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Licenciatura en:

Pedagogía

Trabajo de Investigación

Temas :

I.- Concepto de valor


II.- Características de los valores
III.- Jerarquía de los valores
IV.- Bienes y Valores

Sabado 18 de abril del 2009


I.- La definicióun de valor en su relación con la moral

Trataremos de explicar los más objetivamente posible lo que la palabra “valor” significa y
cómo ésta ha mutado considerablemente a través de los años. Como mencionamos
previamente, no vamos a hablar aquí de los valores económicos ni mobiliarios, sino haremos
referencia a aquellos que guían al ser humano en sus acciones.

La definición de valor, a nuestro entender, es aquella escala ética y moral que el individuo
posee a la hora de actuar; se relaciona estrechamente con la educación que cada uno ha
recibido desde pequeño. Ésta es la que nos ayuda a discernir lo bueno de lo malo y la que,
consecuentemente, fijará los valores de cada uno de nosotros; por ejemplo, si desde niños
nuestros padres nos dicen que ayudar es bueno pero robar es malo, sabremos en el interior
de nuestra conciencia, que si tomamos algo que no es nuestro, estaremos cometiendo un
delito.

Características
Más allá del ejemplo que dimos anteriormente, la definición de valor sigue quedando
abierta; podemos realmente preguntarnos cosas como ¿Qué es un valor, cuántos existen,
cuál es más importante?; ¿Pueden formarse los valores? Hace poco tiempo, en una escuela
sudamericana una alumna agradeció a una maestra por la paciencia, dedicación,
perseverancia y guía que ésta le brindó diciéndole que “hasta un ciego aprende con usted”.
Ese comentario nos hace ver que existe algo más que la alumna ha recibido de su maestra,
no solo mera información procesada, sino algo que no se otorga aportando datos: la
formación del valor. Aunque los valores suelen ser apreciados en distintas culturas rara vez
se habla de ellos, esto puede deberse a la manera de entenderlos; es muy común escuchar
personas que piensan “yo tengo mis valores y tú los tuyos, yo intentaré de convencerte de
que los míos son mejores”.

No existen criterios objetivos para defender la primacía de un valor sobre otro, es por eso
que quien censure los valores ajenos corre el riesgo de parecer intolerante o fanático, algo
inadmisible a la hora de construir un sistema democrático.

La definición de valor asegura que el hombre se encuentra juzgando y valorando las cosas
de manera continua, esto lo hace para actuar y decidir; cuando hablamos de valores
tratamos de alcanzar un significado más amplio como el sentido de la lealtad, la justicia o la
tolerancia. Por eso afirmamos que los valores motivan y definen las decisiones de las personas
y aquí aparece un tema de discusión permanente; tenemos por un lado los valores y por el
otro las valoraciones, ambas difieren. Éstas últimas pueden ser consecuencia de los valores, es
decir, decimos que una película nos gusta porque resalta la idea de justicia, la cual es parte
de mis valores. Estos últimos son virtudes, si consideramos la justicia con un valor principal,
entonces quiere decir que la justicia en nuestra personalidad es una virtud. Otra de las
afirmaciones de la definición de valor es que poseen una dimensión subjetiva; para muchos
su escala puede estar precedida por el trabajo, la familia y los amigos; mientras que para
muchos otros la familia es el valor principal, luego vienen los amigos y por último el
trabajo. Ninguna de ellas está mal, ya que cada uno aplica el criterio que cree conveniente.

Valores personales y sociales


La definición de valor afirma que los de tipo personal no tiene que coincidir necesariamente
con los de tipo social; y de hecho, en ocasiones esto sucede. Las relaciones entre estos dos
valores son complejas ya que discrepan, ambos coexisten, se interrelacionan y se influyen
mutuamente. Este conflicto posee dos dimensiones: una social cada individuo puede pensar y
actuar de forma distinta a los demás de su entorno; y otra personal, aquí lo que sucede es
que algunos valores de la persona entran en conflicto con otro valor, también personal, éste
es el que lo mueve a actuar de acuerdo a los criterio de la sociedad en la que se desenvuelve.
Es muy común compartir ciertas discrepancias con extranjeros; por ejemplo, si un musulmán
visita la España, es muy probable que sus valores religiosos sean mucho más importantes
que los autóctonos, y se origine una discusión si tocamos el tema.
II.- El valor y sus características

Cuando hablamos de valor, generalmente nos referimos a las cosas materiales, espirituales,
instituciones, profesiones, derechos civiles, etc., que permiten al hombre realizarse de alguna
manera. El valor es, entonces, una propiedad de las cosas o de las personas. Todo lo que es,
por el simple hecho de existir, vale. Un mismo objeto (persona o cosa) puede poseer varios
tipos de valores, por ejemplo, un coche puede ser útil además de bello.El valor es pues
captado como un bien, ya que se le identifica con lo bueno, con lo perfecto o con lo
valioso.El mal es, entonces, la carencia o la ausencia de bien. Se llama mal al vacío, es decir,
a lo que no existe. Por ejemplo, el agujero en el pantalón, es la falta o ausencia de tela.
Existen dos tipos de bienes; los útiles y los no útiles:

Un bien útil se busca porque proporciona otro bien, es el medio para llegar a un fin. Por
ejemplo, si voy a comprar un coche para poder ir al trabajo (utilidad) busco un coche de
buena marca, de buen precio, que me sirva para mi fin, ir al trabajo. Un bien no útil, por
el contrario, es el que se busca por sí mismo. Por ejemplo, las personas son bienes no útiles,
porque valen por sí mismas, por el hecho de existir como seres humanos, tienen dignidad y
no pueden ser usadas por los demás. Los valores valen por sí mismos, se les conozca o no.
Van más allá de las personas, es decir, trascienden, por lo que son y no por lo que se opine
de ellos. Todos los valores se refieren a las necesidades o aspiraciones humanas. Las personas
buscamos satisfacer dichas necesidades.

Éstas se pueden clasificar de la siguiente manera:

Necesidades primarias: Son las necesidades fisiológicas que todo ser humano tiene que
satisfacer, por ejemplo, el alimento, el vestido, la vivienda.
Necesidades de seguridad: Se refieren al temor a ser relegados por los demás.
Los valores físicos, como el afecto y la salud, así como los valores económicos, el poseer una
existencia con un mínimo de confort, satisfacen en gran medida estas necesidades básicas.
Necesidades sociales: Es cuando un núcleo familiar ya no es suficiente para el desarrollo de
la persona por lo que tendemos a formar nuevos grupos de pertenencia. Se busca ser digno

ante uno mismo y ser alguien ante los demás. Aquí encontramos valores como la fama, el
poder, el prestigio, el amor y el afecto. Necesidades de autorrealización: Se refieren a
encontrar un sentido a la vida, trascender en una obra creativa, luchar por un ideal, como
la verdad, la belleza o la bondad. Estas necesidades se satisfacen por medio del cultivo de la
ciencia, el arte, la moral y la religión.
Las características de los valores son:

Independientes e inmutables: son lo que son y no cambian, por ejemplo: la justicia, la


belleza, el amor.

Absolutos: son los que no están condicionados o atados a ningún hecho social, histórico,
biológico o individual. Un ejemplo puede ser los valores como la verdad o la bondad.

Inagotables: no hay ni ha habido persona alguna que agote la nobleza, la sinceridad, la


bondad,

el amor. Por ejemplo, un atleta siempre se preocupa por mejorar su marca.

Objetivos y verdaderos: los valores se dan en las personas o en las cosas, independientemente
que se les conozca o no. Un valor objetivo siempre será obligatorio por ser universal (para
todo ser humano) y necesario para todo hombre, por ejemplo, la sobre vivencia de la propia
vida. Las valores tienen que ser descubiertos por el hombre y sólo así es como puede
hacerlos parte de su personalidad.

Subjetivos: los valores tienen importancia al ser apreciados por la persona, su importancia es
sólo para ella, no para los demás. Cada cual los busca de acuerdo con sus intereses.

Objetivos: los valores son también objetivos porque se dan independientemente del
conocimiento que se tenga de ellos. Sin embargo, la valoración es subjetiva, es decir, depende
de las personas que lo juzgan. Por esta razón, muchas veces creemos que los valores
cambian, cuando en realidad lo que sucede es que las personas somos quienes damos mayor
o menor importancia a un determinado valor.

III.-Jerarquia de los valores:

Para entender la clasificación de los valores es importante entender qué es un valor, y


hacer conciencia de que los valores nos separan de la vida animal. Hay quienes llevan la
bandera de defensa de lo natural para hacernos pensar que ser naturales es aceptar los
impulsos salvajes y poco comunitarios de los animales. Lo correcto es ver y copiar de los
animales sus mejores ejemplos y usar nuestra típica inteligencia humana para vivir nuestro
destino evidente que es controlar todo y administrar todo lo que se deje gobernar en el
universo, aprendiendo al vivir, y viviendo mejor cada vez.
Los valores son aquellos conceptos que pueden ser puestos en práctica en nuestra vida para
que podamos vivir mejor. Tanto en forma íntima, personal, familiar, grupal y social. Por
ello todo valor es un concepto operativo.

Al igual que las computadoras nosotros tenemos un Sistema Operativo; es toda esa gama de
instrucciones y comandos que nos conducen en el diario vivir.

Nuestro sistema operativo tiene una serie de "Parámetro Consejeros" que son los valores.
El ser humano no sabe vivir sin estos parámetros por lo cual en su ausencia los sustituye
con cualquier sistema de pensamientos o por directrices de alguna autoridad. Por eso la
búsqueda instintiva de caudillos y líderes en la mayoría de los seres humanos.
Uno de los objetivos de este curso es determinar una jerarquía de valores personales, íntimos
y sociales para practicar y difundir.

Hasta que no nos sinceremos y reconozcamos los valores como la verdadera y única
plataforma para formar, elegir y poner en marcha el nuevo liderazgo político y empresarial,
no habrá resultados serios y efectivos que generen verdadera felicidad y satisfacción en el
pueblo, en los accionistas y en los empleados.

Escuchamos y elegimos a políticos sin que nos hablen ni demuestren nada de esto. Eso no
está bien, porque así se promueve la gran escala de anti-valores que hay difundida y en
marcha en el mundo.
Los valores pueden ser clasificados de muchas formas, de acuerdo a su radio de acción:

- Íntimos.
- Personales.
- Familiares.
- Grupales.
- Sociales.
- Nacionales.
- Internacionales.
- Universales.
- Humanos.
- Divinos.
- Naturales.
Según sus polaridades :
- Valores.
- Anti-valores.

Según la disciplina:
- Éticos.
- Morales.
- Políticos.
- Ecológicos.
- Sociales.
- Económico.
- Religioso.
- Culturales.
- Artístico.
Jerarquía de valores
(El formalismo en la ética y la ética material de los valores, según Max Scheller)

1.- Valores sensibles


- Por sí mismos: agradable y desagradable
- Por referencia: útil e inútil
2.- Valores vitales
- Noble-Vulgar
- Sano-Enfermo
- Enérgico-Inerte
- Fuerte- Débil
3.- Valores espirituales
- Estéticos: Bello-Feo
- Eticos: Justo-Injusto
- Noéticos: Conocimiento-Error
4.- Valores religiosos
- Santo-Profano

IV.- Jerarquia de los Valores

A menudo, el término valores educativos es materia de explicaciones, tan insistentes como


entusiasmadoras, cuando se trata de incitar a su realización, pero también lo es de
lamentos y de alarmas, cuando se advierte su ausencia. Y es que los valores educativos no
han pasado de ser un nombre con el que se designa a una cualidad, a un atributo, a una
propiedad, de algo relacionado con la tarea educativa. De esa suerte, semejante noción tan
banal, de los valores educativos, se reduce, en su significación, a un adorno que, como tal, se
puede quitar; o a un grado de calificación que se puede asignar como bueno o como malo,
al resultado del proceso educativo. Ciertamente, los valores (y entre ellos los educativos)
significan una cualidad de superioridad, de preferencia, de elegibilidad; cualidad que se
puede graduar, hasta llegar a una polaridad, donde se contrasta los positivo de su presencia
frente a lo negativo de su ausencia. Y es que, semejante cuestión de los valores educativos, o
de lo axiológico en la educación ( para usar el término técnico), a veces se plantea en
forma deficiente o incompleta. De ordinario se buscan valores, pero parece que se les busca
como cualidades abstractas, alejadas del hecho concreto que es su asiento propio, a saber, el
hecho real, constatable, de la educación. Los valores educativos se dan en el hecho
educativo , de la misma manera que los valores científicos se dan en los conocimientos
científicos, los valores morales en los actos morales, y los valores artísticos en las obras de
arte; hechos todos, de las rigurosa procedencia humana, y por eso, su cualidad esencial, su
valor, también participa de lo humano. Pero lo humano, no puede entenderse sólo como
una procedencia empírica material del hombre, sino como una forma de participación
consciente, en donde se antepones una intención, y se emplea el esfuerzo necesario y dirigido
para su logro. Es decir, todo valor supone, reclama y exige un asiento material creado por el
hombre, para que en él se radique, se ostente su cualidad valiosa; y así como hay que
reconocer su humanicidad a los conocimientos científicos, a los actos morales o las obras
artísticas, también hay que reconocerla al hecho educativo. Y con la misma razón que a
las cualidades de esas creaciones humanas, o sea, a los valores, se les califica de culturales,
porque en su totalidad son la esencia de la cultura, a las creaciones humanas que los
contienen, los muestran, los materializan, se les llama bienes culturales. Y luego de la
especificación de la actividad de que se trata, podrá hablarse de bienes científicos, de bienes
artísticos o de bienes educativos. La cuestión, entonces, ha de replantearse en términos de
asignar, incluso de exigir, la presencia de valores educativos, pero que han de darse en una
realidad humana imprescindible, la cual es el hecho educativo, en el que participan dos
elementos humanos: el educando y el educador; el primero, como destinatario y receptor de
la acción educativa, y el segundo, como agente externo, al lado de otros muchos, en que se
concreta esa acción formadora. Es así que todo lo que hace el educador: sus maneras de
proceder, los elementos de que se auxilia, el ambiente en que opera, los contenidos que
ordena y enseña, tiene el carácter de bien educativo. Pero semejantes bienes educativos, lo
son en la medida en que a través de ellos el educando llega a educarse, es decir, a ostentar
cualidades de formación personal humana, que son precisamente los valores educativos; así
como la verdad, la bondad y la belleza, son los valores de la ciencia, de la moral y del arte.
El educando se educa, cuando, a través de los bienes educativos, que fomenta el maestro,
llega a formarse, es decir, en la medida en que va asociado a su persona todos los bienes
educativos, que no son otra cosa elementos culturales concretos, favorecedores de la
integración personal del educando, en el mundo de la cultura. Los bienes educativos, son
medios que favorecen la realización de valores educativos. La conocida sentencia: “educar con
el ejemplo”, equivale a tomar el ejemplo, es decir, la presencia y la actuación del maestro,
como un bien educativo, para que a través de él, el alumno realice mediante su repetición,
un proceso educativo valioso. Y lo mismo podrá decirse de los métodos y técnicas didácticos,
de los materiales auxiliares de la enseñanza, de los programas y libros escolares, del
mobiliario, del equipo y del propio edificio escolar con su diversidad de instalaciones, de las
formas de organización y disciplinarias, aun de los propios estilos, formas y prácticas de la
evaluación. Todo ello se reduce a bienes educativos, de los cuales, el alumno, a través de su
contacto con ellos, recoge elementos esenciales para su integración personal, esto es, apoyos
para su formación, o lo que es lo mismo, valores educativos.

V.- Fines Educativos

El profesor, antes de ponerse a enseñar, debe tener claro cuales son los fines que persigue en
el proceso. Existe una taxonomía clásica sobre los fines y objetivos educativos [BLOOM79].
Pese a ser una referencia antigua (la primera edición surge en 1956), aún es vigente y
continúa siendo punto de partida en muchos proyectos docentes ([HERNANDEZ89],
[TOJAR97], [SAHELICES94], [SIMON96], [VACA98]). Esta taxonomía divide los fines
docentes en 6 apartados:
1.
Conocimientos: Aspectos de información que se deben tener.
2.
Comprensión: Capacidad de entender la información.
3.
Aplicación: Capacidad de trasladar los planteamientos teóricos (principios) a situaciones
concretas y reales.
4.
Análisis: Capacidad para descomponer un conjunto de información en sus partes o aspectos.
5.
Síntesis: Capacidad para componer, con elementos y partes, un todo o conjunto de
información.
6.
Evaluación crítica: Juicios sobre el valor del material y de los procedimientos utilizados.
Vemos que aparece aquí un doble aspecto: informativo (adquisición de conocimientos) y
formativo (desarrollo de habilidades para razonar y criticar). En nuestro caso particular, no
podemos renunciar a ninguno de los dos aspectos. El plano informativo es fundamental ya
que se trata de asignaturas que pertenecen a áreas de conocimiento distantes del carácter
profesional de las titulaciones en que se imparten y por lo tanto el aspecto divulgativo es
básico. El plano formativo es irrenunciable en la formación universitaria, especialmente en
carreras técnicas y más aún en los primeros cursos de las mismas.
Por lo tanto fijamos esos 6 fines educativos como la referencia que debe guiar nuestra
metodología didáctica y el trabajo de evaluación.

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