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Lunes 26 de marzo de 2001

Editora Responsable: Patricia Vega

Catedráticos a la mexicana
Victoriano Garza Almanza

Clonación en Brasil

Lunes en la Ciencia, 26 de marzo del 2001

¿Están realmente preparados para educar a los jóvenes?

Catedráticos a la mexicana
Victoriano Garza Almanza
En México hay preocupación por producir más, no sabemos si mejores, profesionales
universitarios, pero ¿sabemos la capacidad de los maestros que educan a los estudiantes?
En el vecino país del norte existe una profunda polémica,
porque, de acuerdo con los resultados de un estudio publicado
recientemente (At cross purposes: What the experience of
today's doctoral students reveal about doctoral education), los
programas doctorales -que producen anualmente poco más de
40 mil doctores en ciencias y que formarán la próxima
generación de profesores universitarios- no están preparando
con la debida propiedad a los estudiantes de hoy para enfrentar
el futuro.

Por las respuestas de 4 mil 114 alumnos se detecta que


perciben que los programas doctorales no llenan sus
expectativas ni los preparan para trabajar en lo que tenían
pensado. Además, quienes tienen en mente ingresar a la fuerza
laboral de la universidad, no están convenientemente educados
para ello.

El punto es que la evolución social y económica de la sociedad


estadunidense va de la mano de la oferta de nuevas tecnologías y del surgimiento de nuevos
problemas del desarrollo. Ese cambio constante representa un reto al cual los profesores
universitarios no se han adaptado, ni dentro de las universidades ni fuera de ellas.

Las nuevas camadas de egresados de las universidades que se van a dedicar a la enseñanza
superior, están comenzando a sustituir a las viejas generaciones. Tanto porque a estas últimas
ya se les llegó la hora de la jubilación como porque se han quedado atrás del rápido desarrollo
científico y de la oferta de nuevo conocimiento. Y es así como estas nuevas camadas,
preparadas por aquellos, llegan con serias deficiencias para enseñar.

Dado que este es un problema que las autoridades universitarias consideran serio en verdad, y
que los académicos venían discutiendo desde los noventa, surgió una iniciativa nacional para
preparar integralmente a los futuros catedráticos.

Se supone que con esta estrategia de refuerzo, que se agregará a los estudios doctorales que
los futuros profesores ya hallan o estén realizando, se reducirá el riesgo de seguir produciendo
individuos impreparados para el cumplimiento de sus obligaciones en los próximos años.

En México la situación es muy diferente a la de Estados Unidos. Primero porque nuestras


universidades no son núcleos de investigación y desarrollo tecnológico de vanguardia.
Segundo, porque el grueso de la enseñanza universitaria recae en instructores que sólo tienen
estudios de nivel licenciatura y no de doctorado, como sucede en los países desarrollados. En
el país son pocos los maestros que tienen maestría, y muchísimo menos quienes ostentan un
doctorado. Tercero, porque la universidad mexicana está divorciada de la sociedad.

Luego, ¿están los catedráticos universitarios mexicanos preparados para enseñar?

Esta pregunta la debería de plantear y tratar de responder con objetividad, en el corto plazo, la
Asociación Nacional de Universidades e Instituciones de Educación Superior (ANUIES) y la
propia Secretaría de Educación Pública, pues el futuro de la nación está en manos de los
maestros que forman a los profesionales de los próximos años.

Ya en el último Congreso Mexicano para el Avance de la Ciencia y la Tecnología destacó el


hecho de que las universidades latinoamericanas eran poco productivas en cuanto a ciencia, y
que mucho del conocimiento que se impartía en sus aulas estaba atrasado y a lo mejor un
tanto obsoleto. Se hizo énfasis en el sentido de que mucha de la información científica actual
era un galimatías para muchos profesores universitarios latinoamericanos.

Si se revisa la iniciativa estadunidense de preparar profesores aptos para contender la


sociedad del futuro, podremos ver que no se trata simplemente de actualizar con cursitos a los
actuales y futuros catedráticos, que es como una aspirina para combatir el cáncer; sino de
preparar más y de mejor nivel (vale mencionar que en México no se alcanza ni 0.5 por ciento
de los doctorados que por año produce EU) e instrumentarlos con habilidades que van más
allá de una formación clásica y en otros campos.

Las universidades mexicanas deben de sostener el compromiso de elevar el nivel de


educación formal de sus catedráticos y, además, promover el desarrollo de habilidades para la
creación de proyectos, para la comunicación escrita, para la negociación, para la
regionalización e internacionalización, y para la diversificación del financiamiento.

El presidente de General Electric, Jack Welch, refiriendose al aldeanismo retrógrada al que


numerosas instituciones se han anclado, dijo: "cuando la velocidad del cambio exterior es
superior a la velocidad del cambio interior, el fin está a la vista".

El autor se dedica a la investigación de temas sobre medio ambiente y ecología en Ciudad


Juárez

doxa21@yahoo.com

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