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Dioses de la Muerte

El reino de los muertos o inframundo, conocido comúnmente como Mictlan, era


gobernado por el Señor del Inframundo, Mictlantecuhtli, y por la esposa de este,
Mictecacihuatl, los Infiernos, el Chignauhmictlan. Pero aparte de estas deidades,
existían otros dioses y diosas que poblaban las regiones del Mictlan y que casi
siempre encontramos por parejas. Una de ellas es Ixpuzteque, El que tiene el pie
rotoy su esposa Micapetlacalli, Caja de muerto. Por último conocemos el nombre
de Tzontemoc, El que cayo de cabeza, y su esposa es Chalmecacihuatl, La
sacrificadora .
Mictlantecuhtli y Mictecacihuatl eran la pareja más importante de las regiones del
inframundo y habitan la más profunda de ellas, a donde llegan los hombres a
descansar, no sin antes entregar a las deidades presentes valiosos.
Mictlantecuhtli aparece con el cuerpo cubierto de huesos humanos y un cráneo a
manera de mascara, con los cabellos negros, encrespados y decorados con ojos
estelares, puesto que habita en la región de la oscuridad completa. Adornan su
cabeza una rosetas de papel de las que salen conos, uno sobre la frente y otro en
la nuca. Sus animales asociados son el murciélago, la araña y el búho (tecolotl

El tatú y su capa de fiesta.


Las gaviotas andinas se habían encargado de llevar la noticia hasta los últimos
rincones del Altiplano. Volando de un punto a otro, incansables, habían
comunicado a todos que cuando la luna estuviera brillante y redonda, los animales
estaban cordialmente invitados a una gran fiesta a orillas del lago.
El Titicaca se alegraba cada vez que esto sucedía, pues sus riberas, a menudo
tristes, cobraban nueva vida con la algarabía y entusiasmo que sus vecinos
ponían en celebrar la ocasión de verse y comentar los últimos acontecimientos.
Cada cual se preparaba con esmero para esta oportunidad. Se acicalaban y
limpiaban sus plumajes y sus pieles con los mejores aceites especiales, para que
resplandecieran y todos los admiraran.
Era muy hermoso el espectáculo que entonces se producía y sentíanse murmullos
de aprobación cuando algún comensal hacía su entrada ataviado con prendas
majestuosas y bien presentadas.
Todo esto lo sabía Tatú, el quirquincho, ya había asistido a algunas de estas
fastuosas fiestas que su querido amigo Titicaca gustaba de organizar. En esta
ocasión deseaba ir mejor que nunca, pues recientemente había sido nombrado
integrante muy principal de la comunidad. Y comprendía bien lo que esto
significaba…
Él era responsable y digno. Esas debían haber sido las cualidades que se tuvieron
en cuenta al darle este título honorífico que tanto lo honraba. Ahora deseaba
íntimamente deslumbrarlos a todos y hacerlos sentir que no se habían equivocado
en su elección.
Todavía faltaban muchos días, pero en cuanto recibió la invitación se puso a tejer
un manto nuevo, elegantísimo, para que nadie quedara sin advertir su presencia
espectacular.
Era conocido como buen tejedor, y se concentró en hacer una trama fina, fina, a
tal punto, que recordaba algunas maravillosas telarañas de esas que se
suspenden en el aire, entre rama y rama de los arbustos, luciendo su tejido
extraordinario. Ya llevaba bastante adelantado, aunque el trabajo, a veces, se le
hacia lento y penoso, cuando acertó a pasar cerca de su casa el zorro, que
gustaba de meter siempre su nariz en lo que no le importaba.
Al verlo, le preguntó con curiosidad:
-¿Qué haces?

-No me distraigas, que estoy muy ocupado- le contestó inquieto el Tatú, pues el
zorro le producía cierta desazón.
-¿Estás enojado?- insistió el visitante.
-¿Porqué habría de estarlo?
-Entonces dime, ¿qué estás haciendo con tanto afán…?
-¿No ves que tejo una capa para ponérmela el día de la fiesta en el lago?
-¿Cómo? -sonrió el zorro irónicamente-. ¿Piensas ir esta noche con eso que
todavía no terminas?
El quirquincho levantó sus ojos, algo miopes, de su trabajo, y con una mirada
perdida y angustiosa exclamó:
-¿Dijiste hoy en la noche?
-Por supuesto… En un rato más nos encontraremos todos bailando…
¡Qué fatalidad! ¿Cómo pudo haber pasado tan rápido el tiempo? Siempre le
sucedía lo mismo… Calculaba mal las horas… Al pobre Tatú se le fue el alma a
los pies. Una gruesa lágrima rodó por sus mejillas. Tanto prepararse para la
ceremonia… El encuentro con sus amigos lo había imaginado distinto de lo que
sería ahora. ¿Tendría fuerzas y tiempo para terminar su manto tan hermosamente
comenzado?
El zorro captó su desesperación, y sin decir más se alejó riendo entre dientes. Sin
buscarlo había encontrado el modo de inquietar a alguien… y eso le producía un
extraño placer. Tatú tendría que apurarse mucho si quería ir con vestido nuevo a
la fiesta: ji, ji, ji…
Y así fue. Sus manitos continuaron el trabajo moviéndose con rapidez y destreza,
pero debió recurrir a un truco para que le cundiera. Tomó hilos gruesos y toscos
que le hicieron avanzar más rápido. Pero, ay, la belleza y finura iniciales del tejido
se fueron perdiendo a medida que avanzaba y quedaba al descubierto una
urdimbre más suelta.
Finalmente todo estuvo listo y Tatú se engalanó para asistir a su fiesta. Entonces
respiró hondo, y con un suspiro de alivio miró al cielo estirando sus extremidades
para sacudirse el cansancio de tanto trabajo. En ese instante advirtió el engaño…
¡Si la luna todavía no estaba llena! Lo miraba curiosa desde sus tres cuartos de
creciente…
Un primer pensamiento de cólera contra el viejo zorro le cruzó su cabecita. Pero al
mirar su manto nuevamente bajo la luz brillante que caía también de las estrellas,
se dio cuenta de que, si bien no había quedado como él lo imaginara, de todos
modos el resultado era de auténtica belleza y esplendor. No tendría para qué
deshacerlo. Quizás así estaba mejor, más suelto y aireado en su parte final, lo
cual le otorgaba un toque exótico y atractivo. El zorro se asombraría cuando lo
viera…
Y, además, no le guardaría rencor, porque sido su propia culpa creerle a alguien
que tenía fama de travieso y juguetón. Simplemente él no podía resistir la
tentación de andar burlándose de todos… y siempre encontraba alguna víctima.
Pero esta vez todo salió bien: el zorro le había hecho un favor. Porque Tatú se
lució efectivamente, y causó gran sensación con su manto nuevo cuando llegó, al
fin, el momento de su aparición triunfal en la fiesta de su amigo Titicaca.
Las sirenas.
Las sirenas a diferencia de la costumbre popular, dentro de la tradición griega eran
genios marinos, mitad mujeres y mitad aves. Su ascendencia no está clara. Según
las versiones más comunes del mito, son hijas de Melpómene (musa de la
tragedia) y de Aqueloo (dios del río homónimo y primogénito de los dioses-ríos).
Pero otras versiones las hacen hijas de Aqueloo y Estérope, o Terpsícore (musa
de la poesía y la danza) o también del dios Forcis. Según la versión de Libanio,
nacieron de la sangre de Aqueloo, que fue derramada por Heracles (Hércules).
La primera mención que se conoce de las Sirenas es en La Odisea, cuando
Odiseo se enfrenta a su canto en el mar. Aquí aparecen sólo dos, pero otras
tradiciones hablan de tres: Pisínoe (Parténope), Agláope (Leucosia), y Telxiepia
(Ligia) o incluso de cuatro: Teles, Redne, Molpe, y Telxíope.
De las sirenas se sabe que su especialidad era la música. Se cree que una tocaba
la lira, otra cantaba y la otra tocaba la flauta.
Para el poeta y mitógrafo Ovidio, las sirenas no siempre tuvieron esa forma, sino
que en un principio eran mujeres muy hermosas compañeras de Perséfone (diosa
del mundo subterráneo y compañera de Hades), antes de que fuera raptada por
Hades. Cuando sucedió el secuestro, ellas le pidieron a los dioses que les dieran
alas para poder ir en busca de su amiga. Otra versión dice que su transformación
fue un castigo de Démeter por no defender a su hija de Hades e impedir el
secuestro. También se dice que Afrodita les quitó su belleza, por que
despreciaban las artes del amor.
Hay una leyenda que cuenta que después de la metamorfosis, rivalizaron con las
musas, y éstas muy ofendidas, las desplumaron y se coronaron con sus despojos.
De acuerdo con el mito más difundido, vivían en una isla del Mediterráneo que
tradicionalmente es ubicaba frente a la costa italiana meridional, más
específicamente frente a la Isla de Sorrento y con la música que tocaban atraían a
los marinos, que aturdidos por el sonido, perdían el control del barco que se
estrellaba contra los arrecifes. Entonces las Sirenas devoraban a los imprudentes
navegantes.
Varios héroes pasaron por su isla incólumes, gracias a ardides o a la ayuda de
algún dios. En el caso de los Argonautas, se cuenta que pasaron muy cerca de la
isla de las sirenas, pero que Orfeo, que tenía fama de cantar maravillosamente
(héroe griego) hizo uso de su talento con tanta armonía y tan melodiosamente,
que no las escucharon por lo que se salvaron de su terrible destino. Butes (uno de
los argonautas) no pudo soportar la tentación y se lanzó al mar, pero Afrodita lo
rescató.
De igual manera, Odiseo (Ulises), fecundo en ardides, cuando se iban acercando
a la isla temida, por consejo de Circe, ordenó a sus hombres que se taparan los
oídos con cera, y él que no podía con la curiosidad de escucharlas, se hizo
amarrar al mástil, con orden de que pasara lo que pasara, no lo desataran. Al
escuchar los cantos de las sirenas quiso soltarse pero sus compañeros no se lo
permitieron. Cuenta la leyenda, que las sirenas devastadas por su fracaso, se
lanzaron al mar y murieron ahogadas.
Posteriormente, las sirenas pasaron a ser consideradas divinidades del más allá, y
se suponía que cantaban para los bienaventurados en las Islas Afortunadas. Fue
así como pasaron a representar las armonías celestiales y es así como las dibujan
en los ataúdes y sarcófagos.
El mito de Hera.
Hera es la diosa con mayor rango en el Olimpo, pues es esposa y hermana de
Zeus, el dios de los dioses en la mitología griega.
Esta diosa es la hija mayor de Cronos y Rea, y como todos sus hermanos fue
tragada por su padre, hasta que Zeus fue salvado de las terribles fauces paternas
y, luego, pudo entonces liberar a todos sus hermanos.
Durante la lucha que hubo entre Zeus y los titanes, la diosa fue criada -según unas
versiones- por Océano y Tetis, con quienes ella quedó muy agradecida, por lo que
cuando ellos riñeron, ella trató de reconciliarlos. Otros narran que fue criada por
las Horas, por el héroe Témeno e incluso por las hijas de Asterión.
Una vez que Zeus ganó la gran batalla y se estableció el poder olímpico, éste
contrajo matrimonio con Hera. Se cuenta que ella era su tercera esposa, después
de Metis y Tetis, no obstante el amor entre Hera y Zeus era anterior incluso a la
batalla con los titanes. La boda fue más que suntuosa, y de acuerdo a la tradición,
se indica como lugar de la celebración el jardín de las Hespérides (aunque a veces
se dice que las manzanas de este jardín fueron sólo el regalo de Gea a Hera el día
de su casamiento, y que la diosa las cembró en su jardín). En la Ilíada se cuenta
que la boda se llevó a cabo en la cumbre del Ida de Frigia. También, se ha
mencionado que se realizó más bien en el lugar místico de Eubea. La divina unión
tuvo como frutos cuatro hijos: Hefesto, Ares, Ilitía y Hebe.
Como esposa del líder de los dioses, Hera se convirtió en la protectora de todas
las mujeres casadas. Por ello, se la representa como mujer celosa, vengativa y
violenta, pues Zeus -que le era infiel constantemente- provocaba sus iras, de las
que hacía víctimas no sólo a las amantes sino a los hijos producto de los amores
prohibidos.
Fue así como Heracles cayó en desgracia con Hera, pues era hijo de Zeus y
Alcmena, y fue tal vez el que más sufrió la cólera de la diosa. A ella se le ocurrió la
idea de los doce trabajos a los que se sometió al semidios, y lo persiguió sin límite
hasta el fin de sus días.
Sin embargo, estos ataques de celos también le costaban caros a la diosa, pues
Zeus siempre protegía a sus hijos y a sus amantes de la venganza de Hera. Por
ejemplo, cuando Heracles se vio envuelto en una tormenta enviada por Hera
cuando él regresaba de tomar Troya, Zeus la suspendió del Olimpo y le ató un
yunque en cada pie. Hera más tarde se reconcilió con Heracles.
Las leyendas en que esta importante diosa interviene son muchas. Por ejemplo,
persigue a Io, la convierte en vaca y convence a los Curetes de desaparecer a su
hijo, interviene en el trágico origen de Sémele, produce la locura de Tamante e Ino
por haber criado a Dionisios, hijo bastardo de Zeus con Sémele. Aconseja a
Artemisa para que asesine a Calisto, e intenta impedir el parto de Leto, de dónde
nacieron Apolo y Artemisa.
Sin embargo, la ira de Hera no siempre se relaciona con los celos, a veces
también lucha por poder. Por ejemplo, castigó a Tiresias y lo dejó ciego, por darle
la razón a Zeus en una discusión que entabló la pareja sobre quién gozaba más
de los placeres del amor, si el hombre o la mujer.
Además, participó en el concurso de las manzanas para averiguar cuál diosa era
la más bella, donde Paris fue árbitro. Como éste eligiera a Afrodita, su cólera cayó
sobre él y sobre Troya, por lo que la balanza se inclinó por los griegos o aqueos,
hecho que se confirmaba porque Hera naturalmente estaba designada como la
protectora de Aquiles, héroe griego hijo de Tetis, a quien Hera le debía tanto,
como ya dijimos. Incluso, la diosa extendió su protección a Menelao, y lo hizo
inmortal. Anteriormente, Hera había protegido a los Argonautas, y ayudó a que
salieran bien librados de las Rocas Cianeas y de los pasos de Caribdis y Escila.
Por otro lado, se sabe que la diosa participó en la lucha contra los Gigantes y que
fue perseguida y atacada por Porfirión que se había enamorado de ella. Éste
intentó hacerla suya por la fuerza, pero mientras le arrancaba los vestidos, Zeus
llegó en auxilio de la diosa y le envió un rayo al atacante que fue asesinado
completamente por un flechazo de Heracles. De igual forma, Ixión también la
atacó con un deseo incontrolable y violento, pero Zeus una vez más la protegió
mediante una nube que modeló para engañar al pérfido.
Sus atributos comunes eran el pavo real, cuyo plumaje pasaba por ser los ojos de
Argos, el guardián que Hera le asiganra a Io, y sus plantas eran el helicriso, la
granada y el lirio. En la mitología latina o romana fue conocida como Juno
El mito Inca.
Un día muy lejano, el dios sin nombre se hizo la reflexión de que debía crear un
mundo. Tenía la tierra, el agua y el fuego y eso le bastaba para dar forma a
cualquier cosa que deseara formar. Así lo hizo, creando tres planos que
componían un único Universo. En el de arriba puso a los dioses, que tenían el
aspecto brillante del Sol y de la Luna, de las estrellas y de los cometas, y de todo
cuanto luce allá en lo alto, sobre nuestras cabezas. Un poco más abajo, pero
todavía sobre el segundo mundo, estaban los dioses del rayo, del relámpago y el
trueno, del arco iris y de todas las cosas que no tienen más explicación que la que
los dioses quieran dar. Ese tercio superior se llamó Janan Pacha. En el segundo
mundo, en el de aquí, Cay Pacha, puso el dios creador a los humanos, a los
animales y a las plantas, a todo lo vivo, incluidos los espíritus. En el mundo del
tercer plano, el mundo interior, Ucu Pacha, quedó el espacio cerrado y reservado
para los muertos. Los tres planos estaban intercomunicados, pero eran unas vías
muy especiales las que daban acceso a unos y otros. Al de arriba podía acceder el
hijo del Sol, el Inca o príncipe, el Intip churín; desde el interior se podía acceder al
de aquí, a través de todos los conductos naturales que se abren desde el interior
al exterior, conductos por los que brotan las aguas de la tierra, cuevas, grietas y
volcanes, pacarinas, que eran las vías primitivas de acceso por las que llegaron
los seres que dieron comienzo a la humanidad; los gérmenes que hicieron nacer
los animales, y las semillas que dieron vida a todas las plantas que crecen sobre
el mundo de aquí. El esquema de este universo inca sería, pues, el siguiente:
JANAN PACHA
Intip churín
CAY PACHA
Pacarina
UCU PACHA
El ciclo se cierra con este flujo hacia arriba, que parte del Ucu Pacha, a través de
una Pacarina, para que la penetren los hombres Ayar y, en el mundo de aquí, den
nacimiento al imperio inca, con sus fundadores Manco Capac y Mama Ocllo a la
cabeza de una humanidad que, con ellos en la cumbre, puede dirigirse al mundo
superior, para comunicarse con los dioses de los que ellos, naturalmente, forman
parte.
El Mito de La Formación de la Vía Láctea.
Se cree que fue Hera, la esposa de Zeus el dios de dioses, la que dio origen a la
Vía Láctea, nuestra galaxia.
Zeus era muy aventurero y le gustaba mucho tener diferentes mujeres, por lo que
nunca le guardó fidelidad a su mujer. En una de estas aventuras, Zeus se unió con
Alcmena en ausencia de su marido. El dios se hizo pasar por el ausente, y como
la mujer le gustaba mucho decidió estar con ella en una noche que durara mucho,
por lo que por orden de él, el sol no salió cuando tenía que haberlo hecho.
Después el esposo de Alcmena, Anfitrión, regresó y se unió a ella. De ambas
uniones Alcmena quedó embarazada. El hijo de Zeus fue Heracles (Hercules en la
tradición latina) y el hijo de Anfitrión fue Ificles.
Heracles fue desde su concepción, el favorito de Zeus a lo cual Hera respondió
con ira y celos, pues no soportaba la idea de que el hijo de otra mujer fuera tan
querido para su divino esposo.
Así, la diosa decidió complicar el nacimiento de Heracles quien se quedó 10
meses dentro del vientre de su madre. Y además ella es la responsable de que el
héroe tuviera que sufrir los Doce Trabajos y cuando era un bebé de ocho meses,
Hera le envió dos terribles serpientes para asesinarlo, sin embrago el niño supo
defenderse sin problemas.
Ahora bien, existía la condición de que Heracles sólo sería inmortal si mamaba de
Hera y esto no iba a ocurrir con el consentimiento de la diosa.
Sobre esta historia existen dos versiones. Primero, se cree que Hermes, el
mensajero de los dioses, llevó al niño a donde Hera mientras ella dormía y lo puso
en su seno para que mamara la leche divina. Cuando Hera se despertó y
descubrió a Heracles en su pecho lo retiró bruscamente y la leche siguió
manando, se esparció por el universo y formó la Vía Láctea.
La otra versión indica que Hera iba con Atenea paseando por el campo cuando
vieron al niño descansando en la hierba. Atenea convenció a la diosa de que lo
amamantara, pues era muy hermoso. Hera accedió, pero pronto Heracles chupó la
leche con tal violencia que hirió a la diosa. Hera lo apartó de su seno
vigorosamente y la leche siguió fluyendo hasta que formó la Vía Láctea

El mito de Europa.
Europa era hija de Agenor y Telefasa, aunque a veces se dice que era hija de
Fénix y por lo tanto nieta de Agenor.
Europa jugaba con sus compañeras en la playa de Sidón o a veces Tiro donde
reinaba su padre, cuando Zeus la divisó y quedó maravillado por su belleza, por lo
que se prendó de ella.
Como Zeus sabía que Europa podía rechazarlo si se le presentaba naturalmente,
se transformó en un hermoso toro blanco que tenía cuernos parecidos al creciente
lunar, y fue a rendirse a los pies de la bellísima doncella.
Primero, la joven se asustó, pero luego fue tomando confianza. Primero opta por
acariciar en el lomo al maravilloso animal y decide por último montar en su
espalda. Zeus que esperaba esta acción de Europa, inmediatamente se levantó y
partió hacia el mar.
Europa gritaba y se aferraba con fuerza a los curvados cuernos, pero Zeus no se
detuvo, se adentró en la olas y se alejó de tierra, hasta llegar a Creta. Los
hermanos y la madre de Europa salieron en su búsqueda desesperados y por
orden de su padre, pero no dieron con ella.
En Gortina, Zeus logra su cometido y se une con Europa cerca de una fuente y
unos plátanos que bendecidos por haber presenciado el divino acto de amor
nunca más volvieron a perder sus hojas.
De esta unión nacieron tres hijos: Minos, Sarpedón y Radamantis. Además, se
cree que fue la madre de Carno, amado de Apolo, y Dodón.
Pero Zeus no podía quedarse con su bella Europa, por lo que para recompensarla
le da tres regalos. El primero es Talo el autómata, que era de bronce y cuidaba las
costas de Creta contra los desembarcos extranjeros. El otro fue un perro que
nunca fallaba en la cacería y siempre lograba atrapar a sus presas. Por último, le
entregó una sorprendente jabalina que siempre y sin excepción acertaba en el
blanco elegido.
Adicionalmente, y para recompensarla por completo, Zeus logró que Europa
contrajera matrimonio con Asterión, quien al no tener hijos, adoptó a los de Zeus.
Cuando Europa murió le fueron concedidos los honores divinos y el toro que había
sido la forma en que Zeus había amado a Europa fue convertido en constelación e
incluido en los signos del zodíaco.

Mito de la Diosa Afrodita.


Afrodita es la diosa del amor y la belleza, y se identifica en Roma con la antigua
divinidad itálica Venus. Según una tradición es hija de Urano y según otra de Zeus
y Dione.
En el caso de la primera historia, el nacimiento ocurre en el momento que Cronos
(dios del tiempo) corta los genitales de su padre Urano y los lanza al mar, de
donde surge Afrodita. De ahí que se le conozca como “la diosa nacida de las olas”
o “nacida del semen de dios”.
Una vez que salió del mar, Afrodita fue llevada por los vientos Céfiros, primero a
Citera y luego a Chipre, donde las Horas la vistieron y la guiaron a la morada de
los Inmortales.
Posteriormente, Platón imaginó que había una Afrodita Urania, la diosa del amor
puro e hija de Urano; y Afrodita Pandemo, hija de Dione y diosa del amor vulgar.
Sin embargo esta es una concepción filósofica tardía.
Afrodita es partícipe de un sinnúmero de leyendas. Primero, se casó con Efesto (el
divino cojo y dios del Fuego), pero estaba enamorada de Ares (dios de la Guerra).
Cuenta Homero (escritor de La Odisea y La Iliada) que mientras los enamorados
se entregaban a la pasión en una madrugada, en el lecho de Afrodita, Efesto
celoso les había puesto una trampa, pues el Sol le había contado que su amada le
estaba siendo infiel.
Cuando los amantes se dieron cuenta ya estaban atrapados en una red mágica
que tenía el esposo de la bella diosa, y éste fue a llamar a todos los dioses para
que fueran testigos del engaño. Todos se burlaron del asunto, pero Poseidón (dios
del Mar) pidió clemencia y por eso Afrodita y Ares fueron liberados.
La diosa avergonzada huyó a Chipre, mientras que Ares se fue a Tracia. Sin
embargo, sus amores tuvieron fruto y de tal unión nacieron Eros (dios del amor) y
Anteros, Deimo y Fobos (el Terror y el Temor) y Harmonía. A veces también se
agrega a Príapo.
A parte de Ares, Afrodita estuvo involucrada amorosomente con Adonis y a
Anquises con quien tuvo a Eneas (héroe troyano y personaje de La Eneida de
Virgilio) y a Lirno.
Pero, la diosa fue especialmente conocida por sus maldiciones e iras, pues
cuando alguien caía en la desgracia de ofender a la diosa, se condenaba a
tormentos terribles. Por ejemplo, castigó a la Aurora con un amor irrefrenable por
Orión, ya que había cedido a las seducciones de Ares. También castigó a todas
las mujeres de Lemnos, ya que éstas no la honraban, y las impregnó con un olor
insoportable que provocó que sus hombres las abandonaran. De igual manera
castigó a las hijas de Cíniras y las obligó a prostituirse con extranjeros.
Por otra parte, caer en su gracia era igual o más peligroso. Cuando la Discordia
lanzó una manzana a la más hermosa de las diosas, e hizo que compitieran
Afrodita, Palas Atenea y Hera, y Zeus decidió que fuera Alejandro (Paris, héroe
troyano) el que definiera quién era la más hermosa, cada una le ofreció un regalo
a cambio de que la escogiera. Palas Atenea le ofreció hacerlo invencible en la
guerra, Hera le prometió el reino del universo, y Afrodita la mano de Helena (hija
de Zeus y hermana de los Dioscuros), quien era la mujer más hermosa del mundo.
Paris eligió a Afrodita y fue por esta promesa que se inició la famosa Guerra de
Troya.
Afrodita agradecida con Paris, lo protegió durante toda la campaña así como a los
demás aqueos, incluyendo a su hijo Eneas, a quien logró salvar de la muerte.
Aunque Troya iba a perder la guerra definitivamente, Afrodita logró rescatar la raza
de los aqueos con su hijo Eneas, quien luego viajara a una tierra desconocida
donde sus descendientes Rómulo y Remo fundarían Roma.
Así es como para lo romanos Afrodita, Venus para ellos, fuera su protectora
particular y por eso César le levantó un templo bajo la invocación de Venus Madre.
Los animales favoritos de esta diosa eran las palomas, y estas aves arrastraban
su carro. Sus plantas eran la rosa y el mirto.
El mito de Ártemisa.
Esta diosa equivale en Roma a Diana, la Cazadora. Según algunas tradiciones, es
hija de Démeter (diosa de la fertilidad); sin embargo es más común que se
considere hermana gemela de Apolo (dios del arte y de la adivinación), y por lo
tanto hija de Leto y Zeus (dios de los dioses).
Ella es la primogénita, e inmediatamente ayudó a Apolo a venir al mundo. Luego,
recién nacidos, Apolo y Ártemisa que tenían grandes habilidades de cazadores,
mataron a un dragón que se disponía a atacarlos. Pero, una de sus más
renombradas azañas es la de asesinar, entre los dos, a los hijos de Níobe, quien
había insultado a Leto. Apolo se enfrentó y acabó a los seis muchachos, mientras
que Ártemisa se encargó de la seis doncellas. Famoso es también el hecho de
que para salvar a su madre mataron al gigante Ticio que trataba de violarla.
Ártemisa se mantuvo eternamente virgen y joven, por lo que siempre fue un
emblema de las doncellas jóvenes. Nunca conoció la dependencia a hombre. Su
único placer era la caza, y debido a esto andaba siempre armada con una arco,
con el que cazaba y perseguía a sus víctimas que iban desde veloces ciervos
hasta humanos caídos en desgracia. Uno de sus castigos clásicos, es enviar la
muerte a las mujeres que van a dar a luz. Las muertes repentinas e indoloras son
también de su cosecha. Es muy propicia a la cólera y es en extremo vengativa.
Dentro de sus luchas y triunfos más destacados se pueden contar el combate
contra los Gigantes, donde se enfrentó a Gratión. De igual forma, venció en
combate a los monstruos Alóadas; en Arcadia, a Búfago (el devorador de bueyes);
a Orión, el cazador gigante, quien habría incurrido en la cólera de la diosa, por
retarla a lanzar el disco, según algunas tradiciones. En otras versiones, Orión
intenta robar a una de sus compañeras, e incluso hay quienes dicen que el
cazador intentó violar a la propia Ártemis. Otra de sus víctimas importantes fue
Calisto, a la que mató por orden de Hera (esposa de Zeus), quien quería castigarla
por haberse dejado seducir por Zeus.
Interviene en la historia de la familia de los atridas (Agamenón y Menelao), pues
Agamenón al matar un ciervo, comparó su habilidad con la de la propia diosa. Ésta
en respuesta, inmoviliza su flota y exige el sacrificio de Ifigenia, a quien salva en el
último momento trasladándola a Táuride.
Se ha identificado a la diosa con la luna errante por las montañas, paralelamente a
su hermano que era la personificación del sol. Sin embargo, no todos los cultos o
mitos referentes a Ártemisa son celenes (lunares), pues en el panteón helénico
era clasificada como la diosa de las bestias, e incluso ha sido objeto de cultos que
incluían el sacrificio humano, como el de Táuride.

El Mito de Cuniraya Huiracocha.


El mito de Cuniraya Huiracocha forma parte de los escritos de Francisco de Avila,
quien en la primera década del siglo XVII los recolecta en la provincia de
Huarochirí. Avila fue encargado como “extirpador de idolatrías”. Tenía la misión de
destruir las antiguas creencias andinas y reemplazarlas por la religión católica.
Para ello recorrió la sierra de Lima (Huarochirí) con ayudantes andinos, los que
escribieron en quechua los mitos y leyendas de esa región. La primera traducción
al castellano la hizo José María Arguedas, publicando el libro “Dioses y Hombres
de Huarochirí” en 1966. Posteriormente Gerald Taylor hizo una nueva traducción,
en 1987, que aparece en el libro “Ritos y Tradiciones de Huarochirí del siglo XVII”,
de donde hemos adaptado el presente relato.
Cuentan que en tiempos muy antiguos, Cuniraya Huiracocha se convirtió en un
hombre muy pobre, y andaba paseando con su ropa hecha arapos, y sin
reconocerlo algunos hombres lo trataban de mendigo piojoso. Pero Cuniraya
Huiracocha era el dios del campo. Con solo decirlo preparaba las chacras para el
cultivo y reparaba los andenes. Con el solo hecho de arrojar una flor de cañaveral
(llamada pupuna) hacía acequias desde sus fuentes. Así, por su gran poder,
humillaba a los demás dioses (huacas) de la región.
Había una vez una mujer llamada Cahuillaca, quien también era huaca, que por
ser tan hermosa todos los demás huacas la pretendían. Pero ella siempre los
rechazaba. Sucedió que esta mujer, que nunca se había dejado tocar por un
hombre, se encontraba tejiendo debajo de un árbol de Lúcumo. Cuniraya que la
observaba de lejos pensaba en una manera astuta de acercarse a la bella
Cahuillaca. Entonces se convirtió en un pájaro y voló hasta la copa del Lúcumo,
donde encontró una lúcuma madura a la que le introdujo su semen, luego la hizo
caer del árbol justo al costado de donde Cahuillaca se encontraba tejiendo. Al
verla se la comió muy gustosa y de esta manera la bella diosa quedó embarazada
sin haber tenido relaciones con ningún hombre.
A los nueve meses, como era de esperarse, Cahuillaca dio a luz. Durante más de
un año crió sola a su hijo, pero siempre se interrogaba sobre quién sería el padre.
Llamó a todos los Huacas y Huillcas a una reunión para dar respuesta a su
pregunta. Cuando supieron de la reunión todos los huacas se alegraron mucho,
asistieron muy finamente vestidos y arreglados, convencidos de ser a los que la
bella Cahuillaca elegiría. Esta reunión tuvo lugar en un pueblo llamado
Anchicocha. Al llegar se fueron sentando, y la bella huaca les enseñaba a su hijo y
les preguntaba si eran los padres. Pero nadie reconoció al niño. Cuniraya
Huiracocha también había asistido, pero como estaba vestido como mendigo
Cahuillaca no le preguntó a él pues le parecía imposible que su hijo hubiese sido
engendrado por aquel hombre pobre.
Ante la negativa de todos los preguntados de reconocer al niño, Cahuillaca ideó
posar en el piso al niño, dejando que ande a gatas solo hasta donde se encuentre
su padre. Hizo así, y el niño se dirigió muy contento donde se encontraba
Cuniraya Huiracocha. Cuando su madre lo vio, muy encolerizada, gritó: “Ay de mí!
¨Cómo habría podido yo dar a luz el hijo de un hombre tan miserable?”. Y con
estas palabras cogió a su hijo y corrió hacia el mar. Entonces Cuniraya dijo:
“Ahora sí me va a amar!” y se vistió con un traje de oro, y la siguió, llamándola
para que lo viera. Pero Cahuillaca no volvió para mirarlo, siguió corriendo con la
intención de arrojarse al mar por dar a luz el hijo de un hombre tan “horrible y
sarnoso”. Al llegar a la orilla, frente a Pachacamac, se arrojó y quedaron
convertidos, ella y su hijo, en dos islotes que están muy cerca a la playa.
Como Cuniraya pensaba que Cahuillaca voltearía a verlo, la seguía a distancia
llamándola y gritándole continuamente. Entonces se encontró con un cóndor y le
preguntó: -”Hermano, ¨dónde te encontraste con esa mujer?”, -”Aquí cerca está, ya
casi la vas alcanzando” le respondió el cóndor. Por darle esa respuesta Cuniraya
le dijo al cóndor: -”Siempre vivirás alimentándote con todos los animales de la
puna, y cuando mueran tú sólo te los comerás, y si alguien te mata, él también
morirá”
El huaca siguió en su carrera en pos de Cahuillaca, encontrándose con una
zorrina. -”Hermana” le preguntó, “¨En donde te has encontrado con esa mujer?”
La zorrina le respondió: -”Ya no la alcanzarás, está muy lejos”-. Por darle esa mala
noticia el huaca le dijo: -”Por lo que me has contado, te condeno a que camines
sólo de noche, odiada por los hombres y apestando horriblemente”. Más abajo en
su camino se encontró con un puma. -”Ella todavía anda por aquí; ya te estás
acercando” le dijo el puma.
Por darle tan buenas noticias Cuniraya le respondió: -”Comerás las llamas del
hombre culpable, y si alguien te mata te hará bailar primero en una gran fiesta, y
todos los años te sacará sacrificándote una llama” (De este modo Cuniraya le
confiere al puma categoría para ser adorado, y manda además que todos los años
se celebre una fiesta en su honor, en la que se bailará y se sacrificará una llama
en su honor) También se encontró con un zorro. Al preguntarle por Cahuillaca el
zorro le dijo que se encontraba ya muy lejos y que no la alcanzaría.
Por esto le dijo al zorro: -”Aunque andes a distancia, los hombres llenos de odio te
tratarán de zorro malvado y desgraciado. Y cuando te maten te botarán a tí y a tu
piel como algo sin valor”. El halcón, con quién también se encontró, le auguró que
pronto la alcanzaría. Por ello le contestó el huaca: -”Tendrás mucha suerte, y
cuando comas primero almorzarás picaflores. El hombre que te mate llorará tu
muerte, y sacrificará una llama en tu honor, y bailará poniéndote sobre su cabeza
para que resplandescas allí”.
Enseguida se encontró con unos loros, quienes le dijeron que ya no la alcanzaría.
Por ello Cuniraya les maldijo así: -”Andareís gritando muy fuerte, y cuando los
escuchen, sabiendo que tienen la intención de destruir los cultivos, sin tardar los
hombres os ahuyentarán y habrán de vivir sufriendo mucho, odiados por ellos”. De
este modo, cada vez que se encontraba con alguien que le daba una buena
noticia le auguraba un buen porvenir, y si se encontraba con alguien que le daba
malas noticias lo maldecía. De este modo llegó hasta el mar donde se
encontraban dos hijas de Pachacamac custodiadas por una serpiente. Pero poco
antes, la madre de éstas: Urpayhuachac, había entrado al mar a visitar a
Cahuillaca.
Aprovechando esta ausencia Cuniraya violó a la menor de las hijas. Cuando quiso
hacer lo mismo con la otra, ésta se transformó en paloma y voló. Es por esto que a
su madre le llaman Urpayhuachac: la que pare palomas. En ese tiempo no habían
peces en el agua. Solo Urpayhuachac los criaba en un estanque que estaba
dentro de su casa. Cuniraya, enfadado porque había ido a visitar a Cahuillaca
arrojó todos los peces del estanque al mar. Y es por esto que el mar, ahora, se
encuentra poblado de peces. Cuando la hija menor de Urpayhuachac le contó lo
que Cuniraya le había hecho, se encolerizó y se decidió por matarlo. Para ello
tramó un astuto plan. Urpayhuachac llamó a Cuniraya con el pretexto de quitarle
las pulgas. Este aceptó. Pero al mismo tiempo hacía crecer una gran peña para
que le callera encima al huaca y lo aplastara.
Pero éste, con gran astucia, se dio cuenta de las verdaderas intenciones de
Urpayhuachac, y huyó del lugar.
Desde entonces Cuniraya Huiracocha anda por el mundo engañando a huacas y
hombres.

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