediatamenie ‘legal. Esto sucede en snstancia, Eu el aspecto formal la legalidad se presenta un poco diferente. Habiendo la burguesfa, una vez conquistado el poder, concedido igual derecho de_ vote al patrén 'y a su asslariado, aparentemente la legalidad ha ido adquiziendo el aspecto de un conjunto de normas libremente teconocidas por todas las partes de mm agregedo social. Lo que ha sucedide Iuego es que se ha con- fundido la sustancia con la forma y asi ha surgide la ideologia liberal-de- mocratica. En ésta, todos pueden expresar libremente su pensémiento a tra- vés dal voto. A esto se reduce, a Je lorga, Ia legalidad formal en el Estado burgués: al ejercicio del voto. La couquista del sufragio por las masas po pulares pareeid a loz ojos de los ingenuos idedlogos de la democracia libe- ral la conquista decisiva para el progreso social de la bumanidad. No se tomé en cuenta que la legalidad tenfa dos caras: ima interna, Ta sustancial; otra externa, la formal. Confundiendo estas dos caras, los idedlogos de la democracia liberal hax fiado durante yarios afios a las grandes masas populares, haciéndoles eer que cl sufragio les permitiria liberarse de todas las cadenas que las sujelshan, Desgraciadamente, no sélo los miopes afirmadores de la demo: cracia liberal creyeron en esta ilusién. Mucha gente que se decia y se dice que la emancipacién de la clase proletaria debje realizarse a través del ejercicio soberano de ta conyuista del sufragio, Algunos im- prudentes utilizaron inchnso el nombre de Engels para justificar esta cree: cia, Pero la realidad ha destruido todas estas ilusiones. La realidad ha demostzado de la forma més evidente que la legalidad es wna sole y existe hasta el punto en que concnerda con los intereses de In clase dominante, ¢s © LOrdine Nuovo, 2% de agosto de 1921, No firmade. decir, en la sociedad eapitalista, con los intereses de la clase petromal. En realidad, especialmente ta experiencia que hemos vivido en estos wltimos tiempos contieue muchas e importantes ensefianzas. La clase obrera, aprovechando sn derecho de voto, conquist6 para si gran aiimeto de municipios y provincias. Sus organizaciones aleanzaron un im portante desarrollo uumiérico y Ingraron imponer pactos ventajosos para los obretos. Pero el dia en que el suftagio y cl derecho de organizacién ze con. virtieron en medios ofensivos contra la clase patronal, ésta renuncié a toda legalidad formal y obedecié sélo a su verdadera ley, la ley de sm interé y de su conservacién. Los municipios ban sido acratcados vielentamente 10 a uno a ia clase obrera: las organizaciones han sido disucltas mediante el empleo de la fuerza armada; la clase obrera y campesina ha sido arrojads de sus postefones, desde las cuales amenazaba demasiado la existencia de la propiedad privada. Asi he surgido el fascismo, el cal se ha afirmado © Impuesto, haciendo de fa ilegalidad To timico legal. Ninguna organizactén salvo la fascista; ningin derecho de voto, sino para darlo a los repre: tautes agrarios © industrialcs. Esta es la legalidad que reconoce la burgue- |. cuando se ve obligada a repudiar In otra, la formal. Asi pues, la expe- riencia de estos iltimos tiempos no catcee de'ensefianzes para aquellos que creyeron primero houestamente en la eficacia de las garantias legales con- vedidas por la constitucién liberal burguesa, Existe un punto en a historia, en el que la burguesia se ve obligada a repudiar aguello que ella misma ha ereado. Este punto se ha presentado en Italia, No tomar en cuenta Ja experiencia que de abi se deriva es, 9 summa ingeuuidad, merecedora de Jas mas severas sanciones, o mala fe, la cual es eastigada sin piedad. Tal nos parece, en efecto, cl caso de aquellos orza- nizadores socialistas que hoy parecen maravillarse, porque, por ejemplo, of ministro Beaeduce no logra hacer respetar Jos contratos de trabajo. Para personas que pretenden estar aim en el terreno de Ta lucha de clases, todo esto €3 enorme. 2 Acaso ¢s lieito @ un orgonizador, el cual pretende no baber reuegndo de los prineipios de la lucha de clases, preguntar a un ministre de cudles facultades puede disponer para impedir las violaoiones de los contratos de trabajo por parte de los patronos? Preguntas semejantes no pueden sino generar dudas e incertidumbres en la clase obrera, Es natural que el ministio de trabajo no tenga ninguna facultad fuera de ser wn ins: trumento en manos de los agrarias e industeiales, Mientras fos organizadores socialistas no eepan hacer nada mejor que ditigirse al ministro de trabajo, para que exija a los patronos respeto a los contratos, In clase obrera seguira sufriendo todas las violaciones, sin poder organizer siquiera su propia de- ‘Los industriales se niegan a aceptar a Jas comisiones arhitrales. También é&ta es una consecuencia légica de Ja situacién, Los industriales quieren recuperar hoy absolutamente todo su poder. Los industriales ya no quieren seconocer Timilaciones de ninguna clase a su propia veluntad. Aceptarox on, Jos comités arbitrales cuando el empuje sevolucionario de Jas masas, ame: nazaba su existencia. Alora que la situscién parece favorable a cualquier cflealo reaccionario, los patronos no pueden preocuparse por conservar nin ggin eseripulo. Aparentemente se han lanzado por Ia via de la recuperactin integra y despética del poder sobre las masas obreras. ;Qué se Tes ooume a los organizadores socislistas frente a estas tendencias de la clase patvonal? Todo lo que los organizadores socielistas saben hacer es denunciar a la cpinién piblica la incompetencia patronal y Ja impotencia del ministro del trabajo. Pero, entre tanto, la clase obrera resicnte todas las consocnencias de Ia actitud’ patronal y de los titubeos de sus dirigeutes. Mientras éstos dirigen preguntas al ministro del trabajo, erece el hambre, Ia miseria se multiplies, la reacetén se fortalece, Aquellos orgauizadores socialistas que durante In guerra ibau a estrechar las manos ensangrentadas de los generales en los comités de movilizaci6n, son los mismos quo hoy piden la ayuda y la intervencién del ministro del trabajo, Ayer se hacian edmplices de los. asc: sinatos que desencadenaron la guerra frenando el impulso revolucionario de las masas con las decisiones de Jos comités arbitrales; hoy dejan indefensa a fa clase obrera, mientras por todas partes los patrouos no vespetan ya los contratos y los violan a su gusto. Sélo la propuesta del comité sindical comnnista es capar de organizar una defensa obrera contra cl asalto capitalista; slo uniendo todas las fuerzas obreras_en un ejércity compacto puede pensarse en una oposicién seria & los capitalistas, quienes, obedeciendo a ima consigna, tratan de reducir a | esclavitud a toda Ie’ clase obrera. Pero para los sefiores organizadores socialistas, incluso exigir respeto a los contratas es hoy demasiada revo- hucionario. LA LUCHA AGRARIA EN ITALIA* La politica que los agrarios ejereen en Italia va adqairiendo cada ver mayor valor pitra los obreros, a medida que va precisindose. Los agrazios no son Tinicameate los arbitros de la situacién on las zones rarales to Tes sirve hasta para otras miras, menos conocidas, pero con gran diferencia mucho més importantes desde el puuto de vista de sus intereses de clase, Bs un hecho que los agrarios son actualmente los amos de tos bancos. Ser due- fias de los bancos qniere decir, en pocas palabras, tener cn sus manos tam bién el destino de las industrias, He aqui de qué manera Ia clase obtera se ve inmediatamente wiida a la clase de los campesinos, y he abi por qué al prolctariado de la ciudad debe seguir con atencién todo lo que sucede outre los trabajadores del campo, Los agrarios, oprimiendo o Ja alase de © LOrdine Nuovo, 31 de agosto de 1921. No firmado. 95 los campesinos, se proponen lograr también el sometimiento de los obreros de las cindades. En este sentido, hablando del fascismo rural, que tiene su central en Ja regién bolofiesa, nosotros hemos sostenido siempre que los obre- tos no pueden desinteresarse del modo como se resuelve Ia crisis del faseismo. Silos campesinos siguen siendo aterrorizados en los campos, los obreros resentirén por su parte los efectos de este estado de cosas, Por otro lado, no es solamente Ja violencia en el campo lo que determina la crisis en la civ: dad. Las industrias no podeén alcanzar su desarrollo normal mientras no se liberen de Ia influencia de estos aventureros del campo, convertidos en ca- pitenes de industria, sin ni to propio espeetfico. Es posible que «sto suceda por un proceso evolutive de la politica interna del Estado, esto es: sin determinar choques y oposiciones violentas? EI tutento del partido popular de modificar las relaciones entre campesinos y propietarios, tra fando de asociar el trabajo al capital solo puede estar destinad al fracasn Incluso en la cuestién de las revocaciones de los contratos agricolas se re vela la impotencia del partido popular y de cualquier otro partido que sigs sus Respecto_a los populares, los diputados agrarios no representan mas que luna pequeia minora, Pero la fuerza efectiva de fos diputados agrarios en Ja misma esfers gubernamental supera la fuerza de los populares. No es ol caso de hablar nuevamente de lx debilidad de las instituciones parlamenta rias, Basta con demostrer que lo que cuents hoy no es el nimero de diputa- dos, sino In fuerza organizada que se posee en el pais, Por esto los agrari son nuicio mis Tueres que os populares. gAcaso ol epinodio de Thevieo no nos dice que los populares son prisioneros de los agrarins 0, sino pri- sioneros, impotentes frente a sus acciones? En Treviso fue destruide. un diario popular; las mismas sedes de las organizaciones populares son asal tadas y- devastadas, Pero los populares, aunque tienen bastantes ministros en el actual gabi- nete, y para colmo el ministro de justicia, no han podido atreverse ni si quiera 2 adoptar las medidas usuales que se adoptan para los delitos més comes. Los populares, pues, sélo pueden defender Ios intereses de los cam: pesinos hasta cierto punto. Sélo pueden hacerlo temporalmente, hasta que choean con Tos intereses de los agrarios, Ese es, precisamente, el caso de las revocaciones, E] ministro Miebeli acord6 la prérroga. Esta prorroge es apoyada tam: biéa por los socialistas. La actitud de los agrarios puede epujar a ambos partidos —popular y socialista— a elegir una posicién mas definida ex el ambito de le colaboracién parlamentaria; pero no por esto los agrarios dejan de tener uma fuerza preponderante para deterininar lao de lo politica intema, Los agratios tienen a su disposicién medios para onganizar su defense contra la clase trabajadora, La demostracién de esto Ja tiencn en In organi del fascismo en las zonas rurales. Asi pues cuando Tes parezea, pueden imponer su veluntad a los campesinos, oponién 96 pre cnc ree ene Ae OC A A dose incluso 2 las decisiones del gobierno, Socialistas y populares hacen xer, con fines electorales, que les importa mucho el bienestar de los cam: feline pero desconocen que no pueden elas winguna via conercta para Impedir a Jos propictarios poner en practica sus planes. MEI problema_de la terra vuelve a estar en el orien del die de la polities italiana. Por doquier las clases campesinas estén en ferinentacién. Sélo un partido revolucionario —y en Italia no hay mas que el pa i sélo un partido revolucionario puede comprender hoy este problema y pro- pugnar su soluci El problema de la tierra e5 el problema de la revolucién, la cual sélo ex posible en Italia si coincide con fos intereses de los campesinos y-abreros Esta coincidencia se verifica hoy. Ignal que en abril de 1920, también hoy ohteros_y campesinos se hallan unidos por el mismo interés en Ia lucha contra Ja explotacién patronal. El problema de la revolucién italiana es, ues, el problema de la unidad de obreros y campesinos. Es. preciso que conministas no dejen de advertir este aspecto importante de Ie revol en Italia. LOS PARTIDOS Y LAS MASAS* esa a los comunistas en la medida en que es mn Teflejo de Ja profunda constitucional en que se debaten las. grandes inasas del pueblo italiano. Des- de este punto de vista la crisis del partido socialista mo puede y no debe ser considerada aisladamente: forma parte de nn cuadro més general, que aharca incluso al paxtido popular y al fascismo. Politicamente, las grandes masas no existen sino encuadradas en los par- tidos politicos: Tos cambios de opinién que se verifican en las masas bajo cl impulso de las fuerzas econémicas determinantes son interpretados por Jos partidos, que se escinden primero en tendencias, para nego escindirse en una multiplicidad de nuevos partidos orginicas: a través de esto pro- eso de desarticulacién, de neoasociacién, de fusién entre homogéneos, se revela un proceso mis profundo e intimo de descomposicién de le sociedad democritiea para el definitivo slineamiento de las clases en Icha para la cemservacién o la conquista del poder del Hstado y del poder sobre el apa. rato de produccién En cl periodo entre el armisticio y In ocupacién de Ins fabricas, el par- tido socialista iia representado a Ja mayorfa del pueblo trabajador italia constitnida por tres clases fundamentales: el proletariado, la pequefia bur: guesia, los campesinos pobres. De estas tres clases sélo el proletariado era + POrdine Nuoso, 25 de septismbre do 1921. No firmado, 97 esencialmente y ‘ jor ello permanentemente revolnci¢nario; las otras dos evolucionsrias “ocasionalmente”, eran “socialistas de guerra”, fceplaban la idea de la revolacion en general por for sentimientos. de tebe, lién antigubernamental germinades durante la guerra. Como el partido sociulista esteba constituido en su mayoria por elementos perpueioburgueses y campesinos, sélo hahzia podido hacer Ja revolucién en los primeros. tiem pos después del armisticio, enando Ios sentimientos de reheldia anti namental estaban aim vivos y activos; por otya_parte, estando const sl partido socialista en su inayoria por peqneioburgueses y amp (eaya mentalidad no ferente de la de los pequetioburgueses de las ciudades), no_podi programa claro y preciso, sin orientacidn, especiah neia internacional, La ocupacién de las [ébuieas, csencialmente proletaria, encontré impreparado al partido socialista, que era proletario sélo parcialmente, que estaba ya, por os primeros golpes del fascismo, en crisis de couciencia en otras de sus partes constitutivas, El fin de la ocupacién de las fabricas desconcerts com: pletamente al partido socinlista: las ercencias revolucionarias infantiles.y sentimentales se hundieron completamente; los dolores de la. g i ian aplacado en parte (;no se hace una revolucién por recuerdos del pa- sado!); el gobierno burgués se mostraba todavia fuerte en la persona de Gio y en In actividad facta; Toe jefes reformistas afirmaron que pen- sar en Ia revolucién comuista en general, en aqnel periodo, era una | ra, Serrati afirmé que era una locura pensar en Ia revalucign comniste et Italia, en aquel periodo, Sélo la minoria del partido, formada por la parte mis avanzada y culta del proletariade industrial, no cambié su pnnto de vista comunista ¢ inernacionalsta, np 20 desmoraliz6 por los. acontesimien tos catidianos, no se dej6 engafiar por las aperieacias de fortaleza y de ener Se gata eee on ae cin auténoma ¢ independiente del proletariado industrial, de la sinica clase pepular esacial y permanentemente revlicionara EI partido comunista no se convirtié de fimediato en cl partido de las grandes masas, Esto pruchs una sola cosa: las condiciones a gran fe ralizacién_y de gran abutimiento on que habian caido las masas a cont nuacién del fracaso politico de la ocupacién de las fibrieas. La fe se habia apagado en gran némero de dirigentes. Lo que autes habia sido exaltado, era entonces ridieulizado, Los sentintientos mis delicados e intimos de la conciencia proleturia era torpemente pisoteados por esta oficialidad subal: tea dirigente, que se habia vuelto eseéptica, corrompida en el arrepent miento y el remordimiento de eu pasado de demagogia maximalista, La masa popular, que inmedistamente después del armisticio se alined en tomo al partido soclalista, se desmembré, se Ticué, se dispersé, La pequefia burgue- sia que habia simpatizado cou el coeialismo, ‘on of fascism; los campesinos, ya sin apoyo en el partido fon_mnayor siinpa- tia por el partido popular, Pero no dejé de tenet consecuencias esta con 98 | | | | asin de los antiguos efectives del partido socialista con los fascistas, por n lado, y con los populares, por ¢l otro. E] partido popular se aproximé al partido socialistas en las eleeciones parlomentarias Tas listas abiertas populares, en todas las cireuns tcogieron por centeuares y miles los nombres de los candidatos social wee clectioues municipales celebradas en algunas comunidades rurales des- elas elecciones politicas hasta hoy, @ meundo los sovialistas no presentaron Tata de minorfa y aconsejaron a sus partidarios entregar sus yotos a la lista popular; en Bergamo el fenémeno tuve una manifestacién espectacular Jas populares se apartaron de la organizaciou blanca y se Susiona- fer eon los socialistas, fundando una cimara del trebajo y im semanario frigide y escrito juntancate por socialistas y populares. Objetivamente, tte proceso de reaproximacion popular-socialista, representa un_ progreso, La clase campesina se unifica, adguiere Ja conciencia y la nocién de s slidarided difusa, rompiendo la envoltura religiosa en cl campo popular, rempiendo Ia envoltora de la cultura auticlerical peqneiiaburguesa en cl tampe socialista, Por esta tendencia de sus electives ninales, el partido so. tialista se aleja cada vez mas del proletariado industrial, y en consecuen tia parece romperse aquel fuerte vinculo unitario que el partido socialista fable supuestamente creado entre la ciudad y el campo; pero como este yinculo no existia en realidad, niugin dafio efeetivo surge de Ia nueva Ttmacién, Por el contrario, se bace evidente una ventaja real: el partido popular sufre nna fuertisima oscilaciéu hacia Ia izquierda y se hace cada vez mas laico; terminara por separarse de su derecha, constituida por grax des y medianos propietarios de tierras, y entrara decididomente en el campo dela lucha de chases, con nn formidable debilitauniento del gobierno hurgnés. FI mismo fendmeno se perfiia en el campo fascista. Le pequefia burguc- sia uthana, reforzida politicamente por todos los transfugas, del partido tovialista, después del armisticio trat de sacar provecho de la capacidad de organizacion y de accidu militar adquirida durante la guerra, La guerra italiana fue dirigida, en ausencia de um estado mayor eficiente, por Is of cialidad subalterna, © sca por Ia pequoiia burguesia, Las decepciones suf das en la guerra despertaron imty fuertes sentiniientos de rebelién anti extrem bemnamental en esta clase, la cual, perdida después del armisticio la unidad nrilitar de cus cuadros, se dispers6 en los diversos partidos de masas, Hevando 1 éstos Fermentos de rebclidn, pero también incertidumbues, oscilaciones, de- nagowia, Destruida la fucrza del partido socialista después de Ia ocupacion de las fibricas, esta clase, con rapide fulminante y bajo cl impulso del Inismo estado mayor que Ia exploto dnrante la guerra, recoustruyd militar- Inente sus cuadros, s¢ organizd wacionalmente, Maduracién vapidisima, eri- Ss constitncional rapidisina. La pequefia burguesia urbana, juguete en ma- ios del estado mayor y de las fuerzas mas retrogradas del gobierno, se alié tr los agrarios y, por cuenta de los agrarios, destruyé la organizacién de Jos eampesinos. El pacto de Roma’ entre fascistas y socialistas sefiala el punto 99 se detuvo esta politica ciega y politieamente desastrosa para Ja pe: | quefia burguesia urbana, la cual comprendié que veniia su “prircogenitu © za” por un plato de lentejas. Si el fascismo proseguia sus expediciones punitivas tipo Treviso, Surana, Roccastrada, la poblacién se_sublevania er masa y, en Ta hipétesis de una derrota popular, ciertamente no serian lo pequeitoburgueses quienes tomarfan el poder en’ sus manos, sino el estado mayor y los latifundistas. El fascismo se aproxima nuevamente al socials mo, la pequefia burguesia trata de romper sus vinculos con la gran propie dad agricola, trata de tener un programa politico que termina por pareoerss extrafiamente sl de Turatiy D’Aragona, _ Bata es la situacién actual de las masas populares italianas: una gran conf. sign, que sucedié a la unidad artificial creada por la guerra y personifieada por el partido socialista, Una gran confusién que eneuentra los puntos de polarizaciéu disléctica en el partido comunista, organizacién_ independicute del proletariado industria; en el partido populas, exgantzactén de los eam pesinos; en el faseismo, organizaciOn de la pequelia burguesfa. El partide focialista, que desde el arnisticio hasta Ia ocupacion de Inn Eébrivas be representado In confusion demagégica de estas tres clases del puchlo tra bajador, es hoy el méximo exponente y la victima mas conspicus del pro. ceso de desarticulacién (para un orden nuevo y definitivo) que las masas opulares itllanas sufren como consecuencia de te descompndcién. de I lemocracia, EL SOSTEN DEL ESTADO* En los buenos tiempos viejos, cuando los recuerdos del Risorgimento esta ban ain vivos y Ia conquista de la Constituoién representaba aiin un valor para las grandes masas de la poblacién italiana, tuvo lugar una interesante po Jémica entre Jos liberales y los republicanos sobre fa naturaleza y la impos taneia del juramento de fidelidad al rey que los diputades debian prostsr en el Parlamento. Los liberales razonaban asi: los diputados se niegan 4 prestar este jutramento, si los diputados co ela instituetén del juramento sea abolida, el Estado mismo quedara despojado de su prinvipal Sostén, La Consitucién es un pacto reciproco de Fidelad entre. puoblo y soberano; si el pueblo, a través de las personas de sus representantes, fc sustrac ala obligacién de fidelidad, si el pueblo exige, con Ia aboliciéu del juramento, libertad de ac ‘onstitucién, también el soberane queda, de hecho, liberado de sus vineulos, también al soberane se le reco- noco la libertad de organi levar # cabo el golpe de Estado contra 4a Constitucién. * 1Ordine Nuovo, 13 de noviembre de 1921. No fimmado. 100 El gobierno representa al soberano en el Parlamento nacional. El gobier- ra es incluso responsable por el soberauo ante ef Parlamento nacional y ante ol pueblo, Si el gobierno deja impunemente vielar 1a Constitucién, si el go: biemo permite la formacién de bandas armadas en el pais, si el gobierno penmite que asociacioncs privadas constituyan depésitos de armas y nmi ciones, si el gobierno permite que decenas de miles de ciudadanos priva. dos, armados, encuadrades militarmente, con asco y fusil, después de re- corer el pais sin que nadie los moleste, invadan la capital y desplieguen abjortamente su “fuerza”, zqué significa sino esto: que el gobierno, res ponsable por el soberano, ha violado cl juramento de fidelidad a la Cons- titucidn? Qué significa sino que s¢ esta preparando, por parte de los of anisinos cstatales que se agrupan en el poder ejecutivo, un golpe de Estado? Qué significa sino que en Italia vivimos ya en el ambiente del que auto- maticamente debe surgir el golpe de Estado? ‘Asi pues, el pacto entre pueblo y soberano ya ha sido denunciada, por vountad del poder estatal que representa al segundo, Automiticamente todos Jos jaramentos de fidelidad son denunciados. ;Qué ata todavia a los em plesdos? Qué ata aim a los oficiales a la autoridad suprema? La pobla- cién, por la légica saisma de los acontecimientos, debe dividirse eu dos partes: favorables y contrarias al golpe de Estado reaccionario, 0 mejor, fevorables ai golpe de Estado reaccionario y favorables a una insurreceién popular eapar de impedir el golpe de Estado reaccionasio. La misma Cons: titucién contempla la eventualidad: reconoce al pueblo el derecho a alzarse ‘en armas contra cualquier intento de los podercs estatales de quebrantar |p misma Constitucién. gPues por qué un pacto, que a fuerza tiene que ser bilateral, deberia seguir siendo valido pera una parte si la otra parte lo rompe? gPor qué un empleado o un oficial deberfa permanecer fie a una ley que ya uo existe? gPor qué deberia conservar los secretos de Estado Y no comunicarlos a los partidos revolucionarios, si couservar estos seczelos significa favorecer el golpe de Estado, esto es, la abolicién incluso formal tk las Ieyes y las libestades constitucionales, mientras que comunicar estos secretos a los partidos revolucionarios significa contribuir a salvar la liber- tad popular, significa ciertamente mantenerse fiel al espixtu del juramento prestado? Fl Estado burgués vive en muy gran parte del trabajo y Ix ebuegacién de millares de funcionarios civiles y militares que cumpleu, a menudo con verdadera pasién, su deber, que tienen on vivo seutido del honor, que han tomado en serio el juraento prestado en el momento de comenzer su se vicio. Si no existiese este niicleo fundamental de personas sineeras, le aerte devotas a su oficio, el Estado hurgués se derrumbaria en un instante, como un castillo de naipes. Estos son el verdadero, cl iinico sostén del Estado, y no ciertamente los otros, los extorsionadores, los prevaricadores. les bolgazaues, los pardsitos del Estado. Ahora bies, a quién beneficia el golpe de Estado? Solo puede heneficinr precisamente a éstes: a los extor: 101 slonadores, Tos_prevaricadores, Jos holgazanes, Ios pardsitos: a menudo 0 miejor ain, casi siempre, el gelpe de Estado no es otra cos sino el instr mento de Ia hez estatal para mantener las po ya destructivas para ls sociedad; esta gente no ti de Jos jursmentos y del honor. odia a todos I @ nodic, a quienes trabajan en sus mismas of viente a su deshonestidad y parasitismo, Hoy la situavién historica es éta: una sola gran clase social esté en grade de oponerse vélidaimente a fos intentos liberticidas de la reaceién desenca denada; la clase de los obreros, el proletariado, Fata clase desompeiia hoy Ja misma fnncién Nberadora que pertenceis en rrgimento 2 los Tibe: & rales, Esta clase tiene su partido, el partido comunista, con el cual deen colahorar todos los elementos desinteresados y sincetos del Estado iteliano, que quieren snantenerse fieles a su oficio de gnardianes de las Hbertades populares contra todos los asaltos de las fuerzas oscuras del pasado que no quiere morir. ripulos, se urls trabajadores y, antes que ina y son un reproche vi UN ARO* ‘Toda ta historia italiana desde 1900 (0 cea desde el a y.el abandono de los iniitiles intentos doctrinarios por erear un Fstado cone titucional con um rigido cuerpo de leyes escritas), ¥ seguramente tambide toda ly historia contermporinea de nuestzo pais desde el momento de la uni dad nacional, seria tm enigma si sc prescindiese de ndoptar como punts central de Ja vision histérica el incesante esfuerzo de determinadas capss gobernantes para incorporar a la clase dirigente @ las personalidades mis ¢ emiuentes de las organizaciones obreras. La democracis italiana, como s ered desde 1870, carece de una sélida estructura de clase por no haberse | realizado el predominio de ninguna de Jas dos clases propietarias: los capi | talistas y tos agrarios. La facha entre estas dos clases represent6 en la his toria. de los otvor paises el terreno para la orgenizacién del Estado moder | no, liberal y parlamentario. En Italia esta lucha ha faltado casi enteramente 0, mejor dicho, se ha verificado en una forma equivoea, como wn some miento, de naturaleza burocrética y plutocrética, de las regiones centrales y nueridionles del pals, Hebitadas por Tas clases dgratas, alas regionsy sp | tentrionales, donde se desarrolld el capital industrial y Sinanciezo. { Ex neoesidad de mantener um réginen democratico, que al mismo tiempo | cra dominio de minorias bnrguesss y se manifestaba como predominio de | uma restringida parte de la nacién sobre la mayor parte del tervitorio, im. pulsé constantemente a los representantes del industvialismo y de la pluto.) inato de Umberto | ¥ LO rdine Nuovo, 15 de enero de 1922. No firmado. 102 s ooupadas 'y que vn cracia soptentrional a tratar de ampliar sus propios cuadros de clese domi- nante incorporando mn ellos a las inasas obreras y anvlando Ia lucha de clases en su zona. Hasta 1900 los capitalistas septentrionales buscaron una afiazea con los latifundistas meridionales para sofocar al mismo tiempo la Icha de clase del proletariado industrial y las explosiones de violencia de las clases pobres del campesinado meridional. Pero sesulté claro que esta alianza a la larga trastornaria la situacion, dando el poder del Estado a los latifundistas y haciendo perder al septentrién las posiciones de privilegio con- quistadas con la unidad nacional. El intento de Umberto y de Sonnino de dar a] Estado ime rigida estructura constituciowal, quitando al Parlamento fas prerrogativas de hecho que habia logrado conquistar, fue el punto de resohucién de estas Iuchas, Definitivamente, con el asesinato de Umherto, el capitalismo gané ventaja, y tratd de sustituir la aliauza de las clases pro. pietarias a nivel nacional con im sistema de alianzas con el proletariado urbano, sobre cya base pudiera desarrollarse, como en Jos demas paises capitalistas, uma verdadera democracia parlamentaria, Giolitti es el. repre~ scntante tipico de esta tendencia, y todu ta historia del movimiento socia- lista desde 1900 hiasta hoy no es més que el resultado de las sucesivas com: inaciones inventadas por el giolittieme para procnrarse el apoyo de le clase obrera. En ningéin pafs, como en Ttalia, hia sido tan favorceida_ por los gobiernos la aparicién y el establecimiento de las organizaciones sindi- ales y cooperativas. A través de la cousolidacién de estos intereses cous: titidos era. presumible que uaceria del seno de Ia clase obrera toda una ieacion pequesohurgucse de furicionarios, que escucharia facilmente las palabras de seduecién de los estadistas burgueses, Este plan veinteial de la parte mas inteligente de la burguesia italiana ha legado hoy a su com. pleta maduracién. Fn su extrema vejer, Giolitti ve Hegado el momento de recoger los frutos de su larguisimo y pactentisimo trabajo, Y se llera a esta conclusién precisamente en’ los dias que correspouden al aniversario del Congreso de Livorno. Hace un aio los comunistas vieron claramente cuél era la orientacién real de la vida politica italiana, y a pesar de la extrema dificultad del mo. meuto, a pesar de que su acto podia parecer, a una gran parte de la clase ‘olvera, aventurado y prematuro, Jos comunistas no titubearon en adoptar una posieién pr ex iltimo andlisi edo el proletariado italiano, de los actos politicos que ineluctablenuen » realizades por el estrato pegues joburewés que en veinte afios de-historia vino constituyéndose y organizin- dose fuertemente en el seno de la clase obrera. Los amados maximalistas unitarios, con aquella ignorancia de la his- torla social de su pais que siempre los ha caracterizado, ereyeron en cant bio que el tener prisioneras en una formacién de partido verbahnente revo: Jucionaria a las tendencies colshoracionistas, seria snficiente para evitar que el hecho hist6rico se cumpliese. Los maximalistas sostavieron que wnt 103. colaboracién preordenada y predicada cotidianamente, representaba una ma nifestaciin de volmlarismo; se negavon siempre, con una terquedad de mulas con orejeras, a recover que toda Ia historia’ italiana, por sus presupues tos peculiares y por la forma como se constituyé el Estado uuitario, debia ne. ceeariamente conducir a le colaboracién. Pero Giolitti conocia mejor que Jos maximalistas la historia del movimiento socialista italiano: é sabia, porque en gran parte él mismo habia side el crea- dor, que cl sistema de las cooperativas y todas las demas organizaciones de resistencia, de previsién y de produccin de la clase obrera italiata no nacie yon por un esfucrzo auténomo de la misma clase obrera, no navieron por wn impulso de creacién original y revolucionario, sino que dependian de toda tna serie de compromisos en los cuales la fuerza del gohierno representaba la parte dominante. Lo que el gobierno habia creado, el gobierno podia destruir. Jo. Lo que el gobierno habia creado sin comprometer oficialmente la autoridad estatal, podia ser destruido por el gobierno con el mismo método. El fascismo se couvirtié asi en el instrumento para rescatar al partido socialista, para determinar Ja escisin entre la pequefia burguesfa incrustada tenazmente en los intereses coustituidos de la clase obrera y el resto del partido socialista que se limitaba @ nutrirse de férmulas ideolégicas, porque se habia demostrado incapaz de llevar a cabo el esfirerzo revolucionario del proletariado. Una vee més la economia. ha prevalecido sobre las ideologias. Hoy, los representautes de Tos intereses constituidos, 0 sea de las cooperativas, de ias comunas, de las ‘cajas de previsiOn, aunque estén en minorfa en cl partido, les Hevan ventaja a los oradores, a los periodistas, a los profesores, a los abogados, que persiguen inaleanzables 'y vanos planes ideolégicos. En un aito, intonsificando hasta el zhsurdo la politica de los compromisos, que es la politica tradicional de las clases dirigentes italianas, la burguesia ha logrado obtener lo que venta preparando pacicntemente desde hace veinte alos. EL gran partido socialista, que en 1919 parecta ser el unifieador de todas las tendencias confusas que se incubaban hasta en los estratos mas bajos de la poblacién italiana, se ha disgregado completamente. De él han resultado dos fuerzas politieas, ninguna de las cuales est en condiciones de dominar la si- tuacién; de una parte la tendencia reformista, que sera incorporada répida- uente al seno de la burguesfa, de la otra el partido comunista. Pero estos obje- ieee surgidos en el Congreso de Livorno no son suficientes para desalentar a Jos camunistas. Por el contrario, estos iiltimos son fuertes precisamente porque no se niegan a mirar cara a cara la situacion y @ valorarla en sus relaciones de fuerza ceales, Para que el proletariado pudiese couvertirse en una clase inde- pendiente era necesario que sc disgregase el edificio de falsa prepotencia eco- némica construido en veinte atios de compromisos. Un derrumbamiento de este tipo no podia dejar de tener consecuencias gravisimas de debilitamiento para el mismo proletariado. Los comunistas tuvieron el valor de hacer frente a la situacién y de hacerla precipitarse. Por lo dems, si este valor les hubiese faltado, el derrambamiento se hubiera producido igualmente y ni siquiera la 104 re EP ES fucrza actual conservada por el proleiariado se habriv salvade del naniregio. Una premisa uecesaria para la revolueién es que también en Italia se produzea Ia completa disolncién de la democracia parlamentaria. [1 proletariado se oo sierte en clase dominante y se pone a Tz cabeza de todas las fuerzas revol cionarias del psis s6lo cuando experimentalnente, por wa examen de la realidad histérica, las tendencias colaboracionistas se demuestran incapaces para resol- ver [a crisis econdmica y politica. Les maximalistas no han querido conven- ccrse en Livorno de esta verdad que brota de toda Ia doctrina marxista: ere- yeron pesible impedir, con la coacciém ideol6gica de una huece disciplina de partide, que el proceso histGrica se verificase integramente en todos sus mo- mentos y creyeron posible saltar un eslabén de la cadena. Han sido castigados en su oxgulle milagrero. Por su earencia de toda capacidad politica y de toda comprensién de la historia real del pueblo italiano, kan alcanzado solamente al miserable triunfo de retardar artificialmente un experimento que a estas horas ya habria sido liquidado por sus mismos resultados y, en consecuencia, 4 los dolores y sufrimientos fumpuestos a la clase obrera por la opresidn capi- talisia, han afiadide muevos dolores y nuevos sufrimientas que hubieran podido evitarse. LA MANO DEL EXTRANJERO* ué presién han ejercido los intereses y los agentes extranjeros en la deter- er y en el deserrollo de la crisis parlamentaria liane, condaida hoy silo provisionalmente y de tala manera?" A este propésito, como es facil com- render, nosotros silo podemos disponer de indicios muy vagos y genéricos: la Mmultiplicided de los indicivs representa sin einbargo, por st misma, un do cumento de elevado valor histérico y de cardcter probativo. Después de la caida del primer sninisterio Nitti, los partidarios del pol basiliseo afirmaron que en la uueva orientaci6n de la politica italiana no or eatrafins las influenctas de Francia. I Resto del Cardino, entoneces nittiano antigiolittiano, publied un documento impresionante: Ia prneba oficial de que dl seior Clemenceau sc habia dirigido al scfior Nitti para pedicle que a toda cesta fuese reprimido el movimiento obrero italiano, y la “digua™ respuesta de Nitti a Clemenceau. No obstante, el Resto del Carling olvidé seiialar — iumediatamente después de la intromisién francesa, el primer ministro instituyé, con decretoley, la guardia regia, destinada micamente a rep) al movimiento obrero, esto es, olvids sefalar que Nii, si por una parte res- pondié “dignamente” a la intromisién extranjera, en realidad obedecié la orden, pasando por encima de la Constitucién del reino, que prokibe la exea- # WOrdine Wuovo, % de mars de 1922, No firmado. "La cris coneluyé con Ia coustituciéa dal gobicra Facta, 105 cin de milici 's mercenatias, y de las “huenas normas parlarnontarias”, qne habsian exigido al menos una diseusién regular ante la Camara de diputados. Si cabe hacer a este prop; ito una distincién entre Nitti y Giobtti es una de cariicter formal, no sustancial: Giolitti acepta mas abiertamente la sum a los extranjeros, Nitti, por el contrario, trata de “salvar Ia cara” y hace virt de la necesidad. Giolitti es la “tradicién” de la somisién italiana; su actitud de mayo de 1915 no puede ser explicada de otra manera sino cou los compto- inisos laxativs astmicos por éf personalmente con el estado mayor prusiano, suicidio del general Polio, que se hahia dixigido a Berlin para firmay el acuerdo militar que en 1912 cambiaba radicalinente el viejo tratado de la Triple Alianza, fue el indicio mas evidente de esta ruptura de contrato: que Giolitti conservaba nn profuudo rencor hacia la Corona por haber cedido a las nevas presiones se demosti6 més tarde al establecer 4, como punto principal de su programa de gobierno tras el armisticio, la abolicidn del articulo So. de a Coustitucidn, que precisamente da a la Corona la pretrogativa de declarar Jas guerras. Caida la dingstia Hohewcultem, y desvanecida cualquier posibilidad de su regres0, Ia orientacién politica de Giolitti cambié, sus reneores se aplacaron. Antes de la guerra, segin la expresién de P. Bourget, en Europa cxistian tres balnastes de la “c '6n elisiea”: ] Vaticano, el estado mayor aleman, la ‘Ciara de los Lores britanica. Después de la guerea, dos de estas institueiou se han derrumbado. El Vaticano ha cambiado radicalmente su estructura: st mal, que era la vieja aristocracia terrateniente, ha dessparecido por la misma razén por la que han desaparecido el militarismo prusiano y la Cimara de los Lores, y ha sido eustituida por la elase de los pequeiios y me- dianos campesinos. Fy) Europa, ls mayor fuerza de conservacién esta repre eentada por el Parlamento francés, en el que ain domina Ia aristocracia terrax tenicnte, Asi como antes de la guerra el punto de vista de Giolitti era, eu definitiva, el del Junker prusiano, asi hoy es el del hobereau vandemo. Inmo- ral y cinico, Giolliti deja abiertamente que los draneeses, mucho menos consi derados que Tos alemanes, se las dent de amos en nuestro pais. Bs natural que ns ruines agentes, los Pippo Naldi del periorismo, sean aiin mas cinicos ¢ inmorales que su patron y lleguen hasta el mits descarado servilismo ante los funcionarios del Estado francés en Talia. Aparte de los episodios de corsupcién individual, la cuestién de las injoren- extranjeras en Italia es la cuestin fundamental de nuestra vida politica En sus términes esenciales puede defiuirse como sigue: la clase mas conservado- ra, la de los grandes propietarios de tierras, aprovecha la crisis industrial para reconquistar la supremacte eu todos les Estados enropeos. La reacciéa, en toda Europa, tiene un earéeter marcadamente agravio. Francia, en donde los lntifondistas conservan una fueyza politica mayor, se convierte en centro reac: cionario muudial. Los conservadores de todos los paises se orientan hacia Fran- ia y de abi rociben sns drdenes. Eu Italia esta sumisién, debido a la mayor deptesion general del pais y por cl mayor envilecizienta de Jas clases gober 106 nantes, se manifiesta en formas mis brutales. Hemos visto a la Stampa, junto a todos los demés diarios giolittianos, participar en la mantobra de los conser- vadores franceses para la caida de Briand darente la conferencia de Washing- ton {publicacion del telegrams de Pertinay sobre el incidente Briand-Schan- zex)? Hemos visto a la democracia giolitiana dezrihar al ntinistro Bonomi para posponer la conferencia de Cénova, segi los objetivos del sefior Poincare 2Pexo acaso los wittianos actnarian diferentemente? Fl creador de la guardia eal por deeveto-ley, ciertamente lograria salvar las formas mas que el sefior Giolitti, pero au politica no seria fundamentalmente distinta de ts del viejo de Dronero. LA EXPERIENCIA. DE LOS METALGRGICOS A FAVOR DE L& ACCION GENERAL* EI conflict en qne se encuentra actualmente empefiado el proletariado meta- lirgico alcanza, por su dureze y su extensidn, el nivel de las grandes luchas del pasado, El proletarindo metalirgico fur el primero, después del amici cn conquistar las ocho horas. El proletariado metalingico fue también el pri mero en conqnistar paia el obrero mejores condiciones de existencia en Ia fabrica y también el primero en sufrir el ataque inicial de la ofeusiva indus- trial. Después de las jornadas de septiembre, arriadas las banderas rojas de las chimeness de Jas falricas, regresavon a éstas los patrones ¥ ciertamente nO con propésitos de coneiliacién con Ie close obrera, que habia intentado ex- Pyoplanbs. Sern estipido preveder que los capitals wieen Eeies cond Giones para la lucha de los obreros y que no piensen sobre todo en restaurat su propio poder, cuando éste se halla amenazado en sus bases. {Qué podia snceder ent las fabricas después de septiembre? Debia preverse: septiembre no 2 La confeyencia de Washingion, celedrads del 2 de nosiembre al 6 de febxero de 1922" seul los problemos. mas rgentes se 1a posgueta: eh desarme, lay enestiones {el Dative y del Extremo Oyieate: La seduceia'de toy cpsamentos terestres dio Ii are violentos endrentomientes entre el delegado estadonnidense Hughes, apayaly’ por SMitgtino Schancer, y Briand. que repiesentaba @ Francia. La Stampa” (2027 Ue 1 Niembye), con la publicacién ds" um tslegrama e un correspansal fans, wevelG.qno rams seaidn secrets Briss Habla beeho wa sl0sidn poco lisonjera para el eles MTuiano ‘ezAcaro ne-e2 un hecho que le redwetién del rou ejerctio. del ae se enor gullecen, go Se ealiedaoeinye una Tey sty gus se tvonjo como rested se To Tisgreention mocal del ejército?"), ala etal Seibtaet ay supo resyonder “en forma ruductovia para, el honor align”. Después del meidente, Hriand abandon Te etm y vegresi a Francia, En Talia se produjeron manifestaciones anttirancoss, ¥ Hugbes dosininid a informacion et ui coumnivady oficial © Ondine Nuovo, 2% de mayo de 1922, No fismado, Bate es et siting axteulo de Gramsel ent) Ondine Naove diate. Pocos dias despues, om Gennatt y Bordiga, Grane poste past pa gas Te Conferen del Beso Aptis de hy Rynacooal Comunista (Jel 7 #1 11 de junio). 107 fae pata ls oreo: wna Vitoria, sino une dents. Como on todos Tos ejér éitos que se repliegau, era anisidn de los dirigeutes obreros preparar la retinad de forma que ésta no se wealizace en desorden, que no provocace panied en ie filas de los combaticntes. Llevada a cabo con habilidad, la retivada \ebia geceneie on analnes do de "a caya fotfiaciOn debian consagrarse todos los esfucrzos en Ia retaguardia, Por el contrario, desputs de septiembre la clase obrera ha sido abaudonada a sf misma; st he encontrado frente a les anes dificiles situeciones sin una consigna precisa que le indicase la via a seguir. La retirada de los obreros, producida inicialmente en el mayor desorden, no podia dejar de tener consecuencias funestas para Ia vida de las organizaciones. En efecto, surgieron las primeras luches contra los despidos. Los metalérgieos comprendieron que desde ese momento era preciso frenar la retivada y resistit ala presién del enemigo. Soportar los despidos, come quorian los industriales, signifieaba prepararse ex breve plazo a una disminucién de salarios. spareefa como una nevesidad urgente de defersa para todo el proletariago. Sin querer todavia indagar aquf lo que mil veces hemos expuesto, nos contente remos con seiialar que los obreros metalirgicos fueron dejades solos ante el combate y también esta vez tuvieron que zeplegarse. Los despidos se produ: jeron, peto Tos patrones no estaban satisfechos aiin con la fuerza reconquis- tada en las fabricas. Querian afirmar sw poder de mancra atin mas brutal, y Pemsaban en nuevas humiflaciones que infligir a Ja clese ohrera. Y ast les Hlegé of tumo a los salarios. Los metalfirgicos resisten: en muchas partes s° eruzan de brazos, firmes y decididos a combatir. Pero también esta vez a Jos obretos les falta una copsigna, puesto que se encuentran nuevamente desligados, iuciertos en la lucha, W los induetllales, abusando de su fuerza, rompen los ecuerdas, Hovan a cabo reducciones de salurios, violas incluso Jas ocho horas. Sin embargo, esta situacién no la sido legalizada por ningin convento. Los industriales siguen sintiéndose liga- dos por it conirato, por mas que ya no lo respeten, ¥ por eso quieren que la organizacibn recouozca este estado de hecho y den Ja batalla por la abolicién del subsidio debido al aumento del costo de la vida que debia inclnisse en Jos mucvos contratos de trabajo. La lucha deja de ser sublerrénea y se have visible, deje de ser técita y estalla en toda su erudeza. Eu este punto la orga aizacién ao puede spur ignorando que se han hecho reducciones de aalios ¥ que los industriales, después de romper los contratos, quieren ahora legitima este estado de cosas establecido mediante le violencia” Para ia orgartencion 4 problema es uno solo: gconsentir o luchar? Un aio de experiencia del pro letariado aetalingien, al ual van ligads las destings de todas las dems categorias obreras, demucslra que hoy ya no es posible posponer Ia kucha, Los industziades 1 ningin contratos actan segin lo fuertes qu : ° mede ni siquiera confiar en los acuerdos que misma estipula con Ja parte patronal, si ésta no se hace consciente ‘de fuerza. La lucha es el Gatico medio que queda a los obreros y a la orga- nizaciéu, para poner un limite a la relirada de septiembre. Pero la lucha 108 no debe cer entendida como el esfuerzo de una categoria. La realidad de estos meses hha demostrado hasta qué puto es falaz Ta técticn de condueir escalonadamente los obreros a Ja lucha, Los textiles, los obreros quimicos, los melalirgicos de Lombardia, de Liguria, de la Venecia Giulia saben to gue Jes ha costado el haber Inchado solos contra Ia clase patronal. Ninguna propa: ganda por el frente iinico ha sido mejor que In hecha en estos iitizmos meses por Ia realidad de los acontecimientos mismos. Hau eaido diversos minis. {cries, se ha creido encontrar 1m limite a las pretensiones industriales, nom brando una comisién especial de investigactén, peto todas las promesas, todos Jos intentos se han resuelio eu este terreno en perjuticio de los obreros. Asi pues, la realidad ha persuadido al proletariado de la necesidad de In Tucha fenctal. Bajo el impulo de esto convicsién, penetrada en la, concieuci, de Ibs obreros, incluso los més adversos al frente tinico han tenido que modifi- car su posicién y orientarse, de buen © mal grado, hacia la aceién de todas Jas fuerzas obreras, alineadas en un frente de lucha tnico. La mismo fuer sugestiva de In unidad ha dado origen en Italia 2! organisio de la Alianza del Trabajo, en el que los obreros tienen puestas hoy todas sus esporanzas de lucha. La Alianza del Trabajo ¢s como la nueva fortaleza, en la cual la clase obrera espera hallar finalmente In razén de su seguridad. Por ello es muy importante la tazea de la Alianza del Trabajo en este momento decisive par Ja vida del proletariado italiano. Los metalirgicos de Piamonte y Lou- hardia, al solicitar la intervencién de la Alianza del Trabajo, no lo han hecho de ninguna manera como una forma de amenaza, para obtener un acto de solidaridad muy vago, sino con Ja firme conviceién de que s6lo corabatiendo bajo la bandera de [a uuided proletaria es posible hoy hacer frente a la ofen siva patronal. Si esto no es comprendido por quienes tienen la responsabilidad de la destruccién definitiva de la clase obrera, é3ta tiene todo el derecho de pedirles cuentas el dia de mafiana, haciéndoles expiar con sangre las culpas de de traicién. : Todo esté hoy a favor de ln lucha general: la experiencia del pasado y Jn realidad presente, 1a voluntad de las masas y las condiciones de vida que querria izponerie a la clase patronal. No comprender esto, oponerse inchiso hoy a la unidad de las fuerzas obreras, impedir con vanos compromisos su realizacién, significa hacerse culpables de un delito que en la historia se jaga en forma peroual. LOS ORIGENES DEL GABINETE MUSSOLINT® Los elementos de a crisis italiana, que ha tenido una solucién violenta cou correspondance Internesionale, 20 de noviembre de, 1952. Firwadn A, G Igual que los otros articulos publicades en. La Correspondance Taternationale (revista uineedal dela Totersacional Comunista publicada en tres idiomas en Berlin, Views ¥ 109 a Hegada del fascismo al poder, pucden resuminse Irevemente de la siguiente nseguido organizar sy Estado no tanto mediante su propia fu 10 por haher sido fayorecida en su victoria sobre Jas clases feudales y semifeudales por toda una serie de circunstancias de orden internacional (la politica de Napoleén III en 1852-60, la guerra austro-prusiana de 1866, la derrota de ia en Serdan y el desarrollo qe siguid, a consccuencia de este acontecimiento, el imperio alemén). El Estado ha evolucionado asf mas lentamente y siguiendo un proceso que no es dado obscrvar en mnuchos otros paises. El régimen italiano no superaba ‘en visperas de la guerra los limites del puto 1égimen constitucional; no se ha 1 de los poderes; las prerrogativas parlamen- no existian grandes partidos politicos parlamen- tarios, En aquel momento le barguesia italiana debia defender ka unidad e ‘integridad del Estado contra los repetidos ataques de las fuerzas reaccionarias, representadas sobre todo por la alianza de los grandes propietasios de tieras con ol Vaticano. La gran burguesia industrial y eometvial, guinda por Gio- vauni Giolitti, traté de resolver el problema con una alianza de todas las clases urhanas (la primera propuesta de colahoracién gubernamental fae hecha ety Turati en los primeras afios del siglo xx) con la clase de los jornaleros agei. colasy no se trataba sin embargo, de nn progteso parlamentarios se trataba més bien de concesiones paternalistas de orden inmediato que el régimen Inacia «las masas trabajadoras organizadas eu sindicatos y cooperativas agri colas, La guerra mundial arrasé todos estos intentos. Gialitt, de acuerdo cou la Corona, se vomprometié en 1912 a actuar al lado de Alemania en Ia guerra de 1914 (el acuerdo militar firmado en Berlin en 1912 por el general Pollio, jefe de estado mayor italiano, entr en vigor exaclamente el 2 de agosto de 1914; el general se suicidé durante el periodo de neutralidad italiana, apenas la Corona se mostyd favorable a la nueva orientacion politica pro Entente) Giolitti fue violentamente desplazado por los nuevos dirigentes, represen- tantes de la industria pesada, de la gran propiedad agricola y del estado mayor, que incluso llegé a urdir una conjura para hacerlo asesinar. Las nuevas fverzas politicas, que debian hacer su aparicién después del armisticio, se consolidaron durante Ja guerra. Los campesinos se reegruparon cn trey organizaciones muy poderosas: el partido sovialista, el partido po- pular (catolico) y la asociacién de excombatientes. El pirtido sovialista orga- nizaba a mis de un millon de braceros agricolas y de medieros en Italia central y septentrional; el partido popular agrupabe otros tantos peqpueios propietarios y campesinos mediauos en las mistuas zonas; las asociaciones de excombatientes se desarrollaron sobre todo en Italia ameridional y en Las Paris), s¢ trta cietamente de un texto que se aparia notablemente det aviginal tte Viano 3 ny refleja exactamenie a) pencamienty del autor, 0 regiones atrasadas que no tenfan tradiciones polities La lucha contra Tos grandes lerratericates se intensifies muy répidamente ex todo el territor italiano: las tierras fueron invadidas, los propietarios tuvieron que ewigrar las cabezas de distrito de las regiones agricolas, a Bolonia, Florencia, Bari, Napoless a partir de 1919 estos siltimos comenzaron a organizar escuadr de burgueses para Iuchar contra la “tiranfa de los exmpesinos” en las 20- nas rurales, A este iomenso levanlamiento de las clases ttabajadoras eu zonas_nuales le faltaba una consigaa clara y precisa, une ovientacién decidida y determinada, na programa politico concreto. El partido socialista hubiera debido dominar la situaciin, pero se Ja dej6 quitar de las manos. El sesenta por ciento de los afiliadas’ at partido ex campesinos; entiv los 150 diputados socialistas en el Parlemento, 110 habian sido elegidos en las zonas rurales; de 2500 administraciones connmales co qnistadas por el Partido Socialista Ttaliano, 2.000 eran exclusivamente cam- pesinas: custtro de cada cinco cooperativas adininistradas. por los socialistas eran cooperativas agricolas. El partido socialists reflejaba en sit ideclogia y ‘en su programa el caos que reinaba en el campo; toda sn actividad se redu- cia a declamaciones maximalistas, a declaraciones ruidosas en cl Parlamento, a fijar manifjestos en las paredes, a cantos y fanfarrias. Todos los intentos hechos ex! el interior del partide socielista por imponer las cuestiones obre- ras ¥ la ideolngia proletaria fueron combatidos enearnizadamente gor las ar mas mas desleales; asf, en la sesién del consejo nacioual socialista celcbrada en Mildu en abril de 1920, Serrati Neg a decir que la huelga general gue acahaba de estallar en Piamonte, y que era apoyada por obreros de todas las categories, habia sido provocada artificiahnente por agentes irresponsables del gobierno de Moses. En marzo de 1920, las clases propictarias comenzaron a organizar la cou- traofensisa. E17 de marzo fue convoeada en Mikin la primera conferencia aacional de los industriales, que cred la Confederacién General de la Industria Wuliana. En el curso de esta conferencia se elabord nn plan preciso y com- pleto de la accién capitalista unifieada; todo estaba previsto on é, desi la organizacién sisciplinada y metédica de la elase de Tos fabricantes y los co- merciantes hasta el estudio minueioso de todos Jos instrumentos de hicha c tra los sindicatos obreros, hasta la rehabilitacién politiea de Giovanni Gio- litt. En los primeros diae de abril la nueva organizacién obtnvo ya su primer triunfo politico: el partido sociulista declaraba andrquiea ¢ irresponsable la gran huelga de Piamonte que habia estallada en defensa de les consejos de abrica y para obtener el control obrero de la industria; el partido anienazi con disolver la seeeién de Turin, que habfa dirigido la huelga. EL 15 de j Giolitti formaba su ministerio de compromiso con los agratios ¥ con el estado mayor, representado por Bonomi, ministro de la guerra. Comensd entouces bri) Trabajo de organizaciéu revoluviovaria frente a la amenaea de oc- ‘én de las fabricas, prevista incluso por los dizigentes veformistas reuni- dos en la conferencia de la federacién de obteros metaliirgicos (FIOM), que se un ceelebré en Génova en el misino aio. F el ministerio de Ja guerra, con Bonomi a su cabeza, inicié la desmovilizacion de cerca de 60000 oficiales del modo siguiente: los oficiales desmovilizados conservaban exatro quiintos de st paga; en su mayor parte fueron enviados 2 los centros politicos mas portentes, con la obligacién de afiliarse a los “*fasci de combate”; estos ines habian permanecido hasta aquel momento como una pequefic oy nizacibn de elem ‘alistas, andrquicos, sindicalistas y republicanos, fa- vorables a fa partieipaciéu de Italia en la guerra del lado de la Entense. Kl gobierno Giolitti hizo esfuerzes cnormes para aproximar la confeder de Ta industria a las asociaciones de agrarios, especialmente a aquellas de Italia central y septentrional. En este periodo fue cuando aparecieron las pri escuadras armadas de fascistas y enando se produjeron los. primeras episodios terroristas. Pero la ocupacién de las fabricas por parte de los obre. ros metaliirgicos tuvo lugar en un momento en el que todo este trabajo estaba en gestacién; el gobierno Giolitti se vio obligado a adoptar una actitud cou ciliadora y vecurrir a una cura homeopitica més bien que a una operacién quirirgica. NUESTRA ORIENTACION SINDICAL* En el Stadicato Rosso del 15 de septiembre el compaiiexo Nicola Vecchi* vuelve a plontear min de sus vejastesis: Hs preciso constituir wn organlimo nac ual sindical de clase, auténomo e independiente de todos los partidos y tran- sitoriamente independiente de todas las Internacionales”. Cuil dehe ser nuestra actitud ante semejante proposicién? zCual debe ser Ia Wirectiva de propaganda de los comunistas para canalizar en medio de las masas posibles corrientes de opinién de acuerdo con la tesis del compaiiera Vecchi? ¢Cual es, coneretamente, en la actual situacién, nuestra orientacién sindical; s decir, de qué manera pretendemos mantenernos en contacto coa les grandes masas proletarias, para interpretar sus necesidades, para resumir y concretar su voluntad, para ayudar al proceso de desarrollo dd prletariado hacia su emancipacién, que contintia a pesar de todas las represiones y toda Ja violencia de la oprobiosa tirania fascista? Nosotros estamos, por principio, contra la ereacién de nuevos sindica: tos. En todos los pafses capitalistas el movimiento sindical se la desarro- Hodo ea un sentido determinado, dando lugar al nacimicnto y progresivo desarrollo de una determinada gran organizacién, que se ba encamado en * Stow Opesia, 18 de oetubve de 1928, Firmady Autonio Cameet + ED Sindicate Rosso, drgago de la condente siadical comunista de Ia Confederseign general del Cabaje, se publics dese cure de 192) hasta mara de 1925. En te UniGn Sindieal Italiana, Micola Vecchi era el exponento de fente gnaicosindicalista, favorable aun abcresmiento a lus comunistas ye la IIT Interaacions uz Ja historia, la tradici , los modos de pensar de la gkan mayoris de fas masas proletarias. Cada intento hecho por organizar aparte los ele meutos sindicsies revohicionarivs hia fracasado y s6lo ha servido para for talecer las posiciones hegerénicas de los reformistes en la gran organizavion. 201 veniajas han obtenide los si tas cn Thalia de la creacién de la én Sindical? No han logrado més que parcialmente y s6lo en forma episédica en Ia masa de los obreros industriales, esto es, eu la clase mis reyolucionaria de la poblacién trabajadora. Durante el periodo que va desde el asesinato de Umberto T hasta lz guerra Tibia, han conguistado le direccién de grandes masas agrarias de Ia Nanura padwana y de las Puglias, ohteniendo este ‘inico resultado: estas masas, apenas acabades de entrar en campo de la Jucha de clases (en aquel periodo precisemente se verificd una transformacién de les cultivos agricolas que anmenté en cexea del 50 por ciento la masa de jomaleros), se alejaron ideolégicamente del proleta- Fido de las fabricas y, sindicalistas anarquicos hasta la guerra libia, esto ts, en el periodo en el que el profetariado se radicolizaba, se convirticnon en reformistas, constituyendo después del armisticio y hasta 1a ocupacién de Its fbricas In masa pasiva de maniobra que los dirigentes reformistas. cou cade oeasién decisiva, lanzaban on contra de la vanguardia revolucionaria. EL ejemplo uorteamericano es ain més caracteristico y significative que dl ejemplo italiano. Ninguma organizacién ha Megado af nivel de abyeccién y de setvilismo contrarrevolucionario de la organizacién de Gompers. {Pero zeaso esto queria decir que los obreros norteamericanos eran abyectos y sier- vos de la burguesia? Ciertamente no, aunque permanecian adheridos a la organizaci6n tradicional, Los IWW® (sindicalistas revolucionarios) fracasa- yon en Hott de conquistar desde el exterior a ls munte contraladas por Gompers, se epartaron de éstas, se hicieron masacrar por las guardins blancas, A contyorio, el movimiento drigido por el compafiero Fosters” dentro de la Federacién norteamericana del trabajo, con consignas que interpretaben la si tuacién real del movimiento y tos sentimientos mis profundos de los obrero norleamericanos, conquista ua sindicato tras otro y muestra claramente basta qué punto es débil © incierto el poder de la burocracia de Gompers. ‘Asi pues, nosotros estamos por principio contra Ia reacién de nuevos sindicatos, Los elementos revolucionarios representan Ja clase en su con- into, son el aspecto mis altameente desarrollado de su conciencia @ condi. iin de que permanezcau con las masas, que compartan sus errores, sits ihusiones, sus desengafios. Si una orden de los dictadores reformistas abligase a les revolucionarios 2 salir de la Confederacién General del Trabajo y a 2 Industrial Workers of the World (Trabajadores,industriales del mundo): 0 cijn do ioquierds, intornacionalista, fundada. en 1903. por elementos di feformida dmericim Federation of Lebor, disisida por Gompers, con cl propdsite de rganizar a lop tradajadores 0 calficados, TW. Fostar (1881-3961), junio con virgs organizadores sindieales, fue en 1920 uno {eos fundadores del Partido Comtnista Notteemericann, 13, organizarse aparte (Io que naturalmente no puede excluirse), Ja nueva or ganizacion deheria presentarse y ser verdaderamente ditigida para ol fin 1 de obtener la reintegraciéa, de obtener nuevamente la unidad entre la clase y su vanguardia mas consciente. La Confederacién General del Trabajo ex su conjunto representa alin a le clase obreie italiana, Pero gonél es ef actual sistema de relaciones entre Ia clase obrera y la confederacin? Responder exactamente a esta pregunta quiere decir, a mi juicio, encontrar la base conereta de nuestro trabajo sin- dical, y por lo tumo establecer nuestra funeién y nuestras relaciones con las grandes ‘masas. La Coufederacién General del Trabajo he sido reducida, como organiza: cin sindical, a sus limites minimos, tal ver a un décimo de su poteucialidad unériea de’ 1920. Pero la fraccién reformista que ditige la confederacién la congervado casi intactos sus cuadros orgunizativos, lia mantenido en el puesto de trabajo & sus militantes mas activos, més inteligentes, mis eapaces Y¥ que, digamnos francamente Ia verdad, saben trabajar mejor, con mayor to- nacidad y perseverancia que nuestros corapafieros. Una gran parte, la casi iotalidad de los efemeutos revolucionaries que ex afios pasados habian adquirido capacidades organizativas y directivas y hi- tos de trabajo sistemitico han sido ascsinados, 0 han emigrads, 0 estin dispersos, a clase obrera es como un gran ejército que ha sido privado de golpe de todos sus oficiales subalteruoss en tn oférelto comejante seria imposible mantener la disefplina, la sofidaridad, el espirity de Iucka, a unidad de orientaciéa, cou la nica existencia de un estado mayor. Toda organizacién 3 mt conjumto articulado que ia sélo si existe una relacién numérica proporcional entre las masas y los dirigentes. Nosotros no tenemos cuadros, no tenemos enlaces, no tenemos servicios para abarcar con nuestra influencia # Ja gran masa, para potenciarla, para volver a convertirla en aa insteamento eficaz de lucha revolucionaria. Los zeformistas estau en condiciones infin lamente mejores que nosotros en este aspecto y aprovechan habilmente su si mnaci6n. La fibrica sigue subsistiendo y organiza naturalmente a los obreros, los sgrup os pone en contacto, £1 procs de producsion bt tmantenido su nivel de los afios 1919-20, caracterizado por una funcién cada vez mayor del ca- pitalismo y por lo tanto por una importancia del obrero cada ver mis d siva. El aumento de les precios de costo, determinado por In necesidad de mantener permanentemente movilizedos a 500.000 eapataces fascistas, no es cievtamente une prucba brillante de que el capitalismo haya reconquistado su juventud industrial. Asi pues, el obrero es naturalmeute fuerte en la fabrica, 3 concentrado y organizado en Ia fabrica. Por el contrario, esta aislado, Sigpersoy os dil fuera de a Habre En el periodo anterior a la guerra imperialista se daba Ja relacién inver- sa.H1 obtere estaba aislado en fa fabrica y eta aprnpado fuera de ell: desde nt cleaterior presionaba para obtener una mejor legisiacién Jaboral, pata dis- minuir el horavio de trabajo, para conquistar Ja libertad industrial. La fébrica obrera esté representada hoy por la comisién interna. De i mediato surge esponténeamente la pregunta: apr qué los capitalistas y los fascistas, que qnisieron la destruccién de los sindicatos, no destruyen también las comisiones internas? Es un hecho que en casi todas las {abricas italianas se ha conseguide esto: que exista una sola comisién interna; que todos los obreros, y no sélo los organizados, voten en las eleccioncs de la comisin interna. Asi pues, toda Ja clase obrera esta hoy organizada en las comisiones internag que han perdido asi definitivamente su caracter estrictamente cor. rativo, PEsta es, objetivamente, una gran conguista de enosme significacién: sirve para indiear que, a pesar de todo, en el dolor y bajo la opresién de la bota de hierro de los mercenaries fascistas, la clase obrera, aunque sea molecular- mente, evoluciona hacia la unidad, hacia una mayor homogeneidad orga: tizativa, gPar qué los capitalistas y los fascistas han permi doy siguen_permi liendo que se haya formado y permanezca semejante sitvacién? Para el ca- ali y para el fascismo es nocesario que la clase cbsera sea prvada de st (cam funciou historica de guia de las otsas clases oprimidas de la poblaci pesinos, especialmente del Mediodia y de las islas, pequeiioburgues y rurales), es necesario que se destruya In organizaciOn exterua 2 y concentrada territorialmente (sindicatos y partidos) que ejerce una influen. Gia revolucionaria en todos fos oprimidos y quita al gobierno la buse demo. exética del poder. Pero Ios capitalistas, por razones industriales, no pueden querer que sea destruida toda forma de organizact6n: en la fabrice es posible In disciplina y la buena marcha de la produccién solo si existe al menos un minime de constitueionalidad, un mifnimo de consenso por parte de los tres Dajadores, ‘Los fascistas mis inteligentes, como Mussolini, estén conveneidos, ellos Jos primeros, de la no expansividad de su ideologfa’ “snperior a las clases” mis allé de los estrechos limites de aquel estrato pequeftobureués que, no tenien. na funcién en la produceién, no tiene conciencia de los antagonismos Mussolini esté convencido de que la clase obrera no perdera jamés ‘sn conciencia revolucionaria y juzge necesario permitir un minimo de orga- nizacién. Mantener, mediante el terror, dentro de limites estrechisimos a las organizaciones sindicales, significa dar el poder de la coulederacién 2 Jos re formistas; conviene que fa eanfederacién exist como embrién y que se in- serle en un sistema esparcido de com internas, de manera que los reformistas controlen a toda la clase obrera, sean los representantes de toda la dase obrera. Fata es Ja situacién italiana, éste es el sistema de relaciones que existe hoy eutre nosotros entre Ia clase proletaria y las organizaciones. Las indie para nuestra tiietiea son claras: 1) twsbajar on Ie fibrica para construir grupos revolucionaries que com trolen, las comnisiones interaas y las empujen a ampliar cada vez mas su os fera de accién; 2] trabajar para crear enlaces entre las Sabricas, para imprimir q la actual situacién un movimiento que afirme Ia direceién natural de desarrollo de las organizaciones de fabvica: desde la comisién interna hasta el consejo de fabtica, Sélo asf nos mantendremos en el terreno de 1a_realidad, en estrecho con. tacto con las graudes masas. Sélo asi, en el Lrabajo laborioso, en el erisol mas ardiente de la vida ebrera, conseguiremos recrear nuestros cusdros or sginizatives, hacet brotar de las grandes masas los clementos capaces, eons: cientes, plenos de ardor revolucionario por estar conscientes de su propio valor y de sit indestructible importancia en el mundo de la produccién. 2QUE HACER?* Querides amigos de Ia Voce, En el n, 10 (15 de septiembre) de In Face he leido la interesante diseu- sign eutre el compafiero G. PB. de Turin Z el compaiiero S. V. gEsté cerrada lo disension? Seria posible pedir que la discusién permanezea abierta du- ante muchos ‘iimeros més, € invitar a todos los j6venes obreros de buona volantad participar en ella, manifestando, con sinceridad y bonrader i Tectual, sus ‘opiniones sobre el tema? nceiled |v benrades tate Cémo se plantea el problema Comienzo yo, y afirino sin més que, al menos a mi parecer, el compafiero SN. no ha plenieado bien el problema y ha eaido en algunos errores. ere visimos desde su misrao punto de vista. aPor qué ha sido derrotada la clase obrera italiaua? ;Por qué carecia de unidad? 2Por qué el fascism ha logrado derroter, no sélo fisieamente, ino también ideolégicamente, al partida sovialisia que era el partido tradi- cional del pueblo trabajador italiano? Por qué i partido comunista no se ha desarrollado répidamente en los aiios 1921-22 y no ha logrado agrupar en tomo suyo a la ntayorfa del proletariado y de las roasas campesinas? EI compariero S. V. no se plantea esas preguntes. esponde a todas las ‘angustioses inguictades que se maniffestan en la carta del compaiiero G. P. con la afirmacién de que hubiera bastado la existencia de un verdadero partido rovelucionanio y que su organizacién fatura bastard en el futuro, cuan- do la clase-ubrera haya reeuperado la posibilidad de movimi nto, gPero es * La Voce alte Giotens, 10, de noviembre do 1928, Fiady Giovanni Masi. 16 yerdad todo esto 0, al menos, en qué sentido y dentro de cnétes limites es verdad? ‘El compatiero S. V. sagiere al compasero G. P. que no siga pensando dentro de determinados esquetas, sino que piense devo de otces esqucmas que no precisa. Es necesario precicar. Y esto es lo que resulta necesario hacer inme- Viatamente, éste debe ser el “principio” del trabajo para la clase obrera: es preciso hacer na despiadada autoeritica de nuestra debilidad, es preciso Eomenzar por pregumtarse por qué hemos perdido, quiénes éramos, qué que Hlamos, 2 doude queriamos Hegar. Pero antes todavia es necesario hinecr otra ost (siempre se descubre que el inicio tiene siempre otro... inicio) + es feersaria extablecer 10s criterios, Jos principies, las bases ideoldgicas de nues- tra misma erftica, {Tlene we ideologia ta clase obrera? {Por qué los pastides proletorios italiauos han sido siempre débiles desde a‘umtolie vista revolutionario? Por qué kan fracasado cnando debisn usar de la palebra a la accién? No conocfan In situaciéu en fa que debian Muar, no conocian ef terreno en el que habrian debido dar Ja betalla. Pier cen eto: en mis de hreinia fies de vida, el partido socialista no ha prod fido un libro que esludie la estructura econémicosocial de {talin. No existe tin libro que estudie los partidos politicos italianos, sus vineulos de clase, wr retina, sPor qué en cl valle del Po el reformisno se arraigo tan profundamente?” ;Por qué el partide popular catélico, tiene mis éxito en la Itslia septentrional y central que en la Italia del sur, donde cin embargo, Ii poblacign esti ands atrasada y por lo tanto deberia seguir yas fillmente 2 un partido confesional? 2Por qué en Sicilia los grandes propietarios agri- folas Jon autonomietas y uo Io son los campesinos, mientras que en Cerdeita itonomisas los eampesines yo los graces propietarics? ;Por qué en ey aa en otro Inger, se ha desarrollado el reformismo de los De Fe ice, Brago, ‘Tasca de Cute y similares? ;Por qué en la Italia del sur ha habido une lucha arinada entre fascistas y nacionalisias que no se ha dado wander es? ‘Nosotros uo. conocermos {talia, Peor aun: earecemos de los fnstrumentos adecuados para conocer Italia tal como es realmente, y por Je tanto estamos en la casi imposibilidad de hacer previsiones, de orientarnos, caeeasblecer lineas de accion que tengan cierta posibilidad de ser exsetas. No existe una historia de la clase obrera italiana. Ne existe una historia de la chase campesina, ;Qué importancia tuvieron los succsos de Milan del 88? Qué ensefiaza nos dejaron? Qué importancia tayo la huelga general de Milan de 1904? ¢Cofntos obrercs saben que alli, por primera ver, se afit ind explicitamente la necesidad de, la dictadura proletaria? Qué signifiendo he tentdo en Italia el sindicalismo? zPor qué ha tenide éxito entre los obre- tos autieolas J no entre los ebreros industriales? Qué valor tiene el partido Tepublicann? Por «qué donde hay enarquistas hay también republicanos? nt 2Qué impostancia y qué significado ha tenido el fondmeno del paso de ele entas sindicalistas al nacionalismo antes dela guerra de Libia y la reps Licién del fenémeno a e=cala mayor para el fascismo? : Basta plantearse estas preguntas para darse cuenta de que soinos com: pletamente ignorantes, que estamos desorientados. Pareee como si en Italia nunca se bubiera pensado, ni estudiado, ni investigado. Parece como sila clase obrera italiana nunca hubiera tenido una concepeién propia sobre le vida, In historia, el desarrolla de la sociedad humana, ¥ sin embargo, la clase obrera si tiene yna concepeién propia: et materialismo histérico; y sin em hargo, la clase obrera ha tenido grandes maestros (Marx, Engels) que han demostrado cémo deben examinarse los hechos, las situaciones, y come del examen se extraen las orfentaciones para la accién. Fate es nuestra debilidad, ésta es la razén principal de Ja derrota de los partidos revolucionarios italianas: no haber tenide wna ideologia, no haberla difundido entre Jas masas, no haber fortalecido las eoncieucias de los mili tantes con certidumbres de cardeter moral y_psicoldgies, ;Cémo asombrarse de que algunos obreros se hayan hecho fascists? Como asombrarse de esto, sid V. dice en cierto punto: Guta sabes ineluo noses, convencidos, podriamos volvernos fascistas?” (Estas afirmaciones no se ha ven ni siquiera en broma, ni siquiera como hipétesis... de propaganda.) 2Cémo asombrarse de esto, si en otro articulo del mismo uiimero de la Foce, Se dice: “Nosotros yo somos antich No somos anticlericales? Qué Seifica sto? 2Qué no somos auticlricales en el sentido mnsnic, a el punto de vista racionalista de los burgueses? Es preciso decirlo, pero preciso decir que nosotros, Ia clase obreta, somos anticlericales. por vane somos materialistas, que nosotros tenemos una concepeién del mundo que supeta a todas las rcligianes y a todas las filozofias surgidas hasta ahora en el terreno de Ia sociedad dividida en clases. Pero por desgracia... ia con cepcién no la tenemos, y ésta es la razén de todos estos errores tedricas, «que rienen ademis un rellejo en la practica, y que nos kan conducido a la derrots y a fa opresién fascista BL inicio... jdel inicio! 2Qué hacer entonces? ;Por dénde comenzar? Veamos: a mi jujgio ex preciso comeurar precisamente por esto, por el estudio de la doctriua que ts propia de la clase obrera, que es la filosofia de la clase obrera, que es Ja sociologia de la clase obrera, por el estudio del materialismo hist6rico, por el estudio del maraiemo. He aqui un objetivo inmediato para los grupos de amigos de la Voce: reunitse, comprar libros, organizar leceiones y conversa ciones sobre este tema, formarse criterias sélidos de investigacién y de exa men y criticar el pasado, para ser mas fuertes en el futuro y vencer, La Voce deberia ayudar en todas las formas posibles, publicando ecquemas de Fecciones yde conversaciones, dando indicaciones bibliograficas raciona: us les, respondiendo a las preguntas de los lectores, estimulando sn buena vo: lunted. Cuanto me se haya hecho basta ahora, més necesario resulta ha- y con le miisiesa rapicez posible. Los hechos apremian: la pequefia ‘sia italiana, que puso en el fascismo sus esperanzas y su fe, ve cémo cada dia que pasa va derrumbindose su castillo de naipes, La ideologia fas cista ha perdido su expansividad, induso pierde terreno: despuntan nueva reate los primeros albores dela nueva jornada proletaria PARLAMENTARISMO Y FASCISMO EN ITALIA" BI10 de diciembre fue proninlgado un deereto res), que pase fin a le sesida perlamemtaria abierta en mayo de 1921: ain no se sabe si el ciesre de Ia sssion significa también el clerre de la legislatura. Esto dependerémenoe de ka situacién politica general que de la sitnacién interna del paride fas- cista En ef momento en que eseribimos, en todos los fasei locales, bajo el co- trol de Jos prefectos y ia vigilancia directa de los carabineros, estén en curse las elecciones de Ios nuevos dirigentey del partido. Si las eleceiones. couno es probable, dadas las medidas preventivas del gobierno y del comité central provisional del partido faccista, tienen come resultado 1a victoria del mussoli- nismo, las elecciones se cclebraran Ia proxima primavera. Si el gobiemo tiene In certeza de poder establecer listas relativaiiente tiomogéneas de caudidatos fascistas, y de hacer elegir a una mayoria de la ewal no deba temer, nna vex celebradas los elecciones, situaciones imprevistas, le sera mas Sécil xeducir al minimo Ia oposicién_y ebtener un voto popular Claioroso a favor de los amos del pais. El gobierno ba empezado ya a tomar metlidas a fin de que Ia voluntad popnlar pueda manifestarse sobre bases ampliadas; pare comenzar, ha suprimido aquel poco de prensa legal qne aim le quedaba al partido comnnista. La Iegislatura que esta por concluir ha visto la liquidacis todes los partidos tradicionales de le gran y pequefia burgue: Se abrié bajo tl gobierno Giolitti que, con el brillante concurso de D’Aragons, Turati y Modigtiani, consiguié poco después hacer restituir a los capitalistas Jas £4 bricas ocupadas por los obreros metaliirgicos. Al principio ta eimara uo com taba més que con un grupito de una treintena de fascistes; en una de sus ‘iltimas se ha mostrado dispuesta a renovar los plenos poderes a Mussoli mayoria aplastante, . Ta enal entraron incluso los votos del grupo parlamentario de) partide popular. ‘Nunca, ca ningin Estado burgues, ae lrabia visto caer tan bajo @ una asam- Vi ara sofocar bajo nna avelancha de boletas electora- bea legisativa. Navi © Ea Correspondance furernationele, 28 de diciembre de 1923. Firmado C. Mase, us les, la guerra civil que en mayo de 1921 se habia desencadenado con extra- ordinatia violencia en toda Italia, esta cémava sélo ha servido para demostrar I incapacidad absoluta de Ia democracia frente al fascismo, al cual la of mara ni siquiera ha logrado impedir dar apariencia de legalidad a-un golpe de fuerza ejecurado con ayuda de elementos de derechs. A deci verdad, debe reconocerse retrospectivamente que los tres. gobicr ios que prevedieroy ef ascenso del fascismo al poder tenfan Ja buena intencién de obstaculizar el desarrollo del movimiento fascista y de restablecer wna cier (a legalided democritica. Giolitti se engaié pretendiendo tratar el mozbo fascista con 1a misma cura homeopatica usada en septicmbre de 1920 contra los obreros. Después de separar L4cilmente a D'Auuuuzio del fascismo, ereyé poder contiolar g este tiltime amenazande a Mussolini con revelaciones sen- sacionales. No obstante su decreto de julio de 1921, que clevé hasta los ti mites del absurdo las tarifas aduanales haciendo grandes concesiones a los capitalistas y a los agraries, Giolitti fue obligado a batiree en retirada por la voluntad irreduetible de a derccha reaccionaria. El gabincte Bonomi que le sucedid parecié aim méo deeidido: en Sarzana los carabineros, en Médena la guardia regia dispazaron sobre algunas doco: nas de fascistas qee habiam intentado suplantar a las autovidades legales. Pero frente a la ofensiva immediata de Ia reaccién que empnjé ai suicidio al ge- neral D’Amelio, comandante de la guardia regia, el gobierno Bonomi, vien- dose privado de todos los medios, no pudiendo ya ni siquiera emplear las fuerzas armadas para gavantizar la seguridad personal de los diputados an- Ulescistas, se limilé a crear; hajo cuerda y con el concurso de los nittianos y de fos reformistas del grupo Modigliani, una orgauizacibn armada de tipo fascista, Ia de los “arditi del pueblo” ‘Asi cayé también el gabincte Bonomi tras haber logrado, con sus medidas a tnedias, hacer més deci jada fascista. El tercer gabinete, el de Faeta, coroné la obra de sus dos predecesores. Facta, un abogaducho de pro Vineia, Giolitti, un politico insignificante, debian euniasearar fas grandes maniobras estradégicas de fa democracia, defeadida por un grupo conside- rable de industrates y banqueros de la’ Italig del rte, para sofocar, de ser necesario con ayuda del ejéreito, al fascismo. Pero evidentemente” era demasiado tarde: las fuerzas de qne disponia In democracia exam iusuficien tes, Hacia mnediados de 1922, el gobierno Facta traté de redueir los efectivos de los catabineros —-que estaban bajo el control directo del ministro de la guerra, el agrario fascista principe Di Sealea— para hacer pacar a la mitad de ellos, cerca de 30 000, a la guardia regia, subordinada a la direccién gene: ral de policia, entonces en manos de los giolittianos. Hacia medidas de oc- tubre al jefe de estado mayor. general Badoglio, ereia poder afirmar ain que el fascisino podia ser liquidada en quince dias’ con los medios ordinarios de tn poi y el eféecito, [os pesiddicos anwiciaron para el 4 de noviembre (1922) un gran dis euro de Gabriele D’Annunzio en Roma, del eual se decia que provocaria 120 paralelamente 2 la accién de los generales giolittianos, un “moviniento de masas”. Pero log fascistas estaban on condiciones de parar, tanto desde el punto de vists politico como desde el militar, el golpe preparada. Cousiguic- ron engafiar incluso a Gioliti, al cual dejeron creer que la crisis inminente podia ser ronjurads mediante una solucién parlamentarias se hablé de cons. un nnevo gobierno en el que no debian entrar mas de tres o cuatro foscistas. Ignalmente cousiguicron atemorizar al rey, separarlo de Facta de Giolitti y, aprovechando’ Ia confusién provocada por estas maniobras po- litieas, el 29'de novierabre hicieron mnarchar sus tropas sobre Ia capital. La mayoria parlamentaria que habia sido favorable 2 la politica de los giolittianos contra e! fascismo ¢ incluso, en rigor, x la formacién de un go- Bierno de izquierda, abierta y d ente autifascista, cay6 sfibitamente de rodillas bajo el torniquete de Mussolini: le coneedié ‘los plenos poderes que ya 4 se habia tomado; encajé, sin pestafiear, los insultos de los triun- fadoress no esboz6 nivel més mfuimo gesto de protesta contra los mites de intimidacién y de venganza personal del nuevo gobierno. Estos excesos slesoaron sa punto enfininante con el saqueo de le casa de Nitti y con el intento de asesinato del misnco hombre politico en visperne de In renovacién de los plenos poderes a Mussoli Obviamente, esta situacién en el Parlamento italiano ha tenide reperc siones de diversa nataraleza en ka peqnefia fraeeién revoluciouaria de la e& mara, Las medidas adoptadas por el comité ejecutivo del partido comuuista contra el compaiiero Bombacci son muy signilicativas a este propésito, Bom: baci considers necesario emplear con el gobierno fascista, en ocasién de lt discusién sobre las relaciones comerciales entre Italia y Rusia, um lenguaje analmente corté y diguo de un politicastra de pequefio calibre, argo, la situacién imponia claramente a todo representante del proletariade actitud determineda. Después de afio y medio de tergi ef gobierno italiano se decidié a someter a la ci yecto de acuerdo comercial con Rusia que, aun coustituyendo un yan pro- reso sobre cl proyecto precedente, no implicaba todavia el reco de jure de la Repiblica de los soviets, aunque el consejo de comisarios del puchlo se hubiese negado a ratificar el tratado anterior, precisamente porqne ro incluia el reconocimiento de jure. El gobierno fascista, entrando en esta veva Tase de las negociaciones, cedié ante la presién ejereida por loz capi: talistes italiaaos, los cuales, ante el naufr jnente del capitalismo ale- min, veian amenazado el equilibrio ecoudmico europe y vefan snrgir nuevos peligros econdmicos y politions del lado de Francia. La politica francesa ten dla, en efecto, a imponer a Htalia una especie de vasallaje. Los tratados entre ay Rusia, en este momento, este Hespirados mucho més por ol dese do cjercer una presion cobre Francia e Inglaterra que por la vokutad rea de establecer relaciones comerciales con Ia Repiblica de los soviets. ‘Asi pues, el terreno era extraotdinariamente favorable para una ofeusiva comunista que debia establecer de forma inequivoca: 121 LU el fracaso de la_politica exterior del gobierno fase mente ligado a Francia, contribuyé Alemania y, en consccuencia, el sometimiento de Italia a Francia. 2] Ja politica segnida por ia Confederacién General de la Industria Italia. na contra el gobierno fascista y la manera como éste fue obligado a aceptar el punto de vista de los industrisless 3) la funcién antimperialista de la Repiblica de los soviets y Ia necesidad, para las naciones ecoudmicamente débiles que descen salvaguardar su inde de terreno de colaboracién econdmica y politiea con Los capitalistas, a través del Srgano del sefior Olivetti, secretario general de Ja confederacién industrial, sostenian que las umevas negociaciones_ co Rusia no habfan aleanzado los resultados actuales slo porqne en Rusia el capitalismo ha sido “completamente restablecido”, porque los mismos bol cheviques demuestran que Ja civilizacién moderna siguilica y no puede sig nificar més que régimen capitalista. El compafiero Bombacci, en vez de levar a la discusién la vor orgullosa y. digna del proletariado internacional, vietorioso en Rusia donde conserva firmemente el poder en sus manos, dejando sobrevivir por propia convenien- cia algunas formas de economia privada que no representan mis que una infima parte de la ecouomia nacional, se rebajé hasta la adulacién de la revolucion fascista y de la mania de grandeza de Mussolini, con Jugares eo- rumnes de una banalidad deseousoladora. Es opertuno recordar ahora que, ya desde los comiensos de la participacién en Ja vida parlamentaria de la frac cidn fascista, los obreros vieron con dolor y asombro que Bombacci no sabia tener con estos individues, cuyas manos esti manchadas de sangre prole taria, otras relaciones que las warcedas por una deplorable cordial Ta amistosa cortesia de Bombacei con respecto a sus “‘colegas” fascistas ha sido ampliamente explotade. por los perioticos oportunistas en sus pole micas contra nuestro partido. En una reciente reunion fascista, el secretario fener dl fos, Giants, tmblando de Ie “earoe, oetumbre” de Bombe legé al punto de proponer, medio en serio y medio en broma, que se com cediera a Bombacei el carnet de afilia partido de Musso El Partido Comunista Italiano debia poner término a este espectaculo in decorox provocado por la debilidad e incapacidad de wn compaficro enviado a Ia cimara por el heroico proletariado de ‘Trieste para que hiciera parla mentarismo revolucionario. EL FRACASO DEL SINDICALISMO FASCISTA* Le conferencia de los dirigentes de la industria italiana y de los principales > La Correspondance internationale, 3 de enero de 1924, Firmado G. Masci 122 exponentes del sin fascista, celebrada el 19 de diciembre pasado en Tega, bajo los auspicios y en presencia del presidente del consejo, Mussolini fe dado recopocizsiento formal al Tracaso del programa y lo: métodos del fascismo en el terreno sindical. “Todos recuerdan los intentos desesperados del fascisino, antes y despnés de llegar al poder, para crear un movimiento sindieal a su servicio. Todos ooveriian igialmente cSmo estos intentos, aun habicndo dado resultados rela- Tvamente positives entre los trabajadores agricolas, fracasaron completamen te entre kas obreros. Ha sido facil para los fascistas, dadas las condiciones se wida ye traf de Tos campesinos pubres y de los Draceros, disperses fx las aldeas y unidos Gnieamente por débiles vinculos sindicales, destruir lis organizacioues socialistas de los trabajadores agricolas y obligar a las masas trabajadoras de las zonas rorales a entrar en las corporaciones fascistas mnediante el terror y el beicot econdmica. ‘Las cosas han tomado un giro totalmente distinto con Ios emspleados it~ dostrialee exceptuande @ los fersocarrileros, expnestos a las medidas coer ‘Gtivas del Estado, sobre cuyas eabezas pende siempre la amenaza del despido, y de los trabajadores portuarios que ya tenfan una organizacién de corécter Jundamentalmente eorporativo, que dependie, en sus acciones, de la situacibu del trafico maritime, del movimiento de los puertos italianos que ofrecen gados desiguales de_prosperidad, en xelacidn directa con el balanes de las Exportaciones y las importaciones y las considerables eompras periddicas de mos, carbon y café Frias grandes cindades industriafes Jos fascistas solamente han logrado eunir grupos dispenos, constituides siempre por desocupados y elementos Meiminales. a los cucles el earuet de afiliacion al fascio les asegura la impu- tidad para los actos de sabotaje, los robos y actos de violencia contra los Trigenics de las fabricas. Para la politica fascista, pues, era necesaria le conquista de las masas proletarias. cae : seers TI gobiorno fascista puede mantenerse en el poder solamente haciendo le vida {inpostite a todas las organizaciones no fascistas. Mnssolini fa estable Uo ct boder sobre bos estratos profundos de aquella pequefia burguesia. que, So tenfendo ninguna fancién en la produecion e ignorande, por consiguiente, re cntagonismes y les eontraticelgnes que brotan del régimen capitalists, crefan firmemente que la lucha de clases era una invencién diabélica de los. Ncialistas y los cormmnistas, Toda la coucepciéa “jerérquica” del fascismo nace do este epirty pequetohutguts, De ahi el concepto de una sociedad meeena constituida por una. seric de pequefias coxporaciones orgenizad me Fvoptrol de la elite fascista, en la eval se hallan concentrados todos los vejuivios ¥ todas lag veleidades utdpicas de la ideologia pequefioburguesa Beith Ta pecesidad de erear un sindicalismo “integral”, que es una sintesis aevisada de icalismo cristiano demécrata, en el que la idea de Ia mac devada a divinidad. sustituye a la idea religiosa ste bello programa fue repudiado por los industriales, que se negeron a 128 dar su adkesién 2 las corpornciones nacionales fascistos, en pocas pa a someterse al contro! de los Ressoni y compaiiia. Los faseistas, ew re al rechazo de Jog industriales, se lanzaron, deste hace algunos propaganda demagégica en gran estilo, que ha lezado hasta a inciter a los obreros metalirgicos y teatiles a preparar una huelga general. Esta campaiia contra Jos industriales aleanz} su punto culminante después de ta visite de Mussolini a la Fiat de Turin, en ocasién del aniversario de la marcha sobre Roma. Los seis o siete mil obreros de la Fiat, reunidos en nn patio de la fabrica para escuchar a Mussolini, dieron al jefe del fascismo una acogida claramente hostil. Los fascistas acusaron entonces a los industriales turineses de cultivar el autifascismo en las masas, de preferir tratar con los sindicatos reformistas, de despedir a Jos obreros fascistas, de impedir a las eorporaciones nacionales que se desarrollen, etestera. Llegaron incluso a agredir al dizector de la Fiat, el senador Giovanni Agnelli, en un café de Turin. La situacién se ha puesto muy seria tanto para Jos industriales como para el gobicrno. EJ comité sindical del partido comunista ha intervenido en la lucha para invitar a las masas obreras a participar en Is lucha contra. los industriales, axmque ésia haya sido desencadenada por iniciativa de tos fas cistas y a ampliar el riovimiento, Pero la accién fue bruscamente interrom pida por orden de los dirigentes fascistas, y a esto siguid la conferencia del 19 de diciembre. Ene} discurzo pronuneiado en esta conferencia, Mussolini reconocié la imposibilidad de agrupar en un solo sindicato a obreros y_patzo nos. Ei “sindicalismo integral”. segiin Mussolini, solamente puede aplicarse en el campo de Ia azricultura. Los fascistas «leben respetar la independencia de las organizaciones industriales esforzandose por impedir los contflicios de clase. El sentido de este discurso esta claro. Los fascistas reuuncian no sdio una apariencia de lucha contra los industriales, sive también al intento de conciliar, bajo su arbitraje y control, Ins intereses de clase; se proponeu funieamente come tare organizar a los obreros... para entregarlos atados de pies y manos a los capitalistas. Este es el principio del fin del sindivalismo fasciste. Inmediatamente de pués de la conferencia, numecasos propietarios de tierras han elevado rd sricas protestas contra el diferente trate que dan los fascistas @ la industria ya la agricultura. Han demmeiado las violencias cometidas por las orga- nizacioues sindicales fascistas en perjuicio de los propietarios para obligarles a respetar los contratos de trabajo. impugnados por estos iiltimos, obviamente, come absurdos y contrarios 2 los intereses de la nacién; han impuesto la reconstruceigu de la confederaciOn deta agricutur, aeorbide por Ix compo- racién fascist. En Parma, los conflictos eutre {asc una serie de’ ineidentes. En Reggio E tario del interior del gobierny Mussolini, fue expulsado por los fascistas. Es evidente, pues, el éxito de la tictica adoptada por nuestro partido para de- senmascarar ante las inasas a los dirigentes fascistas que no son avaros de y agrarios han, provocado ya toda ‘a el diputado Corgini, ex-sibsecre- 124 estos grandilocucntes contra los industriales. Los fascistas tienen ain, tamente, la satisfaccién de ver a miles de obreros asistir a sus reuniones, pero sc ha Iogrado arrinconarlos contra la pared, vbligarlos ¢ desdecirse de sus reivindicaciones, desacreditarlos incluso a los ojos de los elementos ands airssados de Jas masas trabajadoras. Si esta téctica se generaliza y se ex: tiende a las zonas rurales, se acelerara tauto le descomposicién del Tascismo como la. reorgal = revolucionarias Eat tition, eortamente, es hostlizada por los refonnstas y maximalistas instalados en la direccién de las centrales de los sindicatos legales, dueiios ademés de los tinicos peviddicos proletarios que todavia se publican en It lia. Socialistas y maxinalistas denmesttan asf, una vez més, no querer real- mente combatir el fascisino. Sin duda que correrian un grave. riesgo si pre- tendiesen afrontar el fascismo para disputarle, en ef seno de sus mismas orga izaciones, el control y la direceién de las masas. Pero Zes esa una raz6n para renuncier? Por otta parte, es cierto que grandes masis, no solo de obreros ‘agricolas sino también de obreros fabriles, al carecer de cualquier otro medio para luchar contra la burguesfa, se dejarian arrastrax por la deimagogia fas tista esperando asi imponerse a los patrones. La intransigencia de los refor- nistas y los maximalistas no se desarrolla en realidad contra el fascismo, sino contra Ia parte més pobre y atrasada del proletariado, Para colo, esta in- transigencta carece de logica y admite demasiadas concesiones pricticas = Jos detentadores fascistas del poder. ITALIA Y YUGOSLAVIA” Fl tratado de amistad firmiado entre Italia y Yugoslavia, qne liquida 1a cues- tién de Fiume y abre una nueva ora en las relaciones entre los dos pafses, ha determinado principalmente por tres causas: 1] La proximidad de Ia campaita electoral en Italia. El gobierno fascista pretende quitar una de sus cartas principales a la oposicidn, la cual no deja de snbrayar, en los cireulos burgueses, el completo fracaso de Ja politica exterior fascista, cuyo ‘nico resultado ha sido el aislamiento de Ttalis. 2] La formacién del gobierno Venizelos cn Grecia. El gobierno Mussoliui se ha convencide de que no puede matar dos pajaros de un tiro. Venizelos eel hombre politico que, después del tratado de Versalles, ms se ha opuesto a los planes expansionistas del imperilismo italiano. En en conflicto eon Yugoslavia, Italia tenia en su contra los tratados. En st conflicto con Grecia, Italia ticue los tratados de su parte. El convenio establecido entre los gobier- nos de Roma y Belgrade prueba sus inteneiones de querer respetar el stata quo vigente. A todas estas eausas se summa In politiea de Francia con respect © Le Correspondance Internatinuale, 80 de encro de 924, Firmado G. Masci. 123, a ta Pequeia Entente. Si, como haeian creer las apariencias hace algunas semanas, el contlicto por Fiume se hubiera agravado, Francia, nni la Pequefia Entente, hubiera constituide un peligro para Italia. que hasta 1922 cra personal de Mus: no. A este plan se afiaden las nego: ciaciones hispano-italianas, [a politica de acercamiento a los sovicts, el con: flicto entre Italia (débilmente sostenida por Espafia) e Inglaterra y Francia @ propésito de ‘Tainger. El preludio de esta nueva politica fue la ocupacién de Corhi, una reaccién un tanto exagerada a la nuerte del genera) Tellini La conviccién persona) de Mussolini fue siempre la de que Italia, en ver de hipnotizarse con Fiume y Dalmacia, comprometiendo su seguridad en el Adridtico, debe adquirir esta seguridad a través de concesiones a Yugoslavia las cuales, ademis, Je dejarfan las manos libres en el orieute mediterrineo, (A este respecto se ha aproximado mis a le politica del Corriere della Sere, de la Stampa y de la tendencia Nitti que ala de la gran mayoria de los fas- cistas y sobre todo de los nacionalistas, tltimas legados al fascismo.) La cuestiin dalmata estaba liquidada de hecho desde el dia en que el triunfo de los partidos reaccionarios en Yugoslavia y la represién del movi- miento campesino en los latifundios de los grandes propietarios italianos de la regién, diezon & estos iltimos la certeza de que sus derechos no serian sacrificados # Jos campesinos croatas. En Dalmacia Ia situacién es bastante andloga a la de Galizia y de los paises bilticos. Los propietarios de ticrras y la mesa de los campesinos pertenecen a nacioualidades distintas. El primer discurso de la Corona, pronunciado en Belgrado después del regreso de la dinastia, anuncié la expro tifundiatas dalmatas, [a liberacién de los campesinos del yugo feudal y el re parto de las tierras. Hoy todo ha cambiado. il ak ‘pasado las tropas itelianas de oenpaci6n se retiraron de ciertas zonas del pals sin gue nada desagradable sucediese a los propictarios. La campaiia de prensa comenzada coutra ellos por los agrarios ha cesado; el tratado italo-yugoslave concluido reeientemente ha cambiado la situacién. El tratado italo-yugoslavo va dirigido contra los intereses briténicos o contra los intereses franceses? A esta cuestién, planteada hoy por una parte de la prensa, responderin los hechos. Un examen objetivo de la situaeién y el conocimiento de las opiniones sostenidas por Mussolini en el curso de su carrera de periodista fascista nos autorizan a creer que la politica italiana se volverd cada ver més angléfoba, aun manteniendo una apariencia de equi- librio entre Francia y Gran Bretafia. Es preciso tener en cuenta también el hecho de que ¢] partido fascista, masa pequeftoburguesa nacionalista, influye en la politica gubernamental. Los fascistas quisieran instaurar una_ politica de completa independend frente a las grandes potencias que pretenden do- minar el mundo. La debilidad polities de Hatia obliga, sin embargo, a com- promisos eatre las declaracfones, de las que es prodiga la propaganda intema, 126 y ln accin prictica. Por ello, la politica exterior fascista seguixa en el blujf y seguiré inclindndose a las aventuras EL PROBLEMA DE MILAN* Es preciso, con gran precisién y gran franqueza, plantear a los obreros de Wittn ef problema. - de Bilin. Por qué en Mi, eran ciudad industrial, cou un proletariado qne es el mis numeroso entre los centros industriales ita: Tiancs, que por si solo representa mas de un décimo de los obreros fabriles de toda Ttalia, por qué en Milin no ba surgido una gran organizaciéu revo- Iucionaria, mientras cl movimniento siempre ha qué en Milan no ba habido partido socialista? Por qué en Milin, incluso cuando el movimiento estabs en su punto més elevado, mandaban efectivamente los reformistas? ;Por qué ‘en Milén todas las asociaciones obreras, sindicales, eooperativas, rmtuas, han estado siempre en manos de los reforinistas o semirreformistas, incluso eaaedo las masas salian a las calles enardecides por ef mis entusiasta impulso revo- fuciouario? Bs preciso plantear clara y francamente el problema de las masas, y I marlas a resolverlo con sus propios medios, con su voluntad, con sus sacri ios. El problema es vital, cs el problema’ més importante de la revolucién italiana. ;Es posible pensar en una revolucién italiana si la aplastante ma- yoria dal proeteriado milmés no primero congulstada sin reserva a una ‘concepeién precisa y aguda de lo que serd la dictadura proletaria, de los sacri Ficioe y esfuerzos inandlitos que exigiré « las masas trabajadoras? En Milén se encientran los imayores ctntros vitales del capitalism italiano: el capita- lismo italiano sélo pnede ser decapitado ca Milan. Para la revolucié» italiane existe ya un problema leno de ineSgnitas: el de Roma, capital politica y administrativa, donde no existe nn proletariado industrial numeroso que pueda dominar a fa numerosa burguesia. Los fas. cistas han mostrado una de las soluciones que puede tener el problema de Koma. Pero ésta seria utdpica para la revolucion proletaria sin una clara victoria en Milén, si en Milan no se crea una situacién tal que decenas y decenas de miles de obreros devotos, entnsiastas y que tengan ideas muy dares y objetivos mny precisos puedan ser armados y encuadrados sélida- mente. Fl problema de Milén no es, pues, una cuestiOn local: es un problema nacional y cn cierto sentido también internacional. Los obreros de Milén eben convencerse de esto y; de la comprensién de los deberes formidables ‘que pesan sobre ellos, deber sacar toda fa enetgia y todo el entusiasmo que © 17Univa, 21 de febrero de 1924, No firmado. Es el primer articule de Crameci pu biieado en £Unicd, cuyo primer nimero salié el 12 de febrero de 1824. 127 son necesarios para Hevar 2 cabo la tarea necesaria No seria dificil rastrear Ins causas remotas y provimas por las que se exeé en Milan [a actual sitzaciéu, en fa cual, es inatil ocultarlo, son los reformistas quienes tienen el eontrol efectivo de Tas masas. Pocas grandes fébricas, ut mero infinite de pequefias ¥ pequefifsimas empresas, gran cantidad di fioburgueses dedicados al comercio, gran nimero de empleados, tradi mocratica fuertisima en los obreros viejos, ctestera, eteétera. Pero a nosotros nos basta recordar e! impulso revolucionario deruostrado siempre por las ma sas obrevas milanesas para llegar a estas conclusienes: 1] Ja situacién actual se ha ereada por los errores del partido socialists cn los afios postericres Ja guerras 2] es posible, con un trabajo asidno, paciente, de todos las dias, de todes las horas, con la mas devote abuegacién de los mejores obreros, cambiar la situacién. EI partido socialista no se ha preoeupado de tx enorme importancia que Milin deberie tener en Ia rovolucion y no ha procurado nunea erear una gran organizacién polities. En los afios 1919-20, para estar a la altura de sus obligaciones comio centro organizativo de la economia nacional, Milén habyia debido tener una seccidn socialista de, por Jo menos, 30-40 000 socies: cosa sauy pouible en una ciudad que nents eon ces de 300,000 trabsladones cuando la. gran mayoria sigue al partido que dice querer la revolucién. Por el contrario, en Milan parecia como si los obreros fuesen premeditadamente mantenidos alejados de In organizacién de pastido. Los efrculos distritales no tenfan mgs que una importancia minima 'y para colmo sélo acogian a los inscritos en el partido. En la seeetén Jos elementos obreros no tenfan la posi- bilided de hacer escuchar sus voces. La tribuna estabs siempre ocupada por Jos grandes ases de la demagogia reformista y maximalista, que hablaban horas y horas sobre los grendes problemas de Ja politica internacional 0... comunal; no una discusion seria sobre los problemas més intimamente obre- ros, como ws consejos de fabrics, las cédulas de empresa, el control obrero, en cuyo anlisis incluso el mis sencillo obrero habria tenido competencia y puntos de vista que exponcr. Quienes trabajaban eran los reformistas: todo el esqueleto de In organizacién obrera milanesa estaba constituida por Jos relormistas. Sabiamente distribuidos en todos los puntos estratégicos mas importantes, sabiendo trabajar silenciosa y meiddicamente, sabiendo plegarse y desaparecer cuando el remolino revolucionario se hacia més violento, los reformistas forjaron fucrtisimas cadenas dentro de las cuales circala “hoy a dase obrera milancea sin siquiere darse cuenta. Era tipico de Mitin y extraordinatiamente significative de la auseneia de una organizacién revo- Iacionaria, el hecho de que cuando el movimiento popular aleanzsba sw méxi- tne cuando de todos los puntos de la cluded bulla la, mase incluso et ss elementos mas miserahles 'y apaticos, fos anarquistas tomaban ventajs en la dircecién; cuando el movimiento era de potencia regular y hastaban las pale- bras fuertes, entonces los maximalistas eran los leoness cuando, por el con- 128 estaban ta ha re: ‘rina nario, habje extancumiento y s6lo las fuerzas rds acti Ti entonoes la direcefme1a de los yformistas. Bl re ducido & sus tén imos el movimiento de clase fan en toda la linea. 7.Qué siguifica todo esto? Que nosotros, los obreros revolucionarios, james muy mel. Solo por uestta incapacidad, solo por mestra perez Mformistas son fuertes y parece que represcntan a las masas. Es preciso, pu aprender # trabajas, es preciso plantearse en cada fabrica, en cade cast, ext eija barrio, el problema de edmo trabajar para ganarse las simpatias de las fgandes mmasas, de la parte més pobre de Ia clase obrera que es tainbién Ia fie numerosa y que dard a le revoluctén las filas de soldados mas fieles y apretades. i # Y hay que discutir y hacer diseatir. Nuestras columnas tiene tarubin y especialmente, este propdsito. EL PARTIDO POPULAR? Hl abajo al que la preparacién politica electoral somete al partide popular spertoe oor eeguido cum un poco de serieded y examinado com atencion supe Tor a la que le prestan no sélo los drganos del fascismo, sino también los de foe demas corrientes politicas italiauas. Se ha adquirido la costumbre de tnsiderar las fracciones en que se divide el partide popular de wn modo m swueinien, independientemente de cualquier examen de las fuerzas reales que Bren de base a estas corrientes. Y sin embargo, el easo del partido popo- lar e precisaypente nag en ef cual fas expresiones “dorecha, izquierda y cers ifican nada por si solas, sino que adquieren significado slo en con la estructura de Jos sociales que se han eonfundido én Tante cierto tiempo en ef organisino unitario del partido. El problema que ‘ihe pllntearte, & nuestro jucio, no es el del predeminio de la derecha 0 ia izquierda, sino el de ver si ln preparacién politica de las eleceiones, podrsé titecar 2 estos diversos grupos sociales la ocasién de encontrar eadu uno ie ellos su propia definiciéu y su propio camine. ; Elfaccismo cousidera como un gran triunfo el haber obtenido la separaci del tronco unitario del partido de un grupo de “extrema derecho”. Sin e argo, eso puede discutlrse. El “grupo de extrema dereeha” es el grupo los viejos catdlicos reaccionarios: aristocracia clerical, propietarios de tas, Tigados ya uo tanto af respeto a Ja Constitucién de) Estado italiano 3 te conservaciéu del orden social existente. Que se trata de grupos cousti- Aucionales, en cl sentido estricto de In palabra, lo demuestra el hecho de que fueron el alma de Ja oposicién clerical al Estado italiano en sus primeras © Unité, 22 de febrero de 1924. No firmaado pe décadas de vida y que se vincularon al Estado italiano sélo enando patecié ¥ fue necesario sostenerlo para evitar In accién de los obreros y campesinos en su contra. Pero Giolitti, el tipico hombie de Estado conservador italiano, resolvi6 el problema de atar asi estos grupos en forma mucho més brillante que a puesta en prictica hoy por el fascismo. Su solucién permitia a los catélicos reaccionarios mantener las adherencias de masas que a ellos les ofte cia el aparato demoeratico de Ia Tzlesia, explotar este aparato en el periodo electoral para la hicha contra los partides de clase y transformar las fuerzas asi agrupadas en sostén permanente del Estado. EI “pacto Gentiloni” fue Js acién evidente de este sistema, la extrema derecha reaccionaria permaneciesc en el seno del par {ido papular estaba siempre abierta le puesta para una soluctén de este tipo. Su salida y su constitucién como grupo politico autSnomo puede que haya Sido un triunfo perlameatario contra el autoritarismo de aon Sturzo, pero ha planteado el problems del partido popular y sobre todo de las masts que Jo respaldan en forma muy diferente a la anterior. En ef partido popular hay siempre una “derecha”, y en esta derecha now ‘otros incluimos también el flamado “centro”. Es una derecha de profesionis tas, de burgueses medios y pequefios, la cual en la posguerra ha ejereido con reepocto 2 las masas populates tna funcidu andloga 2 la que los reaccionarics catélicos ejercian con las masas de sus partidarios a través de la organizac Ge la Iglesia. Esta ha hecho accptar a dichas masas un programa “reformiste” con respecto al Estado italiana, 0 sea, les ha hecho creer que la satisfac de sus necesidades de liberacién econdmica y politica podria obtenerse destruir Ja maquina del Estado, sin sustituir un Estado burgués, snpuesta mente liberal, por un Estado de Jos obreros y los campesinos, sin plantear a los obteros y a los campesinos el problema de la conquiste del poder pol tico, Cierlaunente, este grupo es responsable de Ja desrota enyas consecuen as sufren hoy tanto los campesinos (populares) como los campesinos socia- listas; y sus dificultades politicas se hacen mayores de dfa en dia, porque de dia en dia los mismos earpesinos se estén convenciend de que hoy un programa “rcformista” uo tiene ya ningin significado. Fl fascismo tiende a dar a la dictadura de dlase de Ja burguesia una estahilidad v una perma- nencia que derivan de Ix transformacién abierta del Estado supuestamente liberal de otro tiempo en érgano y forma de esta dictadura, Cualquiera que tenga un interé ccondmico de clase que defender encnentra el camino inexo- rablemente cerrado ante sf. Por ello, cada eampesiuo popular debe sacar hoy la misma conclusién que sacamos nosotres: que no es posible ninguna con quista, sino como consecueneia de una lucha que se proponga quitar de en medio’ el obstéculo tinico de la dictadura del fascismo. El grupo burgués que ha excuadrado y ditigido politicaziente a las masas popullares en la pos- jaierta Jiega de este todo a ver agotada eu propia funeién. El contzaste entre su meatalidad y su progcama y la mentalidad y el programa de las masas que atin siguen al partido, esté destinado a hacerse eada vex mis profundo, a 130 medida que el fascismo avauza por su camino, ¥ la profundizaciéu sélo po dra datse en el sentido indicado por nosotros. La verdadora crisis del partido popular esté aqui. A su cabeze esté un grupo que ya no es capaz de comprender y resolver el problema de las ma- foe que lo siguen, Esta también Ix izquierda, pero seguramente valen para tila Jas misinas cosas que hemos dicho de la derecha. Le diniea manifestacion politica de la izquierda ha sido la propuesta de abstenerse en las elecciones, esto es, una propuesta que es un indicio de mentalidad exclusivamente par Iomeutarista, contraria & aquella que deberta ser la propia de ua partido de lo de macas y no yular sigue siendo, sin embargo, un part ie de la wide ‘que estas masas llevan y de ls su avtivud de oposieién al ‘ante fas masas en un aspecto bien distinto al que imaginan los di el indicio de intencién de lucha gue en los ‘es inevitable que I divergencia deba acabar por con mis profundas que les Mctuales: Una solucion clavifieadora se tendra snica fnente cuando en el seno mismo del partido haya un grupo con el valor de econocer que el programa “reformista” de los afios pasados no tiene hoy ningin valor, y que si es cierto que las masas tienen hoy necesidad de lega dad y libertad para proseguir y desarrollar sus conquistas econdmicas, tam bien es cierto que la libertad y la igualdad se conquistan hoy solamente ab: tienda la dictadura del fasciano. También para los populares, @ al menos para aquellos que actiian en beneficio de las masa que los sostienen, el pro- Frama “reformista” debe resolverse en un programa de lucha, y de lucha no por couquistas y veivindicaciones personales. G1ODA 0 EL ROMANTICISMO* is lefdo la mas reciente piezn de prosa de Mario Gioda, la carta abiesta que Mino Ciole inion animador y jele del fascismo tarinés despnés de la desape. jcién de Cesare Marie De Vecchi, ha enviado a Fragola, director dei gran diario Piemonte, He leido y he seboreado. He leido, saboreindolas volaptun samente, palabras y frases gue ya no Tefa desde hace avios y afios_((enénto Ben hd pasado!) + “Un gozquecillo gratider,y desdentado”, “La pelota aniuimamente Janzada recae sobre el hocico --.” del gozquecillo, “Sotocas tes balandrouadas phiferas”. .- Mario Gioda, Giods Mario, Paolo Valera, el amigo de Vautriv, Ulisse Barbieri, sangre, sangre, sangre, euartos de derrotistes colgados de los gan chos de las carnicerias piblicas, un escupitajo de Francesco Barberis sobre + 1/Unitd, 28 de febrero de 1924. Finmado Manalive, Ja plataforma del tranvia, el cuarto mosquetero, el hombre que se despierta de una siestecita con nn bigote rizodo a la Guillermo, Mario Gioda, Giods Mario. .. Maio Giods es un microcosmoe. La vida de los hombres y de las cosas. Ja historia de los pueblos y de It naturaleza han tenido un solo fim: crear a Mario Gioda. La inteligeneia de este hombre es un filtro portentoso que re tiene todo cl polve de oro de ls corriénte universal de la vids y de la historia Pero todo hombre, y con mayor razon toda criatura elegida, tiene su grano de locura, tiene su debi Mario Gioda echa mano a la espada del mos quetero, echa mao al venablo del cazador de Ossian, echa mao a la Jivida navaja del vagabundo que surge siempre de las cloacus de Tos bajos fondos sociales, y descuartiza, perfore barrigas, euelga de los gauchos de su fan Listica eamiceria los miembros sanguinolentos de Tos enemigos, si los ene- migos le ecuerdan que 61 ht sido empleado de une empress euya moder dad escapa a todos los romanticismos de mereachifles an Se dice —todos los entendides profundas, todos los escrutadores, atentos del fas gue el fascismo es un movimiento roméntico, que el fascismo es, mas ain, ol romanticism italiano. Aun estando conveneido de que el fascismo es un movimiento social, o sea politico-econémico, que en Ita ia se ha producidy y ha podido triuufar por una coyuntura histérica excepeional, no me anino a rechazar esta profunds visi6n sintética del fas- cismo. El ambiente eu que se formaron los individnos fascistas. la ideologia de que se nutrieron abundant pueden ser amados romanticismo; pero hablo de los fascistas como Mario Gioda, no como Cesare Maria De Vevehi, como Massimo Rocea, como Cesare Forni, fascistas del viejo mussolinismo, fascistas que eran anarquistas, sindicalitas, socialistas revolucionarios hasta agosto de 1914, que se volvieron intervencionistas por la guerra revolucio- naria, que se volvieron fascistas de la primera hora, etcétera, eteétera, 10 dde lus fascistas de origen agrario, que despnés han conquistado el fasciss0 ¥ no lo quicren soltar por nada del mundo. Massimo Rovea era empleado de Ia editorial Sonzogno; tradujo y colabors en la difusién de miles y de canas de miles de novelas de Ponson du Terrail, de Fitore Malot, de Enrico Richebourg, de Eugenio Sné. Mario Gioda era el “Amico do Vantrin” de la Folla de Paolo Valera, era el discipulo mas genial y prometedor de Paolo Valera, debe guardar ain en algtm cajén una voluminosa novela sobre los hajos fondos de Turin, une novela, como Los miievios de Paris de E, Sué, uma novela en Ja cusl, con el método literario de Carolina Invernizio, una pacifica ciudad provineiana de honrados trabajadores. de pacificos pequefio- fhurgneses pensionades por el Estado, se conviorte en una sentina de vicios, un acuario do serpientes de mar, una corte de los milagros de tovtos los mons: trons sociales. He ail romantiismo, he ahi el ambiente romntcs ex el jue se formé el alma fascista. Por qué la novela por entrogas, tipo editorial Kruogno, era tan popular en {isha antes de la guerre? gor que I Seenlo era el periédico mis difundide? Por qué Carolina Invernizio era la (a el) 132, novelista més leida? gPor qué sigue teniendo tanto éxito el teatro de Dario ween? gPor quécel “subyersivieme” italiano era autes de a. guerra pre- Jaminantemente “criminalista”, y cl fin de la revoluciéu pareefa ser el re- seer tae prisiones y los manicomtios? {Por qué el mayor exfuerzo to6rico vuntorio de Filippo Turali {ne dirigide a conseguir el voto para las prosti- tutas, Namadas con extrema elegancia eae on or"? aa Lied ‘entregas, Ja ideologia por la que ta nacido x ha tenido enorme éxito 1a no” Sas por entregas, es J vomanticismo, Victor Hugo fue un gran romantic nus grande escritor de novelas por entregas: Scampoto es la hermana de Gaveoche; Mario Gioda, Massimo Rocea se hicieron auarquistas, Ieyendo las fuchas de Jean Valjean eontra Javert, conmovié dose con ¢l idilio de 7 pin el heroism materno de Fantina, la capitulacién de la noblesa ante el dere- cho del pucblo, generoso incluso eu sit abyeecién y en sus i ae Gioda_y Massimo Rocca han fortalecido sus convicciones en las a las be Engenio Sué, se han vuelto anticlerieales leyendo EI judfo erronte, han worbido las teorias sobre la deli ia de Eugenio Sue, el mis. completa representante y grandiosamente imbécil de todo este movimi Tisctiones, vomantico y profusdamente roméutico y ampliainen y socialmente roméntico. F) romanticismo francés de 1848 la dna parte de la pequefia burguesia a Tas barricada ee et tes ie peg barges rm Bae toad pox Lis Bonar fae del movimento Tassos cere Mario Gioda, Massimo Rocca, Curzio Suckert, Roberto Farinacei, et- ater, etesterg, una fantasia desequilibrads, wm estremecimiento de, furores Hevoitos, nna inguietud psicoldgica que no tienen otro contenido ideal que los sentimientos difusos en las novelas por entreg: del romanticisimo: a cis del 482 anarquistas, iinaginahan la revolucién como un capitulo de Los ‘nserables, con sus Grautavin, el Aigle de Meaux y compaiifa, con aderezo fe Gavsoeke y de Jean Valjean; fascistas, quieren ser Tos “prineipes Rodol- fo? del buen pueblo italiano. Ca coymntura histérica ha penmitide que este icismo se eonvirtiese en “clase dirigente”, que yoda Italia se convir roma se en una novela por entregas. “JERE” wna dictadura. Ningiin Fstado puede prescindir de un gobier sera en torno a une dotado de mayor capacidad y de mayor vision. Mien- deen ce yeceaario cl Fatado, micutras sea histéricamente nevesario gobernar or Vuovo, le. de marm de 1924 No firmade. Lecgo cu LUnita, 6 de mo- ead Ondine Nee Si me caporlusonrs, fenado, Antonio Gram 138 a Jas hombres, cualquiera que sea Ja clase domina Jantearé ; Jase doininanic, se planteari el p blemia de tener jefes de tenor un Mefe% El que los socialistas los cules dicen atin ser marxistas y revolucionarios, digon ademas que quitren la dictadwra del proletariado, pero que no quieren le dictadura’ de los “Seles” a no: uicten que el mando se individualice, se personalice, que se dig, cao ca ue se tere ln ditaduray erg qua te ne ie eee eee Aue os histovicamente posible, sélo revela toda una xientacide polities, toda und preparacién tedvica “teyolucionaria”, 5 ; En la ore de la dictadura proletaria el problema esencial no es el de la personificacién fisica de In funcién de maudo. El problema csenia) com, Sie le natradrs de fos elacfoues que los jefes Ore jefe denen non el partido de clase obrera, en las relaciones que existon entre este nant Wee Sera cael plane renin en ae prey rico y orginico? El jefe, #) partide, son elementos de Ia clase obrera any wo parte ‘de is clase Obrera, represeutan sus intereses y sus aspiracioues mi Prolutdas y vitales, 0 son una exerecencia, o son una simple suj ein Hf Games formate ete paris Simo se he destino Hante cual proceso se ha levado a cabo In seleccién de los hontece gar disigen? Por qué se ho convertido en partido de la clase abiera? {¥ he sucedi esto por castalidad? Et problema pasa a ser el de todo el deserralle ; uel de le clase obrera, que lentamente se co: ituye en la lucha contra Ui yurawesia retistea algunas victorias y sttfte muchas derrotass y no sélo le Ja clase obrera de un solo pais, sino de toda Ia clase obrera mundial, ¢on jus diferencias supesficiales aunque taa importantes en vada momento ane lado, y eon su sustancial nuidad y homogencidad. Hi problems resulta ser ol de ia vitalidad del marxismo, de su ser 0 no cer Ia intexpretacién mie segura y profunde de la naturaleea y de ta histor se Ia posibilidad de que dé a In imlicion gesial del hombre poltien eengee tn métod Snfalile, tun ‘nstrumento de extrema precisin para explorar el futuro, para prover los acontecimientos de masas, para diriet : X {snaps ree tecimientos de mass, para ditigitles y por Je tity EI proletariado internacional ha Hene todavic ‘ivi je 2 scional lo y tiene todavia un viviente ejen- a dean Pando Zevolucionario ue ejrot Ia dictadura de Tn claoey ba tendo 0 tiene ya, desdichadamente, ol ejemplo viviente mis caracteristive » wt Provvo de fo gue & un jee revolucfonario: el companero Large Y compaiiero Lenin fue el niciador de wn nuevo proceso de desarrollo de la Nistor pero Jo fue porque él era tambiée ef exponents yel ‘ities as. ecto més individualizado de todo un procaso de desarrollo de la historia pa. sada, no sélo de Rusia, sino del muzdo entero. gFue casnal que lemme ser jefe del partido Bolchevique?: Fue casual gue el partide bulchovinn co fonvintiora ox el partido dirigente’ del proletariado riko y. pos lo tena de M tacién rusa? La seloecin durd tretuta aflos, fue muy fatigesa, a movado asumnié las formas aparentemente mis extraiias y abeurdas, Se orden Spe etc a ca 134 pitalistas de Exttope central y occidental, en la lucha de los partidos y frac: ciones que constituian la IL {nternacional antes de fa guerra. Continue en el seno de la minovia del socialismo intemacional, quedando al menos parcial imexte inmune af contagio socialpatsistico, Prosiguié en Rusia la lucha para conseguir la mayorfa del proletariads, la Tucha para comprender e interpre tar las nocosidades y aspiraciones de una clase campesina innumerable, dis persa sobre un inmenso territorio, Coutinéa adi, dia tras dia, porque cada dia es preciso comprender, prever, proveer. Esta seleceién ha sido una lucha de Fracciones, de pequefios grmpos, ha sido una lucha individual, ha signifi. ado escisiones y unificaciones, arrestos, exilio, prisién, atentados. Ha sido eistencia contra ol desaliento y contra el orgullo, ha significado sufrir ham. Ine teniendo a su disposicién taillones en oro, ha significado conservar el cspiritu de un simple obrero en el trono de los zares, no desesperar ni siquiers cuando todo parecia perdido, sino recomeuzar, con paciencia, eon tenacidad, conseryando toda Ja sangre frit y la sonrisa en los Iahios enando los otros perdian la cabeza. El partido comunista ruso, con su jele Lenin, se fusioné de tal forms con todo el desartolla de su proletaviado rnso, con todo el desarrollo de toda Ja nacién rusa, que no es posible imaginar siquiera al uno sin el oro, al proletasiado clase dominante sin que el partido com: ta cea el partido del gobicrno y, por lo tante, sin gue el comits central del pastido sea el inspizador de la politica del gobierna, sin que Lenin sea el jefe del Estado. La misma actitud de Ie gran mayoria de los burgueses 1usos que decian: “una repabliea con Lenin como jefe pero sin el partido conn nista serfa nuestro i gian significado historico. Era fa prueba de que el proleta ‘ taba también espiritualmente, En el fondo, confusamente, también e} ar gués raso comprendia que Lenin no hubiera podido Negar a ser, ni hul podido seguir siendo, jefe del Estado sin cl dominio del proletariado, sin que el partide comunista fuese el partido del gobierno; su coneieneia de. clase les impedia reconocer mis alla de sw derrota fisica, inmediata, también su derrota ideolégica ¢ histérica; pero la duda ya existia en ellos, y la duda se manifestaba en aquella frase. Se presenta otra encstién. {Es posible, hoy, en el periodo de la revol cin mundial, que existan “jefes” fuera de fa elase obrera, que existan jefes no marxistas, los cnales no estin estrechamente ligados a la clase que en- carua cl desarrollo progresivo de todo el género humana? En Italia tenemos al régimen fascista, tenemos coro jefe del fascismo « Benito Mussolini, te- uemos una ideologia oficial en la cual cl “jefe” es divinizado, ¢s declarado infalible, es preconizedo como organtzador ¢ inspirador de un nuevo sacro sperio ‘romano, Vemos en los periddieas, todos las dias, decenas y « nares de telegramas de homenaje al “jefe” en nombre de las vastes tribns locales. Vemos las fotografias: Ia mésvara mis endurecida de un rostro que ya vimoz en los comicios socialistas. Conocemos ese r0stro, conoceinos. ese girar de fos ojos en fas érbitas que en el pasado debfan, von sn feroz mesa iado cjereia no silo un dominio fisico, sino que domi 1s. hacer estremecer a la burguesis y hoy al proletariado. Conocemos ee Pifio siempre cerrado y amenazador. Conacemos todo este mecanismo, todo este instrumental y comprendenos que puede impresionar y producir al taciones @ 1a juventud de las escuelas burguesas; es verdaderamente iampte sionante incluso visto de cerca y causa asombro. Pero ;“jefe"? Vimos le semana roja de junio de 1914, Mas de tres millones de trahajadores estaban en las calles, acudiendo al llamado de Benito Mussolini, quien desde hacia casi nn afio, desde la matanza de Roccagorga, los venia preparando para el gran dia, con, todos los medios oratorios y periodistices a disposicién del “jefe” del partido socialista de entonces, de Renito Mussolini: desde [a viteta d Scalsrini hasta ef gran proceso en la Corte de Milén. Tres millones de t bajadores se Jarzaron a las calles: faltd el “jefe”, que era Benito Mussol Fats como “jefe”, no cotao individuo, porque cuentan que él era valiemte como individua y que en Milén desafié los mocquetes de los carabineros, Falts como “jefe” porque no cra tal, porque, segin su propia coufesidn, en el seno de I direccién del partido socialista,”no lograba ni siquiera impedic las miserables intrigas de Arturo Vella o de Angeline Balabanov. El ers entonces como Io es hoy, el tipo coneentrado del pequeifoburgués no, rabioso, feroz mezcla de todos los detritos dejados sobre el suelo nacioual por varios siglas de dominacién de extranjeros y curas: no podia ser e] jefe del proletariado; se comvictid en el dictador de le burguesia, que sama las rostros feroves cuando se vuelve borbSnica, que espera ver en la dla se obrera el mismo terror que elle sentia por equel girar de les ojos y aquel puiio cerrado en gesto de amenaza La dictadura del proletariado es expansiva, no represiva, Un continuo mo: vimiento se verifica de abajo hacia arriba, uu continuo intercambio a tra. vés de todas las capilaridades sociales, una continua cirenlacién de hombres, EL jefe que hoy loramos encontré una sociedad en descomposicién, un pol. villo humano, sin orden ni disciplina, porque en cinco alos de guerra. te habia agotado la produceién, fuente de toda vida social. Todo fue reorde. nado y recoustruido, desde la fabrica hasta el gobierno, con tos medion, la direceién y el control det profetarisdo, de una clase nueva, es decir, desde el gohierno hasta la historia. Benito Mussolini ha conquistade el gobieruo y lo conserva con la represién més violenta y arbitraria, No ha tenido que organizar una clase, sino slo cl personal de una administracién. Ha desmontado algumas piezas del Es. tudo, mis para ver emo estaba hecho ¥ familiarizarse con el oficio que por tuna necesidad original. Su doctrina esti toda en le mascara fisica, en el girar de los ojos en sus Orbitas, en el pufio cerrado siempre en esto de amenaza Para Roma no son nada nuevo estos escenarios polvorientes. Vio a Ré- anule, vio a César Augusto y vio, en su decadencia, a Romulo Augusto, 136 LAS ELECCIONES* reciente antento editorial de deans ue publeada eta declareciSn ha por Mussolini a uu organizador socialista: “Para arrancarme el poder ‘ord afoot atvavesa lagee do sangre”. Esta declaracién y el discurso he- cho por el sefior Mussolini a Is asamblea plenaria de los inwamerables man- darines fascistas? han acabado por convener al Avanti! (o al menos por hacerle pnblicar) que en Italia no es posible esperar uu cambio legal del hier. Naturalmente, sin enbacge, vant! no sacn de esta consatacion las consecuencias que, por el contrario, uu revolucionario debe sacar: fate ‘ive avombramse de ello. Todavia en 1920, despues de Yas p ras ‘empresas texroristas del fascismo, después que las primeras sentencias de los tribuuales mostraron la obvia counivencis de la magistratura con el faseis- mmo, después que fue evidente que al menos una parte de los funcionarios estatales, adscritos a la. seg Piiblica se habia vuelto fascista, tenia su cxedencial del fasclo, participaba en las expediciones fascistas, juraba en falso ante Jos jueves para proteger al fascismo, en el mismo Avanti! (pero en su ediciéu turinesa) nosotres saeamos Ia couclusién de que el fascismo habria tratado de conquistar el poder gubernamental « cualquier costo, para Jegalizar su pasado criminal, pata ascgurar la impunidad a sns afiliados y trpecialmente a sus eémplices que ceupatin clevadss,posicones en la jerar quia estatal, Un gobierno de izquierda se habia hecho imposible en It desde aquel tiempo. Cualquier estrategia reformista que hubiese te lidad de oxganizar na gobierno de izquierda sin que se realizase sin neamente una potencialidad otganizativa, militar y politica de la clase obrera, habria acelerado el golpe de Estado fascista, oa falta de ut acuerdo entre el fascisino, los industriales y la Corona, habria determinado un golpe de Estado militarista, con un Cadorna, nn Caviglia, un Giardino a sv cabeza. Un gobierno de iequierda habria debide, para conqnistarse ol Tavor popular, liquidar el fascitmo mediante tribuuales Je derecko comin: todo el mundo sabia, por ote parte, que las comisarias, las prefecturas, las procuradurias recogian y archivaban todo el material necesario para esta fatura accién pe nal, apenas el fascismo, segiin la concepcién policiaca de Giolitti, se hubiese agotado en si mismo como movimiento revoluciouari después de la ocupa- in de las fabricas, Es la cosa més uatural del mundo, y la més fécilmente pre- ‘nn movinicuto como el fascista, que no tiene ninguna raiz en la economia, que es el resultado organizado de ima descomposicién social, se afir rua sélo con la violencia individual y con el terrorismo sistemitico: que, por es to misino, debfa tomar el poder a toda costa y que ma vez a caballo, debe trax de 1904. No fiemado, ‘del 31 de. encre de 1924, . ido el 28 de enero las altas jerarquias del par mbatirenos a los partidos de izquierda cow la antigua ‘energia de los camisas ‘nepras”, 187 tar de mantenerse en Ja silla hasta que Ia sangre le Megue al cucllo y lo vologue: En 1920 era procio Uerarce de ls relormjats y Qejalos mani brat por enenta propia, hubiera sido precisa que la mayoria del partido so- cialista permanectese ida en torno a la banders de la Internacional Conn nista, que organizase al proletariado y a la clase campesina, que incluso dee pués de la fracasada ocupaciéu de las férices y de las tierras eran atin muy fuertes objetivamente, que luchace contra el fascismo, que pasase a la contra ofensiva y que tomase el poder. En 19% la situacién no es ya tan simple y fécil como entonees. Lea estin dispersas, gran parte de ellas es prisionera del fascismo en las corpo. raciones nacionales; Ia milicia nacional, centralizada, con loa cuadros selec ciouados, con ua armamento mis sbundante y “més pesado”, es mucho mis fuerte que los grupos de chogue. Nuestras taress y nuestros deberes se han vuelto cien veces més dificiles » mis cargados de responsabilidad. Bl Avanti! y ol partido socialist haw dado un paso atrés incluso respecto las posiciones que ocupaban en 1921. En 1921 el Avanti! y el partido socialista eran contrarios a la acciém general propnesta por los comunistas y la sebo. tearon en todas las formes hasta la catistrofe de la huelga “legal” de ago to de 1922,° que tuvo como iinico resultado empujar a los industriales y ala Corona hacia el fascismo y hacer que Mussolini se decidiese « dar el golpe de Estado; pero al menos el Avanti! y el partido socialista aceptaban Ih accién caso por case, aduitian que al menos cuando el fascismo la tenia directamente agerrada del enello, la clase obrera debia hacer algo. Hoy, por el contrario, picusan en el abstencionisimo de las eleccion reformistas en contra de los comunistas, porque los comunistas quieren en. todo caso participar en la lucha electoral junto a los obreros y los campe- sinos que, en todo caso, los fascistas obligardn a votar. 4Qué consecuencias tendrfa la abstencién? Daria ia posibilidad tobrica de“hacer propagauida en el exterior para debilitar el resultado de las clee- cioues, para “demestcar” que ef fascisme no es un gobierno de mayoria. Pero si se considera que el fascismo no puede ser sustituido legalmente, ni siquiera por una democracia iberal; si se considera que el gobierno de Mussol hha abierto en Italia un proceso activo revolucionario; si se considera que el fascismo slo podré ser derribado por nna insurreccién popular, qué es lo mis conveniente: hacer propaganda en el exterior, seguros de que tal cosa no eviterd en ninguna forma el atravesar Ios lagos de sangre previstos por Mussolini, o hacer propaganda en el interior, entre les masts obreras y eamt- peninns, sacediéndalas de su inercia, de su pasividad, eon el ejemplo de-un partido que se lanza a Ja lucha, que afronta los peligros, que no teme al fas- cismo, contribuyendo asi a disipar esta atmésfera de pinico indistinto, apo- caliptico, este estupor idiota de las masas con que el fascismo ha sustituido a inasas 2 La ielgs, defiida, como “egal” por Tura, programada pars el Ye. de agosto de 1922 por fat Allauca dal abajo, ao coordisauy y Rovgencrls Couey con wn Sessa ¥ dln gctnén's un tecdogintens dela iletcn sci 138 bs nishlas democriticas pera oprimir y someter al pucblo trabajador? fate ce: fnico significado que paede tener ta participacion en ls elecciones para todos log obreros que no hayan renegado de sus ideales y de la yoluntad. de lucha tenaz e implacable para liberar a su clase. Los sepaleroe pintados de rojo del Aut! y del partido socialists han renegado de todo aquello ya desés 1920, y por eso han formado nuevamente un bloque tnico con tos reformistas y en contra de Jos comunistas. FASCISMO Y FUERZAS BURGUESAS TRADICIONALES* [+s] Respecto al contenido de las tesis, quiero conocer su parener, porque la falta de contacto directo con los acontecimientos italianos, que s6lo conozco por la lectura de Jos diarios mas importantes, me hace siempre temer la falacia de mis couclusiones. Diré brevemente 1a que pienso. Debemios insistir poco en el pasado, especialmente por lo que coucierne @ nuestro partido.t Aludiremos a la extrema confusiGn que s¢ ha producido en Italia por ef fendmeno fascista, determinado por Ja felta de unidad de la nacién, por la disolucién del Estado dobido a la extrade en ta vida histories fenormes masas populares que uo sabfan contra quién luchar. por la de hilidad de desarrollo del capitalism que de hecho no ha sometido a sm con tyol la economia del pais, porque existen atin en Italia un millon de artesanos ‘mensa mayoria de la agricultura es precapitalista, Por otra parte, la jones entre la eiudad y el campo se plautea en Ttalia, por tid meridional, sobre una base netamente territorial, determinando jento de partidos autonomistas o de partidos eomo la democracia social, de tipo original. Fsia confusiin Ia neamos para explicar fa ince tidumbre de muchas actitudes del partido y de un cierto sectarismo que hhabfa parslizado ol partido. La situacién se ha aclarado, es0 es indudable. El fasciamo ha determinado su caracter. Las eleeciones han permitido Hevar 1a situacién de los partidos # cierta claridad. Examen de los partidos pequefio- burguoses: popular y zepublicano para Italia septentsional y central, repre- sentantes de los campesinos y los artesanos, de Ja democracia social en et Mediodia, con sus apéndices de “uittismo”, “amenrlolisino”, etetiera; siguifi- ado de Ia entrada en la lista de Orlando 7 De Nicola, santenes mer que representan el intento del capitalismo burgués por encontrar una eierta twificacién en el fascismo o por impedir que la unidad parezea quebrantada siquiera por un solo instante. Distincién entre fascismo y fnerzas burguesas tradicionales que no se dejan “veupar”: Corriere, Stanypz, los bancos, el es tado mayor, In Confederacion General de la Industria. Estas fucrzas, que en 4, Be,3a gat de Gramsel a Seoceimare y Tosioni del 10 de asta do 3924, Bt MH ef erigial, aqui y ms odelante, “partido” es abreviado como “P”, l periodo 1921-22 aseguraron el triunfo del fascismo para evitar el derrums be del Estado, vale decir que se crearon con el fascisino, aguellas fuerzas de masss populares que habian defeccionado ex 1919-20 con la irrupeién de Jas masas mas elementales y pasivas en la vida hist6rica —estas fuerzas se 1e- soten hoy por Ia sitacién internacional son an aspect Haliano de lesb wuseién internacional, que tiende hacia la izquierda, por el reconquistado dominio de si de la burguesia. Se producen dos corslentos: unty fa. de lt Stampa, que plantea abicrtamente la cuestién de la colaboracién con los so- ialistas, que no serfa siquiera ajena a un experimento MacDonald, en Ttalia, en Jas formas y modos que Ia situacién italiana permite; la otra, la del Co- rriere, que esti més apegada al conservadurismo burgués y que realizaria Ja alianza con los socialistas, pero sélo tras el paso de estos bajo muchas horeas caudinas. La Stampa, en una palabra, tieude @ conservar Ia hegemo- nia scptentrional piamontesa sobre Italia y, con tal de lograr su objetivo, no cs contraria a hacer entrar a Ja aristocracia obrera en el sistema hegeméni El Corriere tiene una concepcidn mas italiana, més unitaria, —mis comer. ¥ menos industrial— de la sitnaci6n, y asi como apoyé a Salandra y Nitti, los dos primeros presidentes de gobierno meridionales (Ios. sicilianes 2on metidionales, por asi decirlo), lo mismo apoyaria a Amendola, 0 sca a. un gobiemo en el cual la pequefia burguesia meridional, y no Ia aristocracia dhrera del norte, participe en las fuerzas realmente dominantes. 2Cémo evo- Incionara ta. situacién? El sole hecho de quo el fascisino existe como gran orgauizacién armada, determina csta evolucién. ¢Llegaran al golpe de Estado las fuerzas que he descrito? No lo creo. No tienen confianza en que los refor: mistas, en c&so de golpe de Estado, sean capaces, participando en el gobierno, de frenar el movimiento de masas que inevitablemente se desencadenaré. Los reformistas no han tenido el valor de uuirse a estas fuerzas, que querian ac tuar en los meses de septiembre-octubre de 1922 y que confiaron al general Radoglio el encargo de abrir el fuego contra el fascismo. Cierto que tos re- formstas lo ntentgréu win mis hoy que Toy faxcistas gon mis fueres mi tarmente y tienen el gobierno en stis manos. Quizé Modigliani practicamente Yu++ Rigole tericamente son los Gnios dee reformisias lavorables a tal si tuaeién [..-] EL VATICANO* El Vaticano es sin dude la més vasta y poderosa organizacién privada que haya cxistido jams. En ciertos aspectos posee el cardcter de un Estado, y es reconocide como tal por cierto nimero de gobiernos. No obstante que el Gesisembramiento de la nonarquia austrohingara haya. disminuido conside * La Correspondance Intarnationsle, W2 de maexo de 1924, Firmado C. Masci, 140 rablemente su influencia, sigue siendo todavia una de las fuerzas politicas nis eficientes de la historia moderna. La base organizativa del Vaticano esti en Italia: aqui residen los érganos dinigentes de las organizaciones catélicus, tuya compleja red cubre gran parte del globo. En ltalia el aparato cclesiastico del Vaticano ce compone de cerca de 200.000 personas; cifra imponente, sobre todo cuando se considera que com pronde a miles y miles de personas dotadas de inteligencia, cultura, labilida toustnada en el arte de Ia intriga y en la proparacién y condnecion met dlica y silenciosa de los proyectos politicos. Muchos de estes hombres encar- nmin las mas viejas tradiciones de organizacién de las masas y. por consi- guiente, la mas grande fuerza reaecionaria existente en Italia, fuesza tanto mas tomible por ser insidiosa e inaprensible. El fascismo, antes de intentar su golpe de Fstado, tuvo que llegar a on acucrdo con clla. Se dice que el Vaticano, aunque muy interesado en el ascenso del fascisino al poder, hizo pagar muy caro cl apoyo al fascismo. E} salvamento del Banco de Roma, donde estaban depositades todos los fondos eclesidsticos, cost6. por lo que se diec, mas de mil millones de liras al pueblo italiano. Como a menudo se habla del Vaticano y de su influoncia sin conocer exac- tamente su estructura y fuerza de organizaciéu real, no carece de interés pracurarnas una idea precisa. El Vaticano es un euemigo internacional del proletariado revolucionario, Es evidenie que el proletasiado italiauo tendré que resolver en gran parte con sus propios medios el problema del papado, pero es igualinente evidente que no lo conseguira solo, sin la ayuda eficaz dal proletariado i al. La organizacién eclesidstica del Vaticano re- fleja su caracter isl. Comsiituye la base del poder del papado eu Italia y en el mundo. En Italia se encuentran dos tipes distintos de organi: zacion catélica: 1] la organizacién de masas, religiosa por excelencia, ofi- Galmente asada en la jerarquia eclesifstica: es la Unidn popular de cat Ficos italianos 0, como c3 llamada corrientemente en tos periddicos, Ia Accién Catélica; 2) un partido politico, el Partido Popular Italiano, que por poco no ha entrado en conflicto abierto con la Accién Catdlica. Tal partidlo se couvertia cada vez mis en In organizaeién del bajo clero y de los campesinos pobres, mientras que la Accién Catéliea esta en mauos de Ia aistocracia, de Ios grandes propietarios y de las altas autoridades cclesiésticas, reaccionarias y simpatizantes del fascismo. El papa es el jefe supremo tanto del aparato eclesiéstica como de la Ac: cién Catéliea. Este altima ignora los congresos nacionales y cualquier otra Jorma de organizacién democritica. Ignora también, al menos ofitialmente, tendencias, fracciones y corrientes de ideas diferentes. Esti construida jerar- tquicamente de la base al vértice. Al contrario, el partido popular es oficial mnente independiente de las autoridades eclesiasticas, acoge en sus filas también {los no catolicos aun teniendo en su programa, entre otras cosas, la defensa de la religiGn—, sufre todas Ias vicisitudes 9 qne esti sometido un partido de Inasas, ha conocida ya mis de una escisién, es él terreno de lucha de teudencias a apasionadas que reflejan los eonflietos de clase de Jas masas rarsles italianas. Pio XI, el papa actual, 260o, sucesor de San Pedro, antes de ser elegido papa, era cardenal de Mildu. Desde el punto de vista politico, pertenecia a ‘aquella especie de reaccionarios italianos que son conocidos con el nombre de mnoderadus lambardos”, grupo compuesto de aristécratas, grandes propi die tierras y grandes invfustriales gue se sitian mas a la derecha.q triere della Sera, El papa actual, cuando adn se Ilamaba Felice Ratti cardenal de Milan, manifesté repetidas voces su simpatia por el fascismo y Mussolini. Los “moderados” milaneses intervinieron ante. Ratti, ya elegido papa, para asegurar su apoyo al fascismo, en el momento del golpe de Estado, End V 9 el pupa es asistido por el sacro colegio, compuesto por 6) cardenales nombrados por el mismo papa, que a su vez desiguan al papa cada ‘vez que el trono de San Pedro queda vacante. De estos 60 cardenales, por Jo menos 30 son siempre elegidos entre el clero italiano para asegurer la eleccion de un papa de nacionalidad italiana. Después vienen los espafioles con 6 car- denales, kee franceses con 5, eteétera. La administracién internacional de ia Iglesia esta encomendada a un colegio de patriarcas y arzobispos que dirigen Jos diversos ritos nacionales oficialinente reconocidos. La corte poutificia re cuerda la organizacién gubernamental de uni gran Estado. Cerca de 200 fun- cionarios eclesiasticos presiden los diversos deparlamentos 5 seccioncs, o forman parte de distintas comisiones, etcétera. La mas importante entre las seccio- nes es, sin duda, la secretaria de Estado que dirige diplomsaticos det Vaticano. A su cabeza se encuentra el carde parri, que ya ejercié las funciones de secretario de Estado junto a los dos predecesores de Pio XL. El partido popular fue constituido bajo su elevada proteccién: es un hombre poderoso, muy dotado y, segtin se dice, de espiritu democritico. La verdad es que ha sido blanco de furiosos ataques por parte de los periédicos fascistas, que incluso han llegsdo a pedir su dimision Veintiséis Estados tienen representantes ante ¢] Vaticano, que a su vex esté representado ante 37 Estados. En Italia, en particular en Roma, se encuentra Ja direecién central de las 215 Srdenes religiosas, 89 masculi 126 femeninas, gran parte de las les existen desde hace mil e 9 mil quinientos afies, que tienen conven- tos y congregaciones en todos los paises. Los benedictinos, por ejemplo. que xe hau especializado en la instruceién, contabatt en su orden, on ibe con 7100 monjes, distriluidos en 160 conventos, y 11800 sonjas. La orden masculina esti dirigida por un prinzdo y cuenta con los siguientes digna- un cardenal, 6 arzobispos, 9 obispos, 121 priores. LLos benedictinos administran 800 iglesias y 170 escuclas. }Y ta wo es mas que una de las 215 Grdenes catélicas! La santa sociedad de Jestis cuenta oficialmente con 17540 miembros, cutie los cuales hey 8586 curas, 4957 estudiastes y 3997 hermanos Taicos. Los jesuitas son muy poderosts an Italie. Gracias a sus intrigas consiguen algunas veces hacer sentir su iaflucncia inchwso entre las filas de los partidus proletaios. Durante la guerra, a través de Francesco m2 Ciccotti, entonces corresponsal del Avanti! cn Roma y hoy nittiano, trataron de obtener de Serrati que el Avanti! interrumpiera la campatia contra su orden, que s¢ habia aduefiado de todas las escuclas privadas de Turin. También en Roma reside le Congregacién para la Propagacién de la Fe, que con sms misioneros busca difundir el eatolicismo en todos los paises. Tiene fsa servicio 16000 misioneros y 30.000 misioneras. 6 000 sucerdates indi- genas y 29000 catequistas. Administra, ademas, 30 000 iglesias, 147 semi ferfos ton 6.000 alumnos, 24000 escuelas populares, 109 hospitales, 1183 Gispensarios médieos, 1263 orfanatos y 63 imprentas. Ta grau institucidn imundial llamada cl Apostolado de lx Oraciou es crea cién de los jesuitas: abarea 26 millones de afiliados dividides eu grapos de 18 personas, cada uno de los cuales tiene a su cabeza & un “eelador” y una Seladora”. Distribuye una publicacién periddica central que sale en 51 edi ciones distintas on 39 idiomas, entre los cuales se cuentan seis dialectos in- dostanos, uno de Madagascar, eteétera, tiene un_millin y medio de suscrip tores y un tiraje de diez nyillones de ejemplares. FL Apostolado de la Orac es indudablemente una de las mejores organizeciones de propaganda reli- 1y interesante estudiar sus métodos. C jos unuy situples cousigue ejercer une influeacia enorme en grandes masus de la peblacién tural: excitando su fanatismo religioso y sugiriendo la politica que ands viene a los intereses de la Iglesia. Una de sus publicaciones, ciertamente la nis difundida, costaba antes de la guerra dos centavos al afio: era un folleto Hlustradn de cardcter tanto religioso como politico. Recuerdo haber lefdo en 1912 el pasaje siguiente: “Recomendamos a todos nuestros lectores orar por Jos fabrieantes de aztear tteidoramente atacados por los Hamades antiprotec- Cionistas, es decir, los Lranemasones ¥ los descreidos”. Era la época en que dl partido democratico en Italia conducia una enérgica eampafia coutra el Wo aduanel daiando oxi Jos intereses de los azuearevos. Los pro- libre cambio eran atacados freenentemente en aquella époce nos, inspirados por los jesuitas del Apostolado de la Oracién: BONOMI Y SUS AMIGOS* Se quiere revalorizet « Bouomi, el Pier Soderini de le democracia italiana, Sus amigos personales publican secopilaciones de viejos articulos de Bonom ascendidos a la gloria de documento historico. Los periddicos de la oposicién Coustitucional reproducen de la Azione, érgano de\ clan Bonomi, los frag- mentos apologéticos del gran estadista Bonomi, las demostraciones sobre Tt jnutilidad historiea del fascismo en italia después del Min . Iiechas por Bonomi, etcétora, cteétera, etcétera. Estos episodios tienen sw in portancia, tienen st significado en el cuadro geuctal de las fatigas # que * LOrdine Nuovo, 1 de maria de 1924, No titmado, 143, somete Ia demoeracia bnrguesa para reconstruir su élite dirigente, para poner en alguna forma un digue a la accion cotrosiva del fascism y aban muevas vias hacia el futuro: Bonomi es un ex-socialista; no ohstante llevar el distintivo de la Annunziata,* algunas veces ain se permite Hamarse roviae lista. Turati tiene en gran estima a Bonomi, ere que Bonomi todavia es socialista puesto que todo el reformismo taratiano se la aproximado a Bo. nomi, podria, globalmente, adornarse cou un gran distintivo de la Ammunsiata, Bonomi-Amendola son y serin cada vex més los dos eslabones mis fucrtes de la cadena que va desde el estado mayor hasta cl Corriere della Sera, al Mondo, a a Stampa, al Partido Socialista Unitario, Ast pues, es necesario hablar de Bonomi y de sus amigos para que quede ris claro el significado del “bloqne de la ibertad” y de'les fines feales que Gste se propone; es preciso hablar de Bouomi para recordar especialmente: 1) que fue ministro de Ta guerra en el gabinete constituido por Giolitti en Ta primera ynitad de 1920, después de la constitucién de la Confederacian General de la Industria, Los giolittianos no querian a Bonomi de ninguna manera, a ningtn precio: hasta la vispera de su “investidura”, la Stampa condujo una campatia violentisima, atto2, eoutra Bonomi. Bonorni fue. puesto” a Gioliti, y esta imposicién era en si misma elocuentisima, dada Je de entonces; Bonomi fue impuesto como ministro de la guerra, para el ministerio en toruo al cual en tos formaciones ministeriales de 1920 1922 se desarrollaron Jas luchas més violentas (hasta recordar eb episodio AmendoleDi Scalea en el Ministerio Facta)" entre reaceién y democracia enite fascismo y antifascismo. Bonomi represents, eu el gabiuete Gioliti, el inela avanzado del militarismo, de la Corte, de la reaceidn mis vogra yee existiese entonces en Utaliz, cuando ef fascisino se diefrazsha ain con pro gramas y palabras demagogicas. 2] Bonomi procedié, en julio de 1920, s Ia desmovilizacién de log oficiales que quedaban después del armisticio. Es conocido el plan de esta desmovili 2 fue el plan de preparacién de la guerra civil que debfa ser desen. eadenada contra el proletariado y contra los campesinos a fines ide 1920. Los oficiales desmnovilizados entraron en los fascé por orden de sus sfpetiores, para aplicar el plan elaborado en el ministerio de In guerra, del feual cra nstituida ep ef siglo uv. (EE ecordado ex L’Unita del 8 de abril do 1926 ex la nota Aecroldgiew ‘de febrero de 1921. cunndo se coastituys el ministerlo Facto, “los periédicas anunciaron tao, gon el nombramento del agrapo facie DI apareci elaramente Ie adopelbn pricice y pdb Jrncipfo de la prepataciin activa.para la aueva fate fascist Eo imeabe al aba 4eno de la eaestion monirquica ¢ In persistence tn ls velo Cuatos fealoeioas Amer el i recente ie wezunda vin er taf mero ean mnie de Colonia, desde permancejé como espestadar impotoate de Ja mneparaclen feaed dea mucha yobre Roma”. perce uae alea para el minister de Ia guerra, fen las altas esferas disigentes. del 144, titular Bonomi, Esta masa militarizé el fescismo mediante la constitucién de las “disperate” y de los grupos de chogue distritales mandados por los miembros de las “disperatc”. segin mm plan qne ya habia sido aplicado en Rusia por las socialrevolucionarios, ayudados también étos por los ele tmentos “técuicos” proporcionados por la oficialidad zarista. Bonomi y el estado mayor sabian servirse de Je experieucia internacional, y en el mi nisterio de [a guerra estaba el ruso encargado de funcionar como enlace. 2Qué significado tuvo la maniobra politica de Mussolini conocida con cl nombre de “tendencia republicana”? Tuvo jusiamente este significado: im. pedir que el fascismo se convirtiese en simple instrumento de Bonomi y del sstalo mayor, conservar a los dirigentes del fascismo —Mussolini y cousor- tes— al predominio y la inieiativa de la reaceién, quitar a los oficiales coz! sionados las funciones directivas que habian conquistado répidamente, espe ialmente en cl valle paduano y en Italia ccntral: la maniobra xussoliniana Iny6, en efecto, con la disoluciéa de las “disperate” y eon fa revalo- zacién de {0s elementos politicos del fascisino. Bonomi fue derrotado. en. tonces por Mussolini, pero se consol porque el fascismo habia hecho suyo fu programa reaecionario, porque Mussolini, con tal de mandar, de destacar, habia aceptado la nueva sitwacién creada en “su” fascismo ¢ inchiso se proponia Hevarla hast sus més extremas cons Este fu ci Bl pasado indica elaramente su funcién actual, explica el significado de los intentos que se heen para volverlo a poner a flote, para darle un puesto de lider de fa dems sracia renacida en ef bloque de Ia ibertad. A HitlerMussolini, el Corriere della Sera prefiexe Noske-Bonon EL MEDIODIA Y EL FASCISMO* Hecho saliente de Ta actual lucha politica italiana es el intento de solncién que el Partido Nacional Fascista ha guerido dar a las relaciones cutie of Ystado-gobierno ¥ et Mediodia.* E] Mediodia se ha convertido en la reserva de la oposicién constitucional E] Mediodia ha manifestado ua yer, ins su distincién “territorial” del resto del Estado, su voluntad de uo dejarse absorher impunemente en un sistema mitario exusperado —lo que sélo significaria el aumento de las antiguas opresiones y las viejas explotaciones— atrincherandose tras una serie de po- siciones constitucionates, parlamentaristas, de democracia formal, que deben tener su valor y su significado si el Partido Nacional Fascista ha considerado © POsdiee Nuovo, 15 de marr, de. 1924, No firmado. 7 i 1 Probable slusidn a 1a inelusién de dipwiades meridionales Wherafes ew Ja “list 45, oportuno, sélo para decapitar al movimiento de sus si la, hacer las concesiones que ha hecho. Mussolini, en snma, no ha hecho que aplicar la tactica giolittiana, en una situacion nmeva, extraordina- vente més dificil y complicada que todas las situaciones “pasadas, con tuna poblacién que al menos parcialmente ha despertado y ha comenzado a ipar en In vida péblica, en un periodo en el cual la disminuida emi gracidn pluttea cou mayor violencia los problemas de dase que tienden 2 mnvertinse en problemas “territoriales”, porque el capitalismo se presenta como extraio a la regibn, y como extrao se presenta el gobierno que ad: ministra los inteteses del capital Muchos compaiteros se preguntan a menudo, con asombro, el por qué de Ja actiind de oposiciéu al fascismo de los dos grandes periodicos de Italia septentrional, el Corriere della Sera y la Stampa. caso no ha creado el fas- cismo la situaciém que estos dos periédieos querian? No hau contribuido po derosamente estas dos periédicos al triunfo del fascismo en los afios 1920-1921? gPor qué actian hoy en sentido inverso, trabajando para privar al fascismo de su base popular, para minar el terreno bajo sus pies, creando confusiin y orientando a las masas pequefioburguesas hacia los “ideales de libertad”? Exidentemente el Corriere y la Stampa no son dos periddicos “puros”, que sélo tienden a mantener y ampliar el cfrculo de sus suscriptores y lectores wsistiendo en motivos apreciados por la mentalidad de masa: si asi fuese, a estas horas los dos peridicos eonocerian ya ol hierro y la gosolina d escuadras fascistas y Ja “ocupacién” por parte de redactores subordi a los nuevos amos. El Corriere, a Stampa, no han sido ocupados, no se han dejado ocapar porque no han sido ocupades y no se han dejado ocupar estos tres étdenes de “‘instituciones” nacfonales: el estado mayor, los bancos (0 sea Ja banca, la Banea Comercial, que ejerce un indisputado monopotio), Je Confederaciéu General de Je Industrie. La Stampa y el Corriere son tradicionalmente los dos representantes de estas “instituciones”, los dos partidos de estas instituciones nacionales. La Stanpa, mas “icquierdista”, plantea hoy abiertamente la cuestién de un go: bicrno radical-socialista como posible sucesor del fascismo, no seria siquiera ajena a un experimento “MacDonald” en Italia; la Stampe ve el peligro me- ridional y trata de resolverlo determsinando la entrada de la aristocracia obre ta en el sistema de hegemonia gubcrnamental septentrional piamontesa, esto es, train de obtener que las fuerzes revelucionarias del Mediodia sean deca- pitadas nacionalmente, que se vuelva imposible una alianza entre las masas campesinas del sur, que por si solss nunca podrén derrocar al capitalismo, y la clase obrera del norte, comprometida y deshonrada en uua alianza con os explotadores. El Corriere tiene una concepeiin nis “ Tiana” por asi decitlo —mas comercial y menos industrial— de la situacién El Corriere ha apoyado a Salandra y a Nitti, los dos primeros presidentes merifonales (los presidentes sicilianos representaban a Sicilia, no al Medio- dia, porque la cuestién siviliana es notoriamente distinta a la cuestiOn del tones, Orlando, De 46 Mediodia), era favorable a la Entente y no a Alemania, como la Stampa, es librecambista permanente y no sélo en los periodos electora a como la Stampa; no se asustaba, como la Scarpa, durante Ia el aparato estatal pasase de Jas manos de la burocracia mas6nica giolittiana a las manos de los “puglieses”” de Salandra. El Corriere estd mas. apeyado al conservadurismo, se aliaria incluso con los reformistas, pero s6lo después del paso de estos filtimas bajo muchas horeas caudinas; el Corriere quiere un gobiemo “Amendola”, o sea que It pequefia burguesia meridional, y no ]h aristocracia obrera del norte, pase oficialmente a formar parte del sistema de fuerzas realmente dominautess quiere en Italia nna democracia rural, que tenga en Cadorna a su jefe militar y no en Badoglio, como querria la Stampa, que tonge_en el terreno politico a un Poincaré italiano, y no a un Briand italiano. El Corriere no se asusta, como la Stampa, de que tengamos me mente un periodo como el decenio 1890-1900, un periodo en el cual las sciones de los campesinos meridionales se liguen, automaticamente, a ‘uvreccioues obreras de las ciudades industriales, en In cual a los “fasci fianos” coresponda un 98 milanés: el Corriere tiene fo en las “fuerzas natarales” y en los eénoues de Bava-Beccaris. La Semnpa cree que Turati- D'Aragona-Modigliani son armas mucho mis seguras que los cationes para domar las revueltas de los campesinos y para hacer evacuar las fébbricas ocu- padas 4 las concepcioues precisas y orginicas del Corviere y de la Stampa, el fascismo contrapone discussos y medidas puramente mecdnicas y ridicule. mente coreograticas. ; El fassismo es responsable de Ja destrucci brotgecionn obrero conocido con el nombre de “‘cooperativisme reggiano”, de “evangel mmo prampoliniano”, eleétera, etcétera. El fascismo ha quitado a los “demd- cratas” el anma mas fuerte para hacer desviar sobre los obreros el odio de las masas campesinas que debe dedicarse a los capitalistas. El “succionismo rojo” ya no pero las condiciones del Mediodia no han mejorado por alo. Al “succionismo rojo” lo ha sueedido el “succiouismo tricolor”; zeémo evitar que el campesino meridional vea on el fascismo la sintesis eoncentrada de todos sus opresores y explotadores? Una yes derribado cl castillo de maipes del reformismo emiliano-romaholo, fue preciso disolver In guardin |, a la que ya no era posible dar a beber les alcoholes antiobrezos. Los isles hicieron algo para ayudar a Mussolini: la Confederacién General de la Industria, en su conicrencia de junio de 1923, habl6 asi por la boca del residente, onorevole Beni: “Asi también sin dada pronto legard @ su tér nino otra accién larga y compleja que iniciamos para el Mediodia de Italia. Queremos aportar nuestra contribucion, con una aceién prictica, al resur fimiento de Lx Italia meridional ¢ insular, donde ya se manifiestan prome: tedores los primeros indicios de un seludable despertar econdmieo. No es ana tarea facil pero era necesario que In clase industrial se dedicase a ella, por que es interés de todos que la solidaridad de la nacién se amalgame ain mas ui sobre la hase de Jos intereses econdmmicos”. Los industriales ayudaron a Mus solini con bellas palabras, pero a Tas bellas palabras siguieron paco después hechos més expresivos que las palabras: la conquista de las sociedades algo- doneras de la zona de Salerno y la transferencia de las méquinas, eaunuflads como chatarra, a fa zona textil lomarda, La cuestién meridional no puede ser resuclta por la burguesia sino transi- toriamente, episédicamente, con la corrupoién y a hierra y fuego. El fascismo hha exasperado la situaciin y en gran parte la ha aclarado. El no haberse planteado con casidad el problems en toda sv ampli y con todas sus post les consecuencias politicas, ha obstaculizado la accién de la clase obrera y ha coutribuide gran patel facan det revohcin dels aioe 191938, Actualmente el problema es atin mas conrplicado y dificil de lo que era en aquellos afos, pero sigue siendo el problema enial de toda revalucion ‘en nuestro pais y de toda revohicién que quiera tener un futuro, y por ello debe ser plavicado en forma valiente y decidida. En la situaci6n actual, con Ja depresién de las fuerzas proletarias que existe, las mases campesines me ridionales han aswnido wna impostancia enorme en el campo revolucionario. 0 el proletariado, a través de su partido politico, logra crearse en este periodo un sistema de aliados en el Mediodia, o bien las masas campesinas buscaran dirigentes politicos en st misma 20a, esto es, se abandonaran completamente fen manos de la poquefia burguesia amendoliana, convirtiéndose en una re- serva de las contrarrevoluciones, llegando hasta ef separatismo y el recurso a los ejéreitos extranjeros en el caso de una revolueién puramente industrial del norte. La consigna del gobierno obrero y campesino debe, por Io tanto, tener muy especialmente ex cuenta al Mediodia, no debe confundir Ia cnestién de Jos campesinos meridionales con Ja cuestién en geueral de las relaeiones entre ciidad y campo en un todo econémico organicamente sometido al régimen capitalista: le cuestién meridional es también cuestién territorial, y desde este punto de vista es que debe ser examinada pare establecer un programa de gobicrno obzera y campesino que quiera encontrar amplia repercusién cen Tas masas. LAS ELECCIONES EN ITALIA® ‘Todos los partidos se declaran satisfechos con los resultados de las cleccio: nes, porque todos ellos, hasta la vispera de las misinas, carecian de nn miétodo de juicio y se preguntaban hasta qué punto legaria el terrorismo fascista Fota constataciéu revela de golpe cudl es el panto central de la. situacién ite jana: la desorganizacién de las masas, la imposibilidad de celebrar reunio- nes, la escasa difusién de los periédicas abiertamente hostiles el fascismo. * La Correspondance Internationste, Vi de abril de 1925, Firmado G, Muzci 48 {.a debilidad real del fa embargo, ba sido revelada por el triunfo de la oposicisn, acogide con tal rabia por Jor frsoistas que en algunos casos he provocado represalias iumediatas contra las organizaciones obresas ¥ eam. En toda Italia del norte el voto de los chreros ha demostrado 1a in tencia de las corporaciones nacionales fascistas. Los fascistas se han dado cuenta de ello inmediatamente y ya han procedido, en muchas localidades, a Ja disolucién de sus sindicatos. La actitnd del fesvio con respecte a la democracia podria desoribiree con la expresién biblica: Nec tecum nec sine te vivere possum: no puedo vivir ni contigo ni sin ti. Practicamente la contradiccién sc resuelve en una enor me bufonada: los libres electores fran ido a las urnas a manifestar sn derecho coherano escoltados por auténticas pelotones de ejzcucién, ;Témense en cuen- tu los muertos, Jos einigrades, los presos que también han volado! Y Afusso- lini ha obtenido el 6 de abril 4 600000 sufragios de 7.600000 y 400 repre- sentantes de cerca de 536, Pero estas elecciones han tenido gran importancia: sus resultados permiten darse cuenta de In orientacién general de ta vida politica italiana, ‘Antes del 6 de abril, estzha ampliamente extendida entre los ebreros Ia opinién de que la bucguesia progresiva radical haria su “revolucién antifas eista”, Se decia que la clase obrera deberia ceder el lugar en Ia escena py tiea durante algim tiempo a la oposicién constitucional, uocesaria en este momento historico. La tactica de Ia abstencién propuesta por los reformnistas (Turati) yet repadio por parte de los reformistas y los maximalistas « la propuesta comunista de un bloque obrero y campesino eran sugeridos por fata conviceién. Asi se explica también la taetica del partido comunista que, por sn cuenta ¥ Tiesgo, tuvo gue romper con ef estado de snimo “liquidacio- hist” de las grandes masas. Las elecciones han demostrado que la oposicion constitucional’ (Bonoini-Amendola) no tiene ninguna fuerza en el. pais: en toda Ttalia septeutrionsl y central no ha obtenido mas que los sulragios de una fnfima minoria antifascista; solamente ha tenido un triunfo relative en la Ttalia meridional, entxe los campesinos de Campauia y Sicilia, Jo que #2 cexplica por el hecho de que el partido popular (caidlice) en estas rey I'y esta sometido a los grandes propietarios. Las eleccioues easi han lado las pevspectivas del bloque burgués-socialista (Turati) y reforzado las posiciones del partido comunista, al cual se le abre la posibilidad de una intensa campaiia por un gobierno obrero y campesine. La resistencia y la combatividad de la clase obrera hon demostrado ser superiores a lo previsto. Los tres partidos proletarios han obteiide en con- junto 1120000 votos (reformistas 470 000, maximalistas 340 000, conruni tas 310000). En Milén los votes obreros han sido més mumerosos, que loz del Partido Socialista Unificado en las elecciones de 1919. 0 sea en ta ép Cel inas alto desarrollo revolucionario. De los 56000 votos de 1919 se ha pasado a los 66 000 votos en 1924. En todas las citdades grandes y pequefias 149 (exceptuando Mikin) le lista fascista se ha encontrado inchiso en mineria especto a todas los oposiciones reunidas, entre Jas cuales los partidos obreras ‘ocupan el primer Ingat. El proletariado ha recnperado brillantemente ia iversario principal de Ia reascion: de estas elecciones xe- sua que no es posible ninguna opesicién efieez contra el fa ia opesicién reyolucionaria. Esto lo coutirma el brillante triunfo del parti comunista, que tetia 13 representaciones en ol Parlamento anterior y que tea: dré 18 en la nueva legislatura, ricntras que los reformistas bajan de 83 a 25 y tos maximalistas de 46 a 22. En In mayor parte de las ciudades indus triales el partide commnista ha obtenido inés votos que los maxitnalistas; en el sur los commistas han tenido més yotos que los weximalistas y reformistas juntos. En Milén, donde los masimalistas eran particularmeste fuertes, gra sae seein de Avant, ls comanists hom eonguistado sin embeng, dos La masa campesina payece estar completamente disgregada. Ha desertado del partido popular, reducido de 106 @ 36 representantes, y ha formade, para sustracrse al tertorismo, toda una serie de agtupaciones politicas locales que se han presentado en las urnas como ‘ilofascistes. En su gran mayorie 18 masa rural ha votado por la lista fascista: en las aldeas donde el voto de cade tue de Jos electores es Ffcihmente controlable, los faseistas han obtenido et 100 por ciento. de los sufragios e incluso més, ya que han “votado” haste los muertos y los emigrados Asi ha triunfado el fascismo, y el gobierno Mussoli nas fortelecico en el interior y en el extraujero. (Fl eambio italiano es hoy mas favorable.) Las consecuencias seran miltiples. La nueva cémara tratard de adoptar el cardcter de Constituyente fascista, de crear wan legallidad fas. cista, de abrogar el estatuto y las libertades democraticass ya se anuncian medidas rigurosas contra Ja prensa de opostei6u. No es improbable —como ha dado a entender Amendola en un discmrso programstico— que la oposi- cin constitucional plantee la cuestion prejudicial de nuevas elecciones para una Canstituyento, y en este easo su cousigna sera la del bloque burgués-sovial- domécrata, EI partido comunista sale fortalecido de las elecciones para asumir en un fuinrs proxime taxeas de primer plano. En los centros usbanos sus organiza ciones se haa alirmado en posiciones sélidas. Las dizectivas dadas por la eccién del partido han sido seguidas con perfecta discipliua, Menos fuerte cs la oxganizacién comunista entce los asalariados agrivolas, particularmente numerosos eu nuestto pafs. En las zonas puramente stgricolas (It dional) no hemos sfrido afin més pérdida de curoles: hemos conguistado tres en Sicifia, Puglia y Campania. En Sicilia y en Paglia los votos son exelnsiva- mente campesines, lo cual les confiere ua signifieado particular; han si superiores a nuestras esperanzas. La condicién ecouémiea de la peblaciin en estas regiones es expantosa: la emigracién se ha vuelto imposible por I reciente ley aosteamericana, lo cual provoca una congestiéu demogrifica ha salido de las ur 150 en dl momeuto en que los grandes propietarios reducen In snpovficie cultivar Gu élo el terrorism foccsta itpide qae se desencadene wna oleada de re ‘yueltas andloge a Tas de. 1860-70 y 1890-1900. ‘Dua, vez celebradas las elecciones, muestro partide cuenta von mayores pasibilidades de agitacién. Sus tareas son esencialmente las siguientes: 1} Shliear al partido maximalisia a salir del equivoea y a decidirse por el bloque Con los comunistas o por Ia fusion con los reformistas; 2] elaborar un pro- grants de gobierno obrero y campesino susceptible de satisfacer @ tas masas campesinas que son las més afectadas por el terror fascista. La eampana sistermética por ix puesta en practica de estas cousignas debe apresurar sobre todo Ia colucid de la crisis en el partido popular, el cual, ajo la presién de las masas campesinas y a pesar de los esfuerzos de sus diigentes, esta apartandose de Ix politica del Vaticano, suicnttas Tnrati se tefucraa por someter a Ja derecha burguesa una parte de lor obreros. Des. tnair todos estos planes y estrechar sélidos vinculos cou los campesinos del law y de las islas: éste es el deher de nuestro partido. FI medo como mestio 14 el caracter de todo un periodo, partido sepa cumplir sus tareas determi de In historia de nuestro pais. LA CRISIS DE LA PEQUENA BURGUESIA® 1 asesinato del onorevole Matteotti sigue le decir agin evdles seria sus resultados La exisis politica provocada por en pleno desarrollo y no €s pos finales. : Esta crisis presenta diversos y miiltiples aspectos. Seftalemos ante todo Ia lucha que ha vuelto a estallar en torno al pobierne entre fuerzas adversas del ‘do plutocratico y finauciero para la conquiista por parte de unos y la feonservacion por parte de los otros de una influencia predominante en el gobierno. del Estado. Ala oligarquia financtera, eon Ta Banca Comercial Sy eabera, se oponen aquellas fucrzas que en otres tiempos se agrupabau en cata fracusada Bares de Descueuto y hoy tienden a reconstituir un org hismo financiero propio que deberia socavar Ia influencia predomi Jn primera, Su cousigna es “constituciéu de nn gobierno de reconsiruccion nacional”, con 1a eliminacidu del lasize (Iéase los patrocimadores de Ia actunl palitica financiera). Se trata, en sustancias de wn grupo de Hbysones wo Tnefastos que los otros, qne bajo Ia méscara de la indignacién por el ase to de Mattcott) y em wembre de la “Justicia”, se lanzan al abordaje de fas areas del Estado. E momento es bueno y. naturalmente, tratay de mo dejarlo escapar. ‘Desde el punto de vista de Is clase obrera el echo sis iamportante. sin © Und, 2 de julio de 1924 No finmado, 11 embargo, es otro, y es precisamente Ia enorme repercusion que han tenido Tos acontecimientos de estos dias en las eapas medias y pequefioburguesas: la de la pequefia burguesia se precipita. se toman en cuenia los origenes y la naturaleza social del fascismo, se comprendera la enorme importaicia de este elemento que viene a resquebre jar Is bases de It dominacion faecista- Este giro sabita y radical dee opt Piblica, que s¢ he polarizado en torno a los partidos de Ia Hamada “ titucional”, sittin a estos partidos en. pri olitiea: ellos deben darze cuonta, como algunos estratos de la misma clase obrera, de las necesidades y Ins condiciones que impone esa Incba. En cl campo obrero no ha faltado la inmediata repercusion de este cambio de huevzas: el proletariado tiene hoy la sensacién de no estar ya aislado en Ja lucha contra el fasciemo y osto, ademés del inalterado espfritu antifaseista que lo anima, determina en su aniisa la conviceién de que Ia dictadnra fa: cua prs sr sbatida y allo en un petodlo mace mit breve de lo qu pensaba en el pasado. El hecho de que la rebelién moral de tod Ia pobla- cién contra el fascismo, en la. clase obrera se ha manifestado con huclges, aunque sean parciales, como forma enérgiea de ta lucha: el haber sentido Ja necesidad y jerado posible, en ciertas condiciones, la huelga general nacional coutea el fascismo, demuestra que la situacién va cambiar do ws una rapidez totalmente imprevista. Quien tenga dudas a este propé- sito acérquese a lor-abreros y vera cémo son acogidos los melancdlicos ¢o- miuaicados de la Confederacién Geucral del Trabajo iinplorando Ta calma, « los cuales se definen de “elementos izresponsables” y “agentes provocadores' 1 quienes hacen propaganda para Ja aceiéu: hubo un tiempo en que est ros acostumbrados a leer este lenguaje en los comumicades policiacas Basdndose en la actitud y Ia conducta de los diversos partidos alineados hoy en el frente de la lucha antifascista puede hacerse de inmediato una pri mera deduecidn: la inpotencia de la oposicts Estos partidos, en el pasado, con la oposicién al fascismo tendian evidex- temente a atraerse a la. pequefia burguesia y. en parte, a aquellos estratos de la burguesia que, viviendo al morgen de la plutocracia dominante, re sienten en parte las consecuencies de su predominio absoluto y aplastante en Jn vida econémica y finauciera del pais. Estos partidos tienden hacia sistemas de gobierno meaos dictatoriales, Hoy, estos partidos pueden decir que alcsnaado cl objetivo, que eoustituye para ellos la premisa para evar fondo Ja Iucha contra el fascisino, Pero su accién, que ex la situacidn actual debe- tener ua valor dessvo, se mussra jncierty equiv e insicients, En sustancia refleja Ia impotencia de la pequiefia burguesia para afrontar por si tola ln cha ostoa ef fosciamo, impeteucta detersinada por wn ca de razones, de las cuales se deriva también In sctitud caracteristiea de estas capas eternannte oscilantes entre el capitalismo y el proletariado. Estos partidos cultivan la ihisién de resolver 1a hucha contra el fascismo ex el tereeno parlamentaria, olvidando que In nataraleza fundamental del eonstivncional. 152 ad Dieruo fascista es la de wis dictadura armada, « pesar de todos tos adornos SFastitueionales que trata de colgar a la wilieia macional. Por otra parte, ésta sna ha climinado la accion del escuadrismo y det itegalismo: el fascisino esti coustituido en su verdadera esencia por las fucrzas armadas que operan

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