Professional Documents
Culture Documents
Código: 42082001
Nada más que el genio de la locura, el que se les otorga a los personajes que
pasan a la historia. Nada más que eso para referirse a un personaje esencial
en la literatura. Don Alonso Quijano, mejor conocido como Don Quijote de la
Mancha es una representación viva de todo aquello que guarda el ser humano
en su esencia. Así, en este breve escrito se intentará abordar de forma básica
la problemática del Quijote y como las distintas categorías que se proponen
son y serán perfectas excusas de análisis sin importar la época en que se
hagan.
Pero para esa aparente locura de don Quijote debe haber una oposición que
funcione como un balance, como un equilibrio. Allí aparece el fiel escudero de
don Alonso, Sancho Panza quien a diferencia del Hidalgo caballero no esta
loco, pero tal vez es un poco más ignorante frente a su mundo. Sancho acepta
ser el compañero de andanzas de don Quijote a cambio de la promesa de ser
el futuro gobernador de una isla. ¿Acaso la aparente cordura de Sancho no le
anunciaba que era muy improbable el cumplimiento de dicha promesa?, y hay
que tener en cuenta que no se trata de un hombre sin palabra el que le ofreció
a el estimado escudero la gobernación de la isla pues si algo debían tener los
caballeros andantes era palabra de honor, palabra de hombre si se quiere, esa
misma que hoy en día tiende a desaparecer. Al parecer es necesario que exista
esa extraña, compleja y al mismo tiempo interesante relación entre los dos
personajes, relación que los lleva a enfrentar diversos dilemas, aventuras,
problemas, en fin. Es esa eterna pelea del ser humano que lo cuestiona, que lo
hace debatirse entre mundos posibles, tomar decisiones, aferrarse a ideas casi
absurdas, irrealizables pero al fin y al cabo, realidades en las que el hombre
siempre se ve enredado. No en vano existen alusiones a la cordura del fiel
escudero: Envidio a tu jumento y a tu nombre/y a tus alforjas igualmente invidio
,/ que mostraron tu cuerda providencia…1.
O no lo sabes, señora,
2
Ibid. Pagina 22.
Entre aventuras y andanzas don Quijote vive desconsolado pues además de
su poca fortuna como caballero lo acompaña la del desamor de su musa, doña
Dulcinea del Toboso, quien tiene a su bien negarle al héroe de andanzas el
amor. Como si no fuera necesario, don Quijote vive en la misma ilusión del
deseo de amar a su Dulcinea, asi sea en el silencio al que está confinado, al
que se condena a diario, pues su resignación es una virtud que lo complementa
como caballero. Don Quijote desea fervientemente ser amado y disfruta al
mismo tiempo del hecho de suspirar por su musa. Es al mismo tiempo pasión e
instinto, amor y sensaciones. Lucha en nombre de su amada y se lamenta del
hecho de no tenerla a su lado. Al fin y al cabo, ser humano.
La locura del Quijote en este caso es uso de burlas por parte de su sociedad
que le sigue la corriente en perjuicio de los demás. Sin embargo, cabe tener en
cuenta el cuestionamiento al pensar quien esta más loco, si el andante
caballero o la sociedad que lo padece. En esta duda sobre la naturaleza de la
locura se debate la obra entera, contrastando la vida misma del personaje con
la de su época, valiéndose de recursos que hacen de la obra una pieza
excepcional de la literatura jugando incluso con la más simple lógica. Nuestra
existencia para existir, requiere que existamos. En nuestra hora, en estos
tiempos en que lo blanco es negro (o incluso gris), necesitamos más que nunca
un rayo que nos fulmine para separar la verdad de la mentira o para utilizar las
mentiras (en este caso la locura) para decir verdades.
Teniendo en cuenta lo anterior, las acciones que don Quijote lleva a buen
término, si es que lo logra, son las Quijotadas. Aunque la actitud y la intención
del Quijote, como individuo y no como personaje, siempre sea tan correcta y
noble, mal acaba lo que comienza. Estas acciones son las que por producto de
la obra se podrían llamar Quijotadas, que se caracterizan por distanciar lo
planeado de lo logrado. Las buenas acciones que tendrían que ser, se tornan
en malvadas donde quien esta ofendido de laguna manera al inicio, acaba
mucho peor. El desvalido que se encontraba en una situación poco favorable, y
que conoce al Quijote con su locura incluida, puede perdonarlo. Si no pasara
de esta manera, sería aun más grave la vida del Hidalgo caballero, recibiendo
palizas cada que intenta llevar a cabo una acción heroica.
De esta manera, cada Quijotada debe ser vista de forma independiente, pues
la locura de don Quijote puede llegar a extremos insospechados. Así llegamos
a otro punto de la Quijotada: la llevada por un Quijote consciente y la realizada
por el inconsciente. La diferencia radica en el accionar de mala fe y el accionar
de buena fe. En uno la locura es parcial, siendo el Quijote consciente de su
Quijotada y, por tanto, aplicando su fe aun en perjuicio del ideal que late en el
Quijote. En el otro la locura es total, siendo el Quijote inconsciente de la
Quijotada que lleva a realizar. Su fe estará sujeta al ideal del Quijote, su
ordenación de caballero (entendiendo el más amplio sentido de la palabra
caballero en nuestros tiempos). En ese caso, cada lector habrá de juzgar desde
su propio criterio si se trata de acciones de mala o de buena fe.
Los elementos que se conjugan en esta obra que para muchos es considerada
como la pieza que abre la modernidad, son un perfecto equilibrio que permite
la burla, la risa, la tristeza. Cada aventura del Hidalgo caballero es una excusa
para creer en que hay posibilidades de apostarle a mundos diferentes desde la
locura misma, teniendo en cuenta que cada aventura es apostada desde un
hombre que puede ser lo más cuerdo o lo más loco. Somos Quijotes, somos
Sanchos, somos el ser humano en su mas viva esencia.