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TELECRECIENDO EN

PERDÓN

EN NUESTRA VIDA APRENDAMOS TODOS


A PERDONAR
DE IDA Y VUELTA
Algunas cosas que hacen los demás nos disgustan, nos causan molestia,
malestar o sufrimiento. Nosotros también realizamos ciertas acciones que
no les gustan a los demás y pueden ocasionarles perjuicios. Los ejemplos
son muy variados y, por desgracia, bastante comunes dentro y fuera de la
casa: palabras ofensivas, mentiras, agresiones físicas, promesas que no se
cumplieron cuando se debía hacerlo, enojos o gritos. En el mejor de los
casos es obligación de todos nosotros evitar esta clase de acciones
mediante la bondad, la sinceridad, la empatía y el autodominio, no
dañar nunca a los otros ni permitir que los otros nos causen daño. Pero
cuando ese daño ocurre hay una acción que abre nuevas oportunidades: el
perdón, que consiste en olvidar el mal que nos causaron los demás, o en
pedirle a los demás que olviden el mal que les causamos nosotros.

Cuando alguien nos disculpa por algo que le hicimos, sentimos que somos
libres de nuevo y contamos una vez más con la confianza de esa persona.
Cuando nosotros disculpamos a alguien por el mal que nos hizo, nos
deshacemos de una carga pesada que impide desarrollarnos. El extremo
contrario del perdón, la venganza, sólo hace más honda la pena y el
sufrimiento del inicio. El perdón es una fuente de alegría y aprendizaje que
contribuye a construir un mundo más tranquilo y feliz en el que todos nos
acostumbramos a dar y esperar lo mejor de los demás.
¿CÓMO PEDIR PERDÓN?
Cuando pedimos perdón a alguien es porque nos detuvimos a pensar
cómo puede sentirse por lo que hicimos. Esos pensamientos a veces
causan vergüenza. Pedir una disculpa quita ese malestar y hace que la
otra persona se sienta menos mal porque se da cuenta que nos importa
y queremos arreglar las cosas con ella. ¿Cómo hacerlo? Existen muchas
formas de pedir perdón, lo importante es que salgan del corazón: “Me da
pena haberte gritado”, “lamento haber perdido el radio que me
prestaste”, “discúlpame por haberte mentido”… Es muy probable que
estas expresiones motiven una respuesta igual de sincera: “La verdad
sentí muy feo que me gritaras, ¿por qué lo hiciste?” y así puede
comenzar un diálogo que nos ayude a perfeccionar y fortalecer nuestras
relaciones.

Pero no creas que todo se arregla con palabras… En ocasiones tenemos


que reparar el daño que causamos (por ejemplo, reponer un objeto que
dañamos) y comprometernos a no causarlo de nuevo. A veces también
hay que tener paciencia para que la otra persona olvide lo que le
hicimos y comprenderla si tal vez ya no quiere estar cerca de nosotros.
Lo que siempre hay que recordar es que perdonar y pedir perdón son un
plan de superación y crecimiento sin límites: al perdonar y al pedir
perdón serás una mejor persona; con esas actitudes simplemente estás
haciendo que crezca tu amor por quienes te rodean.
MINI-RELATO: EL PULGAR
RENCOROSO
Los dedos de una mano eran amigos. El dueño de
la mano empezó a hacer un trabajo de herrería y a
pesar del cuidado que ponían los dedos, el pulgar
se lastimaba. Los otros dedos le pedían disculpas y
él los perdonaba, pero luego decidió apartarse. Al
principio iba recto y separado, una posición tan
rara que el dueño tenía que esconder la mano en
el bolsillo. El pulgar entendió que era su culpa y
pidió perdón a los otros dedos. Éstos lo aceptaron
pues sabían que todos podemos equivocarnos.
Desde entonces los dedos trabajaron juntos y la
mano salió del bolsillo donde estaba  escondida.
PROBLEMAS PARA PENSAR
La mejor forma de aceptar un error que cometimos es
aprender a perdonar los errores que cometen los demás.
Este ejercicio sirve para conectar esas dos acciones:

Esta reflexión nos enseña que perdonando a los demás, puedes


aprender a aceptar tus errores y aceptando tus errores puedes
aprender a perdonar a los demás.
ACTIVIDADES PARA EL
PERDÓN
– Se trata de perdonar a la persona que te haya hecho más
daño y desear que le ocurra lo mejor.

• Piensa si, aparte del daño que te hizo, tienes algo bueno
que reconocer o agradecer de ella.
• Escribe todos esos elementos positivos en una lista.
• Ahora imagínate qué es lo mejor que podría pasarle a esa
persona y cómo podría ser más feliz.
• Escribe esas ideas en una lista donde se incluya todo lo
más bonito que imaginas para tu propia vida.
• Todos los días, durante cinco minutos, piensa en cosas
buenas para esa persona.
• Sigue con el ejercicio hasta que, al pensar en ella, no
sientas molestias o inquietud.
• Si ves a diario a esa persona, no pases mucho tiempo con
ella, pero recuerda tus buenos sentimientos.
• No esperes que cambie porque la perdonas: ¡el perdón es
simplemente un regalo que tú le das!
ORANDO EL VALOR
Jesús,
sé que he actuado mal,
sé que no he hecho lo que tú
esperas de mí,
sé que con mi forma de actuar
me he alejado del camino de tu
amor.
Me sabe mal haber actuado así
porque tú me amas,
y tu camino es el camino de la
felicidad.
Jesús, te pido perdón,
y te pido tu fuerza
para vivir como tú viviste. Amen

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