You are on page 1of 5

LEY DE LA ATRACCION

El trabajo encubierto

Con este artículo estuve a punto de anunciar el descubrimiento más importante que en
lo personal había podido lograr con las experiencias y comprobaciones que
periódicamente voy realizando.

Sin embargo por una diferencia del 5% por ahora sólo puedo anunciarlo como una
hipótesis y no como una teoría comprobable.

Ahora ustedes se dirán porque hago anuncios de hipótesis sin estar completamente
comprobadas sus premisas.

Pues mi forma de expresarme es ir realizando investigaciones abiertas, es decir cuando


escribo (algunas veces) es como pensar en voz alta, de tal forma que si otra persona está
en la misma línea de investigación y está más avanzada que yo, o sin estarlo tiene más
piezas del “rompecabezas” que significa la ley de la atracción, tal vez con mi hipótesis
le ayudo a encontrar ese funcionamiento ideal, para que todos puedan aplicar los
preceptos de esta “Ley” en forma natural y sencilla.

Ya que hoy en día aunque creamos en la misma y veamos que en las pequeñas cosas se
va cumpliendo lo que se dice, con los deseos más grandes ya resulta más complicado
obtener los mejores resultados.

Porque los autores dicen hay que pedir con emoción, pero no dan un método específico
de cómo inducir dichas emociones. Dicen que hay que aplicar el desapego, pero no
explican cómo hacerlo. Y lo que es el tema principal de este artículo, hablan de que (lo
que es cierto) todo problema trae consigo el embrión de otro éxito, pero no explican
como interpretarlo, o en todo caso cómo llegar a hacer que el mismo crezca (el éxito) a
partir de enfrentar a dicho problema.

Entonces ese será mi objetivo de hoy, dejar planteado una hipótesis de que no sólo los
problemas traen consigo beneficios si se aprende a enfocarlos como corresponde, sino y
lo que es lo fundamental:

Los problemas deben aparecer en nuestra vida si o sí, porque a medida que
vayamos solucionando los mismos será como ir subiendo de nivel, es decir, a
mayores problemas más alto subiremos en el nivel de aprender a obtener las
herramientas “mentales” que nos permitan hacer cumplir nuestros deseos más
importantes.

De tal forma que cuanto más problemas resolvamos y cuanto más rápido lo hagamos,
más arriba escalaremos. Y por contrapartida quien se deje abatir por los mismos
problemas se estancará, o incluso descenderá en el nivel de aprendizaje mental en que
se encuentra.

Ahora antes de seguir con este concepto voy a hacer una aclaración respecto al segundo
párrafo con que inicié este artículo:
Dije que por una diferencia del 5 % no puedo considerar mi premisa como una teoría
demostrable.

Los que actúan con una mentalidad competitiva o terrenal dirán que el 5% es poco o
mucho desde que punto se mire. Hay un dicho popular que dice “por una teta no fue
vaca” y los genetistas también dirían que en una cadena de ADN el 5% de diferencia
puede significar lo que separa al hombre del mono (este no es un dato exacto, sólo lo
traigo a colación para que se entienda el concepto).

Sin embargo como en toda la ley de la atracción, aquí tampoco hay que emplear la
mente competitiva, sino una mentalidad creativa o espiritual.

Qué significa lo anterior: Que ese 5% que me faltó para poder redondear el
descubrimiento (actuando con una mentalidad creativa) es en realidad un “mensaje” por
medio del cuál el subconsciente me comunicó que mi premisa estuvo muy cerca de la
interpretación correcta.

¿Ahora cómo llegué a determinar esa hipótesis? Pues en forma fortuita, la que comienzo
a explicar a continuación:

Hace unos días atrás cuando estaba en mi auto esperando por un trámite me llaman de
mi oficina al celular, para informarme que había surgido un problema pequeño
consecuencia de otro problema recién resuelto (no viene al caso explicar el mismo
porque no hace a la cuestión que estoy tratando, además en otro artículo lo voy a
enunciar para describir lo que yo denomino “encadenamientos de problemas”).

Entonces como consecuencia de dicho llamado mi primera reacción ante esa


circunstancia fue decirme para mis adentros: la p....madre no termino de resolver un
problema que atrás aparece otro pisándome los talones y seguía diciéndome, no me
dejan en paz (los problemas).

Sin embargo esa sensación de amargura me duró sólo 10 segundos y a continuación (a


causa de la información que voy obteniendo de las lecturas por un lado, más las
experiencias que obtengo de las prácticas que continuamente estoy ejercitando por otro
lado), llegué a realizarme (sabiendo que todo problema trae consigo el embrión del
próximo éxito) el siguiente análisis:

Después que pasaron esos 10 segundos me dije: Pero espera, si me vino este otro
problema significa que me está por pasar a continuación algo bueno (miren el cambió
de mentalidad, que hasta ahora no me había ocurrido, de cómo enfrenté el problema; es
decir, no sólo que me puse inmediatamente a buscarle su solución, sino que además lo
primero que hice fue considerarlo como algo positivo).

Y ustedes dirán ¿qué fue lo positivo?

El problema me fue informado a las 15,30 hs y a las 17 vinieron a mi oficina (recuerden


que tengo inmobiliaria) unas personas acompañadas por un colega (en mi rubro no
consideramos a nuestros colegas como competencia, sino como seudo socios, ya que
trabajamos compartiendo muchas ventas, a veces uno tiene al vendedor y otras veces
pasa que el otro anda buscando un departamento para un comprador y cada uno le cobra
sus honorarios a su cliente en caso de formalizarse la venta).

Concluyendo: Estas personas vieron el departamento que era de un valor importante y


hicieron una oferta por el mismo, pero a causa de una diferencia en el precio del 5 %
entre lo que estaba dispuesto a pagar el comprador y lo que estaba dispuesto a rebajar el
vendedor no se pudo concretar la operación.

Ahora ustedes dirán, entonces ¿qué trajo de positivo si la venta no se realizó?

Pues lo que hay que analizar aquí es esa “coincidencia” que surgió a partir de que yo
consideré a ese problema que apareció como una bendición y no como una maldición.

Es decir, lo que vengo diciendo en otros artículos, las coincidencias no existen, todo es
consecuencia de algo y si pasan es porque consigo traen un mensaje oculto que hay que
saber interpretarlo, porque tomar reservas no es cosa de todos los días (a causa de la
recesión imperante a veces pasan una sola oferta mensual), incluso hasta empleando una
mentalidad competitiva, uno sabe que por una cuestión estadística, cada departamento
se muestra de promedio más de diez veces hasta venderlo, e incluso un porcentaje de
ellos reciben una oferta que no prospera hasta que efectivamente se concreta su venta.

Lo que quiero decir con lo anterior es que aun cuando le rechacen una reserva es
positivo, porque se estaría cumpliendo con la estadística, lo que significa que la
siguiente reserva tiene más probabilidades de ser aceptada.

Independientemente del razonamiento competitivo (pero positivo) que empleé en el


anterior párrafo, lo destacable de esto vuelvo a reiterarlo, es ese mensaje que implica
dicha “coincidencia”.

Ahora bien, yo dije que al considerar ese problema que cite como una bendición (la
premisa) trajo aparejado la deducción que a continuación iba a ocurrir algo positivo (la
hipótesis).

Entonces el siguiente análisis que yo me tengo que hacer (siempre con una mentalidad
creativa) es preguntarme (siguiendo con la investigación) ¿En qué falló la hipótesis para
que no se cumpliera en su totalidad?

Será tal vez, que tuve 10 segundos de amargura y en realidad no hay que tener ningún
pensamiento negativo (esto último me parece imposible de conseguir, porque nadie
tiene la sangre fría como para no reaccionar negativamente aunque no sea por un
instante ante un inconveniente o problema que se nos presente y que además no
estábamos sobre avisados de que pudiese ocurrir).

Pero sí considero que tal vez como leí en un artículo de otro autor: “Todo pensamiento
negativo (que se aplique con emoción) se puede anular su consecuencia si
inmediatamente y antes de los 7 segundos, se le impone un pensamiento positivo y
opuesto al mismo.”

Es decir mi hipótesis podría haberse convertido en realidad sí ante el conocimiento del


problema, ¿mi reacción negativa hubiese durado menos de siete segundos?.
Esa será una investigación que deberé profundizar, practicando con cada problema que
me vaya apareciendo.

Respecto a lo último expresado, a quienes quieran experimentar lo mismo les aconsejo


ante cada problema que les surjan anotar en una libreta:

1º) Cómo está conformado el mismo y fecha en que les sucedió.


2º) Cómo reaccionaron ante él.
3º) Cuánto les duró esa mala sangre inicial.
4º) Qué les ocurrió con posterioridad (tanto positivo como negativo) ya sea si se
pusieron a resolver o no dicho problema con la rapidez que dicha situación amerita.
5º) Y lo principal y que se constituye en el corazón de este artículo, ¿ Consideraron en
algún momento que el mismo (el problema que están enfrentando) les sucede porque
trae consigo las llaves del próximo éxito?.

Y siguiendo con las preguntas que me hago, ¿no será que mi hipótesis es correcta, pero
no funcionó en ese momento porque (como muchas veces sucede) Dios me está
reservando como premio ante la constancia y mentalidad positiva demostrada, algo más
importante, como por ejemplo que dentro de 17 días pueda vender ese mismo
departamento con un cliente propio y entonces obtenga el doble de ganancias en mis
honorarios?.

Y volviendo a la hipótesis que plantee voy a hacer la siguiente analogía para que se
entienda ese cambio de mentalidad que considero que hay que realizar:

Supongamos que ustedes trabajan en el mantenimiento de un hotel de 5 estrellas y que


trabajan a comisión, a más inconvenientes resueltos “les pagan más”, cuanto más rápido
lo hagan “les pagan más”, cuanto más grandes sean los problemas que se presenten, una
vez resueltos “les pagan más”.

Es decir como trabajadores cada vez que de la gerencia del hotel le avisen que surgió un
problema (arreglar una canilla que pierde, encolar una silla que se les aflojó las patas,
problemas reiterativos, e incluso siempre puede surgir algún problema nuevo), ustedes
ante dicha comunicación se pondrán contentos porque si no existieran esos problemas
no podrían cobrar, cuanto más grandes sean más contentos estarán, porque mayor será
el dinero que ganaran.

Pues con la ley de la atracción sucede justamente esto (según mí hipótesis), con la
diferencia que en vez de trabajar para un gerente de un hotel de 5 estrellas están
trabajando para Dios (lo que yo denomino trabajo encubierto). Y Él nos manda todos
los días problemas de distinto calibre (cómo lo hace, obviamente que no lo se, pero
sucede).

Y Dios, ante la resolución de cada problema, de la rapidez que empleemos para


resolverlo, de la mentalidad positiva que apliquemos al encararlo y de considerarlos
principalmente como una bendición, directamente proporcional será la paga que Él nos
realice.
Y volviendo a la experiencia que tuve ese día en el auto, hoy me surgen dudas de donde
me faltó dar esa media vuelta de tuerca, pero presiento que estoy muy cerca.

Incluso cuando en ese momento me había hecho esa exclamación de que me estaba
sucediendo ese problema porque algo bueno venía detrás, tuve por un momento una
sensación de que el conocimiento de la ley de la atracción se había abierto totalmente
ante mi mente, es como que por un momento sentí que esos “jeroglíficos” que implica
poder interpretar correctamente los postulados de esta “Ley” los podía leer claramente.

Ahí fue que miré para arriba dirigiéndome a Dios y exclamé sólo con mis pensamientos:
Viejo sos un capo......

Si deseas saber más sobre la ley de la Atracción y acceder a un directorio con los
mejores enlaces de libros y artículos que tratan sobre la Ley de la Atracción y la Física
Cuántica puedes ingresar gratis en http://secretoalexito.jimdo.com/

Desde Mar del Plata, Argentina, hacia todo el mundo, Walter Daniel Genga.

You might also like