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¿Acaso tiene sentido la Trinidad?

(Por Lesriv Spencer, 5/Oct./2013 || Actualizado: Mayo, 2019)

Las citas bíblicas son tomadas de la versión Reina-Valera Revisada (1960), a no ser que se indique lo contrario. Otras
versiones citadas: Biblia Textual = BT; Dios Habla Hoy = DHH; Douay-Rheims = D-R; La Biblia de las Américas = LBLA;
Nueva Traducción Viviente = NTV; Nueva Versión Internacional = NVI; La Palabra (Hispano-américa) = BLPH; Palabra de
Dios para Todos = PDT; Reina Valera Contemporánea = RVC; Traducción en lenguaje actual = TLA)

1. Introducción.
2. Definición de la Trinidad.
3. El origen de la Trinidad.
4. No se enseña en la Biblia.
5. “Espíritu Santo” bajo escrutinio.
– Entonces ¿qué es “espíritu santo”?
– Personificación del espíritu santo en la Escritura.
– No habló Jesús del espíritu santo como un “él” y como “Consolador”?
– Escrituras que se utilizan para afirmar la personalidad del espíritu.
– ¿Demuestra Mateo 28:19 la existencia de una “trinidad”?
– ¿Es mentir “al Espíritu Santo” en Hechos 5:34 evidencia de su personalidad?
6. ¿Constituye una “trinidad” el que se mencionen tres entidades juntos?
7. ¿Demuestra el relato de la creación de Génesis una Trinidad?
8. Los trinitarios en realidad no adoran una trinidad.
9. ¿Debería Jesucristo recibir adoración?
10. Torciendo Escrituras para que digan – lo que no dicen.
11. La expresión “Hijo de Dios” no es sinónimo de “Dios”.
12. Mateo 1:23, “Dios con nosotros”.
13. ¿No confirman los milagros que Jesús realizó que él era Dios?
14. Textos utilizados para comprobar la Trinidad solo mencionan dos personas, no tres.
15. Otros puntos a considerar:
– Un siervo no es mayor que su amo.
– Jesús es “mediador” entre Dios y la humanidad.
– El costo del rescate.
– ¿Se podría tentar a Dios?
– Jesús no era todopoderoso.
16. Manipulación de manuscritos tempranos manifiesta corrupción trinitaria.
17. Hay que adorar a Dios según Sus condiciones.
18. ¿Se han desviado las iglesias del cristianismo verdadero?

Introducción: En la Cristiandad, la enseñanza de la Trinidad ha sido considerada el “dogma


central de la teología cristiana”. (The Oxford Dictionary of the Christian Church, 2da edición, Cross &
Livingstone, Reimpresión 1989) Y en verdad, la mayoría de sus seguidores afirman creer en el dogma.
Colegios prestigiosos enseñan la doctrina. La mayoría de los estudiosos la aceptan, y en
consecuencia, la mayoría de las traducciones bíblicas la apoyan también. Si usted está entre la
minoría que rechaza la doctrina de la Trinidad, es probable que sea considerado una persona
“extraña”, y hasta “ignorante” según los estándares “ortodoxos”. Términos tales como “secta” o
“culto” a menudo se asocian con cualquier grupo de personas que no abraze esta doctrina
ortodoxa.

Puesto que la doctrina de la Trinidad tiene tan amplia aceptación, esto nos lleva a la siguiente
pregunta: ¿Tiene realmente apoyo la doctrina de la Trinidad en las Escrituras? O, ¿será más bien,
una desviación de la doctrina cristiana? ¿Tiene acaso sentido la Trinidad?

¿Se puede entender y explicar la doctrina de la Trinidad? Los defensores trinitarios afirman a
menudo que sí. Pero en la práctica, no resulta así. Don Fleming, un trinitario, nos dice:
“Cualquier intento de definir la Trinidad es difícil y peligroso, ya que es un intento de hacer lo
que la Biblia no hace”. (The AMG Concise Bible Dictionary, ©2004, AMG Bible Publishers, p. 445)
“Precisamente lo que la doctrina es, o mejor dicho, precisamente, cómo se explica, los trinitarios
no están de acuerdo entre ellos mismos”. (Dictionary of Religious Knowledge, Lyman Abbott, editor, 1885,
“Trinitarians”) Y el doctor Theodore M. Hesburgh escribió: “No estamos diciendo que hay tres
dioses, y todavía un Dios. Decimos que hay tres personas en una naturaleza. Por lo tanto, no
podemos ni siquiera empezar a saber lo que estamos hablando.” (One God) Otra fuente, incluso
advierte: “La mente del hombre no puede comprender plenamente el misterio de la Trinidad. El
que trate de entender el misterio por completo perderá su mente. Pero el que niegue la Trinidad
perderá su alma”. (A Handbook of Christian Truth, Harold Lindsell & Charles J. Woodbridge)

** Aclaración: Los trinitarios se quejan a menudo que los anti-trinitarios no entienden la doctrina, y que
por ello, distorsionan sus declaraciones. Cuando se considera el desafío en comprenderla, no es extraño
que eso suceda, ya que los trinitarios mismos tienen dificultad, y no están de acuerdo en cómo explicarla.
Cuando se hacen referencias aquí a obras católicas, protestantes o seglares, no es para dar a entender
que los autores no comparten su afinidad a la Trinidad, o que no creen en ella, porque en su mayor parte,
la apoyan. De hecho, en algunos casos, hacen esfuerzo honesto por persuadir al lector a favor de la
Trinidad. No obstante, cuando tienen que explicar la doctrina de la Trinidad en detalle, los trinitarios
mismos con frecuencia advierten a sus lectores sobre el origen controversial del dogma, y de numerosas
incertidumbres en torno a la enseñanza. ¿Deben estas advertencias ser ignoradas por completo?
Teniendo en cuenta el tema, creo que es muy pertinente señalar algunas de estas publicadas
declaraciones. ** Dicho esto, he aquí algunos intentos de definir la doctrina de la Trinidad:
Definición de la Trinidad:

The Waverley Encyclopedia la define como: “El misterio de un solo Dios en tres personas: el
Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, coiguales y coeternos en todas las cosas”.

Diccionario Enciclopédico Quillet: “Distinción de tres personas en una sola y única esencia,
misterio inefable de la religión católica. El dogma de la Trinidad expresa que Dios es uno y a la
vez trino: uno, porque es sustancia única; trino, porque se dan en él tres personas coiguales y
coeternas en su consustancialidad: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo”. (1966, Tomo 8o, p. 330.
Cursivas de ellos.)

The Catholic Encyclopedia: “EL DOGMA DE LA TRINIDAD.—La Trinidad es el término que se


utiliza para significar la doctrina central de la religión cristiana... la verdad de que en la unidad
de la Divinidad hay Tres Personas: el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo, estas Tres Personas siendo
verdaderamente distintas una de otra. Así, en las palabras del Credo Atanasiano: ‘el Padre es
Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios, y sin embargo no son tres Dioses, sino un solo
Dios’”. (The Catholic Encyclopedia, Nueva York, 1912, tomo XV, pág. 47)

Dictionary of the Bible: “La trinidad de personas dentro de la unidad de naturaleza se define en
términos de ‘personas’ y ‘naturaleza’, los cuales son términos filosóficos griegos; en realidad
estos términos no aparecen en la Biblia. Las definiciones trinitarias surgieron como resultado de
largas controversias en las cuales ciertos teólogos aplicaron erróneamente a Dios estos
términos y otros, tales como ‘esencia’ y ‘sustancia’”. (John L. McKenzie, S.J., Nueva York, 1965, p. 899)

Cyclopædia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature: “Adoramos a un solo Dios en


Trinidad, y Trinidad en Unidad; ni confundiendo las personas, ni dividiendo la sustancia. Porque
hay una persona del Padre, otra del Hijo, y otra del Espíritu Santo. Pero la Divinidad del Padre,
del Hijo, y del Espíritu Santo toda es una: la gloria igual, la majestad coeterna. Tal como es el
Padre, así es el Hijo, y así es el Espíritu Santo. . . . El Padre eterno, el Hijo eterno, y el Espíritu
Santo eterno. . . . Así igualmente el Padre es todopoderoso, el Hijo todopoderoso, y el Espíritu
Santo todopoderoso. . . . Por lo tanto el Padre es Dios, el Hijo es Dios, y el Espíritu Santo es Dios.
Y sin embargo no hay tres Dioses, sino un solo Dios. . . . El Padre no está hecho de ninguno, ni es
creado ni engendrado. El Hijo es de solo el Padre; no hecho, ni creado, sino engendrado. El
Espíritu Santo es del Padre y del Hijo; ni hecho, ni creado, ni engendrado, sino procedente. . . . Y
en esta Trinidad nadie está antes ni después del otro; nadie es mayor ni menos que el otro.
Antes bien, todas las tres personas son coeternas juntas, y coiguales. De modo que en todas las
cosas, como ya se ha mencionado, la Unidad en Trinidad y la Trinidad en Unidad ha de adorarse.
Por lo tanto, así tiene que pensar de la Trinidad el que quiera salvarse”. (El Símbolo Atanasiano
citado en Cyclopædia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature, Nueva York, 1871, por John
M’Clintock y James Strong, tomo II, pp. 560, 561.)

Concise Bible Dictionary: “Cada una de las tres personas es completamente Dios, sin
embargo, hay un solo Dios, no tres. […] Ninguna persona [de la Trinidad] es inferior a, o
superior a, cualquier otra. [...] Los cristianos no pueden entender completamente los
misterios de la Deidad, pero se debe tratar de aprender todo lo que pueda acerca de Dios,
porque la vida que tenemos en Cristo depende de que Dios sea la clase de Dios que es –
una Trinidad”. (Fleming 2004, pp. 445-447)

Si estas definiciones de la doctrina de la Trinidad son lo suficientemente simples para el


lego, es discutible. El asunto se complica aún más cuando alguien intenta reconciliar las
declaraciones anteriores con las que se encuentran en la Biblia. Por un lado, los términos
que a menudo se utilizan para explicar la Trinidad no aparecen en la Biblia en absoluto,
como por ejemplo: “Godhead”; “Dios-el Hijo”; “Dios-Hombre”; “Dios-Espíritu Santo”; “Co-
eterno”; “Co-iguales”; “Hijo Eterno”; “Tres en uno”; “Tres Personas”, etc. Incluso, la palabra
“trinidad” no se encuentra en la Biblia. De inmediato, la doctrina de la Trinidad se presta a
ser desafiada, no solo porque se afirma que es “la doctrina central de la religión cristiana”,
sino también porque a menudo se afirma que es de origen bíblico. (The Catholic Encyclopedia)
Teniendo en cuenta las elevadas pretensiones de origen divino por partidarios trinitarios,
es muy extraño que el propio lenguaje trinitario no esté en la Biblia misma.

No obstante, algunos dicen en respuesta que el hecho de que la palabra “trinidad” no se


encuentre en la Biblia no significa que el concepto no esté allí. Señalan que la palabra
“Biblia” tampoco se encuentra en ella. Cierto, pero el concepto de ‘una colección de libritos’
está en la Biblia. ¿Quién argüiría contra eso? Lo mismo sucede con la palabra “teocracia”. El
término no se encuentra en la Biblia, pero la idea de un ‘régimen o reino de Dios, o por
Dios’, sí se encuentra en el interior de sus páginas.

En contraste, el concepto ‘trinitario’ no. Incluso los defensores trinitarios mismos admiten
que no se menciona explícitamente en las Escrituras. Sus partidarios hablan de los
“elementos”, “rudimentos”, “materiales de construcción”, “insinuaciones”, “indicios”,
“posibilidades teóricas”, “especulaciones”, etc., que se encuentran en la Biblia, de la que los
teólogos han “cristalizado” o ‘formulado’ “la doctrina posterior”. Por ejemplo, el libro
Zondervan All-In-One Reference Guide dice: “Se puede decir que el dogma de la Trinidad
encontrada en el Credo de Nicea es la presentación sistemática de las implicaciones de las
sugerencias trinitarias, de indicios, y pautas del N[uevo] T[estamento], en el contexto del
A[ntiguo] T[estamento]”. (Kevin Green, p. 622. ©2008) Cabe preguntar entonces: ¿Es esto
suficiente base para justificar que se califique como “la doctrina central de la religión
cristiana”?

El origen de la Trinidad:

Nouveau Dictionnaire Universel: “La trinidad de Platón, en sí meramente un rearreglo de


trinidades más antiguas que se remontan hasta pueblos más primitivos, parece ser la trinidad
racional de atributos de índole filosófica que dio origen a las tres hipóstasis o personas divinas
respecto de las cuales enseñan las iglesias cristianas. […] El concepto que tuvo este filósofo
griego [Platón, del siglo IV a. de la E.C.] de la divina trinidad [...] puede encontrarse en todas las
religiones antiguas [del paganismo]”. (París, 1865-1870, edición dirigida por M. Lachâtre, tomo 2, p. 1467)

The Paganism in Our Christianity: “En el siglo IV a. de J.C., Aristóteles [filósofo griego, alumno de
Platón] escribió: ‘Todas las cosas son tres, y tres veces es todo, y aprovechemos este número en
la adoración de los dioses, ya que, como los pitagóricos dicen, todo y todas las cosas están
ligados por tres, puesto que el final, el medio, y el comienzo tienen este número en todas las
cosas, y estas componen el número de la Trinidad’. Los antiguos egipcios, cuya influencia en el
pensamiento religioso temprano era profunda, solían arreglar sus dioses o diosas en trinidades.
[…] Los primeros cristianos, sin embargo, no pensaron al principio en aplicar la idea a su propia
fe”. (Arthur Weigall, p. 198)

La New Catholic Encyclopedia: “La formulación ‘un solo Dios en tres Personas’ no quedó
firmemente establecida, y ciertamente no se asimiló por completo en la vida cristiana ni en su
confesión de fe, antes del fin del siglo IV. Pero es precisamente esta formulación la que
originalmente reclama el título de el dogma trinitario. Entre los Padres Apostólicos, no había
existido nada que siquiera remotamente se acercara a tal mentalidad o perspectiva”. (1967, tomo
XIV, pág. 299)
Diccionario Enciclopédico Quillet: “La expresión ‘una sustancia, tres personas’, aparece por
primera vez en Tertuliano. En la historia de las discusiones entabladas en torno a la concepción
de las personas divinas, el momento crítico es el del Concilio de Nicea (325), que puso término a
la querella entre Arrio y Anastasio. Este último sostenía la consustancialidad y la coeternidad del
Hijo y del Padre, en tanto que el primero las negaba. El Concilio condenó a Arrio. La formulación
completa corresponde al concilio de Constantinopla, de 382. El principal tratado que desarrolla
el concepto es el de San Agustín, De Trinitate”. (1966; Tomo octavo, p. 330)

No se enseña en la Biblia:
Christian Doctrine: “La Biblia no enseña la doctrina de la Trinidad. Ni la palabra ‘trinidad’ en
sí, ni tal lenguaje como ‘uno en tres’, ‘tres-en-uno’, una ‘esencia’ (o ‘sustancia’) y tres
‘personas’ son lenguaje bíblico”. (Shirley Guthrie, Jr., profesora de teología en el Seminario
Teológico de Columbia, 1994, pp. 76-77)

The Paganism in Our Christianity: “La palabra ‘Trinidad’ no aparece en ninguna parte
del Nuevo Testamento. La idea fue adoptada por la Iglesia solo trescientos años
después de la muerte de nuestro Señor; y el origen del concepto es enteramente
pagano”. (Arthur Weigall)

The Oxford Companion to the Bible: “Debido a que la Trinidad es una parte tan
importante de la doctrina cristiana posterior, es sorprendente que el término no
aparezca en el Nuevo Testamento. Del mismo modo, el concepto desarrollado de tres
socios co-iguales en la Deidad que se encuentran en las formulaciones posteriores de
los credos no se puede detectar claramente dentro de los confines del canon [bíblico]”.
(Bruce Metzger y Michael Coogan, editores, 1993, “Trinity,” pág. 782)

The New Encyclopædia Britannica: “Ni la palabra Trinidad, ni la doctrina explícita como tal,
aparecen en el Nuevo Testamento”. “La doctrina se desarrolló gradualmente durante varios
siglos y en medio de muchas controversias”. (1981)

Vocabulaire biblique: “Ningún escrito del Nuevo Testamento suministra seguridad explícita de
que haya un Dios trino y uno”. (1954, p. 72)
The International Standard Bible Encyclopedia: “El término ‘Trinidad’ no es un término bíblico, y
no estamos usando lenguaje bíblico cuando definimos lo que es expresado por ello como la
doctrina que hay un Dios único y verdadero, pero en la unidad de la Divididad hay tres Personas
coeternas y coiguales, iguales en la sustancia, pero distintos en subsistencia”. (Vol. IV, p. 3012,
Eerdmans Publishing Co.,1984)

The Lutheran: “Los hombres que la idearon [la Trinidad] la diseñaron como instrumento que
habría de usarse contra los herejes. Al combatir la herejía, experimentaron con palabras,
aguzaron frases, hasta que hubieron definido la relación de las tres ‘personas’ de la Trinidad”.
(Profesor seminarista luterano N. Leroy Norquist)
Reasonable Belief: A Survey of the Christian Faith: “Es una pérdida de tiempo tratar de leer
la doctrina trinitaria directamente de las páginas del Nuevo Testamento”. (Profesores de
teología Anthony and Richard Hanson, 1980, p. 171)

Por qué la doctrina de la Trinidad no tiene sentido bíblico:

“Desafiamos a cualquiera a producir un solo escritor de importancia, durante los primeros


tres siglos, que entendiera esta doctrina [Trinidad] en el sentido moderno”. (The Church of the
First Three Centuries, by Alvan Lamson, 1869, pp. 75-6, 341)

Como se ha visto anteriormente, la doctrina de la Trinidad se define a menudo en los


siguientes términos: ‘La Santísima Trinidad es un Ser Supremo que existe en tres personas,
todos eternos, co-iguales y de la misma sustancia, todos unidos en la misma Divinidad’.

Se dice que ‘ninguna sola persona de la Trinidad es inferior a, o superior a, cualquier otra’.
De ser verdad, esto significaría que las tres personas deberían recibir el mismo
reconocimiento y atención en la Biblia. Después de todo, lo que es bueno para uno es
bueno para el otro. Toda gloria y alabanza que se dé a uno de ellos sería como dárselo a
los otros dos. Esto nos trae a la mente la analogía de una cadena con sus diferentes
enlaces. Es un hecho literal que “una cadena es tan fuerte como su eslabón más débil”.
Todos los eslabones deben ser igualmente fuertes y capaces de mantener la misma
cantidad de presión para resistir la rotura. La conversión de esa idea en una frase
figurativa se estableció en el lenguaje durante el siglo 18. En los Ensayos sobre las facultades
intelectuales del hombre, Thomas Reid, incluyó esta línea: “En cada cadena de razonamiento,
la evidencia de la última conclusión no puede ser mayor que la del eslabón más débil de la
cadena, independientemente de lo que pueda ser la fuerza del resto”. (Essays on the
Intellectual Powers of Man, 1786) Vamos a ver cómo esta analogía aplica a la doctrina de la
Trinidad como generalmente se enseña, para determinar si sus enlaces simbólicos son
capaces de sostener el escrutinio bíblico completo, y conservar su entereza, o en cambio,
se descubra en esta cadena un enlace débil que potencialmente ceda bajo el peso de la
evidencia. Vamos a comenzar con una consideración del “Espíritu Santo”, la llamada
“tercera persona” de la Trinidad.

“Espíritu Santo” bajo escrutinio:

Gregorio Nacianceno, obispo de Constantinopla (380 AD): “Tocante a nuestros versados, algunos
consideran al Espíritu Santo como una operación (energeia), algunos como una criatura, otros
como Dios, mientras que otros están confusos para decidir, ya que la Escritura no determina
nada al respecto”. (Oratio 38: De Spiritu Sancto)

– El significado de los nombres bíblicos:


Empezaremos por investigar un aspecto de esta tríada, los nombres de sus constituyentes o la
ausencia de ello. Todo lo que nos rodea tiene nombre: artículos para el hogar, prendas de vestir,
automóviles, herramientas, etc. Estos nombres son nombres comunes: una camisa, un vestido,
un lazo, una taza, un autobús, un martillo, un clavo, una comida, papá, mamá, etc. Utilizamos
nombres comunes cotidianos para distinguir todo tipo de cosas cuando nos comunicamos con
los demás. Sería difícil salir adelante en este mundo sin el uso de estos. Más importante aún,
otro método de identificación de personas u objetos es por su nombre personal. Hablamos de:
Pepe, Pancho y Antonio. Y de: Carmen, Sofía, y María. Bíblicamente, tenemos a: Abraham,
Moisés, David, Sara, Marta, Abigaíl, y así sucesivamente de nombres propios. Al ir de compras,
obtenemos artículos comunes por nombres de marca, y eso en adición al uso de nombres
comunes, sea, “celular”; automóvil, TV, o algún otro producto. En casa, nuestros animales
domésticos reciben nombres distintivos. Incluso las trinidades paganas antiguas asignaban
nombres a los miembros de sus tríadas. Los nombres son definitivamente importantes en
nuestra cultura. Lo fue aun más en tiempos bíblicos.

Sobre lo que implicaba un nombre en aquel entonces, dicen dos fuentes: “Los hebreos, como
otros pueblos antiguos del Cercano Oriente, daban gran importancia a los nombres personales.
Tenían significados literales, y eran símbolos del carácter y la personalidad de la persona”.
(Diccionario Bíblico - wikiCristiano.org) “Conocer el nombre de una persona era conocer el carácter y
la esencia de esa persona”. (Diccionario Bíblico Conciso Holman)

Dado que los nombres y sus significados eran de vital importancia para la gente en tiempos
bíblicos, en el interés de nuestra discusión, debemos considerar los nombres individuales de las
tres “personas” de la “trinidad”, el del Padre, el del Hijo y del Espíritu Santo. Sabemos del nombre
distintivo de Dios, el Padre, “Jehová” (o “Yahvéh”), que aparece en el texto original casi 7.000 veces
en la Biblia. (Isaías 42:8) También conocemos el nombre bien difundido de su Hijo, “Jesús”, que
aparece más de 900 veces en las Escrituras Inspiradas. (Mateo 1:21) Ahora bien, cuando
buscamos por el nombre del “Espíritu Santo” en la Escritura, la llamada “tercera persona” de la
trinidad, nos encontramos con que no hay mención alguna de un nombre propio para el
“espíritu santo”. “Espíritu” es un nombre común, no un nombre personal. De hecho, se
mencionan varios nombres personales de ángeles en la Biblia (“Miguel”; “Gabriel”), y de un ángel
rebelde, Satanás, como criaturas espirituales que son. ¿Cómo es posible que tengamos algunos
nombres de ángeles celestiales, incluso el nombre de un ángel rebelde inicuo, Satanás, pero no
tengamos el de la “tercera persona” de la “Santísima Trinidad”, que supuestamente es una
entidad mucho más importante que Satanás y otros ángeles? ¿No es extraño esto?

Debe serlo, porque se nos dice que las “tres personas” de “la Santísima Trinidad” son igualmente
poderosos, y a la vez “distintos” uno del otro. Si una pareja tuviera tres hijos, nombraría dos de
ellos, pero no al tercero, aun si fueran trillizos? La falta de un nombre propio para ‘una de las
tres personas’ es suficiente para llamar la atención de cualquier investigador sincero de la
verdad. Si no tenemos un nombre para la “tercera persona” de la Trinidad, que se nos dice es
igualmente importante y distinto a los otros dos, ¿cómo podemos realmente “conocer” a esa
persona? Por consiguiente, se pone de manifiesto un enlace débil en esta cadena triple. ¡Pero
eso no es todo! Le ruego al lector que lea atentamente los dos textos siguientes para
determinar qué hay de inusual en el cuadro siguiente:

2 Timoteo 4:1: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, que juzgará a los vivos y a los
muertos en su manifestación y en su reino”.

1 Timoteo 5:21: “Te encarezco delante de Dios y del Señor Jesucristo, y de sus ángeles escogidos, que
guardes estas cosas sin prejuicios, no haciendo nada con parcialidad”.

¿Lo pudo captar? No hay mención del “Espíritu Santo” como tercer testigo. En el primer texto,
solo dos personas, Dios y Jesucristo, se mencionan como testigos del solemne encargo de Pablo
a Timoteo de predicar y hacer la obra de misionero. (Ver vv. 2,5) En el segundo pasaje sobre la
delegación de Pablo a Timoteo, Dios y Jesucristo son mencionados como testigos junto a, “sus
ángeles escogidos”. La “tercera persona” de la Trinidad quedó fuera del panorama. ¿Por qué? Si
el “Espíritu Santo” es igual a las otras dos personas de la Trinidad como se nos pide creer, ¿por
qué dejarlo fuera? ¿Acaso fue Pablo irrespetuoso al dar más prominencia en esta solemne
ocasión, a “ángeles” en reconocimiento de su presencia como testigos, y totalmente ignorar el
papel del “Espíritu Santo” como potencial testigo, si Pablo realmente creía en la “Santísima
Trinidad”, como a menudo se afirma? En todo caso, de dejarnos guiar solo por el texto de 1
Timoteo 5:21, no pudiéramos retener a nadie de alegar caprichosamente que la Trinidad se
compone de los tres sujetos en el texto: Dios, Jesucristo y los ángeles. ¿Verdad? Ver también
Mateo 18:10; 25:31,34; 1 Corintios 4:9; 11:3,10.

¿Fueron las declaraciones anteriores de Pablo en 1 Tim. 5:21 y 2 Tim. 4:1, selecciones
caprichosas tomadas fuera de contexto? No. Notemos el patrón de los saludos de Pablo en sus
epístolas. Tenga en cuenta la importancia que estas cartas tenían para Pablo. Observe el número
de personas divinas que se mencionan en estos saludos inspirados:

Saludo habitual del apóstol Pablo - ¿De cuántos habló él?:

Romanos 1:7, “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.
1 Cor. 1:3, “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.
2 Cor. 1:3, “Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo”.
Gálatas 1:3, “Gracia y paz sean a vosotros, de Dios el Padre y de nuestro Señor Jesucristo”.
Efesios 1:2, “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.
Filipenses 1:2, “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.
Colosenses 1:2, “Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.
1 Tesalonicenses 1:1, “Gracia y paz sean a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.
2 Tesalonicenses 1:2, “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.
1 Timoteo 1:2, “Gracia, misericordia y paz, de Dios nuestro Padre y de Cristo Jesús nuestro Señor”.
Tito 1:4, “Gracia, misericordia y paz, de Dios Padre y del Señor Jesucristo nuestro Salvador”.
Filemón 1:3, “Gracia y paz a vosotros, de Dios nuestro Padre y del Señor Jesucristo”.

¿Mencionó Pablo a una “trinidad” de tres personas en alguna parte de estos saludos? No. Pablo
solo hablaba de dos personas en sus saludos, Dios y Jesucristo. Similarmente, otros autores
cristianos solo mencionaron a dos individuos en sus saludos. (Véanse: Santiago 1:1; 1 Pedro 1:3; 2
Pedro 1:2; 1 Juan 1:3; 2 Juan 3; Judas 1:1) En vez de una trinidad, a lo más, se podría argumentar por
una dualidad en estos versículos. Ni aun eso, pues en una dualidad se esperaría que las dos
entidades estén a la par. En este caso, la segunda persona (Cristo) siempre aparece en segundo
lugar en posición y poder, en contraste a la primera, Dios. Seguramente, si el espíritu santo
fuera una tercera “persona” que compartiera equivalencia en una trinidad sagrada, habría sido
mencionado por igual en estos Escritos, ¿no es verdad? Los autores bíblicos sí hablaron sobre el
“espíritu” en sus cartas, pero nunca como “persona”. ¿No deberíamos entonces, enseñar lo que
los autores inspirados nos pautaron?

– Descripciones celestiales presentan un cuadro no trinitario:

Si la doctrina de la Trinidad fuera cierta, sería razonable encontrar descripciones de tres


entidades en los relatos bíblicos de visiones celestiales. Sin embargo, ese no es el caso.

En Daniel 7:9,13 hay una visión profética de Dios, el Anciano de Días, y el Hijo del Hombre [Cristo]
sentado a la diestra del poder, viniendo en las nubes del cielo. “Miraba yo en la visión de la noche, y
he aquí con las nubes del cielo venía uno como un hijo de hombre, que vino hasta el Anciano de días, y le
hicieron acercarse delante de él”. Esta visión nos habla de dos entidades, no tres.

En otra parte, Esteban, justo antes de su muerte como mártir por defender la verdad, vio a Jesús
al lado de Dios en gloriosa majestuosidad y resplandor. Dice Hechos 7:55,56:

“Pero Esteban, lleno del Espíritu Santo, puestos los ojos en el cielo, vio la gloria de Dios*, y a Jesús que
estaba a la diestra de Dios, y dijo: He aquí, veo los cielos abiertos, y al Hijo del Hombre que está a la
diestra de Dios”. Aquí, el escritor bíblico relata que Esteban vio el esplendor (la gloria) de Dios en
el cielo, pero solo dos personas, a Dios y a Jesús, de pie al lado derecho de Dios. (*“vio a Dios en
todo su poder”, TLA; “vio el esplendor de Dios”, PDT)

Se relatan visiones celestiales similares en otras partes de la Biblia: Salmo 110:1; Daniel 7:9,13;
Mateo 26:64; Marcos 12:36, 14:62; Lucas 22:69; Hechos 2:33, 34; Romanos 8:34; Efesios 1:20; Colosenses
3:1; Hebreos 1:3; 8:1, 10:12, 12:2; 1 Pedro 3:22. Estos incidentes son muy frecuentes como para dejar
casualmente al “Espíritu Santo” fuera del cuadro bíblico. ¿No es razonable esperar que en las
visiones celestiales se vea al “Espíritu Santo” junto a Dios y Jesús si realmente fuera una
“persona”? ¿Es la Biblia injusta con “la tercera persona” de la Trinidad?

Entonces, ¿qué es “espíritu santo”?

Aunque hay quienes hablan con convicción sobre la ‘personalidad’ del espíritu santo, es
interesante saber que algunos estudiosos prestigiosos lo explican de otra manera.

The Catholic Encyclopedia: “El Antiguo Testamento no contiene ninguna indicación clara de una
Tercera Persona”.
La Biblia de Nuestro Pueblo: “El Espíritu de Dios en general representa su dinamismo y acción
eficaz...” (Notas Temáticas - Antiguo Testamento)

The Triune God: “Para los judíos el espíritu nunca fue persona; tampoco hay prueba sólida de que
algún escritor del Antiguo Testamento tuviera ese punto de vista”. “Aunque frecuentemente se
describe este espíritu en términos personales, parece muy claro que los escritores sagrados [del
Viejo Testamento] nunca concibieron ni presentaron distintamente este espíritu como si fuera una
persona”. “En los [Evangelios] sinópticos y en Hechos el Espíritu Santo por lo general se presenta
como una fuerza o poder divino”. (Teólogo católico Edmund Fortman, pp. 6, 9, 15)

Baker Encyclopedia of the Bible: “La palabra ‘espíritu’ (hebreo, ruah; griego, pneuma) es la palabra
que se usa desde la antigüedad para describir y explicar la experiencia del poder divino que
obra en, dentro y alrededor de los hombres, y entendida por ellos como el poder de Dios”. (Vol 1.
Pág. 986. Editado por Walter A. Elwell)

La New Catholic Encyclopedia: “Está claro que en el A[ntiguo] T[estamento] no se visualiza al espíritu
de Dios como una persona. [...] El espíritu de Dios es sencillamente el poder de Dios. Si a veces
se le presenta como distinto de Dios, es porque el aliento de Yahvéh obra exteriormente”.

La New Catholic Encyclopedia: “Los apologistas [escritores griegos cristianos del siglo II] hablaron con
demasiado titubeo respecto al Espíritu; con cierta medida de expectación, acaso se podría decir
de manera demasiado impersonal”. (1967, tomo XIV, p. 296)

A Catholic Dictionary: “En general, tanto el Nuevo Testamento como el Antiguo hablan del espíritu
como de energía o poder divino”. (W.E. Addis and Thomas Arnold, 1960, p. 810)
¿Qué dicen las Escrituras sobre ‘el Espíritu’?

La información más confiable sobre el “espíritu” se encuentra en la Biblia, que indica que el
espíritu santo es el poder invisible de Dios (o: la fuerza poderosa de Dios), no una persona:

Hechos 1:8, “Pero recibiréis poder, cuando haya venido sobre vosotros el Espíritu Santo”.

Hechos 2:2-4,16,17: “Y de repente vino del cielo un estruendo como de un viento recio que
soplaba, el cual llenó toda la casa donde estaban sentados; y se les aparecieron lenguas
repartidas, como de fuego, asentándose sobre cada uno de ellos. Y fueron todos llenos del
Espíritu Santo, y comenzaron a hablar en otras lenguas, según el Espíritu les daba que hablasen.
Mas esto es lo dicho por el profeta Joel: Y en los postreros días, dice Dios, Derramaré de mi
Espíritu sobre toda carne, Y vuestros hijos y vuestras hijas profetizarán; Vuestros jóvenes verán
visiones, Y vuestros ancianos soñarán sueños”.

Efesios 5:18, “Antes bien sed llenos del Espíritu”.

Hechos 1:5, “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con Espíritu
Santo dentro de no muchos días”.

Hechos 10:38, “Cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo
haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.
1 Corintios 12:7, “Pero a cada uno le es dada la manifestación del Espíritu para provecho”.

Lucas 5:17, “El poder del Señor [Dios] estaba en Él [Jesús] para sanar”. (Bover-Cantera)

Lucas 5:17: “El poder del Señor [Dios] le hacía [a Jesús] obrar curaciones”. (Biblia de Jerusalén)

¿Revelan estas Escrituras la existencia de una trinidad? O que el espíritu sea una persona? No.
Lo que sea el espíritu, se puede recibirlo como una “manifestación”, o “poder”; puede ser
‘derramado’ sobre toda carne. Los humanos pueden ser ‘llenados’, ‘ungidos’ y “bautizados” con
ello. Estas descripciones son incompatibles con la idea de un espíritu personal.

Pero alguien puede responder: “Eso no puede ser, porque la Biblia habla del Espíritu Santo como
persona”. Una expresión típica de la creencia en el espíritu se encuentra aquí, en inglés
(http://voices.yahoo.com/the-holy-spirit-does-things-only-person-can-4299775.html), donde la autora, Ana
Melissa A. Rapi, declara: “Creemos que Él [el espíritu] es una Persona porque posee todas las
cualidades necesarias de inteligencia, la emoción, la voluntad, el conocimiento y las acciones.
Nunca insultemos al Espíritu llamándolo ‘ello’ o ‘aquello’, sino siempre procurar honrarlo
adecuadamente”.

La gente que sinceramente cree que el espíritu de Dios es una “persona” debido a que
cualidades humanas se atribuyen al espíritu, están pasando por alto un elemento importante.
Es esto: La Biblia emplea una gran variedad de estilos expresivos de escritura, y figuras
retóricas, como la poesía, simbolismos, metáforas, símiles, hipérboles, eufemismos, proverbios,
parábolas, analogías, visiones, y tantos otros. Tanto así, que libros enteros se han escrito sobre
el tema. Por consiguiente, no podemos tomar todo lo que leemos en la Biblia literalmente.

Dos ejemplos de esto: Una Escritura advierte: “Guardaos de los perros”. (Filipenses 3:2) El autor
bíblico no hablaba aquí de perros literales, pero advertía a sus lectores, en sentido figurado, a
protegerse de individuos que manifestaban oposición agresiva al Evangelio cristiano, causando
estragos dondequiera que fueran, tal como si fueran “perros” animales.

En otro caso, la Biblia relata que Jesucristo le dijo a uno de sus discípulos, a Pedro: “¡Quítate de
delante de mí, Satanás!” (Marcos 8:33) Si tomamos esto literalmente, significaría que Pedro no era
humano, sino Satanás mismo. Pero ese no es el caso. Jesús acababa de decirles a sus discípulos
que pronto afrontaría el sufrimiento y la muerte, y podía decir esas palabras a Pedro - que al
parecer, era el vocero del grupo de los discípulos - que Jesús era consciente de que trataban de
evitar su muerte inminente. Aunque los discípulos tenían las mejores intenciones, al actuar así,
en efecto estaban abogando por la obra de Satanás, no la de Dios. De ahí la referencia a Pedro
como “Satanás”.

Personificación del espíritu santo en la Escritura:

Una figura retórica empleada frecuentemente en la Biblia es la de ‘personificación’.


‘Personificación’ es la, “Atribución de cualidades humanas a los animales o a las cosas”.
(Diccionario de la lengua española © 2005 Espasa-Calpe) Por ejemplo, se dice del espíritu santo, en
términos personales, que es capaz de ‘enseñar’, ‘guíar’, ‘hablar’, y ‘oír’ (Juan 14:16, 26; 16:13 ); de
‘dar testimonio’ (Juan 15:26); e, incluso, de ser ‘contristado’. (Efesios 4:30) Este uso de términos
personales, junto a la tradición, han llevado a tantos a creer en espíritu santo como ‘persona’
distinta de Dios. Sin embargo, como se ha indicado, no es raro que la Escritura recurra a la
‘personificación’ en su enseñanza. Hay muchos ejemplos bíblicos, como se muestra a
continuación:

‘El pecado está [agazapado] a la puerta [acecha como fiera lista para atraparte, NVI]; te codicia; se puede
dominar’. (Génesis 4:7, LBLA; BLPH)

Se dice que los cielos, los árboles, las montañas, las colinas, los bosques, las profundidades de la tierra
cantan alabanzas y gritan con júbilo. Los árboles y los ríos se regocijan, baten las manos, dan palmadas de
aplauso. (1 Crónicas 16:33; Salmo 96:12; 98:8; Isaías 44:23; 49:13; 55:12)

‘El mar ve, y huye; El río Jordán se vuelve atrás’. (Salmo 114:3)

Se pide a todos estos que alaben el nombre del Señor Jehová: El sol y la luna; las estrellas lucientes; los
cielos más altos; las aguas; todos los abismos; el fuego y el granizo; la nieve y el vapor; el viento de
tempestad; los montes y todos los collados, el árbol de fruto y todos los cedros. (Salmo 148)

La sabiduría clama en las calles, alza su voz en las plazas; tiene mano que se extiende; se ríe y se burla; da
consejo y reprende; en las entradas de la ciudad dice sus razones; tiene boca y labios; habla y enseña.
También tiene poder, buen juicio, es inteligente y ama. (Proverbios 1:20,21,24-26,30; 8:6,7,10,14,17)

El desierto y la soledad se alegran; la llanura desértica [el yermo] goza y florece como la rosa. (Isaías 35:1)

‘Y el derecho se retiró, y la justicia se puso lejos; porque la verdad tropezó en la plaza, y la equidad no pudo
venir’. (Isaías 59:14)

La sabiduría tiene hijos’. (Lucas 7:35)

El pecado, la gracia y la muerte son presentados como ‘reyes’. (Romanos 5:14,21)


Tanto el agua y la sangre como el espíritu “dan testimonio”. (1 Juan 5:6-8)

¿Ahora bien, sería razonable afirmar que las ‘cosas’ y sustantivos abstractos en estas Escrituras
son personas por el mero hecho que se utiliza lenguaje relacionado a personas de ellos?

Considere los siguientes textos en el Nuevo Testamento:

Marcos 4:39, “Y levantándose [Jesús], reprendió al viento, y dijo al mar: Calla, enmudece. Y cesó el viento,
y se hizo grande bonanza”.

Lucas 4:39, “E inclinándose [Jesús] hacia ella [la suegra de Simón], reprendió a la fiebre; y la fiebre la dejó,
y levantándose ella al instante, les servía”.

Lucas 15:18 (Hijo perdido): “Me levantaré e iré a mi padre, y le diré: Padre, he pecado contra el cielo y
contra ti”.
Cuando Jesús reprendió el viento y mandó callar al mar, ¿significa esto que el viento y el mar son
personas con facultad de “oír”? Por supuesto que no. Lo mismo aplica a la referencia bíblica,
Jesús ‘reprendió a la fiebre’. La fiebre no es persona literal con capacidad de responder. Cuando
el Hijo perdido dice: “He pecado contra el cielo”, ¿debemos concluir que el cielo literal es una
persona? Es obvio que el cielo aquí representa la voluntad divina de Dios.

En todos estos textos se habla de cosas inanimadas como si fueran personas. Todos los
elementos o ideas abstractas enumerados anteriormente no pueden, literalmente, hacer todo lo
que una persona puede hacer. Pero hablando en sentido figurado, pueden hacer todas esas
cosas. La Biblia es buena en eso. Esto indica que en la Biblia se emplearon efectos literarios,
tales como prosa y poesía, analogías, ilustraciones, comparaciones, símiles, etc., en su
composición. Las cualidades del intelecto, la emoción, la voluntad, el conocimiento y otras
acciones normalmente atribuidas a los humanos, se expresaban de las cosas inanimadas
mediante el uso de una figura del habla. Sin embargo, ninguna de estas cosas son en realidad
seres humanos o espirituales. Lo mismo con el espíritu. El espíritu puede figurativamente
enseñar, guiar, hablar, escuchar y ser afligido sin ser una persona real. Es una manera atractiva y
efectiva de comunicar el mensaje divino mediante aspectos humanos familiares y relacionarlos
con todo tipo de cosas a nuestro alrededor. Con buena razón, la Biblia es considerada ‘obra
maestra literaria’ por muchos.

No obstante, si tomamos el argumento de la Sra. Rapi de que el “Espíritu Santo” debe ser una
persona simplemente porque “el espíritu santo hace cosas que solo una persona puede”,
entonces, debemos concluir utilizando el mismo argumento que todos los conceptos o
cualidades abstractas enumerados anteriormente, son en consecuencia también, personas
reales. Pero ese no es el caso, ¿verdad?

Un asunto que ha contribuido a la mala interpretación del papel que desempeña el espíritu de
Dios, es que los traductores trinitarios tienden a escribir los términos relacionados con el
“Espíritu Santo” en mayúsculas y frecuentemente agregan el artículo definido “el” a la expresión
espíritu santo (así, “el Espíritu Santo”) en casos donde el texto original no lo hace, y el contexto no
lo requiere. (Vea: Lucas 2:25; 11:13; Hechos 1:5; 8:15; 19:2) El propósito de hacerlo es convencer al
lector de que el espíritu es una persona, la “tercera persona de un Santísima Trinidad”.

Considere dos aspectos adicionales sobre el espíritu. Compare las lecturas de dos versiones
bíblicas:

Hechos 1:5, “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, mas vosotros seréis bautizados con el Espíritu
Santo dentro de no muchos días”. (RVR)
Hechos 1:5, “Porque Juan bautizó en agua, mas vosotros seréis bautizados en espíritu santo, no muchos
días después de éstos”. (El Nuevo Testamento de Pablo Besson)

¿Cuál de las dos traducciones refleja mejor el lenguaje original? Respuesta: La segunda.
Por cierto, en este texto, el bautismo en espíritu santo se contrasta con el bautismo en agua. El
contraste entre los dos no tiene sentido al interpretar el espíritu santo como persona.
En otro lugar, en Mateo 1:20, se dice que Jesús fue ‘engendrado por espíritu santo’. ¿Acaso fue el
espíritu santo padre de Cristo? Pues no. Jesús llama a Dios, su Padre, no al espíritu santo. (Juan
14:16) La explicación trinitaria no tiene razón. Estas palabras sobre el nacimiento de Jesús solo
tienen sentido si entendemos que el espíritu santo es el poder o la fuerza dinámica de Dios que
hizo posible tal engendramiento.

¿No habló Jesús del espíritu santo como un “él”, y como “Consolador”?

Sí, pero solo en pocos lugares, y con buena razón. Hay algunos textos donde se hace referencia
al espíritu con un pronombre masculino como en Juan 14:26 y 16:13-14. (En vez de “Consolador”,
otras versiones leen: “Defensor”; “Ayudante”; “Consejero”; “Intercesor”; o “Abogado”) Quizás fueron estas
referencias que movieron a la Sra. Rapi a exclamar: “Nunca insultemos al Espíritu llamándolo
‘ello’ o ‘aquello’, sino siempre procurar honrarlo adecuadamente”. Esta declaración bien
intencionada está en error.
Hay buena razón para creer que Jesús aquí, hablaba figuradamente, cuando habló del espíritu
santo como “persona”, a saber, como un “Consolador”, o ‘Ayudante’. (Juan 14:16) La Traducción en
lenguaje actual dice aquí: “Y yo le pediré a Dios el Padre que les envíe al Espíritu Santo, para que
siempre los ayude* y siempre esté con ustedes”. (*La nota al pie para este versículo dice: “Ayude: La
palabra griega puede traducirse como abogado, consolador, ayudador o defensor”.)

Jesucristo empleó aquí una figura de dicción, donde se utiliza una ‘comparación’ como método
efectivo de enseñanza al describir espiritu santo prometido como si fuese una persona actual.
Es técnica común en las Escrituras usar ejemplos y comparaciones en la enseñanza. De hecho,
Jesús mismo utilizó ilustraciones todo el tiempo en su enseñanza. ‘En efecto él no decía nada a
ellos sin una parábola [o: “ilustraciones”]’. (Griego: parabolḗs. Mateo 13:34; Marcos 4:34)
En el mismo libro y capítulo donde se describe a Jesús hablando de espíritu santo como
“Consolador”, se presenta a Jesús diciendo pocos versículos después: “Estas cosas os he
hablado en alegorías* [en comparaciones, NVI]; la hora viene cuando ya no os hablaré por
alegorías, sino que claramente os anunciaré acerca del Padre”. (Juan 16:25; 7-14) Este pasaje deja
claro que Jesús utilizó una analogía, cuando habló del espíritu como ‘ayudante’, pero los
trinitarios dejan de mencionar esta importante declaración de Jesús que aparece en el mismo
capítulo que citan como base para implicar la personalidad del espíritu.

(*Griego: paroimíais = tropo o figura retórica; comparación. Otras versiones: “en lenguaje figurado”, LBLA;
“en lenguaje figurativo”; “en sentido figurado”, NTV; “en ejemplos”, Castilian; “en comparaciones”, DHH; “en
proverbios”, R-V Antigua; “por medio de ejemplos y comparaciones”, TLA.)

El registro muestra que fue solo en aquellas pocas ocasiones donde espíritu santo fue
comparado con una persona en sentido figurado (capítulos 14 y 16 de Juan) que encontramos una
referencia al espíritu como “él”. ¿Pero por qué haría Jesús eso? El contexto revela que la partida
de Jesús era inminente. Para animarlos, prometió a sus discípulos un lugar en el cielo donde él
estaría. Mientras tanto, la fe de sus discípulos sería puesta a prueba severamente, y necesitarían
todo consuelo durante su ausencia y la plena certeza de que Jesús los apoyaría en todo
momento. En esta situación apremiante, ¿podría haber mejor manera de comunicar su
preocupación por ellos que el que Jesús representara al espíritu santo de Dios como agente
enviado personal, sí, como un ‘ayudante’ que guiaría y haría cosas poderosas a favor de ellos?
Aparte de una presencia directa de Jesús, la operación del espíritu de Dios o poder entre ellos,
como ‘agente personal’, sería segundamente, lo más efectivo para fortalecerlos y consolarlos a
través de las tribulaciones que le sobrevendrían.

Comprensiblemente, Jesús podía decirles: “Y yo estaré con ustedes todos los días, hasta el fin del
mundo. Amén”. (Mateo 28:20, RVC) Fue mediante el espíritu de Dios que Jesucristo efectuó esto,
como indicó en Juan 14:16,17: “Y yo le pediré al Padre, y él les dará otro Consolador para que los
acompañe siempre: el Espíritu de verdad, a quien el mundo no puede aceptar porque no lo ve ni
lo conoce. Pero ustedes sí lo conocen, porque vive con ustedes y estará en ustedes”. (NVI)

Además, si el espíritu de Dios puede hacer que la sabiduría ‘clame en voz alta’; las montañas y los
árboles ‘canten’, ‘griten,’ ‘aplaudan’; que el agua y la sangre ‘den testimonio’; y hasta hacer que un
burro ‘hable’, seguramente podría actuar poderosamente a favor de los seguidores de Jesús por
siglos venideros, tal como si una ‘persona’ misma enviada por Dios estuviera entre ellos mismos.
(Números 22:22-40; Mateo 28:20; Hechos 2:33; Romanos 8:34)

Aunque las Escrituras dicen que el espíritu santo habla, otros textos muestran que el espíritu
hizo esto mediante ángeles o humanos. (Hechos 1:16; 4:24, 25; 28:25; Mateo 10:19, 20; compárese
Hechos 20:23 con 21:10,11; 28:25) Puesto que el espíritu procede de Dios, a menudo aparecen
referencias intercambiables sobre Dios y su espíritu. (Mateo 1:22; Hechos 5:3,4; 8:26; Éxodo 16:7 con
Hebreos 3:7; Mateo 10:20; 2 Pedro 1:21)

Aparte de unos pocos textos donde se personaliza el espíritu con pronombre masculino (Juan
14:26 y 16:13 ), el Nuevo Testamento griego se refiere comúnmente al espíritu en género neutro,
es decir, como un “cual” o “qué”, no como un “él” o un “quién”. Con frecuencia (45 veces), aparece
sin el artículo griego, a saber, simplemente como “espíritu santo”. En algunos contextos es
engañoso agregar el artículo definido “el” a la expresión “espíritu santo”, cuando no existe
justificación para hacerlo. (Véanse: Lucas 2:25; 11:13; Hechos 1:5; 8:15; 19:2) El propósito detrás de
hacer eso es promover la doctrina de la Trinidad, que en parte enseña que espíritu santo es la
tercera persona de la “Santísima Trinidad”.

Aunque el espíritu santo es personificado como un “ayudante” en Juan 16:7,8 (Griego: paráklētos,
en el género masculino con sus correspondientes pronombres personales masculinos) , esto se hace
para cumplir con las reglas gramaticales, no para expresar una doctrina.

La New American Bible reconoció: “La palabra griega para ‘espíritu’ es neutra, y aunque [en esta
traducción] usamos pronombres personales en inglés (‘he’ [él], ‘his’ [de él], ‘him’ [(a) él]), la mayoría
de los mss [manuscritos] griegos emplean ‘it’ [ello]”. (Edición Saint Joseph, 1970. Nota al pie, Juan
14:17. Observación: Ediciones posteriores oscurecen esta declaración clara y objetiva.)

Un académico, Jason BeDuhn, explica: “La teología posterior cristiana también aplicó el estado
técnico de una ‘persona’ al Espíritu Santo, lo cual ha llevado a traductores modernos y lectores a
pensar en el Espíritu Santo en términos humanos como un ‘quién’, incluso un ‘él’, en lugar de un
‘ello’ (O: ‘aquello’) que trasciende las medidas humanas de personalidad. [...]

” Ahora resulta que tanto los sustantivos ‘masculinos’ y ‘femeninos’ griegos pueden ser usados
para cosas impersonales, así como de personas. Pero los sustantivos ‘neutros’ se utilizan solo
para las cosas impersonales, como objetos, animales, las fuerzas, los principios abstractos, y así
sucesivamente. Lo mismo puede decirse de ‘masculino’, ‘femenino’, y pronombres ‘neutros’. [...]
Sin embargo, a pesar de que la categoría ‘personal’ es mayor en griego que en inglés [y el
español], se hace referencia al ‘Espíritu Santo’ con un sustantivo ‘neutro’ en griego. Por lo tanto,
nunca se habla del ‘Espíritu Santo’ con pronombres personales en griego. Se trata de un ‘qué’, no
de ‘quién’. Se trata de un ‘ello’, no de un ‘él’.

” Este es un caso, entonces, cuando la importancia del principio de seguir el sentido primario,
ordinario, generalmente reconocido del griego al traducir queda claro. El tomar una palabra que
en cualquier otra parte se traduciría ‘que’, ‘cual’ o ‘aquello’ y arbitrariamente cambiarlo a ‘quién’
cuando se utiliza en referencia al ‘espíritu santo’ es un tipo de argumento tendencioso y parcial.
En otras palabras, es una forma sesgada de traducir. Y debido a que este cambio arbitrario no
puede justificarse lingüísticamente, también es inexacto”. (Truth in Translation – Accuracy and Bias in
English Translations of the New Testament, pp. 136,140. ©2003, University Press of America,® Inc.)

– Escrituras que se utilizan para afirmar la personalidad del espíritu. (Juan 15:26; Juan 14:26;
16:13-14; Efesios 1:14; 2 Tes. 2: 6-7)
Dejemos que un gramático reconocido, Daniel B. Wallace, nos explique esto:
“Juan 15:26: [...] Pero cuando venga el Consolador, a quien yo os enviaré del Padre, el Espíritu de
verdad, el cual procede del Padre, él [ése] dará testimonio acerca de mí”.

”El uso de ἐκεῖνος [ekeinos,“ése”] aquí [en Juan 15:26] es frecuentemente considerado por los
estudiantes del Nuevo Testamento como una afirmación de la personalidad del Espíritu. Este
planteamiento se basa en la suposición de que el antecedente de [ekeinos, “ése”] es πνεῦμα
[pneuma, i.e. “espíritu”]: [Dice Young, otro gramático]: ‘El pronombre masculino [ekeinos, “ése”] se
utiliza en Juan 14:26 y 16:13,14 para referirse al sustantivo neutro [pneuma] para destacar la
personalidad del Espíritu Santo’. (Nota al pie: ‘Young, Intermediate Greek, 78 … La postura es sobre todo
popular entre teólogos, que con frecuencia se convierte en el pilar fundamental en sus argumentos por la
personalidad del Espíritu...’)

” Pero esto es erróneo. En todos estos pasajes joánicos, [pneuma] es aposicional a un sustantivo
masculino. El género de [ekeinos, “ése”], por lo tanto, no tiene nada que ver con el género natural
de [pneuma]. El antecedente de [ekeinos], en cada caso, es παράκλητος [paráklētos], no [pneuma].
(Greek Grammar Beyond the Basics, p. 332, ©1996, Zondervan)

” [Juan 14:26...] ¡[Pneuma] no solo es aposicional a [paráklētos], pero el pronombre relativo ὅ [hó]
que lo sigue es neutro! Esto escasamente ayuda al argumento gramatical de la personalidad del
Espíritu. En Juan 16:13-14 el contexto inmediato es engañoso: [...] El [ekeinos, “ése”] se remonta a v
7, donde se menciona [paráklētos]. Puesto que [paráklētos] es masculino, el pronombre lo es
también. Aunque se podría argumentar que la personalidad del Espíritu está en perspectiva en
estos pasajes, la percepción debe estar basada en la naturaleza de un [paráklētos] y las cosas que
se dicen sobre el Consolador, no sobre supuestas sutilezas gramaticales. De hecho, es difícil
encontrar algún texto en el que se haga referencia a [pneuma, “espíritu”] gramaticalmente en el
género masculino”. (Nota al pie: “Además de los textos joánicos [14:26; 16:13-14], tres otros pasajes son
utilizados ocasionalmente para esto: Efesios 1:14; 2 Tesalonicenses 2:6-7 y 1 Juan 5:7. Todos estos tienen
problemas....” (Ibid, p. 332. Cursivas suyas.)

Sobre Efesios 1:13-14 esta misma obra declara: “La lectura ὅς [hós], lo cual es dudosa por
razones de crítica textual, se invoca a veces como prueba gramatical de la personalidad del
Espíritu ... Ni en Efesios 1:14, ni en ningún otro texto hay clara evidencia sintáctica para la
personalidad del Espíritu. Hay, por supuesto, muchas líneas de evidencia que demuestran esto,
pero el intento de utilizar la gramática griega de tal manera es simplista y a menudo crea
problemas teológicos que son mayores que la cura”. (Ibid, p. 338, Wallace. Cursivas suyas.)

En otro lugar, Wallace escribió: “Pero si la gramática no se puede usar legítimamente para
apoyar la personalidad del Espíritu, tal vez debamos reexaminar el resto de nuestra base para
este compromiso teológico. No niego la doctrina de la Trinidad, por supuesto, pero estoy
argumentando que debemos fundamentar nuestras creencias en una base más sólida”. (Greek
Grammar and the Personality of the Holy Spirit, Boletín para la Investigación Bíblica 13.1 97-125 [© 2003 Instituto
para la Investigación Bíblica], Daniel B. Wallace, Seminario Teológico de Dallas)

Según Wallace, hay que buscar en otra parte que no sea gramática para encontrar las “muchas
líneas de evidencia” que demuestran la personalidad del espíritu. Sin embargo, al cotejar estas
supuestas “líneas de evidencia” que comúnmente ofrecen los partidarios de esta doctrina en
comprobación con el contenido bíblico, lo que encontramos en cambio son grietas – múltiples
grietas finas en uno de los eslabones de la cadena trinitaria. El concepto teológico de ‘tres en
uno’ resulta demasiado frágil para defender, y mucho menos para promover.

Otros estudiosos confiesan que la realidad personal del espíritu en la Biblia no es explícita. Y los
varios textos que se citan en apoyo a la personalidad del espíritu, tomados por sí mismos, no
demuestran en absoluto que el espíritu sea una persona. Por ejemplo:
Cyclopedia of Biblical, Theological, and Ecclesiastical Literature : “Del Espíritu Santo. - Hay muchos textos
de esta clase, pero ninguno de los que, por sí mismos, pueden demostrar la personalidad del
Espíritu Santo”. (John M'Clintock, D.D. & James Strong, S.T.D. Pág. 551)

La New Catholic Encyclopedia: “La mayoría de los textos del N[uevo] T[estamento] revelan que el
espíritu de Dios es algo, no alguien; esto se ve especialmente en el paralelismo entre el espíritu
y el poder de Dios”. (1967, tomo XIII, pág. 575)

A Catholic Dictionary: “La tercera Persona fue confirmada en el Concilio de Alejandría en 362 […] y
aceptada finalmente por el Concilio de Constantinopla en 381”. Es decir, ¡unos tres siglos y
medio después que los discípulos se llenaron de espíritu santo en el Pentecostés!
En Theological Investigations (Investigaciones teológicas) Karl Rahner, S.J., admite: “Θεός [Dios] aun no
se usa nunca para el Espíritu”, y: “ὁ θεός [literalmente: el Dios] nunca se usa en el Nuevo
Testamento para hablar acerca del πνευ̃μα ἅγιον [espíritu santo]”. (Baltimore, Md.; 1961, tomo I, pp.
138, 143)

Por lo tanto, si no es posible demostrar la personalidad del espíritu santo mediante gramática,
ni citando referencias bíblicas, ¿dónde deja eso a una persona? La última opción sería buscar
apoyo de otra parte: De la filosofía griega, y de antiguas tríadas paganas. Pero, entonces, no
estaríamos hablando sobre la insensatez de la doctrina de la Trinidad, ¿verdad?

– ¿Qué hay de Escrituras donde el espíritu santo es mencionado junto con el Padre y el Hijo?

Hay algunas Escrituras donde se menciona espíritu santo junto a Dios y Cristo. Se dice que
indican una “trinidad”. ¿Es así? Aquí hay varios textos donde se afirma se manifiesta la Trinidad.

2 Corintios 13:14, “La gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios, y la comunión del Espíritu Santo sean
con todos vosotros. Amén”.
1 Pedro 1:2, “Elegidos según la presciencia de Dios Padre en santificación del Espíritu, para obedecer y ser
rociados con la sangre de Jesucristo”.
Efesios 4:4-6, “Un cuerpo, y un Espíritu, como fuisteis también llamados en una misma esperanza de
vuestra vocación; un Señor, una fe, un bautismo, un Dios y Padre de todos, el cual es sobre todos, y por
todos, y en todos”.
Mateo 3:13,16,17, “Entonces Jesús vino de Galilea a Juan al Jordán, para ser bautizado por él. Y Jesús,
después que fue bautizado, subió luego del agua; y he aquí los cielos le fueron abiertos, y vio al Espíritu
de Dios que descendía como paloma, y venía sobre él. Y hubo una voz de los cielos, que decía: Este es mi
Hijo amado, en quien tengo complacencia”.

Ahora bien, ¿dicen estas Escrituras algo remotamente a las definiciones corrientes de la
Trinidad, que todos son Personas iguales, coeternas que pertenecen a una “Santísima Trinidad”?
¿Dicen que cada uno sea Dios? No, no lo hacen. El mero hecho que se mencione espíritu junto a
Dios y Cristo no significa que sea la tercera persona de la Trinidad. Utilizando ese razonamiento
con Efesios 4:4-6, por ejemplo, nos llevaría a la conclusión de que el cuerpo, la esperanza, la fe, y
el bautismo son todas personas pertenecientes a una Divinidad, ya que se agrupan con Dios y
Cristo en el contexto.

No es sorprendente que una persona adiestrada en la doctrina de la Trinidad pueda ver


insinuaciones de esta en ciertas Escrituras. Un buen ejemplo de esto se ve en una declaración
hecha por el autor del artículo “Espíritu Santo” de la Wycliffe Bible Encyclopedia: “Las Escrituras
colocan al Espíritu Santo a la par con el Padre y el Hijo (II Corintios 13:14; Mt 28:19; 1 Cor 12:4-6; 1
Pedro 1:2). En consecuencia, las obras de Dios siempre envuelven a las tres personas de la
Trinidad”. (Pág. 804) Esta es una afirmación sorprendente si se tiene en cuenta que no existe
siquiera un solo versículo en la Biblia que enseñe claramente, o incluso sugiera una doctrina de
la Trinidad, o que espíritu santo sea parte de una Trinidad igual con Dios y Cristo. Ni siquiera en
los cuatro textos que el escritor presenta de prueba, que carecen de la especificidad que
seguramente deseaba mostrar.
Con buena razón una obra erudita (el diccionario Anchor Bible Dictionary) afirmó: “Uno no
encuentra en el NT, la paradoja trinitaria de la coexistencia del Padre, Hijo y Espíritu dentro de
una unidad divina”. (Editado por David Noel Freedman, Yale University Press / 2007)

Y un Diccionario Católico reconoce: “En conjunto, el Nuevo Testamento, al igual que el anterior,
habla del espíritu como una energía divina o poder”. “La tercera persona se confirmó en el
Consejo de Alejandría en el 362...y, por último, en el Concilio de Constantinopla del año 381”. (A
Catholic Dictionary, W. E. Addis Abeba y Thomas Arnold, 1960, págs. 810, 812) “El Diccionario Oxford de la
Iglesia Cristiana” secunda la obra católica de arriba. (Oxford 1989, p. 661)

La verdad es que transcurrieron unos tres siglos y medio desde el tiempo de Cristo antes de que
el espíritu de Dios fuera declarado una “persona”. Es un hecho, las Escrituras no colocan al
espíritu santo a la par con el Padre y el Hijo. Esa creencia es más bien producto de “tradición”.

– ¿Demuestra Mateo 28:19 la existencia de una “trinidad”?

Si algún texto de la Biblia tiene alguna remota semejanza al lenguaje utilizado por los trinitarios
sería este de Mateo 28:19: “Por tanto, id, y haced discípulos a todas las naciones, bautizándolos
en el nombre del Padre, y del Hijo, y del Espíritu Santo”. ¿No es esto suficiente para creer en la
trinidad? No lo es.

Este texto sí menciona tres entidades, ¿pero acaso dicen que sean personas – iguales en
sustancia, poder y eternidad? ¿Dice el texto que cada uno sea “Dios”? No, no lo hace. La Biblia
muestra que el Padre y el Hijo son seres espirituales de la más alta categoría, con
correspondientes personalidades. Decir “en el nombre del espíritu santo” no es más garantía de
la ‘personificación’ del espíritu, que decir, “en el nombre de la ley”, o, “en el nombre de la
justicia”. La expresión, “en el nombre de...” se utiliza generalmente tanto en el griego como el
español con la idea de representación. Por tanto, decir “en el nombre de la ley” representa el
reconocimiento de la autoridad de la ley, no de que sea una persona. En efecto, bautizarse uno
“en el nombre del espíritu santo” sencillamente simboliza un bautismo en reconocimiento de
que el espíritu es de fuente y autoridad divina.

Una publicación Protestante reconoce lo siguiente con relación a Mateo 28:18-20:

“[Mat. 28:19] solo prueba que se menciona a tres entidades, [...] pero no prueba, por sí mismo,
que los tres pertenezcan necesariamente a la naturaleza divina, y que posean igual honra
divina ... Este texto, tomado por sí mismo, no probaría decisivamente ni la personalidad de las
tres entidades mencionadas ni su igualdad ni divinidad”. (McClintock and Strong, Cyclopedia of
Biblical, Theological and Ecclesiastical Literature, 1987, Vol. X, p. 552) Con relación a otros textos que
también mencionan a los tres juntos, esta Cyclopedia reconoce también, que, tomados por sí
mismos, son “insuficientes” para probar la Trinidad.
Otro problema al intentar una comprensión trinitaria en el texto, es que esta no cuadra con el
contexto bíblico. En el libro de Mateo, como en otros lugares en la Biblia, Jesús es siempre
representado como el subordinado Hijo de Dios, siempre dispuesto a hacer la voluntad de su
Padre. (Mt. 4:10; 16:16; 20:23; 26:39; 27:43,46) Algo parecido declaró Karl Rahner (portavoz Católico
Romano) de Jesucristo en el contexto del Nuevo Testamento: “Lo que, sin embargo, se dice de su
vida y sus funciones como Cristo celestial, no significa ni implica que en la condición divina esté
a la par con Dios y que sea plenamente Dios. Por el contrario, en el cuadro del Nuevo
Testamento sobre su persona y ministerio celestial, contemplamos una figura tanto separada
como subordinada a Dios”. (Bulletin of the John Rylands Library, 1967-68, Vol. 50, pp. 258, 259)

En tan solo Mateo, Jesús asumió el título de “Hijo del Hombre” unas treinta veces, un título que
el pueblo judío asociaba con el Mesías, no con Dios. ¿Podemos imaginarnos al eterno y
todopoderoso Dios alguna vez auto-llamándose “el Hijo del Hombre”? Por cierto, la Biblia dice
claramente que Dios envió a su Hijo como rescate de la humanidad, no de que él mismo lo
haría . (Juan 3:17; 1 Timoeo 2:5,6)

El relato de Mateo nos dice que después que Jesucristo fue resucitado de entre la muerte por
Dios, se acercó a los once discípulos, y dijo a ellos (apenas un versículo antes de la declaración de
Mateo 28:19) lo siguiente: “Toda autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra”. (28:18, RVC)
Si Jesús fuera igual a Dios en todo sentido, ¿por qué diría a otros que todo poder y autoridad
que tenía, ‘le fue dada’ por su Padre, Dios? Dios es todopoderoso y ejerce autoridad sobre todos
los demás. Además, ¿no significa el hecho de que Jesús haya ‘recibido’ dicha ‘autoridad’, que
hubo un tiempo cuando no tenía tal autoridad?

Un trinitario se atrevió afirmar en un programa radial que la palabra ‘todo’ en “toda autoridad”
demuestra que Jesús era Dios. Lo que él no dijo a sus oyentes es que el término original para
‘todo’ no siempre lo abarca “todo” en el sentido estricto de la palabra. Este asunto se considera
en el enlace sobre Colosenses 1:16 al final de esta redacción. En griego, como en español, el
vocablo ‘todo’ permite la exclusión en ciertas descripciones. O sea que en este caso, el Padre de
Jesucristo, Dios, no fue desprovisto de su autoridad en ningún momento. En primer lugar, fue
Dios quien le dio la autoridad a Cristo, y fue Dios quien, con autoridad y poder, resucitó a
Jesucristo. Varias versiones bíblicas comunican esto claramente: “Dios me ha dado toda
autoridad en el cielo y en la tierra”. (DHH) Y: “Dios me ha dado pleno poder en el cielo y en la
tierra”. (BLPH) Y en oración a su Padre, poco antes de morir, Jesucristo dio el siguiente
testimonio: “Tú me diste autoridad y poder sobre todos los que viven en el mundo, para dar vida
eterna a todos los seguidores que me has dado”. (Juan 17:2, TLA)

Un uso parecido del término se encuentra en este mismo relato donde se manda a los
discípulos de Jesús a que ‘hagan discípulos a todas las naciones’. ¿Significa esto que todo el
mundo se convertiría al cristianismo? ¡Difícilmente! Hay textos bíblicos que señalan claramente
que no todos aceptarían el evangelio. La Traducción en lenguaje actual transmite el sentido
apropiado: “Ustedes vayan y hagan más discípulos míos en todos los países de la tierra”. (Cp., PDT)

En armonía con las palabras de Jesús en Mateo 28:18, el escritor de Hechos 2:32,36 relata:
“Pues a este Jesús Dios lo resucitó, y de eso todos nosotros somos testigos. Sépalo bien todo el
pueblo de Israel, que a este Jesús, a quien ustedes crucificaron, Dios lo ha hecho Señor y Cristo”.
(RVC) Las Escrituras indican que en un tiempo Jesús no tenía todo el poder y autoridad y señorío
que ahora posee. Después de completar la voluntad de Dios en la tierra, Jesús fue glorificado
aun más, y ahora aparece galardonado, ‘sentado a la diestra de la Majestad en las alturas.’
(Hechos 2:33; Filipenses 2:9-11; Hebreos 1:3)

De hecho, las palabras de Mateo 28:19 suenan tan diferentes al resto de las Escrituras, que
algunos expertos cuestionan si la fórmula triádica que aparece en el texto actual aparecía en el
texto original. La suposición no es sorprendente cuando uno considera la historia de la
transmisión textual, y la práctica de copiar estos manuscritos, y los diversos intentos por
algunos escribas sin escrúpulos por corromper el texto en varios lugares en fecha posterior para
favorecer una agenda religiosa particular. Afortunadamente para nosotros, muchos de los
intentos de corrupción han sido extraídos a la conciencia pública por expertos textuales.

Por ejemplo, G.R. Beasley-Murray (professor emérito de Interpretación del NT en el Seminario


Teológico Bautista del Sur de Louisville, Kentucky, y anterior principal del Colegio de Spurgeon, Londres) ,
reconoce esto al escribir: “Un grupo entero de exégetas y críticos han reconocido que la
declaración de apertura de Mateo 28:18 exige una declaración cristológica para seguirla: ‘Toda
autoridad me ha sido dada en el cielo y en la tierra’ nos lleva a esperar como consecuencia,
‘Vayan y hagan discípulos para mí entre todas las naciones, bautizándolos en mi nombre,
enseñándolos observar todas las cosas que les he mandado’. De hecho, las primeras y terceras
cláusulas tienen ese significado, pero parece que la segunda cláusula ha sido modificada de una
fórmula cristológica a una trinitaria en el interés de la tradición litúrgica”. (Baptism in the New
Testament, Grand Rapids: Eerdmans, 1962, pg. 83)

The Catholic Encyclopedia, II, stated (p. 263): “The baptismal formula was changed from the name of
Jesus Christ to the words Father, Son, and Holy Spirit by the Catholic Church in the second
century.”

Y el diccionario bíblico de James Hastings dice: “El texto trinitario principal en el NT (yendo más allá
de la fórmula sugerente sumaria de 2 Co 13,14) es la fórmula bautismal de Mt 28,19 ... Esta
declaración tardía posterior a la resurrección que no se encuentra en ningún otro Evangelio o en
cualquier otro lugar en el NT, ha sido visto por algunos estudiosos como una interpolación en
Mateo. También se ha señalado que la idea de ‘hacer discípulos’ continúa en ‘enseñarles’, por lo
que la referencia que interviene al bautismo con su fórmula trinitaria sea tal vez una inserción
posterior en la expresión ... No obstante, aunque sea parte integral del texto original de Mateo,
esto no garantiza su origen en la enseñanza histórica de Jesús”. (Dictionary of the Bible, p. 1015,
Revisión por Frederick C. Grant y H. H. Rowley, 1963. T&T Clark and Charles Scribner's Sons)

Algunos de hecho creen que el Evangelio de Mateo fue escrito originalmente en hebreo. Existe
una edición temprana de Mateo en hebreo y esta no contiene la fórmula triádica. Incluso si
aceptáramos la fórmula triádica de Mateo 28:19 como parte integrante del canon bíblico
original, no constituye prueba de una “Santísima Trinidad” como comúnmente se define por los
teólogos.
¿Es mentir “al Espíritu Santo” en Hechos 5:3,4 evidencia de su personalidad?

Hechos 5:3,4 dice: “Y dijo Pedro: Ananías, ¿por qué llenó Satanás tu corazón para que mintieses
al Espíritu Santo, y sustrajeses del precio de la heredad? Reteniéndola, ¿no se te quedaba a ti? y
vendida, ¿no estaba en tu poder? ¿Por qué pusiste esto en tu corazón? No has mentido a los
hombres, sino a Dios”.

Los trinitarios, en particular, los Pentecostales, gustan citar esta escritura como prueba de la
personalidad del espíritu. Pero, ¿prueba el texto eso? Bueno, si uno empieza con la idea de que
espíritu santo es una persona, hay que reconocer que esta escritura serviría para indicar eso.

No obstante, como se ha indicado, la Biblia usa una gran cantidad de lenguaje figurativo. Lo
mismo sucede aquí. El espíritu procede de Dios. Esto queda claro unos versículos después donde
leemos (Hechos 5:9): ‘Y Pedro le dijo: ¿Por qué convinisteis en tentar al Espíritu del Señor? He aquí
a la puerta los pies de los que han sepultado a tu marido, y te sacarán a ti’.

La traducción Biblia Complementaria Exegeses* vierte “Espíritu del Señor”, como “Espíritu de Yah
Veh”. (*O: Biblia Acompañante Exegeses – “exeGeses Companion Bible”, World Bible Publishing, 1993)
Espíritu que emana de Dios, es por lo tanto, su fuerza dinámica a través del cual logra todo. Si
sus criaturas resisten su función y su manifestación, en esencia, están resistiendo a Dios. Pero
esto no significa que el espíritu sea una persona. Cuando el espíritu santo entra en función en la
congregación, y alguien deliberadamente toma un curso de rebeldía contra los mandamientos
de Dios, mintiendo en el proceso contra su Santa Voluntad, en efecto, esa persona está
mintiendo contra Dios, la fuente de este espíritu.

En Santiago 3:14, se utiliza un lenguaje similar al de Hechos 5:3,4 al decirnos que es posible
‘mentir contra la verdad’. El texto dice: “Pero si tenéis celos amargos y contención en vuestro
corazón, no os jactéis, ni mintáis contra la verdad”. ¿Quiere decir esto que “la verdad” es una
persona a quien se pueda mentir? No. Aquí, “la verdad” representa la verdad del Evangelio, no
una persona.

Otra texto que presenta un dilema para aquellos que creen que Dios, Cristo y espíritu son una
misma persona, es éste de Mateo 12:32: “A cualquiera que dijere alguna palabra contra el Hijo
del Hombre [Cristo], le será perdonado; pero al que hable contra el Espíritu Santo, no le será
perdonado, ni en este siglo ni en el venidero”.

Si Cristo y el espíritu santo fueran iguales como comúnmente se afirma, ¿por qué hablar en
contra de estas entidades produce diferentes consecuencias? ¿Por qué no se menciona a “Dios”
aquí? Los trinitarios no ofrecen explicaciones sensatas. Este texto solo tendría sentido si
aceptamos la simple afirmación bíblica de que ‘el Padre [Dios] es mayor que Jesús’, y que el
espíritu santo que procede de Dios es su fuerza poderosa mediante la cual ejecuta su voluntad.
Este texto solo confirma lo que toda la Biblia declara, ‘que Dios está por encima de Cristo’.
Hablar en contra de Cristo podría se perdonado, pero hablar en contra de Dios, ‘la fuente del
espíritu’, nunca lo será. “Dios” no se menciona directamente, pero en este caso, el espíritu santo
representa a Dios, no a una tercera persona. En ninguna parte de la Biblia se dice que el espíritu
sea la tercera persona de la “Santísima Trinidad”. Esa idea proviene de otra fuente.

¿Constituye una “trinidad” el que se mencionen tres entidades juntos?

Algunos sugieren eso mismo. No obstante, un lector cuidadoso de la Biblia considerará si la


mención de grupos de tres en el contexto bíblico de por sí sea suficiente para garantizar una
creencia en una Trinidad. El diccionario bíblico Eerdmans apropiadamente llama atención a esto:
“Fórmulas triádicas en el Nuevo Testamento [y en el O.T. ] a menudo se consideran como si
implicaran una doctrina desarrollada de la Trinidad, pero esto sería leer demasiado en ellas”.
(Eerdmans Bible Dictionary, ©1987) ¿Tienen razón? Sí, la tienen. Considere la siguiente lista:
Abraham, Isaac y Jacob son mencionados juntos con frecuencia. (Éxodo 2:24; 6:3, y otros.)

Sadrac, Mesac, y Abed-nego. (Daniel 3:19,20)

Pedro, Santiago, y Juan se mencionan junto a menudo. (Mateo 17:1; 26:37; Marcos 5:37; 9:2;
14:33; Lucas 9:28)
El Hijo del Hombre, el Padre y los ángeles. (Mateo 16:27)
El Hijo del Hombre, el Padre y los santos ángeles. (Lucas 9:26)
Los hombres, el Hijo del Hombre, y los ángeles de Dios. (Lucas 12:8)
Dios, Jesucristo, y sus ángeles escogidos. (1 Timoteo 5:21)
Dios, Jesucristo, y Poncio Pilato. (1 Timoteo 6:13)

El Espíritu, el agua, y la sangre. (1 Juan 5:8)

Ninguno de los entes mencionados constituyen una santa “trinidad”. De hecho, el usar tales
razonamientos por sí solo llevaría a alguien a la conclusión que Dios, Cristo Jesús, y los ángeles
(mencionados en 4 textos arriba) son más “trinidad” que la trinidad hipotética de Dios, Cristo y
espíritu santo. ¿Por qué? Simplemente, porque hay evidencia bíblica de que Dios, Jesús, y los
ángeles son seres personales, mientras no hay evidencia alguna que el espíritu lo sea. Agrupar
“el espíritu, el agua y la sangre” juntos como ocurre en 1 Juan 5:8 no hacen al agua y la sangre
más persona que el espíritu. Con buena razón el famoso teólogo Karl Barth pudo decir: “La Biblia
carece de la declaración expresa de que el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo son de igual
esencia….” (Citado en el New International Dictionary of New Testament Theology. p. 84) La ‘santa trinidad’
en la Biblia es una ficción. Seguramente no queremos caer presa al engaño por ‘leer demasiado
en tales fórmulas triádicas’.

¿Demuestra el relato de la creación de Génesis una Trinidad?

Los trinitarios sostienen que el relato de la creación de Génesis revela la Trinidad. Algunos
utilizan la pluralidad de la palabra hebrea para “Dios” (Hebreo: ’Elo·hím) como pieza de evidencia
del concepto. Otros señalan al ‘espíritu de Dios’ moviéndose sobre la faz de las aguas en Génesis
1:2. Incluso otros señalan a las palabras que emitió Dios en Génesis 1:26: “Hagamos al hombre a
nuestra imagen, conforme a nuestra semejanza”. Examinemos estas tres afirmaciones:

1. ¿Es el plural hebreo ’Elo·hím en Génesis indicativo de una trinidad?


No. ’Elohím, en el plural es simplemente la palabra hebrea para connotar dignidad y excelencia,
llamado a veces, ‘el plural mayestático’. ’Elo·hím se utiliza en la Biblia con referencia a Yahvéh, a
los ángeles, a dioses idolátricos (singulares y plurales) y a hombres. (Génesis 1:1; Éxodo 7:1; Jueces
16:23, 1 Reyes 11:5; Salmo 82.1, 6; 89:6; y Juan 10:34,35)

Dice la Biblia Comentada: “Elohim ‘es uno de estos plurales de abstracción del que el hebreo y
otras lenguas semíticas proporcionan muchos ejemplos, y su empleo corriente con verbos y
cualificaciones en singular debería bastar para que no se reconociese en ello un vestigio de
politeísmo’. ‘Es un plural de plenitud y fuerza y de poder’ o un plural de intensidad semítico, para
recalcar enfáticamente la idea trascendental de divinidad con todo lo que ella incluye. [...] Elohim
es el Creador de todas las cosas, el Dios único, Señor del universo”. (Profesores de Salamanca, vol.
1, págs. 47,48)

Otro obra explica: “La realidad de que el lenguaje del A[ntiguo] T[estamento] ha abandonado por
completo la idea de pluralidad en ‫’[ אלהים‬Elo·hím] (como se aplica al Dios de Israel) se muestra
especialmente porque casi invariablemente se construye con un predicado verbal en singular, y
toma un atributo adjetival en singular. […] ‫’[ אלהים‬Elo·hím] tiene que ser explicado más bien como
un plural intensivo, que denota grandeza y majestad, y equivale a decir El Gran Dios. Está en el
mismo nivel de los plurales ‫’[ אדנים‬adho·ním, “amo”] y ‫[ בעלים‬be‛a·lím, “dueño; señor”], empleados con
referencia a seres humanos”. (Aaron Ember, The American Journal of Semitic Languages and Literatures,
vol. XXI, Chicago y Nueva York, 1905, pág. 208)

Y la “Enciclopedia de Religión y Ética” declara abiertamente: “Es exégesis de tipo malicioso si acaso
piadoso que encontraría la doctrina de la Trinidad en la forma plural de ’elohim' [Dios]”.
(Encyclopedia of Religion and Ethics, Bajo, “Dios”)

La lengua griega, en cambio, no tiene plural de Majestad, por lo tanto, las referencias al
verdadero Dios aparecen en singular y no en plural, indicando la unicidad de Dios. (Marcos 12:29)

2. Génesis 1:2 dice: “Y la tierra estaba desordenada y vacía, y las tinieblas estaban sobre la faz
del abismo, y el Espíritu de Dios se movía sobre la faz de las aguas”. Otra versión: “La tierra no
tenía forma, ni había en ella nada que tuviera vida. Las aguas estaban cubiertas por una gran
oscuridad, pero sobre la superficie del agua se movía el espíritu de Dios*”. (Traducción en lenguaje
actual; *También: Sagradas Escrituras Versión Antigua, 1569; Reina Valera Contemporánea)

Un ejemplo de esto se ve en The Clear Word (“La Palabra Clara”), una versión parafrástica de un
Adventista del Séptimo Día, Jack J. Blanco, Th.D., que representó la última parte del texto de esta
manera: “Pero el Espíritu Santo estaba vigilando sobre ello [la faz de las aguas]”. Esto es
evidentemente una manipulación audaz de la declaración original, que literalmente dice: “Y el
espíritu de Dios revoloteaba (o: aleteaba)* sobre la superficie de las aguas”. (*Otras traducciones:
“se movía”; “se cernía”; “cobijaba”, Versión Moderna; “incubaba”, Biblia Peshitta en Español; “iba y
venía”, NIV; “sacudía”, La Palabra; “volaba”, Antiguo Testamento Interlineal Hebreo-Español;
“revoloteaba”, Franquesa y Solé.) Entonces, ¿de donde sacó el Señor Blanco la idea de que el
espíritu de Dios vigilaba, en vez de decir como dicen otras versiones, ‘aleteaba’, ‘revoloteaba’, ‘se
movía de un lado a otro’,etc.? ¡Quisiera saber!
Como ya se indicó, una táctica que los traductores trinitarios utilizan para que el lector crea que
el espíritu de Dios es una persona, es presentar la palabra “espíritu” en mayúsculas, como hace
la RVR en Gé. 1:2 arriba. Pero utilizar letra mayúscula (el Espíritu de Dios) aquí es engañoso, porque
puede dar la impresión errónea de que espíritu es una persona. Otros traductores van más allá
de eso, al cambiar el significado básico del hebreo (para espíritu) con el fin de promover la
doctrina de la Trinidad.

Esa lectura tan diferente que presenta el ávido trinitario Dr. Blanco -que de hecho no tiene
apoyo hebreo- parece ser solo un capricho, de ‘leer más allá’ de lo que el contexto sostiene.

La palabra hebrea para “espíritu” es rúaj, que según el Léxico Hebreo/Arameo-Español significa:
“aliento, respiración, soplo, viento, punto cardinal, espíritu, ánimo”. (Profesor Pedro Ortiz V., S.J.) La
Reina-Valera de 1995 reconoce lo siguiente sobre “el espíritu de Dios” en Gé. 1:2: “La palabra
hebrea traducida por espíritu puede significar también viento, soplo o aliento”. También, la Biblia
Traducción Interconfesional explica en una nota al pie en ese versículo: “Viento divino; La palabra
hebrea traducida por viento puede significar también espíritu, soplo o aliento. Además, la
expresión de Dios se utiliza a veces en el AT como complemento para expresar el superlativo.
Por eso, otra posible traducción sería un viento huracanado”.

¿Cómo se deben entender estas explicaciones? Diversas fuentes explican:

The International Bible Commentary: “El sentido [de rúaj] es excelentemente proporcionado por ‘el
poder de Dios’ (G[ood] N[ews] B[ible])”. (F.F. Bruce, Editor General)

The Companion Bible: “La idea principal de la raíz [de rúaj] en todos los pasajes es fuerza invisible”.
(Apéndice 9, pág. 13.)

En conformidad con esto, varias traducciones bíblicas han vertido la palabra hebrea “rúaj” en
Génesis 1:2 de manera que manifiesta la falta de personalidad del espíritu:

The Eerdmans Bible Dictionary: “En el Antiguo Testamento, entonces, el Espíritu es ante todo el
poder de Dios, el agente o agencia por la cual Dios hace las cosas”. (©1987, pág. 497)

La Biblia del Peregrino: “Y el soplo de Dios se movía sobre la superficie de las aguas”.
Biblia de Jerusalén Latinoamericana: “y un viento de Dios aleteaba por encima de las aguas”.
Good News Bible: “y el poder de Dios se movía sobre el agua”. (Versión en inglés que sirvió de base para la
Versión Popular por SBU. Conocida también como Today's English Version.)
Traducción del Nuevo Mundo: “y la fuerza activa de Dios se movía de un lado a otro”.
Biblia Traducción Interconfesional: “mientras un viento divino aleteaba sobre las aguas”.
La Biblia: “y el aliento de Dios se cernía sobre las aguas”. (L. Schökel y J. Mateos)
La Palabra de Dios para Todos: “y el espíritu de Dios aleteaba sobre las aguas”. (2005)
El Libro del Pueblo de Dios – La Biblia: “y el soplo de Dios se cernía sobre las aguas”. (Levoratti-Trusso)
Nueva Versión Internacional: Nota al pie: “Espíritu. [Traducción alterna] viento o soplo”.
The Hebrew Bible: “y el aliento de Dios aleteaba sobre las aguas”. (“La Biblia Hebrea” , ©2019)
La Palabra (Hisp.): “mientras un viento impetuoso sacudía la superficie de las aguas”.
La NET Bible (Biblia NET) lee “el Espíritu de Dios” en Génesis 1:2, pero agrega: “En otros lugares en
el Antiguo Testamento la frase se refiere consecuentemente al espíritu divino que faculta y
energiza a individuos [...]”. Por lo tanto, en ninguna parte de este relato se dice que el espíritu de
Dios sea una persona.

Fue siglos después de Cristo cuando se desarrolló la idea del espíritu como persona. Se trata de
una apostasía de la enseñanza cristiana, una asimilación de ideas paganas que llevó al concepto
personal del espíritu, como tercer socio de la Trinidad. (1 Timoteo 4:1)

El clérigo anglicano y conferenciante de la Universidad de Oxford, K. E. Kirk, reveladoramente


escribe de la adopción de la doctrina de la Trinidad: “La vindicación teológica y filosófica de la
divinidad del Espíritu comienza en el cuarto siglo; naturalmente nos dirigimos a los escritores de
ese período para descubrir qué motivos tenían para su creencia. Para nuestra sorpresa, nos
obligamos a confesar que no tienen ninguno...

” Este fracaso de la teología cristiana...para producir justificación lógica del punto cardinal en su
doctrina trinitaria es de la mayor importancia posible. Nos vemos obligados, incluso antes de
dirigirnos a la cuestión de la reivindicación de la doctrina por experiencia, a preguntarnos si la
teología o filosofía ha producido alguna razón de por qué su creencia debería ser trinitaria”.
(“The Evolution of the Doctrine of the Trinity,” publicado en Ensayos sobre la Trinidad y la Encarnación, A. E. J.
Rawlinson, editor, 1928, pp. 221-222)

3. Otro argumento utilizado a favor de la Trinidad en el relato creativo son las palabras que Dios
habló en Génesis 1:26: “Entonces dijo Dios: ‘Hagamos al hombre a nuestra imagen, conforme a
nuestra semejanza’”. Aquí surge la pregunta, ¿a quién hablaba Dios cuando dijo aquellas
palabras? Algunos trinitarios caprichosamente afirman que Dios hablaba específicamente a los
otros dos individuos de la Trinidad. ¿De veras?

Hablando estrictamente, Dios pudo haberse dirigido a otra persona, o a dos, tres, cinco, veinte, o
incluso hasta millones de otros seres celestiales, tales como ángeles. La narración no dice nada
del número, tampoco “dos” como sostienen algunos trinitarios. El diccionario bíblico de Hastings
en desacuerdo con la explicación trinitaria en Génesis, escribió: “El Antiguo Testamento no
puede ser utilizado como autoridad para la existencia de distinciones en la Divinidad. El uso de
‘nosotros’ [y de otros plurales: ‘hagamos’, ‘descendamos’, ‘confundamos’] por el divino orador (Gén.
1:26, 3:22, 11:7) es extraño, pero es tal vez debido a su conciencia de estar rodeado de otros seres
de un orden más elevado que los hombres (Isa. 6:8 )”. (Dictionary of the Bible, A. B. Davidson, “God,”
Vol. II, p. 205)

Aunque tal explicación tenga mérito, las Escrituras en otros lugares nos proporcionan una
respuesta más propicia concerniente a la identidad del receptor del mensaje creativo, que
señala a Jesucristo. Juan capítulo 1 nos dice que, ‘En el principio el Verbo [Jesucristo] estaba con
Dios’, y que ‘por él’ (Literalmente: ‘a través’ de, o ‘mediante’ él), todas las cosas fueron hechas. (Juan
1:1-3) Hebreos 1:2 confirma la declaración de Juan.
Colosenses 1:15,16 amplía sobre esto diciendo que Cristo es, “la imagen del Dios invisible, el
primogénito de toda creación. Porque en él fueron creadas todas las cosas”. Otra traducción de
la Biblia lo expresa de este modo: “Ahora Cristo es la expresión visible del Dios invisible. Él nació
antes de que la creación comenzara, pues fue a través de él que todo fue hecho.” (The New
Testament in Modern English, Revised Student Edition, por J. B. Phillips, 1972) Dado que la Escritura nos
dice que Cristo es “el primogénito de toda creación”; “el principio de la creación de [por] Dios”
(Apocalipsis 3:14); y el “unigénito Hijo de Dios” (Juan 3:18), es razonable concluir que Cristo fue la
primera y única directa creación por Dios. Todo lo demás sería hecho entonces a través de Cristo,
por el poder de Dios. Cristo mismo atribuyó la creación a Dios, incluso su propia existencia a él.
(Mateo 19:4-6; Juan 6:57) Un comentario bíblico dice:
“A partir de Filón, los judíos generalmente han sostenido que el plural [Gé. 1:26, ‘hagamos al
hombre...’] se utiliza porque Dios se dirige a su corte celestial, es decir, a los ángeles (cf. Isaías 6:8).
De la Epístola de Bernabé y Justino Mártir, quienes vieron el plural como referencia a Cristo, los
cristianos han visto tradicionalmente este versículo como presagiando la Trinidad. Ahora se
admite universalmente que esto no fue lo que el plural significó para el autor original”. (Gordon
Wenham, Word Commentary sobre Génesis, pág. 27)

Por consiguiente, las palabras de Dios en Génesis 1:26, “Hagamos al hombre a nuestra imagen,
conforme a nuestra semejanza”, no ofrece prueba concluyente de una “trinidad”.

Los trinitarios en realidad no adoran una “trinidad”:

“Por lo tanto, a nuestro Dios trino (Padre, Hijo y Espíritu Santo), y a su pueblo, ofrecemos nuestro
trabajo de crear y publicar la Biblia de Estudio de ESV”. (Introducción a la Biblia de Estudio English
Standard Version, p. 12.)

Los trinitarios enfatizan la importancia de la doctrina de la Trinidad en la fe cristiana. Insisten en


que las tres entidades de la Trinidad son iguales en todo sentido y poder. No obstante, cuando
uno examina tendencias generales entre Católicos y Protestantes, se encuentra que ellos en la
práctica adoran en sí a una sola entidad de la Trinidad, a saber, Jesucristo, por encima del Padre
y del Espíritu Santo. La cristiandad es “Cristo-céntrica”. En esencia, han debilitado la cadena de
tres eslabones, al hacer un enlace más prominente sobre los otros dos. Para empezar, con pocas
excepciones, católicos y protestantes han mostrado una clara aversión al nombre del Padre,
Jehová o Yahvéh, y son rápidos en desacreditar a los que utilizan el nombre. La RVR-1960 y la
Biblia de Jerusalén son dos prominentes excepciones. Muchas traducciones bíblicas, en particular,
las versiones al inglés, han eliminado el Nombre Divino de sus traducciones bíblicas del texto
hebreo, aunque el nombre personal de Dios aparece más de 6.800 veces allí. En español
también se hace evidente un creciente esfuerzo por eliminar el Nombre Santo en varias
versiones recientes: Nueva Reina-Valera Versión Siglo XXI; Nueva Reina-Valera 2000; Reina Valera
Contemporánea; Nueva Biblia Española; Biblia de las Américas; Biblia de Navarra; Biblia Traducción
Interconfesional; y la Nueva Versión Internacional.

Si los tradicionalistas verdaderamente creyeran en tres personas distintas y coiguales en la


Trinidad, por qué eliminan el nombre de una de las tres entidades? Estos traductores relegan el
Santo Nombre de Dios a un “nombre de Pacto”. ¿Es esto un asunto menor? Una versión bíblica
que valerosamente retuvo el Nombre en su traducción, la Biblia de Jerusalén, dice en el Salmo
83:18, “[¡P]ara que sepan que sólo tú tienes el nombre de Yahvéh, Altísimo sobre toda la tierra!”.
Seguramente, no queremos encontrarnos al lado opuesto de Dios por negarnos a reconocer al
Dios Verdadero y su Nombre.

La doctrina de la Trinidad no ayuda al cristiano en lo absoluto a reconocer a Yahvéh (O: “Jehová”,


RVR) como el “Altísimo”. Jesucristo ha asumido mayor prominencia en la percepción de los
tradicionalistas. El Salmo 83:18 habla de Yahvéh como el “Altísimo”, lo que implica que es
‘superior’ a otros “sobre toda la tierra”, un problema para el fiel trinitario. ¿Es la idea de Yahvéh
como “Altísimo” ‘sobre los demás’, incluso sobre Cristo, “herejía”? ¿Qué dice la Biblia misma
sobre esto? El escritor de Lucas 1:32 fue lo suficientemente claro cuando confirmó que Jesús es
“Hijo del Altísimo”, y no el “Altísimo” mismo. ¿Quién entonces es este “Altísimo”? Es una creencia
común que Jesucristo en el Nuevo Testamento es el “Jehová” del Antiguo. Sin embargo, Lucas
1:32 muestra lo absurdo de esa teoría.

Los traductores que desacreditan el nombre de “Jehová”, con frecuencia recurren con fachada
piadosa a una antigua tradición judía de no pronunciar el nombre divino. El hecho de que
Jesucristo mismo condenó aquellos que se aferraban a tradiciones humanas parece no afectar
su decisión por retirar el Nombre del registro divino. (Marcos 7:8 ) Los traductores que apelan a la
tradición judía para sustituir el nombre divino con sustitutos deben preguntarse: ¿Por qué
rechazar el Nombre Divino sobre dicho fundamento, y a la vez, no hacer caso al rechazo
tradicional judío de la doctrina de la Trinidad? La encyclopedia judía (The Jewish Encyclopedia) dejó
claro: “Los judíos siempre han considerado la doctrina de la Trinidad como una irreconciliable
con el espíritu de la religión judía y monoteísmo”. Uno de hecho no tiene que aceptar el dogma
de la Trinidad para aceptar a Cristo Jesús como su Salvador.

Otro indicio de la desigualdad cristiana en el culto de esta “trinidad”, se ve en el hecho de que,


en general, Jesucristo recibe más prominencia que el Padre y el Espíritu Santo. La mayoría de la
música “cristiana” está orientada en torno a la vida de Jesucristo. La mayoría de los libros
religiosos cristianos se concentran en el personaje de Cristo. ¿Cuándo fue la última vez que vio
una película anunciada sobre “el Padre” de Jesucristo? Sin embargo, las películas acerca de
Jesucristo son abundantes. Muchas organizaciones religiosas y edificios eclesiásticos incluyen el
nombre de Jesucristo en sus títulos. La predicación de los pastores religiosos con frecuencia se
enfoca en la vida de Jesucristo.

Es muy revelador que los traductores de la Biblia por lo general tratan a Jesús con mayor
importancia que a las otras dos entidades. El texto traducido de la mayoría de las Biblias refleja
un enfoque en Cristo como igual a, o por encima de Jehová el Padre. Algunas versiones de la
Biblia ofrecen secciones separadas sobre la vida de Jesucristo, pero no para el Padre o el Espíritu
Santo. Otras Biblias se venden con letras distintivas (típicamente, letras rojas) para acentuar cada
referencia donde Jesús es el orador, pero la práctica no se aplica por igual al Padre. Así también,
algunos traductores emplean mayúsculas con pronombres que se refieren a la Deidad, que los
traductores aplican por igual a Cristo. Todo esto crea una imagen extraña, inexacta del registro
inspirado. Tenga en cuenta que Cristo declaró que ‘el Padre era mayor que él’. (Juan 14:28) Por
eso es inconcebible que los trinitarios atribuyan poca relevancia a las palabras que aparecen en
Filipenses 2:11 (“para la gloria de Dios el Padre”), donde se establece que cualquier reverencia
dirigida a Cristo tiene como propósito final ‘glorificar a Dios el Padre’. Así es que toda alabanza
dirigida a Cristo siempre termina con el Padre, que es Supremo – no en Cristo, ni en espíritu
santo.

Suministraré un par de ejemplos tomados de la Biblia de Estudio NIV, reproducida abajo, que
muestran la absurdidad de la práctica de aplicar la rotulación distintiva solo para Cristo.
En ambos casos, tanto el Padre como el Hijo Jesús toman la palabra, pero solo las palabras de
Jesús se destacan en rojo claro en esta versión:

Juan 12:27-30: «27 Ahora todo mi ser está angustiado, ¿y acaso voy a decir: ‘Padre, sálvame de esta hora
difícil’? ¡Si precisamente para afrontarla he venido! 28 ¡Padre, glorifica tu nombre! Se oyó entonces, desde
el cielo, una voz que decía: ‘Ya lo he glorificado, y volveré a glorificarlo.’ 29 La multitud que estaba allí, y
que oyó la voz, decía que había sido un trueno; otros decían que un ángel le había hablado. 30 —Esa voz
no vino por mí sino por ustedes —dijo Jesús—.»

Aquí aparece lo que Jesús pronunció en letras rojas. ¿Por qué no se hace lo mismo con el Padre?
¿Será que lo que dice el Padre carece de relevancia? No, porque según Jesús, lo que comunicó la
voz del Padre era “para el beneficio” de la multitud, no para él. (NTV) La Traducción en lenguaje
actual dice así: «La voz que ustedes oyeron tiene como propósito ayudarlos a confiar en mí».

Si la voz del Padre intervino para que comprendieran la importancia de la presencia de Jesús allí
en relación con el Padre, ¿no podríamos nosotros también beneficiarnos prestando atención
tanto a Jesús como a su Padre que lo envió? Los trinitarios innecesariamente confunden el
asunto al representar a Jesús como el Ser Supremo, cuando no lo es. La voz del Padre puso eso
de manifiesto.

Algo parecido se manifiesta en el relato de La Transfiguración en Mateo 17:1-9 (NVI):

“Seis días después, Jesús tomó consigo a Pedro, a Jacobo y a Juan, el hermano de Jacobo, y los llevó
aparte, a una montaña alta. Allí se transfiguró en presencia de ellos; su rostro resplandeció como el sol, y
su ropa se volvió blanca como la luz. En esto, se les aparecieron Moisés y Elías conversando con Jesús.
Pedro le dijo a Jesús: —Señor, ¡qué bien que estemos aquí! Si quieres, levantaré tres albergues: uno para
ti, otro para Moisés y otro para Elías. Mientras estaba aún hablando, apareció una nube luminosa que los
envolvió, de la cual salió una voz que dijo: ‘Éste es mi Hijo amado; estoy muy complacido con él.
¡Escúchenlo!’
” Al oír esto, los discípulos se postraron sobre su rostro, aterrorizados. Pero Jesús se acercó a ellos y los
tocó. —Levántense —les dijo—. No tengan miedo. Cuando alzaron la vista, no vieron a nadie más que a
Jesús. Mientras bajaban de la montaña, Jesús les encargó: —No le cuenten a nadie lo que han visto hasta
que el Hijo del hombre resucite”.

Ambos relatos muestran claramente al Padre en una posición ‘superior’ a la de Cristo. La


importancia de las palabras del Padre prácticamente se pierden debido a la distracción de las
letras rojas para Cristo. La anomalía de todo esto se ve en el relato de la Transfiguración donde
las palabras privadas de Jesús a sus discípulos (“Levántense — No tengan miedo”) reciben más
prominencia en el formato que el mandato trascendental del Padre: “Éste es mi Hijo amado;
estoy muy complacido con él. ¡Escúchenlo!”

Jesús instruyó a sus discípulos, “No le cuenten a nadie lo que han visto hasta que el Hijo del
hombre resucite”. ¿Según la propia instrucción de Jesús, ¿qué palabras seguramente tendrían
más importancia para todos en el evento posterior de la resurección de Jesucristo: ¿Las palabras
previas privadas de Jesús en rojo a sus discípulos, “Levántense – No tengan miedo”, o, el mensaje
del Padre al mundo: “¡Escúchenlo!” La respuesta es obvia. ¡Qué paradoja!
Si Jesús fuera igual al Padre, ¿por qué representar las palabras de Jesús en letras distintivas, y no
para su ‘homólogo’ el Padre? Esas versiones de la Biblia que emplean letras distintivas para Jesús
y no para Dios, pasan por alto lo que Cristo mismo pidió, a saber, “que todos honren al Hijo
como honran al Padre”. (Juan 5:23) ¿Es dar preferencia a Cristo sobre lo que su Padre dice y hace,
realmente ‘honrar al Padre’ que lo envió, como Jesús lo solicitó? Piense en ello. El Padre
Todopoderoso, completamente capaz de ‘salvar’ a su Hijo de ‘la hora’ de peligro, y de ‘glorificar’
al Hijo después de resucitarlo de entre los muertos, no es considerado, en efecto, ‘digno’ de
recibir letras distintivas en su Palabra, cuando el Hijo subordinado lo es. Por lo tanto, en la
práctica, los miembros de la Trinidad no reciben igual trato. ¿No es esto una locura?
Otra táctica cuestionable de algunos traductores bíblicos que procuran engrandecer a Cristo es
la de utilizar letras mayúsculas para destacar pronombres referentes a la Deidad, práctica más
común con versiones inglesas que con las castellanas. El efecto general es preocupante. Dice la
traducción de The New King James Version sobre esto: “Reverencia a Dios se conserva utilizando
mayúsculas con los pronombres”. Otra versión, pero en español, la Nueva Biblia Latinoamericana de
Hoy (NBLH), declara: “En esta edición se usan mayúsculas para destacar los pronombres en sus
diversas formas que se refieren a la Deidad. También se usan mayúsculas en los sustantivos
referentes a la Deidad”. Esta práctica también se extiende al Hijo de Dios, Cristo. Como veremos
más adelante, esto en vez de ser una ventaja, se convierte en fuerte distracción, y resulta
engañoso en ciertos casos.
En su Prefacio, esta versión (NBLH) menciona cuatro normas básicas de las publicaciones de “The
Lockman Foundation”. Una de las normas declara: “Darán al Señor Jesucristo el lugar que le
corresponde, el lugar que la Palabra de Dios le da”. Esta es sin duda una meta loable, meta que
comparto con ellos, pero los traductores terminan ensalzando a Cristo por encima de “el lugar
que la Palabra de Dios le da”. Y más preocupante aun, ninguna de las cuatro normas mencionan
la importancia de glorificar al Padre de Jesucristo. (Juan 12:28)
Veamos un ejemplo bíblico que muestra que no es sensato emplear tales normas en todo lugar
donde se hace referencia a Dios y a Cristo.
En Juan 4:19, una mujer samaritana incidentalmente se cruza en el camino en el pozo de Jacob
con Jesús, un hombre que hasta entonces le era desconocido. Poco después, según dos
versiones, ella le dice:
“La mujer Le dijo: ‘Señor, me parece que Tú eres profeta’”. (NBLH)
“Dícele la mujer: Señor, veo que eres Profeta”. (Franquesa-Solé)

Aquí, estas dos versiones hacen algo diferente a otras versiones bíblicas castellanas. Como se
trata de Jesús, estos traductores quieren crear una sensación de transmitir la grandeza o
divinidad de Cristo. La primera versión desea hacer hincapié en la deidad de Jesús mediante
mayusculizar el pronombre “Tú”. La otra en cambio busca enfatizar que Cristo no era un ‘profeta’
cualquiera, era más bien, “Profeta”, con “P” grande, con posible insinuación de que Jesús era “el
Profeta prometido”. Ahora bien, ¿se puede justificar dicha acción?
La práctica de utilizar mayúsculas con los pronombres para sugerir “Deidad” cuando no es
necesario es mala idea. No solo transmite la idea de que los traductores desean sobresalir como
‘más piadosos’ que otros que no hacen lo mismo, sino también porque divierte la atención, y a la
vez puede ser engañoso.
En el contexto de Juan 4:19, la mujer samaritana no sabía con certeza quién era este hombre
(Jesús), ya que se acababan de encontrar incidentalmente. Cabe señalar también que los
samaritanos y los judíos históricamente no se llevaban bien. Cuando se produjo una
conversación, Jesús, como “Hijo de Dios” envestido con poder de Dios, fue capaz de revelar
algunos hechos sobre su vida personal, para su asombro, cuando la mujer samaritana
pronunció las palabras de arriba. Los samaritanos rechazaban la mayor parte de las Escrituras
Hebreas, con la excepción de los cinco primeros libros de la Biblia, y quizás el libro de Josué.
Basándose en esos Escritos, los samaritanos vinieron a esperar un profeta mayor que Moisés,
un Mesías. Pero en general, su nivel de conocimiento bíblico era inferior al de los judíos. Para
comenzar, no era muy probable que la mujer samaritana tuviera una gran base de conocimiento
como para determinar en pocos minutos que Jesús era “Deidad”, según sugiere la versión NBLH.
En realidad, “divinidad” o “deidad” nunca fue la cuestión aquí.
Desde el punto de vista de la mujer, el asunto era más bien, “¿Cómo pudo este hombre extraño
conocer secretos personales sobre mi vida?” “¿Por qué habla él del ‘don de Dios’, a mí, una
samaritana, y, de su capacidad de dar ‘agua viva’ capaz de saciar la sed para siempre, incluso de
dar vida eterna?” “¿Quién es éste?” “¿Acaso es un profeta?” (Juan 4:10-15)
No hay indicio alguno que indique que esta mujer llamaba a Jesús “el Profeta,” el Mesías, en ese
preciso momento. Al contrario, en el texto griego original, el sustantivo “profeta” no va
acompañado por el artículo griego, que en español sería, “el profeta”. Por tanto, Juan 4:19 puede
traducirse: “Veo que eres profeta” en sentido cualitativo; o, “Veo que eres un profeta” en sentido
indefinido. Pero sí sería incorrecto interpretarlo: “Veo que eres el Profeta”.
Si entendemos bien el relato acerca de la samaritana que llamaba “profeta” o “un profeta” a
Jesús, esto indicaría que la mujer reconocía la capacidad profética que manifestó Jesús en ese
instante, pero no al grado de identificar a Cristo como el Profeta “mayor que Moisés”. ¿Además,
podría alguien legítimamente afirmar que la mujer samaritana de Juan 4:19 afirmaba la deidad
de Jesús en ese punto de la conversación?
De hecho, fue más adelante en la conversación, cuando la mujer samaritana le dijo a Jesús: “Le
dijo la mujer: ‘Sé que ha de venir el Mesías, llamado el Cristo; cuando él venga nos declarará
todas las cosas’. Jesús le dijo: ‘Yo soy [ése], el que habla contigo’”. (Juan 4:25,26; Compare con PDT;
NVI; BLPH; TLA.) “Entonces la mujer dejó su cántaro, y fue a la ciudad, y dijo a los hombres:
‘Venid, ved a un hombre que me ha dicho todo cuanto he hecho. ¿No será éste el Cristo?’” (Vv.
28,29)

Finalmente, en el mismo capítulo, se informó que otros samaritanos tuvieron la oportunidad de


ver y oír a Jesús personalmente. Fue entonces que los samaritanos llegaron a la conclusión que
Jesús era el Mesías [Cristo] prometido, “el Salvador del mundo”, no “Dios”. (Jn 4:39-42)
El contexto de Juan, capítulo 4, hace evidente, que la mujer samaritana reaccionó con curiosidad
a la aptitud profética y predicación promisoria de Jesús, meditando sobre sus palabras: “Yo soy
[ése, el Mesías], el que habla contigo”. Ella se preguntaba: “¿No será este el Cristo?” Observe que
ella no dijo, “¿No será este ‘Dios’?” (Versículos 25, 26, 28)
Los samaritanos eran estrictamente monoteístas. Sería absurdo sugerir que la mujer
samaritana abandonaría su crianza tradicional en el monoteísmo para luego adoptar
súbitamente la idea de que un hombre que apenas acababa de conocer, era “Deidad”, un “Dios-
hombre”, ‘la segunda Persona de la Santísima Trinidad’. Es más, Jesús enseguida dio a entender
otra cosa: “Pero se acerca el tiempo [dice Jesús] —de hecho, ya ha llegado— cuando los
verdaderos adoradores adorarán al Padre en espíritu y en verdad. El Padre busca personas que
lo adoren de esa manera”. (Juan 4:23) Honradamente, ¿le parece razonable que Jesucristo el Hijo
de Dios buscaba que la gente lo adoraran como “deidad”? O, ¿no era más bien “el Padre” al que
Jesús procuraba que adoraran? (Compare con Mateo 4:10)
Por lo tanto, es inexacto y descaminado mayusculizar “Tú” en el texto con fin de implicar
“Deidad”, como lo hace la versión NBLH. Además, el usar mayúsculas para “Profeta” como lo
hace la versión de Franquesa-Solé coloca el énfasis donde no pertenece, y confunde al lector. En
contraste, otras versiones traducen el versículo con mejor sentido, como por ejemplo:
“Le dijo la mujer: Señor, me parece que tú eres profeta”. (RVR)
“—Señor, me doy cuenta de que tú eres profeta”. (NVI)
Al oír esto, la mujer le dijo: —Señor, me parece que usted es un profeta”. (TLA)
“—Señor, me doy cuenta de que eres un profeta”. (PDT)
“Al oír esto, la mujer le dijo: —Señor, ya veo que eres un profeta”. (DHH)

En su empeño por pintar a Jesucristo como Dios todopoderoso, algunas versiones, al traducir, se
van al extremo por engrandecer a Cristo. Una versión de la Biblia por Russell M. Stendall, Las
Sagradas Escrituras (Jubilee Bible 2000 Spanish, ANEKO Press) hasta vierte Juan 14:6 así: “Jesús le dice
[a Tomás]: YO SOY el camino, y la verdad, y la vida; nadie viene al Padre, sino por mí”. Aquí el
traductor se aprovecha de que al principio del texto aparece la expresión griega, “egó eimi” (“yo
soy”), y quiere comunicar a sus lectores mediante “mayúsculas”, que a su entender, Cristo usó un
título divino que según se dice, Dios también utilizó en Éxodo 3:14. Sobre lo inapropiado de esa
interpretación, vea: http://www.scribd.com/doc/36126649/La-traduccion-correcta-de-Juan-8-58-Lista-de-
lecturas-alternas-a-yo-soy

Aquí en Juan 14:6, Jesús desea dirigir la atención al hecho de que él es “el camino” al Padre, no el
Padre mismo. En este mismo capítulo se establece que ‘el Padre es mayor que Jesucristo’. (V. 28)
Definitivamente, creer en Jesucristo es esencial para adquirir salvación. Pero, las palabras “yo
soy” aparecen como materia introductoria a la declaración que le sigue – parecido a cuando
Jesús dijo: “Yo soy la puerta; los que entren a través de mí serán salvos”. (Juan 10:9, NTV) Cristo es
señalado como el camino a Dios, no otro, pues él es el “mediador entre Dios y los hombres”. (1
Timoteo 2:5) Por tanto, Jesús no empleaba un título divino. El emplear “yo soy” en mayúsculas
aquí es otra innecesaria distracción, y distorsiona el mensaje aquí sobre Cristo, al crear la
impresión de que Jesús es de mayor relevancia que el Padre.
– ¿No demuestra Juan 5:23 que Jesús y el Padre son iguales, al decir: “que todos honren al Hijo como
honran al Padre”?
No si se toma en cuenta lo que dice toda la Biblia. L. L. Paine, profesor de historia eclesiástica,
explica: “No hay ruptura entre el Antiguo Testamento y el Nuevo. Se continúa la tradición
monoteísta. Jesús era judío, entrenado por padres judíos en las Escrituras del Antiguo
Testamento. Su enseñanza era judía hasta la médula; un nuevo Evangelio sí, pero no una nueva
teología...Y él aceptó como su propia creencia el gran texto del monoteísmo judío: ‘Escucha, Oh
Israel, el Señor [Jehová] nuestro Dios es un solo Dios’”. (A Critical History of the Evolution of
Trinitarianism, Houghton Mifflin and Co., 1900, p. 4)

La nación judía ya creía y procuraba ‘honrar’ al Padre de Abraham, Isaac y Jacob. En esta cultura
monoteísta adoraban al Dios verdadero adhiriéndose a la Ley Mosaica. Pero, muchas profecías
que aparecían en el código hebreo señalaban al Mesías como ‘emancipador’ de su condición
pecaminosa. La mayoría de los judíos esperaban ser liberados del yugo romano por el Mesías.
Pero Jesús en vez de involucrarse en la política terrenal, optó por hablar repetidamente del
“reino de Dios”, de ahí que, comparativamente, pocos ejercieron fe en él. En contraste con los
pocos que creían en Jesús como “enviado” de Dios, la mayoría entonces no podía desenfocarse
del hombre que para ellos era su Padre, Abraham. Estaban ciegos en su autosuficiencia.

Había necesidad de comunicarles a este pueblo judío que ejercer fe en Cristo era esencial para
su salvación. ¿Pero, cómo hacerlo? Para empezar, haciéndoles ver que Jesucristo era más grande
que el hombre más ilustre, incluso que Abraham y David (Juan 8:58; Mateo 22:41-45). Que él era
superior a los ángeles del cielo (Hebreos 1:4), y superior a cualquier filosofía humana que los
hombres pudieran formular. (Colosenses 2:8-10) Necesitaban comprender que Jesús es el “Hijo
unigénito” de Dios (Juan 3:16); “el Cordero de Dios, que quita el pecado del mundo”. (Juan 1:29) Sí,
hasta reconocerlo como representante de Dios – “Dios Poderoso”. (Isaías 9:6) Una vez glorificado,
este Jesús fue puesto ‘a la diestra de Dios’ mismo, como “mediador entre Dios y los hombres” (1
Timoteo 2:5), mayor que el admirado Moisés. Por supuesto esto indicaba que si querían estar del
lado de Dios, tenían que aprender a ‘honrar al Hijo tal como honraban al Padre’. Ahora los judíos
como el resto del mundo necesitaban comprender que Cristo es ‘como Dios en todo’, y que
necesitaban obedecerlo. (Hebreos 1:3; 5:9, Versión Nueva Vida)

Mediante Cristo, todos, en cierto sentido, podían ver exactamente como era Dios, cosa que
hasta ahora no había sido posible. (Juan 5:19; 10:30) Como “imagen de Dios”, ‘el que veía a Jesús
ahora, era como si estuviera viendo a Dios mismo’, pues él era el único que lo podía dar a
conocer. (Col. 1:15; Juan 14:9; 1:18) “Porque en él vive corporalmente toda la plenitud de la
Naturaleza Divina”. O: “Todo lo que Dios es, vive en Cristo, incluso en su vida en la tierra”.
(Colosenses 2:9, BT; PDT) No hay duda entonces, que este Logos, o ‘Verbo de Dios’ (Apocalipsis
19:13) era él mismo: “divino”, “un dios”. No obstante, Jesús nunca dio a entender a otros que él
fuera el Padre en carne. Para acentuar la distinción entre él y el Padre, inmediatamente dijo las
siguientes palabras: “El que no honra al Hijo, no honra al Padre que le envió”. (Juan 5:23) Después
de presentar a su Hijo unigénito como “Salvador” al mundo, Dios ‘le sujetó todas las cosas
debajo de sus pies, para que el Hijo mismo luego terminara sujetándose a Aquel que le sujetó
todas las cosas, para que Dios sea todo en todos’. (Tito 1:4; 1 Corintios 15:27,28)

Por consiguiente, todos debemos ‘honrar al Hijo así como honramos al Padre’. (Juan 5:23) Los
escritores inspirados de las Escrituras vieron bien utilizar el lenguaje más sublime posible al
hablar del Hijo de Dios como prominente Ser Divino. No obstante, nunca escribieron que fuera
igual a Dios. Unos siglos después de la muerte de Cristo, debido a influencia pagana, muchos
discutieron en medio de la confusión acerca de la identidad de Jesús. La controversia la ganaron
los que sostenían que Cristo era igual al Padre. Pero fueron más allá de lo que realmente decían
las Sagradas Escrituras. Si bien los judíos no le dieron el lugar que a Cristo le correspondía, los
que adoptaron la doctrina de la Trinidad posteriormente terminaron asignándole un puesto más
alto del que Jesús afirmara tener. La verdad acerca de la persona de Cristo se encuentra en un
lugar medio de estos dos extremos. Estamos pues, en la presencia de dos grupos extremistas.
Este enfoque céntrico de Cristo es el que comúnmente se enseña en las iglesias y en los colegios
hoy. Cierto, el Nuevo Testamento se centra en la vida de Jesucristo, y cómo es este, “el camino”
hacia el Padre y la salvación para la humanidad. (Juan 14:6) Pero nunca se dice que sea igual al
“espíritu santo”, ni a “Dios”.

Inclusive después de intensos esfuerzos cristianos por convencer al pueblo judío para que
aceptaran a Cristo como “Hijo de Dios”, “el Mesías”, y como su “Salvador”, en su mayor parte, lo
rechazaron. Hasta el día de hoy, los Judíos no han aceptado a Cristo como su Mesías. Puesto que
Cristo es prominente en el Nuevo Testamento, seguidores “cristianos” de época posterior
tomaron cuenta de esto, pero la influencia de filósofos griegos, quienes hablaban con
elocuencia de grupos de ‘tres’, fue demasiado, y terminaron asignándole a Cristo una posición
de igualdad con Dios mismo. Poco tiempo después, introdujeron al “Espíritu Santo” en la
incumbencia trinitaria.

– ¡Alabado sea el Señor! ¿Alabanza a quién...?

Hoy en día, es común oír a “cristianos” decir: “¡Alabado sea el Señor!” O: “¡Aleluya!” (Ap. 19:1) Si
preguntaran a un practicante religioso medio, ¿quién es este Señor?, es muy probable que
recibamos esta respuesta: “¡Por supuesto, Jesucristo!” La pregunta, “¿Quién es el Señor?”, es tan
válida hoy como lo fue en tiempos de Cristo, cuando él mismo trajo a colación el tema a líderes
religiosos:
Y estando juntos los fariseos, Jesús les preguntó, diciendo: “¿Qué pensáis del Cristo?” “¿De quién es hijo?”
Le dijeron: “De David”. El les dijo: “¿Pues cómo David en el Espíritu le llama Señor, diciendo: ‘Dijo el Señor
a mi Señor: Siéntate a mi derecha, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies?’” (Mateo
22:41-44)

Entonces, ¿Quién es el “Señor”? Varias versiones bíblicas conscientes de la posible confusión que
genera en los lectores la expresión “Dijo el Señor a mi Señor” que aparece en Mateo 22:44 (ya
que “Señor” aparece dos veces juntos en la frase sin discriminación en varias versiones bíblicas) , intentan
clarificar la expresión subrayada arriba usando todas mayúsculas para la primera mención del
Señor (así, “SEÑOR”), o sustituyéndolo por “Jehová”, o “Yahweh”. (Véanse: NTV; Biblia Peshitta en
Español; Traducción del Nuevo Mundo; Jonathan Mitchell N.T.; King James Clarified; Analytical Literal
Translation; The 21st Century New Testament; The Sacred Scriptures, Bethel Edition.)

En la doctrina de la Trinidad, la identidad de Dios y de Cristo se han difuminado a propósito. Los


trinitarios tienen dificultad en explicar por qué el segundo “Señor” en este texto recibiría en
práxis más prominencia que el primer “Señor” mencionado, que admisiblemente ellos aplican a
“Dios”. Además, Jesús al citar el Salmo 110:1 señaló a los líderes religiosos su lugar
correspondiente en relación a Dios. Así como los fariseos no pudieron darle a Jesús una
respuesta congruente a la pregunta, tampoco pueden hoy los teólogos dar una respuesta clara
y creíble a la pregunta sobre quién es el “Señor” de Mateo 22:44 sin enredarse en la confusión
trinitaria. Este relato además muestra al espíritu en el versículo 43 como ‘algo’, no ‘alguien’, ya
que David escribió “en el Espíritu”, es decir, ‘inspirado por el espíritu’; o, ‘por inspiración’; ‘bajo
inspiración’, según otras versiones.
A modo de explicación, el Salmo 110:1, citado por Cristo en Mateo 22:44 dice: “Jehová dijo a mi
Señor: Siéntate a mi diestra, Hasta que ponga a tus enemigos por estrado de tus pies”. El Salmo
110:1 en su original hebreo pone de manifiesto quién es el primer “Señor” en relación al
segundo, una verdad que muchos traductores esconden de sus lectores en sus explicaciones de
este salmo profético, que dado a su importancia, se cita repetidamente en el Nuevo Testamento.
(Mateo 26:64; Marcos 12:36, 14:62; Lucas 22:69; Hechos 2:33, 34; Romanos 8:34; Efesios 1:20; Colosenses
3:1; Hebreos 1:3; 8:1, 10:12, 12:2; 1 Pedro 3:22) ¿Duda esto? Entonces, ¿por qué remueven varios
traductores el nombre divino del Salmo 110:1 en sus versiones?
En el Salmo 110:1, la Biblia de Estudio NVI haciendo referencia “a mi Señor”, ‘superior a David’,
‘sentado en el trono a la derecha de Dios’, explica: “El lugar de honor al lado del rey (véanse 45:9;
1R 2:19); por tanto, a él se le da el segundo puesto de autoridad junto a Dios mismo. Las
referencias en el NT a la exaltación de Jesús a esta posición son muchas [...]”. Se requiere
honradez para poner por escrito esas palabras. Pero el que se le otorgue a Jesús “el segundo
puesto de autoridad” va en contra de un principio fundamental de la doctrina de la Trinidad, a
saber, que las tres personas son iguales en poder y autoridad. Además, el cantar en alabanza
pública la expresión de Apocalipsis 19:1, “¡Aleluya!”, no ayuda al concepto trinitario en lo
mínimo, pues la expresión, según una fuente, significa literalmente: “(hebr. Hallelu-yah: alabad con
júbilo a Jehová)”. (Diccionario Enciclopédico Quillet) Sí, el mismo nombre que los trinitarios tratan
vigorosamente de eliminar de sus Biblias, se hace evidente en una exclamación de alabanza a
Dios, (no a Cristo), que retuvieron en sus versiones por no ser explícita, “¡Aleluya!”.
El académico Charles Bigg, D.D., con buen discernimiento escribió: “No debemos suponer que
los apóstoles identificaron a Cristo con Jehová; hay pasajes que hicieron esto imposible, por
ejemplo Salmo 110:1, Malaquías 3:1”. (Profesor Regio de Historia Eclesiástica, Oxford, International
Critical Commentary de Pedro y Judas, T&T Clark, 1910, p. 99)

Otros que han entendido bien el significado de la expresión en consideración:


La Traducción en lenguaje actual: “Dios le dijo a mi Señor el Mesías”.
Biblia Peshitta en Español: “DIJO YAHWEH A MI SEÑOR”.
The Message: “Dios dijo a mi Amo...”. (“El Mensaje”)
Palabra de Dios para Todos: “El Señor Dios le dijo a mi Señor”.
El Nuevo Testamento de Nuestro Señor Jesucristo: “El Señor* dijo a mi señor”. (*Nota al pie: “Sal. 110:1;
Jehová, a mi amo (J. Valdés)”. (Pablo Besson)

No hay necesidad de padecer la confusión general que existe por tratar de acomodar las
tradiciones humanas a la enseñanza bíblica. El Salmo 110:1 se ha interpretado y explicado
correctamente por algunos eruditos que han hecho la conexión apropiada con Mateo 22:44.
Este texto nos dice que Dios da un mandato a nuestro Señor Jesucristo: “Dios le dijo a mi Señor
el Mesías: ‘Siéntate a la derecha de mi trono hasta que yo derrote a tus enemigos”. (TLA) El
segundo Señor, Cristo, recibe la orden del primero, Dios. El Dios Todopoderoso nunca permitiría
que otro le diga donde sentarse y qué hacer allí. Jesucristo como Hijo de Dios y representante de
él, puede, y debe recibir, alabanza y obediencia de la humanidad, pero el objetivo final para toda
gloria y alabanza debe ser Dios el Padre. (Filipenses 2:11) Este Salmo, junto con las citas del
mismo en el NT, correctamente interpretados, demuestran la irracionalidad del concepto de la
Trinidad.
¿Debería Jesucristo recibir adoración?
Con frecuencia se afirma que Jesús es “Dios” porque versiones bíblicas populares dicen que a
Cristo se le rinde culto. Si bien es cierto que varias versiones bíblicas muestran a Cristo
recipiente de ‘adoración’ o merecedor de ‘culto’, muchas personas no se dan cuenta que estas
Biblias son traducciones de otros idiomas donde los términos relacionados con ‘culto’ o
‘adoración’ no siempre tienen la misma connotación que tienen hoy. En el tiempo en que se
escribió la Biblia, dichas palabras se entendían de cierto modo. El mismo idioma español ha
cambiado lo suficiente en el transcurso de los siglos, y hay palabras que tienen un significado
distinto o adicional que antes, o viceversa. Y así sucede con el término “adoración”, donde
religiosos modernos desean restringir su uso a Dios exclusivamente.
Un simple vistazo a los términos hebreos y griegos para “adoración” revela que sus significados
son más amplios que los religiosos querrán admitir. Es decir, las palabras pueden aplicarse a
otros actos que no están relacionados con la adoración absoluta. El contexto es lo que
determina su sentido. Veamos como se define “adoración” en la Biblia:
Diccionario Bíblico Mundo Hispano: “Adoración (heb., shahah, inclinarse, postrarse; gr., proskyneo,
postrarse, reverenciar). El honor, reverencia y homenaje dado a seres o poderes superiores, sean
hombres, ángeles o Dios”. (J. D. Douglas, Merrill C. Tenney. Editores en Castellano, James Bartley y
Rubén O. Zorzoli)

Léxico Hebreo/Arameo-Español: “[šaḥah] Q. echarse al suelo; [...] Hitpalel postrarse, arrodillarse,


adorar….” (Pedro Ortiz V., S.J.)
Diccionario Conciso Griego-Español del Nuevo Testamento: “Adorar; postrarse y adorar, arrodillarse,
hacer reverencia, caer a los pies de otro”. (Srta. Elsa Tamez L. / Profesora Irene W. de Foulkes,
Sociedades Bíblicas Unidas, 1978)
Diccionario Básico Griego-Español: “Postrarse, arrodillarse, adorar, rendir homenaje”. (2007,
por Ernst Walder Gassman, profesor principal de griego y exégesis en el Seminario Evangélico
de Lima.)

Diccionario Manual Vox Griego-Español: “Saludar prosternándose, adorar arrodillándose, rogar,


conjurar arrodillándose [a o ante alguien, ac. o dat.]”. (Corchetes suyos)

W. E. Vine: “Hacer reverencia, dar obediencia a (de pros, hacia, y kuneo, besar). Es la palabra que con
más frecuencia se traduce adorar. Se usa de un acto de homenaje o de reverencia: (a) a Dios...,
(b) a Cristo..., (c) a un hombre..., (d) al dragón..., (e) a la bestia..., (f) a la imagen de la bestia..., (g)
a demonios..., (h ) a ídolos.…” (“ADORAR,” proskuneo) (Diccionario Expositivo – Vine, ©2007, Grupo Nelson)

Liddell and Scott's Greek English-Lexicon: “1. ... Postrarse ante [alguien] en señal de respeto, rendir
homenaje a. 2. de los dioses, adorar”.

The Shorter Lexicon of the Greek New Testament: “(Caer y) adorar, rendir homenaje a, postrarse ante
[alguien], hacer reverencia a, darle bienvenida respetuosa a dependiendo del objeto – 1. a seres
humanos […] –2. a Dios […] –3. al Diablo y seres satánicos […] –4. a ángeles […] –5. a Cristo”.
(Cursivas suyas)

Conforme las definiciones supracitadas para “adoración” (shāḥaḥ y proskynéō), encontramos que
los términos originales se aplicaron a Dios, a Cristo, a los hombres, y otros. El significado básico
de shāḥaḥ es inclinarse hacia abajo. En ciertos contextos, shāḥaḥ y proskynéō se utilizan para
indicar la acción de postrarse en adoración a Jehová. (Génesis 24:26; Mateo 4:10) En otros casos,
los seres humanos aparecen en el registro bíblico dando “reverencia”, o ‘rindiendo homenaje’ y
hasta ‘adorando’ a humanos superiores. Algunos ejemplos:

Abraham “Se postró en tierra [“y adoró hacia abajo en el suelo”, D-R] ante tres mensajeros que
anunciaban que Sara tendría un hijo. (Génesis 18:2, “Se inclinó hasta tocar el suelo con la frente”, DHH; “y
se inclinó hasta el suelo en señal de bienvenida”, NTV; “y se inclinó ante ellos en señal de respeto”, TLA.]
Rut “Bajando su rostro se inclinó a tierra” ante Booz [“adorando sobre el suelo”, D-R; “se inclinó hasta el
suelo en señal de respeto”, DHH; “en señal de humildad, se inclinó hasta tocar el suelo con la frente”, TLA;
“cayó a sus pies muy agradecida”, NTV] (Rut 2:10)
David “Inclinó su rostro a tierra, e hizo reverencia” a Saúl, el rey. [“adoró”, D-R; “inclinándose hasta el suelo
en señal de reverencia”, VP] (1 Samuel 24:8)
Betsabé “Se inclinó, e hizo reverencia al rey [David]” [“adoró al rey”, D-R; “se inclinó delante del rey en
señal de respeto”, TLA.] (1 Reyes 1:16)
Natán el profeta “Se postró delante del rey [David] inclinando su rostro a tierra” [“había adorado,
inclinándose hacia el suelo”, D-R; “le hizo una reverencia”, BLPH; 1 Reyes 1:23]
Jesus ha de recibir ‘adoración’ [‘prosternación’, A.M. Méndez; “homenaje”, New Jerusalem Bible y NT de
Pablo Besson; ‘honra’, Ferrar Fenton; “reverencia”, (Byington) de parte de los ángeles.] (Hebreos 1:6)
Satanás le pide proskynéō a Jesús: Jesús contesta: ‘Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor [Jehová] tu
Dios adorarás [“harás homenaje”, ABP], y a él sólo servirás’.
(Mateo 4:10; Deuteronomio 6:13, Jesús en cambio le advierte a Satanás que solo el Señor Jehová debe ser
adorado.)
Esclavo a su rey, según Jesús: “Aquel siervo, postrado, le suplicaba [“le adoraba”, R-V Antigua; “le rindió
homenaje”, Versión Moderna]”. (Mateo 18:26)
Cornelio a Pedro: “Cuando Pedro entró, salió Cornelio a recibirle, y postrándose a sus pies, adoró [“le
rindió homenaje”, NVI; “le rindió honor”, RVC; “con mucho respeto se arrodilló ante él”, TLA] (Hechos
10:25)
Judíos incrédulos y hostiles: Jesús: “He aquí, yo entrego de la sinagoga de Satanás a los que se dicen ser
judíos y no lo son, sino que mienten; he aquí, yo haré que vengan y se postren a tus pies [“adoren delante
de tus pies”, R-V Antigua; “hagan homenaje”, Moffatt], y reconozcan que yo te he amado”. (Apocalipsis 3:9,
palabras promisorias de Jesús a creyentes fieles en la Congregación de Filadelfia sobre opositores que
terminarán “haciendo homenaje” ante ellos y sometidos a sus pies.)

La destacada American Standard Version dice en su nota de Mateo 2:2 sobre el uso de “adoración”
en la traducción: “La palabra griega denota un acto de reverencia, sea que se haga a una
criatura (ver 4:9; 18:26), o al Creador (ver cap. 4:10)”. No es de extrañar que los defensores de la
Trinidad se opongan a la nota al pie de Juan 9:38 (ASV), donde se infiere que Cristo es una
“criatura”, no el Creador. La nota a Juan 9:38 dice: “La palabra griega denota un acto de
reverencia, sea que se haga a una criatura (como aquí), o al Creador (ver cap. 4:20)”. Hay quienes
consideran estos comentarios de la versión ASV escandalosos. ¿Pero que hay si la afirmación de
que Cristo es criatura es verdad? ¿Todavía se opondría a ello?

Las Escrituras también mencionan que Satanás, otros dioses e ídolos son objeto de tal culto al
postrarse ante ellos. (Isaías 2:20; 44:15,17; Lucas 4:7; Apocalipsis 9:20, 13:4; 14:9) ¿Quiere decir esto
que todos estos sean merecedores de nuestra adoración?

Dado que las palabras bíblicas para “adoración” son términos generales que pueden aplicar
tanto a Dios y a Cristo, como a otros también, hay que depender del contexto bíblico para
determinar cuándo se aplican estos términos en sentido completo a Dios, y cuándo se aplica a
otros con significado restringido. Dicho esto, no hay razón sólida para argumentar que Cristo es
“Dios” por la mera asociación de un término que a menudo conlleva aplicación amplia. Entonces,
el acto de Jesús recibir “adoración (proskynéō)” en el lenguaje bíblico no es prueba de su igualdad
con Dios. De hecho, en Mateo 18:26 (ver lista arriba), el autor inspirado presenta a Jesús mismo
utilizando el término bíblico en una ilustración donde un esclavo fue llevado ante el rey a saldar
cuentas, y según el relato, el esclavo que debía mucho dinero, se ‘postró, suplicó’, ‘rindió
homenaje’ (Versión Moderna), ¡sí! ‘adoró’ (RV Antigua; ‘Versión del Rey Jaime’) al rey, con la esperanza
de obtener un perdón. De seguro que Jesús no quiso intimar que este rey era merecedor de
adoración incondicional como si fuera él mismo Dios.

Pero los traductores de la Biblia a menudo ocultan dicha información de sus lectores en el
interés de perpetuar la creencia de que el término griego aplica únicamente a la Deidad. Más
significativamente, los trinitarios deben enfrentar el hecho de que “el Espíritu Santo”, la
supuesta tercera persona de la Trinidad, nunca se menciona en las Escrituras como recipiente
de adoración. La cadena trinitaria no sostiene escrutinio. La doctrina misma es contradictoria en
su naturaleza. ¡Es irracional!

Torciendo Escrituras para que digan – lo que no dicen:

A pesar de que tanto trinitarios como no-trinitarios han sido ‘culpables’ de tergiversar Escrituras
para sostener sus propios puntos de vista, los trinitarios en particular son bien conocidos por
esa práctica. El resultado es tal como dijo Jesús de los religiosos de su día: “Esquivan hábilmente
[“astutamente”, NBLH] la ley de Dios para aferrarse a su propia tradición”. (Marcos 7:9, NTV) Voy a
citar algunos de los ejemplos más notorios:

Juan 14:28, “El Padre es mayor que yo”.

La víctima número de manipulación debe ser este texto de Juan 14:28, donde Jesús aparece
diciendo: “El Padre es mayor que yo”. ¿Qué podría ser más sencillo que eso? Pero no, los
trinitarios arguyen que esa declaración de Jesús en Juan 14:28 no significa lo que dice en
realidad. Alegan que este texto dice otra cosa. La afirmación es que aquí Jesús hablaba de su
humanidad, no de su divinidad. Por ejemplo, las siguientes dos versiones dan la siguiente
explicación para Juan 14:28:

Sagrada Biblia, Versión Oficial de la Conferencia Episcopal Española: “El contexto inclina a entender que
esta frase se refiere a la humanidad de Cristo, pues en su divinidad, en cuanto Verbo de Dios
(1,1), es igual al Padre”.

Biblia de Navarra: “Jesucristo ‘es igual al Padre según la divinidad, menor que el Padre según la
humanidad’ (Símbolo Atanasiano)”.

Estos comentarios ilustran la insensatez de la doctrina de la Trinidad. Por un lado, los trinitarios
insisten que Jesucristo fue ‘todo Dios’ cuando ambulaba por la tierra. Cuando un texto bíblico
conflige con ese concepto, lo adaptan para decir que Jesús hablaba de su ‘humanidad’. No se
puede ser ‘todo Dios’ y ‘todo humano’ a la vez. No hay nada en las Escrituras que sirva de apoyo
para tales conjeturas caprichosas. Es un ‘esquivo hábil’ para aferrarse a la tradición trinitaria.
Son muchos los que caen en este error.

Al glorificado Jesús se continúa describiéndolo sujeto a Dios, ‘a la derecha de Dios’ por todo el
Nuevo Testamento. (1 Corintios 11:3; Hebreos 10:12) Es más, la Biblia dice sencillamente que
‘Jesucristo se sujetará para siempre a Dios, para que Dios sea todo en todos’. (1 Corintios 15:28)
Esta posición de subordinación de Cristo no se puede ignorar, ni tampoco negar. Es explícita en
las Escrituras. La Trinidad no.

Por consiguiente, el profesor Jacob Jervell (Universidad de Oslo) declara: “Jesús no es Dios sino el
representante de Dios y, como tal, actúa tan completa y totalmente en nombre de Dios que está
en lugar de Dios ante el mundo...El Evangelio [de Juan] afirma claramente que no debe
entenderse que Dios y Jesús sean personas idénticas, como en 14:28, ‘el Padre es mayor que
yo’”. (Jesus in the Gospel of John [Jesús en el Evangelio de Juan], 1984, p. 21)
Juan 1:14, “Y aquel Verbo fue hecho carne, y habitó entre nosotros (y vimos su gloria, gloria como
del unigénito del Padre), lleno de gracia y de verdad”.

No es raro oír a teólogos decir (haciendo referencia a Juan 1:14), que ‘Dios fue hecho carne’, es
decir, que ‘Dios fue hecho hombre’. Pero lea el texto otra vez. Juan 1:14 no dice que “Dios fue
hecho carne”, sino más bien, que ‘el Verbo fue hecho carne’. Este es otro ‘esquivo hábil’ en pro de
la tradición. El Verbo de Juan 1:14 es el mismo Verbo mencionado en Juan 1:1,2, que ‘estaba en el
principio con Dios’. Por eso, si ‘el Verbo estaba en el principio con Dios,’ simplemente no podía
ser ese “Dios”. Aquellos que han caído víctimas de la noción de que fue ‘Dios quien fue hecho
carne’, probablemente han sido engañados por la representación popular en muchas versiones
bíblicas de Juan 1:1c, donde se dice que “el Verbo era Dios”. Pero como se ha señalado en otros
lugares*, tal representación es engañosa. Otros traductores apropiadamente reflejan el hecho
de que el griego en este versículo indica que el autor estaba haciendo una descripción del Logos
(o “la Palabra”, “el Verbo”) como ‘ser divino’, y no identificaba la Palabra con Dios. Para más
información sobre Juan 1:1 vea este enlace: *http://www.scribd.com/doc/35899788/Traduccion-
correcta-de-Juan-1-1-Lista-de-lecturas-alternativas

Cuando se leen correctamente, Juan 1:14 y 2 Juan 7 están totalmente de acuerdo: “Porque
muchos engañadores han salido por el mundo, que no confiesan que Jesucristo ha venido en
carne. Quien esto hace es el engañador y el anticristo”.

1 Timoteo 3:16 no debe entrar en juego aquí. Cierto, la versión Reina-Valera Revisada dice en el
texto que, “Dios fue manifestado en carne”. Pero muchas otras versiones han corregido este
error, en donde se lee más correctamente: “Él (o: ”Aquel”; “el cual”) se manifestó en la carne”. La
lectura corregida hace más evidente, conforme el contexto, que “Él”, “Aquel”, o “el cual” es una
referencia a Cristo, quien se manifestó en la carne y no Dios, en armonía con Juan 1:14 y 2 Juan
7. La NVI traduce: “Él se manifestó como hombre”. Y la Biblia de Jerusalén: “Él [Nota: “Cristo”] ha sido
manifestado en la carne”. Para más información: http://www.scribd.com/doc/77336247/%C2%BFFue-
Dios-manifestado-en-carne-1-Timoteo-3-16

La doctrina de la Trinidad complica las cosas más de lo necesario, porque tiene sus raíces en
filosofía griega. La filosofía griega es notoria por su complejidad. ¿Recuerda la declaración de
Aristóteles concerniente al número “tres” en la adoración de los dioses?

Juan 10:30, “Yo y el Padre somos uno”.

Es sorprendente que algunos vean en estas palabras confirmación trinitaria cuando solo se
mencionan dos individuos aquí. ¿Qué pasó con el “Espíritu Santo”? ¿Acaso no es el espíritu “uno”
también con el Padre y el Hijo? ¿Por qué no mencionó Jesús al espíritu santo aquí? Simplemente
porque el espíritu no es una persona. Juan 10:30 habla de la unidad del Padre y el Hijo en
propósito y voluntad. Era esta unidad a favor de sus discípulos por la cual Jesús oró. (Juan 17:20-
22): “Mas no ruego solamente por éstos, sino también por los que han de creer en mí por la
palabra de ellos, para que todos sean uno; como tú, oh Padre, en mí, y yo en ti, que también
ellos sean uno en nosotros; para que el mundo crea que tú me enviaste. La gloria que me diste,
yo les he dado, para que sean uno, así como nosotros somos uno”.
Un pensamiento similar es transmitido por Pablo cuando escribió a los Corintios: “Os ruego,
pues, hermanos, por el nombre de nuestro Señor Jesucristo, que habléis todos una misma cosa,
y que no haya entre vosotros divisiones, sino que estéis perfectamente unidos en una misma
mente y en un mismo parecer.”

Por lo tanto, Juan 10:30 una vez más pone de manifiesto la inanidad de la doctrina de la
Trinidad... de la cual se busca inútilmente confirmación en un texto que solo manifiesta la
existencia de “dos” personas, no tres. Y el simple concepto de que los seguidores de Cristo
lleguen a ser “uno” con el Padre y Cristo en pensamiento y propósito, en esencia, va en contra
de las articulaciones complicadas de la ortodoxia tradicional.

Juan Calvino, un trinitario famoso, reconoció: “Los antiguos dieron mal uso a este pasage [Juan
10:30, Yo y el Padre somos uno”] cuando quisieron probar con él que Cristo es [...] de la misma
esencia que el Padre. Pues, Cristo no arguye sobre la unidad de la sustancia, sino sobre la
conformidad de él con el Padre”. (Commentary on the Gospel According to John ) Es lamentable que los
modernos quieran perpetuar el mismo error.

Colosenses 1:15, “el primogénito de toda creación [prōtótokos pásēs ktíseōs]”.

Otra escritura que es manipulada para decir lo contrario de lo que realmente dice es esta de Col.
1:15. A menudo se afirma por aquellos que creen que Cristo es eterno, increado, que la
expresión “el primogénito [Griego, prōtótokos] de toda creación” en referencia a Cristo no significa
que él mismo sea una creación por Dios. Por ejemplo, la Biblia de Estudio MacArthur comenta: “La
primogenitura alude en este contexto al rango más alto y no a un orden de creación...es
imposible que Cristo sea al mismo tiempo un ser creado y el Creador de todas las cosas (v. 16).
En conclusión, Jesús es el primogénito en el sentido de que Él tiene la preeminencia absoluta (v.
18) y posee el derecho de heredar ‘toda creación’ (cp. He. 1:2; Ap. 5:1-7,13)”. ¿De veras?

Si preguntáramos a una persona iletrada en materia bíblica, ¿cómo se entenderían las palabras
“primogénito de toda creación” en lo que respecta a Cristo, qué diría? ¿Diría en respuesta que
Cristo no pudo ser creado? ¡Difícilmente! Probablemente contestaría que el individuo de quien
se habla aquí, sería ‘el primero en ser creado’, o, quizás, ‘el más destacado de las criaturas’.
Pues, parecidamente, ¿qué significa leer unos versículos más adelante que Cristo fue “el
primogénito de entre los muertos”? (1:18) ¿Pudiera alguien afirmar legítimamente que Cristo
nunca ‘murió’? ¡Por supuesto que no! El escritor bíblico evidentemente significó que Cristo fue el
primero en resucitar de entre los muertos para nunca volver a morir. Incluso si tomáramos
primogénito en el sentido de, primordial, o “el más destacado”, no cambia el hecho que Jesucristo
estuvo “muerto” en algún punto de su existencia histórica.

Colosenses 1:15 dice que Cristo fue el primer ser creado, preeminente sobre toda criatura.
MacArthur pasó por alto el hecho de que Col. 1:15,16 indica que Cristo es “la imagen del Dios
invisible”, y que “todo fue creado por medio de él y para él”. La palabra griega para la expresión
“por medio de él” significa, “a través de él” o “mediante él”, lo que indica que Cristo fue mediador
en el proceso de creación, no el Autor de la creación. La Traducción en lenguaje actual vierte el texto
así: “En pocas palabras, Dios creó todo por medio de Cristo y para Cristo”. ¿En qué sentido fue
todo creado para Cristo? Una versión en inglés en vez de decir “para él”, dice: “Todo fue
creado...con él [Cristo] en mente [with him in mind]”. (The Unvarnished New Testament, Andy Gaus)

Además, ¿cuál sería el punto en describirlo como “la imagen del Dios invisible” si él mismo fuera
Dios? Una imagen es un reflejo de la realidad que representa. Génesis 9:6 nos dice que ‘Dios
hizo al hombre a su imagen y semejanza’. ¿Significa esto entonces, que el hombre no fue
creado, y que es igual a Dios? Además, Jesús simplemente atribuyó la creación de la primera
pareja humana a Dios cuando dijo: “Dios los hizo hombre y mujer”. (Mateo 19:4, NTV) Jesucristo no
dijo, “Yo los hize hombre y mujer”. La declaración de Jesús definitivamente tiene más sentido
que la de MacArthur.

Apocalipsis 3:14, “el principio de la creación de Dios (hē arjḗ tēs ktíseōs toú theoú)”.
Aquí hay otro texto bíblico que se afirma tiene un significado opuesto de lo que dice
literalmente. La Biblia de Estudio MacArthur comenta sobre este texto: “...Él [Cristo] es ‘el principio’
(lit. ‘iniciador’, ‘autor’, ‘instaurador’) que dio origen a toda la creación (cp. Jn. 1:3; 3:14) así como ‘el
primogénito de toda creación’, lo cual significa que es el ser más supremo y preeminente que
jamás ha nacido (Col. 1:15). Como hombre Él tuvo comienzo, pero como Dios Él fue el principio de
todo”. No es raro entre académicos trinitarios utilizar explicaciones similares aquí en Apocalipsis
o en Colosenses 1:18 para convencer al lector que Jesús es el ‘originador’, ‘iniciador’, ‘causa
primera’, ‘gobernante’ de la creación, en lugar de ser ‘la primera creación por Dios’. Sin embargo,
detrás de estas expresiones grandilocuentes, hay poca o ninguna sustancia para respaldar sus
afirmaciones.

En primer lugar, la Biblia de Estudio NVI aunque vierte la parte final en consideración de Ap. 3:14
como, “el soberano [Nota: “Lit. comienzo u origen”] de la creación de Dios”, fue más honrada en su
comentario que el de la Biblia de MacArthur, al admitir: “Soberano. La palabra griega puede
significar primero en el sentido del tiempo (‘el principio’) o en el de rango (‘gobernante’)”. ¿Cuál de
estos dos significados es el más probable?

Un texto que MacArthur citó como fundamento para la creencia de que Cristo no es una
criatura, sino el Creador de todo, es el de Juan 1:3 que dice: “Todas las cosas por él [i.e. el Verbo]
fueron hechas, y sin él nada de lo que ha sido hecho, fue hecho”. Pero MacArthur no indicó que
la traducción “por él” no hace plena justicia al griego aquí (Gr., diá), pues el término comunica, “a
través de él”, “por medio de él”, o “mediante él”, como se indicó anteriormente. El Verbo estaba
con Dios en el principio, entonces, no podía ser idéntico al Dios con quien estaba en compañía.
(Juan 1:2) La importancia de Cristo es evidente en este capítulo: ‘Estaba con Dios en el principio’
de sus obras creativas; como Hijo ‘unigénito’ ‘en unión intima con el Padre’, por lo tanto, ‘podía
darnos a conocer mejor que nadie al Padre’. (Juan 1:18) La expresión ‘Hijo unigénito’ lógicamente
indica que Cristo sería el único ser creado por Dios directamente, y el contexto muestra que
todo lo demás lo crearía “a través de él” como agente intermediario. ¿Es esto una herejía?

Considere quién es el autor de la creación en Ap. 3:14, donde se dice que ‘Cristo es el principio
de la creación de Dios’. ¿De quién es la creación: De Cristo..., o de Dios? ¿Qué dice el texto? Es “de
Dios”. ¡Punto! Ese genitivo en el griego también puede traducirse, “por Dios”, como lo hace la
Biblia de América que vierte Ap. 3:14 así: “Esto dice el Amén, el testigo fiel y verdadero, el que
está en el origen de las cosas creadas por Dios”. ¿Por qué hará eso la Biblia de América? Veamos
algunos indicios bíblicos que podrían llevar a un traductor a esa conclusión. Primero, analize
cómo se utiliza el término arjé (“principio”) en la Biblia. Unos ejemplos:

Mateo 24:8 (arjḗ ōdínōn), “principio de dolores [de parto]”.


Hebreos 5:12 (tḗs arjḗs tṓn logíōn toú theoú), “los primeros rudimentos de las palabras de Dios”.
Filipenses 4:15 (arjḗ toú euanguelíou), “principio de la predicación del evangelio”.
Otros ejemplos de arjḗ: Marcos 1:1; 13:19; Juan 2:11; Hebreos 3:14; 6:1; 7:3; 2 Pedro 3:4. Y en LXX: Génesis
10:10; 49:3; Deuteronomio 21:17; Proverbios 8:22; y Oseas 1:2.

En la Septuaginta (LXX), leemos en Génesis 49:3, “Rubén, tú eres mi primogénito [Gr., prōtótokós],
mi fortaleza y [el] principio [o, “comienzo”] de mis hijos [arjḗ téknón mou]”. (NETS) ¿Pudiera alguien
con honestidad argumentar que Rubén como el “primogénito” y “el principio” de los hijos de
Jacob nunca tuvo comienzo? ¿O, que Rubén fue el originador de todo? No según el traductor
Brenton (LXX), que vierte la expresión literal “el principio de mis hijos”, así: “[Rubén] es el primero
de mis hijos”. The Orthodox Study Bible traduce de manera similar a NETS. Un dato interesante es
que la palabra en inglés para primogénito es “first-born” que literalmente significa: “primer-
nacido”. En realidad, la idea de ‘primer-nacimiento’ es diametralmente diferente a la de “autoría”
de los trinitarios.

Encontramos un paralelo gramatical de Apocalipsis 3:14 en Job 40:19 (LXX), – (arjḗ plásmatos
kyríou), “[el] principio de [la] creación del Señor”. La RVR vierte: “El es el principio de los caminos
[O: “de las obras”] de Dios”. Aquí, la referencia es al ‘Behemot’ gigante, una bestia. ¿Fue esta bestia
el ‘iniciador’, ‘el que comenzó’ las obras creativas? O, ¿fue el animal más bien el primero entre las
obras de Dios? La Versión Reina-Valera 1995 contesta: “Él es el primero entre las obras de Dios”.
Prescindiendo de su interpretación respecto a esta bestia, si fue de hecho el ‘primer’ animal de
la tierra, o el ‘mejor’ animal de la tierra, o ambos, el asunto aquí es, ¿quién creó esta bestia
excepcional? Este sobresaliente animal, descrito como “[el] principio de [la] creación del Señor”
en Job 40:19 (LXX), y cuya construcción gramatical es similar a la de Revelación 3:14, es de alguna
manera, producto primicio de la creación de Dios. Así de sencillo lo traduce la Traducción en
lenguage actual: “Entre los animales que he creado, él ocupa el primer lugar; pero yo lo he creado
y, si quiero, puedo quitarle la vida”.

Esta es la manera lógica de entender las palabras “creación del Señor”, o, “creación de Dios”. En
otras palabras el genitivo en una frase, puede, conforme el contexto, indicar que Dios es el
responsable o autor de dicha creación. O sea, que Ap. 3:14 se puede traducir: “El principio de la
creación por el Señor”. De hecho, The Apostolic Bible Polyglot (“La Biblia Políglota Apostólica”) traduce Job
40:19 en inglés así: “This is the beginning of the thing shaped by the LORD.” (Traducción: “Este es el
principio de la cosa formada por el SEÑOR”. Cursivas suyas) Observe cómo el traductor lidió con la
expresión en el genitivo kyríou (lit. del Señor). Tradujo el genitivo no, ‘del Señor’, sino ‘por el Señor’,
que demuestra que Ap. 3:14 con construcción similar, también puede traducirse: “El principio de
la creación por Dios”.

De nuevo, ¿a quién se atribuye la creación de Ap. 3:14? Según el texto, “Dios” es el Creador, no
otro que fuera ‘primicia’ de la creación. ¿Cuál interpretación de Ap. 3:14 está en armonía con 1
Corintios 8:6 que dice: “Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre, del cual
proceden todas las cosas, y nosotros somos para él; y un Señor, Jesucristo, por medio del cual
son todas las cosas, y nosotros por medio de él”? Según este texto, Dios, el Padre, es la Fuente
primordial del cual proceden todas las cosas, y su Hijo unigénito, es el medio que Dios utilizó
para lograr todas las otras cosas. Esta conclusión no contradice el resto de la Biblia.
Escasamente dos versículos antes de Ap. 3:14, leemos del glorificado Jesucristo que él tenía un
Dios a quien responder y adorar, pues habló de “mi Dios” cuatro veces en el versículo. La
repetición de la expresión “mi Dios” por Cristo, por sí, sería suficiente para que el creyente
cristiano sincero cuestione el origen del dogma trinitario.

Y a los que enseñan que los tres son iguales en la Trinidad, ¿por qué dar más énfasis a una
entidad sobre otra (Cristo sobre Dios) en “Apocalipsis” cuando la “revelación” misma fue dada a
Cristo por alguien superior a él? Apocalipsis abre diciendo: “La revelación de Jesucristo, que Dios
le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que deben suceder pronto; y la declaró enviándola
por medio de su ángel a su siervo Juan”. (Ap. 1:1) ¿Podemos imaginarnos a Dios necesitando una
“revelación” de otro? ¿No lo sabe Dios todo? Por supuesto que Dios lo sabe todo, pero el Cristo
glorificado no. Jesucristo necesitó una revelación de parte de Dios antes de pasársela a un ángel.
Por cierto, este texto habla de tres entidades en la realización de esta revelación a Juan ... Dios,
Jesucristo, y el ángel. El “Espíritu Santo” una vez más quedó fuera del cuadro. En realidad debe
ser preocupante para el trinitario encontrar al “Espíritu Santo” ausente de versículos clave,
considerando las afirmaciones sensacionales de que las tres personas son igualmente “Dios”.
Además, tanto Cristo como el ángel se muestran subordinados a Dios en Apocalipsis 1:1.

Los trinitarios no utilizan arjḗ en ningún otro lugar en el Nuevo Testamento con el sentido de
‘iniciador’, ‘causa primera’, o ‘autor’, con la excepción de Colosenses 1:18 y Apocalipsis 3:14.
Entonces, ¿por qué aplicar un significado diferente en estos dos lugares para evadir la verdad
expresada en las Escrituras? Teniendo esto presente, el traductor Edward Harwood (1768)
representó en su versión las palabras sobre Cristo en Ap. 3:14 de la siguiente manera: “El primer
Ser que la Deidad denominó a la existencia”. Y el estudioso Hugh J. Schonfield anotó:
“Obviamente, Juan el anciano mismo creía que el Cristo celestial era un ser creado, como lo
hicieron los primeros cristianos”. (The Original New Testament, p. 556, ©1985, Reino Unido & Canada) La
doctrina de la Trinidad no clarifica nada, más bien, añade a la confusión.

La expresión “Hijo de Dios” no es sinónimo de “Dios”:

Los trinitarios ven poca o ninguna diferencia entre decir “Hijo de Dios” y “Dios”. Las siguientes
dos citas ponen eso de manifiesto. Un diccionario bíblico escribió: “Pero Jesús fue más que hijo
de Dios en el sentido mesiánico. Él es Hijo de Dios en el sentido de que él es Dios”. (Fleming 2004,
p. 414) Después de un breve examen de la ‘especificidad’ de Cristo Jesús, la enciclopedia Wycliffe
Bible Encyclopedia afirma: “De esto se puede entender cómo los contemporáneos de Cristo en el
NT podrían tomar su declaración de que él era el Hijo de Dios en el sentido que afirmaba ser
igual a Dios o que era Dios”. (Páginas 1612-13)

Esta es otra proposición falsa del concepto de la Trinidad. La expresión “hijo de Dios” puede
aplicarse a uno que deriva su naturaleza humana directamente de Dios, o “uno que comparte
una estrecha relación con Dios”. (Eerdmans B. Dictionary 1987, p. 961) En el caso de Jesús, “Hijo de
Dios” también señala su origen divino, en contraste con alguna afiliación al pecador Adán. No
tiene nada que ver con ‘igualdad’ con Dios. Todo lo contrario. Si el apelativo “hijo de Dios”
significara lo que trinitarios afirman, entonces, uno esperaría que fuera igualmente utilizado en
referencia a las otras dos “personas” de la Trinidad. En vez de eso, la expresión solo se usa en
relación a Cristo, y nunca con “Dios”, o “espíritu santo”. ¿Por qué? El dogma de la Trinidad en
verdad crea más problemas de las que soluciona, y no tiene sentido.

El vocablo griego para “hijo” (huios) “significa primariamente la relación de la descendencia con el
progenitor”. (W. E. Vine 2007, p. 424) En un sentido más amplio significa descendiente, pl.
descendientes, posteridad. O, podría indicar membresía o pertenencia. La expresión “hijo de
Dios”, según Spiros Zodhiates, puede referirse a: (A) ‘uno que deriva su naturaleza humana
directamente de Dios y no por generación ordinaria: de Adán (Lucas 3:38 implícito de Jesús [cf.
Lucas 1:35]). (B) aquellos a quienes Dios ama y valora como un padre. (C) a Jesucristo como el Hijo
de Dios, el Hijo del Altísimo (Mateo 27:54; Marcos 15:39; Lucas 1:32 [cf. Marcos 5:7; Lucas 8:28]). (D)
Cristo es llamado el Hijo de Dios a causa de su naturaleza divina (Mateo 11:27; Lucas 10:22; Juan
1:14, 18; 10:33-36; Heb. 1:5f.; 3:6)’ (The Complete Word Study Dictionary New Testament, p. 1405. ©1992, AMG
Publishers) Varios ejemplos de uso de “hijo” en las Escrituras:

El “hijo de David”, el “hijo de Abraham,” los “hijos de Leví”, los “hijos de Aarón”, los “hijos de Israel” son
todos descendientes de “seres humanos”.

Los “hijos de los profetas” son ellos mismos “profetas” o miembros de una compañía de “profetas”. (1
Reyes 20:35; 2 Reyes 2:3,4)

El “hijo de un perfumero” es un “perfumero”. (Nehemías 3:8)

Los “hijos de los cantores” son “cantores”. (Nehemías 12:28)

El “hijo de hombre” es él mismo un “hombre”. (Ezequiel 2:3, 6, 8; Daniel 8:17).

“Hijo del Hombre” cuando se aplica a Cristo (Daniel 7:13; Mateo 8:20; Marcos 14:62; Juan 12:23;
Hechos 7:56; Ap. 14:14) llama atención a su conexión con la raza humana en virtud de su
nacimiento carnal, o a su designación mesiánica en su posición celestial. Los “hijos de Dios” son
“dioses” ellos mismos, criaturas espirituales en familia que comparten la divinidad con el Dios
verdadero. (Job 1:6; 2:1; 38:7; Salmo 89:6)

Un examen bíblico de las palabras “hijo de” revela que “hijo” es siempre parte de un grupo,
todos son criaturas. Ninguno es igual a Dios, y nunca lo serán. No existe dato en la Biblia que
indique que un descendiente, un “hijo”, sea alguna vez, ‘iniciador’, ‘originador’, o gran Creador.
Al contrario, ser “hijo” siempre implica derivación, que tuvo comienzo, que es producto de la
creación. The Companion Bible dice: “Es solo por el acto específico divino de la creación que un ser
creado puede ser llamado hijo de Dios”. El registro bíblico habla por sí mismo.
Cuando se aplica el título “Hijo de Dios” a Cristo se subraya el hecho que es de origen divino.
(Mateo 16:13; Lucas 1:35; Juan 1:34,49; 20:31) Estas Escrituras deben armonizar con Revelación
3:14, donde se habla de Cristo como “el principio de la creación de [por] Dios”, y con Colosenses
1:15, llamado “el primogénito de toda creación”. También deben concordar con las palabras de
nuestro Señor Jesucristo en Juan 6:57: “Mi Padre, el Dios de la vida, fue el que me envió y me dio
vida, pues tiene poder para darla. Por eso, todo el que coma mi cuerpo tendrá vida eterna”. (TLA)
El concepto de que “hijo” equivale a “Dios” se originó siglos después. Una obra de referencia
afirma: “El pleno desarrollo de la doctrina que Jesús, como hijo, es la segunda persona de la
Trinidad es un producto de la Iglesia posterior, pero el N.T. contiene la semilla de la cual creció”.
(Harpers Bible Dictionary, p. 696) La última parte de la cita, “el N.T. contiene la semilla de la cual
creció”, es una reflexión del escritor trinitario, en lugar de ser un hecho. Pero observe la
admisión inicial. Del mismo modo, la Nueva Enciclopedia Católica dice: “Preguntar si el N.T. presenta
a Jesús como Dios el Hijo”, es “buscar un marco de referencia para Él que solo se desarrolló más
tarde”. Sin duda, cualquier esfuerzo por justificar la doctrina de la Trinidad a partir de la Biblia
conducirá a controversia y contradicción, en lugar de verdad objetiva.
Mateo 1:23, “Dios con nosotros”:

A través de los años he conocido a varias personas que con gran convicción señalan a Mateo
1:23 como evidencia de que Jesucristo es Dios Todopoderoso, por causa de un título-nombre
otorgado a Jesús al nacer: “Emanuel”, que significa, “Dios con nosotros”. Mateo 1:23 dice:
“He aquí, una virgen concebirá y dará a luz un hijo, Y llamarás su nombre Emanuel*, que
traducido es: Dios con nosotros”. (*Literalmente: “Con nosotros el Dios”.)

Este es otro ejemplo de cómo la gente toma un término estrictamente literal sin tener en cuenta
otros factores que se presentan en las Escrituras. Para sorpresa de muchos, las palabras, ‘Dios
está con nosotros’ o el mensaje que transmite, no es propiedad exclusiva de Cristo. Es un tema
común en la Biblia. “Emanuel” no era el nombre personal del Hijo de Dios. Fue un título, un
nombre-profético, entre otros. (Isaías 7:14; 8:8, 10; 9:6) “Jesús” fue claramente el nombre personal
del Hijo de Dios, y fue este nombre que se le dio al niño al nacer, y se utilizó por todo el Nuevo
Testamento para identificarlo. (Mateo 1:23, 25) El nombre profético de “Emanuel” fue dado a Jesús
como una señal del cielo de que Dios estaría ahora con ellos a través de su Hijo, para llevar a
cabo su objetivo divino de la salvación de los hombres.

Las expresiones, “Dios está con nosotros”, “Dios estaba con él”, o “Dios está contigo”, aparecen
repetidamente en las Escrituras. Nadie con propiedad puede decir que hombres tales como
José, David, Salomón, Asa, Ismael, Abraham y otros seres humanos sean igualmente “Dios” por
el mero hecho que se utilizara la misma expresión bíblica de ellos. Considere los siguientes
ejemplos:
– “Dios está con nosotros [O: “...con él”; “...con ustedes”, etc.]”:
2 Crónicas 13:12, “Y he aquí Dios está con nosotros por jefe*, y sus sacerdotes con las
trompetas del júbilo para que suenen contra vosotros. Oh hijos de Israel, no peleéis contra
Jehová el Dios de vuestros padres, porque no prosperaréis. (*Lit.: “'immanu varo'sh ha'elohim [Con
nosotros a la cabeza el Dios]”.)

Isaías 8:10, “Tomad consejo, y será anulado; proferid palabra, y no será firme, porque Dios está con
nosotros [Lit.: ki 'immanu 'el]”.

2 Samuel 5:10, “Y David iba adelantando y engrandeciéndose, y Jehová Dios de los ejércitos estaba con
él”.

2 Crónicas 1:1, “Salomón hijo de David fue afirmado en su reino, y Jehová su Dios estaba con él, y lo
engrandeció sobremanera”.

2 Crónicas 15:9, “Después reunió [Asa] a todo Judá y Benjamín, y con ellos los forasteros de Efraín, de
Manasés y de Simeón; porque muchos de Israel se habían pasado a él, viendo que Jehová su Dios estaba
con él”.

Lucas 1:66, “Porque era evidente que el Señor estaba con él [Juan el Bautista]”. (BLPH)

Hechos 7:9, “Los patriarcas, movidos por envidia, vendieron a José para Egipto; pero Dios estaba con él”.

Hechos 10:38, “cómo Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo éste anduvo
haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él”.

– Otras Escrituras que comunican el concepto de que Dios ‘estaba’, ‘está’, o ‘estará’ con su pueblo o sus
siervos:

Génesis 21:20,22, “Y Dios estaba con el muchacho [Ismael]; y creció, y habitó en el desierto, y fue tirador
de arco. Aconteció en aquel mismo tiempo que habló Abimelec, y Ficol príncipe de su ejército, a Abraham,
diciendo: Dios está contigo en todo cuanto haces”.

1 Crónicas 17:2, “Y Natán dijo a David: Haz todo lo que está en tu corazón, porque Dios está contigo”.

Zacarías 8:23, “Así ha dicho Jehová de los ejércitos: En aquellos días acontecerá que diez hombres de las
naciones de toda lengua tomarán del manto a un judío, diciendo: Iremos con vosotros, porque hemos
oído que Dios está con vosotros”.

Génesis 48:21, “Y dijo Israel a José: He aquí yo muero; pero Dios estará con vosotros, y os hará volver a la
tierra de vuestros padres”.

Véanse también: Génesis 26:3; 31:3; Éxodo 3:12; Deuteronomio 20:1; 31:8; 31:23; Josué 1:5; 1:9; 3:7; 7:12;
Jueces 6:16; 1 Samuel 10:7; 1 Reyes 11:38; 1 Crónicas 28:20; Ezequiel 34:30; Isaías 43:2; 45:14; Amós 5:14.

Un detalle interesante es que al comparar el texto hebreo con el texto griego del NT y el de la
Septuaginta en griego donde aparecen las expresiones, “Dios con nosotros” (O: “Dios con él”, etc.),
es que en las lecturas originales no siempre se suple el verbo ‘estar’ en la expresión. Los
traductores por lo general agregan el verbo en el idioma destino para suavizar la traducción, sea
que este aparezca en el original o no. Es decir, que terminan traduciéndolo: “Dios está con
nosotros” (O: “Dios está con él”, etc.) Pero en Mateo 1:23, donde el enfoque es Jesucristo, los
traductores trinitarios a diferencia de otros lugares, prefieren traducir la expresión sin el verbo
de este modo: “Dios con nosotros”. Algunas excepciones son: NTV; TLA; RVC; Biblia Peshitta en
Español; y Nueva Biblia al Día.

Cualquier intento por utilizar la expresión “Dios está con nosotros” como confirmación de que
Jesús es la Deidad fracasará miserablemente, porque el término fue igualmente utilizado en
referencia a otros individuos. Además, Dios no estaba físicamente con la humanidad en la tierra
cuando Jesús caminaba sobre nuestro planeta, como el término “Dios-hombre” da a entender.
Jesús claramente expresó repetidamente que Dios estaba ‘en los cielos’. (Mateo 3:17; 5:16; 5:45;
6:9; 7:11; 7:21; 10:32; 12:50, 16:17; 18:10; 18:14; 18:19; Marcos 11:25; Lucas 3:22; 11:13; Juan 12:28, etc.)
¿Qué sacaría Jesús con afirmar vez tras vez que Dios estaba ‘en el cielo’ si él fuera ‘todo Dios’ en
la tierra? ¿Engañar a otros? El problema se desvanece si se rechaza el dogma trinitario. Fue a
través de Cristo que Dios ejercía su voluntad divina, como lo hizo en el pasado con los hombres.
En ese sentido, ‘Dios estaba con ellos’. (Hechos 7:9; 10:38) Y por último, tenemos la siguiente
promesa maravillosa sobre “un cielo nuevo y una tierra nueva” en Apocalipsis 21:1-4 donde se
nos asegura que ‘Dios mismo estará con la humanidad’. (v. 3) Este lenguaje simbólico no exige
que Dios deje su morada celestial y se haga humano ambulante. Indica más bien que su favor,
atención y protección estará sobre la humanidad para siempre.

¿No confirman los milagros que Jesús realizó que él era Dios?

Un milagro a menudo denota un fenómeno atribuido a la intervención divina. Ningún cristiano


pondría en duda que Dios es todopoderoso, y que hace milagros, y que Cristo mismo hizo
muchos milagros. La pregunta es: ¿Es Jesucristo “Dios”, basado exclusivamente en el hecho de
que ejecutó muchas obras poderosas? Respuesta: ¡No! Por sí mismo, un informe de alguien que
realiza un acto de gran alcance no puede ser utilizado como prueba concluyente que el que
realiza el milagro es ‘el Uno-y-Único Dios’. La Biblia contiene varios relatos de actos milagrosos,
muchos ejecutados por seres humanos. He aquí algunos ejemplos:

Moisés divide las aguas del Mar Rojo. (Éxodo 14:21-22)


Sansón desgarra a un león con sus propias manos. (Jueces 14:5,6 – Por ‘el espíritu de Dios’.)
Elías resucita al hijo de una viuda. (1 Reyes 17:17-24, – Viuda: Elías, ‘un hombre de Dios’.)
Eliseo resucita a un niño. (2 Reyes 4:32-35)
Isaías sana a Ezequías. (2 Reyes 20:7)
Un varón de Dios (profeta) sana la mano del rey Jeroboam. (1 Reyes 13:6)
Pedro resucita a una mujer, “Tabita”. (Hechos 9:40)
Pablo resucita a Eutico. (Hechos 20:10-12)
Pablo sana al padre de Publio. (Hechos 28:8)
Setenta discípulos enviados a sanar a los enfermos. (Lucas 10:1,9)

El registro bíblico muestra que fue “Dios” quien capacitó con poder a estos hombres para llevar
a cabo todos estos actos maravillosos. (Hechos 14:3; 15:12; 19:11) De la misma manera, Dios pudo
envestir con poder a su Hijo Jesucristo para ejecutar muchísimas obras poderosas, sin hacer
Cristo igual a Dios.
La Biblia indica que Jesús hizo muchos milagros, y que estos fueron hechos por el poder de Dios
en el cielo. Nicodemo, un principal entre los judíos, reconoció esto: “Este vino a Jesús de noche, y
le dijo: Rabí, sabemos que has venido de Dios como maestro; porque nadie puede hacer estas
señales [milagros] que tú haces, si no está Dios con él”. (Juan 3:1,2)

Hechos 10:34,38, “Entonces Pedro, abriendo la boca, dijo: En verdad comprendo que Dios no
hace acepción de personas ...cómo Dios ungió con el Espíritu Santo* y con poder a Jesús de
Nazaret, y cómo éste anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo,
porque Dios estaba con él”. (*Literalmemte: “con espíritu santo”, sin artículo)

De acuerdo con Pedro, Jesús fue capaz de hacer todos los milagros que hizo, no porque él fuera
Dios, sino porque Dios estaba con él. El relato bíblico es claro al decir: “Saben que Dios llenó de
poder y del Espíritu Santo a Jesús de Nazaret, y que Jesús anduvo haciendo bien y sanando a
todos los que sufrían bajo el poder del diablo. Esto pudo hacerlo porque Dios estaba con él”.
(Hechos 10:38, DHH)

Mateo 12:28: “Pero si yo expulso a los demonios por el poder del Espíritu de Dios, eso significa
que el reino de Dios ha llegado a ustedes”. (RVC)
Juan 20:30,31: “Hizo además Jesús muchas otras señales [Otros: “milagros”] en presencia de sus
discípulos, las cuales no están escritas en este libro. Pero éstas se han escrito para que creáis
que Jesús es el Cristo, el Hijo de Dios, y para que creyendo, tengáis vida en su nombre”.

(Véanse también Lucas 4:1,18, Jesús “lleno de espíritu santo”, donde declara: “El espíritu del Señor [Dios]
está sobre mí, porque él me ungió….”) Romanos 1:4, “Que fue declarado Hijo de Dios con poder,
según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos”. TLA: “Pero Dios lo
resucitó por el poder de su Espíritu, y con eso demostró que Jesucristo es el poderoso Hijo de
Dios”. DHH: “Es el mensaje que trata de su Hijo Jesucristo, nuestro Señor, quien nació, como
hombre, de la descendencia de David, pero a partir de su resurrección fue constituido Hijo de
Dios con plenos poderes, como espíritu santificador”.

Por consiguiente, Juan no escribió su relato para enseñarnos que Jesús realizó milagros porque
era “Dios”, sino para que ‘creyésemos’ que Jesucristo era ‘el Hijo del Altísimo’. Nada puede ser
más claro que eso. Al insistir en que Jesús es el Dios Todopoderoso, los tradicionalistas pierden
el punto principal del Evangelio de Juan. El que la Biblia enfatize en varios lugares los actos
históricos de Jesucristo con el fin de confirmar que él es “el Hijo de Dios”, para luego ir más allá,
y afirmar, buscando satisfacer la tradición de la Iglesia, que Cristo mismo es el Supremo Dios, no
tiene sentido bíblico en lo absoluto.

Textos utilizados para comprobar la Trinidad, solo mencionan dos personas, no tres:

No es raro ver a defensores de la Trinidad señalar textos bíblicos en los que se dice que Jesús es
Dios, incluso: Isaías 9:6; Juan 1:1; 1:18; 14:9 ; 20:28; Filipenses 2:6, Colosenses 2:9, etc. Sin
embargo, hay que señalar que la interpretación juega un papel decisivo en determinar si esas
referencias se aplican a Cristo en la forma en que se explican. Algunas otras referencias de theós
(“dios”) que presentan los partidarios trinitarios, no aplican necesariamente a Cristo, sino a Dios,
tales como: Romanos 9:5; Tito 2:13 ; 2 Pedro 1:1; 1 Juan 5:20.

Dice Ian Howard Marshall, profesor emérito (Exégesis del Nuevo Testamento) de la Universidad de
Aberdeen, Escocia: “A Jesús nunca se lo identifica directamente con Dios, ya que los primeros
cristianos no eran propensos a confundir a Jesús con Dios el Padre”. (“Jesús como Señor: El
desarrollo del concepto” [Jesus as Lord: the development of the concept, in Eschatology and the New Testament: Essays
in Honor of George Raymond Beasley-Murray], Hendrickson, p. 144)

Y una obra de referencia Católica admitió: “El término Dios se aplica a Jesús en solo unos pocos
textos, y aun su interpretación es objeto de controversia (Juan 20:28; Rom. 9:5; Tit. 2:13; 2 Ped. 1:1)”.
(The New World Dictionary-Concordance to the New American Bible, ©1970, World Publishing Times Mirror)

El libro Hastings Bible Dictionary nos dice: “En general, en su enseñanza, Jesús no se describe
directamente como ‘Dios’ y habla de Dios como otro. […] También debe hacerse mención de
algunos casos donde se habla de Jesús como ‘Dios’, de los cuales los más notables son Jn 20.28...
Jn 1.18... Heb 1.8... Tit 2.13... Jn 1.1... Ro 9.5... Parece claro que la designación de Jesús como ‘Dios’, si
apenas es normal, no se considera ofensivo y de hecho es muy apropiado en algunas ocasiones.
Ninguno de los pasajes representan a Jesús como la totalidad de Dios”. (Hastings 1963, pág. 338)

Raymond E. Brown, que permaneció devoto católico y trinitario, no obstante escribió que,
Marcos 10:18, Mateo 27:46, Juan 20:17, Efesios 1:17, 2 Corintios 1:3, 1 Pedro 1:3, Juan 17:3, 1 Corintios 8:6,
Efesios 4:4-6, 1 Corintios 12:4-6, 2 Corintios 13:14, 1 Timoteo 2:5, Juan 14:28, Marcos 13:32, Filipenses 2:5-
10, y 1 Corintios 15:24-28 son “textos que parecen dar a entender que el título Dios no fue utilizado
por Jesús”, y constituye “evidencia negativa que a menudo se descuida en consideraciones
católicas sobre el tema”. (Theological Studies #26, 1965, p.545-73, Does the NT call Jesus God?
https://enacademic.com/dic.nsf/enwiki/157529#cite_ref-9)

El teólogo católico Karl Rahner advirtió: “En ninguno de estos casos [de theós (“dios”), como en
Romanos 9:5; Juan 1:1*, 1:18, 20:28; 1 Juan 5:20; y Tito 2:13] se usa ‘theós’ de tal manera como para
identificar a Jesús con aquel quien en otras partes del Nuevo Testamento figura como ‘ho theós’,
es decir, el Dios Supremo”. (The Bulletin of the John Rylands Library of England. Enero, 1962.) Para
información adicional sobre Juan 1:1, vea este enlace: *http://www.scribd.com/doc/35899788/Traduccion-
correcta-de-Juan-1-1-Lista-de-lecturas-alternativas

Para ilustrar, un texto al que se acude con frecuencia para comprobar la Trinidad es el de
Romanos 9:5. Algunas traducciones de la Biblia vierten el versículo de tal manera que presentan
a Cristo, el Mesías, como “Dios” sobre todas las cosas. El texto dice según la RVR: “De quienes son
los patriarcas, y de los cuales, según la carne, vino Cristo, el cual es Dios sobre todas las cosas,
bendito por los siglos. Amén”. La Biblia de Estudio NVI trasmite la misma idea. Esta última versión,
una obra trinitaria, contiene una nota al texto, que dice: “Cristo, quien es Dios. Una de las
declaraciones más claras de todo el NT sobre la divinidad de Jesucristo. (Véase sin embargo, nota al
texto)”. Ahora bien, lo que esta versión no mencionó en su revisión, fue lo que se publicó
originalmente en la edición de la Biblia de Estudio NVI de 1985 en inglés, a saber, lo que aparece en
sublínea próximamente: “Una de las declaraciones más claras de todo el NT sobre la divinidad
de Jesucristo, siempre y cuando la traducción sea exacta”.

Y esto, Señores y Señoras, cambia el panorama para los trinitarios. “Una de las declaraciones
más claras de todo el NT sobre la divinidad de Jesucristo” pende de la interpretación teológica
del traductor. La nota al texto de Ro. 9:5 en la NVI ofrece una lectura alterna: “Cristo ... siempre! Alt.
[Traducción alterna] Cristo. ¡Dios, que está sobre todas las cosas, sea alabado por siempre!”

Por lo tanto, la nota de la Biblia de Estudio NIV y las lecturas alternas de la edición de 1985 para Ro.
9:5, muestran otra forma legítima de traducir el versículo, que no describe a Cristo como “Dios”.
Los traductores de la NVI reconocen que la ‘exactitud’ de su versión del texto se basa en una
‘suposición’, una interpretación, y no en absoluta certidumbre. Otros traductores, incluso
trinitarios, han optado por lecturas que propician la doxología a Dios y no a Cristo, como por
ejemplo: La Biblia al Día; NT de Pablo Besson; Versión Nueva Vida; NT de Felipe de Fuenterrabía, y la Nueva
Biblia Española.

La ‘interpretación’ entonces, es un factor principal en la traducción de Romanos 9:5. Por


consiguiente, este texto no se puede utilizar como evidencia de que Cristo sea Dios. Y de paso,
“el Espíritu Santo” tampoco se menciona en la doxología del texto. Otras Escrituras de las que
también se dice comprueban la Deidad de Jesús se pueden considerar de manera similar, con
resultados adversos para el creyente tradicional.

Otros puntos a considerar:

– Un siervo no es mayor que su amo. El ‘enviado’ no es mayor que el que lo envió.

Jesús en varias ocasiones declaró que fue ‘enviado por Dios’. El considerar lo que Jesús mismo
dice sobre esto es suficiente para cuestionar las afirmaciones trinitarias sobre la igualdad en la
“Santísima Trinidad”. Dice Juan 13:16 y 8:42, d “El siervo no es mayor que su señor, ni el enviado
es mayor que el que le envió”. “—Si Dios fuera su Padre —les contestó Jesús—, ustedes me
amarían, porque yo he venido de Dios y aquí me tienen. No he venido por mi propia cuenta, sino
que él me envió”. (NVI) Jesús enfáticamente menciona que fue ‘enviado’ por Dios, intencionado
indicativo de que el remitente, Dios, el Padre, es mayor que él, que procedía de Dios, y que
actuaba, no por su cuenta, pero siempre de acuerdo con aquel que lo envió. Como comisario de
Dios, podía hablar con la autoridad y el mando que únicamente un verdadero representante de
Dios podría tener.

Martin Werner, profesor de la Universidad de Berna, Suiza, expresó: “Dondequiera que en el Nuevo
Testamento la relación de Jesús con Dios el Padre, se tiene en cuenta, ya sea con referencia a su
aparición como hombre, o a su condición mesiánica, se concibe y se representa
categóricamente como una de subordinación”. (The Formation of Christian Dogma, p. 125)
– Jesús es “mediador” entre Dios y la humanidad:

Otro problema para los trinitarios tiene que ver con el hecho que las Escrituras no proyectan a
Jesús como Dios, sino como “mediador” entre Dios y la humanidad. Hay gran diferencia entre
pronunciar a Jesús “Dios”, y otra cosa describirlo como “mediador”, como se hace en 1 Timoteo
2:5,6, “Porque hay un solo Dios, y un solo mediador entre Dios y los hombres, Jesucristo
hombre, el cual se dio a sí mismo en rescate por todos, de lo cual se dio testimonio a su debido
tiempo”. (Cp., Gál 3:20; Hebreos 8:6; 9:15; 12:24; Juan 14:6; Hechos 4:12; Rom 8:34; Heb 7:25)

– El costo del rescate:

La Ortodoxia nos enseña que fue Dios quien vino a la tierra para darse a sí mismo como rescate
por todos. En una nota a Juan 1:14 sobre ‘el Verbo hecho carne’, la Biblia de Estudio ESV (English
Standard Version Study Bible) declara: “Este es el evento más increíble de la historia: el eterno,
omnipotente, omnipresente, infinitamente santo Hijo de Dios ha asumido la naturaleza humana
y vivió entre la humanidad como uno que era a la vez Dios y hombre al mismo tiempo, en una
persona”. Esta declaración hace surgir unas preguntas: ¿Fue realmente “Dios” quien vino a morir
por la humanidad? ¿O fue Cristo, el Hijo de Dios, el que realmente dio su vida por el mundo?
¿Qué enseña la Biblia misma?

Juan 3:17 dice: “Porque no envió Dios a su Hijo al mundo para condenar al mundo, sino para que
el mundo sea salvo por él”. Y 1 Juan 4:9: “En esto se mostró el amor de Dios para con nosotros,
en que Dios envió a su Hijo unigénito al mundo, para que vivamos por él”. Al leer esto, ¿a que
conclusión llegamos? ¿Quién realmente fue enviado al mundo? ¿Dios, o fue el Hijo? Juan 3:16
dice que Dios ‘dio a su Hijo unigénito’ para salvar al mundo como acto de amor. Cuando Jesús
vino a la tierra, su Padre Dios permaneció “en los cielos”. ¿Recuerda el Padrenuestro de Mateo
6:9,10? Este hecho no puede ser ignorado. Por consiguiente, los que enseñan que Jesús era
‘totalmente Dios’ mientras ambulaba en la tierra están equivocados. En otro lugar, la Escritura
dice que, “Dios estaba con él [Jesús]”, no de que él mismo fuera Dios. (Hechos 10:38)

El trinitario Don Fleming menciona este punto de modo filosófico: “Dios estaba ahora presente
físicamente en el mundo en la persona de Jesús. Sin embargo, había un sentido en el cual él
[Dios] no estaba presente físicamente en el mundo. Jesús dejó en claro que cuando la gente lo
veía, veían a Dios (Juan 8:58,59), pero también dejó bien claro que Dios existía en otro lugar;
porque él mismo provenía de Dios, y durante su vida terrenal hablaba con Dios (Juan 6:38; 11:41-
42)”. (Fleming 2004, pág. 446) ¿No es esto una contradicción? Fleming explica esta obvia
contradicción al señalar que Jesús era “Dios el Hijo”, y que la persona de quien procedía, y con
quien hablaba era “Dios el Padre”. (Pág. 446) Y en la página 216, escribió: “El negar que Jesús era
todo Dios, o todo hombre, es negar lo que es básico a la fe cristiana….”

Francamente, ¿solucionó Fleming la paradoja trinitaria? Hacer una explicación del misterio de la
Trinidad con vocabulario trinitario, no soluciona la dificultad de la doctrina, como tampoco lo
haría explicar a alguien las dificultades de la lengua latina en latín. A propósito, el texto que él
citó (Juan 8:58,59) no hace patente que ver a Jesús era ver a Dios. El texto de Juan 8:58 es mal
entendido por muchos, pero hay una explicación que armoniza con la Biblia. Véase:
http://www.scribd.com/doc/36126649/La-traduccion-correcta-de-Juan-8-58-Lista-de-lecturas-alternas-a-yo-soy

1 Timoteo 2:5 declara explícitamente que Jesús es el ‘único mediador entre Dios y los hombres’,
no que fuera Dios. Se infiere que el que hace de “mediador” no puede ser una de las dos partes
que pretende representar. Este principio de mediador choca con la explicación habitual trinitaria
que Jesucristo es Dios y hombre a la vez. En ningún lugar de la Biblia leemos que Jesús es “Dios-
Hijo” o “Dios-hombre”. Llamar al dogma un “misterio” como algunos hacen como último recurso,
es una evasión de la verdad bíblica.

Volviendo a la cuestión del “rescate”, se presenta un dilema cuando uno intenta conciliar la
afirmación que Jesús es Dios con el concepto de sustitución en el rescate. ¿Por qué decir eso?
Por causa del pecado, el hombre fue condenado a muerte. Se violó la ley de Dios. La ley de Dios
declaró un principio simple cuando se cometía un crimen: vida por vida; ojo por ojo; diente por
diente, etc. A diferencia de otras culturas antiguas que permitían castigos desproporcionados a
la ofensa, en Israel la pena debía ajustarse al delito, no excederlo. (Éxodo 21:23-25; Levítico 24:19-
21) ¿Se aplicaría este principio también a la pérdida de la vida de Adán en la cual una restitución
por una vida perfecta equivalente podría satisfacer la justicia divina? Sí, la Biblia indica eso
mismo. Jesús es llamado ‘el último Adán’, porque Jesús como ser humano perfecto se convirtió
en ‘un rescate correspondiente’ por lo que Adán perdió – el derecho a la vida perfecta humana.
Cristo pagó la pena por nuestros pecados para que estemos reconciliados con Dios. 1 Corintios
15:22,45 dice: “Y así como en Adán todos mueren, así también en Cristo todos tendrán vida”.
“Así dice la Escritura: ‘El primer hombre, Adán, se convirtió en un ser viviente’; pero el último
Adán se convirtió en espíritu que da vida”. (DHH) Varios diccionarios griegos definen la palabra
griega para rescate (antílytron) así:

El léxico griego de John Parkhurst (M.A.) lo define: “De [anti] a cambio de, o correspondencia, y
[lytron] un rescate. Un rescate, precio de redención o, más bien, rescate correspondiente”. (A Greek and
English Lexicon to the New Testament, Londres. Corchetes de él - en griego)

Diccionario Conciso Griego-Español del Nuevo Testamento : “Rescate, medio de lograr la liberación”.
(Tamez / Foulkes 1978)

Thayer's Greek-English Lexicon of the New Testament: “Lo que se da a cambio de otro como precio de su
redención, rescate: 1 Tim.ii.6”. (©1977, Baker Book House, p. 50)

Diccionario Expositivo de Vine: “El cambio de preposición [con anti] en 1 Ti 2.6, donde se utiliza el
término antilutron, un rescate sustitutivo, es significativo”. (W. E. Vine 2007, págs. 275-276)

El comentario bíblico de Gundry explica bien la implicación del rescate: “Puesto que Cristo Jesús es
este intermediario único y verdadero, él es el agente de salvación para todos los que creen. Pero
Pablo lo presenta en primer lugar como ‘el ser humano’ para indicar su calificación para darse a
sí mismo como rescate en sustitución por todos los demás seres humanos (comparar Marcos
10:45; Mateo 20:28)...‘Un rescate’ alude a la redención (liberación de la esclavitud del pecado y de la
muerte) mediante un pago de auto-sacrificio (comparar 1 Pedro 1:18-21)”. (Commentary on the New
Testament, Robert H. Gundry, pág. 835. ©2010, Hendrickson Publishers Marketing, LLC)

Otro comentario explica: “La palabra ‘rescate’...significa que se da a cambio de otro como el
precio de la redención. En el primer siglo se aplica especialmente al precio pagado para liberar a
un esclavo. Así que Cristo pagó el rescate para liberarnos de la esclavitud del pecado. Por esta
razón somos legítimamente su posesión. Jesús dio su vida como rescate ‘por todos los hombres’.
La palabra griega [hyper] traducida ‘por’ significa ‘a favor de’. Cristo murió a favor de todas las
personas, pero solo aquellos que aceptan su sacrificio son liberados de las ataduras del pecado”.
(The Expositor's Bible Commentary - NT, Abridged Edition, Barker/Kohlenberger III, ©1994, Zondervan, p. 896)

Finalmente, el comentario Nelson's Compact Bible Commentary: “La palabra griega traducida rescate
solo se encuentra aquí en el Nuevo Testamento. Específicamente se refiere a un rescate pagado
por un esclavo. En griego se forma con un prefijo que refuerza la idea de sustitución (ver Mat.
20:28; Marcos 10:45). En otras palabras, Cristo sustituyó su vida por la nuestra. Él pagó el castigo
por nuestros pecados para que pudiéramos estar reconciliados con nuestro Padre”. (Earl
Radmacher, Ron Allen & H. Wayne House. Thomas Nelson, Inc., Publishers, 2004) Con razón, otros
traductores vierten el texto en discusión como se muestra a continuación:

“Él dio su vida para comprarles la libertad a todos” (NTV)


“Quien dio su propia vida para pagar por la libertad de todos” (PDT)
“El cual se dió á sí mismo en precio del rescate por todos” (Reina-Valera Antigua)
“Que se dio a sí mismo como rescate en sustitución por todos” (Robert H. Gundry)
“Que se dio a sí mismo como rescate correspondiente por todos” (Traducción del Nuevo Mundo)
“Que se ofreció a cambio de todos los cautivos por el pecado” (The Message)
“Se entregó a sí mismo en redención por todos” (Biblia de Navarra)
“Que se dio a sí mismo como precio de rescate por todos” (Bover-Cantera)
“Que se entregó como precio de la libertad de todos” (Schökel y Mateos)

Por lo tanto, el sacrificio de Cristo sirvió de ‘rescate en cambio o sustitución por todos’. Esto
demuestra que no hay requisito bíblico alguno que exija la muerte de Dios para poder pagar el
pago penal por el pecado de una criatura humana. Eso en sí sería absurdo. Juan 1:14 no
comprueba eso, ni tampoco 1 Tim. 3:16*, ni el anterior texto de 1 Tim. 2:6. (*Sobre 1 Tim. 3:16,
http://www.scribd.com/doc/77336247/%C2%BFFue-Dios-manifestado-en-carne-1-Timoteo-3- 16)

Si Dios fue quien realmente murió por nosotros, entonces el pago pagado por el ‘intercambio’
hubiera sido infinitamente mayor del que era requerido por la justicia divina. La vida de Dios por
una criatura humana jamás hubiera sido una sustitución justa.
Algunos dirán: “Pero tú no entiendes, ¡fue el dar Dios su propia vida en sacrificio lo que hizo este
acto el más asombroso despliegue del amor de Dios de todos los tiempos!” ¡¿Qué?! ¿No le
parece que ofrecer a Cristo, ‘el Unigénito’, el ‘más allegado’ de todos los hijos de Dios, de rescate
por todos, sea suficiente sacrificio para Dios? El Señor Dios pudo haber ofrecido a cualquier otra
criatura perfecta del Universo en sacrificio en lugar de Cristo. Entonces, ofrecer a Cristo, su más
cercano, en sí, sería efectivamente el acto supremo de su benevolencia. Nunca fue necesario que
Dios personalmente diera su propia vida por el mundo. Tampoco dice la Biblia eso.

Hay otro asunto. ¡Dios no puede morir - jamás! La Biblia de Jerusalén dice en Habacuc 1:12, “¿No
eres tú desde antiguo, Yahvéh, mi Dios, mi santo? ¡Tú no mueres!”*. La lectura original hebrea lo'
tamúth (“tú no mueres”) fue cambiada por los Soferim para que leyera, lo' namúth (“no moriremos”).

(*La Bibla Textual aquí reza: “¡Oh YHVH, Dios mío y Santo mío! ¿Acaso no eres Tú desde el principio? ¡Oh,
YVHH, Tú no mueres!”. La nota de Hab. 1.12 dice: “Los Soferim pensaron que la sola mención (aunque
indirecta) de que Dios pudiera morir, era de alguna manera en extremo ofensiva, y así el texto hebreo fue
modificado para que se leyera no moriremos en lugar de Tú no mueres”. 12a enmienda de los Soferim – 6-18, p. 1294)

Por tanto, si para los judíos el concepto “de que Dios pudiera morir era de alguna manera en
extremo ofensiva” hasta el grado de querer removerlo del registro sagrado, entonces, ¿por qué
adoptarían cristianos nominales siglos después de Cristo lo opuesto... la doctrina de la Trinidad
que enseñaba que el que murió por la humanidad era “Dios” mismo? ¿No le parece extraño esta
desviación? Este es otro indicativo del origen sospechoso de la doctrina.

También está el asunto de la muerte. La Biblia, a diferencia de fuentes paganas, muestra que la
muerte es la cesación de todas las funciones de la vida. (Eclesiastés 9:10; Salmo 6:5; 115:17; 146:4;
Isaías 38:18) Si Jesús fuera todo Dios, como se afirma, entonces su “muerte” conduciría a un
Universo sin ninguna entidad omnipotente existente – sin fuente de energía central para
sostenerlo. (Colosenses 1:17; Hebreos 1:3)

La Biblia indica que Jesús, el Hijo de Dios, sí murió y fue resucitado por su Padre, el Dios Yahvéh
que ‘nunca muere’. (Hechos 2:32) Ahora bien, supongamos por un momento que Jesús en
realidad no ‘murió’, que solo fingió morir. Entonces, su sacrificio, en lugar de ser un ‘acto
supremo de benevolencia por parte de Dios’, sería más bien, ‘el acto supremo de hipocresía’ en
todo el Universo conocido – un mal ejemplo a seguir.

Además, no olvidemos que la Biblia nos dice que para que Jesús diera su vida a cambio de todos
(o, “gustase la muerte por todos”), tuvo que llegar a ser “un poco menor que los ángeles”. (Hebreos
2:9) No hay justificación lógica para que Dios llegara a ser “menor que los ángeles”, ni siquiera
por un parpadeo de 33 años. ¡Pero el ‘menor’ Jesus sí podía hacerlo! (Juan 14:28)

El hecho que Jesús realmente llegara a ser ‘inferior a los ángeles’, contradice rotundamente la
nota de Juan 1:14 en la Biblia de Estudio ESV que habla sobre: “El eterno, omnipotente,
omnipresente, infinitamente santo Hijo de Dios”. ¡Así es! Jesús no podía ser “eterno” porque fue
“el principio [el primero] de la creación de Dios [no el originador]”. Además, Cristo de hecho murió.
Jesús no era “omnipotente”, porque justo antes de su último aliento, él clamó a gran voz: “Dios
mío, Dios mío, por qué me has desamparado?”, y necesitó que su Padre superior lo rescatara de
las garras de la muerte. (Mateo 27.46; Hechos 3:15) Tampoco era “omnipresente”, pues Cristo dijo
en repetidas ocasiones que su Padre, Dios, estaba en otro lugar, ‘en el cielo’, mientras sus pies
estaban literalmente plantados en la tierra. (Lucas 9:16; Juan 12:28; 17:1) La Biblia es muy clara al
decir que, “Dios estaba con él [Cristo]”, no de ‘que Dios fuera él’ en la tierra como afirman los
tradicionalistas. (Hechos 10:38)
Puesto que hay una dicotomía real entre la doctrina de las Sagradas Escrituras y el de la
Trinidad, los traductores en ocasiones reestructuran ciertas declaraciones bíblicas para que
digan algo diferente a la expresión original en el registro sagrado. Un caso es el de Filipenses
2:5-7, donde la versión The Clear Word, ofrece esta paráfrasis en su versión: “Piensen y actúen
como Jesús. Aunque era igual a Dios, nunca se jactó de ello. Cuando vino aquí [a la Tierra], actuó
la parte de un siervo”. ‘Actuar la parte de un siervo’ aquí puede significar que Cristo hizo el papel
de hombre, de un siervo en ese tiempo, pero, que en realidad seguía siendo Dios con todos sus
poderes intactos.

Ahora compare la paráfrasis anterior con otra versión bíblica (Biblia Textual): “Considerad entre
vosotros lo que hubo también en Jesús el Mesías, el cual, existiendo en forma de Dios, no quiso
por usurpación ser igual con Dios, sino que se despojó a sí mismo tomando forma de siervo,
hecho semejante a los hombres”. (Compare con las versiones de: Nácar-Colunga; Juan Straubinger;
Felipe de Fuenterrabía; Biblia de América; Biblia de Navarra, y La Biblia del Editorial Herder, 1964.)

Una versión dice que Cristo “era igual a Dios” mientras que la otra dice que ‘existía en la forma
de Dios”. Estas dos afirmaciones dicen algo diferente. Pablo, el escritor, no dijo que Cristo, “Era
Dios”. Sino, que existía “en la forma de Dios”, que es otra forma de decir que él era “de condición
divina” (Biblia de Navarra); que “Él era como Dios en todo sentido”, (PDT). No dice que Cristo fuera
igual a Dios. Observe que Pablo añadió: “No quiso por usurpación ser igual con Dios”.

El significado de esta última declaración también se tuerce a menudo para decir lo opuesto, a
saber, que Cristo ‘no retuvo’ o ‘no se aferró a sus derechos como Dios’. La palabra griega
harpázō o cualquiera de sus derivados, incluso harpagmón significa invariablemente ‘apoderarse
de o arrebatar violentamente’, y no el sentido que los trinitarios quieren darle aquí, a saber, de
‘mantener en posesión’ o ‘retener’. Esto se puede verificar comprobando una Concordancia
griego-español para ver cómo los traductores vierten la palabra harpázō, de la cual se deriva
harpagmón. Aquellos que creen que Cristo es Dios, aplican el sentido acostumbrado de harpázō
en otros lugares, pero aquí dicen que significa otra cosa, solo para encajarlo al molde trinitario.
¡Qué extraño!

La Biblia Textual en la sección de “Notas en Pasajes Especiales” explica este versículo de Fil. 2:6,
nota 151, conforme a la doctrina trinitaria, pero admite: “Según todos los léxicos griegos, la
primera acepción del sustantivo común (acusativo masculino singular) arpagmón no significa algo
a que aferrarse, sino rapiña, robo”. (Pág. 1327) O sea, que un entendimiento apropiado de este
pasaje indicaría que Cristo humildemente dejó su posición privilegiada de condición divina en el
cielo, para asumir su nueva responsabilidad de hombre perfecto redentor, dispuesto a sufrir y
morir por la humanidad, para luego ser ensalzado por su Padre a una posición superior de la
que tenía anteriormente. Durante toda esa experiencia, jamás consideró por usurpación ser
igual a Dios.

El apóstol Pablo exhortaba a los cristianos a imitar la humildad de Cristo. La versión The Clear
Word erróneamente vierte el versículo 7: “Cuando vino aquí [a la Tierra], actuó la parte de un
siervo”. ¡¿Qué?! ¿Tiene sentido imitar a alguien que ‘actuó’ la parte de un siervo que en realidad
era ‘Dios en carne humana’? ¿Se exhortaría a los cristianos a tener el derecho de ser iguales a
Dios de quien se dice hizo el papel de ‘actor’? ¿No es mejor imitar a un Cristo que estuvo
dispuesto a dejar atrás su elevada naturaleza divina para llegar a ser completamente humano, a
sufrir toda ignominia imaginable, y morir en sacrificio por otros? A pesar de todo, Jesús nunca
consideró una oportunidad de ser igual a Dios. Finalmente, Cristo fue coronado con toda
excelencia por Dios.

Una Biblia católica comenta sobre el versículo 6 de Filipenses del capítulo dos: “Ya sea una
referencia a la preexistencia de Cristo y aquellos aspectos de la divinidad que estaba dispuesto a
renunciar a fin de servir en forma humana, o a lo que el hombre Jesús rechaza agarrar para
alcanzar divinidad. Muchos ven una alusión a la historia del Génesis: a diferencia de Adán, Jesús,
sin embargo ... en la forma de Dios (Gén 1:26-27), no procuró alcanzar igualdad con Dios, en
contraste con el primer Adán en el Gén 3:5-6”. (NABRE)

De modo que este versículo tampoco se puede utilizar para justificar la doctrina trinitaria, al
contrario, bien traducido, muestra que ‘el Padre es y siempre será mayor que el Hijo’. (Juan 14:28;
1 Pedro 1:3)

¿Se podría tentar a Dios?:

Otra zona de la naturaleza contradictoria de la Trinidad se ve en la noción de la tentación. Como


frágiles mortales que somos, sabemos muy bien cuán fácil es caer víctima de la tentación, sea
esta por, dinero, comida, sexo, poder o alguna otra tentación. ¿Pero Dios? ¡Jamás!

Santiago 1:13 nos dice llanamente, “que Dios no puede ser tentado”. Sin embargo, Jesús como
hombre, ‘que fue hecho menor que los ángeles’, podría ser tentado. (Heb. 2:9) En realidad, Lucas
4:2 dice que ‘[Jesús] por cuarenta días fue tentado por el Diablo’. Aptamente, Jesús no cedió a las
tentaciones del Diablo. Investigué algunas Biblias de Estudio y varios Comentarios, y encontré
que estos sí hacen referencia al incidente de la tentación, pero evitan tocar las implicaciones de
la Trinidad en el mismo. ¿Por qué? Simplemente porque no se puede explicar fácilmente sin
tener que recurrir a complicados razonamientos filosóficos.

– Escrituras que manifiestan que la voluntad del Hijo difiere de la del Padre:

Otra espina en la carne para los que intentan probar la procedencia bíblica del dogma trinitario,
es la cuestión de la voluntad de Dios en contraste a la voluntad del Hijo. Si la Trinidad fuera
cierta, las tres entidades compartirían la misma voluntad. Ninguno haría algo en contra de otro,
ni tendría que suplicar para que se impusiera la voluntad de otro, si los tres fueran igualmente
“uno”.

Sin embargo, Jesús enseñó a sus discípulos a orar: “Padre nuestro que estás en los cielos,
santificado sea tu nombre. Venga tu reino. Hágase tu voluntad, como en el cielo, así también en
la tierra”. (Mateo 6:9,10) Jesús refiriéndose a su Padre, habló,de su voluntad, cuando él mismo
dejó ver que ese Padre no era solo el Padre de él, sino también, el Padre de todo el mundo.
(Juan 20:17)

Lucas 22:42: “Padre, si quieres, pasa de mí esta copa; pero no se haga mi voluntad, sino la tuya”.
Otra versión: “Jesús se alejó un poco de ellos, se arrodilló y oró a Dios: ‘¡Padre!, ¡papá!,si fuera
posible, no me dejes sufrir. Para ti todo es posible. ¡Cómo deseo que me libres de este
sufrimiento! Pero que no suceda lo que yo quiero, sino lo que quieras tú’”. (Marcos 14:35,36, TLA)

Ahora bien, ¿por qué suplicaría Jesucristo a otro, ‘Que no suceda lo que yo quiero, sino lo que
quieras tú’, si él era todo Dios? Si se rechaza la Trinidad, se hace comprensiblemente más fácil
entender cómo Jesús, siendo “Hijo de Dios” con limitaciones, haría tal solicitud, porque
dependería de su Padre celestial, y no tendría que hacer el papel de “actor” simbólico. Véase la
sección siguiente.

Jesús no era todopoderoso:

Algunos han llegado a la conclusión que Jesús es todopoderoso porque el Apocalipsis 1:8 dice:
“Yo soy el Alfa y la Omega, principio y fin, dice el Señor, el que es y que era y que ha de venir, el
Todopoderoso”. El versículo anterior obviamente se refiere a Cristo, de modo que el versículo 8
(‘el Señor el Todopoderoso’), lo aplican a Jesús, y no a Dios como tal. Sin embargo, a lo largo del
libro apocalíptico, no es inusual para los hablantes alternar en diversos lugares en el mismo
capítulo, e, incluso, de un versículo a otro.

Sobre esto, Barnes' Notes on the New Testament declara: “No se puede tener absoluta seguridad de
que aquí el escritor quisiera referirse específicamente al Señor Jesús […]. No es una
incongruencia suponer también que aquí el escritor quisiera referirse a Dios como tal”.
Y el comentario del erudito Robert H. Gundry, explica: “Puesto que alfa y omega son la primera y
última letras del alfabeto griego, decir ‘Yo soy el alfa y la omega’ es como decir en inglés [y
español]: ‘Yo soy la A y la Z. [...] Este lenguaje describe a Dios el Padre en 1:4 y por lo tanto,
identifica ‘al Señor Dios’ con él también aquí [en 1:8], (como es evidente también en 4:8; 21:22)”.
(Gundry 2010, pág. 998)
En otros lugares, Jesús es siempre representado como inferior en posición y poder en relación a
Dios. Juan 5:19, “Respondió entonces Jesús, y les dijo: De cierto, de cierto os digo: No puede el Hijo hacer
nada por sí mismo, sino lo que ve hacer al Padre”. Juan 12:49, “Porque yo no he hablado por mi propia
cuenta; el Padre que me envió, él me dio mandamiento de lo que he de decir, y de lo que he de hablar”.

Cristo imita siempre a Dios, y solo hace lo que el Padre le dice. Solo una persona menor que Dios
con limitaciones se expresaría así. ¿Podemos imaginarnos a Dios alguna vez ‘recibiendo una
orden’ de otro? Si fuera así, no sería Dios todopoderoso. ¿Verdad?

– Escrituras que indican que Jesús, el Hijo, no tenía pleno conocimiento:


Marcos 13:32, “Pero de aquel día y de la hora nadie sabe, ni aun los ángeles que están en el cielo, ni el
Hijo, sino el Padre”. (Mateo 24:36) ¿Cómo podría el Hijo Jesucristo ser “Dios” en la Tierra como
comúnmente se alega, si él mismo no tenía conocimiento sobre “aquel día” que solo el Padre
sabía?
Hechos 1:7, “[Jesús] les contestó: —Sólo el Padre tiene la autoridad para fijar esas fechas y tiempos, y a
ustedes no les corresponde saberlo”. (Nueva Traducción Viviente)

Jesucristo hizo clara distinción entre él como Hijo, y su Padre. Queda claro que Jesús no tenía la
autoridad del Padre. Cierto, los defensores de la Trinidad dicen que Jesús aquí, como en Marcos
13:32 no tenía esa autoridad y conocimiento porque era “Dios-hombre”, y aquí hablaba como
humano. Estos individuos son los mismos que nos quieren convencer en otros lugares, i.e.,
cuando Jesús ejecuta un milagro, que Cristo era “todo Dios” en la Tierra, que era “omnipotente”.
En otras palabras, quieren adaptar su interpretación a la ocasión. Han llegado a ser “expertos”
en convencer a la gente para que sigan la filosofía humana.

Hebreos 5:8, “Aunque él era Hijo de Dios, por medio del sufrimiento aprendió lo que significa obedecer
siempre a Dios”. (TLA) ¿Es posible que Dios pueda aprender a obedecer siempre a Dios? ¡Qué
disparate ese! La Biblia no se contradice, pero sí la gente que quiere acomodar una tradición a
un libro sagrado.

Apocalipsis 1:1, “La revelación de Jesucristo, que Dios le dio, para manifestar a sus siervos las cosas que
deben suceder pronto; y la declaró enviándola por medio de su ángel a su siervo Juan”. ¿Necesita Dios
alguna vez que alguien le de una revelación? ¿Tenemos una trinidad celestial aquí compuesta de
Dios, Jesucristo y su ángel?
– Textos bíblicos que muestran a Jesucristo sujeto a Dios, incluso en el cielo:
Mateo 20:23, “Pero yo no puedo decidir quién se sienta a mi derecha o a mi izquierda. Mi Padre ya tiene
listos esos puestos para los que él decidió”. (PDT) Jesús reconoció, que incluso en el cielo, hay cosas
que están fuera de su alcance, que son solo prerrogativa del Padre. No se menciona el “Espíritu
Santo” tampoco en el proceso de asignar asientos en el “reino”.

1 Corintios 11:3, “Quiero que sepan que...Dios es la cabeza de Cristo”. Aquí no se niega que Cristo sea
“dios” o “divino” en el panorama universal. Eso es un hecho. Lo inaceptable aquí es que Cristo
sea parte tercera de la “Santísima Trinidad” donde se alega que sean personas coiguales. El
“Espíritu Santo” una vez más está ausente en la descripción. Este texto manifiesta claramente
que Dios es el Soberano del Universo, y Cristo está después de él.

Filipenses 2:5-11, “El cual, siendo de condición divina no quiso hacer de ello ostentación, sino que se
despojó de su grandeza, asumió la condición de siervo y se hizo semejante a los humanos. Y asumida la
condición humana, se rebajó a sí mismo hasta morir por obediencia, y morir en una cruz. Por eso, Dios lo
exaltó sobremanera y le otorgó el más excelso de los nombres, para que todos los seres, caigan de
rodillas ante el nombre de Jesús, y todos proclamen que Jesucristo es Señor, para gloria de Dios Padre
[“...y den gloria a Dios el Padre”, TLA]”. (La Palabra)
Hermoso relato de la relevancia de Cristo en la vida del cristiano. Debemos caer de rodillas en
homenaje ante Cristo, entendiendo siempre que todo lo que sucede alrededor de Cristo termina
en la glorificación de su Padre, el Soberano del mundo.

1 Corintios 15:28, “Pero luego que todas las cosas le estén sujetas, entonces también el Hijo mismo se
sujetará al que le sujetó a él todas las cosas, para que Dios sea todo en todos”. Otra versión: “Cuando todo
esté dominado por él, entonces el Hijo mismo se pondrá bajo el poder de Dios, quien puso todo bajo el
poder de Cristo, para que Dios tenga el control absoluto de todo”. (PDT)

Tratar de encajar el dogma trinitario dentro del contexto de esta escritura explícita, sería como
intentar de colocar cada uno de los ocho brazos de un octópodo (pulpo) por separado en un
contenido de solo dos partes. Este texto por sí solo comprueba que la Trinidad es de fuente
extranjera.

– Escrituras en las cuales Jesús llama a su Padre “Dios”; “mi Dios”; o “el Dios verdadero”:

Juan 5:44, “¿Cómo podéis vosotros creer, pues recibís gloria los unos de los otros, y no buscáis la gloria
que viene del Dios único?” ¿Cómo podría alguien ser el “único Dios”, si hubiera otro que también
fuera completamente Dios en la tierra? El que Jesús haga referencia a otro como “el único Dios”
solo tendría sentido si él fuera un ser distinto de Dios e inferior a él.

Juan 20:17, “Jesús le dijo: No me toques, porque aún no he subido a mi Padre; mas ve a mis hermanos, y
diles: Subo a mi Padre y a vuestro Padre, a mi Dios y a vuestro Dios”. Este texto es claro en comunicar
que el Padre de Jesús era tanto el Dios de él mismo como del resto del mundo. Jesús tenía que
regresar y presentarse a su Amo, un acto innecesario de Jesús si él fuera Dios Todopoderoso.

Apocalipsis 3:12, “Al que venciere, yo lo haré columna en el templo de mi Dios, y nunca más saldrá de
allí; y escribiré sobre él el nombre de mi Dios, y el nombre de la ciudad de mi Dios, la nueva Jerusalén, la
cual desciende del cielo, de mi Dios, y mi nombre nuevo”. Cinco veces (4 aquí, y una vez en Juan 20:17),
Jesucristo llama a otro ‘su Dios’, una declaración impresionante cuando se considera que la
mayoría de los estudiosos que enseñan la Trinidad no pueden siquiera mencionar un texto que
indique que Dios sea responsable a otro. Jesucristo nunca tuvo problema en dirigir la atención a
Dios. En cambio, los que han sido enredados en los fideos trinitarios, sí tienen dificultad hacer lo
que Cristo hizo. Oh, encuentran que es mucho más facil eliminar el Nombre Santo de sus Biblias
que admitir que el Padre y Dios de Jesús es ‘el Altísimo’ de Lucas 1:32.

Juan 17:3, “Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien
has enviado.” Estas son las propias palabras de Jesús en oración a su Padre, Dios. ¿No fue
negligente Jesús al no reconocer la personalidad del “Espíritu Santo” en el proceso necesario
para la salvación? No hay duda que la fuerza poderosa espiritual de Dios es necesaria en la vida
del cristiano, ¿pero si realmente fuera una tercera parte coigual de la Trinidad, no lo mencionaría
aquí en sentido personal, en este momento trascendental de su vida, la víspera de su muerte y
resurrección? Uno pensaría que si el espíritu santo fuera una persona con sentimientos, también
estaría allí al lado de su Padre apoyando a Cristo en este acontecimiento culminante.
Además, cuando Jesús llamó a su Padre, “el único Dios verdadero”, es evidente que él se excluyó
de esa descripción. El Profesor H. A. W. Meyer, escribió de Juan 17:3: “Solo uno, el Padre, puede
ser absolutamente el ‘único Dios verdadero’, no al mismo tiempo, Cristo (que no es ni siquiera en I
Juan 5:20 el verdadero Dios….). Jesús, en unión con el Padre, trabaja como su comisario (Juan 10:30),
y es su representante (Juan 14:9, 10)”. (Commentary on the New Testament)

Más y más eruditos están admitiendo que la Biblia no enseña la doctrina de la Trinidad: Don
Cuppitt afirma: “El Nuevo Testamento no enseña la doctrina estándar posterior que Jesús es una
persona distinta, divina co-igual, co-esencial y co-eterna con Dios el Padre. Exalta a Jesús tan alto
como sea posible sin poner en peligro el monoteísmo”. (Jesus and the Gospel of God, p. 18)

Y John A. T. Robinson declaró: “El Nuevo Testamento dice que Jesús era la Palabra de Dios, dice
que Dios estaba en Cristo, dice que Jesús es el Hijo de Dios; pero no dice que Jesús era Dios,
simplemente así”. (Honest to God, p. 70)

Manipulación de manuscritos tempranos manifiesta corrupción trinitaria:

Otro asunto que hay que considerar sobre el tema de la Trinidad es uno de transmisión textual.
¿Qué tiene que ver una cosa con la otra? Bueno, si la Trinidad se enseñaba originalmente en la
Biblia como piensan muchos, no habría ninguna necesidad de alterar los primeros manuscritos
si estos ya admitían la doctrina. Por otro lado, si los primeros manuscritos no mostraban
inclinación trinitaria, pero luego el registro histórico sí mostró que al copiar los manuscritos se
hicieron alteraciones para reforzar el concepto trinitario en las Santas Escrituras, entonces, todo
aquel que procura la verdad mostraría el interés necesario en dilucidar este asunto. ¿Fue esto lo
que sucedió? Varios escritores han señalado:

“Es interesante ver que muchas de las ‘evidencias’ bíblicas’ que se dicen estar a favor de la
doctrina de la Trinidad, se basan en traducciones defectuosas, errores en la transmisión textual,
y a veces incluso falsificación absoluta. Estos a menudo pueden ser expuestos por incluso un
simple vistazo a una Biblia interlineal griego-inglés [O: griego-español] o una concordancia
griega”. (Ted Whitten, The Trinity - A Doctrine Overdue for Extinction; Part 2 “Imperfections in the King James
Version” [La Trinidad – Una doctrina que debió haber sido suprimida hace tiempo; Parte 2 “Imperfecciones en la Versión del
Rey Jaime”])

Sir William Whiston: “Ciertamente, sabemos de un gran número de corrupciones que los
Atanasianos trajeron a las Escrituras - relacionados con la doctrina de la Trinidad”. (Segunda carta
al obispo de Londres, 1719, pág. 15)

The Encyclopedia of Religion and Ethics; The Bible in the Church*: “En los dos primeros siglos casi todas
las diversas lecturas del Nuevo Testamento vinieron a la existencia, la mayoría de ellas por
alteración deliberada del texto...en los intereses del dogma (de la trinidad)….” (*La Enciclopedia de la
Religión y la Ética; La Biblia en la Iglesia)
“Lo que descubrí en la mayoría de las versiones de la Biblia producida por los trinitarios
que he estudiado, es prueba irrefutable de la mala traducción intencional de palabras que se
refieren a Dios. Esta declaración no está diseñada como una denuncia antagonista de los
traductores. Es simplemente la afirmación de un hecho, y es un hecho que ningún erudito en la
tierra puede refutar. En las versiones de las sagradas escrituras que ellos producen, aprendí que
los cristianos trinitarios rutinaria y deliberadamente traducen mal los pronombres griegos, con
el fin de promover la doctrina de la santísima Trinidad”.

“ El Códice B (Vaticano)... fue alterado por una mano posterior en más de dos mil lugares.
Eusebio, por lo tanto, tiene sólidos motivos para acusar a los adherentes de... la recién
resucitada doctrina de la Trinidad de falsificar la Biblia...” (Visitante fraternal 1924, p. 148; traducido
del Monatshefte Cristadelfiano)

“Tras la reunión de la Iglesia en Nicea 325 AD, hombres cultos, llamados Correctores, fueron
seleccionados por las autoridades eclesiásticas para escudriñar los textos sagrados, y volverlos a
escribir, con el fin de corregir su significado de acuerdo a las opiniones que la Iglesia acababa de
sancionar”. (Einfhrung in die Textkritik des griechischen Testaments [Introducción a la crítica textual del Testamento
griego]: Eberhard Nestle)

Hay que adorar a Dios según Sus condiciones (No las nuestras):

Dios es Supremo. Es lógico pensar que él, como el Gran Creador del Universo, puede dictar
cómo sus criaturas deben adorarle. Es su prerrogativa. Debemos adorarlo según Sus
condiciones, no las nuestras. Jesucristo, ‘el unigénito Hijo de Dios’, nos enseñó a orar y cómo
orar. Asimismo, expresó cómo adorar al Padre. Jesucristo dijo que ‘los verdaderos adoradores
tienen que adorar al Padre en espíritu y en verdad’. (Juan 4:23) Se deduce de esto que la
adoración de ídolos tangibles es innecesaria, puesto que podemos acercarnos a Dios en nuestra
adoración habitual – “en espíritu”.

Igualmente importante es adorar a Dios en “verdad”. La verdad exige atenernos a la Palabra de


Dios en vez de seguir tradiciones humanas. No hay necesidad de hacer tal adoración a Dios más
compleja de lo que es. Está en el interés del archienemigo de Dios confundir los adoradores de
Dios. (2 Corintios 4:4)

A lo largo de los siglos, el hombre ha invertido grandes esfuerzos por obtener una educación
superior y destacarse sobre los demás, como ha sucedido en cada generación. En sí mismo
quizás eso no sea condenable. Lo que está mal, sin embargo, es asumir que solo un grupo de
personas cultas pueden dispensar las verdades bíblicas. O insistir que solo la Ortodoxia
proporciona las respuestas correctas, y aquellos que están en desacuerdo están equivocados.
Los seguidores de Jesús fueron gente común, ‘poco ortodoxos’ por criterios mundanos. Sobre
todo, eran monoteístas. No había conceptos trinitarios en su enseñanza. Los educados en los
días de Jesucristo miraban con desdén a los discípulos de Jesús por sus métodos sencillos de
enseñanza. Mientras que las naciones paganas a su alrededor adoraban sus complejas tríadas
de dioses, los primeros cristianos siguieron la costumbre judía, a saber, el culto de un solo Dios.
(1 Corintios 8:5,6)

Alrededor del tiempo del movimiento protestante en el siglo XVI, los líderes católicos se
opusieron a la traducción de la Biblia al inglés. Les encantaba utilizar el latín en su predicación
pública, y por ello, sus seguidores no entendían ni podían comprender la doctrina verdadera.
Mediante el latín, el clero podía mantener más fácilmente a sus fieles en su telaraña. La Trinidad,
una doctrina católica, fue uno de los dogmas misteriosos impartidos por ellos. Debido a esta
doctrina, muchos permanecieron en la oscuridad espiritual.

Una vez que el movimiento protestante tomó fuerza, una ‘reforma’ tuvo lugar. Comenzó la obra
de traducir la Biblia al inglés y a otros idiomas. Algunas doctrinas católicas fueron rechazadas, y
un espíritu de vitalidad religiosa invadió la tierra. Algunos murieron en sus esfuerzos por
traducir y difundir la Palabra de Dios, pero la potencialidad de leer la Biblia en inglés y otros
idiomas fue indudablemente monumental.

Muchos protestantes sienten gran satisfacción y un sentido de ganancia al mirar atrás al


impacto histórico y realización de los reformadores. Sin duda, gran bien resultó de sus
esfuerzos. Fue un paso muy arriesgado, y por ello, estamos endeudados. El movimiento
protestante ha sido considerado por algunos como una restauración de la doctrina cristiana.
Pero al final, no lo fue. La reforma se quedó corta en su alcance. Los protestantes terminaron
arrastrando muchas de las prácticas religiosas católicas romanas a su propio culto religioso. En
algunos casos, se cambió simplemente la terminología de afirmaciones anteriores para causar
la impresión que una verdadera reforma se llevaba a cabo. Pero en realidad, la fe católica y
protestante no difiere al grado que sus adherentes quieren hacernos creer. Por ejemplo, la
enseñanza de la Trinidad es principalmente un dogma católico. De hecho, los protestantes
defienden la Trinidad con más pasión que los mismos católicos, que es sorprendente, al
considerar el contenido nebuloso de la doctrina.

El apoyo mayoritario de gente culta a favor de la Trinidad ha influido en que millones crean que
la doctrina tenga procedencia bíblica. Pero como se ha demostrado, hay demasiados aspectos
conflictivos en la doctrina que llevaría a cualquier creyente sincero a preguntarse por qué no
aceptar en su lugar las declaraciones bíblicas tal como fueron escritas, que son en realidad más
simples, directas, armoniosas y entendibles. El dogma de la Trinidad no tenía sentido allá en
medio de las controversias del siglo cuarto cuando fue ratificado, ni lo tuvo durante la
turbulenta reforma, como tampoco lo tiene hoy, ni siquiera con el conocimiento creciente
adquirido por avances tecnológicos. La Trinidad nunca tendrá sentido, simplemente, porque no
es de cepa bíblica. Es totalmente ajena a las Escrituras.

Puesto que la Biblia hace referencia a algunos “misterios”, sería consecuente esperar que se
mencione el misterio trinitario en esta, ya que sus defensores afirman que es ‘la principal
doctrina de la religión cristiana’. Ahí hay una paradoja. Tal como se ha señalado a lo largo de
este escrito, muchos de los eruditos que apoyan la doctrina reconocen que el pensamiento y
lenguaje trinitario explícito brillan por su ausencia en las Escrituras. ¿Por qué seguir
apoyándola?

La tradición juega un papel importante. Como declaró el Cardenal Hosius: “Creemos en la


doctrina de un Dios Trino, porque lo hemos recibido por tradición, aunque no se menciona en
absoluto en las Escrituras”. (Conf. Cathol. Fidei, Cap. XXVI) ¿Y qué dijo Jesús, el fundador del
Cristianismo, de aquellos que prefieren aferrarse a tradiciones humanas en lugar de las
Escrituras? “Su adoración es una farsa porque enseñan ideas humanas como si fueran mandatos de
Dios”. “Pues ustedes pasan por alto la ley de Dios y la reemplazan con su propia tradición”. (NTV) “También
les dijo: ‘¡Qué bien invalidan ustedes el mandamiento de Dios, para mantener su propia tradición!’” (RVC)
Jesús declaró que ‘enseñar ideas humanas como si fueran mandatos de Dios’ “es una farsa”, es
‘adoración en vano’. Un seguidor distinguido de Jesucristo hasta advirtió: “Mirad que nadie os
engañe por medio de filosofías y huecas sutilezas, según las tradiciones de los hombres,
conforme a los rudimentos del mundo, y no según Cristo”. (Colosenses 2:8)

El teólogo Arthur Cushman McGiffert, hizo una observación interesante: “...Ha sido el orgullo de
los teólogos ortodoxos que en la doctrina de la Trinidad tanto la religión y la filosofía alcanzan la
máxima expresión”. (A History of Christian Thought, C. Scribner)

Tenemos ante sí una selección entre una expresión fuertemente respaldada pero distorsionada
de la divinidad de Jesús por la Cristiandad, y en el otro, una simple descripción de la vida de
Jesús como ‘el camino hacia el Padre’. (Juan 14:6) No hay duda de la importancia de Cristo en la
vida cristiana, en detrimento del típico judío creyente que lo rechaza. Es solo a través de Cristo
que podemos acercarnos a Dios. Sin Cristo, no hay salvación, punto. (Hechos 4:12) Sin embargo,
es al Padre de Jesucristo que se nos pide que adoremos, no al Hijo. (Juan 4:23, 24; Mateo 4:10)
Jesucristo fue muy claro sobre la identidad de Dios cuando dijo en la oración: “Y la vida eterna
consiste en que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú enviaste”. (Juan 17:3,
DHH)

El trinitario Cyril Richardson, profesor de historia eclesiástica del Seminario Teológico de Unión
de Nueva York afirmó: “Mi conclusión, entonces, acerca de la doctrina de la Trinidad, es que es
una construcción artificial …Produce confusión en lugar de aclaración; y mientras que los
problemas con que se trata son verdaderos, las soluciones que ofrece no son iluminadoras. Ha
posado para muchos cristianos oscuras y misteriosas declaraciones, que son en última
instancia, irrevelantes y carentes de sentido, porque [la doctrina] no discrimina suficientemente
en su uso de términos”. (1958, págs. 148-149)

De ningún modo son las explicaciones de los teólogos trinitarios claras. Las conversaciones
ampliadas sobre el tema con frecuencia terminan con reclamaciones de una doctrina que es un
misterio profundo, insondable, e incomprensible. El escritor religioso A. W. Tozer, en su libro The
Knowledge of the Holy, declara que la Trinidad es un “misterio incomprensible”, y que los intentos
por entenderla “deben permanecer para siempre infructuosos”. Confiesa que las iglesias, “sin
pretender entender,” han continuado sin embargo enseñando esta doctrina (1961, pp. 17-18).
Entonces notablemente concluye, “El hecho de que no se puede explicar satisfactoriamente, en
vez de estar contra ello, está a su favor”. (Pág. 23)

¿Se han desviado las iglesias del cristianismo verdadero?

La evidencia disponible indica que eso es lo que ha sucedido.

“El cristianismo primitivo no tenía una doctrina explícita de la Trinidad como la que se elaboró
después en los credos de la iglesia primitiva”. (New International Dictionary of New Testament Theology,
Vol. 2, p. 84)
“El trinitarismo del siglo IV no reflejó con exactitud la enseñanza del cristianismo primitivo
respecto a la naturaleza de Dios; manifestó, al contrario, un desvío de esta enseñanza”. (The
Encyclopedia Americana, p. 1956, p. 2941)

“La Cristiandad ha acabado con el cristianismo sin darse cuenta de ello”. (Soren Kierkegaard, citado
en la revista Time, Dec. 16, 1946, p. 64)

Emil Brünner, internacionalmente respetado teólogo suizo, escribió lo siguiente: “Nunca fue la
intención de los testigos originales de Cristo en el Nuevo Testamento poner delante de nosotros
un problema intelectual – el de las tres divinas personas – y luego decirnos silenciosamente que
adoremos este misterio de los ‘tres-en-uno’. No hay ningún rastro de esa idea en el Nuevo
Testamento. Este ‘mysterium logicum’, el hecho de que Dios es tres y aún uno, yace enteramente
fuera del mensaje de la Biblia”. (The Christian Doctrine of God, Dogmatics, Vol. 1, p. 226)

Y ‘La Nueva Enciclopedia Católica’ declaró: La Trinidad “no es, como ya se ha visto, directa e
inmediatamente la palabra de Dios”. (New Catholic Encyclopedia, 1967, Vol. XIV, p. 304)

– Solo el Padre debe ser adorado en el sentido más completo:

Las Santas Escrituras son explícitas en dirigir la atención suprema al Padre de Jesucristo. Los
escritores fueron claros al expresar: “Para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre”.
(1 Corintios 8:6) La mayoría de los que afirman ser cristianos, sin embargo, procuran adorar a
Jesucristo. Debido al dogma trinitario, sus adeptos no pueden entender que Jesucristo sea “el
camino” hacia el Padre, sin igualarlo a él. Pero lo más importante en todo esto, es considerar lo
que Jesucristo enseñó. Cristo indicó: “Los verdaderos adoradores adorarán al Padre”. (Juan 4:23)
Al ser tentado por Satanás, el enemigo principal de Dios, Jesucristo lo puso en su sitio, cuando
dijo: “Entonces Jesús le dijo: Vete, Satanás, porque escrito está: Al Señor [“Jehová”, Deut. 6:13] tu
Dios adorarás, y a él sólo servirás”. (Mateo 4:10) Podemos estar seguros que Jesucristo no
trataría de engañar al astuto Satanás. Solo le diría la verdad.

El caso es que el Hijo de Dios ni es el Padre, ni es el Dios Supremo. Él es el “mediador” entre Dios
y la humanidad, una posición muy privilegiada y gloriosa. (1 Timoteo 2:5) Cristo es el agente de
salvación para la humanidad: “De hecho, en ningún otro hay salvación, porque no hay bajo el
cielo otro nombre dado a los hombres mediante el cual podamos ser salvos”. (Hechos 4:12, NVI)
Dios bondadosamente le dio ese nombre al glorificado Cristo Jesús, que al final, resulta incluso,
en mayor gloria universal para el Padre. (Filipenses 2:9-11) La trascendencia de Jesucristo se
manifiesta en estas sencillas, pero profundas palabras de él: “Yo soy el camino, la verdad y la
vida; nadie puede ir al Padre si no es por medio de mí”. (Juan 14:6, NTV) Hacemos bien en
prestarle atención al Hijo, y honrarlo tal como honramos al Padre. (Mateo 17:5; Juan 5:23)

Verdaderamente, el dogma trinitario es una afirmación irracional que desafía explicación clara.
En conclusión, si Cristo mismo pidió que otros adoraran ‘al Padre y Dios de Jesucristo’, pero sus
seguidores deciden ignorar esta directiva, y adorar al “Dios-Hijo” en el nombre de una Trinidad
filosófica, queda por verse si tal culto sea alguna vez aceptable a Dios. – Fin –

– ¿Es Dios “uno”, o trino?

“Oye, Israel: Jehová nuestro Dios, Jehová uno es”. (Deuteronomio 6:4)
“Oye, Israel; el Señor nuestro Dios, el Señor uno es”. (Marcos 12:29)
“...buscáis la gloria que viene del Dios único?” (Juan 5:44)
“...el único Dios verdadero” (Juan 17:3)
“Porque Dios es uno” (Romanos 3:30)
“no hay más que un Dios” (1 Corintios 8:4)
“para nosotros, sin embargo, sólo hay un Dios, el Padre” (1 Corintios 8:6)
“pero Dios es uno”. (Gálatas 3:20)
“un Dios y Padre de todos” (Efesios 4:6)
“Porque hay un solo Dios” (1 Timoteo 2:5)

“¿Quién es el que vence al mundo, sino el que cree que Jesús es el Hijo de Dios [no “Dios”]?” (1 Juan 5:5)

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Para una consideración de otros temas por el mismo autor, vea los siguientes enlaces: (Para
inglés, vea abajo.)
Juan 1:1 (“un dios”?): http://www.scribd.com/doc/35899788/Traduccion-correcta-de-Juan-1-1-Lista-de-lecturas-alternativas
Juan 8:58 (“yo soy” o “yo he sido”): http://www.scribd.com/doc/36126649/La-traduccion-correcta-de-Juan-8-58-Lista-
de-lecturas-alternas-a-yo-soy

Juan 17:3 (‘adquirir conocimiento’?): http://www.scribd.com/doc/74629981/Juan-17-3-%E2%80%98Adquiriendo-


conocimiento%E2%80%99-de-Dios-y-Jesucristo
Colosenses 1:16, “todas las otras cosas”: http://www.scribd.com/doc/209601066/Colosenses-1-16-%C2%BFEs-la-
traduccion-%E2%80%9Ctodas-las-otras-cosas%E2%80%9D-apropiada

1 Timoteo 3:16: http://www.scribd.com/doc/77336247/%C2%BFFue-Dios-manifestado-en-carne-1-Timoteo-3- 16


Hebreos 1:6,8, https://www.scribd.com/doc/255738165/Ensena-Hebreos-1-6-8-que-Jesucristo-es-Dios

¿Conocen los traductores de la TNM griego?: http://www.scribd.com/doc/51623596/%C2%BFSabia-griego-el-


Comite-de-la-Traduccion-del-Nuevo-Mundo
Otros temas – en inglés – por el mismo autor:
Exodus 2:25, http://www.scribd.com/doc/38676458/Exodus-2-25-And-God-took-notice-Does-God-care-about-us

John 1:1, http://www.scribd.com/doc/34916458/The-correct-translation-of-John-1-1


John 1:1 (Briefer text–with additional samples): http://www.scribd.com/doc/50330864/John-1-1-List-of-Alternate-Readings
John 1:14 (“grace”): http://www.scribd.com/doc/35002730/John-1-14-Jesus-full-of-grace
John 8:58 (I am or I have been): http://www.scribd.com/doc/35318309/The-correct-translation-of-John-8-58-List-of-alternate-readings-to-I-am
John 17:3, http://www.scribd.com/doc/57772552/John-17-3-%E2%80%98Taking-in-knowledge-of-%E2%80%99-God-and-Jesus
Acts 20:28, https://www.scribd.com/doc/231244155/Acts-20-28-Whose-blood-God-s-Or-Christ-s
Colossians 1:16: http://www.scribd.com/doc/209607822/Colossians-1-16-Is-the-translation-all-other-things-appropriate
1 Timothy 3:16, http://www.scribd.com/doc/76927834/Was-God-manifested-in-the-flesh-1-Timothy-3-16
Hebrews 1:6,8: https://www.scribd.com/doc/252268649/Does-Hebrews-1-6-8-prove-Jesus-is-God
Translation Differences between Bible versions: http://www.scribd.com/doc/59484457/Translation-Differences-Questions-and-Answers
Trinity subject: http://www.scribd.com/doc/160286056/Does-the-Trinity-ever-make-sense
Do the NW translators know Greek? http://www.scribd.com/doc/48234022/Did-the-New-World-Translation-Committee-Know-Greek

Was Jesus Created First?: https://www.scribd.com/document/378080373/Was-Jesus-Created-First

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