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litado

1951 ;

Press, 10 La poesía neoclásica


La reacción seudoc1ásica en la poesía
Corrientes más importantes
,/ution,
Aunque con notable retraso respecto de Europa, la cultura de los países hispano­
americanos se incorpora al gusto del neoclasicismo, surgiendo en la segunda mitad del
~, 1953. siglo XVIII un nuevo humanismo, cuya principal característica es la de representar
una violenta reacción contra el culteranismo que se había enseñoreado durante los
siglos XVII y primera mitad del XVIII. La lucha contra los alambicamientos del
gongorismo y de la filosofía del barroco, ya iniciada tímidamente en la época del
" 1957.
rococó, se reanima con fuerza hacia mediados del siglo XVIII, respondiendo a las
causas siguientes:
a) La tremenda labor intelectual, de educación y divulgación mantenida por los
jesuitas, que tendía a la restauración del equilibrio, armonía, claridad y balance del
gusto clásico.
b) La influencia de los neoclásicos españoles, cuyas obras estaban basadas en el
gusto francés, pues todavía eran muy firmes los lazos que nos ligaban a España.
c) Las reformas que en el orden político, económico, social y, sobre todo cultural,
había iniciado Carlos 111 asistido de sus grandes ministros, todos seguidores del
enciclopedismo. Si en el pensamiento y el ensayo la gran influencia es francesa con
algo de los españoles, en el verso es casi totalmente peninsular, posiblemente por las
semejanzas entre las condiciones sociales y políticas de la Metrópoli-que luchaba
contra la intervención francesa-y las de las colonisa. Las influencias más constantes
fueron: Meléndez Valdés, Quintana, Cien fuegos, Arriaza, Cadalso. En un segundo
plano: Jovellanos y Gallego, así como los fabulistas Iriarte y Samaniego. También
existe una fuerte influencia genera 1 de los clásicos, sobre todo de los latinos y de los
grandes poetas del Siglo de Oro español: Fray Luis ele León, Lope de Vega, Fernando
de Herrera, Garcilaso de la Vega. También se nota el influjo de los grandes poetas
franceses de la época.
Las características esenciales ele la poesía ele este período son las siguientes:

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LA POESíA NEOCLÁSICA

l. La poesía neoclásica representó una fuerte reacción contra el barroco y un ansia DIEGO JOsÉ ABAD (
de incorporar la nuestra a las más recientes venas poéticas europeas. Al abandonarse ALEGRE(1729-1788
los adornos y alambicamientos del barroco se cayó por lo general en el prosaísmo, malteco RAFAEL LA
ayudado también por el conjunto de reglas y preceptos a que estaba sometido el cuya ohra maestra
artista.
2. La poesía en general trata de seguir la elegancia académica propia de la época,
La poesía neoclási
así como su artificiosa retórica, producto del predominio de un preceptismo que se
decía basado en los clásicos, olvidando que los autores clásicos nunca usaron preceptos. Sus modalidades e,
3. Renacimiento de los estudios clásicos, porque la nueva tendencia postula una La vena lírica
vuelta a los ideales de la cultura griega y latina, aunque esta última es la más sobre­ A esta poesía escl
saliente. que se orienta por c
4. Influencia del ambiente político y social. La poesía asume intención de ex­ Desde el punto (
posición de la realidad americana en unos casos y revolucionaria y civil en otros. lírica escri ta en casi
Notable papel de la tradición indígena, así como del paisaje y de los tipos americanos. presenta. Hacia cu~
Asomo de un nacionalismo naciente, expresado en el culto al concepto de "patria". subjetiva e intimistG
Es evidente la dimensión panamericanista de esta poesía al cantar la naturaleza, al tipo; una poesía de.
hombre, las tradiciones, los problemas y héroes hispanoamericanos. El seudo­ realidad exterior de
clasicismo tendió a lograr una hermandad abstracta de Iberoamérica. coge las palpitacion
5. Nuestra poesía, si bien sigue las orientaciones generales de la escuela seudoclásica, y una cuarta orienl
se impregna de la realidad americana con un sello de originalidad y autenticidad folklórico, lo nativo
inconfundibles.
6. Comienza la descripción y admiración de la naturaleza americana.
La vena subjetiva e
7. Evidente presencia del sentimentalismo dieciochesco francés.
8. La fuerte y constante presencia de elementos románticos permite considerar la Fray José Manuel J
época neoclásica entre nosotros, realmente como un gran período pre-romántico. Ya hemos visto (
9. Hay un predominio de la poesía patriótica sobre la puramente lírica, de manera producción en latín,
que el verso en general tiene más valor histórico o sociológico que estético, salvo en los un breve instante dI
casos de Olmedo, Bello, Heredia y quizás Juan Cruz Yarela. tipo pastoril, suave,
10. Un balance de la escuela neoclásica demuestra que ella significó una apropiada quienes a su vez hat
reacción contra los excesos del barroco, que entre nosotros ya no daba más de sí franceses en busca de
abriendo el camino a nuevas formas poéticas. subjetivos y líricos e
Las corrientes más importantes de la poesía neoclásica son: José Manuel Martín
José María Gruesso
a. La poesía latina
La reacción clásic
b. La poesía neoclásica: lírica
sátira batir los excesivos re
fábula y el genuino neoclasi
corrientes existió una
La poesía latina con profusión de CI
pastoril y bucólica.
Es natural que en la época clásica existiera mucho interés por la poesía escrita en Quien verdaderam
latín, cuyo cultivo no había sido nunca interrumpido, sobre todo por parte de miembros desde la muerte de
del clero. La edad clásica produjo tres notables poetas latinos, los padres jesuitas NAVARRETE (1768-18

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LA POESÍA NEOCLÁSICA

.n ansia DIEGO JosÉ ABAD (1727-1779), mexicano de nacimiento; el padre FRANCISCO JAVIER
ionarse ALEGRE (1729-1788), el más insigne latinista de México; y, sobre todo el padre guate­
saísmo, malteco RAFAEL LANDivAR (1731-1793), el más importante de los tres poetas latinos,
~tido el cuya obra maestra tiene un acento hispanoamericano de que carecen los otros.

l época, La poesía neoclásica


) que se
Sus modalidades esenciales por el tema
oceptos.
La vena lírica
ula una
s sobre­ A esta poesía escrita en la lengua clásica del Lacio siguió la escrita en castellano, y
que se orienta por cuatro cauces distintos: la lírica, la sátira, la fábula y la dramática.
1de ex­ Desde el punto de vista de nuestro estudio la que más nos interesa es la poesía
notros. lírica escrita en castellano durante este período, porque es la que más ricos valores
~ricanos. presenta. Hacia cuatro vertientes distintas se orienta esta poesía lírica: una poesía
'patria" . subjetiva e intimista, expresiva de los sentimientos comunes a todo verso de este
aleza, al tipo; una poesía descriptiva en que se canta a la naturaleza física, al paisaje, a la
1 seudo­ realidad exterior de América; una vena patriótica, heroica, política o civil que re­
coge las palpitaciones políticas y sociales de la revolución y de la independencia;
oc!ásica, y una cuarta orientación compuesta por la poesía popular, que vicne a cantar lo
~nticidad folklórico, lo nativo, lo profunda y genuinamente del pueblo.

La vena subjetiva e intimista


Fray José Manuel Martínez de Navarrete
iiderar la
tico. Ya hemos visto que el neoclasicismo se mlCla en nuestra poesía con una rica
e manera producción en latín, principalmente cultivada por los padres jesuítas. Sigue entonces
lvo en los un breve instante de gran prosaísmo, desembocándose entonces en una poesía de
tipo pastoril, suave, arcádica, bucólica, insulsa, en la que se imita a los españoles,
.propiada quienes a su vez habían ido a la Edad Clásica de la península y a los neoclásicos
nás de sí franceses en busca de modelos. Más adelante surge la poesía expresiva de sentimientos
subjetivos y líricos en general. A esta orientación pertenecen José Manuel Sartorio,
José Manuel Martínez de Navarrete, José Fernández Madrid, José Antonio Miralla,
José María Gruesso y otros.
La reacción clásica se orientó en México hacia el prosaísmo como modo de com­
batir los excesivos retorcimientos del barroco, cuyo máximo representante es Sartorio
y el genuino neoclasicismo, representado principalmente por Navarrete. Entre ambas
corrientes existió una poesía artificiosa y sensiblera, llena de falsos pastores y pastoras
con profusión de Cloris y Amadas y con todo el tinglado de este tipo de poesía
pastoril y bucólica.
escrita en Quien verdaderamente recoge el cetro de la poesía mexicana que yacía abandonado
niembros desde la muerte de Sor Juana Inés de la Cruz, es Fray JOsÉ MANUEL MARTÍNEZ DE
s jesuitas NAVARRETE (1768-1809), considerado por la crítica moderna como el más genuino

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4
LA POESÍA NEOCLÁSICA

poeta neoclásico de México y el único auténtico continuador de la monja inmortal. Él


Sus églogas llena
y Sor Juana constituyen las dos más altas figuras de la poesía colonial de ese país. El
en la producción p
padre Navarrete fue el verdadero restaurador de la poesía lírica en México, después
realmente antológic
del prosaísmo constante de Sartorio. Nació en Zamora de Michoacán de familia
Más evidente es
hidalga, pero pobre. Hizo sus estudios en su ciudad natal y luego se trasladó a México.
extensa colección d
Abrazó la vida sacerdotal ingresando en el convento franciscano de San Pedro y
Todavía hoy existe
San Pablo en Querétaro. Estudió latin, teología y filosofía. Fue profesor de Latinidad
su espíritu religioso
en el convento de su orden y luego predicador, cura y guardián del convento. Era
escuela neoclásica. 1
hombre muy sencillo y modesto; amable y tímido; de grata y atrayente personalidad.
saint para quien su
Su vida carece de colorido e incidentes notables, siendo su obra poética lo más parece que fue la d¡
interesante alrededor de su existencia. Es el más genuino representante de aquella
sirvió de inspiración
poesía bucólica y pastoril, tanto del gusto neoclásico, que los epígonos de esta
los que se une lo triv
escuela supieron resucitar y a tal punto llegó su calidad en ella que fue nombrado
Valdés, por ejemplo
Mayoral de la Arcadia que se reunía en México, al considerarlo como el mejor
por ella se le ha juzE
poeta de México en esta época. Publicó sus primeras poesías en el Diario de México
Sus mejores y má
fundado en 1806 por don Carlos María Bustamante, que se constituyó en el órgano morales, religiosas y
extraoficial y divulgador de la nueva escuela neoclásica.
Aquí cabría mencion
Con el título de Entretenimientos poéticos se pu blicaron sus poesías en dos volúmenes
sale por sus apropiac
en México en 1823. Es fácil advertir cuatro tipos de poemas en ellas: una poesía
vale por su sana inspl
pastoril y arcádica; las anacreónticas o amatorias; las contemplativas de la naturaleza;
ideas que desea expre
y sus poemas morales, religiosos y elegíacos. Las primeras fueron casi todas escritas
y en sus "Ratos Tris
en la juventud del poeta y las otras, más ricas en fondo y hondura, en su madurez.
En el primer estilo sus influencias más directas son Garcilaso, Lope de Vega, Gil
Polo y su obra "La Diana enamorada" y Meléndez Valdéz, principalmente. A pesar
de estar por encima de cualquier poeta de su época, no alcanza a darnos la visión de
auténticos paisajes, ni las emociones y sensualidad lírica e idílica en la que fue maestro
consumado el primero de los poetas mencionados. Ejemplo de lo que acabamos de
decir se halla en la segunda égloga de "Las Flores de Clorila". Sin embargo, hay
En esta poesía expl
verdadero sentimiento de la naturaleza en su poema, también bucólico, "La mañana", y en expresiones del a
que comienza: muy cerca del español
a veces su hispanoan
Ya se asoma la cándida mañana "rivaliza con el autor
con su rostro apacible; el horizonte
parece una exageració
se baña de una luz resplandeciente
que hace brillar la cara de los cielos ... medio y tiene un puest
y el más alto de Méxic
üid esta estrofa tan llena de ternura filial de la propia composición: León.
El poeta tiene a rat<
.................... Mis hijitos, ciones; mezcla amen
después de recibirme con mil fiestas, vocabulario; sentido d
penderán de mi cuello: ciertamente cuerda sensible de su
que vendré a ser entonces como el árbol amorosa, apacible y de 1
de que cuelgan racimos los más dulces. de sus composiciones s
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LA POESÍA NEOCLÁSICA

1. Él Sus églogas llenas de Cloris, Celias, Anardas, Filis y otros nombres tan comunes
¡
s. El i en la producción pastoril, no valen gran cosa, salvo cuando se entresacan pasajes
pués realmente antológicos.
nilia Más evidente es la imitación de Meléndez Valdés en sus poesías amorosas. Su
~ICO.

ro y \ extensa colección de odas eróticas hace a veces dudar de la moral del franciscano.
Todavía hoy existe la polémica alrededor de este escabroso punto. Para algunos
lidad su espíritu religioso es irreprensible, ya que cantaba siguiendo la moda retórica de la
Era 1, escuela neoclásica. Pero otra cosa que se desprende de los estudios de Manuel Tous­
¡dad. saint para quien sus amores no fueron completamente imaginarios, pues su Clorila
más parece que fue la dama Josefa Camargo de Celia, y doña Dolores Viteli también le
uella sirvió de inspiración. Sus versos amorosos son en general insípidos y aburridos, en
esta los que se une lo trivial y la falta de auténtico sentimiento, como aparece en Meléndez
>rado Valdés, por ejemplo. Es esta vena lírica la menos perdurable en Navarrete, aunque
nejor por el1a se le ha juzgado por lo general, con evidente injusticia.
~xico Sus mejores y más predurables poesías están en el grupo de sus composiciones
gano morales, religiosas y elegíacas, donde sí es fácil encontrar obras de mucho mérito.
Aqui cabría mencionar su "Poema eucarístico de la Divina Providencia", que sobre­
lenes sale por sus apropiados momentos descriptivos; "El alma privada de la gloria", que
oesía vale por su sana inspiración, aunque en realidad la ejecución no está a la altura de las
¡Ieza; ideas que desea expresar; "La noche triste" dedicada a cantar la muerte de su madre
~ritas y en sus "Ratos Tristes':
urez.
, Gil j Dulces momentos, aunque ya pasados,
pesar A mi vida volved, como a esta selva
)n de Han de volver las cantadoras aves,
Las vivas fuentes y las flores suaves
lestro Cuando el verano delicioso vuelva!
os de
, hay En esta poesía expresiva de los estados subjetivos e íntimos, tan rica en lirismo
ana" , yen expresiones del alma, sigue la huella de Fray Luís de León y podemos colocarlo
1 muy cerca del español Cienfuegos. El crítico argentino Juan María Gutiéaez, a quien
! a veces su hispanoamericanismo le nubla el buen juicio, afirmó que esta poesía
, "rivaliza con el autor de la "Noche serena" en elevación y candor"', lo cual nos
parece una exageración. Navarrete es un magnifico poeta para su tiempo y para su
medio y tiene un puesto no muy lejos de Meléndez Valdés y de Fray Diego González
yel más alto de México en su tiempo, pero no admite comparación con Fray Luís de
León.
El poeta tiene a ratos gran limpidez musical; serenidad ante el paisaje y las emo­
ciones; mezcla a menudo gracia, elegancia, corrección, espontaneidad, riqueza de
vocabulario; sentido de la armonía poética. Es un poeta natural que sabe tocar la
cuerda sensible de su inspiración produciendo una poesía generalmente blanda,
amorosa, apacible y de rico contenido filosófico; pero no es un poeta perfecto. Muchas
de sus composiciones son en extremo extensas; en otras las ideas están por encima
187
rr
i'
LA POESíA NEOCLÁSICA
'4

de lo que logra expresar; su inspiraclOn es a ratos desigual. Con más imaginación influencias más evident
y fuerza lírica, hubiera sido un gran poeta. lógico creado por la Ih
Así y todo su poesía cubrió un hito de gran importancia en la poesía mexicana, dieciochesco francés. L
porque la sacó del prosaísmo a donde la habían llevado Sartorio y otros poetas verdadero oráculo poétl
menores, orientándola hacia el campo del buen gusto y del lirismo genuino. En la Gallego, Alvarez Cienfl
poesía elegíaca, contemplativa de la naturaleza, filosófica y aquélla en que llora su latinos y griegos y Víctc
juventud ya ida, enriqueciéndola con expresiones de alto vuelo filosófico, siguió Los poetas más impol
muy de cerca la escuela de Fray Luis de León y nos dejó una poesía que, aunque no merecen sobrevivir en 1
exenta de los defectos de la extensión y de la languidez, es de lo más perdurable de del cubano José María
su producción general y del seudoclasicismo de ese tiempo.

José Joaquín de Olmea


La poesía herrfa, patriótica, política o civil
Características Ninguno de los poeta!
Principales cultivadores ser comparado con el I
nuestro más sobresalieni
Los acontecimientos políticos que se precipitaban con rapidez pasmosa hicieron Guayas", porque nació
que los suaves y melifluos acentos líricos que hemos visto se vieran sustituídos por Su madre era criolla y !
una avalancha de poemas de gran aliento épico, capaces de cantar en versos llenos Quito y sus estudios sUf
de sonoridad y de aparato retórico la epopeya de la independencia, sus héroes, hazañas, yen la famosa Universic
batallas y acontecimientos más importantes. Este entusiasmo febril dio nacimiento a 1805 y una amplia cultu
una poesía civil vigorosa y sonante, que se prolongó a los primeros años de la vida tanto clásica como eurol
independiente de estos países, para cantar entonces las heroicidades en la lucha cierta vez problemas cor
contra los nuevos tiranos que iban emergiendo en las sombras de la anarquía. Esta apacible, participó actival
vena heroica y patriótica tiene su origen en la profusión de cantos, himnos y versos es en cierto sentido reflf
llenos de fervor y entusiasmo dedicados a alabar las heroicidades de los criollos en la Comenzó con gran entusi
resistencia y rechazo de las dos invasiones inglesas a Buenos Aires en 1806 y 1807. republicano, siguió cons
Esta poesía civil o patriótica encuentra su fuente de inspiración en el movimiento, cultura y, sobre todo los
sicología y aspiraciones del alma colectiva. La poesía heroica no es distinta del decisiva en su inspiración
neoclasicismo sino una dimensión circunstancial del mismo, impregnado de ele­ de gran voluntad.
mentos románticos por la índole del tema. La fraseología, la forma, las alusiones, En 1810 fue nombrado
las imágenes son en general de corte neoclásico con vislumbres románticos. en España hasta el regre.
En esta poesía está presente un gran entusiasmo por la causa de la libertad, la contra la mita y estampé
ju~ticia, la independencia. Capta el verdadero frenesí de los ideales liberales y de la
Gallego y otros liberales
lucha por conquistar tales valores. Se destaca por su deslumbrante entonación en contacto con los mejoi
heroica y profundo fervor cívico. Sobresale por su grandilocuencia, versos sonoros, En 1820 Guayaquil se p
vibrantes, con metáforas llenas de color, sonido y fuerza. Las imágenes son a veces parte de su Junta de Gob
como relámpagos. El gesto declama~orio es el tono dominante de esta poesía apa­ la Independencia american
sionada y retórica. Esta poesía contribuyó en grado sumo, primero a la formación donde estrechó gran amist
de una conciencia revolucionaria y militante y luego a la política de nuestros pueblos. sudamericanos de este tien
Esta poesía política y guerrera es una de las producciones más interesantes y genuina­ en esmerado cuaderno, su
mente hispanoamericanas que produjo el neoclasicismo. Las reminiscencias clásicas el formato y demás aspe
son directas y entrecruzadas con la imitación de los pre-románticos españoles. Las electo Vice-Presidente de
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LA POESÍA NEOCLÁSICA

leión influenci'ls más evidentes son la realidad concreta de estos países y el guión ideo­
lógico creado por la Ilustración; el sentimentalismo, filan tropismo y humanitarismo
ana, dieciochesco francés. Los grandes modelos a seguir fueron Manuel José Quintana,
)etas verdadero oráculo poético de los bardos de la independencia, así como Juan Nicasio
:n la Gallego, Alvarez Cienfuegos y Fernando de Herrera. También influyen los clásicos
"a su latinos y griegos y Víctor Ilugo.
¡guió Los poetas más importantes de esta corriente pasan de una docena, pero realmente
le no merecen sobrevivir en fama literaria el ecuatoriano José Joaquín Olmedo seguido
le de del cubano José María Heredia y el argentino Juan Cruz Varela.

José Joaquín de Olmedo, el canfor de la Independencia americana

Ninguno de los poetas civiles-salvo Heredia yeso en otro tipo de poesía-resiste


ser comparado con el ecuatoriano JosÉ JOAQUÍN DE OLMEDO (1780-1847), que es
nuestro más sobresaliente poeta civil de la era neoclásica. Se le llama "el vate del
ieron Guayas", porque nació en la ciudad de Guayaquil, bañada por ese caudaloso río
s por Su madre era criolla y su padre de Málaga, España. Cursó sus primeras letras en
lenas Quito y sus estudios superiores de derecho y filosofía en el Colegio de San Carlos
:añas, yen la famosa Universidad de San Marcos de Lima, donde obtuvo el doctorado en
nto a 1805 y una amplia cultura enteramente clásica. Tenía una honda cultura literaria
1 vida tanto clásica como europea y española. Por su lectura de los enciclopedistas tuvo
lucha cierta vez problemas con la Inquisición. A pesar de su carácter retraído, tímido y
. Esta apacible, participó activamente en la vida pública, desde su juventud. Su personalidad
'ersos es en cierto sentido reflejo de la sociedad ordenada y jerarquizada en que vivió.
en la Comenzó con gran entusiasmo español y monárquico y aún cuando más tarde se hizo
1807. republicano, siguió conservando ideas políticas unipersonalistas. Su carácter, su
iento, cultura y, sobre todo los acontecimientos revolucionarios tuvieron una influencia
ta del decisiva en su inspiración y en su obra. Era de naturaleza apacible, pero decidido y
e ele­ de gran voluntad.
iones, En 1810 fue nombrado Diputado a las Cortes liberales de Cúdiz, permaneciendo
en España hasta el regreso de Fernando VII en 1814. Allí pronunció un discurso
ad, la contra la mita y estampó su firma en la Constitución de 1812, junto a Quintana,
de la Gallego y otros liberales españoles. Aprovechó su tiempo en España para ponerse
ación en contacto con los mejores poetas y escritores de su tiempo y en algunas lecturas.
loros, En 1820 Guayaquil se proclamó ciudad independiente y Olmedo pasó a formar
veces parte de su Junta de Gobierno. Después de la Batalla de Ayacucho, que consolidó
apa­ la Independencia americana, Bolívar lo nombró Ministro Plenipotenciario en Londres,
ación donde estrechó gran amistad con Andrés Bello (1781-1865), otro de los más ilustres
~blos. sudamericanos de este tiempo. En Europa estuvo hasta 1828 y fue allí donde publicó
iUina­ en esmerado cuaderno, su famoso Canto, en constante consulta con Bolívar sobre
isicas el formato y demás aspectos de la publicación. Al regresar a su patria resultó
:. Las electo Vice-Presidente de la República con el General Flores de Presidente. Por

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4
LA POESÍA NEOCLÁSICA

desavenencias con éste, cuyas hazañas había cantado en otra de sus famosas odas, y Atahualpa. De esta]
se le nombró jefe del Gobierno Provisional que sustituyó a aquél, despues del triunfo la batalla y consiguier
de la revolución que se inició en Guayaquil. Más tarde se le postuló para la Presiden­ largo discurso lleno d(
cia de la República, pero fue derrotado por don Vicente Ramón Roca. Murió en la narrando el triunfo fir
ciudad donde había visto la primera luz, ellO de febrero de 1847. Olmedo no fue un batalla. El poema term
escritor fecundo, pero sus obras pueden dividirse en tres grupos: sus poesías líricas al Inca y la entrada tri!
su bjetivas y heroicas; las traducciones y los trabajos en prosa. Como poeta dejó de paz y de retorno a
unas noventa composiciones, de las cuales no llegan a seis las realmente antológicas. Olmedo escribió el I
En su juventud escribió: "MI retrato" (1803), versos ligeros y hermosos de un romance personal. El poeta estu
a veces chistoso; "El árbol" (1808) donde es evidente la influencia de Meléndez y trabajoso proceso de·
Valdés, con ciertos arrestos altisonantes a lo Quintana; "Elegía en la muerte de la más de cinco meses de
princesa doña María Antonia de Borbón" (1807), de tono cortesano y que trans­ se debe al propio Boli
parenta sus ideas políticas monásticas en este tiempo. A su edad madura corresponden: Bolívar se muestra ca
cuatro poemas magistrales: la "Silva a un amigo en el nacimiento de su primogénito" intuición estética. Entr,
(1817), lleno de gravedad y sincera melancolía que recuerda el estilo de Leopardi, borrado muchos versm
aunque encaja en la escuela de Cienfuegos. Al final de su vida escribió un soneto musical. ... Confieso a 1
"En la muerte de mi hermana" (1837), que aunque es muy citado tiene algunos ripios sublime; un genio le ar
y versos forzados, pero un soberbio apóstrofe. Toda su gloria, sin embargo, descansa del canto un claro vivif
en los dos cantos líricos-heroicos: La victoria de Junín .. canto a Bolívar (1824) y el los pensamientos noble!
que escribió diez años después, Al General Flores, vencedor en Miñarica (1835). donde no se ha disparal
Asimismo son notables la traducción de las tres primeras epístolas del Ensayo sobre de las ruedas de un carr<
el hombre (An Essay on Man) del gran poeta inglés Pope (1823), que transparenta la de todos los personajes
influencia del liberalismo, sobriedad y sentido humano de la poesía inglesa y que Agamenón y un Mene!:
puede colocarse entre la mejor poesía filosófica escrita en español. También dejó Ayax. De Miller un Di<
La nave, de Horacio; y la "Canción indiana" del Atala de Chateaubriand. Final­ poético y fantástico y pi
mente tenemos sus trabajos en prosa que incluyen: mensajes, discursos, biografías, usted nos eleva con su dI
artículos sobre distintos asuntos y crítica literaria. a la tortuga para dejarla
La obra que le ganó fama inmortal a Olmedo fue su Victoria de Junín .. canto a Usted, pues, nos ha subl
Bolíl'Gr (1824), que lo situó entre las grandes figuras del parnaso americano y junto a cubriendo con una inm
Quintana y Cienfuegos en la lírica heroica en lengua española. La obra fue escrita virtudes. Si yo no fUe'se 1
primeramente en prosa y luego iban brotando los versos. Al principio el poeta quiso había querido hacer un
cantar la hazaña constuída por la victoria de Junín. Pero luego se produce la gran farsa". A pesar de estas
batalla de Ayacucho, que es la que realmente liquida el poderío español y Olmedo poema y estuvo siempre
se ve precisado a variar sus planes para cantar también este asunto. De pronto se Lo que más fuertemel
encontró con el dilema de que rompía las unidades de acción y de lugar si incluía de la aparición del Inca
esta última, dogma sagrado para el neoclasicismo. Pero al mismo tiempo, ¿era Bello la defiende. Bolíval
posible dejar fuera la segunda batalla, que tiene mucha más importancia? Además coge el poema. En nuestr
I
había otro problema: el héroe central del poema era Bolívar, pero el Libertador no como el discurso que es e
,1 I
I estuvo presente en Ayacucho, siendo dirigida esta Batalla por el General Sucre, uno figura del Libertador. El
de los lugartenientes de aquél. Olmedo resolvió el problema, siguiendo una tendencia bombante (el adjetivo e
de la epopeya antigua de hacer aparecer una figura veneranda, en este caso el Inca declamatorios; lugares c
Huayna-Capac, emperador anterior a la llegada de los españoles y padre de Huáscar otras veces es bastante de
190

mL----------­
e

LA POESÍA NEOCLÁSICA

osas odas, y Atahualpa. De esta manera hay tres partes distintas en el poema: la primera canta
jel triunfo la batalla y consiguiente victoria de Junín; la segunda es la aparición del Inca y su
1 Presiden­ largo discurso lleno de las ideas filosóficas del siglo XVIII, quien profetiza el futuro
[orió en la narrando el triunfo final en Ayacucho; y la tercera es una narración de esa famosa
,no fue un batalla. El poema termina con las vestales y el himno de las vírgenes del sol rodeando
:sías líricas al Inca y la entrada triunfal de Bolívar en Lima. Los últimos versos expresan un deseo
poeta dejó de paz y de retorno a la naturaleza americana, expresión de neto corte neoclásico.
ntológicas. Olmedo escribió el poema a petición de Bolívar, pero sin ningún deseo de elogio
m romance personal. El poeta estuvo en constante contacto con el héroe a través de todo el largo
Meléndez y trabajoso proceso de construcción, pues la composición fue elaborada lentamente en
lerte de la más de cinco meses de producción y corrección. La mejor crítica de la famosa Oda
que trans­ se debe al propio Bolívar, que se conserva en una carta suya a Olmedo. En ella
responden: Bolívar se muestra como hombre de amplias lecturas, de gusto exquisito y fina
mogénito" intuición estética. Entre otras m uchas cosas, le dice al poeta: "Usted debió haber
Leopardi, borrado muchos versos que yo encuentro prosaicos y vulgares; o yo no tengo oído
un soneto musical. ... Confieso a usted humildemente que la versifkación de su poema me parece
unos ripios sublime; un genio le arrebató a usted a los cielos. Usted conserva en la mayor parte
J, descansa del canto un claro vivificante y continuo: algunas de las inspiraciones son originales;
(1824) y el los pensamientos nobles y hermosos'" .... y continúa el Libertador: "Usted dis l1 ara
ica (1835). donde no se ha disparado un solo tiro; usted abrasa la tierra con las ascuas del r~je y
¡sayo sobre de las ruedas de un carro de Aquiles que no rodó jamás en Junín; usted se hace dueño
sparenta la de todos los personajes: de mi forma un Jupíter, de Sucre un Marte, de Lamar un
~Iesay que Agamenón y un Menelao, de Córdova un Aquiles. de Necochea un Patroclo y un
nbién dejó Ayax. De Miller un Diomedes y de Lara un Ulises.... Usted nos hace a su modo
md. Final­ poético y fantástico y para continuar en el país de la poesía y la ficción de la fábula,
biografías, usted nos eleva con su deidad mentirosa como el Águila de Jupíter levantó a los cielos
a la tortuga para dejarla caer sobre una roca que le rompiese sus miembros rastreros.
n; canto a Usted, pues, nos ha sublimado tanto, que nos ha precipitado en el abismo de la nada,
o y junto a cubriendo con una inmensidad de luces el pálido resplandor de nuestras opacas
fue escrita virtudes. Si yo no fuese tan bueno y usted tan poeta, me avanzaría a creer que usted
Joeta quiso había querido hacer una parodia de la "lliada'" con los héroes de nuestra pobre
lce la gran farsa'". A pesar de estas reiteraciones de modestia, Bolívar le dio su visto bueno al
y Olmedo poema y estuvo siempre muy complacido con él.
: pronto se Lo que más fuertemente ha sido criticado en el largo poema ha sido el recurso
r si incluía de la aparición del Inca, incluyendo a Menéndez y Pelayo. Sin embargo Andrés
:mpo, ¿era Bello la defiende. Bolívar califica al Inca de "hablador y embrollón'" y estima que se
a? Además coge el poema. En nuestra opinión, el recurso de la aparición no merece tanta crítica,
lertador no como el discurso que es cierto que es demasiado extenso, opacando a veces la propia
Sucre, uno figura del Libertador. El poema adolece de otros defectos como son: a veces es rim­
a tendencia bombante (el adjetivo es del propio Bolívar), así como muchos versos vulgares,
aso el Inca declamatorios; lugares comunes y algunos adjetivos gastados del neoclasicismo;
ie Huáscar otras veces es bastante desigual.

191
LA POESÍA NEOCLÁSICA

Andrés Bello: el erudito, el poeta, el lingüista y el humanista


Cupo a Venezuela la gloria de haber sido la cuna de los dos hombres más sobre­
salientes del siglo XIX en el campo de las letras y de las armas: Andrés Bello y Simón
Bolívar. Otras figuras alcanzaron mayor fama literaria que Bello; pero pocos lo han
igualado en lo venerable de su figura, como educador de Chile y de todo el Continente.
Por su labor como sicólogo, filósofo, jurista, crítico literario, gramútico, pedagogo,
publicista, poeta y su ingente labor de animador de cultura, bien se le puede llamar
"el patriarca de las letras hispanoamericanas", sin que le quede ancho tal calificativo.
Nació ANDRÉS BELLO (17'61-1865) en Caracas el 29 de noviembre de 17'6 l. Su amor por
la cultura surgió en su niñez, puesto que ahorraba centavos para comprar las obras
de Calderón, quien junto a Cervantes eran sus autores españoles favoritos. En el
Convento de la Merced, en el Seminario de Santa Rosa y en la Universidad de Caracas,
hizo sus estudios de filosofía y latinidad. Su formación fue enteramente clásica.
Pronto comenzó a destacarse por su cultura y por su gran curiosidad intelectual. Fue
también maestro privado de Simón Bolívar, quien síempre lo tuvo en muy alta estima.
Aunque se ha dicho que al principio no fue muy partidario de la insurrección contra
España, en 1'610 se le comisionó por la Junta de Caracas para que junto con López
Méndez y el propio Simón Bolívar se trasladara a Londres a recabar ayuda para la
Revolución. En Londres permaneció desde esa fecha hasta 1829. En estos veínte años
completó su formación intelectual en el esplendor de la cultura europea, aprove­
chándose de museos, colecciones y bíblíotecas para sus estudios sobre la Edad Media,
filología, literatura y derecho; dio clases de español para ganarse la vida y sírvió de
Secretaría de la Legación de Colombia. Junto con otros híspanos exilados fundó el
Censor Americano en 1'620, La Bihlioteca A mericana o M iscelúnCG de Literatura, Artes
y Cie/lcias (1823) y más tarde el Repertorio Americano (1'625-27), pregonero de la
~ujante aunque incipiente cultura de la América de lengua española. Fue ésta una
revista de inolvidable recuerdo para las letras americanas en las cuales hacía comen­
tarios literarios y gramaticales y publicó sus primeras obras. Cuando llevaba unos
veinte años en Inglaterra recibió dos honrosas invitaciones: una de Simón Bolívar
para que viniera a trabajar a Colombia y la otra del Presidente Portales de Chile,
quien le nombró Oficial M ayor del Ministerio de Relaciones Exteriores. En 1'629
aceptó la invitación de Chile a cuya República se trasladó para llegar a ser la principal
figura literaria.
Inició los estudios gramaticales en Chile y en la América Hispana, porque siempre
pensó que la base de la creación literaria son las buenas formas del lenguaje. Realizó
labor de civilizador, de orientador de la juventud y de la cultura total de un país que
no era el suyo, obra que no tiene repetición en los anales de nuestra historia cultural.
Resultó así el Mentor de todo un Continente, a más de animador de cultura y de
humanista en el cabal sentido de la palabra. Dio clases de gramática, tanto en su casa
como en instituciones y escribió su famoso Tratado, que es el mejor que existe sobre
la lengua de Cervantes. Fundó la Universidad de Chile de la que se le nombró primer
Rector. Memorable es su discurso de investidura en 1847, en el cual se encuentran

197
LA POESÍA NEOCLÁSICA

muchas de sus ideas de orientador y literato. Redactó el Código Civil chileno, que las llamadas Silvas an
es modelo por lo impecable y la justeza de sus preceptos. También se distinguió (1823), que apareció p
como internacionalista. mentas, ya que el poe
Aunque hombre de extensa cultura y familiarizado con las grandes corrientes del América, que nunca lle,
pensamiento de la ilustración y del romanticismo, nunca mostró frenético entusiasmo pesar de su forma fragl
por ellas. Defendía la pureza y unidad del idioma, pero con las puertas bien abiertas su celebrada Silva a la (
a las innovaciones necesarias y bien cerradas al desenfreno gramatical, ya comenzado famosos de las letras J
y que hubiera terminado por arruinar el español hispanoamericano. Es famosa su Virgilio-ver el Libro I
polémica a este respecto con Sarmiento y otros argentinos exiliados, a la cual nos por excelencia.
referimos en otra parte de este trabajo.l En 1872 se publicó por primera vez una Es patente en las po<
edición oficial de sus obras que consta de quince volúmenes. Aquí se hallan sus obras latinos, entre ellos Luc
capitales. Aunque de espíritu renovador, estuvo en favor del mantenimiento de la cerca. Entre Jos españo
tradición española como base de nuestra cultura. campo en oposición a
Bello es representativo del intelectual hispanoamericano por lo enciclopédico de Virgilio. Con razón M
sus conocimientos. Por esta razón murió venerado por todo un Continente. Todavía poetas".3 La Silva no e!
hoyes una autoridad en ramas tan disímiles del conocimiento humano como la forma de sermón, pere
gramática, el Derecho internacional, estudios de crítica literaria, Derecho civil; descriptivo-didáctico, el
estudios medievales. En ese conjunto prodigioso, lo que menos interesa quizás es su desterrado por su lejana
labor poética y, sin embargo, también veremos que alcanzó extraordinaria altura, al . vida poética a la natura
punto de estar entre los grandes poetas del hemisferio. sus limitaciones, pero e
Al analizar su extensa obra, podemos dividirla siguiendo la ya clásica división calidad artística. Es, sin
tripartita de Miguel Antonio Caro,2 uno de sus críticos más competentes. A formal, por el cuidado (
la primera etapa se le llama la Etapa de Caracas y cubre desde su nacimiento por el ritmo sereno y gra
hasta 1810. Es un período de iniciación, de tanteos y balbuceos literarios, en la que BelJo es un maestro (
muestra dotes críticas y sigue los modelos latinos. En poco tiempo se hizo de una objeto descrito. De la Si
reputación como hombre estudioso y capaz. A estos ensayos juveniles pertenecen: altanero de la espigada t
Al Anauco (1800), su primera composición en heptasílabos asonantados: Venezuela de nieve del algodón"; "]:
consolada (1804); Canto a la Vacuna que recuerda la de Quintana al menos por gran sentimiento de la n
el título; A la noche, imitación de Horacio y Lope de Vega; Egloga, adaptada siempre presente. No en b
de Virgilio; A un samán; Mis deseos; A una artista y el soneto "A la victoria de creadora que tiene por b~
Bailén" (1890), que siempre tuvo en muy alta estima y con el que se despide de otros. Sus descripciones,
Venezuela. versos son la parte más Pi
La etapa de Londres (1810-1829) fue decisiva porque en ella completó su cultura hondo lirismo. La inspin
en un mcdio europeo y maduró el poeta y el humanista que había en él. La sobriedad arroyuelo manso lleno de
de su estilo y el idealismo práctico de su obra de civilizador deben mucho, sin dis­ cretado el valor de la poe
cusión alguna, al genio inglés. Pero además, es época de fecunda labor periodística poesía de Bello cierto asr
desplegada en la fundación y edición de revistas con las inquietudes de América y las ostenta él más que nadie,
profundas investigaciones sobre Filología y la Edad Media. En su revista Repertorio ornato sin exceso, eJeganci
Americano (1825) publica notables trabajos filológicos y de crítica literaria, así como los más altos y preciados I

1 Ver "La polémica de 1842"', en el Cap. 12 de esta obra.

2 Miguel Antonio Caro, en el prólogo a las Poesías de Bello, publicadas en la Colección de


3 Menéndez y Pelayo Marc«
I i Escritores Castellanos, 1881. 4 Miguel A. Caro, ob. cit.
I ,
198

.....­
.-

,,
...... ,

LA POESÍA NEOCLÁSICA

le las llamadas Silvas americanas. La primera de éstas es una Alocución a la poesía


ió (1823), que apareció publicada por primera vez en el Repertorio, en forma de frag­
. mentas, ya que el poeta intentaba publicar un poema épico de gran aliento sobre
el América, que nunca llegó a completar. Ya aquí se ve el gran poeta que sería Bello, a
10 pesar de su forma fragmentaria. En 1826 en el propio Repertorio Americano pu blicó
as su celebrada Silva a la agricultura de la Zona Tórrida que fue uno de los poemas más
lo famosos de las letras hispanoamericanas en el siglo XIX. La deuda de Bello con
m Virgilio-ver el Libro JI de las Geórgicas-es tremendo, porque es poeta virgiliano
os por excelencia.
la Es patente en las poesías de Bello, como buen neoclásico, el influjo de los poetas
as latinos, entre ellos Lucrecio, Horacio y Virgilio, siendo éste a quien sigue más de
la cerca. Entre los españoles lo influyen Rioja, Arriaza y Maury. La glorificación del
campo en oposición a los males de la ciudad es de corte clásico, y en especial de
je Virgilio. Con razón Menéndez y Pelayo lo llama "el más virgiliano de nuestros
ía poetas".3 La Silva no está exenta de defectillos y prosaísmos, a veces la moral toma
·1
la forma de sermón, pero sus virtudes son infinitamente superiores. Es un poema
il; 1 descriptivo-didáctico, en el que se vislumbran las remembranzas nostálgicas del
!
m desterrado por su lejana patria. Sabe darle animación a las descripciones e influirle
al vida poética a la naturaleza. No fue un poeta fecundo, porque su genio lírico tenía
sus limitaciones, pero en sus pocas obras-casi todas antológicas-se ve su alta
)11 calidad artística. Es, sin lugar a dudas, de los clásicos de América por la perfección
A formal, por el cuidado de su vocabulario, por la limpidez de la alocución poética,
to por el ritmo sereno y grave que recuerda a los clásicos.
ue Bello es un maestro consumado en el uso del adjetivo, preciso y adecuado al
la objeto descrito. De la Silva son: "los albos jazmines" del café; al maíz llama "jefe
t1: altanero de la espigada tribu"; sarmientos trepadores"; "las rosas de oro y el bellón
la de nieve del algodón"; "las urnas de púpura del cacao". Asimismo se destaca por su
or gran sentimiento de la naturaleza americana. El aspecto práctico y didáctico está
la siempre presente. No en balde el poema está dedicado a la agricultura que es actividad
le creadora que tiene por base el campo y no la belleza inerte del paisaje que cantaron
je otros. Sus descripciones son admirables y muy superiores a las de Balbuena. Los
versos son la parte más perdurable de su gran obra. En ellos hay serenidad clásica y
ra hondo lirismo. La inspiración no es desordenada y enfática, sino que corre como
ld arroyuelo manso lleno de murmullos. Quizás nadie como Miguel A. Caro ha con­
s- cretado el valor de la poesía de Bello al decir de la misma lo siguiente: "Hay en la
;a poesía de Bello cierto aspecto de serena majestad, solemne y sonora melancolía; y
1S ostenta él más que nadie, pureza y corrección sin sequedad, decoro sin afectación,
io ornato sin exceso, elegancia y propiedad juntas, nitidez de expresión, ritmo exquisito;
la los más altos y preciados dotes de elocución y estilo".4

1e 3 Menéndez y Pelayo, Marcelino, ob. cit., Tomo 1, p. 373.


4 Miguel A. Caro, ob. cit.

199
LA POESíA NEOCLÁSICA

Finalmente nos toca analizar su etapa de Chile (1829-1865), período de fecunda que es siempre maciz,
creación en oposición a la época formativa de Londres. Aquí hay que señalar sus defensor de modelos y
obras en prosa y sus versos, divididos éstos en obras originales y sus famosas traduc­ lleno de flexibilidad)
ciones. También es honrosa su gran labor periodística en la Revista de Valparaíso, desbordes cáoticos y
El Mercurio y otras publicaciones. Sus obras en prosa de esta fecunda jornada suelen hasta al sentido común
clasificarse en Jurídicas: Proyecto de Constitución (1832), el Código Civil Chileno en la historia de nue~
(1855) modelo por su precisión expresiva y su limpidez jurídica; los Principios del pación intelectual en
Derecho de Gentes (Derecho internacional) (1832). En el campo de la filosofía y la del verso y de la erud
sicología dejó su Filosofía del Entendimiento (1843), obra de gran penetración y la
más importante en su tiempo. Capítulo aparte merecen sus obras sobre filología,
José María Heredía,
gramática y crítica literaria donde destacan: Estudios sobre el poema del Cid que
sitúa al autor muy cerca de Fernando Wolf, Milá y Fontanals, Menéndez y Pelayo
cantor de la naturale.
y el propio Ramón Menéndez Pidal; y la Gramática de la lengua castellana (1847), De la trilogía DIme
el más célebre y acertado tratado de este tipo. fama como poeta Iíric
1
; I'
I
Sus obras poéticas de esta última etapa pueden clasificarse en originales y traduc­ ,,# los primeros poetas t
ciones. Entre las primeras merecen la cita: su Oda al 18 de septiembre (1841), de e-U te- famoso¡\"Dda al Niá¡
corte didáctico y político elevado; y El Incendio de la Compañía (1841), canto elegíaco , !' Domingo cuando la
de doscientos ochenta y cinco versos en octosílabos y quintillas. También comenzó . Mieses, era miembro d
un largo poema titulado El proseripto, especie de testamento o autobiografía del que secundarios en Cuba,
dejó unos dos mil versos (los primeros cinco cantos). Sin embargo, donde brilla Bello Caracas (1812-18 J 7), e
a gran altura es en sus traducciones, imitaciones o adaptaciones. De todas la mejor es Aunque el padre no fu
la traducción del Orlando Enamorado, obra maestra en su género a pesar de estar y austeridad de su cal
incompleta. leía versos de Horacio (
Su obra más famosa en este genero es su magnífica Oración por todos (1843), fue trasladado más tar
posiblemente su mejor composición, que es una paráfrasis o adaptación de La priere poeta a cargo de toda
pour tous de Les Feuilles d'automne (1831) de Víctor H ugo. Es en parte una traducción En 1818 Heredia reg
yen parte una adaptación de la de Hugo, escrita en octava italiana y en octavillas. recibió el grado de Ba
Bello imitó sólo las primeras cuatro de las diez partes del poema original. El de Bello don Domingo del Mor
es muy superior al original, pues era un maestro en la captación de las ideas para 'complicó en la c~~~P¡;-;
desenvolverlas luego de acuerdo con la inspiración de su genio propio. En ella hay logia de los Caballeros
I i
elementos neoclásicos: la exal,tación del valor de la virtud, la alabanza a lo sano de El excesivo e injusto 1
la vida sencilla y de trabajo; la recompensa de la pureza; contra las falsas alegrías separatistas. En los Esté
de la vida y cierto filantropismo de la tercera parte. Elementos románticos son: la se ganaba la vida dand
blandura del verso, el tono crepuscular, la melancolía, el recuerdo. Es constante la infelicidad debido al cl
presencia de alto grado de espiritualidad, filosofía profunda. El poema aspira-y lo Atala de Chateaubrian
logra--elevar el alma a regiones de alta comunión cristiana en busca de lo trascen­ escri be¿~gran-oda.I
dente. Pocos poemas se encuentran en nuestra literatura más admirados o famosos rascacielos, pasa aMé)
que éste. el viaje por vapor (182
El tono general de la obra de Bello es educativo y docente; pero la grandeza de su desterrado" y "Vuelta (;
genio estriba precisamente en el hecho de que esa orientación no fue un obstáculo En México ocupó va
para ser al mismo tiempo un gran poeta, un jurista insigne, un sicólogo prominente; un de Toluca y Di¡:>utgdo.
humanista de saber profundo y enciclopédico. Hay gran madurez en toda su obra, braron su espíritu de hl
200
LA pOEsíA NEOCLÁSICA

que es siempre maciza, cargada de sabiduría y de profundidad. Bello no es un rígido


defensor de modelos y teorías clásicas, como se le ha querido pintar, sino un humanista
lleno de flexibilidad y espíritu de adaptación. Lo que sí com bate son los excesos y
desbordes cáoticos y las faltas elementales de respeto a la lengua, al buen gusto y
hasta a[ sentido común, que tanto abundaban por aq uellos días. Su nombre está grabado
en [a historia de nuestra cultura como el campeón indiscutible de nuestra emanci­
pación intelectual en todos [os órdenes y en la literatura como consumado artista
1 del verso y de la erudición.
1
1,
José María Heredia, precursor del romanticismo y
e
cantor de la naturaleza americana
o
), De la trilogía Olmedo, Helio y JosÉ MARÍA HEREUIA (1803-1839) es éste e[ de más


le
i X fama como poeta lírico, a pesar de ser el más joven de los tres. Heredia fue uno de
los pri_m~ros poetas..hispa,~oamerica.nos en ganar reputación en ~uropa. Nació el
- W-famoso.\ Oda al Nwgara en Santiago de Cuba, de padres emIgrados de Santo
:0 ) ¡J f' Domingo cuando la invasión haitiana. Su padre, el doctor Francisco Heredia y
~Ó . Mieses, era miembro del Poder Judicial español, quien después de desempeñar puestos
lIe secundarios en Cuba, pasó a ocupar el cargo de Oidor-Regente en la Audiencia de
lo Caracas (1812-1817), en cuya Universidad comenzó Heredia sus estudios de derecho.
es Aunque el padre no fue hombre de ideas liberales, sí se distinguió por la honestidad
ar y austeridad de su carácter, prendas que heredería el bardo. Es fama que Heredia
leía versos de Horacio con gran facilidad a los ocho años. Su padre, el doctor Heredia,
3), fue trasladado más tarde a México (1818) donde m urió en 1820, quedando el futuro
?re poeta a cargo de toda la familia.
ón En 1818 Heredia regresó a Cuba e ingresó en la Universidad de La Habana donde
as. recibió el grado de Bachiller en Leyes. Aquí entabló amistad con el gran humanista
,110 don Domingo del Monte. Ejerció brevemente la abogacía en Matanzas, ya que se le
Ha complicó en la conspiración de los "Rayos y Soles de Bolívar" como miembro de la
lay logia de los Caballeros Racionales y tuvo que huir a Bastan disfrazado en un barco.
de El excesivo e injusto castigo, hizo de Heredia un poeta de ideas completamente

'ías separatistas. En los Estados Lnidos vivió en Boston yen Nueva York. En esta ciudad

la sc ganaba la vida dando clases de español. Sus dos años en este país fueron de gran

: la infelicidad debido al clima y al idioma. El 15 de junio de 1824 con una copia del

, lo Alafa de Chateaubriand en el bolsillo visita las famosas Cataratas del Niágara y

en­ escribe su gran oda. Después de publicar sus Poesías (1825) en la ciudad de los

sos rascacielos, pasa a México invitado por el Presidente Guadalupe Victoria. Durante

el viaje por vapor (1825) escribe dos de sus más famosas poemas: el "Himno del
, su desterrado" y "Vuelta al sur".
ulo En México ocupó varios cargos oficiales llegando ~ ser Ministro de la Audiencia
,un de To[uca y Diputado. La anarquía y condiciones prevalencientes en la nación sem­
)ra, braron su espíritu de hondo pesimismo en relación con la redención de los países

201
LA POESÍA NEOCLÁSICA

hispanoamericanos. Es entonces cuando escribe su carta al General Miguel Tacón, los sentImIentos y rr
Capitán General de Cuba (1836) a donde regresa ese año. Está pobre y enfermo y como ha superado en esa C2
su regreso levanta la protesta de los jóvenes liberales, vuelve a México, pero ahora el con sus propios sentin
nacionalismo opone barreras a sus deseos de conseguir un buen empleo. Lo único del cubano: Meditaci
que logra es un modesto cargo de redactor en el Diario del Gobierno y para el Calen­ "Himno al sol", "Al (
dario de las señoritas mexicanas. El 7 de mayo de 1839 muere de tuberculosis en meki-lograeEi, a p~~,
los brazos de su abnegada esposa, doña Jacoba Yánez. crepuscular, la descriJ
Heredia fue jurista, parlamentario, poeta, dramaturgo, historiador, revolucionario, y tiempo colocan esto
periodista y crítico literario. Aunque su fama de poeta ha opacado su labor en estos comienza con la des,
otros campos, se encuentran en toda su obra aciertos muy notables. La complejidad vegetales, frutos, vol
de su arte nace del hecho de ser clásico por su formación; preromántico por sus templo. Caída la noe
grandes influencias-Cienfuegos y Quintana-y por las circunstancias e infortunios visión retrospectiva: f
de su vida el más cabal representativo del Romanticismo. todo su esplendor, ce
Las influencias más notables de Heredia son: Meléndez Valdés en las primeras la gran fidelidad de su
composiciones; Cienfuegos, poeta muy inferior a él, a quien sigue constantamente; su meditación filosófic
Quintana (en la vehemencia, fervor patriótico, versos resonantes y énfasis); así como formas del despotism
Gallego, Jovellanos y Lista. Byron le influye en cuanto a la emoción frente a la gran­ relación con su círcUl
deza de las fuerzas de la naturaleza. También hay huellas en él de la filosofía liber­ las que hace prevalec
taria y el humanitarismo del siglo XVIII; de Chateaubriand y Volney. La innegable poemas, está presente
nota neoclásica de su poesía le viene de sus primeras lecturas y de su formación lo que narra, con lo c
enteramente clásicas. Pero era, temperamental mente hablando, un romántico genuino. Sin embargo, ningún
Los temas de Heredia giran todos alrededor de sus grandes amores: la mujer, la patria, que Menéndez y Pela~
la libertad, la naturaleza americana, la gloria, la fama y Dios. La ausencia de ellos castellana, a pesar de q
durante casi toda la vida del poeta produce esa nota tan característica de su obra uso de sus extraordina
que es la nostalgia. Respecto a sus poemas de amor hay que afirmar quc Heredía no llena de realismo del p
fue un gran poeta amatorio. Su capacidad para amar está en razón inversa a su in­ y evocaciones que en
habilidad para expresar ese sentimiento. Escribió en este campo el sancto "A Flérida", corren por sus versos
que es una joya, "El desamor"; "Desengaños" y otras muchas, pcro no es capaz de desterrado, sus inquiet
vaciar en versos, la pasión que siente. De estas composiciones ha dicho Cánovas del que describe. Los elerr
Castillo que "son cartas de amor que ganarían mucho con estar en prosa." versos en que hay ~na
En el género donde Heredia no tiene rival en toda nuestra literatura es en la poesía
descriptiva de la naturaleza americana. Su visión del paisaje es sintética, porque no
entra en detalles, sino que nos ofrece en conjunto la visión de ese cuadro deslum­
brante. Su poder descriptivo es extraordinario, así como muy verdadero su senti­
miento. Fue el primer gran poeta que otorgó categoría estética a la exuberante natura­
leza física continental. Su exaltado amor por la naturaleza es en cierto sentido un Otro recuerdo que 1
recurso de evasión de su espíritu, que quiere olvidar, aunque sin lograrlo, sus propios de una potencia extran.
azares e infortunios en la recreación de las fuerzas naturales. Pero a ellas va también de libertad:
guiado por su instinto para la expresión de lo genuinamente criollo y americano.
Dueño de una fantasía e imaginación poderosísimas, es único en su habilidad para
convertir en categorías estéticas~ los movimientos de la naturaleza, en que se unen
lo objetivo del realismo de las descripciones con el subjetivismo representado por

202
LA pOEsíA NEOCLÁSICA

1, los sentImIentos y meditaciones que aquellos despiertan en su espíritu. Nadie lo


O ha superado en esa capacidad para expresar la realidad de la naturaleza en relación
~I con sus propios sentimientos e ideas. En este género se encuentran los mejores poemas
:0 del cubano: Meditación "En el Teocalli de Cholula" (1820), "En una tempestad", ",­
1­ "Himno al sol", "Al océano", y otras. "En el Teocalli de cholula" es su composición·'
n mejor lograda, a pesar de estar escrita por un joven de diecisiete años. La visión
crepuscular, la descripción de la naturaleza y la meditación profunda sobre espacio
), y tiempo colocan esta composición entre lo mejor de la lírica castellana. El poeta
lS comienza con la descripción de la naturaleza que contempla desde la pirámide:
.d vegetales, frutos, volcanes, montailas, ruinas, hielo, nieve, crepúsculo, noche, el
IS templo. Caída la noche comienza el vuelo de su imaginación, produciéndose una
)S visión retrospectiva: está ahora en tiempo de los reyes aztecas a los que describe en
todo su esplendor, con sus sacrificios humanos, ritos y supersticiones. Impresiona
lS la gran fidelidad de su pintura en ese viaje a través del tiempo. Lo más importante es
., su meditación filosófica sobre la transitoriedad del hombre y la supervivencia de las
10 formas del despotismo. Lo que más le impresiona es lo que está en más estrecha
relación con su circunstancia y tiempo personal: la tiranía y la superstición, sobre

, las que hace prevalecer sus ideas cristianas y libertarias. Como en casi todos sus
r-
le poemas, está presente la reflexión filosófica y moral y la lección que se desprende de
In lo que narra, con lo cual se afilia al neo-clasicismo.
J. Sin embargo, ningún poema de Hered ia ha gozado de la fama de su "Oda al Niágara",
a, que Menéndez y Pelayo consideró entre las Cien Mejores' poesías líricas de la lengua
)S castellana, a pesar de que consideraba superior "En el Teocalli de Cholula". Haciendo
-a uso de sus extraordinarias dotes descriptivas, traslada a lenguaje poético una acuarela
10 llena de realismo del prodigioso torrente y, como siempre deja brotar las resonancias
'1­ y evocaciones que en su espíritu produce el movimiento del fenómeno natural. Así
corren por sus versos la emoción de la tierra nativa, la mujer, Dios, su condición de
le desterrado, sus inquietudes filosóficas. Su oda tiene toda la grandiosidad del torrente
el que describe. Los elementos onomatopéyicos están en todo el poema, como aquellos
versos en que hay una perfecta imitación del movimiento del agua:
ía
Sereno corres, majestuoso y luego
o
en ásperos peñascos quebrantado,

te avalanzas violento, arrebatado,
1­ como el destino irresistible y ciego ...

n Otro recuerdo que viene siempre a su memoria es el de la patria todavía esclava
)S de una potencia extranjera, en un tiempo en que ya todos los países de América gozan
n de libertad:
l.
Mas, ¿qué en ti busca mi anhelante visla
a con inutil afán? ¿ Por qué no miro
n alrededor de tu caverna inmensa
Ir las palmas, ¡ah! las palmas deliciosas

203
-

LA POESÍA NEOCLÁSICA

que en las llanuras de mi ardiente patria También cultivó la poes


nacen del sol a la sonrisa, y crecen, cido en todas sus comp<
y al soplo de las brisas del Oceano,
"En mi cumpleaños", "D
bajo un cielo purísimo se mecen ....
Pero la labor poética d
Heredia no es el cantor de la naturaleza externa solamente, ni siquiera el poeta que También cultivó el teatl
sabe arrancarle concreciones estéticas al paisaje a través de imágenes y descripciones. traducciones y en obras o
Es algo más: en su poesía, aun aquellas de índole más frívola, brota siempre la que hizo de Wa1'erley o j
profunda meditación, el pensamiento trascendente, en busca de la respuesta última Nos dejó un cuento titu
a'grandes interrogantes. Aun en la oda "Al Niágara", donde lo externo y objetivo elementos románticos. e
debían ser 10 fundamental. encontramos aquella búsqueda. ción de escritos político
El trasunto neoclásico de su poesía, a más de ciertos aspectos formales viene dado discursos parlamentarios
por la nota moralizadora y de ejemplo que añade siempre. Heredia al igual que Byron En los últimos años se h
fue atraído por las fuerzas violentas de la naturaleza, como lo demuestra también labor crítica se encuentra
su poema "En una tempestad". Aquí la fuerza dc1 viento refleja sus propias caóticas Miscelánea y otras publ
emociones, mientras que otras escenas presentan el sentido de soledad en que se haya n01'<'la (1832), publicado
el poeta. En su "Himno al sol" reitera esta tendencia de mezclar lo lírico con reflex­ ingelses contemporáneos,
iones muy profundas y subjetivas. ensayos dedicados a ROL
El cubano gozó fama extraordinaria en su tiempo como poeta civil, político o son incambiables hoy dí
revolucionario y algunos de sus poemas en este campo tienen valores sobresalientes. Caillet-Bois en un estud
No creemos acertado el juicio de Menéndez y Pelayo de que es lo más dezlenable de primer crítico de nuestra
la producción herediana. La injusticia de esa afirmación brota en seguida cuando se Pelayo". Para nosotros
consideran la "Epístola a Emilia", "La Estrella de Cuba", "La Vuelta al Sur", "A los pertenecen Manuel Milá
habitantes de Anahuac", "Himno de Guerra", el "Himno del desterrado" y muchos el propio Andrés Bello I
otros. Este último puede considerarse entre la mejor poesía heroica de España y del terioridad a él. Finalmen
Continente. Heredia es el poeta que embuído de una ideología y militancia separatista, y parientes, cuyo canten
trata de levantar los ánimos y mover las conciencias hacia el ideal de la independencia. laciones de su espíritu ay
Sobresale por su defensa de la libertad, la exaltación del recuerdo de su patria y la
seguridad de que volverá a ser libre. Todo su amor a la tierra nativa, a la justicia, a la
La poesía popular: sus J
libertad se concretan en estos versos dc1 "Himno del desterrado":
Barlolomé Hidalgo el "
¡Cuba! al fin te verás libre y pura
Paralela a la poesía Cl
como el aire de luz que respiras,
cual las hondas hirvientes que miras en toda la América hisp
de tus playas la arena besar. sugestivo, aunque en genl
el proceso evolutivo de e
Aunque viles traidores le sirvan,
del tirano es inútil la saiía.... riq ueza folklórica penin!
de Juan del Encina, las CI
Los cubanos en el destierro y los que luchaban en Cuba contra la tiranía se sentían vemos ya esbozos en el s
levantados en su heroísmo al oir esta estrofa de "La Estrella de Cuba": Durante el Barroco, Sor J
lo popular, en su poesía)
Al oir nuestra voz elocuente
espiritual del neoclasicis
todo el pueblo en furor se abrazaba,
y la estrella de Cuba se alzaba Independencia, favorecie
más ardiente y serena que el sol. haya en el romanticisml

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LA POESÍA NEOCLÁSICA

También cultivó la poesía de meditación filosófica y moral remedo de lo cual hayespar­


cido en todas sus composiciones y específicamente en las tituladas "Misantropía",
"En mi cumpleaños", "Desengaños", "Placeres de la Melancolía" y algunas más.
Pero la labor poética de Heredia no agota de ningún modo su producción literaria.
poeta que También cultivó el teatro a través de imitaciones, refundaciones, adaptaciones y
;ripciones. traducciones y en obras originales. En la prosa de ficción se conoce de él la traducción
,iempre la que hizo de WGlwleyo Ahora sesenta años de Walter Scott en tres volúmenes (1833).
'sta última Nos dejó un cuento titulado Historia de un salteador italiano (1841) con muchos
y objetivo elementos románticos. Cultivó Heredia también el periodismo, la oratoria y la redac­
ción de escritos políticos y revolucionarios. También se conservan de él muchos
,iene dado discursos parlamentarios y escritos políticos que aumentan su producción en prosa.
que Byron En los últimos años se ha discutido mucho sobre Heredia como crítico literario. Su
'a también labor crítica se encuentra en crónicas y reseñas literarias y teatrales para E/Iris y La
:lS caóticas Miscelánea y otras publicaciones. Su mejor trabajo crítico es su Ensayo sobre la
ue se haya novela (1832), pu blicado en La Miscelánea, aunque nos dejó otros como Poetas
con reflex­ il7gelses contemporáneos, en que se destaca sobre todo el estudio de Byron; y sendos
ensayos dedicados a Rousseau y Walter Scott. Muchas de las opiniones de Heredia
político o son incambiables hoy día a pesar del tiempo transcurrido. Amado Alonso y Julio
resalientes. Caillet-Bois en un estudio sobre Heredia crítico literario lo consideran como "el
~Ienable de primer crítico de nuestra lengua en el siglo XIX, hasta la aparición de Menéndez y
cuando se Pelayo ". Para nosotros lo fue sin duda, pero en su tiempo, ya que a esa centuria
Jr", "A los pertenecen Manuel Milú y Fontanals (1818-1884) don Alberto Lista (1775-1848) y
'y muchos el propio Andrés Bello (178/-1865) que le superan, pero que escribieron con pos­
paña y del terioridad a él. Finalmente dejó Heredia un copioso Epistolario con cartas a amigos
;eparatista, y parientes, cuyo contenido es esencial para conocer aspectos de su obra, [as tribu­
pendencia. laciones de su espíritu ayudando a una mejor comprensión de su obra total.
patria y la
lsticia, a la La poesía popular: sus fuentes
Barlolomé Hidalgo el "Homero" de la literatura gauchesca
Paralela a la poesía culta, refinada y académica que hemos analizado, se produjo
en toda la América hispana una corriente de profunda raíz popular, de gran valor
sugestivo, aunque en general sin alcanzar la calidad estética de aquélla. Es fácil seguir
el proceso evolutivo de esta corriente de nuestra literatura: con bases remotas en la
riqueza folklórica peninsular, como son la poesía regional gallega, las Églogas de
de Juan del Encina, las coplas del Mingo Revulgo y el venero pujante del romancero,
1 se sentían vemos ya esbozos en el siglo XVI, de lo cual es buen exponente González de Eslava.
Durante el Barroco, Sor Juana 1nés de la Cruz nos muestra grandes preocupaciones por
lo popular, en su poesía y, sobre todo en sus piezas teatrales y sus villancicos. El clima
espiritual del neoclasicismo y el ambiente general del período de las Guerras de
Independencia, favorecieron esta corriente vernácula. Sin embargo, su plenitud se
haya en el romanticismo y el realismo en la llamada literatura gauchesca. En el

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