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Manejo perioperatorio de la
endocarditis infecciosa
Dr. José Luis Barisani*
La endocarditis infecciosa (EI) ha sufrido importan- conjunto, que muchas veces incluye al médico en-
tes cambios epidemiológicos, clínicos y pronósticos cargado de la recuperación cardiovascular postope-
en las últimas décadas. La forma de presentación, ratoria, dependerán en gran parte los resultados.
las puertas de entrada y la afección cardíaca subya-
cente han variado, modificando la presentación clí- FORMAS CLINICAS
nica de la enfermedad1. La edad promedio de los en-
fermos aumentó notablemente, disminuyó la causa Por su distinta patogenia y pronóstico podemos dis-
reumática como cardiopatía predisponente y propor- tinguir cuatro formas de EI:
cionalmente son más frecuentes hoy el prolapso mi-
tral y la valvulopatía aórtica degenerativa. Al mis- Endocarditis de válvula nativa. Puede presen-
mo tiempo, se han hecho cada vez más prevalentes tarse en forma aguda, con alta mortalidad, y predo-
las formas nosocomiales, las protésicas y las EI en minio del síndrome de respuesta inflamatoria sisté-
adictos intravenosos (IV). Estas formas especiales mica y la sépsis. En cambio, la forma subaguda, se
tienen distintas fuentes microbiológicas y diferente caracteriza por un síndrome febril de semanas de
evolución y pronóstico. Asimismo, el cambio evoluti- evolución, con síntomas poco específicos y con ma-
vo encuentra sus causales, en parte, en los grandes yor frecuencia de manifestaciones autoinmunes.
avances en los métodos diagnósticos, especialmente Entre los múltiples gérmenes causales, predominan
los ecocardiográficos. En cuanto a los terapéuticos, los estreptococos.
la cirugía valvular ha significado el mayor avance
en esta enfermedad desde el advenimiento de los Endocarditis en adictos endovenosos. General-
antibióticos (ATB). Si bien ésta es una entidad clíni- mente afecta válvulas nativas previamente sanas.
ca, la cirugía en el período activo de la infección o la Si bien la afección de válvula mitral o aórtica no es
corrección quirúrgica de sus secuelas son recursos rara, son más frecuentemente infectadas las válvu-
frecuentemente utilizados. las derechas, en particular a la tricúspide6 (Figura
La EI es una enfermedad relativamente infrecuen- 1). Esta forma ha aumentado su prevalencia en los
te, pero su elevada morbimortalidad y los costos que últimos años y, a pesar de su mortalidad relativa-
ocasiona al sistema de salud la hacen importante. Si mente baja (10%), adquirió importancia epidemioló-
proyectamos estimaciones epidemiológicas de EEUU gica por su tendencia a las recidivas dada la dificul-
y el Reino Unido a la población de Argentina, pode- tad para implementar medidas de profilaxis en es-
mos calcular que se producen entre 700 y 1700 casos tos pacientes7. Los microorganismos causales más
por año en nuestro país2. Pero su mortalidad sigue
siendo elevada, del 23,5% en el estudio EIRA, coin-
cidente con la descripta en series internacionales3,4.
Las causas de la persistencia de la alta mortalidad
parecen estar ligadas a los cambios clínicos que su-
frió la EI, pero también al retraso en el diagnóstico,
el inicio del tratamiento médico y de la resolución
quirúrgica cuando ésta está indicada5.
Esta es, sin duda, la enfermedad cardiovascular que
más obliga al cardiólogo a interconsultar y trabajar
en equipo con otros especialistas: infectólogos, clíni-
cos, cirujanos cardiovasculares, intensivistas, neu-
rólogos, hematólogos, microbiólogos. De este trabajo
frecuentes son los estafilococos, seguidos por los ba- Tabla 1. Clasificación de Duke. Criterios
cilos gram-negativos y hongos, pero no son infrecuen- diagnósticos mayores y menores18
tes las infecciones polimicrobianas ni los hemoculti-
vos negativos. Se ha encontrado una alta asociación Criterios mayores:
1) Microorganismos típicos aislados en 2 hemocultivos
con infección por HIV en estos enfermos lo que im- separados o microorganismos compatibles con EI aislados
plica una mayor mortalidad8. Son generalmente pa- en hemocultivos persistentemente positivos o cultivo
único positivo para Coxiella burnetii.
cientes jóvenes de sexo masculino que cursan un sín- 2) Evidencia de compromiso endocárdico establecida por
drome febril prolongado, sin insuficiencia cardíaca la presencia de nuevo soplo regurgitante o evidencia
ecocardiográfica de EI (vegetación, absceso, dehiscencia
ni signos periféricos. Se suele agregar un soplo de protésica).
insuficiencia tricuspídea y embolias pulmonares sép- Criterios menores:
1) Factores predisponentes
ticas. La indicación quirúrgica es poco frecuente y (valvulopatía, drogadicción endovenosa, etc.).
generalmente debido a sepsis persistente9,10. 2) Fiebre.
3) Fenómenos vasculares: embolias, infartos
pulmonares, aneurismas micóticos, petequias,
Endocarditis nosocomiales. También, suele afec- lesiones de Janeway.
4) Fenómenos inmunológicos: glomerulonefritis, nódulos
tar a válvulas nativas de pacientes gravemente en- de Osler, manchas de Roth, factor reumatoideo.
fermos, generalmente añosos, internados o someti- 5) Hemocultivos positivos aislados o por germen
no típico.
dos a procedimientos invasivos11. Los factores de ries- 6) Ecocardiograma compatible, sin criterios mayores.
go son: catéteres endovenosos, alimentación paren-
teral, cirugías, internación en áreas de cuidados crí- te para establecer el diagnóstico de esta enfermedad
ticos, quemaduras extensas, diálisis por fístulas ar- (Tabla 1)18. Se requieren 2 criterios clínicos mayo-
terio-venosas, inmunodepresión y edad avanzada12. res, ó 1 mayor y 2 menores, ó 5 menores para afir-
Predominan las infecciones por estafilococos, ente- mar un diagnostico como definitivo.
rococos y bacilos gram-negativos13. La mortalidad De acuerdo a esta clasificación, vemos que para el
puede llegar al 40% en algunas series14. diagnóstico son fundamentales, ante la sospecha clí-
nica, la toma de hemocultivos y la realización de un
Endocarditis protésica (EIP). Son aquellas que ecocardiograma Doppler. El eco transtorácico (ETT)
ocurren sobre una prótesis valvular mecánica o bio- posee una sensibilidad del 98% y una especificidad
lógica (Figura 2). Si bien se las clasificó como EIP
precoz o EIP tardía según ocurra ante o después de
los 60 días del reemplazo valvular, recientemente se
incorporó el término de “tempranas” para englobar
a todas las que ocurran hasta el año de la cirugía,
debido a que se comunicó elevada incidencia de es-
tafilococos coagulasa-negativos de origen nosocomial
hasta 12 meses15. Además de los estafilococos, los
gram-negativos adquiridos en la etapa intrahospi-
talaria también son prevalentes en la EIP tempra-
na. Es frecuente el desarrollo de abscesos anulares16.
En cambio, las EIP tardías son de origen extrahos-
pitalario, por lo que existe mayor prevalencia de es-
treptococos y evolución subaguda, similar a la de EI
de válvula nativa.
Existe un riesgo mayor de infección a partir de la 5º
semana post-cirugía, con una incidencia en el pri-
mer año de 3% y luego del 0,5% por año17. Son facto-
res predisponentes para el desarrollo de EIP, la in-
fección en actividad en el momento de la cirugía, en
especial cuando el agente es el estafilococo, los re-
emplazos valvulares múltiples, y la ausencia de pro-
filaxis antibiótica perioperatoria.
DIAGNOSTICO
tos pacientes, con tratamiento médico será aún peor, fieren intervenir cuando son muy móviles y el mi-
con una tasa de muerte del 56-86%28. Por ese moti- croorganismo causal es el estafilococo o un gram-
vo, en la actualidad se tiende a una intervención pre- negativo35-37.
coz cuando existen signos de IC15.
La presencia de bacteriemia continua durante 7-10 TECNICA QUIRURGICA
días a pesar del tratamiento ATB adecuado es lo que
se comprende como infección persistente. En estos En la elección de la táctica quirúrgica, se debe tener
casos, lo primero es descartar otros posibles focos en cuenta el estado hemodinámico e infectológico del
infecciosos extracardíacos: fiebre por ATB, embolias paciente, su edad, el motivo que lo lleva a cirugía en
sépticas pulmonares, flebitis, escaras, etc. Si no es- el período activo de la EI, el germen infectante, el
tán presentes, la resistencia a la antibioticoterapia tiempo de terapia ATB al momento de la operación,
puede corresponderse con la presencia de abscesos cuál es el tipo y localización de la válvula afectada,
cardíacos y constituir una indicación de cirugía, en que otras estructuras cardíacas pueden estar daña-
especial si los hemocultivos continúan siendo positi- das, si existe alguna contraindicación para la anti-
vos29-31. coagulación y si se asocia enfermedad coronaria. Para
El absceso perivalvular, más frecuente en la locali- ello, el cirujano debe contar con la mayor informa-
zación aórtica y en EI protésicas, suele estar provo- ción clínica posible a la que debe añadir la obtenida
cado por estafilococos o gram-negativos, puede ser de métodos diagnósticos complementarios, en espe-
sospechado por la aparición reciente de un trastorno cial los ecocardiográficos.
de conducción en el ECG y confirmarse por la ima- Los objetivos de la cirugía de un paciente con EI en
gen de un ETE. Esta complicación tiene indiscutida período activo son: 1) el drenaje y debridamiento com-
indicación quirúrgica, a pesar de que excepcional- pleto de todo tejido sospechoso de estar comprometi-
mente se reportó curación con tratamiento ATB ais- do por la infección; 2) la reconstrucción de neocavi-
lado32. La endocarditis micótica tiene también pési- dades y cierre de comunicaciones fístulas y perfora-
mo pronóstico sin cirugía, la que debe ser precoz y ciones; y 3) el reemplazo o reparación de las válvu-
asociarse tratamiento con anfotericina B33. las comprometidas38. Se trata generalmente de ciru-
La EI protésica precoz (< 2 meses) es casi siempre gías complejas y prolongadas por lo que es necesario
indicación de cirugía dada la alta mortalidad que tie- asegurar una adecuada protección miocárdica, cere-
ne los pacientes tratados únicamente con ATB31. En bral y renal intraoperatorias. Siempre se debe remi-
los casos de EI temprana (entre 2 y 12 meses), si el tir al laboratorio el material removido (válvula, abs-
microorganismo causal es muy agresivo (Staphylo- cesos, etc.) para su análisis bacteriológico, cultivo y
coccus aureus coagulasa negativo, por ejemplo) y se estudio anatomopatológico en busca de evidencias
asocia disfunción protésica o leak periprotésico de de microorganismos.
aparición reciente, también debería adoptarse una Es imprescindible realizar una meticulosa inspec-
conducta activa13. ción para detectar fístulas y extensiones extraval-
Una forma especial de EI protésica la constituyen vulares de la infección. Puede ser necesario evacuar
las infecciones de catéter de marcapasos. A diferen- un absceso del trígono fibroso, estructura común a
cia de la infección del bolsillo, la del catéter suele la válvula mitral y aórtica y de difícil acceso. Si des-
ocurrir tardíamente. Cuando los hemocultivos son pués del debridamiento de un absceso queda un de-
persistentemente positivos y se observan vegetacio- fecto del tabique, puede ser necesario utilizar un
nes en el ETE, lo aconsejable es la remoción de todo parche de pericardio o material sintético para la re-
el sistema y tratamiento local de la infección del bol- paración37.
sillo12. Esta remoción puede realizarse por vía vas- Cuando está afectada la válvula aórtica, el trata-
cular mediante dispositivos especiales y cuando no miento es habitualmente el reemplazo valvular; ya
sea posible deberá realizarse por cirugía a cielo abier- que difícilmente puede ser reparada. La prótesis
to, bajo CEC. En casos excepcionales, se puede optar valvular podrá ser mecánica o biológica de acuerdo
por tratamiento ATB de por vida. a la edad del paciente y a las contraindicaciones de
Las embolias mayores recurrentes en un paciente bajo la anticoagulación. Algunos reportes indican que las
terapia ATB adecuada, en el que se visualizan vege- bioprótesis son menos susceptibles a desarrollar in-
taciones en el estudio ecocardiográfico, es para la fección anular ya que la recurrencia suele afectar
mayoría de los autores una indicación de cirugía. En mayormente a las valvas, pero otros refieren a las
cambio, un episodio embólico único que sucedió cuan- prótesis mecánicas como más resistentes. En gene-
do no se ha realizado tratamiento ATB adecuado, no ral, podría resumirse que con cualquiera de los dos
debería ser causa de cirugía34. Si bien existen evi- tipos de válvulas la reinfección precoz, cuando se
dencias de mayores complicaciones cuando las ve- opera en el curso de una infección no curada, es del 5
getaciones son grandes (> 10 mm) y se localizan so- al 17%39-42. Los resultados con homoinjertos criopre-
bre la válvula mitral, éstas no son por sí mismas servados parecen ser mejores, debido a su mayor
una indicación de cirugía. Algunos autores sí pre- resistencia a la infección en el primer año del posto-
33 Revista del CONAREC - Año 21 - Número 78 - Marzo 2005
tensión pulmonar puede ser la causa de fallo del VD so de los ATB34. Si existe insuficiencia renal aguda
y la consecuente caída del VM. La utilización de NTG, en el postoperatorio y se asocia a retención de flui-
isoproterenol o dobutamina pueden ser de utilidad dos, puede ser necesaria la hemofiltración o la diáli-
en estos casos. Aunque es poco frecuente en el posto- sis.
peratorio temprano, no debe descartarse la presen-
cia de un leak, un desprendimiento valvular o una Hemorragia. Las alteraciones de la coagulación
falla de la reparación plástica, como causas de IC. asociadas a la complejidad de estas cirugías son las
Esto ocasionalmente obliga a una reoperación. responsables de que la hemorragia mediastinal o el
La necesidad de usar drogas inotrópicas y vasoacti- taponamiento cardíaco sean más comunes que en las
vas en estos pacientes no es rara y en ocasiones es operaciones realizadas en forma electiva. Los pacien-
requerido desde el preoperatorio. El uso de balón de tes anticoagulados por portar prótesis valvulares o
contrapulsación es otra eventualidad, que debe ser fibrilación auricular, deberían pasar a heparina cuan-
descartada en presencia de regurgitación aórtica. do se piensa que podrían requerir corrección quirúr-
gica. Si la decisión quirúrgica se toma con urgencia,
Shock séptico. Si el paciente se operó con infección el efecto de los anticoagulantes orales puede ser re-
incontrolada, la cirugía suele ayudar al control de la vertido eficientemente con plasma fresco congelado
sepsis. Sin embargo, en el postoperatorio inmediato o concentrados protombínicos.
la inmunodepresión generada por el estrés quirúr- Durante el postoperatorio inmediato, debe evitarse
gico y la CEC, puede agravar el cuadro infeccioso. la hipertensión, en especial en los pacientes someti-
En estos casos, la liberación de mediadores y toxi- dos a procedimientos aórticos, por el riesgo de san-
nas bacterianas puede inducir fallo circulatorio y grado en las líneas de sutura. Lo aconsejable es no
shock séptico. El enfermo suele estar taquicárdico, superar los 120 mm Hg de presión arterial sistóli-
oligúrico, hipoperfundido e hipotenso. Sin embargo, ca52. La anticoagulación, cuando es necesaria, debe
el VM puede estar elevado y las resistencias sisté- comenzarse cuando ya no existen evidencias de san-
micas bajas, lo que hace difícil la diferenciación con grado, generalmente a las 36-48 hs.
otras causas de vasoplejía y respuesta inflamatoria
postoperatoria. Los indicadores de mala perfusión Complicaciones neurológicas. Los pacientes con
tisular y de peor pronóstico son la acidosis láctica y EI tienen un riesgo elevado de presentar hemorra-
la desaturación venosa mixta (SvO2). El enfermo en gias subaracnoideas e intracerebrales. Este riesgo
estas condiciones puede evolucionar con hipotensión se acentúa si reciben anticoagulantes y al ser some-
refractaria o con fallo multiorgánico que ocasiona la tidos a cirugía bajo CEC. Si esto sucede deben utili-
muerte si no se establecen las medidas de sostén zarse plasma fresco congelado, factores K-dependien-
necesarias y el tratamiento ATB adecuado. Otro ries- tes y vitamina K.
go que complica aún más el panorama es la reinfec- La presencia de una embolia cerebral dificulta la
ción y la EIP precoz, lo que suele agravar insuficien- decisión de quirúrgica ya que la transformación he-
cia cardíaca. morrágica de la lesión cerebral isquémica no es rara
El objetivo del tratamiento hemodinámico es lograr con la CEC. Un 50% puede mostrar deterioro neuro-
una adecuada presión de perfusión tisular. La pri- lógico cuando la operación se realiza dentro de la
mera medida para ello es la infusión de fluidos. Se semana en que ocurrió el ACV, lo que disminuye a
debe tener en cuenta que en estas circunstancias, menos del 20% si se realiza después del octavo día34,37.
menos del 25% de los cristaloides infundidos perma- En estos casos, debe evitarse la hipotensión arterial
necen en el espacio intravascular. Los coloides y los perioperatoria, para mantener una adecuada presión
hemoderivados pueden ser de más ayuda. Una vez de perfusión que genere mayor isquemia. También,
lograda la precarga adecuada, si persisten los sig- se debe controlar las alteraciones de la coagulación
nos de hipoperfusión se aconseja la administración que puedan facilitar su transformación hemorrági-
de dopamina como droga vasoactiva e inotrópica. Si ca si el infarto cerebral es extenso. Además, se debe
la TAM mejora, pero el VM es bajo la asociación de tener en cuenta la posibilidad de desarrollo de un
dobutamina es lo más adecuado. Si en cambio, per- absceso cerebral en estos casos.
siste la hipotensión a pesar de una dosis de dopami- En los pacientes que se operan con diagnóstico de
na de 20 ugr/kg/min debe agregarse noradrenalina un aneurisma micótico, deben evitarse la colocación
en dosis crecientes o adrenalina si existe severa per- de prótesis mecánicas, corregirse meticulosamente
sistencia de bajo VM12,53. las alteraciones postoperatorias de la coagulación y
evitarse los picos hipertensivos.
Insuficiencia renal. La disfunción renal no es in-
frecuente y puede ser consecuencia de la falla hemo- Arritmias y trastornos de conducción. Las arrit-
dinámica perioperatoria, formar parte del compro- mias ventriculares y la fibrilación auricular posto-
miso multiorgánico secundario a la sepsis, ser debi- peratorias son complicaciones frecuentes que no sue-
da a una glomerulonefritis aguda o un efecto adver- len agregar gran riesgo, salvo cuando se asocian a
Manejo perioperatorio de la endocarditis infecciosa 35
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