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NOTAS DE ESTUDIO
República de Colombia
Departamento de Nariño
Municipio de pasto
El léxico y los conectores 2 Luis Hernando Mutis Ibarra
AMARRAR UN ESCRITO
CONTENIDO
1. Competencia léxica
2. Amarre su escrito
3. Conectores para utilizar entre párrafos
1. COMPETENCIA LÉXICA
Los procesos cognitivos que intervienen en el aprendizaje, la incorporación y la
activación o el olvido del vocabulario son múltiples y complejos. La adquisición y uso del
vocabulario se optimiza a través de los aprendizajes formales que ha recibido el individuo,
pero también y sobre todo, por sus experiencias y su contacto con materias y temáticas
diversas. El vocabulario que se fija en nuestra memoria es el que hemos necesitado y usado
y el que más oímos y leemos.
La enseñanza de la lengua tiene que plantear el aprendizaje del léxico de una manera
paralela a la adquisición que supone el contacto con la realidad y con el resto de materias
educativas. Por eso, su función no es la de ampliar solamente el bagaje léxico de los
alumnos, sino también sus conocimientos sobre las características y el funcionamiento de las
palabras como unidades, en todas sus dimensiones.
Palabras, expresiones, etc., son unidades reales en la conciencia de los hablantes
desde los primeros años de aprendizaje de la lengua. Mucho antes de adquirir conocimientos
teóricos gramaticales, los niños son capaces de cambiar el orden de las palabras, de
combinarlas, de formar listas y de escribirlas por separado.
a) Una unidad lingüística que, por lo tanto, puede ser descrita desde el plano
fonológico, morfológico, semántico y sintáctico.
b) Una unidad del discurso lingüístico, base de la comunicación. Las palabras son
constituyentes básicos de las oraciones y del texto.
c) Una unidad pragmática del acto comunicativo, que va acompañada de elementos no
verbales (gestos, entonaciones, etc,) y que se utiliza para expresar un pensamiento y para
desarrollar un acto de habla.
d) Una unidad referencial que relaciona la expresión con el mundo real para hacer
referencia a objetos, procesos, cualidades, acciones, ideas, etc.
conocimiento de las palabras y de los conceptos a los cuales se refieren, como en las
diversas estrategias para usarlos con eficacia y adecuación. Conocer una palabra implica:
1. Pronunciación y ortografía: Conocer los sonidos y los fonemas que la forman. Saber
reconocerla oralmente y poder pronunciarla. Conocer sus letras. Saber descifrarla y
escribirla.
2. Morfología: Conocer y usar correctamente todas sus formas: flexión (género,
número, persona, tiempo, etc.). Conocer su composición; sufijos, prefijos, palabras
compuestas, etc. Conocer otras palabras relacionadas formalmente con ella.
3. Sintaxis: Saber usarla en contexto. Conocer la categoría, las subcategorizaciones,
los regímenes verbales, etc. y todas las reglas que regulan su uso sintáctico.
4. Semántica: Conocer su valor semántico: acepciones diversas, usos figurativos, etc.
Conocer su valor semántico según el contexto lingüístico. Conocer su significado denotativo y
su valor connotativo. Relacionarla con un concepto asociado a un elemento real. Relacionarla
semánticamente con otras unidades lexicales.
5. Pragmática: Usarla como parte de un texto en relación con un contexto. Usarla para
conseguir un propósito determinado.
6. Sociolingüística: Conocer su valor dialectal y de registro. Usarla de forma adecuada
a la situación comunicativa
Estos conocimientos podrían ser más completos e incluir informaciones sobre la
etimología de la palabra, sobre usos especiales y populares que haya podido tener (y que le
otorgan unas determinadas connotaciones culturales), equivalencias con otras lenguas,
versiones variadas según los usos (así, asín, asina, etc.), que no son imprescindibles pero
contribuyen al uso más esmerado de las posibilidades de una palabra.
Un criterio cualitativo para valorar el dominio del léxico es la distinción entre
vocabulario activo y vocabulario pasivo, relacionada directamente con las habilidades
receptivas y productivas. El vocabulario pasivo engloba las palabras que un individuo es
capaz de comprender, y no solamente incluye las palabras almacenadas en su memoria sino
también las que podría comprender si se presentara la ocasión, gracias a su relación con
otras palabras o a la capacidad personal de asociación de ideas o de inferencia. En cambio,
el vocabulario activo agrupa las palabras que una persona utiliza al hablar y escribir en su
vida cotidiana, según su formación y sus actividades.
Por eso, el vocabulario pasivo es mucho más amplio que el activo. Incluye todas las
palabras y expresiones que comprendemos pero que no solemos utilizar: léxico de las
variedades dialectales no propias, palabras que designan realidades lejanas a la personal,
terminología específica que no usamos habitualmente, etc.
Otra distinción que se suele hacer es la de vocabulario general y específico. El primero
es el utilizado en las actividades cotidianas y en los usos sociales más generalizados de la
lengua. El segundo sería el especializado de temas o campos técnicos (informática, física,
derecho, etc.), que se domina por razones de actividad profesional.
Es difícil definir los conjuntos con exactitud para llegar a pronosticar qué palabras son
imprescindibles (vocabulario general o básico, potencialmente activo) para todos los
hablantes de una lengua. Los autores y equipos que han confeccionado niveles umbral (o
nivel mínimo de supervivencia en una lengua), han elaborado listas de palabras más
frecuentes o necesarias, pero a menudo los múltiples criterios hacen que no lleguen al mismo
número de palabras o que no recojan las mismas palabras. Incluso los conceptos frecuente y
necesario son relativos.
El léxico y los conectores 4 Luis Hernando Mutis Ibarra
2. AMARRE SU ESCRITO
Nada mejor que los famosos conectores, aquellos inseparables amigos de sus
párrafos, que le permitirán articular y relacionar las partes de su texto escrito. La carencia de
ellos, causara cierta sensación de desorganización y aislamiento entre ideas y párrafos. Su
exceso, terminará por saturar el escrito y por fatigar y, en el peor de los casos, confundir al
lector. Así que, debe existir un equilibrado manejo de los conectores, que impriman un buen
ritmo al texto y a la vez logren la entera comprensión de quien lee. Basta con encontrar
expresiones o conectores que sean válidos para las frases o párrafos que desee relacionar y,
lo más importante, asegurarse de que sean de lógica comprensión para el lector.
Numerosos estudiosos han aportado a la ligüística con conectores que, seguramente
usted habrá utilizado o irá a utilizar para un ensayo. Las categorías y conectores lógicos más
usados son los que se enlistan a continuación:
De relación» causa-efecto: entonces, por lo tanto, Su por ende, por consiguiente, por
tanto, así que.
De tiempo: primero que todo, antes que nada, cuando, luego, después, finalmente,
para concluir.
Fórmulas para introducir citas, notas o alusiones: Según X “….”, para opinión neutra: X
afirma que “…”, para valorar una idea: de acuerdo con X “…”, para desvalorizar una idea: X
pretende, insinúa que “…”
Fórmulas concesivas: Reconozco que…, Pero…, Tengo que admitir que…, Sin embargo…