Uno de los sitios en los que naturalmente nace el servicio es la amistad y el reconocimiento mutuo. El servicio verdadero no pregona arrogantemente su generosidad ni se enorgullece por el gesto magnánimo de ayudar “a quien más lo necesita”. El dar auténtico nace de ese sentido de igualdad, de estar frente a un semejante, con la conciencia entera de que ese dar enriquece a ambos, y de ninguna manera sólo al que recibe. El servicio verdadero se inscribe en ese saberse parte de una comunidad fraterna, de haberte reconocido en una mirada de un desconocido y saber que trabajar por él es trabajar por ti y por todos.
Uno de los sitios en los que naturalmente nace el servicio es la amistad y el reconocimiento mutuo. El servicio verdadero no pregona arrogantemente su generosidad ni se enorgullece por el gesto magnánimo de ayudar “a quien más lo necesita”. El dar auténtico nace de ese sentido de igualdad, de estar frente a un semejante, con la conciencia entera de que ese dar enriquece a ambos, y de ninguna manera sólo al que recibe. El servicio verdadero se inscribe en ese saberse parte de una comunidad fraterna, de haberte reconocido en una mirada de un desconocido y saber que trabajar por él es trabajar por ti y por todos.
Uno de los sitios en los que naturalmente nace el servicio es la amistad y el reconocimiento mutuo. El servicio verdadero no pregona arrogantemente su generosidad ni se enorgullece por el gesto magnánimo de ayudar “a quien más lo necesita”. El dar auténtico nace de ese sentido de igualdad, de estar frente a un semejante, con la conciencia entera de que ese dar enriquece a ambos, y de ninguna manera sólo al que recibe. El servicio verdadero se inscribe en ese saberse parte de una comunidad fraterna, de haberte reconocido en una mirada de un desconocido y saber que trabajar por él es trabajar por ti y por todos.
La foto muestra una pareja de recin casados sentados en el pasto, descalzos. Llevan ropa tradicional de la India. Arriba, el fotgrafo explica: Me dijeron que llevan poco tiempo casados. Pregunt si fue un matrimonio arreglado o por amor. l respondi: Por amor. Pregunt dnde se conocieron, y l respondi: Por telfono. Me cont que l nunca la haba visto en persona antes del da de su boda. Entonces cundo se enamoraron?, pregunt. En la tercera llamada, respondi.
Otra escena. Dos nias en un campo de refugiados, en Sudn. No sonren, esconden las manos. Una de ellas dice que quiere ser piloto, y cuando el fotgrafo pregunta por qu, ella dice dos palabras. Dice algo como quiero poder controlarme en el aire, explica el traductor. Pero qu dijo exactamente?, pregunta el de la cmara. Kuar nhial, contesta. Significa: Ser la lder del aire.
Una ms? Otra pareja, esta vez en un parque en Nueva Delhi. l lleva la barba larga y un turbante rojo en la cabeza; ella lleva un vestido de flores. Miran fijamente a la cmara, no sonren. Entre los dos, un nio pequeo. El fotgrafo, de nuevo, reproduce el dilogo previo a la captura de la imagen: Cul es su mayor sueo para su hijo? La respuesta es aplastante: Dejaremos que l suee por s mismo.
Esto que inunda mis redes sociales es Humans of New York, la iniciativa de un fotgrafo que pretenda hacer un catlogo de retratos de 10,000 neoyorquinos. Poco a poco, su proyecto cambi. Comenz a incluir los dilogos breves que sostena para conseguir los retratos. Y los resultados fueron mucho mayores de lo previsto. La gente comparta sus mayores triunfos o sus historias ms difciles en un par de frases, ante un extrao que saba cmo preguntar. Ahora, con casi 10 millones de seguidores en Facebook, Humans of New York fue contratado por la ONU para recorrer 10 pases y contar las historias de la gente que encuentre a su paso. As, los retratos ahora van un poco ms all de Central Park: Sudn (y ac), Irak, Congo, India y Estonia son algunos de los pases ms recientes.
Pero aunque las fotografas y las conversaciones son dignas de inters por s mismas, no seran lo mismo sin los miles de comentarios que provocan en las redes. No estoy exagerando: cada imagen tiene entre 1,500 y 8,000 comentarios. Y es uno de esos pocos lugares del Internet en donde leer los comentarios no equivale a una decepcin inmediata. La enorme comunidad compuesta en su mayora por estadounidenses, pero tambin por gente de todos los rincones del mundo no para de descubrir, unas 10 veces al da, que las vidas, ideas, emociones y experiencias humanas son semejantes sin importar las fronteras. Y lo celebran, diez veces al da. Parece el abec de la empata, pero no es tan frecuente como quisiramos: nada humano nos es ajeno, sin importar si lleva toga, jeans, sari, burka o esmoquin.
La idea que resuena, para m, es que ponerle rostro a las situaciones lejanas es lo que transforma las ideas abstractas de fraternidad y paz en algo tan cercano como la amistad. Una vez que tienes un amigo de, digamos, Kazajstn, Siria, Chile, Uganda o Alaska, no puedes volver a leer las noticias sobre esos pases sin detenerte un momento para situarlas a escala humana y para imaginar cmo se viven esas revoluciones o desastres o festejos un jueves cualquiera, desde la ventana de un departamento. Los titulares de los noticieros te miran a los ojos, y t reconoces sus rostros. La respuesta tiene que ser empata. No slo eso: del reconocimiento nace tambin la buena voluntad. Deseas el bien para esa persona que te mira. Te reconoces en l o ella y, en tanto que dure esa mirada, no son necesarias las explicaciones.
Con todo esto quiero decir que uno de los sitios en los que naturalmente nace el servicio es en la amistad y en el reconocimiento mutuo. Y as es como entiendo el servicio verdadero, el que no pregona arrogantemente su generosidad ni se enorgullece por el gesto magnnimo de ayudar a quien ms lo necesita. Pienso que el dar autntico tiene que nacer de ese sentido de igualdad, de estar frente a un semejante, con la conciencia entera de que ese dar enriquece a ambos, y de ninguna manera slo al que recibe. El servicio verdadero se inscribe en ese saberse parte de una comunidad fraterna, de haberte reconocido en una mirada de un desconocido y saber que trabajar por l es trabajar por ti y por todos.
Por supuesto, el afn de servir no debe quedarse en el impulso inocente de hacer algo bueno. Hay iniciativas que daan pese a que tienen la intencin de ayudar. Creo que un buen inicio es ese reconocimiento sincero que no mira hacia abajo y descubre a alguien necesitado a quien puede simplemente donar bienes, sino que mira hacia el frente, a los ojos, y descubre un ser humano complejo y capaz. Es una mirada que exige conocer la situacin completa y no slo la necesidad evidente o inmediata. Y aun as, las soluciones no siempre funcionan, como nos cont Susana en este gran texto sobre su experiencia en Ghana: El ayudar no debe ser un impulso, una accin aislada que responde al dolor que nos causa ver la vulnerabilidad del otro. Si realmente queremos ayudar, debemos detenernos a pensar un poco. Seleccionar cuidadosamente la mejor forma de donar nuestro tiempo, nuestro conocimiento, nuestros bienes y nuestro dinero.
Pero me desvo. Me llam la atencin la idea del servicio y la amistad al estudiar, brevemente, los antecedentes de la actual Declaracin de los Derechos del Nio. Sucede que un documento previo (de 1924) menciona entre los derechos de los nios el deber de poner sus mejores cualidades al servicio del prjimo. Y otro documento, la Tabla de Derechos de 1927, lo dice de forma distinta: Derecho a ser nio para ser hombre, para formar con cuerpo sano y alma limpia los obreros de la libertad, los arquitectos de la conciencia del mundo. Pero la Declaracin vigente, de 1959, le da un giro a este artculo con el que concluan los dos documentos previos y formula el deber de servir como un derecho. A qu? A ser educado en un espritu de fraternidad. El nio debe ser educado en un espritu de comprensin, tolerancia, amistad entre los pueblos, paz y fraternidad universal, y con plena conciencia de que debe consagrar sus energas y aptitudes al servicio de sus semejantes. Aunque no est formulado explcitamente como consecuencia, me parece una interpretacin posible: si el deber de servir tuviera que formularse como un derecho, sera el derecho a crecer en un ambiente fraterno, en un entorno de amistad no slo entre individuos, sino entre naciones. Los nios tienen derecho a ser educados con esa amplitud de horizontes, de modo que se conviertan en hombres y mujeres que contribuyan al desarrollo de sus comunidades. Y si sus comunidades llegan ms all de su cuadra, ms all de su ciudad y de su pas, si saben encontrarse en las miradas de otros y reconocerse en historias que nunca han vivido, servir no ser una obligacin, sino un gesto tan natural como pasar una tarde entre amigos. Utpico? S, quiz. Pero hace bien.
_______ Este texto fue publicado en el blog @Eudoxa el 18 de septiembre de 2014. http://arrobaeudoxa.wordpress.com/2014/09/18/mirar-las-fronteras-a-los-ojos