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John S. Brushwood
Amalia (1855) de José Mármol posee sin duda una fuerte significación respecto a la
dictadura de Juan Manuel de Rosas. A través de los años, los críticos de la novela han puesto más
atención a su base política que a las técnicas narrativas utilizadas para contar una historia
atractiva. A pesar de su proximidad a los acontecimientos, José Mármol (1817 – 1871) dio a su
obra ciertas características de novela histórica, y su inclinación a exponer los males del régimen
lo persuadió a incluir algunos documentos de la época dentro del texto narrativo. Sin embargo, el
aspecto documental del libro no obstruye el desarrollo de la trama. La experiencia de la novela no
es un conflicto de ideologías sino una sensación de represión aterradora por la violencia. Este
efecto se logra por habilidad narrativa, no por referencia documental. La crítica erudita, más que
el libro mismo, hace uso inmoderado del registro histórico.
La situación política de la que trata Amalia fue, en efecto, el resultado de una diferencia
ideológica entre los unitarios (centralistas) y los federalistas. Los argumentos de ambos lados
fueron generalmente los mismos que en todos los países que intentaban establecer gobiernos
representativos. En Argentina, el problema fue exacerbado por dos factores principales: 1) la
posición de Buenos Aires como centro del comercio, de la población y de la cultura y, 2) las
costumbres de los llaneros, los gauchos, que eran altamente individualistas, acostumbrados a la
vida sencilla de las provincias, y mal dispuestos a conformarse con el elitismo de la cultura de
Buenos Aires. En gran parte, este conflicto es similar al de la frontera contra la costa este en la
historia de los Estados Unidos. Una diferencia principal fue la absoluta concentración de un
componente de la polaridad en Buenos Aires1. En Amalia, Mármol muestra cómo el conflicto se
convirtió en una tragedia de odio y violencia.
Esta tragedia – y no los principios políticos que constituyen su raíz- es el material
novelístico del libro. En algunos pasajes especiales, el autor expone en forma de ensayo ciertos
aspectos de las causas del problema. Los términos “unitario” y “federal” aparecen cientos de
veces en el texto; no obstante, un lector casual podría terminar la novela sin una idea clara de su
definición ideológica. El protagonista, Daniel Bello, es hijo de una buena familia federal, pero se
pone al lado de los unitarios debido a las prácticas bárbaras de la dictadura federal. La novela no
indica que Daniel haya rechazado los principios políticos básicos de su familia; se le describe
como una persona que se opone a la brutalidad del régimen.
La figura histórica principal en Amalia es Juan Manuel de Rosas, el líder federal que fue
la fuerza dominante en la política argentina de 1829 a 1851. Durante todo este período la nación
estaba en un estado de guerra civil esporádica. Rosas fue el primero a quien la legislatura le dio el
poder ejecutivo en un movimiento desesperado por restaurar el orden. Fue en esa época que
primero se hizo referencia a él como “Restaurador de las leyes”. Fue remplazado en 1832 y
puesto en el poder de nuevo en 1835, por un período de cinco años. (En el ínterin condujo una
campaña contra los indios.) En 1840, fue reelegido por la legislatura. Durante este mismo año, los
unitarios tuvieron la mejor oportunidad de expulsarlo del poder. El general unitario Juan Lavalle,
cuyo ejército había estado activo en el interior, condujo a sus hombres a las afueras de Buenos
1
Para una discusión adicional de este punto, véase cualquier edición de Facundo, o la civilización y la barbarie de
Domingo Faustino Sarmiento. El asunto se trata en el texto mismo de Sarmiento; sin embargo, un buen ensayo
introductoria de Raimundo Lazo se encuentra en la edición de “Sepan Cuantos…” (México, Prrúa, 1969), pp. IX –
XXXV.
Aires. Mantuvo a sus tropas en esa posición por un tiempo penosamente largo y luego se retiró
para controlar una acción de contraataque en la retaguardia. Durante este período, el gobierno de
Rosas fue acosado por problemas tanto internacionales como domésticos. No sorprende que su
política haya llegado a ser más represiva con respecto a sus enemigos políticos. La crisis causada
por la amenaza de Lavalle produjo una ola de terrorismo en una situación que se aproximó a la
anarquía.
El ambiente histórico de Amalia corresponde a este período crucial de 1840,
específicamente del 4 de mayo al 6 de octubre. (Es importante para los lectores del hemisferio
norte recordar que esta época del año en Argentina incluye el invierno, no el verano. La
diferencia es importante para la atmósfera de la novela.) Poco después de la fecha final de la
trama, José Mármol se refugió en la embajada de los Estados Unidos, y pronto se unió a otros
emigrados argentinos en Montevideo. Más tarde viajó a río de Janeiro, Santiago de Chile, y de
regreso a Montevideo. Allí fundó un periódico, La Semana, en 1851, en el que publicó entregas
de Amalia, hasta que dejó de imprimirlo, después de la derrota de Rosas en 1852. Muy
probablemente pensó en su novela como un medio de estimular a sus compatriotas exiliados en la
lucha contra Rosas.2 El intenso partidarismo de la novela se expresa, por lo general, en términos
de un asalto a la dignidad humana.
La primera edición completa de Amalia apareció en 1855. Esta edición fue corregida y
revisada por el autor. Algunas ediciones posteriores han seguido a la edición de 1855, otras se
han desviado de ella (pp. xliii – xlvi, lx). Juan Carlos Ghiano regresó a la edición de 1855 al
preparar el texto aquí usado (ver nota 2). Su introducción es una contribución indispensable al
estudio de Amalia ya que trata de todos los aspectos esenciales de la obra como un fenómeno
literario relacionado con una época específica de la historia.
Los ensayos sobre Amalia han tendido a concentrarse en su denuncia al régimen de Rosas
o en su valor general como retrato de una era. David Viñas es el autor del trabajo más interesante
de crítica sociológica – un ensayo titulado “Mármol: Los dos ojos del romanticismo”. 3 El análisis
de Viñas no explica el texto como la reflexión de la realidad que se conseguiría a través de un
espejo, sino que hace deducciones, con base en el texto, que dan percepciones más profundas en
cuanto a la naturaleza de la sociedad descrita. Un comentario más general sobre la novela puede
encontrarse en Historia de la novela hispanoamericana de Fernando Alegría- una crítica bastante
extensa para un libro de esta clase.4 Alegría tiende a desechar el “romántico diseño de amores y
aventuras” de Mármol y dice que el material básico del libro es la caracterización de Rosas y de
su manera de gobernar. Esta visión de la novela es interesante por dos razones. Primero, indica
qué tan importante es Juan Manuel de Rosas en la experiencia de Amalia. No es que se le vea
muy frecuentemente. En efecto, aparece en la novela únicamente en dos escenas importantes –
una vez en su oficina, por la noche, y otra en Santos lugares, con sus tropas. La primera de estas
escenas es una obra maestra de amarga sátira, y no es probable que el lector llegue a olvidarla.
Por otro lado, Rosas domina la novela –como muchos otros dictadores en la literatura
hispanoamericana- no por su presencia física sino por el efecto penetrante de su mandato. El
segundo aspecto interesante de los comentarios de Alegría es la agrupación de “amores y
2
Juan Carlos Ghiano habla de este asunto en su “Prólogo” a la novela, p. XI. Todas las referencias al análisis que
hace Ghiano de la novela y al texto narrativo serán de esta edición, y se citarán entre paréntesis dentro del cuerpo del
presente ensayo.
3
El ensayo puede encontrarse en David Viñas, Literatura argentina y realidad política, pp. 125 – 140. el mismo
volumen contiene otro ensayo relevante, de importancia menor, titulado “Niños y criados favoritos de Amalia a
Beatriz Guido a través de La Gran Aldea”, páginas 81 – 121.
4
Alegría, Novela hispanoamericana, pp. 35 – 38.
aventuras” como un factor que podría separarse de la descripción presuntamente más realista de
Rosas y compañía.
Aunque esta división realza satisfactoriamente el aspecto denunciatorio de la novela,
enfatiza de manera insuficiente el procedimiento narrativo que probablemente ganó muchos
lectores para Mármol y que continúa haciendo el libro atractivo. Puede considerarse que la trama
tiene tres componentes: 1) una historia de amor que concierne a Eduardo y Amalia;
apropiadamente sensible y con un final desgraciado, como lo requería la época; 2) un factor
histórico, centrado en los excesos del régimen de Rosas; 3) una historia de intriga, centrada en
Daniel, que conecta la historia de amor con el factor histórico.
Con referencia a la crítica y al número general de lectores de Amalia, Ghiano dice que los
críticos usualmente han preferido escribir acerca del marco histórico de la novela y de la
descripción de Buenos Aires en 1840, y que casi todos ellos han olvidado la trama, que ha atraído
a los lectores a través de los años debido a su “mecánica folletinesca” (p. xliii). Este comentario
claramente invita a un análisis del proceso narrativo, con atención a la descripción tripartita arriba
mencionada. Como base ara esta consideración es útil señalar algunas características de esta clase
de novelas hasta donde puedan ser relevantes para un estudio de Amalia. Otro nombre para la
novela folletinesca es novela por entregas, una frase que indica que el autor entregó un episodio
de la novela a la vez y que sugiere que él probablemente los escribió urgido por un plazo. Este
tipo de ficción fue cultivado ampliamente durante el siglo XIX y se caracterizaba generalmente
por una expresión exagerada de la emoción, violencia, misterio y coincidencias extraordinarias,
en varias combinaciones. Los protagonistas y otros personajes importantes tienden a encajar
dentro de categorías muy claras de lo bueno y lo malo; los personales secundarios algunas veces
parecen más “realistas” que los protagonistas, pero usualmente resultan ser tipos o caricaturas.
Una técnica usada frecuentemente es la retención de información para crear suspenso. A tal
novela, tomada como un todo, muy posiblemente le faltará simetría con respecto a los temas o
líneas de acción en los cuales se enfoca el autor. Esto es, el autor puede concentrarse en un
aspecto de la historia por varios episodios, luego volver a otro y aparentemente olvidarse de lo
que ha venido tratando, sólo para regresar a ello inesperadamente en un episodio futuro.
Para tratar el procedimiento narrativo de Amalia, parece conveniente aproximarse por
algún medio que tenga que ver con el acto de hacer ficción, mientras que se relega a una posición
de importancia secundaria el asunto de contexto histórico. Para cumplir este propósito, los
análisis de Cleanth Brooks y Robert Penn Warren en Understanding Fiction son particularmente
útiles porque muestran la relación entre las técnicas narrativas y los efectos que crean estas
técnicas.5 El apéndice del libro se titula “Technical Problems and Principles in the Composition
of Fiction: A Summary” (Problemas y principios técnicos en la composición de la ficción: un
sumario). Este título viene a ser una afirmación significante de los problemas que confronta el
autor y de los principios que forman la base de su solución. Si sigue este proceso, el lector llega a
hacerse profundamente consciente del acto de hacer ficción. Al mismo tiempo – por ser lector-
aprecia el efecto alcanzado.
En Understanding Fiction, Brooks y Warren tratan específicamente de cuentos, auque
mucho de lo que dicen es también aplicable a ficción más extensa. Su enfoque principal en el
cuento es útil en el caso de Amalia porque la novela de Mármol tiene el carácter episódico de una
novela por entregas. Esta característica es un factor principal en la asimetría que hace engañoso el
análisis de Amalia. Si uno trata con la novela como un todo, probable que su asimetría (énfasis
5
Brooks y Warren, Understanding Fiction, especialmente pp. 644 – 668. las referencias a este libro aparecerán entre
paréntesis en el texto del ensayo, identificadas por las iniciales “BW”.
pobremente balanceado en diferentes elementos de la trama, caprichosa intercalación de historia,
imaginación y documento) evoque un juicio negativo que parece contrario a la obvia amenidad
de estilo de la novela. Los procedimientos narrativos que usó Mármol para atraer a sus lectores (y
que han continuado atrayéndolos) pueden verse muy claramente al aplicar los “problemas y
principios” de Brooks y Warren a uno de los episodios de esta novela publicada por entregas. Por
lo tanto, el presente análisis se concentrará en el primer capítulo, que puede leerse como una
unidad completa de ficción. Esto señalará los rasgos principales del procedimiento narrativo.
Secundariamente, el análisis relacionará el primer capítulo con la novela como un todo. El
análisis seguirá el orden de “problemas y principios” de Brooks y Warren.
El hilo fundamental de la historia de Amalia concierne al intento de Daniel Bello por
proteger a su amigo, Eduardo Belgrano, de ser descubierto y asesinado por los federales. La
expansión de esta acción fundamental produce la relación amorosa de Eduardo con la prima de
Daniel, Amalia; complica a otras personas en las intrigas de Daniel, coloca a Daniel en contacto
con gente cercana a Rosas, y facilita que el autor use a Daniel como su portavoz para exponer las
ideas que conciernen a las causas y al carácter de la situación argentina en 1846 (p. xxviii) la
acción básica del primer capítulo de la novela es el rescate de Eduardo por Daniel, ante un ataque
de matones federales. Daniel lleva a su amigo a la seguridad de la casa de Amalia. Este refugio
viene a ser una solución satisfactoria en el primer capítulo, pero es únicamente temporal en la
novela como un todo. La expansión de la acción básica del primer capítulo incluye el desarrollo
de la situación en la cual Daniel interviene: el intento de Eduardo, junto con muchos otros
amigos, de escapar a Uruguay; el ataque a traición de que son objeto; la espectacular pelea a
espada de Eduardo, en una posición de desventaja abrumadora. Daniel aparece en el momento
crucial y rescata a Eduardo, quien está gravemente herido. Ocurre todavía otra crisis en el camino
a casa de Amalia: Daniel es capaz de utilizar su astucia en ventaja propia y también expresa
muchas ideas relacionadas con los problemas de la época.
COMIENZO Y EXPOSICIÓN
El autor debe escoger un punto de partida satisfactorio ya que sus personajes y sus
circunstancias tienen, presumiblemente, antecedentes. “El escritor quiere irrumpir en su historia
en un punto que conduzca bastante rápida y lógicamente al momento crucial” (The writer wants
to strike into his store at point which Hill lead fairly quickly and logically to the crucial
moment). (BW, pp. 64 -65.) Sin embargo, debe proporcionarse alguna información acerca de
quiénes son los personajes.
La oración inicial de Amalia dice así: “El 4 de mayo de 1840, a las diez y media de la
noche, seis hombres atravesaban el patio de una pequeña casa de la calle de Belgrano, en la
ciudad de Buenos Aires” (p. 3). Obviamente comenzamos en medio de una acción, aunque la
naturaleza de la misma no es inmediatamente evidente. Lo específico de la fecha será significante
para un lector que sepa historia argentina, pero no ayuda mucho si no se entiende, desde el
comienzo, que la historia pertenece a un contexto histórico. La fecha adquiere significado si se la
considera en secuencia con una “Explicación” precedente del autor (p. 1). Esta nota se refiere al
uso del tiempo pasado a pesar de la ligera diferencia entre el momento de los acontecimientos y
el momento de la composición; también revela que Mármol es consciente respecto a la
significación del período histórico del cual se trata. En otras palabras, el autor proyecta su novela
en un tiempo futuro, cuando será una novela histórica. El efecto de la fecha, sin embargo –si no
se tiene en cuenta el contexto histórico-, cambia por el “a las diez y media de la noche” que sigue
inmediatamente. Esta introducción es más indicativa de una novela de crimen que de una novela
histórica, y es, por eso, un comienzo apropiado para la intriga sostenida, que es la base de la obra
como un todo.
Mármol “irrumpe en su historia” escogiendo el momento en que Eduardo y sus
compañeros están comenzando el proyectado escape a Montevideo. El autor puede, en verdad,
avanzar rápidamente al punto crucial. En cuanto a la exposición que justifica el comenzar en este
punto, Mármol está inicialmente más interesado en explicar la situación que en identificar a los
personajes. Nos hace conscientes inmediatamente de las precauciones necesarias, identifica a
Rosas como el peligro del cual escapan los hombres, e introduce la consideración de si es mejor
escapar de Buenos Aires y luchar contra Rosas desde el exterior, o quedarse en Buenos Aires y
luchar contra él desde el interior. Una vez que estos asuntos quedan claros, Mármol pasa a la
identificación de sus personajes. Es típico del procedimiento narrativo de Amalia que la
identificación sea retenida hasta que la situación se haya aclarado. El propósito es,
aparentemente, crear un suspenso secundario. Obviamente, las referencias a los individuos
algunas veces llegan a ser extrañas –por ejemplo, “el compañero del joven que conocemos por la
distinción de una espada a la cintura, dijo a este” (p. 3). Después de que todos los fugitivos han
sido identificados de manera similar, el autor introduce a cada uno por su nombre, con
información biográfica adicional. Este procedimiento interrumpe el fluir de la trama como
historia de misterio, pero, por otro lado, aumenta la satisfacción que proporciona como recuento
histórico.
DESCRIPCIÓN Y AMBIENTE
No es suficiente que la descripción y el ambiente sean realistas; deben también hacer una
contribución sustancial a la historia (BE, pp. 647 – 648). El ambiente del primer capítulo de
Mármol corresponde a Buenos Aires, con el enfoque cambiando de una parte central a un área
aislada, cerca de la orilla. La descripción nombra calles y menciona otras localidades, creando así
un tono de autenticidad. Al mismo tiempo, la referencia a la hora de la noche precede a la
mención de un zaguán oscuro; luego, la descripción de Buenos Aires como una ciudad con espías
en cada escondite aumenta el ambiente sombrío, que llega a ser aún más intenso en el área del río
descrita como “desierta y salvaje” (p. 4). Con todo, la descripción crea una sensación
presentimiento, muy apropiado para el comportamiento de capa y espada de los personajes y para
la generalmente estridente indicación de peligro que conduce al ataque mismo. Vale la pena hacer
notar que la descripción sirve tanto a los factores históricos como de intriga de la novela.
La acción de la escena del ataque domina el ambiente; pero cuando Daniel le ayuda a
Eduardo a ir en dirección a la casa de Amalia, el ambiente llega a ser lúgubre de nuevo. La
descripción de la casa misma (muy breve en el primer capítulo) es un asunto enteramente
diferente. Sugiere la idea de lo que el autor considera buen gusto y por eso proporciona el marco
perfecto para el retrato altamente idealizado de Amalia, hecho por Mármol. Es también el refugio
perfecto para el aristocrático Eduardo. Ha sido salvado de una muerte casi segura y se le ha
reinstalado en su elemento. Este ambiente adquiere importancia considerable en la novela como
un todo porque se desarrolla en contraste con la crudeza de los alrededores de Rosas.6
6
Véase Viñas, “Mármol”.
ATMÓSFERA
SELECCIÓN E INDICACIÓN
Brooks y Warren diferencian estos dos fenómenos al señalar que el momento clave es el
“momento de iluminación para toda la historia” (moment of ilumination for the whole history)
(BW, p. 651), y podría o no ser lo mismo que el episodio decisivo en un sentido físico (el
clímax). En el primer capítulo de Amalia, el instante del ataque a traición a los prófugos puede
ser considerado como el momento clave porque muestra cómo funciona el régimen y por lo tanto
sintetiza en gran mediad la experiencia del capítulo y de la novela como un todo. El clímax, por
otra parte, es la aparición inesperada de Daniel cuando Eduardo está a punto de ser acabado por
sus adversarios.
Sin embargo, se considera que el momento clave tiene mayores implicaciones por incluir
el germen de la historia: “contiene en sí mismo, por implicación al menos, la significación total
de la historia” (contains in itself by implication at least, the total meaning of the history) (BW, p.
651). De acuerdo con esta definición el momento del ataque no llenaría los requisitos porque no
sugiere la posibilidad de una situación mejor. En el primer capítulo, esta posibilidad de cambio se
agrega a la significación de la historia cuando Eduardo se refugia en la casa de Amalia; en la
novela como un todo se logra efecto similar, de una manera limitada, por el escape a Uruguay y,
en una escala mayor, por la esperada victoria del ejército liberador,
Brooks y Warren señalan que si el autor no ha decidido cuál es el momento clave, o si el
momento no es verdaderamente un momento de iluminación, la estructura de la historia será
suelta y vaga (BW, p. 651). Este es claramente el caso en el primer capítulo d Amalia y es aún
más claramente válido para la novela como un todo. La significación del libro no es vaga en el
sentido de que el lector no sepa lo que está pasando; la vaguedad se relaciones con la falta de
simetría de la novela. Hay varios momentos climáticos en Amalia –situación casi obligatoria en
una novela por entregas. El más importante en el contexto de toda la novela ocurre cuando la
cuñada intrigante de rosas descubre que Eduardo es el hombre que escapó del ataque de sus
agentes. Este incidente es un elemento importante del factor de intriga de la novela. Otro
momento climático es la retirada del ejército de liberación de Lavalle. Este incidente pertenece
más al componente histórico y el lector lo experimenta menos íntimamente. Ninguno de estos
incidentes, ni ningún otro momento de Amalia, podría propiamente ser escogido como un
verdadero momento de revelación. Sin embargo, como el significado total de la historia depende
del contraste, dos momentos pueden servir juntos: la descripción de la casa de Amalia y la
descripción de Rosas en su oficina y a la hora de comer. Estos pasajes vienen bastante temprano
en la novela y parecen más la base del contraste que un momento de revelación; sin embargo, sí
incorporan mucho de lo que trata el libro. Viñas ve este contraste como indicativo de un
fenómeno social importante. Rosas se asocia con la rusticidad, Amalia con la urbanidad. Estas
correspondencias son, a su vez, asociadas con el americanismo y el europeísmo. Su síntesis, que
ha sido un objetivo de los románticos argentinos, cambia a polaridad bajo el régimen de Rosas.
En Amalia, de acuerdo con Viñas, la línea Rosas – rústico – americano se vuelve odiosa, y la
línea Amalia – urbano – europea llega a ser un ideal frustrado.7
CONFLICTO
La exposición de Viñas de la polaridad Amalia – Rosas expresa muy bien el conflicto que
es central en la experiencia de la novela. Se sugiere en el primer capítulo cuando primero vemos
a Amalia en el papel de proporcionar refugio a Eduardo. Este conflicto realza la importancia del
factor intriga en Amalia como base para el proceso narrativo. Hay otros conflictos menos
directamente relacionados con la historia misma. Sabemos que hay un conflicto ideológico entre
unitarios y federales, pero la ideología misma es casi enteramente externa a la acción de la
novela. Otro conflicto relacionado es el interrogante de si es mejor luchar contra Rosas desde
adentro o refugiarse en otro país. Este asunto se representa temprano en el primer capítulo, como
parte de lo que Eduardo dice a uno de sus compañeros en busca de refugio. La decisión tiene
tanto un componente moral como uno táctico, pero la vitalidad de este conflicto es generalmente
eclipsada por la necesidad de escapar del terrorismo.
Brooks y Warren señalan que el desarrollo del conflicto conduce al momento de
iluminación, el “momento clave” (key moment) (BW, p. 652). En general, esto es lo que ocurre en
el primer capítulo de Amalia, con ciertas reservas debido a la incertidumbre de Mármol respecto
al momento de revelación. En el libro, como un todo, el momento de revelación (las
descripciones de la casa de Amalia y de la oficina de Rosas, consideradas en conjunto) viene
demasiado pronto en la novela para ser la culminación del desarrollo del conflicto. Sin embargo,
el conflicto ha sido presentado, en efecto. Por esto, experimentamos el mensaje esencial de la
novela muy temprano, en la primera de sus cinco partes. Posteriormente, el mismo mensaje se
repite en muchas ocasiones –o sería mejor decir que el mensaje esta presente constantemente.
Una diferencia fundamental entre el primer capítulo y la novela como un todo debe señalarse en
conexión con esto. Si tomamos el acto de encontrar refugio en la casa de Amalia como el
momento clave del capitulo, entonces el capítulo como unidad independiente tiene una resolución
satisfactoria a favor de Amalia en la polaridad Rosas- Amalia. La novela como un todo, sin
embargo, termina en la frustración del lado relacionado con Amalia – urbano – europeo.
COMPLICACIÓN
7
Ibid., p. 133
la tensión, pero no hay progresión regular. Uno de los episodios principales –el descubrimiento
de Eduardo por la cuñada de Rosas- viene un poco después de la mitad de la novela y anuncia
bastante claramente que no es probable un final feliz. La complicación efectiva podría haberse
desarrollado más allá de este punto por un uso más imaginativo de materiales históricos; sin
embargo, con frecuencia Mármol escogió citar documentos históricos en vez de transformarlos en
experiencia literaria –probablemente porque su justa indignación lo persuadió de que una
presentación de “los hechos” sería más convincente que la narrativa misma . este procedimiento
cambia el interés de la experiencia literaria, que va de la concentración en incidentes a la
concentración en Daniel. Su actividad frenética y su talento para la intriga caracterizan a una
persona excepcional que hace la novela vital.
PROYECTO Y PAUTA
La narración eficaz se caracteriza por un fenómeno que es algo así como la repetición.
Los incidentes no se repiten en realidad, sino que cada incidente en una secuencia s refiere a un
asunto central y recuerda los asuntos precedentes. El procedimiento narrativo de Mármol se
adhiere a este principio; la asimetría en el esquema de Amalia se produce por una falta extrema
de equilibrio en la intensidad de los episodios o por una desviación de la línea principal de
desarrollo (el factor de intriga).
Brooks y Warren dicen que “el escritor de una historia tiene que responder a demandas
conflictivas al hacer su proyecto, la demanda de variedad por un lado, y la demanda de repetición
por el otro” (the writer of a store has to fulfill conflicting demands in creatig his pattern, the
demand for variety on the one hand and the demand for repetition on the other) (BW, p. 655). La
satisfacción de este principio puede verse más claramente si pensamos que los incidentes se
relacionan siempre con la campaña de Daniel por salvar a Eduardo. Es verdad que connotaciones
múltiples expanden este acto en un asunto muy omplicado, pero la base de la intriga es tentativa
de rescate. En el primer capítulo hay tres incidentes principales: la intervención de Daniel en la
pelea a espada, su éxito al resultar ser más listo que dos de los enemigos y al adueñarse de un
caballo, y su entrega de Eduardo al cuidado de Amalia. Estos tres incidentes están directamente
relacionados con el rescate, pero las circunstancias ofrecen gran variedad: violencia pura,
embustes cómicos, delicadeza femenina. Repetidamente en la novela como un todo, los
incidentes pueden reducirse al propósito básico de salvar a Eduardo y la variedad es considerable.
En el primer capítulo, la asombrosa intensidad de la pelea a espada la pone fuera de balance
respecto a los otros don incidentes, y los comentarios sobre las condiciones de la época más que
acentuar resultan estar de por medio, en tal forma que la pauta llega a ser desordenada. Esta
característica se manifiesta aún más en la novela como un todo porque las intervenciones del
autor no constituyen una pauta que corresponda al desarrollo narrativo, sino que parecen más
bien corresponder a su impulso en un momento dado. Por otra parte, siempre hay una conciencia
del hilo de la intriga (e interés en Daniel).
DESENLACE
La identificación del desenlace como “el momento de éxito o de fracaso” (the momento f
success of failure) (BW, p. 655) es especialmente interesante en una comparación del primer
capítulo de Amalia con la novela como un todo. Cuando Daniel introduce al herido Eduardo en el
asa de Amalia, tiene éxito en lo que se refiere al primer capítulo. Si leemos el capítulo sin
referencia a su contexto histórico, el único factor de suspenso que permanece al final del capítulo
primero es el hecho de que Eduardo necesita atención médica. El terminar el capítulo en tal forma
de una transición pobre al próximo episodio de una novela por entregas. Obviamente, la
conciencia del contexto proporciona suspenso que aumenta el interés en los acontecimientos.
El esfuerzo exitoso de rescate en el primer capítulo se convierte en fracaso trágico en la
novela. El desenlace es muy claramente el resultado final de los esfuerzos de Daniel por salvar a
Eduardo. Los hechos históricos presagian el desenlace cuando Daniel se entera de que el ejército
de Lavalle ha regresado. Él sabe que debe ayudar a Eduardo (y a otros) a salir del país. El
terrorismo del momento se mueve más rápidamente que él; rufianes federales saquean la casa de
Amalia (destrucción del de Amalia de la polaridad explicada por Viñas) y asesinan a Eduardo.
Amalia muere o se desmaya (la palabra clave es “exánime”, p. 427), y Daniel es gravemente
herido. Mármol prefiere dejar en la oscuridad el destino preciso de estos dos personajes.
Es importante notar, en conexión con el desenlace de la novela, que la historia de amor de
Amalia y –Eduardo es de escasa o ninguna importancia funcional. La línea de intriga, centrada en
Daniel, es persistentemente dominante, y el factor histórico se relaciona con la historia de amor al
usar a Daniel como agente. El idilio Eduardo – Amalia es más importante para el ambiente que
para la trama, porque sirve principalote para aumentar el refinamiento y la sensibilidad que
contrastan con la vulgaridad de los federales.
CARÁCTER Y ACCIÓN
ENFOQUE EN EL INTERÉS
El problema comprendido aquí es cómo el autor enfatiza respuestas a varias preguntas que
tendrá el lector: ¿Quiénes son estas personas? ¿Cuál es la situación? ¿Cuándo está ocurriendo?
¿Por qué está sucediendo? ¿Qué significa? Como no pueden responderse todas las preguntas al
mismo tiempo, la experiencia de la lectura se ve afectada por la ordenación de estas exposiciones
y por la importancia relativa dada a ellas.
Obviamente el autor de Amalia considera que el cuándo es información esencial ya que
abre la novela con una declaración directa del año y del día. Esta fecha es de importancia
inmediata únicamente si la historia se lee con conocimiento del contexto histórico. La hora de la
noche, que sigue a la fecha, se relaciona más con el qué está sucediendo (el intento de escape)
que con la cronología histórica. Al terminar el primer párrafo, Mármol identifica el dónde como
una calle particular de Buenos Aires. Poco después, el qué (escape del régimen de Rosas) y el
por qué se aclaran. La información del quién se retiene por más tiempo –no porque sea la menos
importante, sino porque es un medio de crear suspenso.
A lo largo de la novela, Mármol mantiene al lector informado con respecto al paso del
tiempo. Indudablemente esta información es útil para los lectores que conocen el contexto
histórico; es también útil como recurso narrativo porque compensa parcialmente por el hecho de
que Mármoles desvía de la línea de la trama. A medida que se desarrolla la novela, el qué llega a
ser mucho más importante que cualesquiera otra de las preguntas, porque la sensación de terror
escapa de los límites de tiempo y espacio.
“El problema del enfoque del personaje puede expresarse así: ¿de quién es la historia?”
(The problem of the foccus of charcter may be stated thus: whose store is it?) (BW, p. 658). Los
acontecimientos pueden ser importantes para una sola persona o para un grupo de personas de las
cuales se ha escogido una en particular. Brooks y Warren afirman que el autor se enfrenta a esta
pregunta y también a otra relacionada: “¡el destino de quién está realmente en juego?” (whose
fate is really at stake?) (BW, p. 659).
El primer capítulo de Amalia es claramente la historia de Eduardo hasta que Daniel
interviene para rescatarlo. Desde este punto hasta el final del capítulo, Daniel es la figura
dominante. Aun así, todavía es aparentemente el destino de Eduardo el que en realidad está en
juego. Este hecho es importante porque revela mucho acerca de las prioridades del autor en
cuanto a lo que era probablemente su concepción original de la novela. Eduardo pertenece a la
línea idealizada del refinamiento, representada principalmente por Amalia. La pasividad que le
causa su herida está enteramente de acuerdo con su contribución al mensaje de la novela.10
En la novela como totalidad, la historia es de Daniel. La invención de Daniel por Mármol
evita que la novela se convierta en un contraste estático. Aunque tal contraste puede haber sido la
base del plan original del autor, debe haber inventado a Daniel como una persona en quien la
historia podría enfocarse. Por interesante que parezca, no podríamos decir sin dificultad que es el
destino de Daniel el que en realidad está en juego, ya que sus actividades van dirigidas a salvar a
Eduardo y a los demás. En efecto, no es muy exacto pensar en Daniel aun como una persona
particular dentro de un grupo especial en el cual se enfoca la narración. Eduardo es un candidato
más probable para tal distinción.
¿Cuál es entonces, la relación de Daniel con el grupo con el cual está aliado? ¿En qué
forma lo enfoca el autor? Ghiano dice que Mármol usa a Daniel como su vocero (p. xxviii). Esta
descripción, sin embargo, sugiere una caracterización más mecánica que lo que es en realidad el
caso. Daniel no pertenece verdaderamente a ese grupo especial de personas porque dicho grupo
representa uno de los componentes señalados por Viñas en el análisis discutido bajo los
encabezamientos “momento clave y clímax” y “conflicto”. Él está de parte suya porque odia el
terrorismo del régimen. Sin embargo, el personaje de Daniel, tomado como un todo, se aproxima
a la síntesis mencionada por Viñas como la intención general que fue polarizada por Rosas. En
este sentido, él ciertamente es el personaje cuyo destino está realmente en juego.
Este problema, que puede ser extremadamente complejo en algunas piezas de ficción, es
de máxima simplicidad en Amalia: el punto de vista es el de un autor omnisciente. Sabe todo lo
que está sucediendo, y todo acerca de las personas que aparecen en la historia. Hay solamente un
tipo de situación en que tal omnisciencia no es asumida por el lector, y se trata entonces de un
artificio de narración excesivamente obvio: algunas veces el autor describe gente o situaciones y
observa evasivamente que “nosotros” no sabemos todavía quiénes son o de qué se trata. Es
bastante razonable pensar que el interés de Mármol en hacer hincapié en su punto le hace
“controlar” la novela, aun al extremo de parecer que usa la historia como una ilustración para su
discusión. Esta tendencia es el rasgo menos atractivo del libro, que, afortunadamente, es
rescatado por el factor inventado de la narración, principalmente la acción de Daniel y su función
en la intriga como agente unificador entre el componente histórico y la historia de amor –un
papel que se manifiesta a lo largo de la novela, incluyendo el primer capítulo.
DISTANCIA Y TONO
10
Uso “mensaje” según aparece en el diagrama del acto de comunicación de Jakobson.
El problema de la distancia se refiere a qué tan cerca el autor parece estar de sus
personajes. Mármol deja perfectamente claro, a través de declaraciones enjuiciatorias y de
actitudes obvias, que él está a favor de ciertos personajes y en contra de otros. Sin embargo,
realmente no está “cerca” de ninguno de ellos en ese sentido metafórico que hace que el lector
esté conciente de una intimidad narrativa. Por el contrario, Mármol parece bastante distante de
sus personajes (excepto hasta el punto en que Daniel parece representar las opiniones de Mármol)
e inclinado a presentarlos en escenas ilustrativas. La mayor distancia se siente cuando el narrador
usa “nosotros” en confabulación con sus lectores. Esos efectos son los mismos en la novela como
totalidad y en el primer capítulo como entidad independiente. Una sola excepción es la relativa
proximidad que se lleva a cabo cuando la narrativa cambia de tiempo pasado a tiempo presente
en el episodio de la pelea a espada del primer capítulo.
El problema de tono se refiere a los matices que un habitante puede dar a una expresión
cuando la dice. Aunque el autor no tiene la ventaja de los efectos del sonido, varios factores se
combinan para crear el tono en el procedimiento narrativo. Todos los aspectos de la distancia
contribuyen; la división tajante de los personajes en buenos y malos es un factor importante; el
elitismo desinhibido visto en las preferencias de Mármol indica su disgusto por la vulgaridad de
la gente de Rosas. Este snobismo militante puede ser resultado de la polaridad señalada por Viñas
y posiblemente no una actitud fundamental de Mármol, pero ciertamente es un aspecto del tono
de la novela. Frida Schultz de Mantovani, al describir al autor de Amalia toma una línea de sus
Cantos del peregrino y se refiere a él como “el más infortunado y ofendido”.11 Esta descripción
parece particularmente significante si se entiende que no indica autocompasión sino justa
indignación, y especialmente si tenemos en cuenta la idea del individuo romántico puesto entre la
espada y la pared.
Mármol manifiesta su frustración al escribir que el novelista no puede posiblemente
mostrar qué tan mala era realmente la situación (pp. 389, 425, por ejemplo).
ESCALA Y PASO
11
Fryda Schultz de Mantovani, Apasionados del nuevo mundo, p. 36.
den los hombres de Rosas y el valor de Eduardo, pero este propósito podría haberse logrado
mejor desplazando algún énfasis a la significación de Amalia y a sus alrededores.
Este cambio particular podrá hacer poca o ninguna diferencia en la novela como un todo
porque el siguiente capítulo describe el refugio de Eduardo en gran detalle. A lo largo de la
novela, Mármol usa el sumario, la narrativa y la escena, pero presuntamente sin estar
particularmente consciente de sus diferentes funciones. Es un hecho que estos tres métodos
pueden usarse para evitar el aburrimiento (el uso de uno solo produce un efecto muy extraño); sin
embargo, la elección de Mármol no debe de haber respondido a tener tal conciencia del principio,
sino más bien a un alternante sentido de urgencia, algunas veces con respecto a exponer sus ideas
y algunas otras en conexión con el instinto de novelar. Los principios de escala y paso están
relacionados con la asimetría de Amalia, señalada antes de este análisis.
Es claro que la asimetría de Amalia es un defecto narrativo. Puede admitirse que si los
episodios de una novela por entregas son leídos separadamente, el episodio bien construido es
más importante que la novela bien construida. Por otra parte, es importante recordar que Mármol
escribió con la posteridad en mente, aunque Amalia sirvió al propósito inmediato de animar a los
exiliados argentinos en su lucha contra Rosas (p. 1). Es interesante que la falta técnica más obvia
de la novela esté muy estrechamente relacionada con uno de sus mayores triunfos: la
incertidumbre de Mármol respecto al “momento clave” produjo una novela vagamente
construido, pero también puso énfasis temprano en la polaridad representada por le componente
de Amalia – lo urbano – lo europeo contra el lado de rosas – lo rústico – lo americano, la
expresión más profunda del conflicto de la novela.
De acuerdo con Brooks y Warren, el desarrollo del “conflicto” debería conducir al
“momento clave”, al momento de iluminación. La presentación de la polaridad Amalia – Rosas
viene demasiado pronto en la novela para ser la culminación de un proceso; la escena del primer
capítulo en la casa de Amalia es pronto seguida por el famoso retrato de la bestialidad de Rosas.
A partir de este punto, e conflicto es patente, aunque podría ser expresado de diferentes maneras.
El momento de iluminación se experimenta cuando el conflicto llega a ser evidente. Sin embargo,
el proceso narrativo de Amalia efectúa la “complicación” conveniente con gran éxito al
desenvolver una serie de incidentes que crean la experiencia de terror por opresión. La intensidad
de la sensación se logra más por un efecto acumulativo que por una serie de acontecimientos en
la cual cada uno de ellos es más aterrador que el anterior. Con respecto a la “pauta”, el narrador
funciona admirablemente. En la secuencia de acontecimientos, suministra una variedad de
situaciones, pero el objetivo último es consistentemente salvar a Eduardo. Por eso, podría verse
que la asimetría de Amalia no es causada por un diseño irregular de la trama, sino por el afán del
autor de hacer claro el caso. De nuevo, en conexión con esto, una deficiencia en un orden
produce un efecto excelente en otro –el afán de Mármol por hacer que los hechos sean conocidos
lo llevó a introducir documentos reales en el texto narrativo, y este procedimiento disminuye el
interés en los acontecimientos históricos que tienen lugar, mientras que aumenta la atención en
Daniel como el héroe ideal.
La caracterización de Daniel es, indiscutiblemente, el logro más grande de Mármol como
narrador. Este joven de acción relaciona el factor de la intriga con el material histórico y la
historia de amor. Sin embargo, su papel va más allá de ser un recurso unificador –Daniel es el
héroe romántico perfecto. El narrador representa en bajo perfil la importancia de Daniel como
enamorado y le asigna ese papel del maquinador ingenioso que puede resolver los problemas, del
ubicuo hombre secreto, luchador incansable y noble ser humano que trasciende las afiliaciones de
partido para estar al lado de la justicia. En este papel, Daniel es el héroe de todos y el alma de la
intriga de la novela. Sobresale de todos los demás porque, como Brooks y Warren lo señalan, el
carácter se presenta mejor a través de la acción. El conflicto básico era bastante real en la cultura
argentina, y ciertamente Amalia es importante por esa razón; sin embargo, podría haber sido, en
efecto, un asunto superficial, si el arte narrativo de Mármol no hubiera convertido el conflicto
básico en intriga, con Daniel en el centro, y desarrollado concurrentemente una sensación de
terror que existe en algún punto entre el odio y la náusea.