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pablo cuarterolo
hacia arriba. Las construcciones de la Villa 31, cada vez más altas y de materiales. Un mundo en el que los “dueños” alquilan a los inquilinos en contratos de un mes.
juan obregon
Pedro Ylarri vidas de privaciones e insegu-
Estela llegó del Paraguay de- ridad, pero también de traba-
jando atrás a seis hermanos y jo, esfuerzo y esperanza. Todo
su madre, y sin saber que la vi- forma parte de una “identidad
vienda por la que que había pa- villera”, esa forma de ser de
gado en Asunción estaba en la los habitantes de las villas que
Villa 31 de Retiro. Vicente, en cada vez atrae más a antropó-
cambio, logró salir de un asen- logos y a investigadores socia-
tamiento siendo joven, pero les, quienes comenzaron a tra-
volvió cuando no pudo pagar zar los elementos básicos de
más un techo en el mercado la idiosincrasia de los barrios
formal; mientras que Susana precarios.
nació en una familia de clase María Cristina Cravino, de
media que fue cayéndose del la Universidad Nacional de
sistema con los continuos vai- General Sarmiento (UNGS),
venes de la economía, aunque es una de las especialistas que
de ser una “víctima” se trans- más conoce del tema en la Ar-
formó en una luchadora por gentina. Su reciente libro, Vivir
los derechos de los villeros. en la villa, revela historias de
Historias como éstas se repi- personas como Estela, Vicente
ten en las más de veinte villas y Susana, y analiza en detalle
de la Ciudad, en donde unas cómo son, qué dicen que son y
150 mil personas comparten servicios. La villa es también un espacio productivo, donde florece la libre iniciativa económica. cómo viven los residentes en
PERFIL - Sábado 10 de octubre de 2009 EL OBSERVADOR - 51